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Freistaat Bayern por Mizuki_sama

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Capítulo 11

Shadow le guiaba por la pista de baile con evidente perfección, con inigualable experiencia, Charles seguía girando mientras sus manos formaban inerrables  arabescos en una inevitable conversación con las manos de Shadow.

Era una escena que no podía evitar mientras se miraban a los ojos a profundidad y con pánico descubría que Shaw le estaba seduciendo, no era difícil notarlo cuando la manos de Shadow se colocaron en su cintura y le elevaron en el aire, comprendía porque el mayor había pedido la quinta pieza: sin duda sabía que tocarían una mazurca, dio media vuelta quedando su espalda unida por tres segundos infames a la de Shadow y un segundo después sus muñecas volvían a rosarse y él podía adivinar el anillo familiar que el mayor llevaba en la mano derecha, probablemente en el dedo índice y otro en el pulgar, 

Probablemente era un tonto, y lo reconoció con pesar, mientras sus ojos se prendaban, una vez más en los de Shadow, como cuando se vieran en su única conversación, Shadow no había tenido necesidad de hablarle: sus movimientos hablaban por él y charles aun recordaba el primer estremecimiento que lo había recorrido cuando sus manos de rosaran por vez primera y Shadow le dirigiera una de esas miradas profundas llenas de secretos.

Sonrió un tanto reconociendo que era un poco hipócrita, no era que tuviera miedo de Shadow, ni que le desagradara por completo, era un instinto primario y casi animal, de auto-conservación, quería sobrevivir a aquel hombre, sobrevivir a la promesa que había en sus ojos y probablemente… a la evidente tensión sexual que aquel hombre se estaba encargando de crear entre ambos.

Sonrió recordando un poco a Aria, sus ojos profundos y su mirar claro a veces, tenso en otras ocasiones y amante la mayoría de ellas, sus dedos se encontraron con el aire de un cuello ajeno y sus ojos se encontraron con los de Shadow al tiempo que las palabras de Aria estallaban en su cabeza,  las acallo antes de que tomaran forma, no quería oírlo en aquel momento, puesto que aunque no estaban comprometidos ni los unía lazo alguno de índole matrimonial o de fidelidad, sin embargo.... Las manos de Shadow bajaron por sus brazos, que se hallaban elevados en el aire, se detuviera en su cintura y volvió a elevarse en el aire, mantuvo sus manos sobre las de Shadow y se miraron, en aquella pose, a los ojos, Charles sintió que el aire se le detenía en los pulmones y no precisamente por molestia, Shadow lo bajo del aire y volvieron a moverse con aquellos movimientos tan rápidos y complicados, formando arabescos en el aire con las manos y al final con el cuerpo, mientras Shadow se encargaba de hacer posible que el pasara por debajo de aquel brazo, comenzaba a agitarse y lo sabía, era un baile rápido, podía adivinar sin dudas dos mechones de pelo rebeldes que escapaban, sentía a cada momento más fuerte y las odiosa la sensación y las ganas de echarse a llorar comenzaban a ser imposibles ignorar. Las manos de Shadow se detuvieron una sobre su hombro y la otra sobre el brazo y entonces como inspirado por el momento soltó la súplica.

-por favor… por favor… no puedo- los ojos de charles eran azules y muy hermosos, además, parecían bastante puros, expresaban una pureza inevitable e imposible de ignorar, Shadow comprendió, o creyó hacerlo lo que es casi lo mismo, y sonrió, no era una sonrisa triunfal como el muchacho temiera, sino comprensivo- no puedo más- logro decir al fin Charles, salvando un poco su orgullo, se había asustado y ya comenzaba a avergonzarse.

-Está bien, quizás he sido demasiado expresivo- comento ligero, como despachando y olvidando que no había pronunciado palabra desde que comenzaran a bailar- y el baile es demasiado… vivaz- sonrió de manera extraña con ese brillo casi desconocido en los ojos para luego, con los movimientos expertos que solo da una exhausta educación en la corte, comenzar a danzar hasta llegar al borde de la pista de baile.

Charles sintió que podía ser libre y que nunca había sido infiel, aunque el receptor de dicha fidelidad, estuviera muerto.

Se miró en los ojos de Shadow y observo que este lo miraba con una astucia evidente, de nuevo se tensó.

-¿se encuentra bien?

