Yo amaba a Aoba-san. Yo quería salvar a Aoba-san. ¿Qué he hecho? Observo mis temblorosas manos, horrorizado. Le he hecho daño. No me atrevo a contemplar su débil e inválido cuerpo y solo puedo mirar el suelo. Es mi culpa. Aoba-san ya no puede moverse. Aoba-san ya no puede ver. Es mi culpa. Yo le he hecho esto.
Yo quería salvarlo. No me hubiera importado morir en el intento. Pero no fui lo suficientemente fuerte. Mi humanidad puede ser erradicada tan fácilmente…
Aoba-san, yo te amaba. Te amo. En el fondo, nunca he dejado de amarte.
Quería ser humano. De verdad quería serlo.
—Clear...—oigo que me llama, inseguro. Me levanto de un salto y voy automáticamente hacia él.
—¡Aoba-san!—exclamo—. Yo...
Me detengo. ¿Qué le voy a decir? ¿Qué le puedo decir? ¿No te preocupes? ¿Estoy aquí? … ¿Te protegeré?
Mis pensamientos duelen. Sean cuales sean las palabras, suenan vacías provenientes de mí. Han perdido toda la consistencia y solidez que una vez tuvieron. ¿Qué puedo decirle?
“Vuelvo a ser yo mismo, Aoba-san. He recuperado mis recuerdos”.
“Ya no debes preocuparte más. Estoy contigo. No dejaré que te pase nada”.
“Gracias por salvarme. Gracias por salvarme siempre. Siempre haces tanto por mí...”
“Echaba de menos tu voz. Echaba de menos oírte de nuevo, Aoba-san...”
“Lo siento. Por no ser lo suficientemente fuerte, por haber fracasado en mi determinación. Por no haber podido salvarte en ese entonces. Por haberte hecho daño. Por haberte encerrado, por haberte dejado inmóvil, por haberte quitado la luz. Por haberte cortado las alas, la libertad, la voluntad... Lo siento por hacer que sufrieras. Por...”
Las frases se arremolinan de forma caótica en mi mente, pero no encuentro el valor para expresarlas en voz alta. Quisiera decírselo todo, y sin embargo soy incapaz de articular nada. No encuentro las palabras adecuadas. Todo sonaría demasiado superficial e insustancial en mis labios.
Observo su indefenso, mutilado cuerpo y comienzo a temblar mientras se me forma un nudo en la garganta. Algo dentro de mí se rompe. Realmente no hay palabras que usar. No hay palabras para describir esto. Ninguna serviría, ni sería nunca suficiente.
—Clear...—dice Aoba-san de nuevo. Abre los labios como si quisiera añadir algo más, pero se queda callado. Quizá él tampoco sepa qué decir. Se le ve preocupado e inseguro. Por un momento, me ha parecido que me quería preguntar si estaba bien. Aoba-san...
Aprieto los dientes. Una nueva resolución crece en mí. Ahora lo importante es Aoba-san. Esto aún no ha acabado. No puedo quedarme parado lamentándome y odiándome. No tengo tiempo para sentir inseguridad.
Debo ayudar a Aoba-san. Debo centrarme en el presente. Quiero calmar sus ansias y temores, así que me obligo a aguantar mis remordimientos.
—Aoba-san...lo siento—digo.
En estas tres simples palabras podría haber dejado mi corazón.
—Aoba-san, te sacaré de aquí—afirmo con determinación—. Vamos a escapar de Toue.
ESCOGE:
Opción A: Amo a Clear (capítulo 4, FINAL A)
Opción B: Amo a Aoba-san (capítulo 5, FINAL B)