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Sangre del pasado por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


¡Nueva ciudad, nueva casa, nuevo instituto! Como odiaba cambiar mi vida cuando ya tenía todo montado, mi familia, mi casa, mis amigos, era mi vida y ahora me la habían destrozado sólo porque mi padre había pedido dar clase en otra universidad, además de ayudar a mi tío con un problema legar que había tenido con una antigua trabajadora suya.


Hoy me había despertado con desgana y me dio más pereza aún cuando vi las cajas llenas con mis cosas y me desesperaba… ahora tendría que recoger todo de nuevo, ya tenía mi vida montada en Nueva York y ahora… tenía que volver a montarlo todo. Ni siquiera sabía dónde estaban mis cosas, ¡entre todas esas cajas! y no me apetecía buscarlas. Estuve por montarme un excusa y no ir al nuevo instituto, que pereza… los nuevos compañeros de clase, nuevos amigos, odiaba todo eso, sobre todo lo de ser el nuevo, eso es lo que más detestaba igual que mi hermano… y eso que mi hermano ya tenía veintiún años y estudiaba en la universidad, pero también le costaba mucho entrar de nuevo a mitad curso.


Mi hermano entró de golpe en mi habitación y como era su maldita costumbre… sin llamar, porque como según él éramos hermanos… no pasaba nada por entrar, aunque yo siempre le pedía que llamase por si estaba desnudo… a lo que él me contestaba que no tenía nada del otro mundo que no hubiera visto, él tenía lo mismo que yo entre las piernas y no se asustaría, pero a mí me cabreaba que violase mi intimidad, no porque tuviera vergüenza, que eso me daba igual, me había visto mil veces desnudo como yo a él, pero quería que llamase, era algo conocido como “privacidad” no quería que entrase si me estaba masturbando… por poner un ejemplo.


Mi hermano aunque me dio los buenos días ni se percató en mí, se había ido directamente hacia las cajas y rebuscaba entre ellas con desesperación buscando algo. A mí me ponía de los nervios esa energía que tenía por las mañanas, no sé que buscaba, pero gracias a nuestro padre y su estúpida idea de mudarnos, todo estaba en cajas y no sabíamos dónde estaban las cosas hasta que lo ordenásemos, pero habíamos llegado tan tarde, que no habíamos tenido tiempo, así que buscar entre tantas cajas era completamente una locura. Yo sólo veía a Itachi abrir cajas y cajas, pasar de una a otra y desesperarse por no encontrar lo que se supone que buscaba.


- ¿Qué buscas Itachi? – le pregunté.


- Mi libro de estructuras - me dijo – tengo clase en menos de una hora y no lo encuentro, lo necesito urgente para la Universidad.


- Uf ¿Vas a buscarlo entre todas esas cajas? – le pregunté.


- Sasuke… - me dijo serio – lo necesito urgente – me aclaró de nuevo.


- Está bien, voy a ayudarte a buscar – le dije levantándome y buscando entre mis cajas un pantalón que ponerme, porque yo dormía desnudo.


Encontré un pantalón corto de deporte y me lo puse para cubrir mi desnudez al menos mientras ayudaba a mi hermano a buscar entre las cajas su libro. Me daba un poco de envidia mi hermano, porque él ya con veintiún años estaba en la universidad y aún así… no era el típico hermano que se metía conmigo, él siempre me protegía de todo, venía a buscarme siempre al instituto a la salida, porque antes venía nuestra madre ¡Aunque se le olvidaba casi siempre venir a recogerme!, pero desde que se sacó el carnet de coche Itachi, había decidido venir él y no faltaba ni un día, siempre era puntual, algo que me indicaba cuánto me quería y me cuidaba. Yo estaba sacándome el carnet ahora, porque a los dieciséis años aquí en Estados Unidos, podíamos sacarlo y deseaba tener coche.


- Odio las malditas ideas de papá – se quejó mi hermano – siempre su trabajo por delante de la familia, odio las mudanzas – me gritaba frustrado por no encontrar las cosas.


- Papá y su trabajo… ya sabes cómo es, hasta mamá está cansada de esto – le dije – ya sabes que papá siempre se mueve por su trabajo y nos arrastra a los demás… oh… lo encontré – le dije sacando el libro.


- Gracias Sasuke – me agradeció cogiendo el libro para salir de la habitación y es que llevaba prisa, iba a llegar tarde.


