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Sangre del pasado por Fullbuster

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Minato Namikaze POV


No podía creerme que Fugaku supiera que Sasuke no era su hijo, cuando Mikoto vino hace dieciséis años a decirme que era hijo de Fugaku, yo la creí, me echó en cara todo lo que había estado haciendo con su marido mientras ella trabajaba y la creí… más aún cuando vi a Fugaku elegirla a ella, quedarse a su lado para criar a ese niño juntos, vi como le daba otra oportunidad a su matrimonio mientras a mí Mikoto me hacía la vida imposible. Desde aquel día… no había vuelto a saber nada de Fugaku, sólo me encontraba a Mikoto y por mucho que traté de contactar con él para decirle que estaba embarazado, el teléfono siempre lo cogía su mujer.


Lo peor vino cuando ella se enteró de que estaba embarazado de su marido, intentó todo lo que pudo para que los perdiera y la gota que colmó el vaso fue la vez que me invitó a tomar algo a una cafetería cercana a la facultad y trató de hacerme beber vino… al no conseguirlo, acabó envenenando mi vaso de zumo. Aquella noche empecé a sangrar y menos mal que Kakashi estaba cerca y me llevó al hospital de urgencia, porque no los perdí de milagro. Kakashi decidió aquella vez que ya había pasado demasiado, que era mejor alejarnos y decirle a Mikoto que los había perdido antes de que se enterase y tratase de hacerles algo más. Acabé viviendo en Seattle alejándome por completo de Fugaku y tratando de olvidarme de todo aquello, ya no podía más.


Sentía que Fugaku había jugado conmigo, que había intentado restaurar su matrimonio y yo sólo había sido su juguete, ni siquiera había preguntado por mí cuando lo dejamos y yo me juré que jamás le diría nada de mi embarazo, por eso Kakashi acabó haciéndose cargo y fue el mejor padre que pude tener a mi lado, esos niños habían nacido sanos y felices hasta hace dos años cuando Naruto empezó a tener problemas con ese entrenador… y ni siquiera me lo había dicho, ni siquiera me había dado cuenta y de eso también me culpaba, tenía demasiada culpa en mi interior en este momento, había dudado de Fugaku, había huido, había ocultado lo de mi embarazo, le había fallado a mis hijos y a Kakashi… ya no podía más ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía creer?


Por lo menos me alegraba de algo de todo esto… Sasuke no era su hijo y por tanto, no tenía nada que ver con Naruto, esa relación no había motivo para impedirla pero no podía dejar de preocuparme entonces por Deidara, porque cuando yo le conocí, Itachi tenía apenas un añito y algunas veces me quedé cuidándole, creo que Itachi sí era de Mikoto y Fugaku. Pensaba que al menos uno de mis hijos podía ser feliz aunque al ver la cara de Fugaku, supe que también estaba triste por perder a un hijo.


- Lo siento Fugaku – le dije – sé que debe de ser duro.


- Intuía que no era mío, pero jamás tuve el valor para hacerle una prueba de paternidad, para mí siempre será mi niño – me dijo


- ¿Seguro que estás bien? – le pregunté al verle tan deprimido.


- Sí – me dijo – venga ve al hospital, no te preocupes por mí, se me pasará. Hablaré con Itachi y no tardaré en volver al hospital a ver a nuestro hijo – me remarcó.


- Vale – le dije saliendo de su casa para ir a recoger un par de cosas de mi casa, más que nada ropa limpia para que Deidara pudiera cambiarse.


Cuando llegué a casa, Kakashi había llegado también y estaba en la ducha, supongo que necesitaba relajarse un poco después de su dura jornada de trabajo y es que al final, sentía que él siempre estaba cuidándome, tanto a mí como a mis hijos. Recogí algo de ropa de la habitación de Deidara para llevársela cuando Kakashi salió con una toalla atada a la cintura.


- ¿Ya te vas para el hospital? – me preguntó.


- Sí – le dije – no quiero estar muy lejos de Deidara.


- Lo entiendo. Minato… - me llamó - ¿Podemos hablar un segundo?


-  Sí, claro – le dije sentándome en el borde de la cama y él se sentó a mi lado aún con la toalla y medio desnudo.


- ¿Le amas? – me preguntó - ¿Sigues amándole como antes?


La verdad es que la pregunta me cogió por sorpresa, porque no esperaba que Kakashi quisiera hablar sobre Fugaku, siempre evitábamos estos temas, no sé por qué ahora sí parecía querer hablar de mis sentimientos por él, pero yo no podía mentirle, jamás lo hice.


- Sí – le dije – pero yo quiero estar contigo.


- Minato… ya sabes que yo sólo quiero verte feliz y si él es tu felicidad, entonces todo está bien.


