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Extra-Fujoshi por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Que el yaoi esté con ustedes mis pequeños angelitos pervertidos, que así sea.

Pues nuevamente aquí estoy molestándoles con un nuevo capi del especial.

Si hay fans de Kaori y Shouta, la pareja pervertida, pues ea!!! Este capi es para ustedes.

Hace muchos ayeres, cuando era joven y estúpida (jajaja aún lo soy) prometí que haría un especial sobre el 14 de febrero de este par y sobre el 14 de febrero de Keita y Hanamori, todo por culpa de los cursis de Hitono y Hiroto, que salieron en una diabética cita ese día. 

Como sea, ya estoy aquí cumpliendo mi promesa (bastarda, después de tanto tiempo) pero hey... al menos cumplí ;)

Les confieso que me llenó de absoluta nostalgia, llevaba demasiado tiempo sin escribir sobre ellos, casi un año, así que pensé que ya había olvidado sus personalidades, pero ea!! Y doble ea!!! Parece que no, o eso creo jajaja

Ustedes júzguenlo, espero que les guste como a mí. Ya no me extiendo, los quiero mucho y gracias :D

Capítulo 1.- Fujoshi Pervert: El ataque de las admiradoras secretas.

 

Aclaraciones: Este extra ocurre después del primer bloque de Fujoshi Pervert, eso quiere decir que Shouta y Kaori llevaban unos cuantos meses de noviazgo pero aún no tenían sexo. Si se busca una mejor referencia en cuanto a la temporalidad, se puede decir que ocurre al mismo tiempo que el primer bloque de Fujoshi Stalker. Para ser más específicos, el 14 de febrero de ese año.

****

Fue el primero en llegar al salón debido a la carga de trabajo que tenía. En realidad él no era una persona que dejaba sus deberes a última hora, pero el día anterior se había desvelado mandandose correos con el idiota de Shouta y cuando éste se despidió a las tres de la mañana diciéndole “Hasta mañana mi amor”, el pobre chico no había podido pegar ojo lo que restó de la madrugada. Obviamente lo último que pasó por su mente fue resolver la nueva tanda de ejercicios de física que su profesor había dejado.

La fortuna que tenía era su inteligencia. No era presunción ni nada por el estilo, pero él en verdad era muy bueno en la física y le gustaba mucho. No descartaba la posibilidad de dedicarse a ella en el futuro, pues los números le apasionaban demasiado y resolver incógnitas que pudiesen ayudar a la humanidad parecía algo satisfactorio.

La presidenta del Consejo llegó en ese preciso instante para interrumpir sus pensamientos sobre su futuro y Kaori lanzó un gran suspiro al verla con un pañuelo en la nariz. A saber qué cosa pervertida se imaginó como para estar con un derrame nasal a esas horas de la mañana.

                —¡Buenos días Satou-kun!—saludó la pelirroja fujoshi y el aludido asintió a modo de respuesta.

                —Hola Kanojo, tan temprano y pensando suciedades.

La chica se sonrojó por el comentario y limpió un poco de sangre que aún tenía en la nariz mientras trataba de defenderse.

                —Lo siento, en realidad si lo analizamos, es culpa tuya y de Shouta.

                —¿Nuestra? Que yo sepa nosotros no hemos hecho nada pervertido—la mirada que ella le lanzó fue suficiente para que se sonrojara y aclarara con un carraspeo—… y no… y no es como si planearamos hacerlo pronto… enferma degenerada y perturbada…

Morina dio un brinquito y después se sentó a su lado sin borrar su sonrisa. Amaba a su pareja gay pero a veces se desesperaba al no ver claro el día en que Shouta y Kaori dieran ese paso. Y con ese “paso” se refería a tener sexo salvaje por lo menos una noche. Maldita la hora en que resultaste ser tan santurrón, se dijo la fujoshi con frustración.

                —Vamos Satou-kun, no puedes pedirme que no piense eso de ustedes. ¡Es 14 de febrero! ¡Lo entiendes! ¡El día del amor y la amistad! ¡Eso significa que ustedes deben follar! ¡Y mucho!

