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Inesperado por LunaArlert

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Notas del capitulo:

Uhm, nuevamente perdón u.u

Gracias por ser lectoras tan geniales y seguirme apoyando. ¡Las adoro!

Enjoy!♥

La última declaración hizo que la mayoría sintiera una punzada en el estómago, ninguno de los cinco se encontraba en condiciones para pelear contra alguien como él.

Como respuesta a sus temores, la puerta del templo se abrió de un golpe, haciendo que algunas piedras volaran por los aires. El Heraldo de la Muerte se detuvo en el marco, mirando con una furia desenfrenada hacia donde estaba Link y, más específicamente, a Grahim.

—Siempre supe que eras un ser débil y decepcionante, pero nunca imaginé que tanto —su dura voz retumbó en las paredes del lugar, haciendo que la mayoría se sintiera intimidado—. Espero estés consiente de lo que significa el haberme desobedecido.

Link, quien le daba apoyo a Grahim, sintió como este se estremeció levemente ante sus palabras, provocándole una inseguridad mayor. No alcanzaba a comprender que alguien tan seguro de sí mismo y poderoso como lo era Grahim, pudiera sentir ese nivel de miedo ante alguien más.

—Amo… —el de cabello blanco murmuró, no encontrando las palabras para contestar, ¿se suponía que tenía que decir que quería que Link viviera? Obviamente no.

—Ahora, tienes dos opciones: volver conmigo en este preciso instante para terminar lo que hemos comenzado o, llevar esto por el camino difícil —su tono de voz parecía haberse agravado más, algo que parecía imposible.

—Más vale te largues tú o terminaré contigo —Link intervino, notando que nadie hablaba.

—¿Oh? Acaso eres el chico al que estuve por matar hace unos minutos, ¿cómo esperas vencerme? No tienes ni la mitad de fuerza necesaria para eso. —Sonrió con altanería.

Link apretó los dientes mientras sujetaba la empuñadura de su espada, alistándose por si tenía que actuar.

—¿Cómo será, sirviente?

—Será mejor que te largues, él no volverá contigo —de nueva cuenta fue Link quien desafió.

—Vaya que los humanos son criaturas crédulas —el Heraldo rio—. Es el espíritu dentro de una espada, no siente nada por ti, mocoso ingenuo.

—En ningún momento dije algo como eso, lo único que dije es que no volverá —Link apretó la espada, colocándose en una posición donde podría intervenir rápidamente si optaba por atacar a Zelda o Grahim. ¿Por qué todos encaminaban lo dicho por Grahim como algo romántico?

El Heraldo no contestó, simplemente extendió la mano hacia Grahim e hizo un movimiento parecido a un golpe, del cual, salió una onda que golpeó directamente al otro, haciéndole caer.

Link corrió hacia él, echándole una mirada a Impa, pidiéndole que cuidara de Zelda. Grahim seguía consciente, pero mantenía, lo mejor que podía, sus manos en contra de su pecho, con una mueca de dolor bastante agudo—. E-Es la espada… está intentando sacarla —murmuró, haciendo más notorio aún el dolor que sentía.

Link devolvió la mirada al Heraldo, quien fruncía el ceño ante la nula respuesta a su ataque. Fue hasta ese momento en que el joven héroe notó la similitud de ataques, recordaba que había sido ese mismo el que había usado para extraer la espada la primera vez que apareció.

—Impa la selló —murmuró, dándose cuenta del por qué solo sentía el dolor. No imaginaba que tan fuerte era, mientras el heraldo imprimía una fuerza descomunal para intentar sacarla, había otra de igual magnitud oponiéndose, jugando a un tira y afloja con su interior.

—El resistirse es inútil, yo soy tu amo y terminaré contigo fácilmente —repitió, dando un paso hacia ellos.

—Más vale que te alejes —Link se levantó y colocó frente a él, colocando su escudo y espada en posición.

