CAPITULO VI
Hace 5 años… 2012
[Hyung Jun]
¡¡Rayos!!
De tan sólo pensar que Minnie se encuentra durmiendo en el cuarto siguiente.
¡Dios mío!
¿Por qué me siento así?
Sentía demasiado calor, no podía controlarme, sentía como algo por dentro me molestaba, me encontraba sudando fuera de lo normal, sentía aquel cosquilleo… pero en ¿Donde?...
Acaso era en… ¿Mi entrepierna?... Eso sólo significaba que me estaba excitando del simple hecho de saber que Minnie se encontraba en la otra habitación.
Estaría *¿bañándose?*
Estaría *su cuerpo desnudo* es decir *si maravilloso cuerpo desnudo*….
¡Rayos! Esto es lo que llaman los sueños húmedos acaso… ¡No lo soporto más!
¡Deseo ver! Deseaba ver aquella maravillosa escena de él *parado en la ducha* *sin ropa* *refregando su cuerpo con un jabón perfumado*…. ¡Ahhhhhhhh! Porque no era mi hermano… Para él… sólo era el hermanito pequeño de su amor imposible…
¡¡No lo soporto más!! – gritaba frustrado al mismo tiempo que me levantaba, era medianoche. Mi madre se había reunido con Minnie en su habitación, fueron bastantes horas… al final no sabía nada, solo me pidió que mantuviera entretenido a Saengie, ¿Qué tanto habrán hablado?... mmmmm acaso tendría algo que ver con la llegada de Minnie otra vez a esta casa…
Tenía las manos sudorosas, las piernas enclenques que no me ayudaban. No podía sentir mis pasos. Su habitación solo estaba a la siguiente puerta de la mía.
Si quería hacerlo debía hacerlo ahora, de lo contrario sería difícil hacerlo después.
Tenía miedo, claro que lo tenía, nunca antes había hecho esto; pero es que este hombre me gustaba demasiado, y no pensaba desaprovechar la oportunidad. Quizás mañana se iría, y no volvería a verlo… ¡No me importa lo que mi madre pueda decirme…! ¡No me importa si él ama a mi hermano…! ¡No me importa nada…! ¡Esta noche quiero estar con él…! ¡Quiero acostarme con él…!
Sólo esos pensamientos acarreaban la poca cordura que en ese momento poseía.
¡Puedes hacerlo Junnie! ¡Tú puedes!
- Solo tienes que entrar…- trataba de darme el aliento necesario para hacerlo, mi mano se encontraba en la perilla. Sólo tenía que girarla… ¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo?.
De pronto las inseguridades llegaban a mí como dardos apuntando a un solo objetivo. Dañar mi ya herido corazón. ¡No puedo hacerlo!
Y… ¿Qué tal si de verdad no podía satisfacerlo como él deseaba? ¿Y si sólo haría el ridículo? Debí haber visto más de esas películas… ¿Qué hago? ¡Dios ayúdame, por favor!
Me sentía realmente estúpido. Me encontraba parado frente a ese umbral con una y mil sensaciones. Haciéndome todas aquellas preguntas… ¡No hay marcha atrás! ¡Lo haré!
Y como un relámpago destellante, la decisión había sido tomada. Fue en aquel momento en que me había percatado que la puerta se había abierto dejando ver la tan anhelada imagen varonil frente a él. Sumergida en un profundo sueño, que tan pronto ya no lo seria. Y de la misma manera había cerrada.
[Young Saeng]
“Castaños claros”
Castaños como el color de una madero joven.
Tristeza.
Demasiada tristeza
Si rumbo, sin ganas de vivir.
Acaso había algo que aún desconocía.
, me sentía sin un rumbo, solo eran un par de ojos, porque me sentí de esa manera… acaso haya algo que ellos no me contaron…
Era imposible que negaran que pueda recordar mi pasado. Al contrario deberían estar ansiosos de que pudiera recordarlos.
Aquellos ojos, no puedo olvidar aquellos ojos.
Necesitaba reponer segundo a segundo lo que habría sido mi vida. Y debía empezar por retomar mis estudios. Al menos aquello podría ayudarme a recordar algo de lo que viví.
SRA HEO:: ¿De verdad? Me da mucho gusto, hijo – me confesaba con una enorme sonrisa. – ¿Averiguaste lo necesario para que lo hagas?- mencionaba.
