Todo aquello no pudo haber pasado nunca o eso era lo que Eusstas Kid quería seguir pensando día tras día, cada segundo y cada minuto pensaba en aquella carta, cada vez que salía a la calle, ya fuera solo o acompañado era la misma ya que cada vez que miraba a algún chico con las facciones del moreno salía corriendo a tratar de alcanzarle y cuando lo hacía se limitaba a guardar silencio cuando todos ellos le sonreían e incluso contadas tres fueron los que resultaron chicas …
Poco a poco su cordura comenzaba a mermar y sus esperanzas comenzaban a desaparecer conste el tiempo transcurría y los días parecían no dar luz y las noches parecían querer comerse la poca luz que la triste luna daba coreada de las tenues estrellas que la rodean cada que la penumbra cae …
Cada noche se sentaba en el restaurante esperando, siempre en la misma mesa, siempre la misma hora, siempre pidiendo lo mismo para dos, aunque terminara llevándose la comida restante a casa sin importarle que se fuera a echar a perder una vez echada al refrigerador …
Killer, Penguin, Sadye y Heat intentaban a toda costa animar al pelirrojo más nunca lo lograban y ya varias noches habían tenido que ir a buscarle ya que no llegaba a casa y simplemente se quedaba sentado en la zona del parque a donde tiempo atrás Kid ha llevado a Law a mirar la puesta de sol y las estrellas en el cielo oscuro de la noche …
Siempre se encontraba allí llorando en silencio leyendo la carta que Law había dejado para él y siempre eran Killer y Heat quien movían cielo, mar y tierra para encontrarle cada que éste desaparecía sin dejar rastro de su rumbo, un día …
Ya no le encontraron …
Sólo han encontrado en ese mismo risco la carta y un paraguas amarillo que Killer recordaba cuando Kid le había contado como Law le había cambiado su paraguas rojo por el amarillo suyo con una sonrisa, pero también una carta de despedida del pelirrojo se encontraba allí, esta, sólo ponía sus disculpas y nada más .. Sólo ponía un simple lo siento y lo demás en blanco …
Tomando la carta .. Killer la ha leído frente a los otros tres chicos que no habían querido quedarse en casa en lo que el rubio iba tras el terco pelirrojo, con voz quebrada, quijada temblorosa, ojos llorosos y mejillas rojas, leía con dolor la carta que Law había dejado a Kid en aquel apartamento donde antes se hospedó el moreno medico …
“Eusstas – Ya, sólo eso es lo que no he olvidado …
No quiero olvidarlo, sólo ese nombre recuerdo …
Nadie sabe qué le pasa a mi memoria …
Sólo sabemos que un día me asaltaron …
En la escalera de emergencias del edificio …
Me encontraron y nada más se sabe de mi estado …
Primero recordaba bastante y luego sólo ha quedado ese nombre …
Eusstas – Ya …
No sé como pero debo descubrir quién o qué es el dueño de ese nombre …
Hoy salgo sin rumbo buscando ese nombre …”
Killer seguía leyendo la carta deteniéndose ocasionalmente para tomar algo de aire y poder seguir con el relato, esa carta ponía sólo el nombre de Kid, una y otra vez, Killer y los demás sentían la desesperación que seguro el pelirrojo ha de haber sentido cada que leía esa carta …
El saber que la persona que amas está a la deriva sin saber qué es lo que busca en sí, que cualquiera podría aprovecharse de ello, seguro era horrible para él, Killer se dejó caer al suelo para leer la última parte de la carta …
“Salgo con algo que seguro si me ayuda Eusstas – Ya …
Encontré un hermoso paraguas rojo …
Éste pone el mismo nombre …
Eusstas – Ya, eso pone y con él buscaré al dueño de ese nombre …
Espero mi suerte sea mejor que la de cuando tuve ese atentado …
Deseo saber si este nombre sabe algo de mi …
Atentamente: Trafalgar D. W. Law …”
Los días de incertidumbre para ellos se vinieron encima cuando ni del moreno ni del pelirrojo sabían, recorrieron la ciudad pero nadie recordaba haber visto a alguien con la descripción que ambos daban pero aun así no se rendirían tan fácilmente pero los días avanzaban y no sabían nada de esos dos, Killer incluso había ido a buscar a Kid a su casa de a diario y en ocasiones se quedaba a dormir en el patio en espera del sonido de su motocicleta llegando al porche pero eso nunca ocurrió, sólo quedaba pedir un poco de esperanza para que alguno o ambos aparecieran con bien …
Pero el no saber de las personas no significa que ya no se sabrá sobre ellas, puesto que en una ciudad algo lejana de allí, un lugar frio y algo alejado del mundo exterior, un joven algo fornido y de gabardina a negra a llamas caminaba por las cortas callejas de aquel pequeño poblado que todo se sabe por lo reducido que es, las noticias viajaban raudas y veloces …
La noticia de que un extraño joven, con paraguas en mano vagaba por la ciudad preguntando un sabe que a todo aquel que se le posaba enfrente no le pasó desapercibida y justo como se había enterado, buscándole en la posada en la que se ha quedado aquel chico le encontró …
-Escuché que me buscabas …
Continuará …