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Sangre del pasado por Fullbuster

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Minato Namikaze POV


Había bebido mucho aquel día y cuando llegué a casa, todo estaba a oscuras, imaginé que Kakashi ya se había marchado a trabajar porque tenía turno de noche. Supuse que todos dormían ya y me dirigí a la escalera aunque me reía muchísimo y casi tropecé un par de veces con los peldaños…pero cuando llegué al final de las escaleras para irme a dormir, me di cuenta de que Deidara me miraba con asombro en su pijama y descalzo.


- Dei – le llamé.


- ¿Has bebido? – me preguntó.


- Sólo un poquito – le dije empezando a reírme.


- Te llevaré a la habitación – me dijo.


- Puedo yo solo – le aclaré y casi me caigo por las escaleras, menos mal que Deidara me ayudó a mantenerme en pie y me acompañó a la habitación.


Me tiré en la cama y arrastré a Deidara conmigo tumbándole también. Él se quejó un poco por mi actitud, creo que nunca me había visto así, esto sólo lo había hecho en mis buenos tiempos en la Universidad y ya no era un adolescente para ir comportándome así, pero supuse… que Deidara entendía que me ocurría algo y no quería pensar en ello, pero sabía que me preguntaría y lo hizo.


- ¿Qué ha pasado? – Me preguntó - ¿Es por el caso?


- Sí – le dije abrazándole – lo he perdido.


- Pero… ¿Aún puedes ganar no?


- Sí, esto era sólo una audiencia, aún falta otra – le expliqué – pero ese abogado… me tiene harto.


- Yo creía que tú eras uno de los mejores abogados del país – me dijo con una sonrisa – yo… te quiero papá y sé que puedes ganar.


- Gracias, Dei - le dije sonriendo y dándole un beso en la frente.


- Papá...


- Dime - le miré ahora serio.


- ¿Puedo quedarme a dormir hoy aquí contigo?


- ¿Y eso? – pregunté – Creía que te gustaba dormir con tu hermano.


- Sí, pero hoy prefiero estar aquí contigo ¿Puedo quedarme?


- Claro


La verdad es que Deidara parecía un poco preocupado por algo y no sabía muy bien el motivo, creo que este caso me estaba distanciando un poco de mis hijos, hacía demasiadas horas en la oficina y pensé… que quizá debería empezar a tomarme algunas horas libres para estar con ellos, lo necesitaban. Ya estaba a punto de dormirme cuando la puerta se abrió y entró también Naruto preocupado por no haber encontrado a Dei en su habitación y tal y como su hermano, acabó subiéndose a mi cama y abrazó a Deidara metiéndose con nosotros bajo las mantas.


Yo no pude hacer otra cosa que sonreír y es que estos dos no podían estar separados, eran tal para cual, se querían con locura y para mí… ellos siempre serían los primeros, serían lo más importante de mi vida porque es probable que mi familia no los quisiera, pero yo los amaba, eran mis hijos y sinceramente… su abuelo se había perdido el conocer a estas dos personas tan importantes e increíbles.


Dormí con ellos y hacía muchísimo tiempo que no lo hacía ¿Cuándo había perdido esta costumbre? Porque me encantaba dormir con ellos. Les abracé y dormí como un tronco toda la noche, no me desperté para nada y cuando me desperté por la mañana, Kakashi estaba frente a mí sentado en una silla y sonriendo mientras nos miraba.


- ¿Cuánto hace que has llegado? – le pregunté en susurro para no despertar a mis niños.


- No hace mucho – me dijo sonriendo y tocando mí cabello.


- ¿En qué piensas? – le pregunté de nuevo sonriendo.


- En que tengo una familia maravillosa, hacía mucho que no os veía juntos – me dijo.


- Entra con nosotros – le dije y él sonrió entrando en el hueco que yo le estaba dejando a mi lado mientras pasaba su mano por mi cintura.


- Te quiero Minato – me dijo.


- Y yo a ti – le dije.


Puede que jamás volviera a ver a mi padre, ni a mi madre, ni a mis hermanos… pero tenía todo lo que podía desear, mi familia, mis hijos, mi chico, mi trabajo, mis amigos, ¿Qué podía faltarme? Creo que nada, era feliz en mi nueva vida y ahora empezaba a darme cuenta de lo más importante… no necesitaba emborracharme por culpa de Fugaku, él era mi pasado y mi familia era mi presente y mi futuro, por ellos era capaz de cualquier cosa. Estaba decidido a dejar mí pasado muy atrás, justo en el lugar que le correspondía. Tenía que sacar a Fugaku y todos sus recuerdos de mi mente y de mi vida, a partir de ahora… Fugaku no existiría para mí, sería solamente el abogado defensor de la otra parte en el juicio. Mi gran pregunta era… ¿Sería capaz de olvidarme de Fugaku?


