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MI MASCARA por kura

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los personajes de One Piece le pertenecen al mangaka Eichiro Oda.

 

Primeramente agradecerles de antemano por darse el tiempo de leer este fic.

Para  leer el titulo recomendarles que las “x” no se pronuncian

 

ILUSION X  AMOR VERDADERO X  ¿LASTIMA?

 

 

“No hay hombre sin dolor, y si lo hay, este no es un hombre” Seneca

 

 

Había dejado marcas de agua en el suelo con una pequeña distancia entre una y otra,  estas nos mostraban su  recorrido con dirección a los dormitorios de los hombres,  dejo las  luces encendidas y  por error la puerta abierta  dando con ello  paso libre a ingresar y observar el interior a cualquier persona que estuviera de paso.

 

Sanji se había retirado de la fiesta hace instantes nada más,  el frio extremo calaba en todo su cuerpo debido a que había comenzado  a soplar un viento helado en exteriores y teniendo puesto unos ropajes mojados por mucho tiempo su naturaleza friolenta salió a flote, temiendo por un segundo en quedar como un tempano de hielo en plena cubierta, opto por retirarse y cambiarse de inmediato.

 

Sus ropas mojadas habían pasado a un tacho de ropa sucia donde también se hallaban algunas prendas de sus compañeros. Ahora  traía puesto ropa seca, habiendo elegido una camisa azul cielo  de  esas de marcas caras que él siempre lucia, llevaba también un pantalón negro que hacia juego con el chaleco que estaba terminando de abotonar  en ese momento —al ser ambos  del mismo color—  también traía un nuevo par de zapatos tipo mocasín exageradamente pulidos.

 

Se observó por un momento en el gran espejo que había en la habitación justo al lado izquierdo del armario donde guardaba sus pertenencias,  teniendo al lado derecho su propia litera la cual no fue ocupada en las últimas noches. Y no era por ser un chico coqueto que se observara en el espejo, claro que no,  eso era porque no le gustaba verse descuidado y desalineado, desde pequeño se le inculco que debía ser cortes — aunque su cortesía solo se aplicaba a las mujeres — y también debía ser  elegante.

 

Observando su apariencia se puso a pensar que realmente había cambiado en los últimos  dos años y su cambio fue para bien —o eso es lo que él pensaba—  nunca lograría entender porque no era tomado en serio por  la mayoría de las personas  o solo  pasaban de él como un objeto más de la estancia. Una persona como él con tanto amor que ofrecer necesitaba  a alguien que lo reciba, pero al parecer no existia tal persona.

 

Se quedó cabizbajo solo con pensar en su terrible suerte para el amor, pero evito caer en la depresión, él tenía coraje suficiente para seguir adelante y fingir desinterés por esas personas que lo despreciaron, aunque dentro suyo gritara por tener un poco de su atención, no era la primera vez y de seguro no sería la última en que era tratado de una manera que no se la merecía, y estaba seguro que un día  alguien  lo valorara por como es y tal cual es.

 

Después de observarse de frente, de un costado y luego del otro, finalizando con un giro completo,  terminó con su arreglo personal quedando satisfecho con su aspecto actual.

 

— ¡Bien! Ahora solo espero que Nami-san y Robin-chan acepten bailar conmigo —decía en voz alta y para sí mismo  con la intensión de darse más confianza y seguridad.

 

Se agacho con educación y extendió su mano ante su reflejo en el espejo como si hubiese otra persona frente a él.

 

—Me permite madame —dijo con voz elegante y calmada, secundándose con una pequeña  risa,   pero quedo desconcertado cuando como una ilusión se mostró ante él, una silueta esbelta de mujer.

 

La mujer llevaba un vestido blanco cubierto de lunares color rojo vino adornado con encajes glamurosos del mismo color, traía  el cabello negro, ondulado y brilloso que le caían hasta el nivel de las caderas, su rostro no era visible porque  el rubio creyó que su mente no podría imaginar la faz de tan hermosa persona.

 

La señorita acepto la invitación y sujeto la mano que se le fue extendida, induciendo a que al rubio se le  dibuje una sonrisa en el rostro.  El hecho de ser una simple ilusión no fue impedimento para que el cocinero la acerque a su ser y  admire ese rostro invisible por un instante.

 

 Recorrieron la habitación bailando y disfrutando del momento.  Llevaba a su ritmo a su pareja  de baile logrando que se extiendan con belleza ese hermoso vestido y esa esplendida cabellera. Entre uno y otro agraciado movimiento se trasladaron a  un gran salón de baile desapareciendo así su entorno,  siendo iluminados por reflectores desconocidos pero que resaltaban su acto de  talento innato, durando así  varios minutos en una danza fantasmal.

 

En cada giro que daba con su pareja imaginaria la ilusión fue desapareciendo, dejándolo bailando solo en una solitaria habitación habiendo desaparecido también el escenario mágico  a su alrededor que había creado su subconsciente.

 

Ya por el último giro de su baile abrió con lentitud sus ojos quedando frente a ese espejo nuevamente y viendo su reflejo en él.