Bueno solo pude visitarla, pero creo que más tarde iré a averiguar lo necesario – contestaba entusiasmado.
SRA HEO:: Entonces averigua lo necesario, y me dices que es lo que necesitarás para que pueda ayudarte, ¡Ah! ¿Por qué no llevas a Minnie para que te acompañe? Podría ayudarte mucho – decía mientras asentía.
- Es una buena idea, mamá. – Preguntaba - ¿Ya se habrá despertado? – mientras que respondía con la misma sonrisa.
- Cariño. ¿Puedo hacerte una pregunta? – prestaba atención a su interrogante.
- Por supuesto. - mirada penetrante. Esa era la mirada de mi madre. – Dígame.
- ¿Qué te pareció Jung Min? – observaba su atento rostro con ceño fruncido.
Flashback
Cansancio o agotamiento.
Pechos endurecidos.
Abultamientos o pequeñas espinillas alrededor de mis pezones.
Debo haber estado comiendo demasiado. ¡Por Dios!
Y no debía dejar de mencionar mi abultada barriguita. ¿Acaso la comida del hospital me habría engordado?
Las incertidumbres que en mí acarreaban, no me permitieron percatarme del joven galante que se presentaba frente a mí.
Era alto, esbelto, mirada profunda, sonrisa preciosa y ojos… ojos color miel. Nada parecido a los castaños que recordaba levemente.
¿Quién era aquel joven?
¿Qué hacía aquí?
JM:: ¡¡Sae-saengie!! – tartamudeaba. Ya me había acostumbrado a que todos me vieran de aquella forma - ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? – sus ojos parecían derretirse ante mi presencia, no dejaba de verme, me sentía algo nervioso, su mirada era demasiada profunda…
- ¡Sí! Gracias – solo podía responderle ello, no conocía su nombre – Disculpa… pero ¿Quién eres? – sus ojos pestañearon por un segundo y la sonrisa que llevaba se perdió pero solo un instante para luego sonreír nuevamente para no dejar de responderme.
JM:: No te preocupes, soy Park Jung Min, soy tu amigo de infancia… - ¿Amigo de infancia? Al fin conocería a alguien que me podría ayudar a recordar.
- ¿En verdad? ¿Eres mi amigo? – me sentía emocionado. Gracias a él podría saber cómo había sido mi infancia, quería saber tantas cosas y él podría ayudarme…
JM:: Así es, nuestros padres son amigos desde que eran niños también, así que por supuesto sus hijos también lo serían – cada respuesta que brindaba, iba a acompañada de una cautivante sonrisa
¡Vaya, que linda era aquella sonrisa!
¡Quería saberlo todo!
Fin del Flashback
- Es un joven agradable. Es muy políticamente correcto. – esbozaba una gran sonrisa al recordar las veces en que sin solicitarlo Jung Min, me acompañaba hasta mi habitación. Y despedirse de mí con una muy tímida venia. – además de ello. Que más podría decirte. – culminaba.
Minnie me había narrado muchas cosas de las que solíamos hacer; pero aún seguía sin poder recordar ninguna de ellas. Tenía la esperanza de poder recordar algún pasaje por muy insignificante que sea. Pero nada.
- Nada más. Cariño. ¿Por qué mejor no vas a despertarlo? Se les hará tarde. – mencionaba mi madre.
Me preguntaba si alguna vez podría recordar algún suceso sobre mi vida.
¿Qué pasaría si no recordaba nada al final?
No sabría quién era realmente.
Sin notarlo me encontraba frente a la puerta. Al punto de emitir un leve golpe que permitiera darle a entender al dueño de tal, de mi presencia.
Al parecer tantas divagaciones me habrían provocado grotescas arcadas. Tan difíciles de detener haciéndome expulsar el leve desayuno que había consumido.
Jung Min tendría que esperarme.
FRANCIA
[X]
Habían pasado más de 20 horas.
Las maldiciones no me servían de nada. Pero eran de gran ayuda para relajarme.
¡Demonios, se demoran demasiado!
¡Quiero verlo ya!
No podía pasar un minuto más sin verlo.
Realmente fue un gran alivio. Al verme no recordaba nada.