- No quiero ir con él, yo estoy bien contigo.


- Lo sé, pero no es vida para ti. Creo que serías más feliz a su lado, tenéis dos hijos en común preciosos y…


- Shh – le dije poniendo mis dedos sobre sus labios para que se callase – tú eres a quien quiero Kakashi – le dije besándole y él me correspondió antes de sonreír de felicidad por haberle elegido a él – voy a llevarle esto a nuestro hijo ¿Vale? – le remarqué, porque para mí eran nuestros hijos, él los había criado.


- Vale, te veré en un rato.


- Deberías descansar, llevas más de doce horas en el hospital.


- Iré – me dijo – Como bien has dicho... es mi hijo el que está en esa cama de hospital.


Yo sonreí antes de levantarme para sentarme a horcajadas encima de Kakashi besándole con pasión y es que no sé si había conseguido convencerle del todo que quería estar con él. Claro que estaba enamorado de Fugaku, pero habían pasado tantas cosas que nuestra historia ya era imposible, él tenía su vida, yo la mía, todo nos salía mal y yo sabía que debía ser el destino que no nos quería ver juntos, no tenía más remedio que continuar con mi vida.


- ¿Minato? – me preguntó dudando.


- Calla y tócame – le dije acariciando su cabello mientras besaba su cuello.


Kakashi colocó sus manos en mi cintura y acarició mi espalda con suavidad quitándome la camiseta que llevaba y lanzándola al suelo. Me preguntó si estaba seguro de esto pero claro que estaba seguro, si no lo hubiera estado no habría comenzado. Tenía muchas cosas en la cabeza, mis hijos, sus problemas, a Fugaku que me traía más problemas… a Mikoto que no sabía qué esperar de ella ahora que me había encontrado de nuevo, pero quería por un momento, relajarme y dejar de pensar, quería sentir de nuevo a Kakashi, quería demostrarle que él me importaba.


Me bajé de él dándole besos por el pecho hasta que mis rodillas tocaron el suelo y desanudé su toalla dejando su miembro recién salido de la ducha al descubierto y sin previo aviso, lo cogí entre mis manos chupándolo y metiéndomelo en la boca todo lo que pude, hundiéndolo una y otra vez mientras Kakashi empezaba a gemir y se relajaba tumbándose ahora por completo en el colchón.


Le escuchaba disfrutar mientras le daba placer y me encantaba sentirme deseado aún, a veces incluso llegaba a pensar que nadie se volvería a fijar en mí, ya tenía dos niños, estaba cerca de los treinta y seis años y aunque no era una edad para sentirme así, a veces… sobre todo desde que me sentí rechazado por Fugaku, me sentía de esa forma, como si no pudiera volver a poder seducir a alguien, pero con Kakashi todo era tranquilidad, sabía que aún me quería, que disfrutaba conmigo tanto como yo lo hacía con él, supongo que él era mi red de seguridad, era con quien más cómodo me sentía y menos vergüenza tenía.


Me incorporé y volví a subir al colchón tras quitarme el pantalón y Kakashi me miró con ojos lujuriosos mientras pasaba su lengua por sus labios de forma seductora al verme desnudo. Le sonreí y él me pidió que fuera con él, así que lo hice, me senté de nuevo a horcajadas de él encima de su miembro ya erecto y lo posicionó mientras yo me sentaba sobre él con lentitud. Kakashi había cogido mi miembro y lo masajeaba entre sus manos mientras yo me hundía más y más en él y empezaba a gemir hasta que ya no pude hundirme más. Empecé a moverme encima suyo, subía y bajaba clavándome cada vez más en él mientras ambos gemíamos y jadeábamos. Sentía el cansancio, pasados los diez minutos no sé si aguantaría mucho más y fue Kakashi quien al verme cansado, pidió que cambiásemos, poniéndose entonces él arriba y volviendo a crear un movimiento rápido y profundo.


Se corrió dentro de mí y me dio igual, estaba excitado y sentir su líquido dentro de mí lo disfrutaba, quería que lo hundiese todo porque al fin y al cabo, yo siempre sería suyo como él era mío. Kakashi sonrió y se tumbó unos segundos a mi lado descansando para luego comentarme que me llevaría él al hospital si le daba diez minutos para cambiarse, así que sonriendo le dije que le esperaba.


No tardó prácticamente nada en cambiarse y se había puesto una elegante americana, la verdad que me gustaba como le quedaban las americanas, Kakashi era realmente atractivo y sabía que muchos en su trabajo le tiraban los tejos y trataban de ligar con él, pero él sólo tenía ojos para mí, no sé si yo me merecía a alguien tan bueno como Kakashi.


