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Inesperado por LunaArlert

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No tuvo mucha idea cómo es que logró hacer que ese plumero se detuviera sobre la isla principal de Neburia para dejarle bajar con un gran esfuerzo que ni él sabía podía hacer, pero no iba a ponerse a preguntar y se sentía orgulloso de que por lo menos pudo. La espalda y el abdomen le estaban doliendo de una manera increíble y creía que estaba desangrándose  aunque en su blanca ropa no tenía más que tres manchas.

Sabía que lo principal era llevar a Link a aquel hombre que parecía ser el doctor del lugar antes de que se le acabara muriendo por la hemorragia, el problema era que no había nadie más y aunque él bien podía buscar por la academia que no era tan grande, también quería saber qué había pasado con los otros.

Había huido sin pensarlo porque estaba consiente que eran capaces de huir, pero si por alguna razón se hubiera equivocado y alguien de ellos resultaba muerto o herido, específicamente Zelda,  la esperanza de una futuro más brillante estaría destruida, sin contar con que Link de seguro quería matarlo por hacer eso.

Afortunadamente como respuesta a sus inquietudes, el Neburi de Zelda y Vilán apareció a su lado. Impa traía una expresión de querer matarlo por haberlos dejado pero las palabras de Zelda le hicieron dejar eso de lado.

—¡Has podido salvarlo! — La encarnación de la Diosa gritó, corriendo hacia él para ver a su amigo que seguía inconsciente—. Por un momento creí que no funcionaría.

Grahim también lo había pensado, pero no lo diría y lo único que hizo fue medio asentir a lo que decía y dejar que Impa lo tomara en sus brazos por fin pues sentía que esta vez no podría mantenerlo en sus brazos sin caerse al suelo por el dolor.

El pequeño grupo se movió hacia la academia de nuevo, Grahim negando la ayuda de cualquiera de ellos que intentara darle algo de apoyo, en muchos sentidos el intentaría proteger la mayor parte de las cosas que lo hacían ser Grahim, su orgullo seguía siendo algo muy importante para él y no estaba dentro de sus planes el simplemente dejarlo de lado.

Buhel rápidamente se acercó a ellos en cuanto los vio, más específicamente a Impa que traía a Link; lucía asustado por la cantidad de sangre que brotaba de las heridas y aunque su mirada pasó por Grahim que seguía presionando su mano sobre su abdomen, le indicó a Impa que colocara a Link sobre la cama para enfocarse a curarle.

Pasó una hora, quizá,  en la que aquel hombre se enfocó en Link completamente, deteniendo la hemorragia y dejándole con un grueso vendaje alrededor de la pierna para terminar con una poción roja que se supone le terminaría de curar. Lucía cansado, pero aun así se acercó a Grahim y le indicó que continuaría con tratar sus heridas.

Tardaron mucho más en dejar a todos listos después de la mini batalla que habían librado, resultaba que Impa y Vilán habían tenido un par de heridas producto de ella, pero finalmente les dijo que todo estaba listo y lo mejor era que cada quien descansara por el resto del día para después hablar al día siguiente de lo que fuera que estaban haciendo.

Grahim obviamente se quedó en el cuarto de Link, ignorando la mirada que aún le dedicaba Impa cada que mencionaba algo de quedarse en solitario con el héroe, le resultaba demasiado gracioso, él había hecho tantas cosas por Link que le resultaba patético que ella creyera que seguía planeando algo malo.

Suspirando de cansancio, se sentó en la misma silla que había usado la primera vez que estuvo en ese lugar y recargó la cabeza contra la pared, mirando a Link que seguía durmiendo con un semblante más o menos calmado.

Las cosas habían pasado y ahora que la adrenalina pasaba, sentía el cansancio más marcado en su cuerpo y a pesar de que quería mantenerse despierto hasta que Link despertara, se vio vencido por el cansancio mucho antes y cerró los ojos.

