La víspera de navidad se acercaba, todos se preparaban en sus casas poniendo el arbol y los diversos adornos navideños, mientras tanto, un rubio aburrido y desesperado se encontraba en el balcón de una mansión victoriana.
El rubio nunca vio a la ambulancia regresar, por lo que se puso a pensar sobre todas las posibilidades que existían de que algo malo hubiera pasado o de que solo fuera una falsa alarma... no, algo malo debió haber pasado así que sin pensarlo mas, saltó de el balcón cayendo grácilmente sobre el pasto. Todo esto era observado por unos ojos negros que se encontraban escondidos en los enormes setos con flores. Se arrastró hasta la puerta de la cocina y tomó algunas toallas que encontró en el armario de blancos, escuchaba la fiesta al otro lado de la puerta.
Naruto caminó hacia el otro lado de la acera, tenía un hermoso abrigo largo color naranja que le llegaba hasta las rodillas. -me estoy congelando- dijo el mientras cruzaba la calle, al llegar al otro lado comenzó a imaginar los posibles escenarios. ¿Alguien se habría cortado un dedo mientras picaba cebolla?... o tal vez un enorme candelabro cayó sobre alguno de ellos. Sí, eso podía ser.
Al llegar el rubio se asomó por un costado de una de las patrullas que se encontraban en la escena del crimen, la ambulancia seguía ahí, tenía las puertas traseras abiertas y habían dos personas ahí viendo con lágrimas en los ojos.
Naruto se acercó un poco mas burlando a los policías, su plan no era hablarles a ellos pero justo en el momento que llegaba a la ambulancia uno de los paramédicos salió de esta.
-¡¿eres la ayuda que pedimos?!-
El rubio no supo qué contestar. El hombre solamente lo tomó de la manga de su abrigo y lo jaló al interior de la ambulancia entrando ambos por el lado del piloto.
-ponte esto- le dio unos guantes de latex.
-¿para qué?-
-necesito que detengas la hemorragia trasera mientras intento estabilizarlo-
Empujó al rubio a la parte trasera, este como no sabía nada se quedó ahí sin hacer algún tipo de daño. Solo veía el cuerpo del chico que estaba boca abajo y al parecer muy mal.
-pon tus manos aquí- jaló las manos de Naruto y las colocó sobre la herida caliente -haz presión- el rubio estaba a punto de vomitar. El hombre comenzó a hacer miles de cosas que Naruto no entendía, tomaba alcohol y pinzas y hacía malavares. -espero que sepas conducir- dijo a Naruto, este no sabía de qué estaba hablando, obviamente sabía conducir, su madre le había enseñado, según ella conducir era una de las dos cosas que las mujeres y donceles podían hacer bien. -llévanos al hospital- le avisó a los familiares del chico y cerró las puertas, Naruto aún no se movía. -¡APÚRATE!-
El rubio saltó al sillón del piloto.
Encendió la ambulancia, revisó los espejos y se puso el cinturón.-ok... a las diez y a las doce-
-¡solo acelera!- el paramédico encendió la sirena con un pequeño botón que tenía cerca.
-¡pero no me grite!- el rubio se apanicó y se paró sobre el acelerador rechinando llanta, esquivaba todas las cosas que podía y hubo momentos en los que incluso se subió a la banqueta para esquivar autos.
-ya está estabilizado, ¿cuanto falta para el hospital?-
-... emmm, ¿a cual hospital vamos?- dijo el rubio.
-... ¡VAMOS AL HOSPITAL GENERAL!- el paramédico saltó al asiento del colpiloto y se dio cuenta de que el pequeño rubio ya los llevaba a otro estado por la autopista. -¡NO!, DA LA VUELTA EN EL RETORNO AHORA-
-Deidara, ¿dónde está tu hermano?- dijo Kushina mientras tomaba a su hijo mayor del hombro.
-creo que en el balcón madre-
-de acuerdo hijo... no se lo robes a tu hermano-
-para nada madre- cuando la mujer se fue el rubio se acercó a Gaara y Sasori y agarró la entrepierna de ambos al mismo tiempo. -¿se quieren divertir?-
-eso ya lo hacemos sin ti- dijo Gaara frío.
-pero te podemos incluir-
Naruto ya había agarrado confianza al volante de esa ambulancia. Tenía el acelerador hasta el fondo y esquivaba autos con velocidad. Pero hubo un momento donde no los dejaban pasar en el tráfico aunque tuviera las sirenas encendidas.
-¡¡MUEVANSE PECADORES!!- esquivó a los autos hasta que llegó a uno de los carriles que estaban en la orilla. -momentos desesperados, medidas desesperadas- volteó el volante y subió a la banqueta. El paramédico que iba a su lado tenía los dedos agarrados del cinturón de seguridad.
Mikoto e Itachi Uchiha llegaron al hospital, la ambulancia aún no llegaba lo cual era extraño. De pronto escucharon las sirenas sonar a lo lejos. Luego de pocos segundos se detuvo al frente de las puertas de cristal el automovil blanco.
-¡si! llegamos- dijo el rubio mientras se quitaba los guantes de latex y los tiraba en un pequeño bote. Se bajó de la ambulancia y respiró con tranquilidad, entonces abrieron las puertas traseras de la camioneta.
-¡información del paciente!- gritó un doctor.
-¡hombre de 20 años Sasuke Uchiha disparo en abdomen, salida por la espalda...-
Sasuke Sasuke Sasuke.
Ese nombre retumbó en la cabeza del rubio, no podía ser el, ¿o sí?- corrió hacia la camilla donde estaba el chico, lo habían puesto boca arriba y ahora se veía su cara.
-oh no-