Lanzó un gritito y otro derrame se liberó al imaginárselo. Kaori trató de alejarse de ella bastante asustado con su comportamiento y avergonzado con sus palabras. No, sexo no. Él no estaba listo. Después de su trauma con Hitono casi parecía imposible, la sola idea le daba escalofríos, pero no negaba que todos esos miedos en presencia de Shouta desaparecían. Sin embargo no, sexo no, no aún, se dijo contundente.

                —Me asustas Kanojo, deja de juntarte con Kobashi, en serio, te está afectando. Y pensar que te iba a dar un regalo, mejor me lo guardo.

La presidenta paró su fantasía yaoi y le miró con curiosidad.

                —¿Regalo? ¿Para mí? ¿Pero por qué?

El chico entrecerró sus enormes ojos y con todo la hostilidad que en ocasiones le caracterizaba, sacó de uno de los bolsillos de su mochila, un paquetito cuadrado color negro con un moñito plateado y se lo entregó mirándola mal.

                —Porque es día de la amistad también fujoshi desesperada. Tómalo y agradece.

Ella sonrió conmovida y abrió la cajita para admirar su contenido. Ciertamente quedó sorprendida, era una hermosa cadena de plata con un dije. Pero la figura del dije no era cualquiera, se trataba de un conejito con una varita mágica, la mascota “oficial” del yaoi. El conejito llevaba grabado en su pecho las letras “I<3YAOI” y Morina no se contuvo de expresar su felicidad.

                —¡Oh Satou-kun! ¡Es hermoso! ¡Muchísimas gracias!—bajó la cabeza al ser consciente y se disculpó—… yo… no te compré nada, estaba tan metida en que era día del amor y en los preparativos de la Convención que… lo olvidé… soy un asco de amiga, no me hables más.

                —Cierra la boca, puedes darme un buen regalo ayudándome con algo—el chico entonces sí se sonrojó y le mostró otra caja idéntica a la suya, pero que en lugar de tener una cadena, era un brazalete de plata con cuero negro y las letras inscritas “SHOUTA”—. ¿Crees que le guste o exageré? Tengo muchas opciones, puedo conseguir anillos, llaveros, aretes… cualquier cosa… mis tíos trabajan en el negocio de la joyería y... y… y me ayudaron con esto… ¿Es muy extravagante? Oh seguro que sí, el idiota va a reírse mucho de mi… sera mejor que no le de nada y finja que no sé qué día es hoy… sí… es lo mejor… ese tarado es capaz de molestarme toda la vida y… y…

Morina lo sostuvo de los hombros tratando de relajarlo. A pesar del poco tiempo que llevaban de novios era impresionante la forma en la que Satou-kun conocía a Shouta. Ese era el problema, su regalo era maravilloso, pero Shouta era tan idiota, lo suficiente como para arruinar el aura romántica con una burla. Debía ser inteligente, además, ni siquiera tenía idea de cuáles eran sus planes para con Satou-kun. Necesito crear una estrategia, se dijo concentrada.

                —Tienes razón, pero tranquilízate. Sé lo que debes hacer. Es un buen regalo, pero te recomiendo que se lo des ya a la última hora, cuando todo haya terminado, así si Shouta lo arruina, el día no será tan malo. ¿Cierto?

                —Es un buen plan Kanojo.

La chica de los ojos ambarinos le sonrió y estaban por platicar cosas triviales cuando una chica tocó la puerta del salón interrumpiendo. Como el lugar aún estaba vacío, ellos eran los únicos que podían atenderla y Morina, adoptando su papel de Kaichou, se acercó a ella con una sonrisa cordial.

                —Hola. ¿Podemos ayudarte en algo?

                —Bue… bueno… es que yo… buscaba… yo…—su rostro estaba demasiado rojo y en las manos, las cuales le temblaban, llevaba una carta. Tragó saliva y continuó avergonzada en verdad—… es que… buscaba a Shouta… quería darle esto… pero… no está y… y…

La sola mención del nombre del estúpido ente que poseía su corazón y sus pensamientos fue suficiente como para que Kaori brincara de su asiento encrispado y Morina tuviese miedo. Más o menos conocía la naturaleza celosa del chico, pero no sabía a qué grado. ¿Esa chica estaba en peligro? ¿Cómo saberlo?