 

—Talvez algún día puedas bailar de esta manera  con aquella persona que me corresponda, quien sabe talvez espera por mí en algún lugar de este basto mar—

 

 

 

Cuando dejo a un lado sus extraños  pensamientos,  puso mayor atención al espejo logrando  detectar la  imagen de alguien más  través de esta.  Quedo en el asombro al notar quien era el individuo que había  invadió su privacidad.

 

— ¿La… Law? —susurro

 

 Era nada menos que el médico apoyado al marco de la puerta, con su clásica postura de brazos cruzados y  cuya mirada estoica estaba clavada en él.

 

Sanji con lentitud se reincorporo y en él se observó como un escalofrió lo recorrió de pies a cabeza y no fue solo eso,  también  parecía que la sangre de todo su cuerpo se le iba acumulando en el rostro, el tener piel blanca en ocasiones era  algo delatador.

 

 Dentro de él comenzó una tormentosa mezcla de emociones empezando por el  miedo, seguido de vergüenza, risa y finalizando en ira.

 

—Oi, Sanji-ya tu cara esta roja

 

El click de su autocontrol fue presionado por esa voz calmada que podía volverse insoportable si ese tono no cambiaba en casi ninguna situación.

 

—¡¡¡KIAAAAAAAA!!!

 

¡¡¡QUE HACES AQUÍ IDIOTA, PERVERTIDO, LOCO,  JODER!!!

¡¡¡POR QUE NO TOCAS LA MALTITA PUERTA ANTES DE ENTRAR, MIERDA!!!

 

Los gritos sonoros  con un vocablo profano y grosero pertenecientes al rubio,   no tenían comparación, ni tampoco esa reacción tan mas violenta. Sanji sujetaba todo lo que tenía a su alcance para arrojarlo contra el medico sin pensar por un momento en el daño  que le provocaría si alguno de esos objetos colisionara con el otro joven.

 

Cajas vacías, vasos, lámparas. Ropas, zapatos, todo volaba por el aire siendo esquivadas sin esfuerzo por el medico

 

—Kuroashi-ya cálmate —dijo Law cuando noto que el  rubio ya no tenía objetos a sus alrededores, al parecer vacío todo el contenido de su armario en su ataque histérico de vergüenza.

 

—Escúchame Sanji-ya, primero —suspiro — primero la puerta estaba abierta, si no querías que nadie entre debiste cerrarla con seguro.

 

—¡¡¡Cállate!!!   ¡No quiero los sermones de un pervertido! —respondió  el rubio

 

—Segundo —continuo Law pero ahora con una ligera sonrisa en el rostro — no sé de qué te avergüenzas bailas con elegancia y galantía, daba la impresión de que flotaras en el aire.

 

Sanji mucho más avergonzado que antes por tales palabras volteo rápidamente para darle la espalda al médico y no viera el estado en el que estaba por su comentario.

 

—Si… Si bailo bien o no eso no te importa, además… ¿Acaso me estas siguiendo? No deberías distraerte con nada que no sea Luffy,  a este paso te quitaran a mi capitán.

 

Sanji  había desviado la conversación a un tema que cause  el retirar del médico, no quería verlo porque a causa de su corazón débil podía  dejarse engañar y engatusar con palabras agradables, él estaba despertando nuevos sentimientos para con el médico y sabía que esos sentimientos eran prohibidos para él,  siendo el  objetivo real de su aliado su capitán y no él. No volvería a cometer el mismo error que cometió con Zoro.

 

Law borro de inmediato su sonrisa y en su rostro se manifestó la seriedad, Sanji tenía razón lo que más quería Law era estar con Mugiwara pero aunque pareciera ridículo no  podía y no quería separarse del rubio, quiera que estuviera con él, que bailara con él,  solo… solo quería la atención de ese rubio para él.

 

—Sanji-ya, yo solo

 

Yo solo quería disculparme contigo, me odio por hablarte de una manera tan fría y grosera, tu comida estaba deliciosa, tu danza preciosa y tú… usted es simplemente único

 

Pero toda esa disculpa solo eran pensamientos vagando por la mente del médico incapaces de transformarse en palabras y ser expresadas como tal.

 

—Yo solo… quería pedirte un consejo más para poder actuar de acuerdo a la situación, solo eso —expreso Law a un cocinero que aún le daba la espalda.

 

—No sé porque esperaba otro tipo de respuesta —pensaba el rubio —Los siento, no tengo porque inmiscuirme más en este asunto y no entiendo  tu propia inseguridad, creo eres bastante listo y atrevido para acercarte  e insinuarte a Luffy,  puedo afirmarte que eres todo un casanovas, podrías conquistar  a la persona que quisieras  tu solo.

 

Incluso lograste cautivar mi corazón, idiota.

 

Law veía las expresiones tristes del rubio muy contrarias a la voz que oía salir de él, todo a través del espejo dándole a entender que el rubio no tenía idea que él podía verlo y ahora con más razón no se iría de ese lugar  si el rubio no salía con él.

 

—Bueno, no tienes por qué entenderme yo solo quería…

 

Law cortó su justificación de golpe cuando su audaz oído percibió el sonido de pisadas muy cerca  de las habitaciones y no eran de una sola persona ya que a medida que se acercaban producía el crujir del piso con un son irregular por las diferentes pisadas, también logro oír voces reconociendo inmediatamente una de ellas.

