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Sangre del pasado por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV.


Saber que ese chico rubio que tanto me había llamado la atención en el instituto de mi hermano vivía justo frente a nosotros era la mejor noticia que podían darme, me emocionaba sólo con saberlo, no podía dejar de mirar por todas las ventanas de la casa intentando descubrir al otro lado la figura de ese chico en la casa de al lado. Me emocionaba mucho pero por otro lado… sabía que esto estaba mal, él era muy joven para mí, era menor de edad y yo podía meterme en un gran problema si me veía con él en una relación seria, tenía que olvidarle, era importante olvidarme de él, tenía que fijarme en cualquier otra persona de mi edad pero no en un chico de dieciséis años.


Por mucho que me lo repetía y que lo sabía, no podía dejar de seguir mirando de vez en cuando hacia las ventanas de la otra casa pero no le vi ninguna vez. Tenía que olvidarme de ese chico como fuera, tenía que mentalizarme de que no era para mí. Sasuke que me había avisado de todo, me miraba incrédulo de que realmente después de tantos años… me hubiera ido a fijar en ese chiquillo, pero así era. Decidí no darle importancia, al menos no delante de Sasuke, así que seguí con las tareas de sacar cosas de las cajas y ordenar la casa, porque mi madre había pasado por completo de ordenar, se había largado con sus amigas de compras a gastarse el dinero que papá conseguía con tanto esfuerzo.


Nuestro padre estaba en la reunión y yo sabía que algo había ocurrido, porque generalmente ganaba siempre y solía llegar pronto a casa para celebrarlo con nosotros, pero hoy… aún no había venido y eso sólo podía significar, que algo le había ocurrido, seguramente algún contratiempo. Sasuke no creo que se diera cuenta de esas cosas, pero yo sí, llevaba años viéndoles de esa forma, también sabía que mi madre una vez intentó abandonarle antes de que Sasuke naciera, yo tenía cuatro años y media y lo escuché por accidente. Cuando se quedó embarazada y me contaron que tendría un hermanito, ella decidió quedarse con mi padre, cero que por el dinero y la estabilidad, pero mi padre abandonó toda ilusión, porque años después, me confesaría que se había enamorado de alguien y tuvo que dejar que esa persona se marchase por cuidar del pequeño Sasuke que estaba en camino.


Me mentalicé definitivamente de que ese chico no era para mí y pasé de mirar las ventanas, empecé a recoger todo y cuando Sasuke terminó, me ayudó también. Aquella noche, yo me fui pronto a dormir y cuando fui a cerrar la persiana, me encontré con el chico aquel del que me había hablado Sasuke cambiándose en la ventana, el hermano del chico que me había llamado la atención, pero lo mejor de todo no era él… a mí él no me interesaba, sino ver al otro chico en su habitación estudiando en su mesa ¿De verdad estaba estudiando a estas horas? Pues parecía que sí, realmente parecía muy aplicado, creo que ese chico necesitaba tiempo de descanso también, porque no era normal estudiar tanto.


Decidí pasar de él y ponerme el pijama. Me quité la camiseta y entonces me di cuenta de que todo lo tenía en cajas, porque ayer por no buscarlo… había dormido desnudo. Que engorro eran las malditas cajas. Busqué el pijama por todas ellas, di paseos por mi habitación de un lado a otro y cuando por fin me puse la camiseta… me di cuenta de que aquel chico rubio había dejado de estudiar y me miraba completamente rojo, parecía un tomate.


Le saludé desde mi ventana y se apresuró a cerrar las cortinas corriendo intentando esconderse, como si no me hubiera visto y eso me hizo gracia, era un chico increíble, inocente, siempre sonriendo, me encantaba ¡Estaba enfermo enamorándome de un chico de dieciséis años al que no conocía de nada!


