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HOME por Aria Kimiharu

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“Debes olvidar el pasado, para tener un futuro”

 

Empaco todo en cajas que tenía ya preparadas, la casa estaba totalmente en silencio, esperaba que nadie hiciera una pregunta del porque tenía que empacar en ese momento.

Unas cosas debían ser donadas a la caridad, otras  destinadas para quien las necesitara, siguió con su labor de empaque, ya casi la habitación estaba completamente vacía, solo quedaba el color rosa de la habitación que pintaría después.

—Me voy — escucho la voz de su esposo.

—Nos vemos, pediré algo  para comer y que lo traigan — dijo  con una sonrisa.

—Hasta la noche — respondió yendo hacia la entrada principal de la casa.

Tomo aire una vez más para poder seguir con su trabajo, sentía que ya no faltaba más que empacar, la habitación de su hija al fin estaba vacía.

Contemplo lo rápido que fue el empacar las cosas, fue tan fácil que hasta los recuerdos no pudieron llegar apropiadamente, dejando la ultima caja a un lado de otras frente a la puerta bajo para hacerse el desayuno.

Comió cereal, algo de fruta, con eso bastaba apara esa mañana que simplemente tenía que dar algunas clases de vuelo, llegaría cerca de las 5:00 pm le daría tiempo hacer cosas que necita la casa, hizo una lista para que no se le olvidara.

*Mandar  a lavar las alfombras.

*Mandar a la lavar las cortinas.

*Pedir pintura para el cuarto.

*Ir al supermercado.

Guardo el papelito en uno de sus bolsillos del uniforme, ahora que lo pensaba no sabía  qué hora era, pero eso era bueno de esa forma  no se le haría tarde.

Miro el reloj 9:00 am, ya tenía casi todo listo ese día, se sentía feliz de poder hacer más cosas tan rápido.

Sintió un golpe al notar que en esa casa solo sanaba el reloj que estaba en la pared indicándole que el tiempo no correría como él quisiera, que por más que intentara levantarse un poco más tarde no podría hacerlo ya que  la costumbre de  este no dejaba que se levantara más tarde.

9:30 am

¡Al fin!, se dijo para tomar las llaves de su auto, sin decir nada más se fue rumbo a su trabajo, necesitaba hacer algo para que  su cabeza se despejara por completo, el día rutinario lo alegraba, el ver a todas esas personas que tenia tantos sueños por cumplir lo motivaba a seguir dando clases, todo iba bien hasta que uno de los malintencionados alumnos pregunto.

—Usted es muy joven, ¿Por qué ya no vuela?, ¿A caso le dan miedo las alturas? — el chico era joven e inexperto.

Kise sintió como su corazón se retorcía allí dentro; ¿La razón por la que dejo el vuelo?, aun no podía aceptarlo.

—No, solo  que poa ahora prefiero tener los pies sobre la tierra y tenga cuidado porque entre más alto vuele mas fuerte será la caída — su voz  sonó dura y con claro resentimiento, su rostro solo podía enmarcar neutralidad, no fastidio, no felicidad, ya no había nada de eso ante las agresiones simplemente ya no respondía.

La clase de ese día termino exitosamente, ya solo quedaba seguir su día normalmente,  caminaba como si nada hubiera pasado, iba a todos lados como si todo estuviera bien, no había tenido una oportunidad certera de sentirse un poco mejor dadas la circunstancias.

Llego temprano a su casa como era la costumbre, sin querer reviso la lista que había hecho, para darse cuenta de que como todos los días  había olvidado hacer cada una de esas cosas.

Pido comida para la cena, como siempre comió solo, sentado en esa mesa donde no se escuchaba más que el sonido de los cubiertos siendo utilizados, se sirvió una , dos , tres copas de vino para calmar sus nervios , no era que se hubiera vuelto adicto, simplemente le gustaba tomarse unas cuantas antes de irse a dormir.

Miro de nuevo el reloj; 2:30 am, la cena estaba fría y el no había llegado a casa, se preguntaba  ¿Qué estará haciendo a esa hora en la ciudad?, si  tal vez solo tenía mucho trabajo.

Con pereza se dio una ducha,  para después ir a la cama, solo como ya era costumbre.

Debido al vino sintió la temprana necedad de ir al baño, eran cerca de las 4:30 am, aun era temprano no podía hacer más que levantarse, sin quererlo se le antojo un bocadillo nocturno, para llegar a la cocina tenía que bajar las escalera y para hacerlo tenias que pasar por esa habitación.

