Un amor para dos x El amor de dos para uno x Uno sin amor
“No llores por quien no te ama, ama a quien por ti llora”
Shakira
Un sonido particular comenzó a escucharse en la habitación, este iba en aumento y se escuchaba cada vez más variable y molesto para el oído, pero el sonido del agua en ebullición no era suficiente para sacarlo del estado de ensueño en el que se dejó caer.
Aprovechando que el medico fue llamado por Chopper para sostener una charla de profesionales entendidos en la materia, Sanji analizaba a su corazón puesto que ese día en particular ese órgano sufría cambios repentinos, no solo por el actuar del espadachín peliverde sino que también los sentía por el medico aliado. Podía sentir como en su interior su corazón se aceleraba, se detenía o simplemente desaparecía.
Era de noche y en cualquier momento debía llevar las cosas para la fiesta en cubierta, los alimentos, bocadillos y bebidas ya estaban preparados, no le tomo mucho tiempo hacer todo ese trabajo puesto que él disfrutaba realizando esas actividades aunque eso no le quitaba el hecho de que era un trabajo difícil y cansador, sumándole a eso la cuestión de que no podía dejar de pensar en los problemas con Zoro y los líos con Law, termino por tener algo de estrés extra.
Desde el almuerzo nadie se había asomado a la cocina, dejando en el olvido a un cocinero ajetreado con el excesivo trabajo y a un científico cuya presencia no era de considerar, y siendo una de las comidas principales del día pocos habían probado los platillos que habían preparado con esmero él y el médico, pero gracias a su capitán quien consumió todos los alimentos restantes con celeridad y apetito no tuvo que ver restos de comida en los platos.
En ese instante con la navegante muy avergonzada, Robin y Chopper preocupados por ella y por ellos los demás tripulantes del navío el vocerío fue escaso y la tensión evidente. El almuerzo paso tan singular incluso para él, al no poder ver a la cara al peliverde después de lo ocurrido y la preocupación de su capitán por la magulladura en el rostro de su amigo solo lo hizo sentir más culpable, pero gracias a que el medico distraía a su capitán con otros temas concernientes a comida y algunos tipos de carnes, el rubio dejo de atosigarse a si mismo con ese asunto, y también a eso le ayudaba enormemente el que Law la mandaba sonrisas tranquilizadoras –según él –de vez en cuando y aquello lo calmaba sí, pero luego el nerviosismo y taquicardias repentinas fueron el problema.
—Torao, podrías ayudarme en el inventario de algunos medicamentos –dijo Chopper después de terminar de almorzar e intentando bajar del gran asiento del comedor, el cirujano acepto y se retiró de la cocina siguiendo a su colega sin antes haber enviado una nueva sonrisa discreta al rubio como diciendo “regresare pronto”, pero tras cerrar la puerta al salir, no volvió a aparecer hasta que el sol desapareció en el horizonte y la noche se hizo presente, Sanji durante toda la tarde mientras realizaba su trabajo no dejaba de observar la puerta esperando a que el medico apareciera para darle una paliza por haberlo abandonado dejándolo con todo el trabajo el cual había prometido en colaborar.
–Maldito médico –susurro al aire dejando descansar su cabeza sobre sus brazos cruzados por encima de la mesa, mientras que de reojo observaba el abrigo de Law que colgaba en el espaldar de una de las sillas —en la que siempre se sentaba el médico—
—¿Qué me está pasando? me siento tan raro —Cerro con lentitud sus ojos para rememorar algunas imágenes y acontecimientos de lo ocurrido en el día, estos llegaban a su mente como sucesos que hubiera vivido durante largos meses, habían hablado, habían compartido, habían peleado, habían discutido, se habían conocido y comprendido, y todo eso en tan solo un día, el día más largo, doloroso y maravilloso a la vez que nunca imagino vivir.
—Él se preocupa por mí, me pregunta si estoy bien –eso era algo que ni sus propios nakamas solían hacerlo y el que le pregunten esas cosas lo hizo sentir muy feliz.
– ¡Mierda! Porque no puedo dejar de pensar en él –llevo sus manos a su cabeza como si esta le doliera por pensar tanto.
—Una sonrisa te queda mejor
– ¡¡¡Noooooooo!!! Que me estás haciendo maldito medico…porque donde no había nada ahora… ahora… ¡¡¡Noooooooo!!! –revolvió sus cabellos con fuerza ladeando la cabeza al no poder aceptar lo que ya estaba reconociendo.
— ¿Acaso Law está ingresando silenciosamente a mi corazón? ¿Acaso ese médico me… me gusta? Acaso él…acaso él…
De repente la mirada del rubio quedo perdida en un limbo desconocido, se estaba dando cuenta que él médico no solo le parecía agradable sino también inteligente, educado, guapo y sobre todo que era buena gente —con un buen cuerpo— con solo su compañía lo estaba sacando de la depresión y soledad por la que estaba cruzando y aunque talvez eso no fuera su intensión él se encontraba ahí cuando estaba desolado y falto de afecto, logrando crear en él un nuevo sentimiento y gracias a ese sentimiento el pesar de su corazón debido a las discusiones con Zoro fueron contrarrestados y aliviados por estas nuevas sensaciones creadas por Law.