—Patético humano —el Heraldo parecía estar fastidiándose. Sus ojos se movieron entre Link y Zelda, quien parecía tener una especie de conflicto sobre lo que pasaba—. ¿Qué piensas, patética diosa? ¿Te decepciona que tu héroe elegido tenga pensamientos tan estúpidos y ridículos?

—El único ridículo aquí, eres tú. Nada te da el derecho de tratar de esa manera a quien te sirve, ¿te has puesto a pensar que, de no ser por él, no existirías? —Zelda dijo con voz firme, sorprendiéndose a ella misma. ¿Cómo podía estar diciendo aquello? Era culpa de Grahim que ella hubiera estado a poco de morir, culpa de él que el mal por el cual había permanecido dormida, despertara. ¿Por qué razón le defendería ahora?

«Él me protegió»

Las palabras de su amigo y elegido volvieron a su mente, respondiendo su pregunta. Era una diosa de luz, protegía a todo ser que siguiera su camino y apoyar a quienes se movían hacia él. Quizá Grahim solo había actuado en beneficio de Link, era más que probable que ni Impa, Vilán o ella significaran algo para él, pero aun así, el que hubiera desobedecido órdenes de su propio amo, lo hacían alguien digno de proteger ante sus ojos.

—Ahora confirmo que esta raza no tiene salvación alguna, si su propia Diosa es capaz de decir disparates como este, ¿qué pueden esperar los demás? Tendré un especial gusto al momento de destruirlos.

Sin esperar a una contestación o reacción si quiera, el Heraldo se movió rápidamente hacia donde Zelda, Impa y Vilán se encontraban, soltando un golpe al aire que hizo aparecer una bruma  de color negro.

Link a penas y pudo moverse a tiempo para colocar su escudo entre el ataque y ellos, enviando su fuerza restante a las piernas para evitar caerse.

Una sonrisa se formó en los labios del heraldo, haciendo obvio para Link el error que había cometido.

Con una velocidad que ni él mismo sabía que tenía, corrió hacia donde Grahim seguía intentado levantarse. Para su desgracia, el Heraldo le llevaba un tanto de ventaja, por lo que llegó un poco más rápido a él. Sin perder el tiempo, colocó un pie sobre el pecho del otro, pisándolo con la mayor fuerza que tenía.

Sabía que no debía de actuar por impulso, eso le habían enseñado sus docenas de batallas a lo largo de su travesía, sabía que esto le traería más desventajas que ventajas. Pero aun así, no fue capaz de evitarlo, sin detenerse a observar un punto débil, sin pensar en una estrategia para darle ventaja, lo atacó, logrando darle un golpe muy leve en el brazo.

—Que patético —lo predecible sucedió, un ataque directo que mando a Link a estrellarse contra uno de los pilares.

—S-Sky Child… —Grahim murmuró, sintiendo esa punzada que le había hecho moverse en la primera ocasión.

Sus negros ojos se movieron hasta los dorados de él que parecían emanar fuego. Su amo siempre le había intimidado, por más increíble que sonara, era el único ser que podía doblegarlo y hacerle sentir lo mismo que los otros seres inferiores sentían ante él. Sin embargo, esa punzada le hacía querer moverse, incluso aunque él se lo impidiera.

Teniendo un poco de problemas al sacar sus manos de debajo del pie del Heraldo, gracias a que la molesta cadena que unía ambas esposas había quedado aplastada bajo el pie del ser, las separó lo más que pudo y tras chasquear los dedos, múltiples cuchillas salieron con una gran velocidad hacia el Heraldo, quien, por lo inesperado que le resultó aquello, dio un paso hacia atrás, liberándolo del aplastante peso.

Haciendo un esfuerzo mayor, se puso de pie para alejarse de él. Impa, quien se había colocado frente a Zelda para protegerla, le miró amenazante, pensando quizá que se dirigía a atacarlos. Obviamente no fue así, las pasó de largo y llegó hasta Link quien no se había levantado aún.