Kakashi se quedó dormido enseguida, algo normal porque había tenido turno de noche. Kakashi se había licenciado en medicina y muchas noches le tocaba quedarse en el hospital e incluso algunos fines de semana… le tocaba al pobre irse a algún congreso o a reuniones. Le acaricié un rato el cabello hasta que se quedó profundamente dormido y cuando mis hijos empezaron a desperezarse, bajamos a desayunar y dejamos a su padre que durmiera un rato, necesitaba descansar.


Hidan también bajó a desayunar y preguntó extrañado por qué ambos habían acabado durmiendo conmigo, tampoco respondí mucho, simplemente que les apetecía y es que para mí no había nada de malo en ello. Hidan había quedado con unos amigos así que se marchó enseguida y yo decidí llevar a mis hijos a dar una vuelta por el parque, se morían de ganas de ir, así que teniendo hoy el día libre, creí que sería un día perfecto.


Paseamos por el parque y mis hijos se entretenían con cualquier cosa, de hecho… decidieron ir a un pequeño recinto donde había animales y mientras ellos entraban a verlo, yo me entretuve por los alrededores. Se veían muchas parejas y me sentí un poco triste al no tener aquí a Kakashi, recordaba que este fue nuestro lugar para la primera cita oficial en esta ciudad, sonreí sólo por los recuerdos.


Miré hacia una de las esquinas y de repente… mi vista se cruzó con la de Fugaku Uchiha que también se sorprendió de verme aquí. Quise marcharme, pero escuché como me llamaba y venía casi corriendo hacia mí reteniéndome del brazo en cuanto me tuvo cerca evitando que me marchase.


- Minato…por favor… quédate – me dijo casi suplicante y al final me quedé pero en completo silencio - ¿Aún estás enfadado por lo del caso?


- Eres un desgraciado – le dije – sabes perfectamente que no tienes la razón, quieres dejar a una chica inocente que lleva una criatura dentro en la calle sin nada, de verdad que no tienes corazón – le comenté enfadado.


- Sabes que es mi familia, no puedo abandonarlos, pero tú sí puedes dejar el caso.


- Ella es mi mejor amiga, fue mi único apoyo cuando todos me dieron la espalda – le reclamé – no pienso abandonarla. Además… yo no me hice abogado para defender a gente corrupta como tu familia, sino para defender a gente inocente como Kushina y lo sabes, te enamoraste de mi inocencia y mi lealtad, de mi carácter justiciero que siempre hacía lo correcto o al menos eso dijiste – le recordé.


- Siempre fuiste impresionante Minato, brillabas con luz propia, iluminabas a todas las personas que se acercaban a ti, eres mucho mejor persona de lo que yo seré jamás. Sé que eres un gran abogado y defiendes lo que crees que es justo, pero yo no puedo abandonar a mi familia – me dijo.


- Tú no puedes abandonar a tú familia… pero quieres que yo abandone a la mía – le dije sonriendo porque no creí que pudiera estar diciéndome eso – Eres un capullo, siempre lo fuiste y creí que podías cambiar, pero veo que no.


Me levanté del banco donde nos habíamos sentado y decidí marcharme enfadado con él, de verdad que Fugaku me enfadaba mucho ¿Cómo pude haberme enamorado de un hombre así en el pasado? No entendía qué me pasó por la cabeza para hacer algo así. Él no podía cambiar, no lo haría nunca, estaba absorbido por las ideas de su familia y di gracias de que yo pude escapar de la mía, porque si no habría acabado como él, sintiéndome superior a todos.


- Minato espera – me dijo cogiéndome de la muñeca de nuevo – no quise decir eso, es sólo… que no quiero hundirte en este caso, por favor, no me hagas destrozarte en el juicio, no lo aguantaría, tú eras quien me hacía cambiar con tu vitalidad y alegría, con tus ideas de hacer siempre el bien, eras tú por quien mi mundo se movía y sin ti estoy perdido.


- Te recuerdo que tienes una esposa esperándote en casa y dos hijos, además… lo siento Fugaku, pero tú ya no eres el centro de mi vida, me abandonaste y formé mi propia familia, no tienes derecho a meterte en medio porque tu vida sea un desastre, deja de fastidiarme la vida, aléjate de mí – le dije soltando su mano – ya no soy aquel chico inocente que conociste y podías follarte en la oficina soltándome mentiras, eso se acabó y por si no te ha quedado claro… voy a hundirte en ese juicio aunque sea lo último que haga, porque lo voy a ganar.


