Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Acaricia mi alma por Doki Amare Peccavi

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cap. 6: Sangre tóxica

 

(*) No soy el único viajero

Que no ha pagado su deuda

He estado buscando una pista que seguir

Llévame de vuelta a la noche que nos conocimos

 

— ¿Buenas personas, dices? Ellos no tienen nada de buenas personas, por supuesto que no, se aprovecharon de que dos de mis amigos estaban completamente ebrios para arrebatarles las llaves de su camioneta y apuñalaron a mi hermano. ¿Crees que eso es de buenas personas? Yo te diré que no, voy a denunciarlos porque hoy sólo fue un accidente, pero en otra ocasión pueden lastimar a alguien más y créeme, si me llego a enterar no terminaré de perdonármelo.

 

— Nosotros jamás le hemos hecho daño a nadie, te lo puedo asegurar. — Aquel era un segundo intento, en el día por parte de Mu, para convencerlo de que no hiciera nada en su contra. — No somos así, nosotros sólo salimos de casa y no tenemos ningún lugar a dónde ir… sólo queremos estar tranquilos y que nadie nos moleste, de no ser así, no estaría intentando negociar contigo, te habríamos…

 

— ¿Matado? — Sonrió con burla. — No me han matado porque planean ocupar mi tarjeta, pero estás idiota si crees que los dejaré hacer algo así, el dinero que tengo es el que mis padres ganaron honradamente y no voy a permitir que unos malvivientes como tú y tus amigos los malgasten en drogas, porque…para eso lo quieren, ¿no? Malditos drogadictos de mierda…

 

Mü, que casi siempre se mantenía en compostura no pudo permitir que alguien hablara así de sus amigos, sí… consumían de vez en cuando droga, pero no estaba su asunto tan mal intencionado como Saga quería y además de eso…

 

¿Por qué ahora él tenía que estar soportando aquello?

 

Saga había sido quién había insistido en acompañarlo.

 

Con el ceño fruncido y sin control, Mü abofeteó a Saga, fuerte golpe en la mejilla y aprovechando que el otro chico no se podía defender, soltó también algunos manotazos que se volvieron golpes secos a puño cerrado… sacó toda su frustración e ira en golpes secos de los cuales su “victima” apenas si se quejaba, por orgullo por supuesto.

 

— ¡Cállate, cállate! Te he dicho que nosotros no somos así…

 

— Lo son, basura, no valen nada… son auch… escoria… — El puño de Mü se impactó en el labio de Saga hizo que la piel interna se tallara con el colmillo, haciéndole sangrar enseguida, una herida escandalosa como su propio portador. — y.… tú eres el peor de todos.

 

El corderito frunció el ceño y se disponía a dar el mejor de sus golpes, con el brazo sano, pero algo se detuvo apenas escuchó pasos acercándose.

 

—¡Mu, basta ya! — Reclamó Shaka asomándose de una vez por todas, cansado de haber escuchado tantas estupideces por parte del rehén de su amigo. — Te dijimos que no sería de ayuda intentar negociar, es un necio hijo de papis que no puede hacer otra cosa más que mirar sólo alrededor de lo que conoce. Estos idiotas no llegan a ningún lugar en la vida.

 

— ¿Y las personas como ustedes sí? — Dijo mordaz Saga, que no entendía realmente su papel en todo ese drama.

 

— Mü, tienes prohibido entrar de nuevo a ver a este tipo. ¿entendido? — No era como si el corderito fuese a seguir ordenes, pero no estando Camus, Shaka tenía un poder especial en él, así que mordió su labio inferior sabiendo que todo eso era su culpa y asintió, se puso de pie y salió de la habitación dirigiendo una última mirada decepcionada a Saga él que les estaba obligando a tomar un papel que ellos nunca pidieron. — Bien, ahora vamos a hablar con la verdad, Buda te ha traído a nosotros como un animal de sacrificio, así que seriamos unos idiotas si no lo aprovechamos.

 

Saga sonrió, todo era muy ambivalente así que él se mantenía con la misma actitud para no ceder a la disonancia cognitiva que todo le provocaba.