Fue solo un acto reflejo.

—Lo siento cariño…— había abierto la puerta ya que todo estaba obscuro, a su hija no le gustaba mucho la obscuridad por eso le compraron una luz de noche que la ayudara a dormir, pero ahora esa habitación estaba completamente vacía, todo estaba perfectamente empacado en cajas.

A eso se reducían cuatro años, a unas cuantas de cartón selladas para que en cualquier momento se las llevaran.

No pudo contarse  más, su pequeña ya no estaba, ya no tenía  prisa en las mañanas por que se la hacía tarde, ya no tenía a nadie que le estuviera animando a cocinar  el desayuno, la comida o la cena , ya no tenía  a nadie que le dijera que nadie había querido su almuerzo en el recreo porque sabía mal pero que de todas formas se lo había comido por que su mami se lo preparo, ya no tenía discusiones con un par de amargados  que les gustaba hacer lo que se les diera la gana.

Ya no tenía un hogar, ya no tenía  una sonrisa sincera en su rostro.

—Kise…— su voz fue como  un despertar. —Ya es tarde por favor vuelve a la cama — el recién llegado parecía no estar sorprendido por encontrar a su esposo en el cuarto de su hija.

— ¿Por qué volviste?—

—No es obvio, es mí…—

—Te lo preguntare de nuevo, ¿Por qué volviste? — lo miro fijamente con lagrimas en los ojos.

—No quiero dejarte — su voz sonaba tan fría sin emociones, aseguro recargándose en el marco de la puerta.

Kise sabía perfectamente que su esposo planeaba pedirle el divorcio, no porque ya no lo amara si no porque no a veces no podían ni verse, Aomine sentía una culpa interna por permitir que se llevaran a su pequeña y esa culpa no la podía hogar porque al fin seria él quien se ahogara.

Cada noche durante esos seis meses, vivo con el temor de que su esposo decidiera simplemente no volver.

Se armo de valor para  al fin decirle lo que quería:

 — ¡Estoy aquí Daiki!, ¡Estoy esperando a que me digas una vez más que todo va estar bien!, ¡No quiero ser el fuerte!; No quiero tener que sonreír a donde quiero que voy, pero sobre todo no quiero sonreírte  a ti cuando se que tu eres el que más está sufriendo  por favor no dejes que esto nos lastime mas, ya no somos nosotros mismos, por favor deja de culparte — estaba desesperado,  desde el funeral de su hija no podían hablar, ya ni si quiera se veían , ya no parecían  vivir juntos, parecían inquilinos en una casa desconocida.

Aomine ya no podía más con esa sensación de culpa, él fue quien dijo que quería a un niño no una niña, sin embargo fue quien más tenía en común con la pequeña.

Rubia y de ojos azules, cuando fueron a regístrala  Kise le dio el privilegio de ponerle nombre, el pobre no esperaba eso a sí que solo puso medio decir el nombre que pensó en menos de cinco segundos; Loise, su pequeña con quien pasaba la mayoría de las tardes jugando, a pesar de todo padre e hija hicieron una lazo irrompible que pensó duraría hasta que llegara a la etapa de rebeldía.

Solo fue un instante, el parque estaba lleno de personas, la estaba vigilando atentamente mientras ella jugaba en los columpios,  junto con otros de sus amigos, principalmente con Natsuki el hijo de Akashi así que pensó que estaría bien levantarse de la banco donde la observaba par air a comprar una bebida, solo fueron tres minutos, tres minutos y su vida cambio por completo.

Al llegar de nuevo esa pequeña rubia ya no estaba, fue como si desde ese momento supiera que algo andaba mal, escucho como todos corrían del parque al parecer muchos padres perdieron a sus hijos, e intentaban encontrarlos.

No supo cómo pero su hija ya no estaba con él, de pronto la noticia que había muerto, solo fueron tres minutos, esos tres minutos lo llenarían de culpa toda su vida.

— Solo quiero que entiendas que aunque  sé que estaremos bien,  eso no significa que esto deja de doler — Kise era lo único que tenia y anquen pensó seriamente en huir para no tener que darle la cara simplemente no podía hacerlo. Lo amaba.

—Lo siento — dijo abrazándolo fuerte contra él, lamentaba tantas cosas, pero antes de lamentarse por otra más cuidaría con su alma lo único que le quedaba.

 

Notas finales:

Hola de nuevo jaj ando de buen humor ^^

Gracias por leer n_n...!!!


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