Duda x Rivalidad x Acuerdo
“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener”
Gabriel García Márquez
Esto no puede ser cierto, haga lo que haga… Yo…
No puedo ganar…
Pero debo seguir luchando no importa lo que me pase no me rendiré…
Yo te protegeré
…
La única vez que sentí el miedo verdadero fue aquella ocasión donde casi pierdo lo que más quería en este mundo, y todo por ser débil…
Dejare que te lleves una cabeza
“Toma mi vida por la de Luffy
Por favor”
-Estar dispuesto a dar la vida por aquella persona que respetas, a la que sirves, a la que eres leal, a la que admiras, acaso eso no es… amor.
¡¡¡Por supuesto que lo es!!!
Si tuviera que hacerlo de nuevo lo haría con mucho gusto, una y otra vez, en esta vida o en cualquier otra, no lo dudaría…
-Y qué pasa si mueres, que pasa con tu sueño, idiota-
¿Tu?
-Llévate mi vida en vez de la de este “cabeza de musgo”-
¿Qué crees que haces?
Me llamas idiota, pero solo mírate, ni siquiera puedes mantenerte de pie…
Quise insultarlo y decirle que no se meta en mi camino pero en cuanto vi la resolución deslumbrar en su rostro…
Me quede sin palabras.
Él estaba dispuesto a dar su vida por mí, al igual que yo iba a ofrecer mi vida por la de Luffy, fue ahí cuando lo comprendí todo y lo supe…
Supe que ese cocinero de pacotilla sentía algo por mí, pero no quise aceptarlo.
¿Por qué?
Porque si era así ¿qué podía hacer?
Mi corazón ya tenía dueño no podría ser capaz de corresponderle, entonces de una menera inconciente me convencí a mí mismo de que ese amor no era real, aunque muy dentro mío sabía que me engañaba por creer aquello. Pese a eso, cómo es posible que yo…
Fuera tan egoísta y te arrastrara a mi juego, dime acaso ¿me aproveche de ti? ¿Te lastime no es así?
. . .
¿Por qué? porque nunca dices nada, si te lastime golpéame, ódiame
¡Llora!
Porque, porque siempre debes ocultar tus sentimientos.
Te odio maldito idiota de cejas ridículas.
Tu fachada, tu actitud, tu mirada, pero tu silencio eso es lo que más odio de ti.
En cada encuentro tu nunca dijiste que me amaras, tampoco dijiste que no lo hacías pero yo lo sentía en tu mirar y sabiendo que algún día todo esto te dañaría continué, no me importo y todo solo porque incluso alguien como yo abecés también necesita sentirse querido y tú estabas dispuesto a darme es cariño, pero aunque no lo creas yo sufría mucho en mi interior porque me sentía tan ruin al estar contigo y pensar en otro. Es por eso que termine contigo de esa manera, prefiero recibir de tu parte una mirada de odio a una mirada llena de amor.
-Te amo-
¿Porque dices eso?
-Te amo-
Cállate eso no es verdad
-Te amo…
…Zoro-
Te dije que te callaras
¡Eso no puede ser verdad!
¡¡¡¡ AAAAHHHHHHH!!!!
Se despertó miy agitado, se podía observar su rostro perlado por el excesivo sudor, algunas gotas se deslizaban con lentitud por sus mejillas terminando su recorrido en la punta de su mentón– Maldición, ¿una pesadilla? - susurro mientras trataba de normalizar su respiración y a su vez limpiaba aquellas gotas de su rostro con sus manos al no tener una toalla cerca de él, observo a su alrededor y se dio cuenta que ya había amanecido gracias a algunos rayos de sol que se infiltraron por algunas ranuras de las ventanas que en ese momento estaban cerradas.
Lo primero que hizo por instinto fue ver a su capitán quien se encontraba en una posición bastante anormal e inverosímil para una persona común, eso causo que el espadachín sonriera un poco calmándose así de aquel “mal sueño”, luego sin darse cuenta había puesto atención en la litera donde debía hallarse el cocinero, viendo sin sorpresa que estaba vacía.
