Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Freistaat Bayern por Mizuki_sama

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capitulo 12

—Nunca había conocido a un joven que prefiera las orquídeas de esta casa a las rosas y creo que debo sentirme halagado porque usted lo haya hecho; fui yo quien las trajo por primera vez a Baviera de mi último viaje a Oriente.

—Supuse que eran orientales; por eso me parecieron tan sugestivas.

— ¿Le interesa el Oriente?

—No he tenido, como usted, el privilegio de conocerlo, pero creo que tiene mucho que enseñarnos, si sabemos aprender.

Sorprendido, Sebastián preguntó:

— ¿Qué desea aprender usted?

— ¿Cómo expresarlo, señoría?… Tal vez el misterio del universo, el conocimiento oculto que no está destinado a los mortales comunes y corrientes. Es algo de lo que en Oriente saben mucho más que nosotros.

La mirada de Shadow era de profundo asombro; pero, antes de que pudiera decir nada, los interrumpieron.

—Perdonen — la voz era clara como un mar en calma y fría como un tempano de hielo, Charles se volvió a prisa a ver al que hablaba quedando, al verlo, sorprendido.

—Lensherr- la voz de Sebastián Shadow le dio nombre al recién llegado y Charles le ofreció una sonrisa sorprendido del seco tono de su compañero, podría jurar que Shaw y Lensherr no tenían una relación muy positiva, al mismo tiempo que se preguntaba cómo es que aquel hombre seguía allí, cuando el esperaba que se fuera, miro con curiosidad a mano del dux extranjero y vio que unos guantes blancos los cubrían sin marca alguna de la sangre que hasta hace poco las cubría — ¿necesita algo? — "eso ya es demasiado" se dijo Charles mirando la situación y sintiéndose, ligeramente escandalizado ante la grosería del mayor.

—en realidad si y no, vengo por una pieza prometida — la sonrisa irónica de Lensherr sorprendió a sus dos oyentes que lo miraron uno con enfadada confusión y otro, el más joven, con dulce curiosidad.

— ¿Perdone?- la voz de Shadow tenía el tono peligroso que debía anteceder a los grandes duelos.

—una pieza que se me ha prometido…si lo ve, la séptima pieza está a punto — si bien su sonrisa no era gigantesca, había algo en sus ojos, en la curvatura cínica de sus labios y en el modo en que le miro que provoco que Charles tuviera que hacer un esfuerzo para no retroceder.

Al mismo tiempo se lamentaba internamente por aquella inesperada situación, después de todo, al fin y tras diez minutos de incomodidad absoluta él y Shadow habían logrado internarse en una conversación agradable y sencilla sin mayores pretensiones que pasar bien aquellos minutos.

Pero ahora ocurría aquello, en silencio se preguntó, si su padre no habría planeado quizás castigarlo por algún error cometido en el pasado "imposible, a menos que…" repentinamente sonrió tímidamente a Lensherr mientras sentía que perdía fuerzas "no puede ser… estoy imaginando cosas".

—En todo caso… ¿Me concede el honor de este baile, marques Xavier? — A su favor debía decir que Lensherr tenía unos modales exquisitos, y sus maneras eran dignas de un rey.

—Será… un honor — Charles accedió, un poco titubeante preguntándose si realmente su padre había cedido aquella pieza y con una sonrisa encantadora que hizo las veces de disculpa ante Shadow al que dijo —con su permiso señoría — y una mirada de apenada vergüenza que aseguro que no tenía ni idea de aquella pieza.

Busco, mientras caminaba de la mano de Lensher hacia la pista de baile, a su padre con la mirada y al verlo noto que este también lo miraba… con aprobación.

"realmente lo hizo"

Lensher le guio de una manera que él mismo no esperaba: había algo misterioso, por no decir místico, en aquellos movimientos cuando ambos entraron a bailar aquella pieza.

Ambos giraron de manera compenetrada y serena sin decir palabra en la primera parte del baile dónde solo parecían concentrados en mirarse a los ojos no dar n paso en falso.

Charles giro con tranquilidad en sus brazos mientras la banda de música interpretaba de manera perfectamente compenetrada aquella hermosa pieza, era consciente de que no debería estar bailándolo realmente.

Puesto que conocía la pieza la disfruto de un modo completamente diferente.

La pieza era relativamente nueva y de hecho el conocía a su compositor, un hombre que había alcanzado una exagerada popularidad hacía tres años.

Había sido su profesor de música, y, aunque él nunca lo sabría, Charles conocía la historia tras aquella dulce y tranquila pieza, tan parecida al vals.

El profesor Wickhram la había escrito en memoria de su esposa y era un lamento de soledad y dolor.

Era también la expresión de un amor que jamás desaparecería; un amor que, por ser perfecto, trascendía las barreras de la muerte.

Por eso las notas finales surgían de su corazón sufriente, pero que aún conservaba la fe.