Era como si un ente divino lo hubiera puesto en su camino para salvarlo de un oscuro futuro, y aunque el rubio no quería hacerse ideas erróneas, estaba completamente seguro que ese nuevo sentimiento dentro de él era real, tan real que lo mortificaba.
–Oye Cesar, puedo preguntarte algo –Dijo el rubio poniéndose de pie y dirigiendo su mirada en el sillón de la cocina donde descansaba el científico —hecho un ovillo —quien no había podido dormir bien desde que fue capturado hace varios días atrás.
— ¿Ja? Solo hablas conmigo cuando se te da la gana y cuando yo les intento hablar me ignoran, eres un egoísta tú y ese medi…
—¡¡¡SOLO RESPONDEME!!! —el grito irritable del rubio solo denoto su nerviosismo, intento calmarse inhalando algo de aire y aclaro un poco la garganta para poder realizar su pregunta.
—Pu… puede —nada menos hablar la cara del rubio se tiño de rojo carmesí y un sudor intenso se le observaba exudar por los poros, su cuerpo se puso rígido por completo y la mirada que tenía en alto fue decayendo poco a poco a causa de la vergüenza.
— ¿Puede alguien enamorarse de… de dos personas al mismo tiempo? —Realizando aquella pregunta el rubio entrecerraba los ojos, su vista estaba clavada al suelo esperando cayado una respuesta que pudiera quitarle alguna duda de las miles que yacían en su mente, solo quería una respuesta, cualquiera...
— ¿Jaaaa? Y como esperas que yo sepa algo tan extraño, idiota pirata, además… ¿no me digas que el medico ya te conquisto? ¡Lo sabía! Shu ro ro ro roahhh……
Una patada veloz y violenta de un cocinero furioso golpeo sin contemplación la boca del estómago del científico mandándolo a chocar a la pared para que luego caiga de regreso al sillón pero ya inconsciente, y de haber utilizado más fuerza en la agresión el suelo y parte del sillón estaría cubierto por el contenido gástrico de un científico bien alimentado.
— ¡Maldito científico, mejor no te hubiera preguntado nada!
Él rubio regreso a su asiento encendiendo un cigarrillo en el corto trayecto, e inhalando con profundidad el humo relajante de ese cigarro que reposaba en sus labios, se dejó descansar en el espaldar de la silla echando su cabeza hacia atrás y expulsando el humo luego de haberlo retenido en su sistema por un minuto, decidió cerrar de nuevo los ojos para así volverse a internar en los recuerdos de lo ocurrido en estos últimos días, recordando con tristeza el beso que le dio Zoro, para luego relajarse un poco al recordar como Law lo animo.
—Una sonrisa eh…—
O O O O
Había interceptado al médico cuando este salía de la enfermería después de una larga charla con el pequeño médico de cabecera de los Mugiwara, y se observaba que no tenía intenciones de dejarlo ir con facilidad.
Se había distraído con los medicamentos creados por su colega y sus múltiples hierbas medicinales almacenadas en algunos frascos de cristal etiquetados con nombres peculiares y exóticos que incluso para él eran desconocidos al ser estas muy difíciles de conseguir en todo Gran Line e increíblemente las tenía ese pequeño reno, Law sabía que algún día ese particular medico seria uno de los más importantes de la historia, tal vez su fama se asemejara a la que tiene el gran científico Vegapunk.
Estando tan cómodo con temas relacionados a su campo, rodeado de un ambiente con aroma a antiséptico y utilizando en sus conversaciones terminología medica no se percató que el tiempo se fue volando, estaba tan atento intercambiando ideas que no se había dado cuenta que ya estaba anocheciendo, recordando que el rubio debía ayudarlo a planear algo para llamar la atención de su aliado del sombrero de paja, tuvo que disculparse y excusarse para poder retirarse, pero al salir de la enfermería se encontró asombrado con la persona que menos quería ver ni mucho menos conversar en lo que le quedaba de viaje y por desgracia del médico esta persona al parecer lo estaba esperando.
—Roronoa-ya…
—Torao, tenemos asuntos que tratar sígueme... —fue lo que dijo el espadachín haciendo un ademan con la cabeza al joven aliado para que este lo acompañe, dándose la vuelta y comenzando a caminar a paso regular, aunque más que una petición parecía una orden, y Law no era de los que le gustase que tal tono dictador se empleara en él.
— ¿Por qué debería? —pregunto el médico y fue cortante en ello provocando que Zoro se detenga en su andar.
— ¿Por qué? Dices, pues porque tú y yo debemos aclarar nuestra posición con respecto a una persona en especial y estoy seguro de que sabes de quien hablo —dijo Zoro mostrando una sonrisa engreída en el rostro intentando provocar al otro joven
—Y porque no hablamos aquí Roronoa-ya —replico el medico con un falso buen humor.
