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Sangre del pasado por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


¡Mi hermano era el mejor de todos! Me dejaba conducir… claro que con él al lado, pero me enseñaba a conducir y es que era lo que más deseaba en este momento… eso y conseguir acercarme a ese rubio para hablar con él, quería conocer todo de ese chico, quería ser su amigo y aunque yo también podía ser un chico algo solitario, orgulloso y reservado, me encantaba ese chico, me había propuesto que sería mío.


No podía quitarme de la mente su cabello rubio, sus ojazos azules puestos en mí y el rubor de sus mejillas cuando me veía, aunque todo el mundo solía sonrojarse al verme. No era por ser creído… pero es que yo era muy guapo, casi todos querían salir conmigo, entonces… ¿Por qué ese chico rubio me rehuía? Todos querían siempre acercarse a mí y seguramente por ese motivo, a mí nunca nadie me llamó la atención, pero ese rubito al intentar evitarme… había captado completamente mi atención, quizá sería porque era el único que no me perseguía por todos los rincones, el único que se hacía el difícil conmigo y eso… eso era un completo reto para mí.


¡Me encantaban los retos! Ese chico sería mío como fuese, cuanto más difícil me lo ponían más me gustaba y desde luego… ese Naruto me lo pondría duro para acercarme a él. Me excitaba de solo pensarlo, era sorprendente, rubio, guapo, listo y difícil, era todo lo que yo quería, todo lo que había estado buscando en mi vida, era mi chico perfecto, el chico ideal para un maldito orgulloso como yo.


Miré hacia mi hermano un segundo cuando tuve que detener el vehículo en uno de los semáforos que estaba en rojo y le vi absorto, mirando por la ventanilla del copiloto y sin hacerme el mínimo caso. Le pasaba algo y eso era más que evidente, desde que habíamos salido del instituto… estaba muy ausente, como si estuviera metido en su propio mundo, en sus pensamientos.


- ¿Te ocurre algo? ¿En qué piensas? –le pregunté y él pareció salir de golpe de sus pensamientos para sonreírme.


- En nada en concreto.


- Algo es – le dije sonriendo – no te había visto tan ausente en la vida.


- No sé, he visto algo que me ha llamado la atención – me comentó.


- ¿Enserio? ¿Qué era?


- Un chico – me dijo


- ¿Un chico?


- Sí, sé que puede parecer extraño… pero he visto un chico muy guapo y me ha dejado un poco en shock, no esperaba ver a alguien así.


-  ¿Quién era?


- No lo sé, un chico rubio.


- ¿De cabello corto y ojos azules?


- No… cabello largo en coleta y ojos azules.


- Ya sé quien dices – le sonreí – es el hermano gemelo del chico que me ha llamado a mí la atención, la verdad es que tienen algo diferente al resto.


- Sí, bueno… tampoco quiero darle mucha importancia, fue sólo que no esperaba encontrarme a alguien así, nada más.


- Itachi… ten cuidado ¿Quieres? – le avisé – sé que nunca te has enamorado enserio, que buscabas el chico ideal pero… ese chico tiene dieciséis años, puedes meterte en un problema, es menor de edad.


- Lo sé y créeme que estoy tratando de sacarlo de la cabeza, pero…


- ¿Te has pillado? Venga Itachi… lo has visto sólo un momento, puede que al hablar con él ni siquiera sea tu chico perfecto.


- Lo sé, pero tiene algo que impide que pueda olvidarle, lo tengo todo el rato en la cabeza.


- Te entiendo – le dije pensando en Naruto – esos dos chicos tienen algo especial.


- Sí – me dijo mi hermano – joder… con todos los chicos que hay en el mundo… y me he ido a fijar en el único con el que no puedo estar porque es menor de edad.


No pude evitar sonreír y mi hermano, acabó sonriendo conmigo, porque es que éramos un caso perdido, nos habíamos fijado en dos gemelos que encima… debían de ser los más complicados para llegar a ellos, no creo que pudiéramos acercarnos tanto como nos gustaría y eso que yo aún lo tenía medio bien… porque Naruto era de mi edad, pero mi hermano… fijarse en un menor no le haría nada de bien, podía meterse en el mayor problema que hubiera tenido jamás.


