Vislumbro una pálida sonrisa en los labios de Aoba-san. Por algún motivo, eso me trae escalofríos.
—¿Sabes, Clear? —dice—. He estado hablando con alguien.
Lo miro, confundido, sin comprender de qué habla.
—No te entiendo, Aoba-san.
Él sonríe de nuevo.
—Estos meses he estado hablando con alguien en mi cabeza. Es alguien que ya no está aquí —se detiene un momento y frunce un poco los labios, como si quisiera ordenar las ideas de su mente. Prosigue—: Al principio pensaba que era un sueño. Un producto de mi imaginación para escapar de mi realidad blanca cuando aún estaba sujeto a los experimentos de Toue. Pero pronto me di cuenta de que no podía ser. No soñaba colores. De hecho, hace mucho que ya no sueño otra cosa que no sea oscuridad.
Culpabilidad. Inspiro poco a poco para calmar mis latidos. En mi réplica perfecta de corazón, que bombea aceite hacia arterias artificiales, éstos se sienten más reales que nunca.
—Aoba-san... —empiezo.
—Sei —me corta—. Su nombre era Sei. ¿Te suena?
¿Sei? Me parece haber escuchado ese nombre en alguna parte; pero no puedo recordar dónde, ni cuándo fue. Sei... tengo la vaga sensación de que era alguien importante. Para Toue. Para esta ciudad.
—Sei-san... ¿es alguien que está en la torre?
Aoba-san esboza una sonrisa triste.
—Estaba. Ahora ya no.
Automáticamente comprendo el significado de su expresión y el tono grave de su voz.
—Clear, ¿sabes por qué tengo el Scrap? —me pregunta. Un mal presentimiento me invade. No muy seguro de adónde se dirigirá esta conversación, respondo.
—No, Aoba-san.
Él sonríe de nuevo. Sin embargo, sus sonrisas en vez de tranquilizarme solo hacen que mi inquietud aumente.
—Clear —tiemblo momentáneamente al oírle pronunciar mi nombre. Lo dice con un tono delicado y cálido, envolviéndolo de ternura, como si fuera algo que atesorara. La manera en que Aoba-san me llama por mi nombre me hace sentir amado y especial, y me pregunto si realmente lo merezco—. Sei era mi gemelo. Ambos nacimos aquí, en el laboratorio. Somos un producto de Oval Tower.
Dilato mis ojos a causa de la sorpresa.
—Toue buscaba una manera de controlar la mente humana. Y la consiguió. A través de genes manipulados, nacimos nosotros. Podemos entrar dentro de las personas. Yo con mi voz, Sei con sus ojos. Tenemos una modulación especial creada a partir de un ADN modificado artificialmente.
Noto cómo mi garganta se constriñe. Sabía del poder de Aoba-san, pero nunca sospeché que fuera una creación de Toue. Este último nunca me explicó nada de todo esto. Trago saliva. No puede ser. Entonces, en el fondo... ¿Aoba-san es como yo? Este pensamiento hace que me percate de que la brecha que nos separa podría ser en realidad mucho más fina de lo que pensaba.
“¿Somos lo mismo?”
—Mientras que yo logré escabullirme de mi destino en Oval Tower gracias a baa-chan, Sei se quedó aquí. Toda su vida estuvo atrapado aquí. Como un pájaro enjaulado, ansiando salir. Pero al final, nunca lo logró —se detiene, e inspira profundamente. Mientras su pecho se arquea ligeramente, observo cómo su rostro esboza pequeñas muecas. Parece estar haciendo todo lo posible por calmar sus emociones.
—Aoba-san, no tienes que...
“No tienes que contenerte” quería decirle. Pero me interrumpe antes de que pueda terminar.
—Sei nunca salió de Oval Tower, pero siempre mantuvo la esperanza e hizo todo lo posible para escapar. Por eso vinimos aquí. Sei me trajo aquí. Para liberarle.
Su voz tiembla un poco diciendo eso último, con sus pálidos labios curvados en una sonrisa desolada.
—Buscando la libertad, nii-san a lo largo de los años accedió con su mente al plano virtual y expandió su consciencia, desarrollando múltiples de ellas para poder escapar de este lugar. Nuestro poder con el plano virtual es parecido al que tenemos con la psique de las personas, ya que al fin y al cabo es una dimensión donde solo se puede entrar mentalmente. Mientras estaba atrapado en este laboratorio, yo también expandí mi consciencia sin darme cuenta intentando buscar una salida, y me encontré con Sei. Así fue como descubrí su existencia.
Estoy sin palabras. Por la historia de Aoba-san, por lo que supone para él contarme esto, por cómo debe sentirse mientras lo hace.
—No sé durante cuánto tiempo hemos estado juntos, pero, atrapado en los experimentos de Toue, siempre escapaba para ir a hablar con Sei. Él quería salvarme, pero su cuerpo y su mente estaban incluso más deteriorados que los míos. Durante años, había construido un plan para detener a Toue... pero al final murió sin poder llevarlo a cabo. Cuando Sei dejó de existir, perdí toda esperanza y mi mundo se volvió negro. Pensé simplemente en rendirme, en renunciar a mí mismo y dejarme llevar; si eso podía hacerte feliz. La realidad dejó de importarme. Sin embargo... ahora he recuperado algo que quiero proteger.
Aoba-san esboza una tierna sonrisa con esa última afirmación, e inmediatamente se pone serio otra vez.
—Clear, voy a destruir la torre.