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Freistaat Bayern por Mizuki_sama

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Capítulo 2

Aunque ya habían pasado dos semanas de haberse declarado oficialmente la temporada social, no por ello dejaban de llegar de cuando en cuando algunos carruajes con algunos nobles que llegaban un tanto rezagados, preciosa carga llevaban algunos carruajes sin embargo, si llevaban a alguna debutante dentro de ellos o quizás un digno funcionario, un viejo marques o alguno de esos jóvenes disolutos que conforman la joven sociedad noble de Baviera, tal era el caso de un carruaje de color negro, que en sus respectivas puertas llevaba exacto, y nada vulgar, el escudo de la familia Wolf, de aspecto recio, los bordes de cada escudo eran de pan de oro, y en el interior del carruaje se veían tapizados los asientos del mismo de fino brocado color vino, sentado únicamente dentro de ese carruaje se encontraba lord, conocido en el bajo mundo como Wolverine, era un hombre que aparentaba unos jóvenes 30 años, de aspecto regio y ojos de profundo color azul medianoche, este hombre a pesar de su juventud era considerado como el sicario de su majestad, titulado honroso, quizás, que solo se le daba por lo bajo, en silencio, en salones casi vacíos y solamente gente poderosa, nadie se atrevería a retarle, además de ellos, el joven lord no era muy asiduo a las temporadas sociales, siendo más amante de los burdeles la calle Marshall, venía a ocupar el lugar como representante de la familia Wolf, puesto que su padre había considerado necesario que así fuera, Wolverine volvió a pensar en su padre, un hombre de aproximadamente 70 años, ya viejo, pero aun vigoroso, su padre había tenido a su hijo a la edad de cuarenta años y bien lo sabía wolverine, por un matrimonio que la misma reina de ese entonces había forzado con una joven duquesita que había sido presenta a sociedad cuando por razones del destino el marque Wolf la había invitado a bailar y su entonces serenísima majestad decidió la boda sin opción a rechazo, el joven volvió a suspirar, su padre había comentado con notable ironía que el mismo debería casarse pronto , y que quería ver nietos antes de que la parca viniera a visitarlo, por su parte el , wolverine sin embargo no compartía aquel deseo, casi prefería caerse de un barco a un estanque lleno de tiburones a casarse, la idea de casarse no le hacia la más mínima gracia.

Cerrando los ojos pensó en las posibles candidatas a ser su consorte, pensando que sería mucho más cómodo que él pudiera elegirla antes de que su majestad decidiera eso también.

El carruaje se movía con desesperante lentitud y el no podía menos que maldecir aquello, bien sabía que probablemente la culpa era suya, a quien se le ocurría llegar el día de paseo oficial de abertura de la temporada de su majestad, bien que no eran pocos los que llegaban aquel día, pero su majestad insistía en hacer ella misma una apertura, que el consideraba extraoficial, pero ya que, el asunto no tenía solución, su majestad podía continuar con su costumbre todo el tiempo que quisiera, una vez se casara no volvería a pisar la capital Baviera jamás.

Lo que en su idioma se traducía como una buena cantidad de tiempo.

Mientras tanto en la mansión Antares el señor de la casa observaba junto a sus dos hijos a la señora de la casa desesperarse por el tono de las teclas del piano, con una sonrisa había comentado que podía llamar por otro piano y la cosa seria solucionada, pero la marquesa insistía en que aún se podía salvar el viejo piano, perdón no viejo, sino antiguo, regalo de bodas de su hermano, y que sin embargo recién sacaban de sótano de la mansión, un suspiro escapo de los labios del señor mientras la dama hundía el rostro entre sus manos.

-seria encantador que Raven fuera reconocida por su talento a la hora de tocar el piano –dijo al fin la mujer, quien tras ver como su marido educaba a su hijo como un hombre y no como un doncel había descargado sobre la joven rubia todos sus anhelos de tener una hija a quien mimar dulcemente y convertir en una princesa de mundo de chocolate. Cosa que había logrado para pesar de quien fuera a futuro su esposo.