Volví a mirar a la carretera en cuanto el semáforo me dejó continuar y llegamos a casa. Mi padre aún no había vuelto a casa y eso sí me extrañaba, porque a menos que hubiera ganado el caso y se hubiera ido con algún compañero a tomarse unas copas para celebrarlo… no sé por qué no había vuelto, él nunca solía tardar tanto. La que seguro que no estaba… era mi madre, porque nunca estaba en casa, se iba a comprar con sus amigas y pasaba de nosotros o de la vida familiar.


Me fui a mi habitación a hacer los deberes cuando me distraje con una mosca que pasaba por allí y decidí abrir la ventana para que se largase. Justo al hacerlo me di cuenta de lo más sorprendente del día… el autobús escolar pasaba por allí y al detenerse, dejó a dos chicos rubios frente a la parada. No podía creérmelo… ¡Eran mis vecinos de al lado! Creo que ahora empezaba a gustarme un poco más esta casa, aunque todas las cosas siguieran en cajas.


Itachi entró en mi cuarto… como siempre sin avisar y aunque volví a repetirle que llamase antes de entrar, pasó de mí. ¡Mi hermano nunca cambiaría! Con su excusa de que le daba igual verme desnudo, acababa haciendo lo que le daba la gana y por algo encima era el mayor… yo no podía hacer nada. Al verme tan empanado mirando la ventana se extrañó y me preguntó si ocurría algo.


- ¿Te acuerdas de aquel rubio que te había llamado la atención en el instituto? – le pregunté y él asintió – pues creo que viven enfrente.


- ¿Qué? – preguntó sorprendido dejando la caja que iba a sacar de mi cuarto para ordenar y acercándose a la ventana ilusionado.


De verdad que éramos únicos para estas cosas, dos hermanos aquí locos perdidos cotilleando a dos rubios que sonreían y caminaban por su jardín delantero hacia la casa de al lado de la nuestra. Alucinante las cosas del destino, creo que esta ventana iba a convertirse en mi zona preferida de la casa, porque tanto la habitación de mi hermano como la mía, daban directamente a la casa de nuestros vecinos.


Cuando me giré a mirar a mi hermano, estaba absorto completamente y nunca le había visto así. Incluso cuando alguna vez tuvo novia… no estaba tan obsesionado como lo estaba ahora de ese chico rubio de cabello largo que sonreía sin parar y jugaba o bromeaba con su hermano gemelo sacándole sonrisas que yo no había visto en el instituto. Ese chico era muy raro, ambos lo eran.


- Voy a seguir recogiendo cosas – me dijo mi hermano de golpe alejándose de la ventana como si intentase resistirse a seguir mirando.


- ¿Estás bien? – le pregunté.


- No, no lo estoy, intento olvidarme de ese chico porque es menor de edad… y sólo hace que ponerse delante de mí. ¿Cómo voy a olvidarme de él si es mi maldito vecino? – me preguntó dudando – me excita muchísimo ese chico, no sé por qué, me encanta y el problema es que no debo acercarme a él.


- Quizá dentro de dos años.


- No puedo – me dijo – no puedo hacerle eso a un chico de su edad, ¿Esperarme dos años? Él podría estar con cualquiera, probar cosas antes de que estuviera conmigo, seguir su vida, no tiene por qué esperarme.


- Pero sería su decisión si quisiera estar contigo.


- Soy cinco años mayor que él, seguramente querría a alguien de su edad.


- De verdad Itachi… que estás completamente pillado por ese chico – le sonreí.


Mi hermano salió de mi habitación llevándose una caja y yo antes de volver a mis estudios, volví a mirar para descubrir que ya habían entrado en su casa. Sonreí sin poder evitarlo, ese chico me gustaba mucho y lo tenía justo frente a mis ojos, debía ser cosa del destino que viviera justo enfrente.


