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Sangre del pasado por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV

Si que estaba sentimental últimamente Deidara… hasta en la fiesta de cumpleaños de mi hermano pequeño se había puesto a llorar con la noticia de que Naruto estaba embarazado. A mí me preocupaba un poco, eran muy jóvenes para meterse en algo así, habría sido más sensato esperar, pero supongo que estos dos eran un par de locos que no querían esperar. Para mi gusto, eran jóvenes, deberían haber esperado al menos hasta haber finalizado sus estudios, pero bueno… ellos eran así, no se podía hacer nada.

Sasuke se marchó del cuarto de baño dejándome a solas con Deidara y me acuclillé a su lado sonriéndole mientras le ayudaba a secarse las lágrimas. De verdad que estaba muy sensible últimamente y no sabía por qué. Habíamos pasado una etapa extraña… en mi trabajo me habían pedido tantos proyectos que había tenido que quedarme más horas de las normales en el trabajo, yo esperaba que las horas extras me las pagasen bien y poder luego tener dinero para lo que nos hiciera falta, la verdad es que cobraba bastante bien, pero también echaba un poco de menos cuando trabajaba algo menos y estaba más tiempo con mi chico.

Deidara iba por las tardes a la universidad y yo trabajaba por las mañanas… algunas veces hasta por la tarde, al final sólo nos podíamos ver por las noches y echaba de menos esos momentos que teníamos antes, los fines de semana eran los que más me gustaban, cuando no me llamaban para trabajar, los pasaba enteros con él, siempre trataba de estar el máximo tiempo posible en casa, aunque últimamente no lo conseguía tanto como me gustaría.

- Ey ¿Qué te pasa? – le pregunté sentándome con él y sonriéndole.

- Nada, enserio – me dijo sonriendo – es que me ha afectado un poco la noticia, me he puesto muy feliz y mírame… parezco un llorón – me decía secándose las lágrimas – ufff, un sobrino – intentaba reírse.

- Sí, un sobrino, no esperaba que mi hermano pequeño tuviera un niño antes que yo – le comenté y él se sorprendió.

- ¿Querrías uno? – me preguntó sorprendido.

- Sí, pero supongo que más adelante, no es el momento – le comenté con una sonrisa – no te preocupes por eso ahora Dei – le sonreí y extrañamente… se puso serio mientras miraba al suelo.

- Si… tienes razón, mejor no preocuparnos de eso ahora – me dijo con cierta tristeza – volvamos a la fiesta, al fin y al cabo, es la fiesta de tu hermano, vayamos a disfrutar con él.

- ¿Estás bien Dei? Te noto extraño.

- Estoy bien, tranquilo – me dijo sonriendo y noté esa sonrisa falsa suya, algo le ocurría, pero no quería seguir indagando más, al menos no por ahora con toda la gente aquí, lo hablaría con él en privado.

Los invitados captaban mi atención enseguida, en cuanto me veían me llevaban con ellos y se ponían a hablar conmigo, la mayoría sobre mi trabajo o dudas que tenían pero yo no dejaba de buscar a Deidara con la mirada incluso cuando hablaba con ellos. Tras buscarlo durante bastante rato… lo encontré hablando con Pain, Sasori y Temari, los tres tratando de apoyarle en algo mientras él les explicaba cosas. Desde luego le pasaba algo que no me estaba contando a mí y era algo serio.

Busqué a mi hermano y lo localicé con una gran sonrisa y abrazando a Naruto, creo que no quería soltarle el vientre ni un momento, porque no dejaba de acariciarlo mientras hablaba con el resto de los invitados, seguía allí abrazándose desde la espalda de su rubio y con las manos firmemente en el vientre. Sí que le había hecho ilusión a Sasuke y me alegraba mucho por él. Yo aún no había tenido ninguna conversación con Deidara sobre niños, de hecho quería esperar a que él terminase los estudios y a que yo tuviera menos trabajo quizá.

En la empresa me habían propuesto irme a Nueva York a una de las empresas más pequeñas para ponerla en marcha, pero aunque lo había comentado con Deidara y estaba de acuerdo en mi marcha, yo no lo estaba tanto, no quería irme yo solo y dejarle aquí y tampoco quería llevármelo y separarle de su familia, era una decisión complicada. Cogí a mi hermano y lo aparté un poco del resto.

- ¿Qué ocurre Itachi? – me preguntó.

- ¿Te ha contado algo Deidara? – le pregunté.

- No ¿Qué tendría que contarme?

- No lo sé, está… como muy sensible últimamente a todo lo que le digo.

- Tampoco estás mucho por casa, no sé Itachi, no he visto ningún problema entre vosotros.

- Pero… en el baño estaba hablando contigo.

- Sí, de que te querías ir a no sé dónde por temas de la empresa.

- ¿Eso es lo que le preocupa?

- Supongo – me comentó – no sé Itachi, ya te lo contará él si le pasa algo. Dale un poco de tiempo.

Al finalizar la fiesta, Deidara fue el primero en ponerse a recoger y sinceramente… no me apetecía ahora a las tantas de la madrugada ponerme a limpiar lo que habían ensuciado los invitados y menos aún que Deidara se pusiera a recoger ahora, creo que necesitaba descansar, mañana tenía clase y sus vacaciones estaban al caer, prefería que descansase.

- Dei… ve a dormir anda – le comenté.

- Estoy bien, puedo recoger algo ahora.

- Dei – le dije elevándole la barbilla para que me mirase – hazme caso, recogeremos mañana.

- Vale – me dijo y seguía viéndole algo triste.

- Vamos a la cama – le comenté acariciándole el cabello y dándole un beso suave.