Sin embargo, su paranoía rápidamente fue sustituída por extrañeza, pues el castaño de los ojos grandes con rostro de chica se levantó de su asiento lentamente y sonriéndole con una dulzura demasiado exagerada, se dirigió a la “inocente” en cuestión con voz melosa y hasta linda.

Sus vellos se erizaron de solo escucharlo.

                —No te preocupes, soy muy amigo de Shouta, yo se la puedo dar por ti.

                —¿Lo… lo dices en serio? Bueno… en ese caso… sí… gracias…—la jovencita entregó la carta en las manos de Kaori y éste pronunció su sonrisa, aterrando de más a Morina.

                —Descuida, que tengas un buen día.

Ella asintió sin notar el aura oscura detrás del muchacho y una vez que se alejó lo suficiente, la sonrisa de Kaori se transformó en una mueca calculadora. Morina ya no sabía qué pensar en realidad, le daba hasta miedo hacerlo, pero el yaoi lo vale todo, es lo que Kobashi-san siempre está diciendo, así que debía aplicarlo.

Aún si Satou-kun parecía sacado de una película de asesinos seriales.

                —¿Y? ¿Cuál es el plan en concreto? ¿Eres consciente de que con la popularidad que Shouta tuvo esta es la primera de una orda de cartas de admiradoras secretas?

                —Lo sé—frunció el ceño y guardó la carta en su mochila sin cambiar su gesto perverso. Por Dios, hasta Morina sudaba de verlo tan tétrico—. Pero no te preocupes, estoy listo para enfrentarme a su ataque, saldré victorioso. Lo que debo hacer es sencillo, Shouta no debe recibir ni una sola y nuestro 14 de febrero será perfecto.

La fujoshi medio parpadeó ante tanta firmeza. No era una tarea fácil. Shouta fue demasiado mujeriego antes de que él llegara a su vida. Evitar que todas las cartas de sus fans llegaran a sus manos parecía demasiado complicado. ¿En verdad lo lograría? El veneno que destilaba de sus ojos fue suficiente para comprender que estaba dispuesto a hacerlo y ella, como buena amante del boys love, debía ayudarlo.

                —De acuerdo, tienes mi apoyo. Solo… no mates a nadie. ¿Sí?

                —Espero que no sea necesario—confirmó con una heladora sonrisa y ella se mordió el labio.

Sin duda prefería mil veces al Satou-kun tsundere que al yandere.

****

Era la quinta confesión que recibía.

Aunque no lo parecía, Shouta empezaba a hartarse un poco. Siempre era amable al rechazar a las chicas alegando que él ya tenía una persona especial. Y era cierto, podría sonar muy ridículo pero el chico con rostro de chica que constantemente le gruñía cual perro rabioso era muy especial para él. Hace tiempo aseguró que el amor no existía para él y el día en que llegara a ser fiel a una sola persona era demasiado lejano. Pero la vida siempre te da bofetadas cuando la retas y le puso enfrente al lindo chico.

Se enamoró, se enamoró de sus gigantes ojos, se enamoró de esa personalidad tan torcida, hasta se enamoró de sus lágrimas. No podía creerlo aún, pero todo de sí le pertenecía al chico. Kaori Satou tenía todo de él y no pensaba dárselo a otra persona. Por ello no podía aceptar las confesiones de las chicas, aunque no negaba que eran ventajosas para sus planes. Muchos le habrían dicho que era un idiota, pero a él le parecía un buen plan, solo debía ser cuidadoso.

Bajó la cabeza y suspiró con exageración antes de dirigirse a la chica.

                —Lo lamento, agradezco tu sinceridad y aplaudo tu valor pero yo… no puedo corresponderte, estoy saliendo con alguien.

                —Ya veo—la chica hizo un gesto de tristeza y él se sintió culpable, pero no podía evitarlo—. Entiendo, lamento haberte molestado.