X:: Aló, … - el sonido de mi móvil, me sacaba de mi ensoñación - …Sí. Me encuentro bien… aún no sale de la operación… - contestaba la llamada - …el Doctor me explicó que esto tardaría alrededor de 20 a 25 horas. Así que sigo esperando… bueno lo único que se me ocurrió es ir a Paris – respondía sin dejar de ver la puerta de color blanco que me separaba de él. - …Además. Estoy seguro que el instinto de ser artista debe conservarlo aún. – empezaba a disminuir la voz. - Así es. No recuerda nada. – No separaba la mirada de aquella puerta. - …no creo que puedan encontrarnos… bueno he estado pensando en que puedo decirle acerca de sus padres, y lo único que se me ocurrió es decirle que están muertos… - … - …supongo que puedo encontrar un lugar donde me ayuden a tramitar todo lo necesario… - respondía mientras sentía como mi cuerpo reposaba sobre la tibia pared. - ¡Sí! madre no te preocupes. Lo haré bien… tu hijo por fin podrá ser feliz… ¡Sí! Por fin… - suave lágrimas acompañaban mi firme afirmación.
¡¿Por fin podría ser feliz…?! Lanzaba una sonrisa irónica… Al parecer era verdad.
SEÚL
[Hyung Jun]
El agua se deslizaba gota a gota. Como el suave recorrido del rocío sobre una flor primaveral. En cada una las curvas de mi cuerpo.
Era muy sencillo.
Cogía el jabón perfumado, aquél que tanto me gustaba y de la misma manera recorría su lozanía por mi cuerpo, en cada caricia brindad sentía mi cuerpo aún más sensible que antes.
Reaccionaba ante cualquier toque que le daba.
¡Dios mío! Qué bien se sentía… y claramente lo delataban el intenso color carmín que en ellas había aparecido.
¡Caray!
¡Qué cuerpo!
¡Qué manos!
¡Qué…!
Suspiraba.
¡Era tan grande y tan suave!
A pesar de sentirme tan dolorido, sentía que todo valía la pena. No sabía todo aquello que estaba perdiendo por el simple hecho de no haberme arriesgado. Sólo esos pensamientos rondaban mi mente, sólo aquellos eran testigos de lo que intentaba ocultar.
¿Cómo debía verlo, ahora? Estaba más que seguro que nada podría ser lo mismo. Es decir había estado con él, ahora él es tan responsable como lo era yo,
¡Quería verlo ya! Ese deseo me acompañaba y me incitaba a estar a su lado, a pesar que era el prometido de mi hermano.
YS:: ¡Mamá!. Entonces estaremos regresando más tarde. – Saengie se encontraba a lado de Jung Min. ‘MI’ Jung Min, estaba muy junto a él. Se veían tan patéticos. Podía entenderlo de Saengie, pero de Jung Min. A él no parecía molestarle en absoluto, al contrario se encontraba de lo más feliz, ¡Maldito! acaso no significó absolutamente nada para él, lo que había pasado anoche… - Nos vemos Junnie. – Saengie se encontraba despidiéndose de mí, y… ¿Él? Acaso ni siquiera pensaba verme a la cara, sólo atinaba a esquivar su mirada.
¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! Sólo esas palabras rondaban en mi cabeza…
CASA KIM
[ Kim Nam Mi/ SRA KIM ]
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! Sólo ello podía repetir muchísimas veces. Aquello junto a la foto de mi hijo.
Aquella foto que se había convertido en mi única compañía desde que había partido, desde que me había dejado.
Era el único recuerdo de mi amado hijo.
¡Dios mío!
¡Al fin podré verte de nuevo, mi vida! ¡No sabes cuánto te extrañé, cariño! ¡Añoraba ver de nuevo tu sonrisa! ¡Gracias, hijo!
Me dejaste el mejor de los regalos, un nieto…
SR KIM:: ¿Nam Mi?, ¿Estas lista? Saengie debe estar esperándonos. – sentía la suave caricia brindada en mi espalda. Lo amaba. Como no hacerlo. Siempre presente es mis desgracias. Siempre conmigo. Nunca se apartó de mí en ningún momento. Que inclusive había olvidado a su primer amor por ayudarme… Por esa razón entendía por qué Hyun era tan bueno, tan comprensivo, eran las genes de su padre…
- Claro que sí, estoy lista – me levantaba con su ayuda – Quiero verlo, ha pasado muchísimo tiempo…