 

— ¡Diablos!— de un movimiento apaga las luces y a una velocidad increíble se acercó al rubio sujetándolo del brazo  y sin previo aviso lo arrojo al pequeño armario que yacía a la diestra del gran espejo, introduciéndose junto con el rubio cerró la puerta como pudo tras de él.

 

El interior del armario era estrecho, la puerta tenía varias ranuras horizontales  que dejaban entrar algo de luz al interior, pero era dudoso que se pudiera ver el interior desde fuera, por lo menos el aire no sería escaso.

 

Law estando de espalda contra la puerta intentaba ver sobre su hombro a través de las ranuras si esas personas ingresarían  a la habitación o pasarían de largo esta.

 

Pero al parecer ingresarían ya que logro ver sus sombras difuminadas  en el suelo de la entrada.

 

—No puede ser…

 

Intento moverse un poco para observar mejor, pero la voz del rubio lo distrajo por completo.

 

—La… Law no te muevas…

 

A Law le resulto muy extraño que la voz del rubio se escuchara muy cerca de su oído y en un tono tan dubitativo. Giro con ligereza la cabeza para poder verlo, pero al hacerlo se percató de la extrema proximidad entre ambos.

 

— ¿San... ji?

 

Los brazos de Law pasaban por ambos lados de la cintura del rubio para apoyarse a la pared contraria y se había acomodado en medio sus piernas provocando que una de esas piernas tan largas este casi colgando en el aire, lo único que evitaba que estén por completo pegados —si se podía más— eran las manos de Sanji que estaban entre el pecho del médico y el suyo.

 

Sanji estaba muy abochornado y evitaba chocar miradas con el médico, dentro de  él rogaba para que Law no se moviera, porque cualquier movimiento que realizara  causaría la fricción en una parte muy íntima y cualquier momento este podía  traicionarlo  al actuar por su cuenta  y a eso no le ayudaba en nada sentir la respiración del médico muy cerca de su oído.

 

Law más consciente de su situación intento cambiar de posición pero cuando lo hizo provoco el roce de su gran paquete en contra del paquete del rubio y  a pesar de que Law llevara un abrigo grueso  ambos pudieron  sentir el tamaño de sus  inmencionables. Sanji cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio inferior para no dejar escapar ningún sonido vergonzoso, Law en cambio trago fuerte y su cara se ruborizo por completo, decidió no moverse más y desvió su mirada al lado contrario a donde Sanji miraba.

 

Pero la concentración de ambos en cosas obscenas se deshizo cuando escucharon que la puerta de los dormitorios había sido cerrada,  los dos observaron por las  ranuras al mismo tiempo y quedaron sin palabras al descubrir  quiénes eran  los intrusos —si así podía llamárseles —  pero al distinguirlos,  un solo pensamiento ocupo sus mentes.

 

— ¿Qué hacen ellos aquí?

 

 

O O O O

 

 

Le molestaba la forma con la que lo miraba y le sonreía, pero no era tiempo de imaginar cosas,  el médico le había dicho que amaba a su capitán entonces  esas sonrisas y ese trato tan extraño para con el cocinero solo debe ser señal de amistad —Además ¿Por qué sigo pensando en ese cocinero?—. En estos momentos su preocupación mayor era su capitán, y viendo como actúo con el medico toda la noche  le dio la razón a Law cuando este le dijo que Luffy no era indiferente  a las insinuaciones que  mostraba el medico con él.

 

Zoro era despistado, podía perder el camino, perdía el control, perdía el tiempo, pero… no se daría el lujo de perder a esa persona tan especial para él, eso jamás.

 

Cuando percibió que ese cirujano no estaba cerca de ellos y todos sus nakamas parecían  distraídos con Chopper y  su extraño baile donde llevaba unos palillos  en ambas fosas nasales y  sujetaba un tipo de plato grande en las manos moviéndolo de un lado a otro  —un baile raro en verdad—aprovecho ese raro momento  y sujeto  con firmeza la mano de su capitán.

 

—Luffy, ¿podrías venir conmigo? —le pregunto a su joven capitán con  una evidente aflicción en los ojos, esperando que el menor no se niegue a acompañarlo sin que comience a armar algún tipo de escándalo que lo evidencie.

 

Por otro lado Luffy no era tan ingenuo y despistado como todos creían, él entendió a la perfección las expresiones en aquel rostro y percibió el tono nervioso de voz que  Zoro empleo en sus palabras, a ello asintió con la cabeza para aceptar y dejarse llevar por él.

 

Sujetados de la mano y paso lento se retiraron a la serenidad y privacidad que podrían ofrecer las habitaciones de los chicos en ese momento. Los objetos, ropa y algunas otras chucherías tiradas por todo el suelo eran invisibles a la vista del espadachín quien no tenía nada más en la mente salvo su capitán y lo que debía decirle a este.

 

Una vez que ingresaron Zoro no se molestó en encender la luz, no lo creyó necesario la luz de la luna iluminaba lo suficiente al ingresar  por las ventanas abiertas, aunque quiso mantener la intimidad cerrando la puerta para no ser interrumpidos en un momento crucial o algo más  privado.