Estaba por salir corriendo con lágrimas en los ojos cuando él la detuvo y puso en marcha su plan. Sólo porque se percató de que Morina y Satou-kun caminaban en la misma dirección que él. Sonrió perversamente y acarició la cabeza de la chica con demasiada familiaridad. Casi pudo sentir el aura asesina acecharle. Eres un suicida, le dijo su consciencia.

                —No es molestia, lo lamento en verdad, pero no te rindas, algún día encontrarás alguien que corresponda tus sentimientos como mereces.

Ella se sonrojó por completo y Shouta le sonrió con coquetería provocando que alguien muriera en la imaginación de Kaori Satou. Y no estaba del todo equivocado, el chico castaño lanzaba fuego por los ojos y Morina en serio temía por la vida de Shouta. ¿En qué estaba pensando ese idiota? Pero qué pregunta Morina, es obvio que ese chico no piensa nunca, se dijo consciente de su futura muerte.

La chica se despidió con una reverencia y él le dijo adiós con la mano mientras fingía inocencia para acercarse al furioso Satou-kun. El aludido lanzó un profundo suspiro tratando de tranquilizarse y hasta se permitió mirar a Shouta con algo parecido a la paciencia.

                —Satou-kun… ¿Cómo estás mi cielo?—preguntó el rubio melosamente y la palabra “cielo” fue suficiente para que todo su odio se desvaneciera.

                —Shouta… no me llames así… ¿Acaso no te averguenza?

                —Claro que no—y para corroborarlo le robó un rápido beso en los labios que hizo que el chico se sonrojara por completo.

Morina no pudo evitarlo y explotó en otro derrame nasal lanzando un gritito. Shouta giró los ojos, aunque ya se había acostumbrado a sus ataques aún le parecía una exageración el hecho de que cualquier cosa que hiciera con Satou-kun provocara sus hemorragias. Un día de estos morirá, estoy seguro.

                —Bueno… ya están listos para este 14 de febrero… ¿Verdad?—la fujoshi miró al galán con ojos amenazadores y él le sonrió seductoramente.

                —Más que listos, aunque me parece que no podremos hacer nada en la escuela mi Satou-kun porque estoy algo atareado. Me han hecho confesiones sin parar, esta fue la quinta y apenas estamos en la tercera hora. Creo que tendré mucho trabajo a la hora de rechazarlas. Trato de ser amable y explicarles que ya estoy con alguien, pero me siento mal—se acarició la barbilla pensando en ideas mientras Kaori entrecerraba los ojos. Presentía que el tipo saldría con una tontería—. ¡Ya sé! ¿Y si les rechazo pero en compensación les doy un beso? Algo así como un bonito recuerdo.

Los temblores en el cuerpo de Kaori fueron suficiente como para que Shouta sonriera complacido. Amaba hacerlo rabiar de celos, lo veía como un pasatiempo porque para él, Satou-kun era adorable, pero celoso era precioso. Su hermoso rostro se contraía en una mueca de odio absoluto y era un enfermo por amar hasta eso de él.

¿Amor? Wow… realmente le amo… fue consciente el chico y sintió algo extraño removerse en su pecho. La pelirroja notó sus negras intenciones y negó. Ya veía sus planes, quizá no era Kobashi y no poseía su habilidad de adivinación, pero el idiota de su mejor amigo era muy obvio. Su plan era matar de celos a Kaori durante todo el día hasta que, llegado el momento, lo recibiera con una hermosa sorpresa que le hiciera olvidar el mal momento y le enamorara más.

No era un mal plan, considerando que había salido de su hueca cabeza, pero lo que el tarado no tenía en cuenta era que la paciencia de Satou-kun estaba muriendo debido a las cartas de sus admiradoras. En efecto, tal como decía Shouta, ya era la tercera hora y el chico había increpado más de 30 cartas para el ex-galán de la escuela. A ese paso su amigo se iba a convertir en un cazador de chicas, casi al estilo de los cazabrujas en la edad media. Tenía miedo, muchísimo y Shouta lo empeoraba con sus ideas. Tenía ganas de golpearlo.

                —Claro… bésalas… hazlo Shouta…—replicó el castaño con un tic nervioso y Shouta medio se sorprendió de su reacción. Decidió tentar a la suerte.

