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Sangre del pasado por Fullbuster

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Naruto Namikaze POV

 

Hoy me había despertado sin ganas de hacer nada, estaba muy cansado, estaba agotado y es que llevaba casi nueve meses sintiendo a este niño moverse en mi interior, sentía sus patadas, sentía sus ganas por salir y conocer a su padre, pocas veces se relajaba, esperaba que no saliera tan hiperactivo como lo era yo hace años. Últimamente pensaba varias cosas… una de ellas era que quería que se pareciera a Sasuke y la otra cosa que cada vez pensaba más y más a medida que se acercaba el día en que este niño saliera al mundo, era en el dolor que debía de sufrir para traer a este niño.

 

Me asustaba la idea, había ido con Sasuke a clases de preparación y él siempre estaba conmigo en todo, se preocupaba mucho por ambos, sé que amaba ya a este niño aunque no hubiera nacido. Sasuke había llevado un año agotador, se había puesto a trabajar en uno de los laboratorios de un centro marítimo cercano para poder convalidar las prácticas y ganar algo de dinero para nosotros. Sé que a Sasuke le preocupaba darnos una buena vida, quería que no nos faltase de nada pero eso le estresaba también, aún era un adolescente y estaba haciendo la carrera por las mañanas y trabajando como el que más por las tardes. Yo había hablado con nuestros padres y sé que ellos nos apoyarían económicamente, pero supongo que Sasuke quería en cierta forma, hacerse responsable de este niño sin necesidad de que le ayudasen.

 

A mí una de las cosas que más felicidad me hacía, era que mi hijo iba a nacer prácticamente al tiempo que el de Deidara… el de él sería unos días mayor porque se había quedado antes. Quería hablar con mi hermano y es que a mí me aterraba el parto, Sasuke parecía tranquilo y yo intentaba aparentar seguridad para no asustarle, pero me asustaba bastante. Era la primera vez que iba a pasar por esto, me daba miedo el dolor.

 

El teléfono sonó en aquel momento y escuché el quejido de Sasuke, ayer había llegado muy tarde de trabajar y al no tener clase hoy, supongo que esperaba dormir un poco más de lo normal. Cogió el teléfono de mala gana y contestó aún bostezando. Me giré a mirarle, seguía igual de guapo que siempre, despertarme a su lado todos los días era increíble y este año al estar esperando al nuevo miembro de la familia, nuestros padres nos habían comprado un piso cerca de la universidad para que tuviéramos más intimidad que en la residencia.

 

- Es tu hermano – me dijo de golpe Sasuke y me quedé atónito – levántate Naruto, hay que ir al hospital, está de parto.

 

- ¿Enserio? – le pregunté y sonreí – entonces vamos – le dije levantándome tan rápido como este niño me dejó y caminando hacia el armario para vestirme.

 

- Que hiperactividad ya por la mañana – me dijo Sasuke sonriendo – y yo que creí que hoy podría dormir – me dijo.

 

- Vamos Sasuke… no me seas gruñón – le comenté y él sonrió incorporándose y cogiéndome de la mano para lanzarme a la cama con él mientras me abrazaba con dulzura.

 

- Ven aquí y verás lo gruñón que puedo llegar a ser.

 

Sasuke me besó y casi parecía desesperado por la forma en que me metió la lengua, pero me encantaba cuando se ponía de esta forma. Vivir con él era la mejor decisión que había tomado en mi vida, aunque seguía un poco preocupado de lo mucho que trabajaba, sus notas habían bajado un poco por el escaso tiempo que tenía para estudiar, encima cuando lo tenía… debía ayudarme a mí.

 

- ¿Salían ahora hacia el hospital? – le pregunté

 

- No, ya estaban allí, Deidara acaba de entrar hace un rato a la sala de parto – me comentó – pero como entró de madrugada no quisieron molestarnos hasta ahora.

 

- Entonces vayamos… ¿A qué esperamos? – le pregunté

 

- Esperamos a que me despeje un poco – me comentó sonriendo – necesito abrir los ojos para conducir.