—No creo sea conveniente, no quiero que nadie nos oiga
—Oh, ¿por alguna razón en particular? —cruzo sus brazos sobre su pecho sin avanzar ni un centímetro aun
—No en realidad, si tú quieres verlo así por mi bien, pero creo que si alguien nos oye puede ser perjudicial para ambos
—Puede que usted piense que soy demasiado inquisitivo pero le aseguro que es obligación mía sospechar de la gente que no oculta su odio por alguien
— ¡Ohhhhh! —Zoro sonrió ampliamente y apoyo sus manos a su cadera al hablar.
—Tan obvio soy, pues te diré que tú no pintas una perspectiva agradable Torao, es por eso que creo que estemos alejados de los demás mientras dura nuestra conversación.
— ¿Crees que habrá una pelea?
— (…), solo creo que puede evitarse si tú y yo hablamos ahora —repuso Zoro
Law inhalo con profundidad para luego asentir con la cabeza entendiendo perfectamente la situación, siguiendo de esa manera al espadachín.
Caminaron por los pasillos, subieron algunas escaleras mientras la luz de la luna era suficiente para iluminar su sendero. Llegaron donde los arboles de mandarino que siempre eran cuidados por la navegante, deteniéndose por completo en medio de la vegetación.
Se situaron frente a frente con una distancia prudente entre ellos, el viento chocaba con las hojas de los arboles provocando un sonido estrepitoso y la luz de la luna por su posición caía sobre el rostro de Law permitiendo apreciar su mirada afilada similar a la de un lobo que estudiaba a su presa con un brillo de depredador, pero el rostro de Zoro caía en su propia sombra mostrando solo en su mirada a un demonio sediento de sangre que estaba oculto, pero a la mínima incitación de pelea no solo destruiría a su oponente sino que también al escenario a su alrededor.
—Torao —el espadachín inicio la plática
—Dime las verdaderas intenciones que tienes hacia nuestro capitán —para Law esa pregunta le resulto familiar recordándole que la arqueóloga también le realizó una pregunta similar
—Creo Roronoa-ya, que tu actitud para conmigo se debe a que ya sabes la razón… —Law hablaría sin rodeos— Mugiwara-ya es alguien muy especial para mí, en realidad yo…
Lo amo
— ¿lo… lo amas? —Para Zoro esa afirmación fue impactante, “Amor” esa palabra abarcaba un significado muy profundo, Zoro esperaba otra respuesta algo como: que digiera que su capitán le gustaba o que lo atraía pero ¿amor?
—Pude notar que él está interesado también en mí y no es indiferente a todas las insinuaciones que hasta el momento realice —comento Law sin cambiar su rostro serio, porque creyó que la situación era muy seria. Mientras tanto Roronoa hizo pausa un largo instante antes de proseguir con la conversación, como si analizara las palabras a decir antes de atacar al médico en un arrebato.
—Luffy me pertenece, tú no tienes nada que hacer entre nosotros, desearía que ya no acoses a mi capitán —la seguridad del espadachín era increíble en cada una de sus palabras.
—Desearía que comprendiera que usted no eres nadie para que esté intentando darme órdenes, soy yo quien decide a quien amar y luchare por este amor aunque tenga que enfrentarme a quien sea y eso te incluye.
—Ja ja ja ja ja ja —la risa sonora del espadachín irrito a Law más que cualquier otro insulto o provocación, ser tomado a la ligera era el peor agravio para un pirata.
—Creo que eres tú el que no comprende “Law”, no estás en posición de lanzarme amenazas, reconozco que eres fuerte tanto como para ser nombrado shichibukai pero... te advierto que no intentes provocarme porque no saldrías con vida al tratar de sostener una lucha conmigo.
— ¡Oh! ¿En serio? No me subestimes, que en una pelea no solo se puede vencer con fuerza bruta, también intervienen factores como inteligencia y agilidad, y le aseguro que soy muy superior a usted en esos aspectos
La tensión entre ellos estaba presente desde que se encontraron pero ahora Law no oculto su molestia dejando escapar de sus poros una energía amenazante, estaba listo para pelear si fuere necesario y el espadachín nunca dejo de estarlo, podrían iniciar una pelea ahora mismo y así poder acabar con su rival de amor, y lo harían tan rápido que nadie de la tripulación podría evitar que alguno de ellos caiga en combate.
Pero antes que llegue a esos extremos tan más peligrosos, fue Zoro quien rompió la tensión entre ellos.
—Torao, no quiero iniciar una pelea en este momento ya que mis amigos se están esforzando en la fiesta de bienvenida de algunos sujetos entre desagradables y soportables, solo quería que sepas que Luffy ya tiene dueño y un dueño muy sobreprotector, así que será mejor que lo pienses dos veces antes de acercarte a él — Zoro dio media vuelta dándole la espalda al médico
— y también quería advertirte que…te alejes del… —Zoro pauso un instante.