Link despertó cuando el sol a penas y era visible por la ventana de su cuarto, la cabeza le punzaba y en general se sentía muy agotado.  Las imágenes que le venían a la cabeza no tenían mucho sentido entre si y decir que estaba confundido era decir poco, recordaba que había logrado escapar del Heraldo pero que algo le había hecho,  recordaba que había llegado a Neburia y de ahí nada, por lo menos hasta recordar sentir un intenso dolor en sus pierna mientras Grahim lo sujetaba. ¿Qué había pasado? ¿Por qué lo estaba lastimando? Las preguntas le hicieron mirar a su pierna, encontrando el vendaje y sintiendo el dolor debajo de ello, por un momento creyó que Grahim realmente les había hecho algo y el simple pensamiento le hizo entrar en casi pánico.

Sentándose de golpe sobre la cama, miró alrededor hasta que sus ojos cayeron en la figura que parecía dormir de una manera incómoda sobre la silla frente a su escritorio. Grahim estaba ahí, sin nada que pareciera inhibir sus poderes y luciendo igual o quizá más agotado que él, ni Impa ni Zelda se encontraban y todo lucía normal: eso quería decir que Grahim no era malo.

«Estúpido»

Decir que no se sintió como el mayor imbécil de toda Neburia era decir poco, Grahim le había ayudado todo este tiempo e incluso se había entregado para salvarlos de algo seguramente peor y él había pensado que realmente los había dañado. Se merecía una patada.

Suspirando, volvió a cerrar los ojos para calmar el dolor tan intenso que le seguía golpeando y decidió volver a dormir, quizá mañana las cosas estarían mejor.

◊◊◊

La mañana siguiente, por lo menos, sí empezó mejor. El dolor de cabeza ya no estaba al punto de matarlo y en general sentía que su cuerpo no estaba tan débil como el día anterior. Suspirando, se volvió a sentar sobre la cama, mirando hacia la silla donde había visto a Grahim sentado, encontrando con que no estaba ahí.

—Por fin despiertas, Sky Child ­—por obra de Hylia no brincó al escuchar la voz de Grahim a su lado, girando la cabeza para encontrar al otro sentado al final de su cama.

—¿De qué estás hablando? —Preguntó, su semblante cambiando inmediatamente a una de enojo al recordar aquella cosa que había empezado todos los problemas.

—Te traje ayer en la tarde pero es hasta ahora, el día siguiente por la tarde, que despiertas —dijo con simpleza, recargándose un poco hacia atrás cuando la presión en su abdomen le provocó más dolor—. Si eso no es motivo de asombro, qué puedo decir.

Link dejó de mirarlo, dejando salir el aire que había estado guardando y bajando las piernas de la cama, frunciendo el ceño ante el dolor en su pierna—. ¿Qué fue lo que pasó?

—Pues por alguna razón él logró dejar una de sus más fuertes maldiciones en tu pierna, acabaría por matarte así que fue necesario bajar a las tierras inferiores —explicó, bien podía ver que estaba enojado así que lo que menos necesitaba era bromas suyas.

—¿Por qué bajaste? —Quizá no era el momento, pero estaba enojado y quería dejarlo salir.

Grahim se tensó de inmediato, levantándose de la cama y caminando para recargarse en la pared. Su cabeza giraba con violencia mientras intentaba encontrar las palabras para contestarle, tenía la impresión que de no importando la forma en la que lo dijera, él acabaría regañándolo.

Para su buena suerte, la puerta se abrió y Zelda corrió hasta Link cuando lo vio sentado sobre la cama, sonriendo ampliamente y abrazándolo—. ¡Link! Me alegra tanto que estés bien, estábamos tan preocupados.

—Lo siento, debía ser más cuidadoso —murmuró, abrazándole de vuelta aunque miraba con ojos más que acusadores a Grahim que parecía hacerse el desentendido mirando para otro lado—, seguro retrasé las cosas.

—No importa, por ahora debes de recuperarte y todo estará bien —Zelda sonrió—. Afortunadamente Grahim sabía cómo curarlo, no sé cómo ha podido controlar a tu Neburi rojo, pero lo logró.