-si… -bajo los ojos, como era lo correcto hacer y al mismo tiempo con unas ganas infames de dar media vuelta y dejar solo a aquel infame, o de tirarle lo primero que encontrara: su orgullo comenzaba a pasarle cuenta- gracias- logro decir en voz baja, casi como un susurro.

-un placer… si lo desea puedo traerle un vaso de ponche… aún no termina la pieza- y aunque era amable, Charles podía adivinar la burla velada en sus palabras… una burla diferente, como quien le diría que había visto algo más que su miedo.

Shadow sabía que charles había sentido la muda comunicación del baile y, aun peor: sabía que su táctica había funcionado.

Junto sus dos manos, enfundadas en blancos guantes y tomando un respiro rápido le miro a los ojos, con una sonrisa adivinándose en ellos, con un brillo diferente… con algo… desconocido en ellos.

-se lo agradecería profundamente- contesto con la voz clara, sin morderse los labios y formando una adorable sonrisa.

“para bailar un tango… hacen falta dos” fue lo que cruzo por la mente del más joven mientras veía a Shadow ir por su copa, tenía un interés gigantesco por ver lo que había detrás de aquel casi descarado cortejo a su persona, sin embargo… sin embargo tenía miedo de lo que pudiese ver en la mente de Shadow, había algo en aquel hombre que daba miedo.

Pero al mismo tiempo, sospechaba que podía sostenerle el juego a Shadow, y mantenerlo a raya, su instinto le decía que aquel hombre no era de fiar y él no iba a olvidar aquello.

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La copa de champan que daba vueltas entre sus manos mientras miraba las parejas bailar en medio de la pista formando complicados arabescos con demasiada expresividad, y lo vio, allí en medio de la bruma que formaban los invitados de su real majestad... girando en los brazos de un hombre que no le era desconocido, y aun así, solo podía ver su expresión serena a pesar de la fuerza del baile, con los ojos claros,  a pesar del modo en que las manos se elevaban en inigualables arabescos y sin embargo, era la primera vez que sus ojos, mil veces malditos, quedaban presos de unos simples movimientos, no era un amante natural de los bailes, y de hecho rehuía de ellos en cuanto se le presentaba la oportunidad, aun así.

Aunque podía adivinar el porqué, los movimientos, claros y muy hermosos, eran como una historia sin contar, sin detenerse, sin explicar nada y aun así, sin dejar de ser lo suficientemente hermosa como para no apartar los ojos de ella.

Entonces se detuvieron, supuso que el más joven se habría cansado: el baile era, como bien se daba cuenta, rápido y complicado.

-Aunque haya sido nieta de un duque, tenía todas las tendencias alocadas de la familia. Los Serein, la familia de su padre, son indisciplinados por naturaleza y necesitaban ser frenados- decía una voz evidentemente dura a su lado-  pero por supuesto, después de casarse con Suffore, no se podría esperar que ella actuara decentemente… -la voz era cada vez más dura y estando él delante de aquella columna, no podía saber quién era él que hablaba tan duramente de Emma- con todo podría contenerse un poco y no demostrar a diestra y siniestra un comportamiento tan vergonzoso y dejar por el suelo el nombre de su familia.

-por supuesto, estoy de acuerdo con usted- la otra voz era mucho más suave, y tenía un sonido lento y cadencioso- si no se comporta más cuerdamente pronto dejara de recibir invitaciones a cualquier casa decente y estará dentro del círculo del príncipe y no en el de la reina, como debería ser vista su posición como la viuda de Suffore.

Casi vio rojo ante él al escuchar esas palabras y apretó con dureza las manos desnudas contra el vaso que tenía entre sus manos, podía adivinar a Emma bailando en medio de los danzantes, hacía poco que se la habían llevado, pero no se había fijado en el comportamiento de ella, ¿Quizás intentaba ponerlo celoso y antes de notarlo él, lo hubiesen vistos aquellas viperinas serpientes sociales? En silencio maldijo la suerte de haber venido… y sus dientes ya iban a  rechinar los unos contra los otros cuando….

-¿Se encuentra bien? –pregunto la voz a su lado, no pertenecía a nadie en especial y, por supuesto, no pertenecía a los que antes habían hablado, le miro… tenía los ojos azules como dos zafiros gemelos, unos labios rojos como la sangre y una expresión tan amable, que por un segundo no lo reconoció.

No lo reconoció, porque lo que recordaba de él era una mirada serena, ligeramente molesta y despreciativa, en ese momento su mirada era diferente, tranquila, serena, y su expresión era dócil y amable en vez de la sonrisa irónica que había acariciado sus labios al inicio de la velada.