—No, olvídalo— dijo y se dispuso a retirarse a paso lento—Si algún día tenemos que pelear que así sea, pero ese día no será hoy —advirtió alejándose cada vez más dejando a un médico molesto, irritable y con la necesidad de matar a alguien
— ¡¿Alejarme de quien Roronoa-ya?! ¿De tu capitán?, ¡solo para recordárselo la última palabra aquí la tiene Mugiwara-ya el decidirá quién será el dueño de su corazón, y no compartiré a mi aliado con usted cuando este me pertenezca! —Grito Law
Zoro sin querer escuchar más al médico apresuro el paso y se retiró al ambiente donde se encontraban sus amigos acomodando entre mesas y sillas para la fiesta
—Maldito, te ves demasiado confiado pues mi determinación es única cuando tengo un objetivo fijo, y no me rindo hasta conseguirlo —La expresión de Law era sombría pero contenía una increíble resolución en ella.
O O O O
¡¡¡¡BIENVENIDOS A NUESTRA TRIPULACION!!!
¡¡¡BIENVENIDOS!!!
Y con los gritos del capitán de la tripulación seguido con el chocar de jarrones conteniendo bebidas entre jugos, sodas y bebidas alcohólicas para realizar el brindis empezó la fiesta.
El músico comenzó a tocar su violín con algunas piezas festivas llenando el ambiente con magia y algarabía, el bullicio no se hizo esperar más, el clima por suerte era perfecto, el cielo estrellado les sonreía, la luz de la luna los abrazaba y el movimiento del mar los acompasaba. Esta sería una noche de fiesta y baile todo preparado para celebrar la compañía de nuevos miembros, un samurái pervertido y su pequeño hijo que después de un rato sería enviado a la habitación de las chicas para dormir, un médico que después de brindar camino sin detenerse dirigiéndose a la cocina y de un científico que brillaba por su ausencia.
Sanji dentro de la cocina se las ingeniaba como podía, tomando una gran bandeja plateada fue acomodando una gran variedad de sándwiches, en otra bandeja un montón de diferentes aperitivos como entremeses antes del festín principal aunque sabía que no sería suficiente para satisfacer el apetito de esa gran multitud, llevando en ambas manos las bandejas puso una tercera bandeja en su cabeza para llevar así las bebidas que no deben faltar en este tipo de acontecimientos. Mientras trataba de no perder el equilibrio podía oír a distancia el sonido de la música y las voces de sus amigos procedentes de la cubierta exigiendo comida, y sin perder más el tiempo se dirigió ahí, viendo de reojo antes de salir unos onigiris especiales que había preparado para cierto medico sin saber muy bien porque había puesto tanto detalle en la preparación de aquello, prácticamente le había tomado la mitad de tiempo en lo que preparo todo el banquete a servirse en la fiesta.
Al salir se encontró con todo el alboroto de sus nakamas, dejo todas esas cosas sobre la mesa que había sido instalada en la intemperie especialmente para la ocasión.
Aprovechando que se encontraba afuera busco por todos lados con la mirada, aunque no sabía a quién exactamente estaba buscando si al médico o al espadachín, no encontró al médico por ningún lado, pero logro divisar al peliverde quien se hallaba platicando con su capitán con mucho entusiasmo. Dando un suspiro de decepción regreso nuevamente a la cocina
—Tengo trabajo que hacer no debo distraerme por cosas que no sean referentes a la comida — pensaba, a ritmo de su paso veloz llego a su puesto de trabajo sujeto la perilla de la puerta haciéndola girar para así ingresar.
Pero cuando la abrió por completo se encontró al cirujano en el interior dándole la espalda con vista al sillón, observándose en él un ligero movimiento de sus hombros como si hubiera bufado con molestia a un lado mientras sujetaba su abrigo que cubría a un inconsciente científico, lo retiro de un solo movimiento y sacudiéndolo un poco se lo coloco rápidamente. Sanji sonrió sin darse cuenta y continuo realizando lo suyo, en su trayecto a la mesa trato de llamar la atención del médico.
—Oye, Law porque no me ayudas un poco aquí, hay bastante trabajo sabes —dijo el rubio en voz alta mientras recogía una nueva ración de bocadillos y bebidas.
Pero Law no le había respondido siquiera e ignorando por completo al rubio se dirigió directo a la salida, de seguro para regresar a la fiesta.
Sanji extrañado por esa actitud, dejo las bandejas y se le ocurrió recoger los onigiris que había preparado con su receta especial dándoles así un sabor único y quería oír la opinión sobre su trabajo al médico, ya que posiblemente no tendría mejor ocasión que esta, Y con una sonrisa en el rostro se acercó al médico.