—Que impresionante —sí, la verdad estaba más que sorprendido de que haya podido hacer eso, pero el enojo por el cual toda la situación se había desencadenado aún le podía más que lo demás.

—Con las pociones podrás recuperarte en un par de semanas y después de eso podremos hacer todas las cosas que ya habíamos planeado —Impa finalmente habló, cruzándose de brazos—. Hasta entonces, no hay nada más que pueda hacerse.

—¿Dos semana? Eso es mucho, él podría hacerse más fuerte.

—Mientras no tenga a la espada, a mí, no puede hacer mucho, era yo quien llevaba a cabo todo el proceso para que él se fortaleciera —Grahim susurró, animándose  abrir la boca ahora que estaba más gente presente.

—¿Y aun así bajaste?

—Era algo que pasaría más tarde que temprano, Sky Child —dijo, ignorando las miradas de las otras dos—. Lo que él haría hubiese sido mucho peor.

—Si tú no hubieses bajado sin decirme nada no me habría atacado y retrasado las cosas.

—Si tú hubieses sido más cuidadoso él no habría podido hacerte daño.

—Y si tú no actuaras por tu cuenta habríamos podido quizá derrotarlo en ese momento.

—Si hubieses evadido sus ataques como te dije no había podido ni tocarte.

Zelda e Impa solo podían mirar como las recriminaciones iban de un lado para el otro con los dos teniendo algo de razón en ciertas cosas. Que sí, si Grahim no hubiese bajado a las tierras inferiores sin decir que algo estaba pasando, el plan no habría tenido que ser tan apurado pero si Link hubiese controlado más su enojo hacia el Heraldo por como dejó a Grahim, no lo hubiese alcanzado. Ninguno de los dos iba a ganar, realmente.

—Deberíamos irnos, Impa —Zelda susurró cuando ambos parecían haber olvidado que alguien más estaba ahí.

—Es lo más acertado.

Link y Grahim no notaron el momento en el que ambas se fueron, Link se había puesto de pie lo mejor que podía para acercarse a Grahim y este le había recriminado por levantarse y hacer esfuerzo. Link entonces le recriminó el hacer tantos esfuerzos cuando tenía tres jodidos hoyos en el estómago.

—¿Por qué? ¿Por qué no podías decirme que ibas a bajar? —En algún momento parecía estar próximo a llorar de frustración.

—Porque él amenazó con matarte si yo no me entregaba —dijo finalmente, no soportando verlo así—. Si lo hacía, tú tendrías más oportunidad de salir victorioso.

—¿Y no pensaste que no quería eso? ¿No confiabas en que podríamos ganarle aún si tú no te entregabas? —Preguntó con una voz más baja—. Me aterré, tampoco quería que te pasara algo y pensar que pudo haber pasado fue… lo peor.

Grahim lo miró con los ojos un tanto más abiertos, él apenas había entendido que estaba enamorado de Link y no sabía si este sentía lo mismo o solo tuvo miedo de perderlo por el tiempo que habían pasado juntos, pero ciertamente no quería verlo así.

—No, desde el inicio te dije que no permitiría que desaparecieras y si podía evitarlo una vez más, estaba dispuesto a hacerlo —suspiró, agitando la cabeza.

—Pues no lo vuelvas a hacer, de esta debemos de salir todos, no hay otra manera —susurró, dejándose caer en la cama cuando el dolor ya no le dejó estar de pie.

—¿Por qué? Sabes que al final tendré que ser sellado dentro de la espada para que el mal desaparezca —dijo, notando como Link había bajado la cabeza.

—No, eso no pasará —se apresuró a decir, la voz temblándole de nuevo.

Sky Cihld…

—¡Dije que no! —Gritó—. Encontraremos la forma de cambiar las cosas, tú saldrás también de esto.