—Despierta, no es momento para comportarse de manera tan estúpida —le sacudió, notando que el Heraldo lucía más enojado que antes y que, por si fuera poco, estaba acercándose a ellos a un paso más rápido de lo que a él le gustaría—. ¡Link!

El joven gruñó y comenzó a abrir los ojos lentamente. Grahim le ayudó a sentarse y chasqueó los dedos nuevamente para hacer aparecer otra pared de diamantes como escudo—. ¿Grahim?

—No es momento para mostrar tu ya conocida debilidad —dijo, sintiendo una punzada de preocupación al ver el que Link tenía sangre en las manos después de haberse tocado la cabeza.

Link reparó en el estruendo que venía del Heraldo mientras intentaba romper la pared, aquello le hizo despejar el mareo que sentía hasta ese momento y que notara la situación a su alrededor, sus ojos cayeron sobre Grahim que parecía estar perdiendo la fuerza con cada segundo que pasaba—. Deshaz la barrera, me encargaré de él.

Grahim le miró con una expresión que daba a entender que la respuesta era un rotundo no—. Sirvienta de la Diosa, ¿planeas esperar a que las cosas se resuelvan por milagro? Te recuerdo el portal que tienes detrás.

Impa le miró con desprecio por unos segundos—. Vilán, protege a Zelda mientras lo activo —el hombre asintió, un tanto inseguro, pero ocultándolo por su gran orgullo que pesaba más que cualquier cosa.

El Heraldo golpeó el escudo de Grahim, cuarteándolo y haciendo que tuviera que este tuviera que apoyar una rodilla en el suelo. Al parecer, su energía se estaba yendo junto con el escudo—. Sus intentos de supervivencia no tienen valor alguno.

Vilán tomó lo más delicadamente que pudo la mano de Zelda y la jaló a tiempo para esquivar un ataque directo del Heraldo, maldijo internamente porque ese hombre actuara tan inesperadamente.

—¡Zelda! —Link gritó, incorporándose rápidamente y arrepintiéndose al poco rato al sentir el mareo que estuvo por tirarlo al suelo de nuevo.

Casi como broma cruel del destino, el escudo que les había estado protegiendo se quebró, provocando que Grahim cayera sobre ambas rodillas al piso.

No podían hacerle elegir. Viéndolo desde cierta perspectiva, parecía ser obvio a quién debía de darle prioridad, Zelda era su mejor amiga desde el inicio, quien había estado a su lado en todos estos años. Por ella había emprendido esta hazaña, por ella se había enfrentado a innumerables cosas, mientras que Grahim, había sido su obstáculo y enemigo que entorpecía su avance, quien había intentado matarle en más de una ocasión. La lógica dictaba correr en pos de ella, pero no podía.

La “sangre”, los gritos, las palabras dichas por aquel Señor de los Demonios se habían grabado dentro de su mente, no podía mirarlo como enemigo, sentía ese impulso de protegerle tal y como él lo había hecho.

—¡Vilán, corre hacia acá! —Gritó, levantando a Grahim del piso y acomodándolo tras él.

El de peinado extravagante a penas y tuvo tiempo de procesar lo ordenado, sintiendo que la suerte estaba de su lado, esquivó nuevamente al heraldo y corrió hacia Link, asegurándose de que Zelda estuviese bien protegida.

Link preparó de nueva cuenta su escudo y espada para resistir el ataque que se avecinaba. El Heraldo lucía tan fastidiado y fúrico que, siendo sincero con él mismo, no creía soportar el golpe. Su plan no era protegerlos del todo, era hacerles ganar algo de tiempo con su vida misma.

—Bah, no eres el único que tiene fuerza aquí —Vilán le sorprendió cuando sujetó la base del escudo, ayudándole a tener un mejor agarre.

La siguiente acción no necesito de una introducción. Sólo el chasqueo de los dedos llegó a los oídos de Link, quien no tuvo tiempo para exigirle que se detuviera.