-…Te amo Zoro…- esas palabras ¿alguna vez me las ha dicho aquel cocinero?- se preguntaba el peliverde recordando parte de su “pesadilla”- Se escuchaban tan reales ¿Cuándo fue que las dijo? …
No, no no – se reprendía en su interior mientras se rascaba la nuca con ímpetu –No pienses en eso ni en él eso se acabó, yo lo acabe, mi prioridad es demostrar a Luffy lo que siento, yo solo lo amo a él- el peliverde jamás se daría cuentas que el repetía eso una y otra vez como para convencerse así mismo de que es verdad.
Levantándose de aquella litera se dispuso a cambiarse tropezándose a cada paso que daba y maldiciendo entre dientes por ese hecho.
O O O O
Con una mano en sartén, salteaba algunas verduras y con la otra removía el contenido de una gran olla, de un pequeño salto se acercó al horno donde saco un gran pavo para sazonarlo un poco y regresarlo de nuevo al horno.
Law quien se encontraba sentado en un taburete cerca del mesón y con los brazos apoyados en este, observaba al cocinero en su actividad sin mucho interés, claro eso diría cualquier persona que viera ese semblante sombrío que mostraba aquel médico, pero en realidad estaba distraído por la destreza con la que trabajaba aquel chico.
Gracia, elegancia y a momento posturas imposibles… -Mas que cocinero pareces bailarina de ballet- susurro
¿eh? ¿Dijiste algo?- pregunto el cocinero sin detener su trabajo.
-No, nada relevante-replico el medico mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.
-Y bien vas a ayudarme con el asunto de Mugiwara-ya o me ignoraras toda la mañana- el cocinero se limitó a observarlo con un poco de molestia tras esas palabras –dame una respuesta para decidir si debo retirarme o no- expreso el cirujano un poco malhumorado ya que no estaba dispuesto a perder más tiempo solo por el capricho del rubio
-¿Acaso no dije que te ayudaría?- el rubio poso sus manos en su cintura mientras decía aquello
-Ayer te dormiste mientras pensabas una respuesta- comento el moreno – Y dime , me ayudaras con lo de Mugiwara sí o no- Sanji dejo sus labores y bajo el volumen al fuego de las hornallas para prestar más atención a su conversación
-Te ayudare, solo por las condiciones que impuse ayer-
-Ya te dije que las aceptaba, acaso ¿debo repetírtelo?
Sanji con un “tic” en el ojo quería golpear al chico ojeroso por ser tan exasperante, pero se resistió solo porque su plan recién había iniciado y aun no era tiempo de encajar aquella gorra en la irritable boca del médico.
-Y ya que estamos de acuerdo porque no me hablas sobre sus gustos para empezar y que sea rápido- Law se veía enojado y tenso, pero también se notó la concentración que iba a prestar a la información que el rubio debía darle en cualquier momento.
-Entiendo, pero relájate no te enojes debes comprenderme es que aún no asimilo como alguien como tú se pudo enamorar de Luffy- expreso
Tras ese inaudito comentario Law lo vio con ojos asesinos, causando que un escalofrío recorriera la espina dorsal del rubio por tal amenaza muda. De seguro Law interpreto sus palabras como un tipo de insulto
Oye, oye no digo que Luffy no tenga encanto, a decir verdad él tiene mucho encanto, no es que me guste pero gusta a todos, bueno no a todos pero bueno…- el cocinero realizaba tantos movimientos extraños y caras bobas es su explicación que la molestia del otro joven poco a poco desapareció.
Y tras pensar un poco el rubio levanto el dedo pulgar en señal positiva y con cara seria expreso…
-Luffy gusta a todo el mundo excepto a mí.- Mientras el cocinero esperaba una respuesta del cirujano la cual no llegaba, comenzó a sudar en exceso.
-Bueno a mí también me gusta Luffy, pero no te hagas ideas me gusta como amigo, no es que no le vea atractivo es solo que… bueno… yo…
Law solo sonrió un poco por tal ridiculez aceptando con eso la disculpa del otro joven si se podía llamar disculpa a ese risible monologo.
-¡¡¡AH!!! De que te ríes…-
-…idiota…- comento el medico con un tono de voz más calmada
-A quien llamas idiota, bastardo-
-¿hay alguien más aquí?-
-Maldito, que te has creído friki de los tatuajes, ojeroso, idiota, ¡¡¡loco!!!