Ante el aspecto desolado de la marquesa su hijo suspiro mientras adelantaba él dos pasos hacia ella.

-madre- susurro con aquella delicada voz , herencia suya quizás, mientras una sonrisa leve se asomaba en sus labios –madre- repitió extendiendo una mano hacia ella, tocando su brazo izquierdo- aún falta una semana para el baile de la reina, para entonces podremos solucionar lo, madre – repitió logrando que la mujer lo mirara- lord Malcom lo solucionará – la miro, refiriéndose con singular ligereza a su padrino y le sonrió suavemente al fin, logrando que la mujer al perderse en sus ojos azules, asintiera creyéndole completamente, sin sospechar que tanto el hijo como su marido pensaban que lo único confiable era que las teclas serian cambiadas.

Mientras la escena se desarrollaba, la joven hija de los Xavier no lo pasaba mejor en su habitación, donde la costurera aun tomaba ciertas medidas, que incluían falta absoluta (bueno casi absoluta) de ropa, la joven debutante era en aquellos momentos un precioso rubí, por lo roas que estaban sus mejillas ante semejante necedad por parte de la costurera.

Apretó un poco los dientes al ver como los alfileres ingresaban al interior del lino que la cubría, pero eso no cambiaba nada, ella seguía teniendo la impresión de que aquellas puntiagudas cositas iban a atravesarla a ella.

-oh no se preocupe- le sonrió la costurera continuando su monologo mientras seguía tomando las medidas del cuerpo de la joven- ya vera que cuando le lleguen los vestidos se vera hermosa, estoy planeando un primoroso vestido de terciopelo rojo, con lazo dorado

-limítese al blanco, por favor –suspiro a su lado una voz cansada y un poco brusca, era la institutriz de la joven, lady Broself, una mujer de aproximadamente 34 años, de cabello legro liso que la misma llevaba siempre atado en un apretado moño, sin embargo Raven podía adivinar un alma joven en aquella mujer al observar su piel de alabastro y profundos ojos azules como el cielo a la hora del té, la joven la miro con una sonrisa breve en los labios mientras la mujer mantenía ese aire duro que parecen tener todas las institutrices y las miraba a Raven y a las costurera con el mismo.

-¿y eso porque? –contesto insolentemente la modista, con el aire ofendido que toman las personas cuando se tocan temas sensibles.

-porque –dijo la institutriz mirándola con profundo desdén—mi lady es una debutante.

-bah –desestimo con un gesto las palabras de lady Broself, la modista- he vestido a debutantes siempre y se lo que esta temporada tiene para ella, un vestido rojo no ofenderá a nadie si lo usa en el baile de máscaras del marques Wolf, de hecho llamara la suficiente atención como para que los jóvenes se batan a duelo por mi lady –y volvió a mirar a la muchacha- y todos sabemos cuánto eleva la valía de una debutante eso –y continuo tomando las medidas, por otro lado, al oír la palabra duelo, la joven haba palidecido sin entender del todo las palabras de la modista, la institutriz solo apretó los labios antes de salir con un portazo de la habitación.

Raven miro a la modista con duda y temor, además de vergüenza por la actitud que había tomado su acompañante, la modista le sonrió relajada.

-todas son unas amargadas –le sonrió con dulzura- ¿sabe usted porque? –la joven negó con la cabeza y la modista rio ligera mientras sus ojos tomaban un tinte de burla y la voz salía con un tono de crueldad- porque no eran lo suficientemente rica o hermosa como para que un hombre quisiera casarse con ellas.

El viento entro por la ventana, agitando de manera extraña las cortinas.

Notas finales:

si, se que esta un poco laxo, pero mi inspiracion no daba demasiado, este capitulo me ha demorado dos meses completos en terminar de escribir u-u

fue extraño


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