Una vez en la cama, quise darle las buenas noches, pero se había girado hacia el otro lado dándome la espalda. Desde luego le ocurría algo y era algo conmigo, de eso estaba seguro. Me giré hacia él abrazándole como solía hacer todas las noches y cuando le agarré, sentí su lloro, estaba llorando y aunque trataba de camuflarlo, podía escucharle. Le giré un poco hacia mí para ver aquellos preciosos ojos encharcados y entonces me cansé de esta situación.

- ¿Qué te ocurre? – le pregunté – y por favor no me digas que nada, hablemos con la verdad por delante Dei, tú siempre me has contado todo.

- Yo… lo siento – me dijo – no quiero ser un obstáculo para ti y tu trabajo.

- ¿Cómo que un obstáculo? Tú jamás has sido un obstáculo Dei, te amo, quiero estar contigo. Lo de Nueva York no hace falta que sea yo quien vaya, ya te lo comenté.

- Pero es una buena oportunidad.

- Sí, pero yo no quiero alejarme de ti y tampoco puedo obligarte a que te distancies de tu familia mientras dure mi contrato allí.

- ¿De verdad no quieres niños? – me preguntó

- ¿Es por lo del embarazo de tu hermano? Dei no te preocupes, ya nos llegará el momento, no te agobies.

Le vi llorar aún más y me di cuenta de lo que ocurría, le había dicho antes en la fiesta que no era el momento de tener niños, se había puesto sensible con el tema del embarazo y llevaba días extraño, verle llorar en el baño y que mi hermano me dijera encima de que tenía que ser Dei quien me contase esto… me hacía suponer cosas raras.

- Dei… ¿Estás embarazado? – le pregunté de golpe y lloró aún con más intensidad – ven aquí – le dije abrazándole antes de darle un beso tierno en la mejilla – está bien, está todo bien.

- No, no lo está, no quiero que tengas que marcharte a Nueva York, quiero que estés con tu hijo, pero no quiero tampoco meterme en tu trabajo.

- Dios Deidara… - le sonreí – no hay ningún problema – le comenté con la mayor de las sonrisas que pude sacarle – te quiero y quiero ese niño, me hace feliz tenerlo.

- ¿De verdad?

- Claro que sí Dei, tú eres lo que siempre he querido en mi vida ¿qué es lo que te preocupa?

- Somos hermanos Itachi… ¿Y si sale mal? ¿Y si no es un niño como los demás? ¿Y si es mi culpa?

- Deidara… todo estará bien, ya lo verás, ni siquiera somos hermanos como tal, sólo tenemos la mitad de la sangre igual. Todo va a estar bien, yo estaré siempre aquí contigo y de lo de mi trabajo no te preocupes por nada, puedo mandar a otra persona a Nueva York para que haga el trabajo y pediré quedarme aquí, ganaré un poco menos de dinero pero tendremos suficiente para vivir, no pasa nada – le sonreí tratando de calmarle y es que… no podía dejar de pensar que yo seguía teniendo cinco años más que él.

Estaba claro que yo tenía mi vida casi arreglada, él aún estaba estudiando, ahora embarazado y asustado por todo esto, entrábamos en una nueva etapa de nuestra vida. Sé que no era el momento para haber pensado en niños, sabía perfectamente que Deidara lo sabía, por eso estaba tan asustado de decírmelo y se lo había confesado a mi hermano buscando ánimo y apoyo para poder decirme esto. Deidara aún podía tener un brillante futuro aunque sólo esperaba que este niño no le obstaculizase a él demasiado, porque era muy inteligente, podía llegar donde quisiera. Yo era el que estaba preocupado por él, claro que quería un hijo, estaba feliz de convertirme en padre, estaba feliz de formar mi familia con Deidara… pero no dejaba de preocuparme que era joven aún para tener niños, no había disfrutado aún su vida, ni su adolescencia pero él ya se comportaba como un adulto, preocupándose por mí, por mi trabajo, por nuestra relación, él hace mucho que dejó de ser un adolescente.

- Ven aquí conmigo – le dije acurrucándole la cabeza en mi pecho – te amo Deidara y de aquí en adelante… sólo hay una cosa que puedo ver y es nuestra felicidad, comenzamos ahora Dei y ese niño va a ser muy feliz en esta familia, pero no voy a permitir que dejes tus estudios ¿Me has oído? – le pregunté y él intentó sonreír.

- Sí – me dijo.

- Vale.

- Estoy orgulloso de ti Deidara, no podría ver mi vida con nadie más que no fueras tú y te agradezco esto Dei, te agradezco que me conviertas en padre, porque lo había deseado desde hace mucho tiempo.

- Creía que no querrías niños ahora.

- Me preocupaban tus estudios Deidara, pero si me prometes que acabarás la carrera… me quedaré más tranquilo.

- Te lo prometo

Aquella noche dormimos juntos, le besé hasta que se quedó dormido y acaricié su vientre porque no quise apartarme de mi futuro hijo, me hacía tanta ilusión saberlo que acabé llamando a Sasuke por teléfono para contárselo y luego llamé también a nuestros padres y sé que les había despertado a todos pero me dio igual, todos se alegraron de la noticia y cuando me desperté a la mañana siguiente, mi mano seguía en su vientre, Deidara seguía profundamente dormido con su mano encima de la mía como si cuidase de ese niño y parecía haberse relajado por completo al haberme contado esto, al haberse liberado de ese gran secreto que había estado guardando durante tanto tiempo.

- ¿No vas a ir a trabajar? – me preguntó Deidara aún con los ojos cerrados.

- No Dei – le sonreí – hoy me quedo aquí con vosotros – le dije incluyendo ya a ese niño – hoy soy todo tuyo Dei.

- Te amo, Itachi – me dijo sonriendo.

- Y yo a ti pequeño – le dije – y yo a ti – le repetí besándole.

 


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