-je, idiota…-
O O O O
Las mañanas siempre eran tranquilas, la calma estaba en el mismo aire, pero aquella paz era momentánea ya que poco a poco el escandalo se hizo presente…
-¡¡¡USSOPP!!! ¡¡¡CHOPPER!!!
¡SI YO GANO ME DARAN SUS DESAYUNOS!
Gritaba con algarabía el chico pelinegro al que todos llamaban “capitán”, corría por toda la cubierta del barco sintiendo es su faz la brisa mañanera, una gran sonrisa adornaba su rostro, tal vez al no ser consciente de lo que ocurrió con sus nakamas la noche anterior.
-¡¡¡Luffy!!! Maldito… no puedes… cof cof… no puedes ganarle al gran… capitán Usopp… aun no te cuento… como gane una maratón… contra… ocho mil hombres…- el pobre hombre ya estaba sin aire cambiando esa piel morena a una morada que a la vista no era nada bueno para la salud.
- Waaaaaaaaaa!!!! No me dejen atrás- grito el pequeño reno quien corría tras ellos.
Todos aquellos muchachos corrían a gran velocidad con una sola meta en mente, la cocina.
¡¡¡SANJIIIIII… COMIDAAAA…!!!
¡¡¡SIENTATE Y NO ROBES NADA!!!
¡¡¡OI!!!
Tres gritos casi simultáneos retumbaron en la cocina proveniente de solo algunas cuantas personas, pero causaron tal resonar que parecía el gritar de un pelotón completo de marines.
El capitán grito al ingresar exigiendo comida, tras eso el cocinero grito mientras golpeaba a su capitán con una patada voladora causando que este parara en su asiento, y ese grito fue seguido por el del cirujano que se alteró a causa de la violencia con la que fue tratada la persona que le gusta.
Chopper y Usopp ingresaron poco a poco tras ver la golpiza que recibió su capitán, y con un temblor incesante en sus cuerpos y algunas lágrimas escurriendo de sus ojos susurraron…
-Q… Que bu… bueno que no logramos ganar- honestas palabras provenientes de aquellas valientes personas.
Posterior a eso fueron ingresando uno por uno los demás miembros de la tripulación, ahora que habían más personas parecían toda una multitud, y en un instante la cocina se llenó de risas y cuchicheos.
-Buenos días Sanji-kun- nada más había oído las melodiosas voces de sus damas el cocinero revoloteo alrededor de ellas, mientras canturreaba sus nombres –Nami-saaan, Robin-chuaaan, buenos días…- y como todo buen caballero les ofreció asiento.
Law solo observaba las idioteces de su cómplice con el rostro fastidiado y por un momento se arrepintió de haber escogido a tal idiota para ayudarlo.
Decidió que lo mejor era no pensar en ello y desvió su atención a Mugiwara su amor platónico, dando inicio así a su plan de conquista.
Camino con cautela hasta la mesa y se sentó al lado izquierdo del chico de goma ocultando su emoción por la cercanía con él y mostrando ese lado de tipo duro y amenazador que lo caracterizaba ya que esa imagen había conquistado a varias personas en el pasado…
-Buenos días Mugiwara-ya-
-Ohhh, Torao como estas ¿pudiste dormir bien? No ocupaste la cama que te ofrecimos- el pelinegro se veía algo cabizbajo por no saber dónde paso la noche su preciado aliado.
-No te preocupes Mugiwara-ya solo estaba meditando varias cosas y cuando me di cuenta ya había amanecido- explico el moreno mientras tenía los ojos cerrados para no tener un aun contacto visual con los grandes ojos del menor. -Ya veo, bueno espero que esta noche podamos dormir juntos shi shi shi shi- el joven capitán, tan ingenuo sus palabras eran simples pero si eran dirigidas a una persona que está enamorada pueden cobrar doble sentido.
Law ante ese comentario solo pudo ocultar su sonrojo con ayuda de aquella gorra esponjosa que aparentaba ser muy cómoda, y para no llamar la atención cambio de tema.
-Mugiwara-ya, ¿cuánto tiempo crees que falte para que lleguemos a Dressrosa?- formulo una buena pregunta para que su plática no terminase.