                —¿Lo dices en serio?

                —¡Por supuesto que no ímbecil! ¡Besas a una sola y te corto la lengua! ¡Entendiste!

Shouta no pudo evitarlo y comenzó a reír como poseído por una fuerza mayor a él y Kaori lo miró con absoluto desprecio. Era un idiota por estar enamorado de semejante bestia, en serio que lo era. Antes de que el chico de los ojos grandes decidiera golpearlo o peor, terminarlo, el rubio lo sostuvo en sus brazos y acarició sus mejillas con sus dedos mientras le miraba intensamente a los ojos.

                —Relájate… si me cortaras la lengua no podría besarte de esta forma.

Se apoderó de sus labios con intensidad y por más que se resistió, Kaori no pudo por mucho tiempo. Su lengua recorrió toda su boca y él trató de mover la suya al mismo ritmo. Las piernas le temblaban y en su estómago no dejaban de danzar las larvas y orugas que más tarde se convertirían en mariposas, si nos vamos al cliché, aunque estaba seguro que él tenía una solitaria ahí dentro que se retorcía en felicidad cada vez que Shouta le besaba. El rubio intensificó su abrazo acercándolo más a su cuerpo y el aroma de su loción le invadió los sentidos a Kaori. Dios mío, este tipo va a matarme, suspiró mientras se besaban.

La pelirroja lanzó un gritito y tuvo otra hemorragia nasal. Quizá no todo estaba perdido si Shouta lograba que Satou-kun no le matara con cada beso. Si tendré escenas de este tipo, no me molestaria ver celoso a Satou-kun más a menudo, pensó perversamente limpiándose la sangre y con una sonrisa.

****

Ambos jóvenes de 16 años observaban la escena sin saber a ciencia cierta qué sentir. En el patio trasero de la escuela, el cual normalmente estaba ocupado con una motocicleta, un chico de cabellos castaños y una mueca horrorosa había rociado un tonel con gasolina y no paraba de vaciar un saco con múltiples cartas de amor. Ellos sabían muy bien lo que venía a continuación y a Kaori ya ni siquiera le importaba que Shouta lo viera deshaciéndose de la evidencia.

                —Me preocupa mucho, pero creo que de esa forma se desquita—comentó la Kaichou y su rubio mejor amigo asintió sin dejar de rascarse el brazo.

                —Ciertamente, pero no deja de ser aterrador el hecho de que, seguramente en su mente, todas esas cartas son las chicas y él las quema lentamente en un tonel con gasolina.

Y como si deseara corroborar sus palabras, Kaori encendió un cerillo y el tonel comenzó a arder con todo el papel que incluía los sentimientos de esas chicas que adoraban al galán de la escuela. Morina se alejó un poco asustada con las llamas y Shouta trató de acercarse para ver si Satou-kun estaba bien, pero al verlo sacar otro costal con cartas y arrojarlo aumentando el fuego, decidió que era mejor idea quedarse en su sitio.

                —Sí, ahora sus sentimientos “arden” en la llama de la “pasión”—ironizó el chico de ojos grandes con una sonrisa satisfecha y los otros temblaron.

Morina y Shouta se miraron intensamente y ella esperó con todo su corazón que ahora, al finalizar las clases, la locura hubiese terminado ya. Pero el nerviosismo de ese tarado le dijo que había algo malo avecinándose.

                —Shouta… Dime que ya no hay más admiradoras.

                —No las hay—se rascó la nuca y miró a los lados antes de responder en voz baja—. Pero digamos que hay una que no supo rendirse a pesar de mi contundente rechazo. Incluso fui grosero y ni así me la quité de encima. Estoy algo nervioso por eso, espero que Satou-kun no se la encuentre o tendremos problemas.

                —Si Satou-kun se apresura para quemar todas esas cartas, yo creo que no habrá conflicto—entrecerró los ojos perversamente y preparando un pañuelo ante la futura hemorragia—¿A dónde piensas llevarlo?

El galán estaba por responder en voz baja los detalles de su plan cuando otra voz se escuchó a la distancia y los vellos de su piel se erizaron. Morina hizo una mueca adivinando de quien se trataba y Kaori prestó completa atención esperando el momento preciso para atacar.