Estudié lo del día de hoy y repasé un poco la materia para el día siguiente antes de ayudar a mi hermano a ir sacando cosas de las cajas y colocándolas en sus respectivos sitios de la casa. Casi montamos la cocina entera por lo menos, así que cocinar ya podíamos… porque anoche cuando llegamos del largo viaje no nos apetecía a nadie de la familia ponernos a sacar cajas, así que acabamos pidiendo pizzas para cenar. Hoy ya podíamos cocinar.


- ¿Crees que vendrá mamá a cenar? – le pregunté a Itachi.


- No lo creo – me dijo muy serio colocando los cubiertos en su cajón correspondiente mientras yo desembalaba los vasos y se los pasaba.


- Ya podía haber ayudado con las cajas – le comenté.


- Tampoco creo que lo haga – me dijo – pásame las bandejas para el horno – me pidió y las busqué en la caja para dárselas.


- ¿Crees que se olvidará de nuestro tío ahora que está tan lejos? – le pregunté.


- Las empresas Uchiha están por todo el país, siendo Madara no me extrañaría que se mudase también para seguir viendo a nuestra madre – me dijo Itachi – pero todo se verá, de momento hasta donde yo sé… sigue en Nueva York.


Nuestro padre entró en aquel momento por casa y ambos dejamos el tema y sonreímos antes de saludarle. Lo primero que hicimos… fue preguntarle por la reunión y nos extrañó cuando dijo que había sido algo inesperada, pero yo no entendí a qué se refería con eso, de todas formas… nos insistió en que no ocurría nada mientras sonreía y que todo iba bien por el momento.


Me miraba extraño hoy, como si hubiera pasado algo conmigo pero me acarició el cabello y me preguntó que nos apetecía cenar. Creo que yo estuve siempre un poco más mimado que mi hermano, como si fuera su favorito aunque realmente mi padre nos amaba con locura a los dos, éramos lo mejor que le había pasado en la vida, siempre nos lo recordaba y aunque no era muy sentimental, a mí muchas veces me gustaba escucharlo aunque me sonrojase luego.


Al acabar de cenar en familia… bueno… sin mi madre, nos fuimos cada uno a la habitación y cuando caminaba por el pasillo junto al despacho de mi padre, descubrí por la ranura de la puerta que mi padre estaba callado, sentado en su silla y mirando con detenimiento un álbum de fotos donde salía yo de pequeño. Toqué la puerta preocupado y él sonriendo me dijo que pasase.


Miré el álbum con él un rato y de verdad que estaba raro, porque sonreía al ver las fotos de cuando nací, de ver todas en las que iba creciendo y yo cada vez que cambiaba de foto… veía que mi madre iba desapareciendo, eran mi padre y mi hermano los únicos que aparecían allí junto a mí. ¿Por qué miraba hoy precisamente mi padre fotos mías del pasado? ¿Le había pasado algo relacionado con mi pasado en su trabajo? Me preocupaba un poco.


Llegué a mi habitación tras estar un rato con mi padre y es que creo que necesitaba algo de compañía. Sólo me fui de su lado cuando vi que estaba mejor y me comunicó que se iría a dormir. Cuando entré en mi habitación, incluso antes de encender la luz me di cuenta de que la luz de la ventana de enfrente estaba encendida y a través se veía la figura del rubio que tanto rondaba mi cabeza desde esta mañana. Se estaba desvistiendo para ponerse el pijama y no pude evitar acercarme a la ventana de mi habitación y mirarle sin encender mi luz para que no me descubriera.


Tenía un cuerpo perfecto… con algún moratón que yo creí sería por culpa del Lacrosse, se notaba que hacía deporte y me encantaba ver como caminaba por su habitación buscando la camiseta, buscando sus pantalones de pijama. La verdad es que verle desnudo por la habitación me estaba excitando demasiado, pero una de esas veces que se giró buscando algo, creo que me vio… bueno… no creo… me vio seguro, porque se sonrojó y cerró corriendo las cortinas escondiéndose como pudo avergonzado por el espectáculo. Yo también me sonrojé un poco al ser descubierto, pero esa imagen que había visto, había sido la más hermosa de mi vida.


 


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