Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sangre del pasado por Fullbuster

[Reviews - 1143]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Deidara Namikaze POV


Sasuke le había propuesto irse a vivir juntos a la residencia universitaria y mis padres extrañamente… habían aceptado. Sé que Itachi planeaba hacer lo mismo, pero él no quería irse a la residencia, él quería vivir juntos de verdad, irnos a una casa y es que Itachi ya había terminado la carrera y estaba trabajando en un despacho. Ganaba un buen sueldo y era muy bueno en su trabajo, aún así temíamos decírselo a nuestros padres, porque aunque tratábamos de no hablar del tema, seguíamos siendo hermanos y eso nos preocupaba bastante a ambos aunque trataba de disimularlo.


Tampoco tuve mucho tiempo para hacerme a la idea, porque Sasuke y Naruto se marcharon a los pocos días a la residencia universitaria. Yo esperaba que viniera para nuestro cumpleaños, porque hoy cumplía dieciocho años y lo estaba deseando, más que nada para evitarle problemas a Itachi. Estaba cansado de fingir que él y yo no teníamos nada aunque tanto nuestra familia como sus amigos sabían que estábamos saliendo, supongo que la gente vería raro que saliera con quien se supone… era mi hermano, dormía en la habitación de al lado, esa idea a veces me entristecía, pero Itachi siempre decía que a él le daba igual lo que los demás pensasen, él me amaba y no iba a renunciar a mí.


Sé que los nuevos amigos que había hecho mi hermano eran grandes personas, me llevaba muy bien con ellos, pero yo al final… me había juntado más con los amigos de mi novio porque quería estar con Itachi. Con Temari me llevaba realmente bien y eso que a ella le gustaba un chico del grupo de amigos de mi hermano, con Pain y Sasori también congeniaba y es que aunque Sasori no era muy buen estudiante, Pain era muy aplicado y tenía muchas cosas en común con él, creo que por fin había encontrado un grupo de amigos con los que me llevaba bien y no me querían solo por mi cerebro.


Hoy había ido a la facultad como todos los días pero tenía otra cosa en mente… tenía a Hidan en la cabeza. Sé que mi padre había ganado el juicio, Fugaku era así de impresionante, él ganaba siempre, no sé cómo lo hacía pero era increíble. Le habían encarcelado a Hidan para tres años y eso que le rebajaron la condena porque le insistía mi padre, más que nada, porque es cierto que me hizo daño, pero también es verdad que trató de defenderme frente a aquel tipo, trató de ayudarme antes de que me hundieran la cabeza en aquella mesa llena de droga. Sé que en el fondo, le dolía saber que era su culpa por la que casi morí.


- Felicidades – me dijo Itachi besándome frente a todos y sonreí.


- Gracias – le dije - ¿Este es mi regalo?


- Tú regalo te lo daré mejor en casa – me dijo guiñándome un ojo de forma seductora.


- Eso esperaba – le dije.


- ¿Qué te ocurre? – me preguntó Itachi al verme algo decaído.


- Nada… pensaba en Hidan.


- ¿Aún le das vueltas a ese tema?


- Sí – le dije – sé que no es mala persona Itachi, pero…


- Te hizo daño.


- Lo sé.


- Pero trató de defenderte en el peor momento – me dijo.


- Sí – le comenté.


- ¿Si vamos a verle te sentirías mejor? – me preguntó.


- Creo que sí – le dije.


- Entonces recoge tus cosas, te llevaré.


Recogí mis cosas de la mesa y nos disculpamos con todos para poder irnos. Temari me preguntó si estaba bien, le indiqué que sí y se quedó allí con Sasori y Pain hablando sobre la película que iban a ir a ver al cine, porque hoy habíamos quedado todos para ir al cine y celebrar así mi cumpleaños. ¿Quién me diría a mí que conseguiría tan buenos amigos después de lo que viví en el instituto? Eran geniales.


