—Dinos que ha pasado, Link —Impa lo volteó a ver cuándo este llegó al templo.
—Como les dije, en mi pelea contra el heraldo, él saltó a defenderme —suspiró, sabía que no sonaba creíble, resultaba ilógico que quien te intentara matar durante todo el viaje y reviviera al señor del mal, saltara en tu defensa al final. Si él no lo hubiera vivido, no le creería.
—Suena como una trampa, debió de haber pasado algo más que diera el inicio, recuérdalo —insistió.
—Impa, no seas tan dura con él, está bastante herido —Zelda le acercó un banco y le ayudó a sentarse.
Link le agradeció con un gesto de cabeza para después mirar a Grahim, quién seguía inconsciente, Impa le había asegurado a uno de los pilares con un par de grilletes que desprendían un brillo rojizo de vez en cuando. Su cabeza intentaba encontrar aquello que le había pedido pero no logro conseguirlo. Viéndolo como una posible salida, palmeo la funda de la Espada Maestra para pedir ayuda a Fay.
—El Heraldo y Grahim tuvieron una pequeña charla mental. En ella, Grahim se mostró preocupado por la existencia de mí amo, a su manera —dijo en cuanto salió, Link agradeció que ambos se entendieran así de bien.
—¿Pudiste escucharlos? —Impa preguntó, bastante sorprendida.
—Así es, Grahim habla en una frecuencia parecida a la que yo hablo con mi amo —explicó tranquilamente.
—Q-Que despreciable —los ojos de todos fueron a dar a Grahim, quien había despertado e intentaba encontrar una posición más cómoda.
—¿Cuál es tu plan? —Impa lo miró con severidad—. ¿Dónde está tu despreciable amo?
—Mi plan es simple, ya lo he explicado antes pero no me acostumbro a convivir con mentes tan inferiores —una de sus manos hizo ademán de querer apartarse el cabello pero el sonido metálico de los grilletes le hizo gruñir—. Bajo ninguna circunstancia permitiré que Link desaparezca, su ser debe de ser conservado hasta que su tiempo llegue.
—Oh, vaya... —Zelda murmuró, incrédula ante lo que escuchaba, volteó a ver a Link quien se había puesto rojo—. ¿Dónde está el Heraldo?
—En la misma dimensión de donde lo hemos dejado, niña, sé que no ha absorbido por completo tu alma, es decir, el alma de la Diosa, es obvio que su poder no está en su máximo.
—Eso es cierto —Impa suspiró—, logre sellar una parte del alma dentro de Zelda para impedir que muriera.
—Me sorprende, tienes capacidad para pensar después de todo —le parecía bastante sorprendente y, de cierta formo tonto, a Link que Grahim siguiera hablando de esa manera a pesar de la situación en la que se encontraba.
—Guarda silencio —Impa lucía más molesta con cada intervención y Link empezaba a creer que Grahim no terminaría bien si seguía hablando así—. Debemos prepararnos para el próximo combate, tú Link es el único que tiene la fortaleza.
Link bajó levemente la cabeza, se sentía decepcionado con él mismo por no haber sido capaz de ganar cuando todo el mundo tenía confianza y esperanza en que lo lograría.
—No te preocupes, Link, todo estará bien —Zelda le sonrió, hincándose a su lado—. Te has estado esforzado demasiado desde el inicio y tu cuerpo requiere un poco de descanso. Vilán, ¿tienes alguna poción para ayudarle?
El mayor gruñó unas cuantas palabras mientras adoptaba una pose de estar pensando—.Probablemente sí, pero se las dejé a la vieja
Zelda rio levemente, invitándole con la mirada a ir por ellas en lugar de esperar a que alguien le dijera.
—Ve por ellas, Vilán —Impa suspiró, caminando hacia el portal.
—Zelda —Link le hizo una seña para que se acercara—. ¿Podría hablar a solas con él?
La joven intercambió la mirada entre su amigo y el otro que parecía estar demasiado débil como para insultar y despotricar más en su contra. Después de unos segundos, sonrió y asintió—. Yo le digo a Impa, tómate tu tiempo.
Link le agradeció con la mirada y esperó hasta que hablara con Impa, esta se mostró un tanto desconfiada pero después de escuchar con más atención a Zelda, acabó accediendo. Pronto, ambas salieron del templo.
—¿De qué quieres hablar, Sky Child? —Grahim levantó la mirada para observarle.
—Se claro y dime, ¿por qué me has salvado? —Link suspiró, logrando que su voz saliera más firme que antes.
Grahim rio, aquella personalidad sólo le hacía sentirse más complacido con su decisión—. ¿Realmente tengo que volver a explicarlo? Lo he dicho una infinidad de veces.
—Dije que seas claro, ¿a qué te refieres con todo eso de mi ser siendo conservado? —Elevando un poco el tono de voz, se levantó y caminó hasta quedar cerca de él—. Tú y yo somos enemigos, dijiste que querías matarme de la manera más tortuosa posible.
—Dije que te dejaría sordo con tus propios gritos.
—¿Acaso no es lo mismo? —Le miró, rodando los ojos.