A eso Luffy puso un rostro realmente serio algún muy raro en él, luego explico –Pues… a causa de aquel raro granizo y a que usamos el Cup Buster a una dirección arbitraria… pues…
¡No lo sé! Ja ja ja ja ja ja- era de suponer que el joven capitán no sabría algo como eso -Pero de seguro Nami lo sabe- de repente comenzó a gritar…
- ¡NAMI, NAMI, NAAAMIII!
-Ya cállate estoy frente de ti idiota y escuche todo, Torao escúchame según mis cálculos nos falta diez días para llegar al destino, claro si no presentamos inconvenientes, pero conmigo como navegante no se preocupen por los inconvenientes- la navegante hablaba con mucha seguridad logrando contagiar aquella seguridad a sus nakamas.
Y mientras discutían el tiempo de navegación, se escuchó el abrir de la puerta haciendo su presentación nada menos que el espadachín peliverde, quien nada menos ingresar sus nervios se chisparon al ver la cercanía del aliado con la de su capitán produciendo en su interior una ola de pensamientos entre violentos y asesinos para con el cirujano, ignorando por completo una mirada de tristeza que iba dirigida a su persona, causando así más dolor en el interior de aquel rubio cocinero quien espero aunque sea una mirada de preocupación por parte del peliverde por los sucesos de la noche anterior, pero como no la recibió se sintió todo un tonto por esperar algo así –Tsk, no Sanji debes ocultar tus emociones recuerda que todos tus nakamas están presentes- se reprendió, mientras volvía a lo suyo.
Mientras tanto el espadachín se acercaba a la mesa poniendo gran fuerza a cada paso que daba, volviendo su rabia muy evidente para todos.
-¡Ohhh buenos días!- vocifero a la vez que sujetaba del cuello y con una sola mano al pobre narizón quien estaba sentado al lado derecho de Luffy y lanzándolo a quien sabe dónde, disponiéndose a ocupar ese asiento el cual ahora estaba vacío.
Nadie realizo comentario alguno por el actuar del espadachín y ni qué decir del porqué de su aspecto hasta que…
-¡Increíble! ¿Zoro que te paso? De alguna manera te pareces a Torao shi shi shi shi.
-No me paso nada- fue lo que dijo, pero ese cabello desordenado y aquellas ojeras tan obvias en definitiva eran producto del insomnio.
El rubio quien también noto aquel aspecto, no quiso hacerse ideas y prefirió pensar que el espadachín estaba con aquel aspecto por pensar toda la noche en como declarar su amor a su capitán.
-Es obvio que no pudiste dormir Roronoa-ya, si deseas puedo recetarte algo para que descanses con profundidad, así podre cortejar a Mugiwara-ya sin tu ojo vigilante- eso ultimo lo pensó.
-No es necesario “Torao” der seguro Luffy “mi capitán” me ayudara a dormir como buena persona que es, no es así Luffy- Dijo el peliverde dirigiéndose a el chico de goma.
-Por supuesto, hoy puedes acostarte conmigo, yo velare tu sueño- comento alegre el pequeño chico causando que el espadachín se sonrojara al extremo y que el medico mostrara su enojo ante eso- obviamente ambos le dieron doble sentido a aquellas palabras inocentes.
-¡Mugiwara-ya que estas diciendo!- exclamo el medico
-Oh, es cierto también se lo dije a Torao bueno los dos se acostaran conmigo esta noche y todas shi shi shi shi- el pequeño reía mientras envolvía con sus manos elásticas a los dos espadachines los cuales se mandaban miradas de puro odio.
Todos los demás miembros de la tripulación los observaban confusos, solo la arqueóloga y el esqueleto parlante sonrieron un poco ante la situación.
Durante toda esa “charla” el cocinero ya había puesto la mesa sin hacer ningún comentario, mientras su corazón se estrujaba por ver la actitud de Zoro para con su capitán, y mientras que a él ni siquiera una mirada se le fue regalada, era evidente que él espadachín también había empezado su plan de conquista hacia Luffy.
Estando servidos todos los platillos se dispusieron a comer, y ahora charlaban de cosas irrelevantes como el clima, y cosas similares, de repente un nuevo grito rompió los tímpanos de la mayoría de los Mugiwara.