Salí con Itachi hacia el coche, me iba a saltar un par de clases, de eso estaba seguro, porque Itachi hoy tenía libre en el despacho, sus amigos de la facultad estaban estudiando el máster y yo aún estaba en el primer año, no sé si era bueno para mí saltarme clases ya el primer año, pero bueno, necesitaba ver a Hidan, no me sentía a gusto con lo que le hice.


Cuando llegamos a la prisión, dijimos que veníamos de visita para Hidan y lo trajeron a la sala de visitas. Se extrañó mucho de vernos allí a Itachi y a mí. Se sentó en la silla y se le veía deprimido y demacrado, no debía ser fácil estar aquí encerrado, haber perdido su libertad, pero yo esperaba encontrarme a un Hidan arrepentido, a uno que se diera cuenta de lo que había hecho y decidiese cambiar.


- Hola, Hidan – le saludé.


- No esperaba verte a ti – me dijo intentando sonreír - ¿Qué tal te va?


- Estoy bien.


- Se te ve bien – me dijo - ¿Estás feliz? – me preguntó.


- Sí – le dije – de hecho quiero irme a vivir con Itachi – le dije mirando a Itachi a mi lado quien me sostenía la mano.


- Me alegro – comentó Hidan - ¿A qué debo tu visita? – me preguntó.


- Quería saber cómo estabas.


- ¿Te preocupas de mí después de todo lo que te hice?


- Sí Hidan, estuvimos saliendo, eras un gran apoyo para mí en el instituto, trataste de ayudarme a tu manera y aunque sé que me hiciste daño, esperaba que te hubieras dado cuenta de todo lo que hiciste.


- Sé lo que hice Dei y no quería hacerte daño, de verdad.


- Te creo – le dije


- Gracias – me comentó – la verdad es que me arrepiento mucho de lo que te hice.


- ¿Cuánto te queda de condena Hidan?


- Unos meses aún de la primera condena, casi un año, quizá me reduzcan algo por buen comportamiento, no lo sé. Pero aún me queda cumplir la segunda, el asunto de drogas, unos tres años más.


- Espero que lo lleves lo mejor que puedas – le dije sonriendo – por favor Hidan… no vuelvas a desviarte del buen camino, sé que puedes ser un buen chico.


- No lo haré, he aprendido la lección – me dijo – espero que un día puedas perdonarme Dei, necesito que me perdones, no soporto saber el daño que te hice.


- Te perdono Hidan, pero espero que esto te haya ayudado a darte cuenta de la mala vida que llevabas.


- Sí – me dijo – por cierto, felicidades por tu cumpleaños.


- Gracias.


El tiempo se nos agotó y nos fuimos de allí. Itachi estaba delante de mí y de vez en cuando me miraba. Sé que a él no le convencía mucho lo de venir a ver a Hidan, que lo hacía por mí, pero yo sabía que en el fondo no era un mal chico, sólo estaba perdido y desorientado, esperaba que estos años en prisión le hubieran servido para darse cuenta de todo el mal que había hecho y recapacitase para cambiar.


De Orochimaru era otro cantar, sé que le habían condenado a bastantes más años y no estaría teniendo una buena vida allí dentro, sobre todo teniendo en cuenta como trataban el resto de presos a los violadores. Ese cuando saliese… si es que salía alguna vez, no sería el mismo, ya le habrían dado su escarmiento allí dentro.


- ¿Te encuentras bien? – me preguntó Itachi.


- Sí – le dije – estoy mejor.


- Me alegro. Quiero llevarte a un lugar – me dijo sonriendo.


- ¿Enserio? ¿Dónde vamos? – le pregunté con mi curiosidad habitual.


- Ya lo verás – me dijo sacando de su bolsillo trasero un pañuelo de seda y tapándome los ojos – sígueme – me dijo ayudándome a entrar en el coche.