Link no entendía, debía de admitirlo, no entendía el por qué si quiera pensar en un desenlace con Grahim desapareciendo sonaba tan mal, tan irreal y como algo que jamás querría que pasara. Sí, ambos habían desarrollado una relación muchísimo más cercana por el tiempo que habían pasado, pero aun así no se sentía de esa manera.

El deseo de seguir a su lado era tan grande como el mantener a Zelda bien y protegida pero con algo distinto. Quería a Grahim, de eso no había duda ya, pero la mayor pregunta para él y que libraba una fiera batalla dentro de su cabeza era:

 

¿Cómo lo quería?

Los dedos de Grahim se movieron por entre los cabellos de Link en un movimiento suave y delicado que ni siquiera el mismo autoproclamado señor de los demonios creía que podía hacer, sus negros ojos manteniéndose clavados en la ahora pálida piel de su rostro.

—Descuidado —susurró, bloqueando todo sobre el mundo exterior mientras continuaba mirándolo, manteniendo su cabeza apoyada sobre sus piernas—, impulsivo.

Zelda e Impa le habían dicho que esperara en el cuarto mientras ellas se alistaban, yendo a conseguir pociones y escudos que con suerte les darían unos cuantos minutos para escapar si es que el Heraldo se les iba encima.

Aunque jamás le escucharían decirlo, estaba aterrado por enfrentarse contra él, tenía en mente ya que les iba a estar esperando pues sabía que Grahim era el único que podía curar lo que le había hecho a Link y que forzosamente debían bajar, lo único positivo es que el lago Faroria era muy grande y al menos él no sabría en cuál de todos los puntos bajarían. De cualquier forma no le gustaba el plan, se basaba mucho en la suerte y él era el tipo de ser que prefería mil veces los hechos que estuvieran bien fundamentados.

—Pero no te perderé —había llegado tan lejos ya como para permitir que las cosas se le fueran de las manos en el último momento,  había llegado hasta el punto de degradarse frente a la Diosa y su sirvienta solo por él, eso decía más que cualquier cosa—. Parece ser que al final, tu estúpido radar tenía razón.

Fay era capaz de escuchar las conversaciones que él tenía con el Heraldo, lo había dicho desde el inicio, pero lo que quizá no sabían era que él también podía escucharlos, quizá no tan claramente como ella, pero podía hacerlo y una de las palabras sueltas que había captado tenía que ver con el estar enamorado de quien ellos llamaran Héroe. Ahora se daba cuenta de que quizá así era, veía a Link como una preciada obra de arte que no podía desaparecer, que necesitaba existir hasta que la vida se le acabara de manera natural, que él, una entidad de obscuridad y maldad, lo necesitaba y no quería perderlo.

—Estamos listos —apenas despegando la mirada de Link, observó a Impa y Zelda entrar por la puerta, la bolsa que Zelda llevaba cargando lucía llena hasta el tope al igual que la más pequeña que tenía Impa en la cintura—. Impa quiere idear un plan para asegurar que las cosas salgan bien.

Grahim levantó la ceja al escucharla, mirando a Impa quien parecía no estar de humor para ninguna de sus contestaciones normales—. Dinos qué materiales son de los que estás hablando.

No le gustaba que le ordenaran, lo aborrecía, pero bien sabía que en este caso no podía dejar las cosas así; si quería que el plan tuviera menor factor de suerte debía de al menos idear algo que les aumentara las probabilidades de sobrevivir—. Agua del lago de Faroria y algunos de los materiales que mis monstruos sueltan.

—Tenemos cuatro puntos cerca del lago pero podemos descartar uno que es el más cercano al templo donde el Heraldo permanece, teóricamente —Impa empezó, mirando el mapa que Link había conseguido y que habían tomado para ubicarse—. ¿No sería más fácil traer el agua en lugar de bajar todos?

—Si de alguna milagrosa forma puedes hacer que el agua continúe corriendo y le cubra la parte inferior del cuerpo y anulas las barreras que me impiden conjurar mis monstruos, adelante —suspiró, poniéndose de pie y cargando a Link en sus brazos.