—Oye medicucho, dijiste que me ayudarías y ahora escapas, y yo que me tome el tiempo de preparar un plati…
—¡¡¡Porque no te callas Kuroashi-ya!!! —expreso con furia dando vuelta para encarar al rubio, mostrándole una mirada que nunca antes la había visto en él, pero que en definitiva ya la conocía
—En estos momentos no tengo el humor para oír tus comentarios ridículos, ni tampoco tengo la paciencia de soportar tu presencia, ¿quieres mi ayuda? Entonces dame ideas y consejos. Luego de recibir siquiera uno, recibirás alguna ayuda de mi parte
Law finalizo su advertencia con voz profunda e imponente causando el asombro del cocinero y por lo tanto su silencio hasta que el otro joven se retiró. Law estaba molesto el encuentro con el peliverde lo saco de lugar y para mala suerte del rubio la ira del médico cayó sobre él.
El medico había salido de la cocina sin mirar atrás y sin imaginar que estaba hiriendo a una persona ajena a su pleito con el peliverde.
La sonrisa ingenua del rubio fue desapareciendo poco a poco hasta que un semblante vacío se formó en aquel chico, a paso lento llevo ese platillo especial no de vuelta a la mesa sino que lo llevo al refrigerador para que así no esté a la vista de todos
—Bueno él seguramente se aburrió de este trabajo, tiene muchas cosas que pensar y conmigo atosigándolo de actividades era obvio que terminaría por enfadarse, al fin y al cabo desde un principio note que no le gustaba este trabajo…además… ¡a quien le importa ese medico! Que se vaya a la mierda, quien demonios se ha creído ese idiota —encendió un cigarrillo y lo llevo a sus labios sin importarle el temblor que tenía en las manos, observaba con lastima el platillo que había preparado con tanta entrega y cariño, y le dolió que ni siquiera haya sido probado ni apreciado, sujeto la puerta de aquel aparato
—Y yo pensé… que él…¡¡¡AHHHHH RAYOS!!!!
Y azotando con fuerza la puerta del refrigerador, el rubio retomo su trabajo pero ya no como antes porque el poco entusiasmo que le quedaba fue vilmente pisoteado por palabras intangibles pero que lo golpearon con tal fuerza en su interior ya lastimado que pensó que podría desfallecer en cualquier momento
—Debí imaginarlo…
—Aquella ayuda no era real y nunca lo fue —aquella mano que una vez pensó se le había ofrecido, fue cruelmente retirada cuando él intento sostenerla…
—Mierda, porque soy tan tonto—
O O O O
La fiesta estaba en su apogeo el hijo del samurái fue llevado a dormir plácidamente y habían decidido que por el bien del chico no abusarían de las bebidas alcohólicas por ello se concentraron en algunas actividades como el baile.
Franky y Robin bailaban muy distraídamente al compás de la música y junto a ellos bailaban Nami y Usopp en un estilo de baile muy descompaginado, Kinemon se distraía hablándole a Broock mientras que este continuaba tocando tonadas alegres y Zoro se encontraba sentado en el suelo de césped de la cubierta comiendo algunos platillos junto con Chopper pero sin retirar la vista de la pareja principal de la fiesta.
Luffy saltaba alrededor del médico, ya que dicho doctor no se movía de su lugar aunque se podía percibir en él, un inconfundible sonrojo provocado por la vergüenza, el pelinegro de sombreo de paja saltaba de un pie a otro abanicando los brazos y riendo muy alegremente diciendo cosas como que si le gustaba su nuevo paso o si quería comer más carne y cosas por el estilo.
El medico aunque no demostraba en palabras ni acciones ni mucho menos en expresiones, estaba feliz, muy feliz de pasar tiempo con la persona que amaba y Luffy era esa persona.
Un poco alejado el cocinero yacía sentado en una silla de madera muy cerca al barandal del barco llevaba su clásico cigarro en los labios y entre las manos una copa de vino ya vacía
Entre todo su trabajo entre cocinar, servir, recoger, volver a servir, se encontraba algo cansado pero lo que causo más su fatiga fue no dejar de pensar en el cirujano y en sus palabras y cuando intentaba pensar en otra cosa todo lo sucedido con Zoro se reproducía en su mente
—Esto apesta… todo apesta…—Sanji se puso de pie apoyando sus brazos a la barandilla dejando su copa en su asiento anterior — ¿Por qué me pasa esto a mí? —lo odiaba, el rubio odiaba a su corazón por haber cedido nuevamente al amor, un amor diferente a cualquier otro que haya experimentado antes, un amor diferente al que sentía por Zoro. No podía hablar con nadie sobre sus sentimientos, y de poder hacerlo ¿alguien lo comprendería?
—Te enamoraste en tan solo un día
—Tal vez estas confundido no creo que sea amor
— ¿dices que te gustan dos personas?, pero eso es imposible
Las voces de sus amigos explicándole de que un amor así no puede ser real se hacían más perturbadoras en su mente —acaso no existe el amor a primera vista, ¡Joder!—el rubio pensaba tristemente su situación dándose cuenta que su corazón elegía a personas que ya tenían dueño, ese siempre fue su error y siempre se repetía.
