POV. WooHyun (WH)
Soy un chico muy social que le encanta agradarle a las personas, aunque solo eran pocas con las que compartía mi días, Lee Ho Won mejor conocido como Hoya era una de ellas, lo conocí en la facultad estando en el mismas clases, por lo cual no fue difícil hacernos cercanos y también estaba Lee SungJong el pequeño vecino de Hoya que se nos pegaba como chicle en cuanto nos veía llegar solo para discutir; Ese niño con pinta de adorable ciertamente era diabólico, pero solo conseguía sacarme una sonrisa con sus particularidades.
Me encontraba cursando mi segundo año de universidad, estudiaba Medicina a petición de mis padres ya que era el negocio familiar, todos los Nam debíamos ser doctores, pero había decidido que este semestre sería diferente seguir mis sueños independiente de los planes que tuvieran mis padres conmigo.
No dejaría la carrera pero me daría tiempo para mi propios gustos, por lo cual decidí meterme al taller de canto explicándole a mis progenitores que era necesario cursar cursos optativos, mentí ciertamente ya que en medicina era una de las pocas carreras donde no pedían eso debido a lo demandante de esta.
Así que llegue entusiasmado a mi taller de canto, después de terminar con todas mis clases siendo el primero en llegar, me detuve a analizar todo a mi alrededor cuando de pronto se abrió la puerta del salón de clases, dando paso a un chico.
La imagen de aquel chico que veía frente a mí me impacto, era alto de cabello color caramelo corto que resaltaba perfectamente la tonalidad lechosa de su piel , con unos ojos tan pequeños que era difícil saber si estaban abiertos o no, parecía un hámster , un hámster encantador, ciertamente me había gustado.
Así que había de sumarlo a mi lista de romances tal vez por eso decidí presentarme ante el de esa forma:
-WH: Annyong haseyo!! Bienvenido soy Nam WooHyun, por favor no te enamores de mí.
Para que viera mi seguridad y darle el ambiente de que sería difícil de conseguir, a las personas les gustan los retos no?
Pero su respuesta me sorprendido, recibiendo una negativa para nada fingida, no estaba impuesto a ese tipo de reacciones, casi siempre eran los demás los que pedían conocerme, o se emocionaban si yo decidía hablarles por lo me que desilusione, pero después de pensarlo unos segundos lo vi como un nuevo reto, uno que iba ganar ciertamente.
Por eso había decidido después ese día pegármele como chicle a ese bonito hyung saludándolo, despidiéndome y preguntándole cómo fue su día, aunque sin mucho éxito ya que nunca me contestaba o si lo hacía solo se limitaba a un SI o NO, por dios hasta lo había alagado por su hermosa voz, aunque no mentía, pero claro yo era mejor.
Para mi tranquilidad o no, no solo tenía esa actitud conmigo si no con todos, siempre estaba solo, por lo cual me llamo la atención cuando alguien, muy animado por cierto, fue a recogerlo después de clases, si tenía un amigo, eso me tranquilizo pero hizo que me diera envidia, preguntándome que había hecho ese hyung desconocido para que él le dirigiera la palabra.
Ciertamente ya me estaba cansando, era bonito para tenerlo en mi colección pero pues poner tanto esfuerzo por algo que solo sería uno más, pues no era para tanto, así que ese día había decidido rendirme después de dos meses de insistencia.
Yo creo que noto mi indiferencia, claro quien no la notaria siendo yo el centro del universo, que él solito llego a saludarme, lo cual alegro mi día.
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Después de ese día nos encontrábamos platicando todos los días después del taller sobre nuestras vidas, era una persona tan interesante con ideales similares a los míos solo que solía ser un poco pesimista, el comentaba que por eso la gente le costaba acercarse a él y pues a él no le interesaba mucho tampoco, a su vez descubrimos que nuestros amigos también se conocían, precisamente a consecuencia del taller de danza, llegando a la conclusión de que esos dos se gustaban, pero decidimos que era mejor que ellos mismos se dieran cuenta.
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Después de un mes de compartir nuestros ratos libres había olvidado mi plan original, simplemente porque ese hyung me agradaba demasiado como para arruinarlo por una aventura, además había llegado a la conclusión de que al no le gustaban los hombres, aunque nunca se lo había preguntado directamente.
Él había convertido en poco tiempo en mi mejor amigo, sabía tantas cosas de mí como yo de él, ciertamente era genial estar a su lado, sentía tanta comodidad a su lado. Nunca parábamos de reír, bueno solamente cuando estaba su pequeño vecino alrededor, ya que el menor me fulminaba con la mirada y no me dejaba acercármele, ciertamente estaba enamorado de él, cosa que él no veía y lo confundía con admiración pero quien era yo para aclararlo, el menor era el que debía de hacer eso.
Jong y Myung también se conocían del instituto, el menor estaba perdidamente enamorado de "L" ( así me comento Jongie que le decían a MyungSoo en el instituto) por consiguiente cuando conoció a mi Hyung le declaro la guerra. Así que teníamos a dos adolecentes fastidiosos alrededor para arruinarnos la existencia.