                —¡Shouta!

                —¿Qué haces aquí? Pensé que había sido muy claro…—repuso mirando de reojo a Kaori quien tenía el ceño fruncido—… yo estoy saliendo con alguien, no estoy interesado…

                —Lo sé—la chica se plantó frente a él sin importarle la presencia de Morina y el teatro de Kaori—. Pero lo he pensado y decidí que no me importa.

Antes de que Shouta pudiese indignarse con tal respuesta, la chica se acercó impetuosamente y le robó un beso al rubio, quien se quedó con los ojos abiertos y aterrado. Oh por Dios, va a matarme, estoy muerto, me va a hacer pedacitos y los molerá en esa hoguera, pensó teatralmente.

La pelirroja hizo una mueca de asco y estaba por intervenir pero no fue necesario, pues Kaori con toda la paciencia y tranquilidad que sus horrorosos celos le permitían, se acercó a ellos con ímpetu y los separó interponiendose entre los dos mientras la miraba como si fuese la mismísima Peste Bubónica.

                —Creo que él te dijo que no estaba interesado—enarcó una ceja con maldad pura—. Además, es de zorras besar al novio de otra persona.

La chica se quedó blanca ante el insulto y Morina trató de reprimir su carcajada. Kaori tomó el brazo de Shouta y lo arrastró lejos de ella, la Kaichou les siguió con emoción. El chico con rostro de chica se veía furioso y Shouta en verdad temía por su vida. Una cosa era hacerlo rabiar de celos en forma inocente y otra muy diferente el ver a su novio siendo besado por otra persona. La sola idea de que alguien besara a Satou-kun provocaba una gastritis severa en su estómago, no quería imaginarse qué estaba sintiendo él. Creyó prudente arreglarlo antes de que su 14 de febrero se fuese a la basura.

                —Satou-kun…

                —Cállate—replicó el otro con ira contenida y Shouta entrecerró los ojos.

                —Oh vamos, sabes que no es mi culpa…

El más bajo se giró sobre su cuerpo y lo arrinconó en una de las paredes sin poder contener más su rabia.

                —¡Claro que sé que no es tu culpa! ¡Obviamente también sé que tú no propiciaste que esas cartas te llegaran!—bajó la mirada sin saber cómo explicar lo que sentía y su tono de voz se suavizó—. Lo entiendo, en verdad que sí, pero no me puedes pedir que sonría como si nada. Eres mi novio y el hecho de que todas te deseen es frustrante para mi. Me enoja no poder llegar y decirles que no tienen derecho a mirarte, porque estás conmigo, porque… me quieres…—levantó la mirada ansioso de repente—… ¿Verdad?

El rubio sonrió torcidamente y giró los ojos. Con una de sus manos acarició con dulzura su mejilla y cuando Kaori estaba más sonrojado que nunca, Shouta usó su otra mano y le zambutió el chocolate en la boca.

                —Eres tan adorable, claro que te quiero, eres como un pedacito de chocolate. Algo amargo al principio, pero después muy delicioso. No tienes que preguntarlo y no tienes que reprimir tus celos. Me encantan, el asunto es que esa chica fue demasiado lejos y no quiero que te molestes conmigo por eso. Tengo planes para hoy y no permitiré que ella lo arruine.

Kaori terminó de masticar y tragó aún con el rojo en su cara mientras Morina se limpiaba la sangre de su nariz. Sus ojos brillaron por mucho que intentó disimularlo, la fujoshi creía que al fin tendrían sexo y estaba deseosa por escuchar esas palabras.

                —¿Qué planes?

Shouta le metió otro chocolate en la boca guiñándole un ojo y el chico comenzó a enfurecerse. Iba a darle un buen manotazo y decirle unas cuantas palabritas cuando el galán se acercó a su oído y ahí susurró con sensualidad mezclada con dulzura.