Él no estaría tan seguro de sus sentimientos si no fuera que la opresión que siente por Zoro cuando esta con su capitán se presentaba también de la misma forma cuando veía a Luffy cerca del medico
—Si tan solo pudiera regresar el tiempo para que todo este como antes—
El ambiente era perfecto, pero eso no evito que sintiera frio en su interior, y talvez producto de su imaginación pudo observar que caía algo de nieve sobre él, La nieve le provocaba tanta nostalgia recordándole su tierra natal, tantas cosas que quería rememorar pero a la vez olvidar.
Una lagrima había recorrido su mejilla llegando a la comisura de sus labios —Diablos —rápido y con fuerza uso su mano para borrar todo signo de Flaqueza —No debo, no puedo mostrar debilidad ante nadie no solo causaría preocupación a mis nakamas sino también lastima y eso es lo que menos deseo, no podría soportar la lastima de mis amigos
Decidido en ya no agobiarse tanto, se concentró en presenciar el cielo estrellado, el reflejo de la luna en el mar mientras las cenizas de su cigarrillo eran arrastradas por la tenue brisa del viento que también acariciaba su ser confortándolo un poco.
La algarabía de sus compañeros parecía tan lejana en su mundo, en aquel mundo donde se hallaba solo, completamente solo.
O O O O
Luffy bailaba y saltaba de un lado a otro en medio de la pista de baile improvisada en la que se había transformado la cubierta de su barco, la música rítmica y alegre era acompañada con los aplausos al son de la música de algunos de sus compañeros y por otro lado los otros estaban completamente distraídos en el ridículo baile de su capitán
El medico a todo eso no podía encontrarle el ritmo a la música y aunque lo lograra en algún momento de su existencia no era su estilo realizar una danza y menos en frente de todo ese público al parecerlo algo muy vergonzoso incluso con Mugiwara de pareja, simplemente porque su cuerpo no respondía a la música.
-¡Oye Luffy! En vez de bailar con la nada, acompáñame a comer algo ¡tengo carne!- y nada menos haber escuchado la palabra carne el pelinegro ya estaba sentado en el suelo pastoso de la cubierta justo al lado del espadachín atascándose de todo los alimentos que estaban a su alcance.
Por otro lado el medico irradiaba de cada vez más las intenciones de matar al espadachín y esta se disparó cuando el espadachín le sonrió con arrogancia por haberle robado la atención del joven capitán.
—Maldito Roronoa-ya, esto me las pagaras no se quedara así —el medico todo irritado tuvo la necesidad de beber algo para calmar y amainar su interior infiernoso provocado por el espadachín, busco con la mirada de un lado a otro hasta que logro encontrar el gran barril con bebida en su interior, que por desgracia estaba justo al lado de donde se encontraba su rival de amor.
Él no quería cruzarse más con el espadachín porque si lo hacía no podría contener su rabia y no quería hacerse cargo de los problemas posteriores si encontraban al peliverde flotando en medio del mar con los pies hacia arriba.
Law opto por ir a la cocina a saciar su sed con cualquier bebida que hallara ahí, poco a poco el ruido, la música y las voces fueron desapareciendo a medida que se alejaba de ellos.
Al ingresar a la cocina las luces estaban apagadas solo la luz de la luna infiltrada por los ventanales iluminaba un poco la estancia, el medico vio a todos lados sin poder encontrar al cocinero en su inspección, aunque el científico continuaba durmiendo en el sillón.
Logrando divisar una jarra de cristal en la mesa se acercó a ella descubriendo con decepción que estaba vacía, ya un poco harto de todo suspiro profundamente en señal de rendición, tuvo que conformarse con beber agua directamente de la pileta, dejo su espada sobre el mesón y recogió un vaso libre para acercarse al grifo dispuesto a verter agua en el vaso, pero su audaz vista noto que el cocinero había dejado la puerta del refrigerador semiabierta y sin ninguna protección como solía hacerlo, él había notado que su amigo rubio siempre le ponía dos a tres candados para evitar su profanación y saqueo.
—Por lo menos tendrá alguna bebida adentro —sujeto la manija y la abrió rápidamente pero cuando vio el interior no tuvo intención de buscar ya más nada, habiendo encontrado algo muy peculiar adentro.
Una pequeña bandeja circular podría pasar desapercibida, pero el contenido que llevaba era muy original en la presentación, había tres onigiris muy extraños sobre la bandeja. Dos tenían la forma de la cabeza de un oso, recordándole un poco a su compañero de tripulación, y el último era un onigiri normal medio triangular solo que en el medio tenía un adorno en forma de espiral.
Y viendo esa espiral fue cuando repentinamente recordó lo que había ocurrido unas cuantas horas atrás. Cegado por la ira y frustración que la plática con Roronoa causo en él, no había notado o en realidad había ignorado como el rubio traía en manos una bandeja con algo sobre ella lo cual tampoco se había preocupado en mirar.