No sé donde me llevaba, pero me dejé llevar donde él quisiera y es que yo en Itachi confiaba plenamente. Me ayudó a bajar del vehículo una vez llegamos a nuestro destino y me cogió de la mano para guiarme, porque seguía sin dejarme quitar el pañuelo de los ojos. Sé que estábamos en algún edificio, porque escuché el pitido del ascensor cuando llegó hasta nosotros y subimos a él.


Entramos en algún lugar, no sé muy bien dónde y entonces me hizo caminar hacia delante deteniéndome al fin para empezar a desanudar el lazo que sostenía el pañuelo en mis ojos, cuando el pañuelo desapareció y pude ver, estaba frente a una gran cristalera desde la que se podía ver la ciudad. Me quedé sorprendido y al girarme, me di cuenta de que estaba en una casa aunque faltaba amueblarla aún.


- ¿Te gusta? – me preguntó.


- Es preciosa.


- Me alegro de que te guste, porque es nuestra – dijo – Feliz cumpleaños.


- Pero… ¿Cómo? – le pregunté sorprendido.


- Llevaba unos años trabajando en el despacho en esta casa, al final conseguí ahorrar algo para comprarla, la otra parte que me faltaba la puso mi padre. Me enamoré de esta casa al verla y quería darte la sorpresa precisamente hoy – me comentó sonriendo y no pude evitar lanzarme a besarle.


- Te quiero – le dije de golpe.


- Lo sé – me respondió – pero no soy feliz del todo Dei – dijo y me asusté – no seré feliz del todo hasta que digas que quieres vivir conmigo, porque quiero que te vengas aquí a vivir.


- ¿Enserio? – le pregunté sonrojándome - ¿Vivir tú y yo solos? ¿Qué dirán nuestros padres?


- A ellos les parece bien – me dijo – ya lo hablé con ellos hace unos días, ¿Qué me dices? ¿Quieres vivir conmigo?


- Claro que sí – le dije sonriendo y lanzándome a sus brazos – claro que quiero vivir contigo pero… ¿No habría que amueblarla?


- Está lo más importante – me dijo cogiéndome de la mano y llevándome hacia una de las puertas correderas, al abrirla, me encontré con la cama - ¿La estrenamos? – me preguntó juguetón.


- Ya estás tardando – le dije empujándole y tirándole encima del colchón mientras me colocaba encima de él.


- ¿Qué pasa Dei? ¿No tuviste suficiente anoche?


- De ti nunca tengo suficiente – le dije besándole – además… hoy cumplo los dieciocho y eso quiere decir, que estás libre de problemas, ahora ya soy completamente tuyo.


- Siempre fuiste mío Dei – me dijo acariciándome el cabello con dulzura.


Le besé con dulzura y es que Itachi tenía mucha labia, hablaba genial, siempre acababa convenciéndote y tenía una capacidad para animar a la gente impresionante, siempre sabía qué decir en todo momento, me encantaba esa facilidad suya de palabra. Bajé mis labios hacia su cuello y le escuché sonreír mientras su mano se colocaba en mi nuca acariciándome y es que él siempre era muy tierno, muy cariñoso, muy calmado, aunque también podía llegar a ser muy salvaje cuando quería y eso es lo que más me gustaba de él, siempre sabía cómo comportarse en cada momento.


- Te quiero – me dijo susurrándome al oído y no pude contestarle, porque me dio la vuelta de golpe cogiendo mis labios entre los suyos en un beso más pasional.


Sus manos se colaron bajo mi camiseta y levanté los brazos para que pudiera quitármela. Sonreí al ver como Itachi también sonreía, no podía vivir sin él… eso lo sabía, él lo era todo para mí y sabía que estaba mal lo que hacíamos y que ocultábamos que éramos hermanos a todo el mundo pero nadie podía sentir el dolor que yo sentía si me separaban de él, ya no podía ver el mundo sin él.