Y por aquella fe imposible de olvidar y de perder, era que la pieza hablaba de esperanza de amor, de dolor y de calma…

De nuevo se reflejó en los ojos de Lensherr tras dar la tercera vuelta completa a la pista de baile, la pieza era lo suficiente lenta como para hablar, lo suficientemente complicada como para concentrarse y lo suficientemente hermosa como para atraer a las parejas – haciendo hincapié en los enamorados- a bailarla, y sin embargo… Lensherr no había hecho el mayor esfuerzo por hablarle.

Y tras un breve vistazo a su mente- muy breve- había notado que en realidad aquel hombre- que, por decirlo de algún modo, no le agradaba – estaba recordando algo hermoso, triste y desgarrador, algo terrible, triste y doloroso.

Supo que no estaba en paz consigo mismo mientras bailaba con él, y deseo –por algunos ínfimos segundos- poder detener aquel dolor.

Hablo.

—Gracias por invitarme a bailar. En este ambiente tan hermoso, me parece como si tuviera alas en los pies — formulo con una sonrisa maravillosa mientras seguían dando pasos y ponía una de sus manos sobre su brazo mientras la otra se asía a la del extranjero con delicadeza.

—Con tal de que no las utilice para volar y alejarse… — la respuesta del dux fue serena, acompañada de una sonrisa y un ligero brillo de animación en los ojos, que desapareció tan rápido como había aparecido.

—Habla como si yo fuera un personaje de cuento o de una obra teatral —contestó Charles con una sonrisa, ligeramente ofendido por aquel tono burlón y aun así aliviado por el— Y la verdad es que me siento, desde que llegué aquí, como si nada de esto fuera real, como si lo estuviera soñando.

— ¿Por qué lo dice?

—Es el primer baile al que asisto — lo explico — y no he hecho más que bailar con personas agradables e importantes… me siento como un niño que acaba de cruzar el mundo de los sueños para conocer a todos los personajes de leyenda que admira — sonrió deseando haberlo hecho bien "no importa lo importante que sea el hombre; siempre sentirá deseos de ser halagado, admira su porte, su forma de cabalgar, admíralo a él y si no puedes admirarlo; admira sus propiedades, porque son una extensión suya" Ah Marcial era increíble….

—Me resulta difícil pensar que eso me incluye a mí — contesto con voz clara mientras lo hacía girar dos veces y luego volvían a bailar con tranquilidad de nuevo, provocando que charles tuviera deseos de rodar los ojos, no era tan bueno dirigiendo falsos cumplidos, pero mantuvo su sonrisa y sus ojos abiertos con dulzura (y mucha inocencia o algo semejante, esperaba) en ellos.

—Sin duda sabe que usted si es un personaje poco menos que legendario. Cuando le oí mencionar por primera vez, pensé que debía haberlo inventado alguien con una imaginación desbocada — logro decir tras decidir que un poco de mentira diplomacia no estaría mal.

Fue ahora el arconte de Aria quien río.

—Como toda la gente que me conoce bien, pronto descubrirá que soy real y, además, muy humano — parecía genuinamente divertido por lo que él había dicho y le miraba con una ironía casi palpable en los ojos.

A Charles le habría gustado decir algo al respecto pero se aplaco a sí mismo a prisa; "como soy tan joven sin duda piensa que no lo note" decidió.

—Me parece que discutiríamos toda la noche, señoría, sin llegar a ponernos de acuerdo— contesto con algo semejante a la discreción mientras se recordaba a si mismo que, si bien no lo conocía en lo absoluto, prefería que pusiera esa expresión a sentir su tristeza tan suya, internamente se dijo que no vería en su mente a menos que fuese necesario…

— ¿Qué ha oído decir de mí? — la voz de Lensher lo saco, rápidamente de sus pensamientos y lo miro.

—Hasta en los pantanos de Serels croan las ranas hablando de usted, y las aves que cruzan el mar llevan en el pico, en lugar de semillas o pajitas para el nido, chismes acerca de su persona — a sus oídos lo que dijo sonó bien, pero estuvo seguro de que no era la respuesta que él esperaba y eso lo satisfizo en cierta medida.

—Me sorprende— por unos segundos quiso reírse pero continúo...

— ¡Ah, no! Debe de saber que por todas partes se habla de usted. ¿Por qué no reconocerlo y disfrutar de ello?

— ¿Y qué piensa de lo que oyó decir? O mejor será que pregunte: ¿qué opina ahora que me conoce?

— ¿Qué espera que diga? ¿Qué estoy abrumado, atónito por la magnificencia de su señoría? — Además de divertirlo a él sentía una satisfacción mucho más alta ahora, que podía, en cierta medida, devolverle un insulto que aquel hombre no era consciente de haberle hecho.

—Se burla de mí, algo a lo que no estoy acostumbrado— aunque claro aquel hombre era más perceptivo de lo que el mismo Charles esperaba...

—Ya lo supongo. Seguramente todos se inclinan ante usted; pero… ¿se ha preguntado si esa devoción se debe a usted mismo o a su posición? — Charles se tensó tras oírse decir eso y miro a su interlocutor. "idiota, idiota" ¿Por qué había confundido sus palabras con sus pensamientos? ¿Por qué?