-¡¡¡Waaaaaaa!!!, Sangoroooo mi comidaaaaa- exclamo lloroso el pequeño samurái ya que su desayuno fue hurtado.
-¡Luffy! Grito lanzándole una cuchara de palo que llego a colisionar con la frente del pelinegro.
-¡¡¡OI!!!- se quejaron ambos espadachines al ver ese acto, sin que el rubio les preste importacia.
-Luffy no quites la comida a los niños si quieres mas solo dime y te serviré- comento el cocinero mientras alcanzaba un plato de comida a Cesar quien estaba en la cocina desde la noche anterior sentado a un lado del mesón.
-¡¡¡AHHH!!! Y por qué le das mi carne a aquel tipo-
-¡Que cruel Mugiwara! acaso no tenemos derecho a comer o es que quieres entregar un esqueleto sin vida a Joker-grito lloroso y enojado Cesar por las palabras del joven capitán y rogando con su corazon que su comida no fuese arrebatada de sus manos si es que aquel chico así lo ordenase.
-En realidad no me importa yo solo quiero mi carne- comento despreocupado el chico de goma ala ves que terminaba por completo su desayuno
-Luffy maldito, si no te has dado cuenta ya somos varios en la tripulación y mientras estén abordo son nuestros nakamas y los alimentare a todos por igual- dijo el rubio quien no se sentó en la mesa con sus nakamas sino que se apoyó al mesón cerca del científico sosteniendo entre sus manos una taza de café para su consumo.
-Ya veo… Sanji tiene razón, ¡tenemos nuevos nakamas!
¡¡¡GENIAL, HOY HABRA FIESTA!!!- vocifero con algarabía al darse cuenta de las palabras del cocinero y dando asi una nueva orden, laidea fue tomada con emoción por toda la tripulación.
-¡Genial, hace bastante que no hacemos una fiesta! Se escuchaba comentar a algunos.
-¡Sera grandioso! Comentaban otros, y de repente todos estaban distraídos con el tema de la fiesta de bienvenida para sus invitados.
-Yo no estoy en contra, solo desearía que no nos excediéramos en el alcohol- fue el espadachín quien realizo ese comentario tan mas extraño ya que causo el escupir de bebidas y la caída de mandíbulas de todos sus nakamas.
Fue Usopp quien se encontraba sentado en una caja de madera el único que se atrevió a cuestionar al peliverde
-Oye Zoro pero de entre todos nosotros es a ti a quien más le fascina el sake y las bebidas-
-Yo podría beberme todo el sake que se me ofreciese pero ustedes…-comento dudoso mientras veía a su capitán de reojo y recordando así cuando Luffy bebió con exageracion cuando estaba con él en un bar unos mes atrás, también recordó el comportamiento empalagoso de Luffy en ese estado, aunque deseaba sentir a su capitán así de cariñoso nuevamente, pero no iba a aprovecharse de la embriaguez de su amado, él quería tenerlo en estado sobrio y que sea consciente de sus actos.
Pero la verdadera preocupación de Roronoa era sobre ¿qué pasaría si Luffy le mostraba esa actitud al cirujano? De ninguna manera podía permitirlo, y formándose una imagen mental de aquellos dos juntos en estado etílico, la sangre del espadachín hirvió de rabia y le mando una mirada de advertencia al médico, Law recibió aquella extraña mirada pero no la entendió para nada y prefirió ignorarlo.
-No te preocupes marimo preparare más bocadillos que bebidas, ya que ahora tenemos niños a bordo- dijo el rubio –Sanji-dono usted es muy considerado- exclamo Kinemon.
Zoro quien hasta el momento no cruzo palabras con el cocinero, aprovecho el que el rubio le hablara, y así poder observarlo con detenimiento para ver señales de depresión o por lo menos algo de molestia, y aunque el rubio no mostraba cambios en su fachada el hecho de que no podía encontrarse con sus ojos le indico que estaba afectado -la mirada del cocinero nunca miente, después de todo tal vez deba volver a hablar con él- eso pensó.
