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Freistaat Bayern por Mizuki_sama

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Capítulo 7

Emma Suffore cruzo las puertas del gran salón  del brazo del dux extranjero Erick Lensherr, su sonrisa clásica y su mirada atenta atrajeron unas cuantas miradas discretas hacía ella, y su brazo enlazado al del caballero atrajeron la escandalizada atención de los demás invitados sobre su acompañante, miro a Erick con ansiedad, inquieta de que este enfureciera ante la insultante curiosidad de algunas miradas indiscretas de los presentes y apretó por reflejo su brazo, Erick la miro sereno, y luego volvió a seguir con la mirada el hilo curioso de las miradas de Alessa Von Tomer, tal como él sospechara, la dama buscaba atenta y serena con la mirada a alguien, Emma observo atenta a ambos, Erick y Alessa, el primero seguía el hilo de miradas que dejaba la segunda, y está parecía buscar a alguien, fue la primera en notar, por ello, que su tía había encontrado  a quién fuera que buscaba, mirándolo un segundo, antes de concentrarse en buscar a otras personas, siempre con los ojos, Erick seguía observando la línea de miradas de lady Von Tomer.

 

Emma miro al causante del primer brillo de la mirada de su abuela, estaba al lado de la mesa del bufete, joven y hermoso, dueño de una carismática sonrisa, un rostro de facciones clásicas y piel de alabastro, sus ojos parecían brillar como dos zafiros, en aquel momento fue ella la que dejo el brazo de Erick, no era la primera vez que miraba a una criatura hermosa, la gran sociedad de Baviera estaba orgullosa de su amplio mercado de flores, todos hermosos en su mayoría, el muchacho noto su fija mirada y la observo, su mirar era seguro y directo, aun así parecía bastante joven, la bella viuda se preguntó si ya era casado, parecía tener una personalidad fuerte y segura, bastante dueño de sí, sostenía su mirada con tal seguridad que de no ser por la sonrisa suave, clara y serena que había nacido en sus labios mientras sus miradas se conectaban, Emma  habría apartado la mirada del joven pero era imposible hacerlo y le devolvió la sonrisa,  miro a Erick, que apenas había notado su acción, puesto que seguía con la vista fija en su abuela, y en un momento de fragilidad, ofendida en su orgullo por la falta de interés de su pareja, tomo la decisión y le volvió a mirar, el muchacho seguía mirándola con curiosidad, miro a los músicos, tocando una pieza de fondo pero aun no empezaban los baile, y se decidió, comenzó a cruzar, sola, el amplio salón,  llego frente al muchacho, preguntándose internamente si este era beta o alfa y le sonrió clásica y perfecta, exótica y hermosa. Preguntándose qué podía decir, sin resultar vulgar.

Entonces escucho la voz clara y segura de su real majestad.

-mis amables invitados, si fueran tan amables, la cena  nos espera –sonrió este y movió el brazo derecho de manera clara y dramática, entonces, y después de su majestad, el  mayordomo de la casa saco una al parecer larga lista y elevo la voz.

-por favor, pasen al salón después de oír sus nombres- tomo un poco de aire y empezó a llamar –  la honorable duquesa Von Tomer, el dux Erick Lensherr , Condesa Suffore , el duque Saint Germain, el marqués de la Coeur, el marqués y la marquesa de Antares, sus hijos,  la honorable…. *

Uno a uno cruzaron el salón, Emma maldijo en silencio antes de alejarse del muchacho, que ahora la miraba con mayor curiosidad y fue a enlazar su brazo al de Erick que la miro con una ceja alzada, como preguntándole donde había ido,  ella le sonrió dulce, encantadora y tomando asiento en su lugar, busco a prisa verlo, el muchacho avanzo, siendo anunciado como uno de los hijos del marques Antares, a su lado enlazando su brazo encantadoramente al suyo estaba una muchacha que ella adivino su hermana, sonreía dulcemente, el marques tomo asiento al lado de lady Von Tomer, junto a él su esposa y al lado de esta su hijo, y su hija, pudo verlo perfectamente al quedar sentada frente al muchacho, sus miradas se cruzaron graciosamente y ambos se dirigieron educadas sonrisas, Emma habría querido hablarle, pero no era lo indicado y lo sabía.