 

Luffy soltó la mano de Zoro y camino dos, tres, tal vez cuatro pasos situándose en medio de la habitación entre dos literas justo en frente  del armario que pertenecía al cocinero.

 

El joven no mostraba nerviosismo, estaba tomando el asunto con la seriedad que ameritaba esa rara situación.

 

El peliverde dio vuelta y camino paulatinamente  para situarse a un acorta distancia en frente de él, para así empezar una plática que dependiendo que respuesta se le sea dicha, de aquella habitación podría salir el hombre más feliz del mundo o  tal vez un muerto en vida. No era por exagerar pero el solo pensar en ser rechazado lo estremeció, pero ya era tarde  si no lo hacía ahora,  cuando se le volvería a presentar una nueva oportunidad,  tal vez a acusa de su indecisión el medico se le adelante y se lo arrebate.

 

—Luffy… —dijo sin poder articular más palabras después.

 

—Sí, Zoro…

 

—Luffy…

 

—Sí, Zoro…

 

 

—Lu…Luffy — dijo por tercera vez

 

—Sí, Zoro…

 

No podía, no podía hablar su mente se quedaba en blanco, respiro profundamente y decidió que debía hablar paso a paso o podría asustar a su capitán —aunque era él el asustado — con tremenda confesión que debía expresar.

 

 

—Bueno Luffy, quería saber si tu…—ya casi lo conseguía.

 

—Esto…  ¿Te gusta alguien de la  tripulación? Pregunto llevando su dedo índice su rostro y rascaba su propia mejilla y sus ojos observaban algún punto en el techo.

 

Luffy lo miro sorprendido por un momento y luego sonrió con amplitud para continuar.

 

—Claro, me gustan todos — una respuesta clara y directa ante tal pregunta, pero no era eso a lo que se refería el peliverde, debía explicarse mucho mejor.

 

—Mira Luffy, tú… yo…Rayos porque era tan difícil —Zoro respiro una vez más con profundidad y prosiguió.

 

—Capitán, ¿Sabes que es el amor? Pero no ese amor de amigos, sino un amor que se tiene solo a una persona especial, un sentimiento diferente que provoca que solo pienses en esa persona y cuando estas a su lado te recorre una emoción sin igual, tienes la necesidad de abrazarlo, la de protegerlo o sea… ¿me entiendes Luffy?

 

El mencionado estaba tan atento a todo lo que decía y logro entender adonde quería llegar su amigo con sus preguntas, Luffy dio un paso atrás y desvió la mirada al suelo mostrando una  sonrisa vacilante.

 

—Sí, conozco ese amor del que hablas — dijo con frialdad como si fuera un tema que no quisiera tocar, pero su amigo frente a él quería respuestas y el cómo capitán se las daría, aunque deba decirlas incompletas.

 

—Yo siento todas esas emociones raras y estoy muy cómodo y feliz con ellas, y con las personas que las provocan.

 

Zoro abrió ampliamente el ojo y la boca en señal de asombro, esa era una respuesta que nunca se la habría imaginado.

 

— ¿Luffy, dijiste personas? ¿Eso quiere decir que son más de una? —Zoro no se dio cuenta pero su voz había salido  vacilante y con  miedo.

 

Luffy no respondió, se quedó pensativo por un instante

 

— ¡¿Quiénes Luffy?! —grito con fuerza para captar la atención del chico y lo viera a los ojos, incluso se acercó de un solo paso y lo sujeto de los hombros con ambas manos para que no escapase hasta que su pregunta se le sea respondida.

 

—Zo…ro…—Luffy quiso camuflar  el tema con una de sus respuestas alegres y aliviar la pesadez que sentía a su alrededor.

 

—E…es un secreto shi shi shi shi, ahora porque no regresamos a la fi…

 

—¡¡¡LUFFY!!! —grito el espadachín y aumento la fuerza en su agarre provocando el estremecimiento del menor

 

—Zoro, es que yo…

 

—¡¡¡YO TE AMO LUFFY!!!

 ¡¡¡TU ERES LA UNICA PERSONA QUE OCUPA UN LUGAR EN MI CORAZON!!!

 

—(…)

 

Tras el grito sonoro del espadachín, el silencio reino entre ellos, Los ojos de Luffy  quedaron abiertos de par a  par y la boca semiabierta  al no saber que decir  ante tal confesión.

 

A cada segundo que pasaba de mutismo, el espadachín sentía que su corazón se quebraba por la angustia, Luffy estaba tardando mucho en responder  — ¿Acaso, fue un error? —pensaba con congoja.

 

Tal vez Luffy no siente lo mismo que yo, al parecer no me encuentro entre las personas de las que habla,  lo arruine, por mi impaciencia lo arruine todo, de seguro no volverá a mirarme igual

 

En realidad Luffy no sabía cómo responder, ninguna palabra parecía la indicada para definir lo que yacía en su corazón.