 

Hoy me dolía un poco todo el cuerpo, estaba agotado pero no quise preocupar a Sasuke, esto era algo normal para mí, en los últimos meses había estado estresado, con hormonas revolucionadas y cansado, estaba demasiado cansado para todo y el pobre Sasuke había tenido que salir un par de veces de casa después de venir del trabajo sólo para buscarme algún antojo que me apetecía. La verdad es que me daba un poco de lástima el pobre, estaba muy pendiente de mí.

 

Fuimos al hospital y yo no podía esperar más tiempo por ver a mi hermano, pero no me quedó más remedio que esperar, porque aún estaba en la sala de parto cuando llegamos. Acabé hablando con nuestros padres que también estaban allí esperando noticias y no podía dejar de mirar hacia la puerta. Pasó por lo menos más de media hora hasta que salieron los médicos y por fin… una cara conocida, Itachi que venía a comentarnos con cara de felicidad que todo estaba perfecto, era una niña. Sonreí finalmente aliviado por una parte y luego pregunté por mi hermano, a lo que Itachi dijo que lo sacarían en un rato, estaba bien pero muy cansado, así que lo dejarían un rato más antes de sacarlo a la habitación.

 

Estuvimos viendo a la niña hasta que finalmente sacaron a Deidara a la habitación y no pude evitar entrar corriendo y preguntarle todas mis dudas y eran muchas. Tenía mucho miedo, me faltaba demasiado poco ya para salir de cuentas y necesitaba saber que todo estaba bien. Deidara lejos de calmarme, me dijo que dolía horrores pero al menos… también me dijo que una vez cogías al pequeño en brazos, todo el sufrimiento se olvidaba, todo daba igual, sólo importaba ese niño y se te iluminaba el rostro al verlo, así que me quedé con eso y le sonreí.

 

Como mi hermano necesitaba descansar y veía que Sasuke de un momento a otro también se caería redondo al suelo por el sueño atrasado, decidimos marcharnos a casa a descansar y dejar a Deidara que descansara también. La niña era una preciosidad y se alimentaba que daba gusto, pero una de las cosas en las que yo más me fijé, fue en la cara de Itachi, porque estaba radiante, se le notaba la felicidad a distancia, amaba a esa pequeña y por un momento, yo imaginé a Sasuke con esa misma felicidad cuando nuestro bebé también saliera.

 

Sasuke no tardó ni dos segundos en tumbarse en la cama resoplando y tratando de dormirse. Le miré y sonreí antes de acostarme a su lado y cogerle el brazo pasándolo por encima de mí y es que me encantaba cuando dormía abrazado a mí, me gustaba cuando me sentía tan protegido acurrucado en su pecho, me gustaba cuando su mano descansaba sobre mi vientre cuidando y protegiendo a este niño.

 

- ¿La cucharita? – me preguntó sonriendo haciendo referencia a nuestra pose de dormir.

 

- Sí – le dije con una sonrisa.

 

- Ven aquí – me dijo cogiéndome bien y descansando su mano en mi vientre – venid aquí los dos – rectificó sonriendo con los ojos ya cerrados.

 

Dormí apenas media hora cuando yo empecé a tener fuertes dolores y aunque fui varias veces al baño y volvía a la cama buscando una posición cómoda para que el niño se calmase, no había forma. Sasuke casi podía estar roncando, por suerte no lo hacía pero estaba profundamente dormido y me sabía mal despertarle por esto, al menos… hasta que sentí como humedecía hasta las sábanas de la cama.

 

- Sas…Sasuke – le llamé

 

- ¿La cucharita otra vez, Naru? – preguntó casi en sueños, estaba más dormido que despierto.

 

- No – le dije – creo que tienes que llevarme al hospital – le comenté y se levantó de golpe asustado.

 

- No me fastidies – dijo sin poder creérselo pero al ver las sábanas mojadas, se levantó corriendo y me cogió en brazos corriendo hacia el salón.