-La cena… está servida, disfruten por favor –el príncipe Alexander seguía teniendo las mismas maneras que lo habían hecho famoso en el extranjero como un caballero sin par, en silencio vio como todos comenzaban a cenar, conto aproximadamente 40 o 50 invitados, todos de noble cuna, magnos títulos y sospechaba un agrio abolengo.

-Querida prima- dijo una voz a su lado y Emma recordó que era una invitada, observando al hombre que estaba sentado a su lado, lo reconoció enseguida y por un momento temió sonrojarse,  Sebastián Shaw, marques de Shadow que había fungido en Ansalli hacia un año como diplomático Baviero, sus ojos oscuros  la observaban con la misma seguridad de antes y la línea cruel de sus labios se había hecho más profunda desde la última vez que lo viera, reprimió un temblor físico y le sonrió suavemente.

-marques, que placer volver a verlo –saludo suavemente, sin tomar en cuenta su plato, se amonesto internamente llamándose ingrata al temer la amabilidad de su importante familiar, pero no podía evitarlo, sentía terror de aquel hombre.

-lo mismo digo, prima –saludo suavemente mirándola bajo sus negras pestañas- ¿Puedo suponer que sentís curiosidad por Charless Xavier? –señalo con una ceja alzada y tono cortes- hablo del hijo del marques de Antares – expreso en voz baja y encantadora elevando su copa ante un brindis del príncipe , ella se apresuró a hacer lo mismo concentrada en el movimiento de la copa, Shaw se las había  arreglado para señalar con la copa al muchacho con quien cruzara miradas- es la joya de la temporada según las palabras de nuestra dulce y encantadora princesa  Lidia –comento, la sonrisa clara y serena, los ojos inteligentes estudiando sus reacciones- un omega notable.

-¿así? –se las arregló para contestar, absorbiendo la información soltada como una esponja absorbe el agua, ignoro que la información le había caído como un golpe en el estómago o un balde de agua fría, no habría creído nunca que fuera un omega - ¿ha recibido ya propuestas? –pregunto con voz suave, maldiciendo su estupidez al preguntar aquello, se dijo a si misma que su actitud era exagerada, Shaw no podía sacar provecho de algo tan inocente como su curiosidad.

- realmente no lo sé, llegue apenas hoy, pero imagino que es posible, aunque también es posible, conociendo el orgullo de Xavier sea tan alto que considere que nadie es dingo de su  hijo – se llevó educadamente un trozo de su plato a los labios mediante el cubierto, y Emma comprendiendo se concentró un poco en su comida, volvió la mirada para hablar con Erick, y observo que este miraba fijamente al muchacho, esté le devolvía la mirada con una seguridad casi ofensiva, ahora que Emma sabía que el muchacho era un omega, era insultante que sostuviese de aquella forma la mirada de Erick, ambos se sondaban los ojos con tranquila seguridad, el muchacho no parecía incomodo en lo absoluto.

 

El dux Lensherr sentado en la mesa del príncipe, a dos asientos del príncipe Alexander, que era encantadoramente ocupado por las atenciones de una amable duquesa,  ocupaba como si de un insulto se tratara la mirada de un muchacho que para él era un completo desconocido, había notado con sorpresa que mientras cenaban, Emma había compartido miradas con el muchacho y con la experiencia que dan años dentro de la alta sociedad, sabía que en aquellas miradas había quedado una invitación abierta, era verdad que no lo conocía, y que Emma no era esposa suya, pero los celos se habían formado como un trozo de escarcha en el estómago y sentía la bilis subírsele por la garganta, el muchacho  le sostenía con serenidad la mirada y casi podía leer la curiosidad unida a un educado desagrado en aquellos ojos, ignoro su obvia juventud, su piel de alabastro y el brillo extraño de que eran dueños aquellos ojos, no estaba ocupado en su belleza sino en sus orgullo herido, Emma era su amante y no tenia porque haber ocupado su atención de manera tan descarada con aquel mocoso.