—Escucha, eres alguien diferente, a lo largo de mi viaje, te consideré como alguien molesto, alguien que debía de desaparecer para poder seguir con mi camino —hizo una leve pausa, intentando acomodarse en el frío piso—. Sin embargo, cuando estabas a punto de perecer bajo él, sentí la necesidad de detenerlo y conservar lo que eras.
—¿Por qué harías algo así? —Link sentía que aquellas palabras eran sinceras, no entendía la razón detrás de eso, no entendía por qué le causaban una sensación agradable sus palabras.
—Simplemente lo hice —Grahim suspiró con pesadez.
—¿Cómo sé que no es una trampa?
—Puede que el haber visto la manera en que pretendía liberar la espada no haya influido en nada para ti, pero, a mi punto de vista, significan muchas cosas —Grahim le miró acusadoramente, ¿acaso lo consideraba un masoquista?—. Además, la entidad dentro de la espada, debe de obedecer cualquier orden que su amo le diga, yo no lo he hecho…
Link sintió que aquellas palabras encerraban algo mucho más profundo de lo que sonaban inicialmente. Por alguna razón le inquietaba saber qué podría pasar.
—Es muy complicado que confiemos en ti… después de todo, el Heraldo está vivo por ti.
—Era mi amo, debía de hacer lo que me ordenara.
Link se llevó una mano a la cabeza, sonaban tan incoherente sus palabras, si tanta lealtad le tenía, ¿por qué estaba ahí?
«Amo, puedo sentir la confusión dentro de su mente, permítame aclarar un poco de sus dudas»
El joven héroe asintió levemente mientras miraba de reojo a Grahim que parecía haberse sumido en sus propios pensamientos.
«Como entidades destinadas a guiar o preparar el camino para nuestro amo, nosotros debemos de obedecer y aconsejar a cualquier orden que nos dé, no importa si estas órdenes son correctas o no, es nuestro deber seguirlas y asegurarnos de que tenga éxito. En mi caso, la Diosa está llena de bondad, a diferencia del Heraldo, que es maldad pura. Si yo fallara al guiarlo y usted hubiese negado su destino, mi ser hubiese sido sellado dentro de la espada en espera de su despertar… en el caso de Grahim, el castigo a la traición o desobediencia significa perder todo rastro de vida, en pocas palabras, se convertiría en un objeto, moriría»
Link sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, ahora entendía lo que hubiera pasado de no ser por su intervención—. ¿Podrías vigilarle, Fay?
El espíritu salió de la espada y se colocó a pocos centímetros del “prisionero” dando a entender que aceptaba.
—¿Cómo ha ido, Link? —Zelda se acercó rápidamente a él cuando lo vio salir.
—¿Qué has descubierto? —Impa se olvidó de formalismos y le miró acusadoramente.
—Escuchen, sé que suena estúpido y hasta increíble viniendo de mi pero…creo en él, confío en lo que dice —Link levantó una mano cuando vio que Impa estaba por recriminarle algo—. Fay me ha dicho lo que significa traicionar o desobedecer las órdenes de sus amos, es la muerte.
—Bien puede ser un plan elaborado, es obvio que no terminaría con su muerte.
—Impa, realmente no creo que…
—No te dejes engañar, esos dos son seres despreciables.
—¡No estuviste ahí! —Link gritó, sorprendiendo a Zelda, Impa y Vilán que acababa de llegar—. Él, realmente parecía estar matándolo, el diamante en su pecho estaba rompiéndose bajo la fuerza de su pie, incluso me ignoró, su atención estaba completamente en sacar la espada…
—Link…
—En todas mis peleas contra él, nunca demostró ese grado de dolor, nunca gritó, nunca vi brotar aquel líquido de su boca… realmente parecía estar sufriendo, no creo que él pudiera fingir algo así —sus puños se apretaron.
—No termino de confiar en él.
—Impa, siento que debemos de mantenerlo cerca, sea como sea, pasó por ese dolor con tal de proteger a Link —Zelda se acercó a ella.
—¿Pensabas dejarlo aquí? —Link sintió cierto grado de desprecio hacia Impa.
—Era una opción, de esa manera no podría saber dónde nos encontrábamos.
—No lo dejaría atrás…
—¡Amo! Grahim desea hablar con usted de manera urgente —Fay interrumpió su conversación.
Link no contestó, simplemente corrió hacia dentro, siendo seguido por los otros tres.
—Sky Child, mi amo está por llegar a este lugar, aún no tiene su poder completo pero puedo asegurar que está tras la espada.
—Impa, ayúdame a soltarlo —Link se colocó tras él—. ¡Impa!
La mujer permaneció en su mismo lugar por unos segundos más antes de moverse, mientras comenzaba a soltarlo, le miró seriamente—. ¿Por qué notificarnos si viene? ¿Por qué pensar en nosotros? Si todo es parte de su plan, no tiene caso.
—Permíteme aclarar algo, sólo notifiqué de esto a Link, lo que les pase a ustedes, no me importa —dijo con desdén, gruñendo cuando Impa volvió a asegurar sus manos pero por lo menos, por delante.
Link falló en contener una pequeña risa, teniendo cuidado, le ayudó a ponerse de pie, notando como a este le molestaba depender de alguien.
—Está aquí, si nos moveremos, es ahora —Link intentó ignorar el temblor en las piernas del autoproclamado Señor de los Demonios.