                —Es una sorpresa… mi amor…

Si Kaori Satou no enrojeció más fue porque absolutamente era imposible. El rojo era su tono natural al parecer, o al menos, lo adoptaba cada vez que ese idiota con aire en el cerebro le decía cosas bonitas. Para él, la palabra “amor” era demasiado y siempre le hacía viajar cuando la escuchaba desde sus labios.

Pero obviamente nunca se lo diría.

****

Cuando Shouta le mostró los boletos para el parque de diversiones que se encontraba en las afueras de la ciudad, Morina pensó que era la idea más idiota que había tenido. Y mira que su récord era increíble. Sin embargo, contrario a lo esperado, Kaori sonrió emocionado. Desde hace muchísimo tiempo tenía deseos de ir a un lugar así y saber que Shouta lo había adivinado le emocionó mucho. Se fueron de la mano y la Kaichou los dejó partir con un suspiro.

Al parecer no habría lemon ese día.

Pasaron toda la tarde en los juegos, compartiendo bromas, con Shouta metiéndole un chocolate en la boca a Kaori en cada ocasión que podía, provocando su enojo. A este paso el chico iba terminar engordando con tanto azúcar, pero no le importaba, una parte de él estaba emocionada de que Shouta le estuviese dando chocolates, aunque no lo hiciera de forma bonita. Lo que importa es la intención, se dijo con el rojo en su cara.

Así que luego de un día cargado de diversión y alegría, la pareja se subió a la rueda de la fortuna hasta que ya fue de noche. Le emocionaban los colores que poseía dicho juego mecánico y el hecho de que toda la ciudad se pudiese ver desde esa altura, era un gran espectáculo. Justo estaba pensando en que era un buen momento para sacar su regalo cuando el rubio habló primero.

                —Sabes… no te compré gran cosa para este día porque tenía algo en mente…

                —¿A qué te refieres?—preguntó el castaño curioso.

                —Es muy sencillo, los chicos suelen decirle a sus novias que les bajarían las estrellas para dárselas y enamorarlas. Pero yo prefiero elevarte lo suficiente como para que las toques conmigo—señaló el techo y Kaori pudo ver el cielo estrellado—. Me estoy pasando de cursi, lo sé, pero no me importa. Son todas tuyas Satou-kun y cada una de ellas representa los sentimientos que albergo por ti, todo es demasiado nuevo para mi, pero no quiero perderme nada, estar contigo es como un regalo todos los días.

Sintió sus manos temblar y a su corazon latir con demasiado frenesí. Estaba tan feliz, ese tipo en serio no medía las cursilerías que decía, pero no le importaba, le gustaba muchísimo que lo hiciera, que provocara en él todas esas cosas a las que tampoco estaba acostumbrado.

                —¿Es un regalo? Entonces supongo que tendría que guardarme el regalo que tengo para ti

                —¿Tienes un regalo para mí?—le sonrió seductoramente y el rojo de su cara se intensificó mientras obtenía la cajita de su mochila.

Se la dio con la mirada agachada, no quería ver su cara cuando lo abriera, era demasiado abrumador. Shouta abrió el regalo con curiosidad y ver el brazalete con su nombre grabado le hizo lanzar una carcajada. Kaori frunció el ceño y lo miró mal, ya sabía que iba a burlarse, maldito desgraciado, no debía gastar su saliva diciendo todas esas cosas.

                —Eres un maldito, no te rias de…

No le dejó terminar, pues el rubio se acercó a él y le robó un beso profundo que le mareó por completo. Y si ya de por sí su presión arterial estaba elevada, cuando Shouta le sonrió y le dijo ciertas palabras, fue suficiente para que muriera.

                —Oh Satou-kun, es genial… me encanta… creo que te amo…

Su cuerpo tembló por completo. Shouta le había dicho muchas veces que le gustaba, que le quería, pero nunca que le amaba. ¿Era real? ¿En verdad le amaba? Él mismo ni siquiera era muy consciente de lo que sentía. Claro que lo eres, le replicó su consciencia, también le amas.

                —¿Lo… dices en serio?

                —Sí, nunca pensé que alguien ocuparía toda mi cabeza como tú lo haces y conforme pasa el tiempo, esto crece más y más. Estoy seguro de lo que siento, eres mi primer amor.