-Mugiwara-ya creo que estoy satisfecho si deseas puedo darte mi desayuno- comento el medico aun con semblante serio y sin prestar atención a la demás gente a su alrededor.
-¿De verdad? Gracias eres el mejor Torao- decía el capitán con el rostro babeante y una expresión de felicidad, Law se dispuso a tomar algunas albóndigas y se atrevió a llevarlas directo a la boca del chico inquieto quien las recibió gustoso.
Zoro salió de sus pensamientos para mirar con rabia aquella escena y por otro lado Law le devolvió la mirada mostrando una sonrisa retorcida en señal de victoria.
-Después de todo algunos consejos de aquel cocinero si funcionan- medito triunfante el cirujano ante tal pequeñez.
Sanji quien continuaba bebiendo su café ya que al parecer no tenía hambre, observo con cuidado el comportamiento de su capitán para con Zoro y Law, desde que ingresaron a la cocina, no se le escapo ningún comentario ni mirada y pudo notar que Luffy le tenía verdadera confianza al médico, incluso parecían amigos de años por la forma en la que se trataban, pero no era para sorprenderse ya que él sabía que Law había salvado la vida de Luffy cuando peleo solo ya hace dos años.
Pero por otro lado estaba el comportamiento con Zoro, y aunque le doliera admitirlo fueron sus miradas las que indicaron al rubio que al parecer ellos se correspondían.
Ante eso su interior volvió a estrecharse y rememorando la discusión que sostuvo con el peliverde la depresión poco a poco se hacía presente.
-¿Cómo se sentirá que te amen tantas personas a la vez?- susurro con melancolía
-¿Ja…te dejaras vencer tan rápido pirata? No dudes y continua con tu plan, recuerda que debes vengarte ¡AUCH!- un golpe de codo el plena cabeza hizo silenciar al científico –Ya lo sé no tienes que decírmelo, además esto no es una venganza- bufo molesto el rubio. Y dejando la tristeza de su corazón a un lado volvió a prestar atención a la actitud de aquellos tres.
-Bueno chicos escúchenme ¿Quién ayudara a Sanji-kun para la preparación de la fiesta?- pregunto la pelirroja con voz autoritaria.
Sanji a tal pregunta levanto una mano al aire para llamar la atención y con voz calmada comento –Nami-san no es necesario que te preocupes por mi aunque me haces muy feliz, pero…
Con una sonrisa ladina se dirigió a Law y expreso –Law se ofreció a ayudarme en todos los deberes hasta que lleguemos a destino-
. . .
-¡QUEEEEEEEE?- gritaron todos los presente mientras examinaban al cirujano, quien dejo lo que estaba haciendo para cruzar sus brazos sobre su pecho y desvió su mirada a un lado.
Ante la ausencia de respuesta la pelirroja volvió a inquirir -¿y bien Torao es verdad? ¿Ayudaras a Sanji-kun?
Tras un suspiro profundo respondió –Es verdad- dos simples palabras fueron suficientes para llenar las expectativas de aquella multitud.
-Torao eres realmente amable ya quiero probar tu comidan shi shi shi shi- aquel chico pelinegro estaba realmente feliz, el cirujano se limitó a no comentar, pero cada vez que veía la sonrisa de ese chico su interior se sentía muy cálido.
En cambio el espadachín sintió un punzado en el pecho al oír aquellas palabras mientras observaba al rubio, ¿acaso algo así debería importarle? Claro que no, incluso pensó que es buena idea ya que el medico estaría distraído con el cocinero y eso le daría más oportunidades de estar a solas con su capitán aunque en su interior aun yacía un dolor extraño, pero no se puso a pensar el porqué de aquel dolor, mejor decidió imitar las acciones de Law y ofreció comida de su mismo plato a su capitán.
Mientras todos planeaban que hacer para la fiesta de recibimiento Law quien no se unió a la nueva conversación recordaba el trato que hizo con aquel pícaro cocinero y rogando para que este en verdad lo ayudase.
. . . .
. . . .
. . . .
La noche anterior después de haberse cruzado en aquel acuario, Law propuso al cocinero sostener una plática en la cocina, el rubio para su propia conveniencia acepto esa plática aunque por razones desconocidas se llevó a cuestas al científico.