Le ayudé yo también a quitarle la camiseta y acaricié sus pezones haciéndole gemir. La voz tan varonil de Itachi me excitaba, sentir que gemía y jadeaba por mí era lo que más me complacía, porque me quedaba claro, que era yo quien le daba el placer, era yo por quien sentía esto y eso en parte… me hacía sentir bien. Sus manos pasaron tras mi espalda arqueándomela un poco y me di cuenta, que notaba su miembro rozando con el mío aún sobre el pantalón. A mí me sobraba ya demasiada ropa entre nosotros.


Sentía cada movimiento de Itachi, cada roce entre nuestros miembros, cada beso en mi cuello, cada caricia que me daba y cerré los ojos disfrutando de él, de sus movimientos lentos y tortuosos, porque yo deseaba tenerle todo para mí. Sentí sus manos descender por mi cintura y quitarme el pantalón junto a la ropa interior y no pude evitar jadear cuando tocó mi miembro entre sus dedos. Él sonreía y yo esta vez… después de dos años estando con él, no me daba ni pizca de vergüenza gritar y gemir, porque me gustaba lo que hacía, me gustaba todo de Itachi.


- Itachi… déjame hacerlo a mí – le pedí


- ¿Te apetece? – me preguntó sonriendo.


- Sí – le dije – por favor… déjame excitarte.


Itachi cambió esta vez de posición y me dejó subir encima para poder quitarle el pantalón y llegar a su miembro. Era tan perfecto como siempre y lo metí en mi boca sin previo aviso, sólo quería tenerlo dentro de mí. Lo chupé y lo metía cada vez más al fondo mientras escuchaba los gemidos de Itachi, sé que le gustaba y mientras seguía metiéndome su miembro en mi boca, empecé a acariciar también mi miembro dándome placer mientras Itachi me miraba y se excitaba más, porque sentía su miembro crecer aún más dentro de mi boca.


- Si sigues haciendo eso, no sé cuánto aguantaré – me dijo sonriendo.


- ¿No puedes aguantar? – le pregunté juguetón.


- No – me dijo cogiéndome de la cintura y colocándome bajo él mientras yo sonreía – no puedo – me dijo metiendo su miembro con delicadeza dentro de mí.


- Ya lo veo – le dije – hazme tuyo Itachi – le susurré de forma sugerente en su oído y entró más al fondo empezando a moverse.


- Deja de provocarme – me dijo sonriendo – o me iré demasiado rápido.


Yo sonreí y es que me encantaba provocarle, era un juego para mí, pero cuando empezó a entrar más profundo y a coger velocidad… se me quitaron las ganas de seguir sonriendo, porque lo único que salía de mi boca… eran gemidos, jadeos, gritos y el nombre de Itachi diciéndole que siguiera.


Estuvo a punto de salir de mí cuando iba a correrse, pero yo no le dejé, enrollé mis piernas en su cintura y le obligué a que se quedase dentro. Él se sobresaltó un poco, veía en sus ojos la duda, pero yo lo necesitaba.


- Déjame sentirte por una vez – le pedí – por favor… hazlo dentro.


- ¿Estás seguro Dei? – me preguntó.


- Sí por favor, quiero ser completamente tuyo.


Itachi acabó dentro de mí… después de dos años… por fin había conseguido lo que tanto tiempo llevaba esperando, sentir ese calor invadirme, sentir como su líquido entraba en mí inundándome por completo, lo deseaba y no le dejé salir hasta que no estuve seguro de que no saldría nada de mí y cuando salió… sentí como alguna gota salía tras él, pero Itachi con tacto, lo recogió con la punta de su miembro y lo volvió a meter intentando no desperdiciar ni una gota y yo sonreí.


- ¿Querías eso Dei? – me sonreía – pues ya lo tienes todo dentro, soy tuyo Dei como tú eres mío.


- Gracias Itachi – le dije – lo necesitaba.


- Felicidades Dei… espero que te haya gustado tu regalo – me dijo sonriendo.


- Es el mejor de todos – le sonreí.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).