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Sangre del pasado por Fullbuster

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Fugaku Uchiha POV


Estaba en mitad de una reunión cuando sonó mi teléfono y supe que era algo importante, porque Itachi jamás me llamaba al trabajo a excepción de las urgencias. Me preocupé por si le había pasado algo a él o a Sasuke, pero cuando me dijo que Deidara estaba hospitalizado por sobredosis por la culpa de Hidan, me asusté y cancelé todas las reuniones de hoy para ir a verle.


Aún recordaba lo feliz que había llegado al trabajo cuando al cruzarme con Minato me comentó con una sonrisa que Deidara estaba dispuesto a conocerme y eso es lo que más quería en el mundo, conocer a mis hijos, puede que Naruto me costase un poco más, pero al menos Deidara ya había dicho de conocerme y eso me alegraba, llevé todo el día una sonrisa de oreja a oreja pero ahora se había borrado al descubrir esto.


Al llegar al hospital, Itachi tuvo que sacarme de allí y nos fuimos a la cafetería. Todo esto me afectaba mucho porque un hijo no debería de morir antes que sus padres y ahí estaba Deidara debatiéndose entre la vida y la muerte mientras Kakashi trataba de traerle de vuelta sano y salvo. Por primera vez… cuando Kakashi salió de ver a su hijo me atreví a pedirle… me atreví a suplicarle que lo salvase y él con una sonrisa trató de calmarme diciéndome que mi hijo estaba bien y entendí… que era un gran hombre al que había elegido Minato para rehacer su vida, yo no tenía nada que hacer contra él y ahora mismo tampoco sé si quería hacerlo. No podía volver a hacer sufrir a Minato, no quería que Kakashi también sufriera y sólo me quedaba la esperanza de poder conocer a mis hijos en común con Minato, porque a él… ya lo había perdido hace dieciséis años.


Kakashi se me llevó a una sala aparte y tomamos algo juntos mientras Minato volvía a la sala con su hijo y es que le preocupaba demasiado dejarle solo ahora. Yo me quedé allí mirando a Kakashi y fue entonces cuando me explicó absolutamente todo de la vida de Minato, su correría por los bares cuando le dejé, cómo le daba igual acostarse con quien fuera porque ya no creía en el amor, cómo Mikoto iba siempre una y otra vez a buscarle a su habitación de la residencia de estudiantes o a las propias clases y le insultaba, como le hacía la vida imposible y más desde que se enteró que estaba embarazado de mí, fue cuando realmente me di cuenta, de que mi mujer había tratado de eliminar a esos niños enfadada por lo que yo le había hecho y entendí… porque tuvo que marcharse lejos, entendí que tuviera que proteger a esos niños y jamás me contase la verdad, no quería volver a ver a Mikoto y se escondió de ella lo más lejos que pudo, pero yo la había vuelto a traer hasta él.


Sé que Minato se sentía culpable por haberse acostado conmigo cuando tenía mujer y un hijo, pero en parte aunque era culpa de los dos, yo fui quien le había metido en medio, ni siquiera le conté que estaba casado hasta que él se enteró por los estudiantes, creía que yo me había enamorado de él, creía en el matrimonio, en formar una familia y yo le rompí todas las expectativas, porque sabía que conmigo jamás podría tenerlo. Le dejé embarazado con tan solo veinte años, su padre le tiró a la calle, no podía contarme nada por Mikoto y su empeño de hacerle daño tanto a él como a esos niños, yo sólo le había dejado una escapatoria… huir lejos de mi familia y empezaba a entender que odiase a mi familia, que odiase mi apellido, le había destrozado la vida y le hice sufrir. ¿Qué derecho tenía yo ahora de venir a destrozarle de nuevo su nueva vida? No podía hacerle eso. Tenía razón en algo Minato… él respetó mi decisión y se alejó de mí, ahora yo debería respetar su decisión de que se quedase con Kakashi,  era justo que él pudiera elegir y tomar sus decisiones también, yo no era el único con ese derecho.


- Lo siento mucho Kakashi – le dije y él se extrañó.


- ¿Por qué?


- Por haberme metido en medio.


- Minato no podrá olvidarte nunca – me dijo bastante serio – eso lo sabía desde el día en que empezamos a salir, él mismo me lo dijo, pero hemos sido muy felices juntos, podemos serlo, puedo vivir sabiendo que su corazón está dividido y que nos quiere a los dos, para mí esos dos estupendos chicos son mis hijos, los quiero con locura, los he criado yo pero tampoco puedo negarte el derecho a conocerlos, porque son tuyos también. Sé que tienes que ver a Minato si quieres ver a tus hijos, nuestros destinos están ligados.


- Minato te eligió a ti – le dije – su historia conmigo ha terminado.