 

El amor para Luffy era un tema muy delicado, él era una persona muy sentimental pero a la vez voluble, su corazón había sido cautivado por muchas personas a la vez y no podía escoger entre ninguna de ellas. Decidió cumplir sus metas antes de pensar en cualquier otra  cosa, pero no podía dejar a su nakama con la idea de que no sentía nada por él, no sabía qué hacer,  acaso el afirmar el amor que le tenía a uno,  no sería igual que  negar el amor que tenía por los otros.

 

Los segundos pasaron hasta convertirse en minutos y los minutos cada vez iban en aumento, Zoro bajo la mirada ante el silencio de su capitán, tomándolo como  una respuesta negativa a su declaración —me rechazo, Luffy me… rechazo— Un temblor le recorrió los brazos y las manos para pasearse después por todo su cuerpo, como si la temperatura hubiera caído drásticamente  a muchos  grados bajo cero y solo en aquella habitación.

 

 

—Pe… perdona Luffy, no debí decirte estas cosas, se… será mejor que me vaya — dio vuelta y camino con dirección a la salida,  apretó con fuerza sus manos temblorosas y sus dientes rechinaron por estar cerrados con demasiada fuerza,  un golpetear constante envolvió  su pecho y el dolor  se extendía hasta su garganta a tal punto  que pensó que ya no podría respirar.

 

—Mierda, esto… sí que duele —estaba experimentando el dolor del rechazo, uno diferente  a cualquier otro, él había rechazado a varias personas en su vida y ahora le toco estar en el lugar de  aquellas personas; y dolía

 

Pero antes que diera un paso más y el dolor se convirtiera en  una especie de tortura, pudo sentir como era abrazado desde atrás por un calor reconfortante y adormecedor,

 

— ¡Zoro, no te vayas! — decía su capitán restregando su rostro en su ropaje verde como su cabellera. —Yo… yo no puedo decirte quienes son esas personas, pero…  ¡Puedo asegurarte que tu estas entre ellas! — grito con todas sus fuerzas, aunque al estar su rostro pegado al ropaje de su amigo, su grito no se oyó tan abrumador.

 

—Zoro, escúchame, yo no puedo darte una respuesta aun, pero…. No quiero  que te sientas rechazado, solo dame tiempo para poner en orden mis sentimientos.

 

Por favor…  tiempo, solo eso te pido Zoro.

 

 

«Si existía algo más doloroso que el ser rechazado por la persona que amas,  eso era,  rechazar a la persona que uno ama»

 

 

 

—¡¡¡Créeme Zoro!!! —grito finalmente.

 

Para Luffy no era visible, pero en el rostro  de Zoro se había dibujado una expresión de inmensa felicidad,  solo de haber oído las palabras  de su capitán y lo que intentaba decirle revivió su interior, de un movimiento giro y abrazo a su capitán, a su  amigo, lo abrazo con todo el cariño y agradecimiento  que tenía hacia él.

 

—No te preocupes Luffy, no tienes que darme explicaciones, con lo que me has dicho  soy el hombre más feliz en  el mundo.

 

—Zoro…

 

—El saber que soy parte de tu corazón como algo más que un amigo es suficiente para mí, con el tiempo iré desplazando a los demás, hasta que un día sea yo el único que ocupe  tu mente y corazón. Al igual que  tu ocupas  gran parte de mi ser,  al ser lo más importante para mí.

 

Zoro se separó un poco de su capitán sin romper el abrazo, solo con la intención de ver el rostro del menor.

 

— ¿Yo, soy todo para ti?

 

—Sí, desde que te conocí me enamore de ti, y nunca amare a nadie como te amo a ti capitán— se le escapo una ligera sonrisa de los labios y su único ojo adopto  un hermoso  brillo que cautivaría   a toda persona que la observase.

 

Aprovechando el momento se atrevió a posar una de sus grandes manos en el rostro rojizo frente a él, acariciándolo con suavidad hasta llegar a su mentón donde lo sujeto con el dedo pulgar e índice  para así levantar su barbilla con ligereza.

 

—Espera... Zoro…

 

—Shuuu, no digas nada mas capitán, yo hare que se olvide del mundo entero — diciendo aquello ambos juntaron sus labios formando así un beso suave, tierno y dulce, contenía una delicadeza indescriptible a la vista de cualquier ojo existente. Ese  tierno beso reflejaba amor verdadero.

 

El rubor en el rostro del espadachín, esa voz tan seductora, el cuidado con el que sostenía el cuerpo de su capitán, todos esos aspectos jamás vistos en el cazador de piratas, eran presenciados en primera fila por el rubio y el medico que se hallaban ocultos en un estrecho  y pequeño armario de ropa.

 

Sanji podía ver perfectamente al peliverde desde esas ranuras de la puerta, gracias a la posición en la que se hallaba. Desde que los vio ingresar a esa habitación  no parpadeo en ningún instante  y oyó cada palabra que intercambiaron en esa conversación que lo había herido en lo más profundo de su ser, y no solo a él sino también al médico que se hallaba junto con él.

 

Gracias a la cercanía extrema,  ambos podían sentir el temblor de sus cuerpos y el palpitar de sus corazones con nitidez.