Lo que pudo recordar un poco fue el rostro y la hermosa sonrisa con la cual Sanji se le había acercado porque lo le decía tampoco se molestó en escuchar
— ¿Acaso era esto lo que querías entregarme Kuroashi-ya? ¿Estos bocadillos son para mí?
Law se sintió como un jodido idiota, el comportamiento que mostro era reprobable, además por su conducta posiblemente había lastimado a ese chico que no tenía nada que ver con su discusión con Roronoa o eso pensaba él.
Con una mano sujeto la pequeña bandeja y la retiro del refrigerador, y con la otra mano procedió a sostener uno de los bocadillos llevándoselo a la boca y a cada mordida que daba sentía como los exquisitos sabores estallaban en su paladar.
—Mayonesa
El medico con una mejilla más grande que la otra había hablado a la nada solo para indicar el sabor del relleno del primer onigiri que consumió, continuo con el segundo repitiendo la misma acción para terminar pronunciando un sabor diferente
—Atún —dijo
Y para la última se tomó su tiempo en comérselo, por primera vez no pudo diferenciar ni saber que relleno contenía, Porque pensó que ese sabor era nuevo para él, además de ser delicioso, agradable y ligero podía sentir el sentimiento con el que fue preparado y la dedicación en ello.
Por un momento se quedó pensando en los incidentes que tuvo con el rubio y aceptando que ese chico lo impresionaba cada vez más y más,
—Sanji…
Rápidamente coloco la bandeja en el mesón, recogió su “Nodachi” del mismo lugar y salió disparado fuera de la cocina llegando a cubierta donde estaban realizando la fiesta, lo rastreo con la mirada por un instante encontrándolo de inmediato, aunque estaba un poco alejado del bullicio, un lugar donde no alcanzaba la luz de los faroles, solo la luz de la luna caía sobre él.
Con pasos sigilosos camino hasta posarse justo detrás del rubio, observándolo de pies a cabeza por un minuto, pensando como un tipo tan agresivo y malhablado podía verse tan indefenso y frágil bajo la luz de la luna. Tuvo la necesidad de abrazarlo por detrás, aferrarlo a su ser y disculparse con él.
Extendió sus brazos para consumar ese acto, pero tuvo que abstenerse al darse cuenta de que no tenía derecho de hacer aquello, cerro los puños con fuerza y bajo los brazos a sus costados, respirando profundamente camino para situarse a su lado tratando de ver aquel espectáculo invisible que el rubio deslumbraba con detenimiento robando toda su atención y concentración.
— ¿Te pasa algo Kuroashi-ya? ¿Te veo algo raro, por qué estas alejado de tus compañeros?
Sanji se tensó un poco al oír la voz calmada y relajada del médico muy cerca suyo, porque no pudo sentir su presencia cuando se le acerco. Aspiro el humo de su cigarro y lo expulso poco después, su corazón se había acelerado en un instante pero no se movió ni un centímetro para verlo, no quería hablar con el medico ni mucho menos oírlo, odiaba los cambios que sufría su corazón cuando estaba con Law, estos lo atormentaban y lastimaban sabiendo que el medico nunca llegara a ser nada de él
— ¿Yo raro? Eso debería preguntártelo yo ¿Por qué vienes a perder tu tiempo aquí?, Luffy está por haya —dijo mostrando completa apatía.
—Yo… yo no estoy aquí porque quiera, tengo una razón y tú lo sabes, Roronoa-ya está un paso delante de mí —dijo sin mostrar arrepentimiento por la forma con la que lo trato hace poco, y no era porque no quisiera, sino porque no sabía cómo hacerlo.
Sanji moviendo su cigarrillo de un extremo de sus labios al otro comento algo cansado –Te diré algo medico de mierda, yo… yo soy pésimo en cuanto al amor se trata, pese a lo que hayas oído o te hayan contado no logre que ninguna persona se enamore de mí, lo único que lograría al darte algún consejo es que Luffy termine por odiarte, así que confórmate con la información que te di hasta ahora, porque de mí no recibirás nada más.
Law extrañado por lo que dijo el rubio no podía creer que un chico como él no tenga a alguien tras suyo o que no haya tenido un amante con anterioridad, aunque por otro lado se sintió algo feliz y emocionado por esa información, le encantaba la idea que Sanji sea prácticamente virgen, claro que él no sabía nada del juego que hubo entre el cocinero y el espadachín.
—Pero eso me parece algo injusto… Yo te ayude en varias cosas… todo lo que realice hasta ahora Kuroashi-ya, no puedes hacerlo a un lado —Law no noto que su voz había salido de él con un tono tembloroso, él no quería acabar la plática ahí, todavía no, aunque para ello deba utilizar la excusa del trato que habían hecho.
Sanji sonriendo un poco elevo la mirada al cielo aun sin mirar al médico –Porque no lo llevas a la parte superior del barco y le muestras le luna y las estrellas, hoy están más radiantes que nunca, luego depende de ti como actuar pero te aseguro que la magia nacerá sola en esta noche tan hermosa.