—El lago que tenemos aquí fluye eternamente, ¿por qué no vamos ahí? —Vilán dijo, mirando por la ventana.

—¿Acaso se llama Lago Faroria? —Grahim siseó, realmente estaba seguro que ese tipo solo era útil por su fuerza bruta y nada más.

—Eh, no, ni siquiera sé su nombre.

Conteniendo las ganas de hacer que el otro dejara de hablar para toda su vida, empezó a caminar hacia la puerta, cada paso recordándole de las delicadas heridas que aún adornaban su abdomen y espalda, pero siendo la bruma negra que le había cubierto ya parte del estómago a Link haciéndole lo que le hacía seguir moviéndose.

Zelda, Impa y Vilán le siguieron, Zelda tratando de ocultar su nerviosismo con cada paso que daba, ella había sido testigo del poder del Heraldo y Grahim y tras ver como el primero había derrotado a Grahim y a Link técnicamente dos veces, le aterraba que los atacara nuevamente ahora que, literalmente, no tenían ninguna oportunidad pues aunque tuviera la espada, esta no tendría su poder completo ya que solo Link podía blandirla.

Aún con ello, Zelda y Vilán llamaron a los Neburi, el de Link apareciendo cuando Zelda llamó al suyo, el animal deteniéndose frente a Grahim que aún tenía cargando a su inconsciente amo. Zelda estaba por preguntarle si debía ayudarle o si Impa debería de subir con él para ayudarle cuando el señor de los demonios subió de un pequeño salto, colocando a Link suavemente sobre la espalda del ave y mirándoles como si esperara por ellos.

Decidiendo no discutir nada acerca de ello, Zelda subió a su Neburi con cuidado y esperó a que Impa se acomodara tras de ella y que Vilán abordara el suyo antes de echarlo a volar, notando con asombro como Grahim lograba hacer lo mismo con el mítico Neburi rojo.

Para Grahim era extraño, que ese plumero pareciera hacer caso a sus indicaciones le había sorprendido demasiado pues esperaba que no le permitiría ni poner un dedo sobre alguna pluma, aún más cuando pareció mirar detenidamente a Link que seguía inconsciente sobre sus brazos; había pensado que quizá creería que él le había hecho, pero lo único que había hecho fue tensarse levemente cuando él subió pero relajándose nuevamente cuando el cuerpo de Link tocó su espalda.

Ciertamente no lograba entenderlo, pero para este punto ya ni siquiera podía decir que él seguía siendo una entidad maligna pues había hecho y permitido que tantas cosas sucedieran que sentía era una causa perdida.

Una vez las tres aves pasaron sobre el portal hacia el bosque de Farone, Zelda, Impa y Vilán saltaron hacia abajo, extendiendo diferentes cosas que les ayudarían a aterrizar más fácilmente, él mientras tanto hizo un titánico esfuerzo para acomodar a Link en su espalda para después dejarse caer por el portal, formando las mismas plataformas translucidas para amortiguar su caída hasta que aterrizó a lado de los otros, permaneciendo en su misma posición por varios segundos por el intenso dolor antes de enderezarse y evitar mirarlos—. Apresúrense.

La estatua estaba un tanto lejos del lago pero habían acordado sería la más adecuada para evitar algún encuentro indeseado. Grahim caminó con pasos más lentos de lo que quizá había querido hasta llegar hasta el lago donde se hincó y finalmente depositó a Link de manera que la mitad inferior de su cuerpo, ¿en qué momento había llegado a la mitad de su cuerpo?, quedará bajo el agua del rio.

—Sujétenlo —Zelda fue quien se acercó a sujetarlo para que no se lo llevara la corriente, mirando a Grahim quien se alejaba un tanto de ellos para después estirar la mano, enviando una especie de bruma la cual hizo aparecer a tres bokoblin que no lucían saber completamente el por qué estaban ahí.