—Ahora es usted impertinente de veras —dijo cortante Erick y lo hizo girar al compás de la pieza con tal rapidez que Charles no acertó a contestar hasta que no hubo recobrado el aliento.

—Lo lamento si he sido grosero… Discúlpeme, se lo ruego — lo miro con unos ojos hermosos, sinceramente arrepentido por lo dicho; era consciente de que, en cierto modo, lo había herido.

—No grosero, exactamente. Tal vez sea sólo que no estoy acostumbrado a esa franqueza— Contesto tras unos segundos el dux, mientras la pieza continuaba y Charles se recriminaba mentalmente, al final vio una sonrisa de lado aparecer en sus labios y una expresión cínica cruzarle los ojos — Y no creo que todos los que me conocen sean respetuosos conmigo sólo por lo que usted insinúa.

—Si soy cruel al arruinar sus ilusiones, le pido perdón nuevamente. — Logro decir con un tono arrepentido y humilde — Debe comprender que no estoy acostumbrado a tan distinguida compañía y por eso no sé comportarme.

El arconte pareció pensar en ello por unos momentos mientras seguían bailando y Charles ya veía terminado –y destrozado- su esfuerzo por hacer agradable aquella pieza cuando Lensher hablo.

—Suponía que los jovencitos de su edad eran dulces y amables; que veían el mundo con lentes de color de rosa — comento con tono pensativo el dux y le miro a los ojos de nuevo.

—Así es, desde luego, pero, algunas veces, ven con ellos cosas tan deslumbrantes… que tienen que quitárselos— comento en respuesta el muchacho.

—De nuevo, Marques Xavier, tengo la incómoda sensación de que se ríe de mí.

Charles suspiró.

—Y yo me excuso de nuevo. Deseaba que disfrutara de su primer baile conmigo. ¡Qué pena! Tal vez ahora no vuelva a invitarme.

—Sin duda lo invitaré de nuevo, ya que deseo continuar la conversación —afirmó Erick con seguridad—. Pero estoy asombrado; no es usted como yo esperaba.

—Hay muchas jóvenes aquí esta noche, que dirán y harán justo lo que su señoría espera.

—Y sabe, sin que yo lo diga, que me aburrirían sobremanera.

—Entonces no se queje si yo lo escandalizo— le sonrió adorablemente.

—No estoy escandalizado; simplemente siento curiosidad. ¿Qué edad tiene?

—La misma que mi hermana.

— ¡No lo creo! — los ojos de Lensherr le miraron de forma extraña y Charles suspiro dramática y exageradamente

—Está bien: soy un anciano, pero encontré el secreto de la eterna juventud que el hombre busca desde el principio de los tiempos.

—Estoy dispuesto a reconocer que su cerebro al menos tiene cien años— concedió el mayor guiándolo por la pista de baile.

— ¿Tan poco? Entonces necesitaré muchas más vidas para estar a la altura de su señoría.

— ¿Se refiere a la reencarnación?

—Supuse que a eso se refería usted, sólo que de forma no muy halagadora.

al final, era evidente Charles no había logrado que su antagonismo por el hombre desapareciera-

Sin darse cuenta habían dejado de bailar, estando ambos al borde de la pista de baile, y se miraban como dos duelistas que se midieran antes de sacar las espadas, mas, entonces, se les acercó lady Von Tomer diciendo con voz falsamente amable:

— ¡Vaya, Arconte! Me parece que no es necesario permanecer en el centro de la pista para conversar con el marques Xavier. Mi nieta Emma está ansiosa por bailar con usted; acaba de decírmelo.

El dux Lensher se volvió hacia Charles para decir algo más, pero ya Wolf, sin duda percatándose de lo que sucedía, estaba a su lado.

—Me prometió la pieza siguiente, Xavier.

—Sí, por supuesto —respondió él y sonrió al arconte—. Muchas gracias, señoría, por el baile más agradable que he disfrutado en mi vida — dijo lo último más deseoso de incomodar a la duquesa que pensando realmente en agradecer a Lensher.

Le pareció que lady Von Tomer casi resoplaba de alivio y, divertido interiormente, aceptó el brazo de James Howlett y ambos salieron del salón.

Cuando estuvieron fuera, él le preguntó:

— ¿se encuentra bien? Me he dado cuenta de que algo pasaba.

—Me encuentro bien, gracias — sonrió suavemente al marques mientras se relajaba, la presencia de Wolf le daba una seguridad extraña, llegando incluso a olvidarse de que, en realidad, su padre probablemente no aprobaría que hubiera salido al balcón con algún hombre –más aun alfa- solo conversaba con el arconte de Ansalli, creo que no soy lo que él esperaba.

— ¿Puedo preguntar de qué hablabais?

—De él mismo… y de la reencarnación — contesto, con sinceridad.

— ¡Santo cielo, con razón estaba asombrado!

Fue inevitable, al ver lo sorprendido que estaba el mayor echar a reír, con ligereza y en el auge de su juventud, y por primera vez, en toda su vida, alguien lo dejo reír libremente sin preguntar y sin detenerlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).