 

Cogió las llaves del coche en su precipitada carrera y bajamos al garaje a coger el coche. Me di cuenta entonces, justo cuando me dejaba en el asiento de atrás, de que ni siquiera se había quitado el pijama para ponerse ropa normal, se había calzado las zapatillas por lo menos, pero ahí iba mi chico… con pijama y esas pintas de dormido llevándome al hospital porque creo… que me estaba volviendo loco, mi hijo tenía que nacer en unos días, aún no podía pasarme esto.

 

Llegamos al hospital y creo que Sasuke estaba más nervioso que yo… porque yo sentía dolor, pero nervios ya no tanto, sólo quería ver a mi hijo, tenía ganas de verle por fin después de todos estos meses, quería tenerlo entre mis brazos y decirle a Sasuke que era nuestro, ver la misma cara que vi en Itachi esa tarde reflejada en Sasuke, sólo quería eso.

 

Los médicos trajeron una camilla y me subieron a ella con cuidado llevándome a una de las habitaciones y vino uno de los médicos que estaría en el parto para revisar que tal iban las cosas… teniendo en cuenta el número de contracciones que estaba teniendo, no tuvieron más remedio que preparar la sala de partos, porque iba en camino a ella a gran velocidad, este niño tenía ganas de salir al mundo.

 

- Podéis avisar a mi hermano, está en la 202 – les dije a los enfermeros y ellos sonrieron diciendo que le avisarían.

 

Al final… un día era la diferencia que esos niños iban a tener, un maldito día era su gran diferencia. En parte me alegré, eran de la misma fecha, irían juntos a todos los lados y esa era una de las grandes ilusiones que tenía en mi vida, porque yo adoraba a mi hermano, no podía desear algo mejor para estos niños.

 

Los médicos le preguntaron a Sasuke si quería entrar a la sala conmigo y él dudó un momento, pero al final, después de que Itachi que estaba durmiendo en la habitación de Deidara llegase ya informado de todo lo que nos pasaba y le dijera que entrase, accedió. Sé que podía dar un poco de miedo entrar ahí, a mí me lo daba, así que imaginaba al pobre Sasuke todo nervioso intentando salvar su mano de mi agarre.

 

- Sasuke – le llamé y traté de calmarle, porque él estaba más nervioso que yo

 

- ¿Qué ocurre Naru? ¿Te duele mucho?

 

- Quiero… que si es niño juegue al Lacrosse – le dije y él empezó a reír un poco menos tenso.

 

- Vale, como quieras – me dijo.

 

- Quiero que le enseñes a jugar al Lacrosse ¿Lo prometes?

 

- ¿Por qué no le enseñas tú Naru? Casi eres mejor que yo

 

- ¿Casi? – le pregunté medio enfadado, porque yo era mejor que él.

 

- Sí – me dijo burlándose de mí para luego besarme – vamos Naru, todo estará bien, estoy aquí contigo.

 

Tras los chillidos que pegué por el dolor en el parto, empecé a pensar que quizá era mejor haber dejado a Sasuke fuera, porque estaba tenso, no soltaba mi mano y trataba de animarme, pero yo no podía dejar de pensar en una cosa… ¡era su maldita culpa! Él me había metido todo su ser dentro y ahora estaba aquí sufriendo, no sabía si maldecirle o adorarle en este momento pero cuando el niño salió y me lo dejaron coger, creo que lo adoraba, porque sonreí como un idiota mientras Sasuke reía y me besaba la mejilla mientras acariciaba mi cabello sin dejar de mirar a ese niño.

 

- Un niño – me dijo Sasuke.

 

- Sí y espero que salga tan guapo como tú.

 

- No Naru – me dijo – que saque la belleza de ti, prefiero que saque mi cerebro.

 

- Imbécil – le dije sonriendo y él sonrió también y es que… como le gustaba a este chico meterse conmigo y como le amaba…

 

 


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