 

A medida que pasaba el tiempo ese beso se volvía más profundo, Zoro llevo sus brazos a la cintura del menor quien correspondiendo se aferró al cuello del mayor. Ese beso era especial, se podía ver y sentir las emociones que cada una de esas personas intentaban  transmitirse.

 

La imagen de esa pareja  —que  no había duda que se correspondieran— se quedara grabada en esa orbe de color azul marino por siempre y para siempre,  a la vez ese iris fue perdiendo todo rastro de esplendor y belleza que lo caracterizaba, dejando solo una mirada opaca y vacía en él.

 

Se sintió como un verdadero idiota por pensar por un momento que el espadachín lo hubiera llegado a amar, se dio cuenta con ese simple beso  lleno de amor, que este no se comparaba a ningún beso que recibió de su parte durante tantos meses de supuesta relación.

 

Entendimiento cariño, cuidado y amor ningún beso de Zoro contenía alguno de esos sentimientos

 

—Zoro, por lo menos de tu parte siempre recibí la verdad... Siempre decías que…Yo… nunca significaba  nada para ti.

 

 

El medico también  sentía dolor y rabia en su ser por la escena que  estaba presenciando, pero la imagen del rubio cerca suyo fue más frustrante aun,  sentía  que estuviera presenciando la extinción de la más hermosa estrella del firmamento sin que pudiera hacer nada para evitarlo, aquel muchacho se estaba desmoronando entre sus brazos.

 

— ¿Sanji-ya, acaso es el espadachín  el causante de tu sufrimiento? ¿La razón de tu tristeza?

 

Law  pudo percibir que el rubio intentaba moverse, cada vez con más ímpetu,  si continuaba así podría exponerlos.

 

Sanji se había decidido en ya no pensar en el peliverde, se había rendido en conseguir su amor pero su corazón no podía olvidar de un día a otro al hombre que había robado su corazón desde que lo vio ingresar al Baratie ya hace años atrás. Si, era verdad que lo había lastimado y humillado, pero el dolor que  estaba experimentando desde que terminaron y mucho antes, no sería tan grande, si no lo amara profundamente.

 

—Debo…hacer algo…

 

La imagen  frente a él se nublo, las lágrimas cristalizaron sus ojos, la necesidad de separarlos lo invadió por completo, quería salir de ahí, llamar al espadachín, gritarle, golpearle, abrazarlo, llorar, ¡algo! Cualquier cosa pero debía hacer algo.

 

—Marimo…—balbuceo, moviéndose aún más.

 

—¡¡¡ZO

 

 

Pero su voz nunca llego a salir de él, siendo silenciado por unos desconocidos labios quienes lo atacaron con fiereza.

 

Law al no tener las manos libres uso su propia boca para acallar a ese chico de corazón destrozado, de quien entendía a la perfección ese dolor, él también quería separarlos pero actuar sin pensar no estaba en sus planes, era mejor esperar, si eran descubiertos espiándolos lograrían que esas personas los odiasen por tal intromisión.

 

Sanji al parecer leyó los pensamientos del médico atreves de su mirada y en respuesta asintió con la cabeza, pero no pudo evitar que Law  viera sus lágrimas asomándose por sus ojos,  aunque lograba que ninguna de ellas se le escurriera.

 

— ¿Por qué no lloras Sanji-ya?, sé que lo quieres hacer, entonces… ¿Por qué lo evitas? ¿Por qué evitas que te vean llorar?

 

Y sin la menor duda, sujeto con fuerza la espalda del rubio formando así un abrazo  protector y consolador, solo para que el rubio entendiera que él estaba ahí para apoyarlo en todo, aunque el medico  deseaba también  que Sanji lo consolé a él.

 

«Dos personas que se correspondían, dos personas  que se sentían rechazadas.

Dos unidas por el amor, las otras unidas por el dolor.

Dos mundos diferentes  en una misma habitación,  con una simple puerta de madera de separación.»

 

 

Entre los pocos movimientos  que había realizado el rubio cuando intento salir del armario, no se había percatado de que su encendedor se estaba deslizando del bolsillo de su pantalón, hasta que este logro salir de ahí y cayo sin  obstáculo alguno en el trayecto de la caída, hasta que choco contra  el suelo, produciendo al caer un sonido sonoro y por ende su eco en toda la habitación.

 

Zoro se separó de su capitán colocándolo  detrás de él en forma protectora, tras haber  distinguido  a la perfección la procedencia del sonido invasor. No tuvo que caminar mucho para alcanzar la perilla de esa puerta frente a él, con infinidad de ranuras horizontales que extrañamente no permitían que pudiese ver el interior. Sujeto con  seguridad la perilla con una mano y con la otra desenvainaba una de sus espadas.   Agudizo la vista y los sentidos  para  acertar una estocada mortal si se tratara de algún enemigo, o de detenerla si fuese un compañero.

 

 

Giro la perilla del armario con  desesperante lentitud, para terminar abriéndola con increíble velocidad disparando una mirada asesina al intruso antes de dirigir su ataque asesino, pero en ese interior se hallaba  una rata y nada más.

 

— ¿Eh? —  se   quedó pasmado ante tal amenaza mas minúscula,  de todas formas era un intruso y debía deshacerse de él, con un pisotón  brusco el roedor escapo a su escondrijo oscuro,  pero en el momento en  que la amenaza de cuatro patas escapo,  logre ver  un objeto  que sin duda llamo su atención.