-me encuentro bien- contesto mirándole directamente, a los ojos azules que le miraban y entonces la vio, la sonrisa suave, muy suave delineando sus delicados labios y mirándole... y, así tan de repente, bajando los ojos, luego mirándole de nuevo la sonrisa haciéndose ligeramente más grande sin ser descarada, como si estuviera haciendo esfuerzos por no sonreír y aun así sonriendo le miraba a los ojos y luego como guiándole miraba hacia abajo… entonces comprendió… había destrozado la copa que estaba en su mano, el champan se había desparramado sobre su mano, sangrante por el cristal roto de la copa- oh vaya.

“Que escándalo”

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“si, oh vaya” fue lo que cruzo la mente de Charles como un relámpago, siendo sincero, mientras Shadow se iba había comenzado a escuchar los pensamientos, muy fuertes, de alguien en la fiesta, que despotricaba, casi tanto como él, en contra de Suffore, de Emma Suffore, tan dulce ella, que bailaba con un duque en aquellos momentos, con una sonrisa divertida “debería abstenerse de bailar tanto al menos, lleva todas las piezas bailadas y ¡no ha pasado ni un año!” y él estaba de acuerdo con aquella persona, por ello mientras buscaba a la dueña de aquellos pensamientos (Beta, no tan joven pero muy hermosa) y su interlocutor (omega, joven, atractivo y probablemente el consorte de un marques) que le daba la razón en todo a ella.

“como si estuvieran en posición de criticarla…” entonces aquel pensamiento, crudo, enfurecido, completamente rojo como un toro enfurecido se le cruzo como un chispazo y se topó de frente con Lensherr, cuya expresión, calmada, era desmentida por el peligroso brillo que había ocupado en sus ojos y  sus manos que acababan de destrozar una copa y comenzaba una a sangrar.

Una suerte de desdén acompañado de desprecio y cierta conmiseración se acogieron en su interior, a pesar de todo podía adivinar el deseo de Lensher de que se respetara a la mujer con la que estaba y su probable, no era seguro, incomodidad ante los rumores que rodeaban su ya de por si complicada relación con lady Suffore.

Sorprendentemente se encontró sintiendo cierta piedad por el hombre, aunque no demasiada; miro un poco por encima del hombro de Lensherr para ver si Shadow volvía pronto y luego miro al dux.

El vidrio cayó al suelo, pero en medio del ruido, de la música, del baile y de las conversaciones se perdió, Lensherr casi sintió a los sirvientes ver donde había caído la copa y comenzar a planear limpiarlo sin molestar, se miró en aquellos ojos azules, que lo observaban sin el menor atisbo de burla o desdén.

 Solo lo miraba, luego cerro los ojos un segundo, como tomando una decisión.

¿Qué estaría pensando?

Fue entonces cuando sintió cierta calidez en sus manos, siempre frías, eran las del más joven, aunque no eran sus manos, estas se encontraban enfundadas en unos guantes inmaculadamente blancos, se tensó.

Su mano estaba ensangrentadas, y sin duda mancharía aquellos…

A veces se sorprendía de su propia estupidez.

Su mano, estaba envuelta en un pañuelo blanco, muy blanco que sin embargo lograba cubrir la sangre.

-No lo será difícil esconderlo-  dijo el joven rápidamente, retrocediendo un paso, y luego dos antes de volverse, vio aparecer a dos metros a Shadow, que venia con dos copas en sus manos.

 

 

 

Notas finales:

Notas de la Autora: No estoy muy segura de que decir, excepto.. que esto me ha salido muy raro... .-. 

Ah y que el resfrió se esta cobrando cara la estadía está vez (si, me resfrié, soy humana al fin y al cabo) pero eso no es lo importante, como pueden ver, Shaw se juega una buena carta con el baile y Erick que estuvo en el lugar menos indicado para oír una conversación no amable.

y la primera escena de acercamiento no bélico entre los protagonistas.

 

Por cierto, el baile es el que aparece en la pelicula de anna karenina -la ultima, si- y se que no es exactamente una mazurca, pero el libro dice una cosa y bueno... estas cosas pasan y como dicen todos allí afuera: es mi obra y si digo que ese baile es una mazurca, lo és porque es mi historia.

O algo así. xD

En todo caso espero que haya sido de vuestro gusto. 

Hasta pronto.


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