- Tenía mis dudas de si me elegiría o no, él siempre te esperó, cuando se enteró de que estaba embarazado de ti y yo le propuse salir, él se negó, dijo que seguramente tú volverías y querrías saber algo de esos niños, no quería salir conmigo sintiendo algo por ti, no quería traicionarme, pero tú no volviste nunca, ni siquiera llamaste y al final… acabó aceptando mi oferta – me dijo – pero sigue amándote, siempre tuve miedo de que llamases un día y él se marchase contigo, sabía que lo haría si llamabas, pero yo le decía que me daba igual siempre que pudiera estar con él si tú no aparecías. Él necesitó tanto tu apoyo cuando tuvo que marcharse… echó de menos que estuvieras allí para protegerle, pero jamás le llamaste para saber cómo estaba, no volvimos a saber de ti en diecisiete largos años y quizá el rencor de él viene de ahí, de que no tuviste un mínimo detalle en llamarle y preocuparte de cómo estaba, sólo le dejaste, le tiraste a la calle.


- Lo sé – le dije – es lo que más lamento en esta vida.


- Y aún así te ama – sonreía Kakashi – no puede evitarlo. Ese sentimiento no lo olvidará jamás, fuiste su primer amor y eres el padre biológico de sus hijos.


- Eres un gran tipo – le dije – sé que le harás feliz, por favor… no dejes que sea infeliz de nuevo, prometo que me alejaré de él si es necesario, haré lo que sea, pero hazle feliz.


- Lo haré – me dijo – pero tú hazme el favor de intentar acercarte a tus hijos, ellos te van a necesitar también y por favor… mete al desgraciado de Orochimaru a la cárcel por lo que le hizo a Naruto, gana esos casos, te lo hemos dejado a ti, confiamos en ti.


- Lo haré – le dije sonriendo – ganaré los casos de mis hijos, lo prometo.


Volví a casa bastante antes de acabar mi jornada laboral, pero como había tenido el percance de Deidara, había tomado el día libre y al entrar por  la puerta escuché ruidos en casa, algo extraño porque Sasuke debía estar en el instituto y desde luego Itachi había salido bastante desanimado del hospital y había decidido irse a clase también, así que sólo me quedaba una persona que pudiera haber venido a la casa y esa era mi mujer.


Mientras subía las escaleras me di cuenta de que había demasiado jaleo, muchas risas, mucha palabrería y caí entonces en lo que era, así que pasé por mi despacho y cogí los papeles del divorcio antes de ir hacia el dormitorio y abrir la puerta encontrándome a Madara y a Mikoto follando como conejos y riéndose. El cachondeo acabó cuando me vieron en la puerta y ambos se quedaron paralizados, pero la mayor sorprendida fue Mikoto.


- Fugaku – me llamó - ¿Qué haces a estas horas aquí? – preguntó.


- Venir a darte los papeles de divorcio – le dije – fírmalos ahora mismo y luego me marcharé para que podáis seguir con vuestro jueguecito – le dije bastante serio.


- No es lo que crees – me dijo.


- ¿No os estáis revolcando en mi casa? – le pregunté dudando – porque creo que ese de ahí es mi hermano desnudo encima de ti – le aclaré – firma los papeles y largaros de mi casa, no quiero volver a veros y olvídate de buscarte un buen abogado… porque no te servirá de nada, no vas a ver nada de mi dinero. Os espero abajo, haced el favor de vestiros – les recriminé y cerré la puerta bajando al salón con los papeles del divorcio.


Esperé abajo y Madara ni se quedó, se marchó con rapidez bajo mi atenta mirada, no creí que se atreviera a decir nada después de la pillada que les había hecho. La que sí bajó ya vestida fue Mikoto con cara de pena o tristeza, pero yo no me creía nada, sabía fingir muy bien cuando quería.


- Firma – le dije lanzándole los papeles en la mesa y aunque trató de convencerme de que el divorcio no era conveniente, acabó firmando ante mi insistencia – muy bien, eres oficialmente libre, nos veremos en los tribunales si aún deseas pelear contra mí.


- Claro que pelearé – me dijo de forma sonriente – Sasuke es mío – comentó.


- La custodia de Sasuke la voy a pedir yo y ningún juez se opondrá a ella después de que vea como te comportas tú.


- No puedes llevártelo, es menor de edad y debe estar con sus padres y tú no eres su padre Fugaku.


- ¿Crees que no lo sabía? – le pregunté – por favor Mikoto… llevabas meses sin acostarte conmigo después de que tuviéramos a Itachi, te largaste dos meses enteros por ahí con tu amante y volviste embarazada diciendo que era mío ¿Crees que soy idiota? ¿Crees que iba a creerme que podía ser mío porque una noche nos emborrachamos y dormimos juntos? Ni siquiera tuviste sexo conmigo aquella noche – le recalqué.


- ¿Entonces por qué nos aceptaste? ¿Por qué abandonaste a aquel chiquillo rubio por mí?