Estando ya en la cocina, Sanji preparo algo de café para la situación y se dispusieron a sentarse a cada extremo se aquella mesa.
-Y buen de que querías hablar- pregunto el rubio visiblemente cansado por los sucesos de esa misma noche. Law también se veía bastante cansado y desvelado pero al contrario del otro muchacho ese era su semblante normal, ambos sujetaron sus tazas de café dando inicio así a la conversación.
-Kuroashi-ya. Primero te preguntare una cosa, seré directo y espero que tú también lo seas en tus respuestas-
-Umm dime- respondió el rubio mientras daba un gran sorbo a su café.
-¿Tu amas a Mugiwara-ya? Law sí que fue directo al grano, causando que el cocinero escupiera todo el café bebido tanto por la nariz como por la boca.
-¿Q… Q… QUEEEEEEEE? La cara del rubio estaba teñida de rojo y con café aun chorreante por la nariz, Law se le quedó viendo sorprendido por un minuto entero ya que se quedó pasmado, de no haberse sentado tan lejos del cocinero ahora mismo estaría mojado por completo.
-¡Shurororororo… shurorororororo… shororororororo…! Cesar no pudo soportar tal espectáculo y se reía sin control rompiendo la tensión que se produjo tras semejantes palabras, pero tal risa fue acallada por un zapato que llego a bloquear su bocaza escandalosa.
Law quien era un gran estratega, calculador ágil en mente, ¿Cuál fue la razón para realizar tal pregunta?, la razón era simple, pensó que hablando con la verdad podría hacerse con Mugiwara mas rápido ya que no tendría problemas en ocultar algo y parecer sospechoso, al fin y al cabo el rubio iba a ser su cómplice.
Cuando Law se cruzó con el rubio, ágilmente llego a una conclusión la cual dictaba que desechando a espadachines asesinos, idiotas ingenuos, ciborgs y fenómenos, las personas más razonables en ese barco eran la arqueóloga y el cocinero aunque la arqueóloga ya dejo claro que solo será una observadora en esa situación, así que solo quedo el rubio de cejas ridículas que por la reacción que tuvo por la pregunta del médico, también ameritaba ser descartado.
-Respóndeme Kuroashi-ya, dependiendo tu respuesta puedo determinar si confió en ti o no-
Sanji quien estaba limpiando el rostro con un pañuelo de un momento a otro se sintió molesto ante las palabras del médico y arrojo con fuerza ese trozo de tela hacia la cara de Law con toda la intención de lastimarlo, pero con agilidad el medico lo esquivo.
-¡¡¡¿Confiar en mí?!!! Como te atreves, soy yo el que debería desconfiar de ti cirujano bastardo, para que sepas al único que le caíste bien y confía a ciegas en ti en todo el barco solo es Luffy que no se te olvide- amenazo el rubio con furia, pero ante esa amenaza el cirujano no parecía molesto ni ofendido, incluso se veía algo feliz.
-¿Tú crees? Bueno es algo mutuo Mugiwara-ya también tiene toda mi confianza- expreso el moreno, Sanji aun con rabia en su semblante pudo notar el cambio de ánimo del cirujano nada menos pronunciar a Luffy y con eso logro afirmar las palabras de Zoro.
-Así que es verdad lo que el marimo dijo, a este sujeto lo gusta Luffy entonces entiendo el porqué de aquella pregunta, si yo tuviera algún sentimiento amoroso por Luffy obviamente no podría ayudarlo ya que sería otro rival.
Este tipo es listo y yo que pensaba usarlo, pero ahora que veo es el quien intenta usarme. Bueno esto es muy conveniente, debo pensar bien mis palabras antes de responderle.
-Seré claro Trafalar, Luffy no me gusta, ¿algo más que desees saber?-
El medico suspiro aliviado ya se deshizo de una barrera invisible –Bueno veras aunque esto es humillante para mi decir esto, tu capitán a mi… a mí…- nunca antes le había costado decir lo que pensaba ¿entonces porque esto debería ser la excepción? Ni el mismo lo entendía solo sabia que no podía decirlo.
-Pobre diablo- pensó el rubio con pena ajena –Te gusta mi capitán cierto, y quieres que te ayude en algo para que lo conquistes o me equivoco.