Sin mediar una palabra, Grahim creó la espada negra que le habían visto usar antes de cortar de un tajo el pecho de los tres monstruos, haciéndoles gritar antes de caer al suelo, muertos. Con una normalidad impresionante, tomó los cuernos que sobresalían de sus cabezas de un jalón y caminó de vuelta hasta ella, haciéndole una seña con la mano para que se apartara. Aún sin decir nada, rompió el costado de los pantalones de Link antes de enterrar cada uno de los cuernos a lo largo de ella.

Esto por supuesto hizo despertar a Link quien soltó un grito de dolor ante lo intenso que era, haciendo que los otros se tensaran y miraran alrededor al saber que los monstruos podrían venir al escucharle.

—¡Protege a la princesa, Vilán! —Impa gritó en cuanto los primeros monstruos aparecieron, haciendo que el mencionado corriera a golpear algunos de los que se acercaban.

Grahim sabía que la concentración de monstruos haría que el Heraldo sintiera esa fluctuación de energía y terminaría por venir y que en cuanto llegara todo estaría perdido. Link se retorcía en su agarre, el dolor en su pierna seguramente siendo demasiado para su débil estado actual, cortos gritos abandonando su labios hasta que Grahim los acalló con su mano, sujetándole más firmemente para no permitir que su parte inferior saliera del agua.

Para cualquiera que lo viera sería un espectáculo poco agradable; el agua que corría se iba con una leve tintura roja producto de la sangre brotando de su pierna, la piel no siendo apreciable debido a la espesa bruma que seguía rodeándole.

Link intentaba liberarse, agitando su cabeza para poder gritar, y removiendo el cuerpo para calmar el dolor, pero a Grahim no le importaba nada de eso, la desesperación empezaba a apodarse de él mientras veía que la bruma no desaparecía. No podía fallar, él lo había probado una vez y sabía que no fallaba, no podía entender por qué estaba tardando tanto, la bruma ya había llegado hasta casi su  pecho y la sangre no detenía su curso, si no pasaba algo, moriría por la maldición o por la hemorragia.

No.

Su mente gritó, desesperación haciendo que sus brazos tomaran más fuerza para mantener ahora casi la mitad de su pecho bajo el agua, poco importándole que ahora también estaba mojándose.

No puedes morir.

Presionando cada uno de los cuernos más profundamente en su pierna con ayuda de su pie, Link pareció removerse aún más violentamente, cuerpo tensándose antes de relajarse levemente, haciéndole creer por un momento que realmente lo había perdido.

—¡La bruma desaparece! —Zelda gritó, esquivando uno de los golpes de los monstruos.

Grahim a penas y reaccionó, viendo que la bruma empezaba a retraerse hacia su pierna—. Calma, Skychild, no seas débil. —se encontró susurrando a su oído, sintiendo la respiración agitada de su nariz contra su mano, sus brillantes ojos azules mirándole por varios segundos antes de cerrarse nuevamente.

Soltándole, retiró los cuernos de su pierna y volvió a recogerlo en sus brazos, agradeciendo que aquella bruma no estaba más y mirando a los otros que parecían haber logrado vencerlos.

—Iluso sirviente.

Al escuchar la voz, Grahim poco le importó lo demás que pasaba a su alrededor, aunque realmente sabía que estarían bien, y brincó hacia la estatua, impulsándose con las mismas plataformas hasta que pudo ver el Neburi rojo bajo sus pies.

El Heraldo aún no había llegado, pero el haberlo escuchado significaba que estaba muy cerca y no había nada que pudiera hacer contra él.

Era inútil negarlo, realmente estaba enamorado de Link.

«Patético… Quizá.»

 

 

 

Notas finales:

Ahora sí, las súbita aparición de tantos capítulos se debe a las gracias de AY, no me dejaba subir capítulos por alguna razón y pues mejor me dediqué a actualizarlos en Wattpad.

Les pido perdón porque sí, desaparecí por much tiempo de escribir pero les puedo decir que he vuelto y ando con las actualizaciones, si no es aquí, pueden encontrarlas en Wattpad bajo e mismo pseudónimo o Bakeneko37.

Espero les gusten los capítulos, gracias por leer.


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