- No lo hice por ti, lo hice por Sasuke, no iba a permitir que estuviera con una madre como tú, tenía derecho a ser feliz, renuncié a mi vida con Minato por Sasuke, pero no te lo vas a llevar, puede que no sea su padre biológico, pero se ha criado conmigo y bajo el techo de esta familia y cualquier juez verá que su verdadero padre no tiene intención de acogerlo, porque ya conocemos todos a mi hermano, sólo te quiere para pasar el rato, no le importas para nada más serio, mucho menos le interesan los niños, pero eso ya lo sabías cuando decidiste volver embarazada fingiendo que era mío, él no quería a ese niño y cuando te viste sola decidiste volver, porque estabas muy convencida ya de irte de mi lado y abandonar a Itachi.


- ¿Sólo te quedaste conmigo por Sasuke?


- Sí – le dije – y si crees que me he olvidado de mi felicidad con Minato te equivocas, cuando me enteré de que sus hijos son míos fui la persona más feliz del mundo, al menos él sí quiso tener a mis hijos – le recriminé.


- Esos críos nunca debieron haber nacido.


- No te atrevas a amenazarlos – le amenacé esta vez yo a ella y entonces me di cuenta de que Sasuke y Minato estaban en la entrada observando nuestra discusión con los ojos como platos - ¿Sasuke? – pregunté llamándole.


- ¿Es cierto? – me preguntó - ¿No eres mi padre?


- Sasuke yo… puedo explicártelo.


- Pero… es genial – me dijo sonriendo – bueno no lo tomes a mal, eres un gran padre, pero Naruto no es mi hermano, primos puedo soportarlo – dijo feliz – voy a contárselo ahora mismo – comentó saliendo corriendo sin darme tiempo a explicarle nada.


Minato aún estaba allí y me explicó que sólo había venido a acompañar a Sasuke que se lo había cruzado en el instituto al recoger a sus hijos y al no haber ido Itachi ni yo a por él se había venido con ellos en el coche. Iba a marcharse cuando Mikoto empezó a insultarle y se le tiró encima cogiéndole del cuello de la camiseta empotrándolo contra una pared y Minato se asustó un poco quedándose paralizado sin saber cómo actuar en este caso, fui yo quien la cogió y la aparté de él.


- ¿Estás bien Minato? – le pregunté


- Sí – me dijo


- No te atrevas a entrar en mi casa, sólo eres una zorra que se acostaba con mi marido – gritaba Mikoto - ¿Cómo te atreviste a quedarte embarazado de él? Maldito crío insensato, debiste haberlos perdido pero no te lo voy a perdonar, jamás te perdonaré que te acostases con él, esto no va a quedar así.


- Para ya – le grité - Te recuerdo que esta es mi casa, estamos divorciados y aquí puede entrar quien quiera, además tú te acostabas con mi hermano mucho antes de que yo lo hiciera con Minato. Lárgate de mi casa, porque no quiero volver a verte – le grité cogiéndola del brazo y echándola de la casa para cerrar la puerta en sus narices.


Miré a Minato y estaba tenso, muy tenso y a punto de llorar, desde luego había sido todo un shock haberse encontrado con mi mujer y encima enterarse de que Sasuke no era mío. Se derrumbó a llorar y le abracé con fuerza.


- Lo siento – me dijo llorando – tiene razón, sólo fui tu zorra que se quedó embarazado, yo no debí haber estado contigo nunca.


- No es cierto, tú no eres nada de eso Minato, tú fuiste la única razón por la que mis días tenían sentido y felicidad, me levantaba por ti con la esperanza de estar contigo, tú eras mi mundo Minato y estoy orgulloso de tener esos dos gemelos contigo, tú me diste algo que mi mujer me negó, me diste felicidad y dos niños asombrosos.


- ¿Lo sabías? – me preguntó - ¿Sabías que Sasuke no era tuyo?


- Sí – le dije – lo intuía.


- Ella me dijo… que era tuyo – dijo sollozando – creí que estabas acostándote con ella y conmigo a la vez. Me aparté de tu lado y no te dije nada de mi embarazo porque sabía que ella era tu mujer y tenía más derecho que yo, yo no quería meterme en medio de tu relación.


- No Minato, ya te lo dije, tú eres el amor de mi vida, no te habría dejado jamás si no llega a ser por Sasuke, te lo aseguro. Además… yo me he metido en medio de tu relación con Kakashi y no tenía derecho.


- Lo siento – me dijo llorando y yo entendí que estaba demasiado sensible hoy entre lo de Deidara y ahora esto – lo siento – dijo cayendo al suelo de rodillas y me agaché a su lado cogiéndole y abrazándole, dejando que llorase en mi pecho - ¿No son hermanos? – me preguntó de golpe.


- No – le dije – Sasuke no tiene mi sangre, es el hijo de mi hermano y Mikoto, no es mío pero yo lo quiero como si lo fuera. Aún así… creo que Itachi sí es hijo mío – le dije – no sé como animarle con lo de Deidara y ha salido del hospital muy afectado, creo que algo les ha ocurrido.


- Tu hijo ha roto con el mío – me dijo – Vi a Dei llorar cuando Itachi se marchó. Estuve un rato con él antes de ir al instituto a recoger a Naruto y a Sasuke.


- Hablaré con Itachi, arreglaremos todo este lío, te lo prometo.


 


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