 

— Apenas pueda, voy a escapar. —

 

— En tu mundo rosa eso es posible, en el verdadero tendré que decirte que no va a ser posible, porque tú y yo vamos a ser muy buenos negociantes. — Tomando por sorpresa a Saga, el rubio había tomado vuelo con su pie para darle directo en el estómago y apenas el golpe fue dado, Shaka se arrodilló para tomar el brazo del rehén, buscó la vena e inyectó una buena dosis de “skag” en las venas de aquel niño rico…

 

En cuestión de segundos, Saga pasó de retorcerse por el dolor de su estómago, a su brazo, le ardía como si hubiesen inyectado un montón de hormigas en sus venas y estas devoraran todo a su paso con unas inmensas mandíbulas: “Lo devoraban todo a su paso

 

La simple idea le hizo gritar eufórico, aterrorizado, olvidó recién de qué hablaba para centrarse en aquella sensación horrible, fueron minutos agonizantes hasta que el visible bien estar se hizo presente… mucho más relajado dejó de moverse y empezó a reírse como un idiota.

 

Shaka para ese entonces permanecía ya sentado en el suelo, a nivel del colchón, esperando que el primer efecto pasara para empezar con el cuestionamiento y cuando el momento llegó, no pensó en hablar tajante.

 

— Ok, hombre, me debes 80 de los buenos. — Saga parpadeaba, entendiendo, pero no analizando. — Tengo tu tarjeta, así que dame tu contraseña. — Y mostró el plástico frente a los ojos azules del “grandote” quién sin pensarlo reveló la contraseña y se tumbó a divagar entre las sensaciones nuevas que experimentaba, nada le preocupaba en ese momento y por aquello, agradecía demasiado.

 

En cuanto los gritos de saga pararon, Dita dejó a Mü sólo en la habitación y fue a darle alcance a Shaka, la tercera parte del plan le correspondía.

 

— Vaya, ¿Se ha podido? — Preguntó mirando a su amigo y al amigo de Mü, — Que bueno que haya aprendido que somos muy monos con quién nos trata bien y bastante “hijos de puta” con quién quiere pasarse con nosotros…

 

— Cállate Dita, no me siento tan orgulloso de esto como te imaginas. — Extendió la mano ofreciendo la tarjeta a su cómplice. Enseguida Dita la había tomado. — la clave es 3248, sólo saca 80.

 

Dita tomó la tarjeta y se encogió de hombros, salió de la habitación, de la estancia, del departamento, que ni de coña iba a sacar sólo 80, tenían que pagar la operación de Camus y para eso necesitaban por lo menos 490.

 

.*.

 

Y entonces podre preguntarme

"¿Qué demonios se supone que tengo que hacer?"

 

Después de aquella “llamada de atención” Milo no había dejado de pasar por alto a aquel chico. En cuanto llegaba a ver a Kanon, le buscaba en el jardín, callado y serio, ni siquiera relajaba un poco su rostro, de esa misma forma gélida comía y regresaba a la habitación apenas las enfermeras se lo indicaban.

 

— ¿Sabes a quien me recuerda? — Preguntó a su amigo, quién sólo atinó a negar, Kanon ya estaba harto de que toda la tarde Milo hubiese estado parloteando sobre aquel chico, como si de la mayor grandeza del mundo se tratase. — A Saga. Era igual de serio antes de que empezara a hablar con nosotros.

 

Kanon recordó aquello que le tenía tan preocupado.

 

— Oye, Milo. ¿No has sabido nada de mi hermano? — Milo negó con la cabeza apenas poniendo atención a Kanon.

 

— No es la primera vez que desaparece. Ya te dirá algo en unos días.

 

— Tiene dos sin venir a verme — Y no habían discutido como para que su hermano desapareciera, nada justificaba que no le echara por lo menos una llamada. — Por favor, Milo, vayan a mi casa a ver que todo esté bien.