No podía seguir pensando en este chico, cerré la persiana y aunque traté de dejar de pensar en él, por la noche soñé con su sonrojo al haberle pillado mirándome, seguramente era un chico muy inocente, no sé si alguna vez habría visto a algún chico desnudo, pero parecía que no por ese tremendo sonrojo que se le colocó en segundos sólo por verme. La verdad es que me gustó verle, me gustó saber que vivía frente a mí pero estaba dispuesto a olvidarme de él a menos que el destino pusiera algo en mi camino que me indicase que él era el chico de mi vida. A partir de mañana… si no había ninguna señal en su dirección… me olvidaría de él, lo prometí, sólo era un chico de dieciséis años, no era para mí, demasiado joven.


Por la mañana cuando me levanté desayunamos en familia… bueno… sin mi madre como era normal. Era sábado hoy y no teníamos nada que hacer a excepción de… recoger toda la casa y ya faltaba poco, eso era lo mejor. Mi madre como siempre había salido muy temprano y creo que le había dicho a mi padre que tenía una reunión en el centro social ese en el que supuestamente trabajaba… porque yo había tratado de ir un par de veces y allí… no trabajaba, no conocían a nadie con el nombre de Mikoto. Nos mentía descaradamente y se iba con hombres por ahí, poniendo los cuernos a mi padre y eso no me gustaba.


Estaba recogiendo mi habitación con los libros de la facultad cuando sonó el timbre ¿Quién podría ser a estas horas? Bajé para abrir la puerta cuando vi que mi padre se adelantaba diciéndome que ya iba él, que estaba más cerca, yo bajaba por las escaleras y Sasuke había sacado la cabeza por la barandilla de la planta de arriba. Delante de la puerta apareció un chico algo más joven que mi padre, tendría unos treinta y seis años que era bastante joven en comparación a mi padre, que ya rondaba los cuarenta y cinco. Era un chico muy guapo, rubio y de cabello despeinado que venía con otro hombre más mayor, de cabello blanco plateado y con dos chicos, otro de cabello igual de blanco y muy bien peinado y engominado y otro chico rubio de cabello largo, ese era el chico de mis sueños… ¡maldito destino! Yo quería olvidarme de él y mi destino me lo ponía frente a mí una y otra vez… eso tenía que significar algo.


Levanté la cabeza mirando a Sasuke en el piso de arriba y éste me miró sin entender, pero cuando le indiqué con los ojos y un leve movimiento de cabeza que bajase, lo hizo enseguida entendiendo que era algo interesante que no podía perderse. Bajó corriendo las escaleras hasta donde yo estaba y mi padre tras haberse quedado helado en la puerta, empezó a presentarse, pero yo creo que había algo raro, mi padre no era el típico que se quedaba congelado sin saber qué hacer porque hubiera invitados o gente nueva, él siempre sabía comportarse perfectamente en público y en sociedad, era el abogado con más prestigio del país, el mejor profesor universitario, el que había recibido innumerables premios, siempre se desenvolvía con mucha soltura frente a los desconocidos, así que sospeché que debía conocer a alguno de ellos y por las miradas hacia el rubio, creo que era ese tal Minato al que conocía de algo, aunque hizo como si no lo conociera… así que dudé un poco de la situación. Sasuke ni se dio cuenta, supongo que era más pequeño y no se fijaba tanto en los detalles.


El té o el café que se tomaron todos en la sala… fue tenso, muy tenso, yo podía sentirlo, mi padre estaba muy nervioso y no paraba de mirar a Minato, tenía un brillo especial en su mirada cuando lo hacía, no sabría describirlo. Sasuke estaba un poco mosqueado porque el gemelo no había venido, ese tal Naruto pero le cambió la cara a una de felicidad cuando Deidara le comentó que podía presentárselo un día en el instituto, supongo que mi hermano tenía más suerte que yo, al menos tenía más tiempo de convivencia con el chico que le había gustado, yo no tenía esa suerte, Deidara iba al instituto y yo a la universidad, me era complicado acercarme a él con alguna excusa.