Me marché de allí dejando a un Fugaku confundido aunque yo también lo estaba. Sé que Fugaku siempre fue un cabrón y que venía de una familia importante como lo era la mía, pero a diferencia que él, yo conseguí escapar, me marché de allí y aunque me hundieron, me deshonraron y me trataron como si hubiera cometido el peor de los crímenes por haberme quedado embarazado sin estar casado, yo seguía llevando la cabeza bien alta, porque hacía lo correcto. También sabía que Fugaku cambió mucho cuando estuvo conmigo, era más humano y empezaba a distanciarse de esa mala influencia que era su familia, pero supongo… que había vuelto a caer, no había nada que hacer con él. Luché mucho por él, para ayudarle, pero de aquí en adelante tenía que seguir él solo, porque yo tenía mi vida, mi familia, mis hijos y a mi chico, no volvería a luchar por alguien que me abandonó de la peor de las formas, él no luchó nunca por mí, dejó que me marchase y se quedó en su cómoda vida de casado con sus hijos, él decidió que yo no era bueno para él y esa decisión nos acompañaría el resto de nuestras vidas y aunque me lo arrebató todo, mis sueños, mis esperanzas, a mi familia, el amor que le tenía, todo… no iba a quitarme este caso, iba a ganarlo.


Caminé por el parque hacia el edificio donde había dejado a mis hijos cuando de repente, ante mis ojos apareció la mujer de Fugaku, hacía al menos… dieciséis o diecisiete años que no la había vuelto a ver y ahora… estaba frente a mí y aunque ella no me vio por lo ocupaba que estaba besándose con otro hombre de semblante parecido a Fugaku, yo si la vi y me quedé atónito.


La voz de Fugaku a mi espalda llamándome me hizo sobresaltarme y abrí demasiado mis ojos al encontrarle aquí, porque iba a pillar a su mujer por haberme seguido a mí ¡Malditas casualidades! Fugaku me miraba a mí pero al verme tan paralizado y aterrado sabiendo lo que iba a descubrir, miró por encima de mi hombro intentando adivinar qué era lo que me había dejado en este estado y se encontró con su mujer besando a aquel hombre. Se quedó paralizado en el sitio durante unos segundos y acabó marchándose poco después sin pronunciar palabra alguna. Le seguí por una sencilla razón… me sentía culpable, por mi culpa lo había descubierto de esta mala forma, yo ya sabía lo víbora que era su mujer, pero él no tenía ni idea y había sido mi culpa que los descubriera, me había seguido a mí, me sentía muy mal por él, por la tristeza que habían reflejado sus ojos.


- Fugaku – le llamé y él se detuvo – lo siento.


- ¿Por qué te disculpas? – me dijo de espaldas a mí y sin girarse.


- Porque… es mi culpa – le dije sintiéndome mal.


- ¿Por qué? Tú no has hecho nada Minato, es ella quien me ha traicionado, no tú.


- Yo… lo siento de verdad – le dije empezando a llorar y es que estas cosas me afectaban mucho, creo que aún seguía siendo aquel chiquillo inocente de la universidad.


Sentí el abrazo de Fugaku y aún así no podía dejar de llorar. Me tapé los ojos con la mano derecha tratando de que no me viera llorar aunque sé que estaba escuchando mi llanto.


- Minato… deja de llorar, me rompes el corazón – me dijo – no puedo verte así, tú no tienes la culpa.


- Ella… fue mi culpa – le dije recordando todo lo que yo había vivido en el pasado – ella sabía de nuestra relación en el pasado – Fugaku se sorprendió de aquello – yo lo siento, destrocé tu matrimonio, fue mi culpa.


Caí al suelo de rodillas llorando aún más tras habérselo contado todo, no sé si él lo sabía o no, pero yo me sentía así desde hacía demasiado tiempo, sentía que era mi culpa todo lo que había pasado, yo fui quien me follaba a su marido y me dio igual aún sabiendo que estaba casado, me enamoré de él, me enamoré de mi profesor.


- Escúchame bien Minato – me dijo Fugaku obligándome a mirarle – tú sólo tienes la culpa de una cosa y es de haber conseguido que me enamorase de ti, porque fuiste lo mejor que me pasó en la vida, contigo tuve el momento más feliz, me diste tus mejores años y yo soy el culpable de haberte destrozado la vida, mi matrimonio estaba roto mucho antes de que tú aparecieses y fuiste como un ángel caído del cielo que apareciste para salvarme de mi oscuridad, tú eres el culpable de haberme hecho el hombre más feliz del mundo mientras duró aquellos momentos y siempre me arrepentiré de haberte abandonado – dejé de llorar con sus palabras y de repente… sentí sus labios aprisionando los míos y no pude evitar seguirle aquel beso, porque aunque traté de olvidarme de mi profesor… seguía amándole y más cuando decía cosas tan tiernas como estas.


 


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