 

— ¿Un encendedor? — Era dorado con detalles  tallados en el mismo metal, estaba  pulido y radiante, antiguo pero fino, ese objeto era inconfundible, él lo reconoció de inmediato cuando lo diviso. Sin duda era el encendedor que siempre traía el cocinero en el bolsillo desde que lo conoció.

 

— ¿Cocinero?  

 

El interior de Zoro se sacudió solo en pensar en el cocinero, con algo de duda  recogió el encendedor con una de sus manos y le extraño que ese pedazo de metal estuviera algo tibio,  el espadachín inspecciono ese pequeño armario con la vista y luego golpeo las paredes interiores verificando que no existiese algún tipo de pasaje oculto. Y obviamente no hayo nada.

 

—Encontraste algo Zoro —pregunto algo inquieto el pelinegro.

 

—No,  creo que no…

 

—Entonces, ¿podemos volver a la fiesta?  shi shi shi shi shi.

 

—Claro.

 

Y sin entender la razón, guardo ese encendedor entre sus ropajes con la intención de no devolvérsela a su dueño. Mientras se dirigía nuevamente  con su capitán y así regresar con sus demás nakamas.

 

 

O O O O

 

 

Las ramas de los árboles de mandarino se mecían con la fuerza del viento y de estas varias de su hojas caían inertes   al piso, pero otras no tocaban el suelo al posarse sobre  esos dos hombres que estaban ubicados en medio de  esa crepitante  arboleda. Aun unidos  de los labios por aquel beso fortuito, el tiempo continuaba corriendo.

 

Habían huido juntos como una pareja de criminales, Law uso su habilidad para desaparecer del armario antes de ser descubierto, y en su escape se llevó al rubio con él. Ahora los fugitivos estaban situados en aquel lugar donde horas atrás  el medico había afirmado el amor inquebrantable que tenía hacia su aliado e irónicamente  ahora se besaba con una persona  por completo diferente.

 

Sanji abrió los ojos con  pesadez y antes de revisar su entorno pudo percibir la caricia leve  del viento tocar en su piel. Ya no estaban en ese pequeño armario de pesadilla, logro ver la luna,  el cielo y las estrellas. Estaban afuera, estaba a salvo de no  sufrir un infarto producto del insoportable dolor.

 

 Ya no existiendo razones para que siga unido a Law, intento separarse de él. Su intento fue en vano, al intentarlo fue reducido por el medico cuando una de sus manos se enterró entre sus cabellos sujetándolos con torpeza y produciéndole  dolor por la falta de cuidado y con su otra mano lo  sujeto de la cintura aprisionándolo contra su cuerpo y evitar así su huida.

 

— ¡Mmmm! ¡Mmmm! 

 

Law atacaba su boca sin importarle que lo esté lesionando y  reduciendo su oxigenación.  Sanji  con dificultad logro librar su boca, pero ahora el medico decidido ataco su cuello repartiendo besos y pequeños mordiscos en toda su  longitud —se veía despechado—.

 

— ¡Suéltame!  —grito aplicando  suficiente fuerza en contra del pecho del médico  consiguiendo separarse de él.

 

Ambos respiraban agitadamente,  el rostro de Law no era visible,  se ocultaba con ayuda de su gorra y su abrigo ante la mirada  afligida del rubio. Sanji llevo su mano hasta su cuello, posándola en la región donde hace segundos atrás Law  se atrevió a mancillar su piel sin su  permiso.

 

—Sanji…ya… yo

 

—No digas más, sé que hiciste esto por rabia y dolor,  y no te preocupes te entiendo, Supongo que debo perdonarte, tanto para ti como para mi este día fue una mierda, — comento el rubio  con evidente falta de energía.

 

—Debo admitir que tienes razón, nada salió bien el día de hoy —continuo Law sin  cambiar su postura.

 

— Supongo que ahora… tendrás que olvidar a Luffy ¿verdad?

 

Law elevo la mirada, lanzando una mirada afilada al rubio quien la recibió con consternación.

 

—Te has vuelto loco verdad Kuroashi-ya crees que me daré por vencido  apenas aparece un obstáculo, esto es como una prueba y debo superarla.

 

—Pero… ¿acaso no escuchaste lo que se dijeron?

 

—Yo  no puedo olvidar a Mugiwara-ya, pese a lo que presencie.

 

Sanji estaba consternado y  aturdido ¿Qué significaba todo esto?,  frunció la frente al sentirse molesto, no entendía nada,  el actuar de Luffy, el comportamiento de Zoro, el razonar de Law, no los entendía en absoluto…

 

—Entonces…  ¡¿Por qué me atacaste hace un momento, bastardo?! —Pregunto con  voz desgarradora  al sentir el corazón en la garganta.

 

—Dices amar a Luffy, entonces porque intentaste aferrarte a mí.

 

— ¡Porque Sentí que lo necesitabas!

 

— ¿como?

 

—Sentí tu dolor en el temblor de tu cuerpo, en tu respiración pausada, ¡en tu mirada!