Law sonrió de costado ya que el cocinero le ahorro el tiempo de explicación.
-Solo quiero que me cuentes los gustos y distracciones de Mugiwara-ya-
-Ya veo, si me pides ayuda significa que no tienes tiempo para averiguarlo por tu cuenta, quieres declararte antes de llegar a Dressrosa ¿verdad?, supongo que la pelea a venir será en verdad difícil, joder- susurro el rubio mientras pensaba como debía responder -¿debería aceptar asi de facil? No claro que no eso me vuelve sospechoso a mí, entonces lo que debo hacer es condicionarlo.
-Puedo ayudarte pero que recibo yo a cambio- El moreno suspiro molesto –no puedo ofrecerte nada ya que no nos conocemos así que prefiero que tu pongas las condiciones- ofreció el médico, causando sorpresa en el rubio ya que él esperaba que el medico ofreciera algo como su gorro por ejemplo, pero ahora ¿Qué podía decirle? Se preguntaba hasta que una gran idea nació.
-Qué tal si me ayudas en mi trabajo, ya sabes cocinar, lavar la vajilla, cargar cosas, que opinas-
-No parece muy difícil- expreso relajado ya que por alguna razón esperaba una condición más difícil.
-Sí, no es difícil solo debes ayudarme mañana tarde y noche y lo harás en todo el recorrido hasta Dressrosa- sonrió arrogante el rubio y pensó que como se le presento esta oportunidad porque no aprovechar un poco.
-Eso es un abuso, yo no seré tu esclavo- comento exasperado
-¿Quieres que te ayude o no? Maldito shichibukai-
Law analizo por un momento ya era tarde para buscar a otra persona, no tuvo mas opción que responder –Entendido, pero agregare un pedido más, tendrás que darme consejos para conquistar a tu capitán- a eso el rubio replico -¿consejos, quieres que yo te aconseje?-
-Ciertamente, bueno como oí que te dicen cocinero del amor, deduje que eres experto en ese tema-
Sanji ante aquelcomenterio se sintio abatido de nuevo, ya que la única persona que lo llamaba así era el peliverde, ese apodo en realidad era una broma ya que nunca pudo conquistar a nadie -Déjame pensar- dijo mientras cerraba sus ojos y recordaba lo que le sucedió esa misma noche, ya que la mención solo del nombre del espadachín removió el dolor reciente en su interior, un dolor semejante a una apuñalada al corazon.
-Oye Kuroashi-ya no tengo toda la noche, dame una respuesta…
Kuroashi-ya… oye no me iré de aquí hasta que me des una respuesta… ¿Kuroashi-ya?... maldición cómo es posible, se quedó dormido, rayos ya estoy en esto y no me iré hasta que reciba una respuesta.
-Kuroashi-ya…-
. . .
. . .
. . .
-Trafalar… oye Trafalar… Trafalar Law…
¡¡¡OYE LAW!!!- Grito el cocinero para llamar la atención.
-¿Qué sucede Kuroashi-ya?- pregunto algo enojado ya que los gritos chillones del cocinero lo sacaron de sus pensamientos.
-Solo quería decirte que todo el mundo ya se fue hace diez minutos, mientras tú pensabas en Luffy muy profundamente, pervertido- el rubio comento aquello con una cara bastante extraña.
-Oye yo no pensaba en Mugiwara-ya-
-Si claro, lo que tú digas pero te diré una cosa, tienes una gran suerte una fiesta es perfecta para dar un gran golpe al corazón de Luffy, si sigues mis consejos tendrás a Luffy en menos de una semana.
Law mas relajado por las palabras del cocinero expreso –Eso suena interesante y bien a que esperamos…- Law se disponía a levantarse de su sitio hasta que sintió la mano de Sanji posarse en su hombro - primero la limpieza medicucho, lo prometiste- Law apenas volteo vio el desastre que dejaron todos y por un momento pensó que no saldría de aquella cocina ni siquiera llegando a Dressrosa.
…
…
…
-Capitán un grupo de exploración detecto la presencia de una nave en nuestro territorio-
-¿Marines o piratas?-
-Al parecer son piratas señor-
-Justo lo que necesitábamos para distraernos un poco je.