— ¿Hermosa?
—Sí, hermosa —Sanji se movió solo para poder retirarse sin antes posar su mano en el hombro del médico para por fin encontrar sus ojos.
—Te deseo suerte, y creo que con esto estamos a mano por el trabajo que realizaste y por ende nuestro trato acaba aquí, discúlpame por fallar en el acuerdo pero… porque no le pides consejos a Usopp, él es increíble cuando de consejos se trata ja ja ja ja —diciendo aquello comenzó a caminar con las manos en los bolsillos para así regresar a su cocina, ya que tenía mucho pero mucho trabajo que realizar.
El medico quedo estático mientras que Sanji se alejaba de él. No solo por las palabras que se le fueron dichas y lo que significaban, sino también por la mirada que antes solo mostraba tristeza ahora mostraban una soledad inigualable y el desmoronamiento de sus ser interior.
No podía pasar por alto eso un sentimiento desagradable se plantó en él, lo afectaba, la soledad del rubio lo afectaba de una manera que no se la esperaba, él no estaba solo estaban sus amigos, su capitán, estaba él…
— ¡Espera Sanji-ya! —dando vuelta rápidamente grito para que su voz logre detener el caminar del rubio ya habiendo tomado una distancia considerable lejos de él.
—¡¡¡SANJI-YA!!! —volvió a gritar, tenía tantas cosas que decirle y tantas cosas que quería escuchar de parte del rubio.
Afortunadamente Sanji se detuvo y dio vuelta suavemente para dirigirse a ese chico que se oía algo desesperado por hablarle, retiro con una mano el cigarrillo que traía en los labios para poder hablar mejor.
— ¿Co…como dijiste?
No podía creer lo que había oído y por un segundo pensó que era un juego creado por su mente algo perturbada por tanto rechazo y coadyuvada por la fatiga de tanto trabajo.
—Dije que esperes San…ji…ya…
Law se sorprendió de repente al darse cuenta que por primera vez había dicho el nombre del rubio y no comprendiéndose de porque no lo llamo así antes siendo un nombre tan hermoso.
Ahora más concentrado al tener la atención del rubio sintió que una honda de emociones lo invadía, fue como si al haber dicho su nombre una venda que traía en los ojos se le hubiera retirado. Nunca antes había visto al rubio tan hermoso como esa noche, su tés nívea al ser iluminada por la luz de la luna provoco que sus labios rosados resalten en su faz, la leve brisa del viento ondeaba ligeramente sus cabellos dorados y la expresión desconcertada que traia solo lo hizo ver más atractivo.
Quería tenerlo, tocar su piel besar esos labios, oler esas hebras, protegerlo de todo mal en el mundo, no quería ver esa mirada de tristeza y soledad de nuevo en ese chico.
—Nunca
Sanji algo aturdido no se había percatado que el cigarrillo que tenía entre los dedos se había consumido hasta que la chispa toco su piel — ¡Auch!- se quejó llevando sus dedos a la boca por reflejo para calmar el leve dolor.
— ¡Sanji-ya!
Lanzando su inseparable espada al suelo corrió hasta el rubio con una preocupación que no tenía sentido en ese momento, siendo posiblemente una quemadura leve y superficial.
Pero antes que llegara con él. Un chorro abundante de agua cayó sobre el rubio, provocando que el medico se detenga con brusquedad —al observar quien fue el culpable —y ahora contemple frente a él a un cocinero inmóvil y completamente mojado.
—Lo siento Sanji, pero como vi que te quemabas quise ayudarte ja ja ja ja ja
La risa de su capitán era como siempre, enérgica y sin culpa. Llevaba entre sus manos el cuerpo del delito mientras continuaba riéndose sin parar.
El rubio apretó los dientes, cerró con fuerza los puños y su cara se puso roja de pura rabia.
—¡¡¡LUFFY!!! —grito alteradísimo
Su capitán soltó la cubeta de agua vacía y salió corriendo por todos los alrededores para no ser alcanzado y magullado por el demonio encarnado en el rubio, saltaba sobre las mesas, esquivaba las sillas, a momentos se ayudaba usando su habilidad para escapar y proteger su integridad contra un cocinero con aspecto infernal, que estaba a dos pasos detrás de él en todo su escape, sus amigos se reían sonoramente al presenciar tal persecución, incluso Law se encontró sonriendo sin haberse dado cuenta, fue como si la fiesta recién hubiera cobrado vida al mostrar esa alegría tan singular que debería caracterizar ese tipo de festividad desde un principio
—No es momento para amargarse, aunque sea solo esta noche o incluso este instante lo mejor es olvidar todo y tratar de compartir y convivir un poco con mis amigos, aunque sea solo esta noche olvidare todo lo negativo para concentrarme en lo positivo, además no hay nada más positivo que el ser llamado por tu nombre, verdad…
Law