Aquello te lastimo, tanto como a mí o tal vez más, no pude evitar sentirme triste por ti,  no se las razones de tu dolor y no te las preguntare aun, pero…

 

— ¿Lastima?—dijo el rubio—Acaso desgraciado tú… ¿me tuviste… lastima? — Sanji comenzó a sentir la falta de aire a pesar de estar en un ambiente ventilado— y pensaste que me consolarías de esa manera…

 

— ¡NO!, no me malinterpretes, a mi también me dolió que Mugiwara-ya se besara con ese tipo, yo solo quería...

 

—Querías desahogarte conmigo ¿no es así?

 

— ¡Sanji-ya, estas  equivocado y malinterpretando todo!

 

El rubio poso una mano sobre su ojo visible cubriéndolo  de la visión del médico y bajo la cabeza.

 

—Un objeto… Yo no soy…

 

¡¡¡YO NO SOY UN  MALDITO OBJETO DE DESAHOGO!!!

 

Grito con todas sus fuerzas, mostrando una expresión de rabia y desconsuelo, y a toda velocidad  corrió toda la estancia para llegar a la escalera y desaparecer de ahí. Ya no podía describir los dolores que aquejaban su alma, se sentía cansado, solo quería dormir y despertar dándose cuenta  de que todo fue una horrible pesadilla y que esa noche iba a encontrarse con Zoro  en la bodega y demostrarlo lo profundo  e intenso que podía llegar a ser, tendrían una maravillosa velada para reencontrarse una semana después, su encuentro con Law nunca sucedería siendo solo dos personas que se conocían y nada más. Pero todo era imposible, esa era su realidad y como hombre algún día tendrá que superarlo. Tenía  que hacerlo, aunque pareciese difícil, debía lograrlo.

 

Cuando estuvo a punto de pisar el primer escalón de las gradas de madera, su muñeca fue sostenida con consistencia, dirigió su mirada iracunda por reflejo hacia su  atacante,  chocando así con la mirada serena y  plateada del medico

 

—¡Sanji-ya no te vayas!— Grito, y con su voz el viento se hizo repentinamente fuerte chocando contra los árboles y sus hojas causando un ruido incesante alrededor de  los jóvenes, el viento también arrebato esa gorra  lanzándola en algún lugar del barco, ayudando con eso a que las expresiones del médico sean más  visibles.

 

 

—Yo… ¡yo nunca te consideraría un objeto de desahogo! –Volvió a gritar—   hoy me di cuenta de muchas cosa y una de ellas es que tú. Sanji-ya…

—Tú me...

 

“Me gustas”

 

 

Sanji quedo boquiabierto e  incrédulo,  dos palabras que creyó nunca se le serian dichas lo golpearon pero de una manera diferente a la de siempre, era un golpe de vida, de redención. Su mente quería gritar pero no sabía porque, quería golpear al médico pero abrazarlo también. Tenía emociones encontradas y no sabía cómo manejarlas. Nunca espero que alguien le diga tan más hermosas palabras. ¿Y cómo debía responderle ahora? Pues solo existía una manera de responderle  y esa era: con sinceridad —así lo creyó él—.

 

—Law, yo…

 

Sanji de repente  percibió algo extraño en el medico y tuvo que  pausar su respuesta cuando sintió  que ese agarre que al principio era  sólido, ahora  era inseguro y suelto, a tal punto que termino por soltarlo — ¿Law? — pronuncio con suavidad,  pero quedó estupefacto al notar que las pupilas del médico en realidad no lo estaban viendo a él. ¿Acaso había alguien más a sus espaldas?

 

No quiso voltear al imaginar quien estaba tras de él. Y sus sospechas fueron  confirmadas cuando escucho su voz

 

—Torao, lo siento no oí lo que me dijiste, bueno que más da, Puedes acompañarme, quiero mostrarte algo que me dio Usopp  shi shi shi shi shi.

 

Pudo ver por el rabillo del ojo como  el brazo de Luffy se estiraba para sujetar aquella mano del médico que había soltado la suya, y dejándose halar  por su capitán, se fue con él sin poner ninguna resistencia—dejando al rubio ahí petrificado—, bajo las gradas cruzando por su lado sin  decir ningún comentario más,  ni siquiera se molestó en mirar atrás,  

 

 

«Me miras diferente y tu boca  solo musita palabras bellas, me engañas con tu mirada y yo ingenuo caigo en tu trampa,  me cautivas el corazón y no sé si tu cortejo  es genuino o no, dices unas cosas y en el mismo instante  profesas otras, quiero creer que eres mi salvación pero no te comprendo cuando actúas como un tirano sin corazón»

 

 

 

 

 

                                                             Law

 

 

 

 

 

Maldito… ¿Qué hice para que… te burlaras  de mí?

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

cualquier duda o sugerencia estaré más que feliz de leerla


BUENO QUIEREN QUE EL PROXIMO CAPITULO SEA MAS DRAMATICO O QUIEREN QUE PASE ALGO FELIZ


AUNQUE YA LO ESTOY ESCRIBIENDO, ME GUSTARIA LEER SU OPINIONES XD


nos leemos a la próxima XD


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