Fuimos al hospital y condujo Kakashi, yo me pasé todo el recorrido mirándole y él sonreía de vez en cuando al sentirse observado. No podía evitar pensar en él como parte de mi familia, era muy importante para mí y yo quería hacer algo por él también.


- ¿Qué te ocurre hoy que no paras de mirarme? – me preguntó.


- ¿Te gustaría tener un hijo conmigo? – le pregunté y se sorprendió.


- Creí que con Naruto y Deidara tenías suficiente.


- Ellos son de Fugaku y aunque yo los siento casi como tuyos, me gustaría tener uno contigo, tú siempre has estado conmigo y te he negado la posibilidad de ser padre, creo que no es justo. Te he fallado tantas veces…


- Tú no me has negado nada Minato ni me has fallado, yo acepté sabiendo todo lo que tenías dentro, no ha sido nunca el momento para niños, hemos estado ocupados criando a los gemelos y con nuestros trabajos – me dijo sonriendo – pero me encantaría ser padre siempre que seas tú quien me dé a ese niño.


- Tengo que confesarte algo – le dije – hace como un mes que no me estoy tomando nada – le dije para que supiera que yo ya estaba buscando ese niño con él y Kakashi se sorprendió.


- ¿Enserio? ¿Por qué no me lo dijiste?


- Quería darte una sorpresa – le comenté - ¡Sorpresa! – le dije


- ¿Estás… embarazado? – me preguntó sorprendido.


- Sí – le dije – vas a ser padre – le sonreí y tuvo que parar el coche a un lateral para abrazarme y besarme con pasión.


Cuando llegamos al hospital, Kakashi me dejó en la puerta y se le veía muy ilusionado con la noticia, aunque yo no había comentado nada aún a mis hijos y menos a Fugaku, no sé cómo se tomaría esta noticia, pero él también tenía hijos de su matrimonio y yo a Kakashi le consideraba mi esposo aunque no estuviéramos casados, era normal que tuviéramos hijos, aún así me asustaba un poco lo que diría Fugaku cuando se enterase, no era tanto cómo reaccionaría… sino… como le afectaría la noticia, no quería ver más tristeza, no lo soportaba y nos estábamos haciendo daños todos.


Kakashi se marchó a aparcar el coche en el parking y yo me dirigí a la entrada del hospital cuando frente a mí vi a Fugaku que aparcaba su coche en ese momento y me sorprendí de que llegase tan pronto. Sonreí y él me saludó bajando del coche y caminando hacia mí, pero antes de que pudiera llegar, pude ver a mi derecha a Madara con una pistola apuntándome, me quedé paralizado en el sitio sin saber que hacer mientras veía a Fugaku venir corriendo hacia mí gritando a Madara que soltase el arma, pero escuché el disparo y frente a mí cayó Kakashi que se había metido en medio protegiéndome.


Madara salió corriendo tras su intento fallido y yo me agaché intentando taponar la herida de Kakashi sin poder parar de llorar. Fugaku llegó enseguida tratando también de taponar la herida con sus manos mientras pedía a gritos que saliera alguien del edificio para ayudarnos y salieron los enfermeros, pero Kakashi sonreía y tocaba mi vientre.


- Cuídalos – le dijo a Fugaku – por favor, no dejes que les ocurra nada. No vuelvas a abandonarles.


- No te mueras – le grité a Kakashi – no te atrevas a morirte, tú no puedes morir aquí.


- Minato… te quiero – me dijo tosiendo sangre.


- Y yo a ti – le dije llorando – por favor… no te mueras, quédate conmigo, no ahora, vas a ser padre maldita sea, no puedes dejar solo a tu hijo – le grité llorando mientras cogía su mano.


- No está solo Minato, él siempre estará contigo – dijo cogiendo la mano de Fugaku para ponerla encima de la mía – por favor, cuídalos – le repitió antes de desmayarse y los enfermeros lo llevaron con rapidez a la sala de operaciones.


- Por favor… salvadle – les grité a los médicos que se lo llevaban.


Kakashi no volvió a salir de aquel hospital en el que tantas vidas había salvado, la suya se quedaba allí y me derrumbé cuando me dieron la noticia. Fugaku estuvo a mi lado y no dijo nada, me abrazó y esperó a que terminase de llorar todo lo que tenía dentro, tenía que sacar todo este dolor, esta impotencia y el odio que sentía ahora mismo hacia su hermano, porque iba a ocuparme de que Madara Uchiha pagase por todo lo que había hecho.


- Vamos a sentarnos – me dijo con preocupación Fugaku – esto no es bueno para el bebé – me comentó acariciando mi vientre mientras me llevaba hacia una silla, aunque yo no podía dejar de llorar.


 


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