No paré de mirar a Deidara mientras me tomaba el café en la sala con todos y dejé que mi padre hablase con los adultos mientras Sasuke y yo manteníamos ocupados en conversaciones a Deidara y al tal Hidan ese. Me hacía gracia los sonrojos de Deidara, porque aunque sonreía mucho y disfrutaba al verle tan feliz, cuando sus ojos se cruzaban con los míos los apartaba rápidamente recordando el mal trago que pasó anoche al pillarme medio desnudo caminando por la habitación. Yo no pude parar de sonreír al recordarlo, de verdad que me encantaba esa inocencia que tenía el chico. Esto tenía que ser el destino, cruzármelo en el instituto de mi hermano, que fuera mi vecino y ahora… cuando decidía abandonar mi obsesión por él y lo dejaba en manos el destino mi elección, el destino lo traía a mi casa, a sentarse en mi sofá, a que estuviera frente a mí hablándome… ese chico era mi alma gemela, lo sabía, estaba seguro de ello, tenía que ser mío como fuera.


Mi padre nos indicó que les enseñásemos la casa a nuestros invitados, supongo que para que no estuvieran aburriéndose aquí con el café de adultos. Sasuke fue uno de los primeros en levantarse y yo con una mirada le indiqué que entretuviera a Hidan, porque quería quedarme hablando a solas un rato con Deidara. Sasuke me entendió a la perfección y lo cogió reteniéndole con sus largas conversaciones mientras le enseñaba zonas de la casa. Yo aproveché para coger a Deidara y seguirles a cierta distancia para que Hidan no sospechase. Hidan de vez en cuando iba girándose hacia Deidara para comprobar que les seguíamos pero le enseñaba las salas pocos segundos después de lo que lo hacía Sasuke, así y explicándole algunas anécdotas… ¡La mitad inventadas porque la casa era nueva y no habíamos hecho travesuras aún aquí! Tomamos algo de distancia de mi hermano, que ya iba por el cuarto de invitados mientras yo pasaba ahora a mi habitación.


Abrí la puerta y le enseñé a Deidara desde la puerta lo que había dentro. Él se sorprendió y luego se sonrojó al mirar la ventana y recordar que anoche estuvo espiándome. Me gustaba verle sonrojado, era tan tierno y dulce. Él pareció darse cuenta de que algo estaba mal entre nosotros y prefirió disculparse.


- Siento lo de anoche – me dijo – no debí haber mirado hacia aquí.


- No pasa nada, nuestras ventanas están muy a la vista, no se puede evitar. Además esta casa estuvo vacía mucho tiempo, no esperabas verme así que tranquilo.


- Pero le vi casi desnudo y lo lamento de verdad.


- Bueno… en ese caso… creo que me debes que te vea yo a ti, así quedaríamos en paz – él se sonrojó aún más – era broma, tranquilo – le sonreí y él sonrió entonces.


- Lo lamento enserio.


- No te preocupes, son cosas que pasan, no me molestó en absoluto. Vi que estudias mucho ¿No deberías relajarte un poco a veces?


- Quiero sacar una buena media para ir a una buena universidad – me explicó


- ¿Qué quieres estudiar? – pregunté.


- Derecho, como mi padre – me sonrió – quiero ayudar a la gente ¿qué estudias tú? – me preguntó tuteándome al fin.


- Arquitectura – le dije – me gustaría algún año poder diseñar mi propia casa.


- Suena interesante – comentó.


- Deidara… vamos – escuché que llamó el tal Hidan a su medio hermano para darle prisa y alejarle de mí, creo que por los ojos y la mirada que me lanzó… que estaba algo celoso y no lo entendí, porque se supone… que era como su hermano, nada más… sin embargo… lo trataba como a su novio.


- Ya voy – le dijo – lo siento, debo ir con él – me comentó disculpándose y acercándose hacia Hidan.


El resto de la visita la hicimos juntos pero yo no paraba de mirar a Hidan, cada movimiento que hacía y como se acercaba cada vez más a Deidara como si intentase dejarme claro que él era suyo, que no podía acercarme a Deidara y eso me ponía enfermo. Creo que Hidan no tenía buenas intenciones con ese chico tan dulce, si seguía así… Deidara se estaría metiendo en un gran problema. No me fiaba de ese chico.


 


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