La fuerza de los dos más la débil pared de tonalidades amarillas y negras mermó la fuerza del impacto que provocó el ataque del Heraldo. Link y Vilán dieron un pequeño paso hacia atrás para evitar caer al suelo.

—¡Está abierto! —Impa gritó, haciendo que la mayoría sintiera un ligero alivio.

—Vilán, lleva a Zelda, los alcanzaremos en un segundo.

—¿Estás seguro? Ese tipo no luce bien —contestó, mirando a Grahim quien se aferraba a la columna para ponerse de pie.

—No necesito tu lástima, despreciable criatura.

—¡Vayan! —Link empujó hacia el frente el escudo mientras lanzaba un corte con la espada, empujando al Heraldo hacia atrás.

Vilán le sonrió a manera de disculpa a Zelda antes de cargarla y correr hacia donde Impa se encontraba.

La mujer les indicó que entraran mientras ella corría hacia Link y Grahim—. ¡Corran! Le he programado para que se cierre dentro de poco —gritó, colocando una barrera frente a ella.

—No tengo intensiones de dejarte atrás —Link se sujetó el brazo de Grahim para ayudarle a mantenerse de pie.

—¡No es momento para esto! —Impa volvió a gritar.

—¡Hallemos la forma de distraerlo!

—¡Qué ridiculez! —El grito de Grahim les hizo mirarlo, un tanto sorprendidos—. Realmente son… —sin terminar su oración, chasqueó sus dedos y apuntó hacia enfrente. Pronto, múltiples espadas delgadas y negras se lanzaron contra el Heraldo.

Tanto Impa como Link se sorprendieron de ver la potencia del ataque, el Heraldo realmente parecía estar teniendo dificultades para esquivar cada uno, incluso tenía algunas cortadas en los brazos.

Por desgracia, tuvieron que volver de su asombro por un mal acontecimiento.

—¡Grahim! —Link gritó cuando sintió que el espíritu dejaba caer su peso completo en contra de él, notando que parecía haberse desmayado.

—Es hora de movernos —Impa maldijo en voz baja mientras tomaba a Grahim del otro brazo y echaba a correr hacia el portal.

Cuando el Heraldo esquivó la última espada, se encaminó velozmente hacia donde los otros tres iban.

El tiempo parecía ir más lento, Link podía jurar que el Heraldo estaba sobre ellos o que lo estaría en cualquier momento, sentía que no sería capaz de mantener la fuerza por más tiempo para moverse él y medio cargar a Grahim, por un momento dejó que la negatividad le dominara. Fue gracias a los destellos azulados que se producían cada que caminaba a través del portal los que le hicieron reaccionar.

Los tres cayeron al suelo después de salir de la dimensión, escuchando cómo el portal se cerraba tras ellos.

—¡Me alegra que estén aquí! —Zelda gritó, corriendo hacia ellos.

Entre ella y Vilán recostaron a Grahim sobre el suelo y ayudaron a los otros dos a sentarse. Los ojos de los cuatro se clavaron en la figura recostada entre ellos.

—Impa —Link comenzó, hablando entre jadeos—. ¿Necesitas más pruebas que esta?

 

Notas finales:

¿Qué ta, qué tal? 

Pues aquí se muestra el pánico terror que le provoca a Grahim su querido amo... pero también se muestra lo que es capaz de hacer por Link y viceversa.

Por otro lado, vemos que Zelda confía en Grahim por el simple hecho de haber salvado a Link. Además, es una Diosa, todos deberían de confiar en su juicio. Impa sigue dudando pero al final se ha tocado un poco el corazón y ayudó a Link a sacarlo de ahí.

Al final vemos que Grahim optó por ayudarlos a escapar a ambos, en lugar de mover a Link para que sólo se salvara él. ¿Qué será?

No hace falta decir el verdadero dolor y peligro que representará el heraldo, ¿nee?

Espero les haya gustado de verdad y no olviden dejar sus valiosos comentarios ♥

¡Nos leemos pronto!


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