Se preguntó en silencio cuánto duraría aquella insufrible cena, y luego el baile, le resultaba absurda e irremediablemente molesto que el muchacho pareciera tan joven y aun así tuviese la voluntad suficiente de sostenerle la mirada con semejante seguridad, hombre sin duda más experimentados habían aguantado mucho menos tiempo que aquel jovencito, pudo notar un movimiento en los rasgos  del más joven y se preguntó en silencio si ya se había rendido en aquella guerra de miradas, suerte infantil que sin duda le sería reclamada por Emma, si es que antes lady Von Tomer no lo acusaba de haber ofendido a alguien.

 el muchacho no parpadeo, fue Erick quien lo hizo, sorprendido, nunca antes  alguien lo había sorprendido de aquella manera, pero acababan de vencerlo, el muchacho le había sonreído con una pasmosa facilidad, mientras se sostenían las miradas y lo había confundido lo suficiente como para hacerlo parpadear, sintió como alguien le apretaba el brazo y volvió, aun admirado, la mirada a quien reclamaba de manera tan poco educada su atención, sus ojos se cruzaron con los de Emma, brillantes, confusos, furiosos.

-¿a… a quién miras? –preguntó, su voz clara, su tono bajo, el tinte oscuro.

Lady Von Tomer  observaba a los invitados mientras acompañaba con su conversación a la princesa Lidia, había terminado sentada junto a ella y reconocía con desagrado que esto le resultaba insoportable, la princesa no era digna de su atención, vulgar, descarada y sin paz, sus mates eran conocidos con demasiada rapidez, lo que resultaba altamente bochornoso, solamente podía excusar aquella actitud sabiendo que era extranjera y nada bueno podía esperarse de un extranjero,  la princesa sonreía hipócrita y vulgar a su parecer mientras alababa dulce y carente de gracia a su nieta.

-su majestad es amable, Emma es la luz de mi corazón, ahora que mi hija ya no está- sonrió dulce, encantadoramente, los ojos velados bajo un brillo intrigante.

-Sin duda lo es, es su vivo retrato- la princesa le sostenía con graciosa seguridad la mirada, los labios formando una sonrisa, el movimiento de los cubiertos olvidado, como en una guerra silenciosa, Alessa Von Tomer sintió el insulto y ladeo la cabeza, como hace años no lo hiciera, las joyas formando un brillo peligroso alrededor de su rostro, sosteniendo la mirada, Lidia podía ser princesa pero le faltaba mucho para poder estar a su altura, no pensaba permitir que aquella jovencita lo olvidara.

-ciertamente, algo que ella debe agradecer, es difícil no encontrar incluso entre nosotros algunos líos del mestizaje- señalo y la miro directamente al rostro, la muchacha habría querido mirarla por encima de la nariz, pero quedo en silencio, asumiendo el insulto con lentitud, la duquesa le sonrió y volvió la cabeza al hombre que estaba a su lados entado en la mesa, en el movimiento admiro como Logan hablaba con educado interés con una encantadora viuda, titulo sin importancia y fortuna ínfima, por otro lado Shaw estaba al otro lado de la mesa, sentado al lado de Emma, conversando ambos, noto un movimiento cortes, Emma volverse, y el dux inclinar la cabeza hacia ella, ¿Qué tanto hablarían? En silencio acepto que sería conveniente que se casaran antes de que los rumores se hicieran insultantes.

 

 

La cena termino, mientras cenaban, y todos se ocupaban de sí mismos, el mayordomo anunciaba que la cena había terminado, el salón de Misclov los esperaba atento, el baile empezaría pronto, y seguía oyéndose de fondo el dulce lamento de los violines, acompañados de un fondo oscuro, formado por un piano.

 


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