Al chico con ojos grandes le temblaron los labios y le miró con nerviosismo, pero no se frenó. Algún día tendría el valor de decirle lo mismo, algún día sus labios pronunciarían esa frase. “Shouta te amo”, pero por ahora, esperaba que con lo que estaba por decir, su rubio e idiota novio se sintiera correspondido.

                —También eres mi primer amor.

El galán sonrió y se sentó a su lado con coquetería mientras le guiñaba un ojo antes de responder:

                —Y el único Satou-kun, me voy a esforzar mucho para que eso no cambie—tomó su mano entre la suya y ambos miraron las estrellas.

Tan infinitas como lo que sentían. Tan lejanas como el día en que sus corazones dejaran de latir por el otro, tan perfectas como el hecho de que estuviesen así, tan juntos, y tan brillantes, como esperaban que fuese su futuro.

El amor que se tenían el uno por el otro era como las estrellas.

****

Estaban en el CAF.

Morina, Hana y Kobashi tenían diferentes sentimientos en su interior. Mientras la Kaichou y presidenta de ese club se retorcía los dedos con nerviosismo, y Hana Mizugu temblaba ocasionalmente, Kobashi Kotori tenía los brazos cruzados con una satisfecha sonrisa.

Ella misma había preparado el bote con ácido para deshacerse de todo el material y Morina no podía evitar pensar que Kobashi-san era demasiado extrema, casi al grado de Satou-kun, quien tenía otro costal con cartas, las cuales lanzaba al ácido mientras leía sus nombres y se burlaba con tétrica maldad.

                —Es una pena que Shouta no pueda corresponderte Miki-san—dijo con una falsa actitud melosa antes de arrojarla al bote—. Lo siento, pero es a mí a quien le dijo que amaba. ¿Entendiste? ¡Me ama! ¡A mí! ¡Solo a mi!

Kobashi reprimió una risita y las otras dos se acercaron lentamente a ella para exponer sus dudas.

                —Kobashi-sensei… ¿Es sano que él haga eso?—preguntó la dulce Hana

                —Por supuesto que sí, necesita descargarse de algún modo.

                —Lo entiendo, pero no sé qué me da más miedo, si el ácido o el fuego—replicó Morina acariciándose los brazos para aplacar sus vellos erizados—No debería alentarlo de ese modo Kobashi-san.

La aludida hizo un puchero y Kaori lanzó una carcajada algo macabra mientras vaciaba el saco por completo sin molestarse en leer más el remitente de las cartas. El 14 de febrero ya había pasado y las cartas seguían llegando, Shouta tenía que esforzarse mucho para poner al chico de buen humor y Kobashi creyó que solo así sus nervios se calmarían.

                —Es divertido… supongo—se burló la fujoshi mayor. Las otras encogieron los hombros.

Si para Kaori deshacerse de esas cartas de ese modo era satisfactorio, ellas no tenían nada que decir. Por lo menos, estaba seguro de que Shouta le quería solo a él y eso era lo único importante.

Ahora solo falta el lemon, pensaron al unísono las tres fujoshis.

Notas finales:

Seee falta el lemon!!

Pero nosotros ya sabemos cómo acabó eso jajaja cofcofcumpleañosdeKaoricofcofregalotecofcof

Cómo adoro los celos de Kaori, en serio, son tan siniestros, el día que en serio Shouta llegue a serle infiel (cosa que veo difícil) el rubio morirá jajajaja sería gracioso jajajajaja (no de hecho no)

Yo prometí que habría un poquito de acción, pero no lemon porque, como seguramente recuerdan, Kaori y Shouta aún no se lanzaban al barranco debido a los traumas del primero cofcofHitonocofcof

Peeroo...

Prometo que el próximo les gustara, estoy segura, será de un par que solo conocimos un poco en uno de los fics y que varios quisieron. Les daré una pista: fueron consejeros amorosos (mierda Miny, ya dijiste todo!!!)

Ahora sí, nos vemos, mis planes malignos son el viernes, pero si no se puede, entonces será el sábado.

Espero que les haya gustado y me regalen su opinión, los amo mucho

Bye bye ;)


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