 

— Te digo que está bien, hombre, tu hermano necesita un poco de privacidad de vez en cuando, y ahora que no estás en casa, seguramente que disfruta mucho más. — Recibió un gesto negativo por parte de su amigo, dejándose convencer al fin. — Está bien, iré a ver que todo esté bien, pero ya me debes una.

 

Al poco rato Milo se despidió de Kanon, mucho más temprano que de costumbre, pero lo que el gemelo menor no sabía, era que la curiosidad de Milo no tenía límites, así que apenas puso un pie fuera de su habitación, la idea de visitar al otro chico se volvió un objetivo.

 

Rodeó el pasillo del piso del hospital, para no ser visto por su amigo, y deprisa entró en la habitación contraria, sorprendiendo a Camus que había estado relajado recostado en su cama.

 

Y después me diré a mí mismo

Que no debo pasear a solas contigo

 

— Hola, mi nombre es Milo… — Dijo sonriente. — Vine a pedirte disculpas por el escándalo de la vez pasada.

 

— Ah... — Le tomó unos segundos entender quién era y a qué se refería. — Ah. si… no hay problema.

 

— ¿Te molesta si me quedo un rato aquí?

 

— Preferiría que no. — Respondió enseguida.

 

— Igual, no me iré. — Si algo quería, nadie le negaba nada, tomó asiento en el sillón reposet intentando ser educado. Pero no lo era. — Oye, te he mirado varios días… ¿Por qué nadie viene a visitarte?

 

— No es asunto tuyo.

 

— ¿Estás siendo abandonado? ¿O es que tu familia no sabe que estás aquí?

 

— Lo siento, en verdad no me agrada que estés aquí, ¿Puedes retirarte? — Pidió estando a nada de tocar el timbre de la enfermera.

 

— Me agradas, si tú quisieras, yo podría avisarle a alguien si necesitas que venga a verte. — Su ayuda, estaba seguro, no sería rechazada. 

 

— Oye, en verdad, no me agrada que estés aquí. Necesito que te marches o llamaré a las enfermeras.

 

Milo quedó boquiabierto ante las palabras de ese chico. Frunció el ceño, se puso de pie y se marchó. Eso le pasaba a él por intentar ser amable, pero no iba a darse por vencido.

 

.*.

 

Llévame de vuelta a la noche que nos conocimos

Cuando la noche estaba llena de terror

Y tus ojos se llenaron de lagrimas

 

Aquella misma noche Dita llegó al cajero más alejado de la ciudad, vació la tarjeta de Saga, había doce mil grandes y eso le entusiasmó de más, estaba que reventaba de alegría y sabía que no había una segunda oportunidad para retirar, ya le irían pagando con droga.

 

Aún con los montones de billetes, se dirigió al hospital, hizo el pago correspondiente para la operación de Camus y se marchó de vuelta al tiradero.

 

En cuanto llegó, fue recibido por el corderito con un abrazo. Aunque sabía que el abrazo lo necesitaba más Mü.

 

— ¿Todo bien?  — Su amigo negó. —

 

— Nada está bien, no estamos haciendo lo correcto, Dita.

 

— Sí que lo estamos haciendo, ¿Recuerdas? Esta es la vida que escogimos y mucho fue porque te seguimos, así que ahora nos toca hacer nuestro trabajo para protegernos, tú también tienes que pensar primero en nosotros, antes que en nadie más…

 

Mü dejó salir un suspiro alejándose.

Saga había dormido el resto de la tarde después del episodio, pero si para cuando despertara su actitud era la misma, estaba seguro que le tocaría una nueva dosis.

 

 

Cuando aún no me habías tocado

Llévame de vuelta a la noche que nos conocimos

Los tuve, a la mayoría de ustedes

Y ahora no tengo a ninguno

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» D’amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

 

(º·.¸(¨*·.¸ ¸.·*¨)¸.·º)
«.·°·~*~' continuará ‘~*~·°·. »
(¸.·º(¸.·¨* *¨·.¸)º·.¸)

 

(*) Lord Huron - The Night We Met

 

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer y a Isabel, por su bonito comentario.

Nos vemos en el siguiente capítulo 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).