Mi madre era una persona algo rara, puede que fuera extraño que yo dijese algo así de mi propia madre, pero es que realmente… tampoco era una persona que yo la notase enamorada de mi padre, de hecho… nuestra relación era muy mala, la había pillado varias veces acostándose con mi entrenador de Lacrosse en Nueva York quien encima… era hermano mayor de mi padre, se llamaba Madara Uchiha ¡Increíble! Yo no sabía si debía contar esto o no y mi hermano, aunque se lo dije y su relación con mi madre también cambió radicalmente, no sabía si contarlo o no. La verdad es que mi madre nos había hasta amenazado si le contábamos algo a mi padre y eso había empeorado nuestra relación con ella. En parte me sabía mal decírselo a mi padre, no quería hacerle daño con esta noticia, así que había amenazado a mi madre para que cortase esa relación y ahora esperaba que Madara, estando en Nueva York y nosotros aquí en Seattle dejasen de verse ¡Aunque lo dudaba!


Por lo menos con mi hermano me llevaba bien, aún dudábamos los dos si contárselo a mi padre o no, no queríamos destrozar la unidad familiar, pero la verdad, es que mi madre iba a la suya y no soportaba ver lo que le hacía a mi padre, como le engañaba. No sé como acabaría la cosa, pero esperaba que mi madre recapacitase, ahora empezaba a dudar hasta de si nos quería, porque sé que era capaz de hacer cualquier cosa para quedarse con Madara, incluso era capaz de abandonarnos por él y eso lo sabíamos mi hermano y yo, nos preocupaba la situación familiar tal y como estaba ahora.


Cuando bajé a desayunar, mi madre se había marchado a clase de Yoga… total… a mí me daba igual que estuviera en casa o no, mejor si no estaba, no aguantaba verla desde que la descubrí en su traición. Mi hermano ya se había marchado porque llegaba tarde y mi padre estaba dando el último sorbo a su café porque tenía prisa por ir a una reunión importante con el abogado de la trabajadora de la empresa de nuestro tío Obito, que había puesto la denuncia, una tal Kushina.


- Deséame suerte hijo – me dijo mi padre con una sonrisa mientras me daba un beso en la frente.


- Buena suerte papá – le dije sonriendo y es que con mi padre me llevaba realmente bien y me dolía saber todo esto de mamá y no poder contárselo – seguro que te sale perfecta la reunión.


- Esperemos.


- Ya verás que sí, eres el mejor abogado que conozco – le sonreí – no pierdes ningún caso.


- A mi vuelta me cuentas que tal el instituto.


- Claro – le dije.


Fui al instituto caminando yo solo y tuve que coger un metro porque estaba lejos y mi hermano ya se había marchado porque llegaba tarde, generalmente me llevaba mi padre, pero hoy no podía por la reunión. Cuando llegué al instituto, el director me estaba esperando para mi incorporación al centro. El propio director quería acompañarme a mi clase y presentarme las instalaciones para que no me perdiese y es que con la reputación de mi padre, supongo que querían mantenerle contento.


Estaba a mitad recorrido cuando un chico rubio de ojos espectacularmente azules chocó contra mi espalda por culpa de andar despistado mirando hacia atrás. Se disculpó con rapidez y no cayó al suelo de milagro. El director de mala manera lo mandó a clase al sonar el timbre y de todo aquel encuentro, sólo descubrí que se llamaba Naruto, porque el director le había llamado así.


A mí me pareció un chico muy interesante, callado, reservado, solitario, pero a la vez muy dulce y seductor, me gustó la forma en que se sonrojaba. Cuando me pillaba mirándole me encantaba. Sonreí sin prestar atención a la explicación del profesor y es que ¡Ese chico tenía que ser mío! Aunque no sabía aún cómo me acercaría a él, porque de verdad que parecía un chico muy solitario y me causaba dudas que no estuviera todo el colegio tras él con lo guapo que era.


El director al verme despistado con el joven me aclaró que era uno de los peores estudiantes del instituto, pero que era un gran deportista, jugaba en el equipo de Lacrosse y me sorprendió, porque yo iba a entrar en ese club, jugaba muy bien al Lacrosse y me gustaba la idea de que fuera a ser mi compañero, más cuando me dijeron que era un gran jugador, ya estaba deseando verle jugar, decían que era el máximo anotador.


En el camino hacia clase, nos cruzamos con otro chico rubio de cabello largo, pero si no fuera por el pelo, juraría que era idéntico al chico que había chocado contra mí. El director esta vez se comportó de manera muy educada con el chico, le tenía un gran respeto y lo mandó a clase con cortesía. Creo que entendí tras su explicación de que era el mejor estudiante… porque trataba a unos alumnos de forma educada y a otros no. Lo que tuve claro gracias al director, es que aquellos dos eran gemelos, eso me resultaba aún más impresionante, pocos rubios de ojos azules como ellos había visto en mi vida y es que eran realmente guapos, los tíos deberían estar haciendo cola por ellos.


Cuando me dejó el director entrar en clase, el profesor me pidió que me sentase en una de las sillas libres del fondo y al pasar por el pasillo, vi a Naruto. Sus ojazos se pusieran en mi y se sonrojó al reconocerme, me pareció hermoso en aquel momento con las mejillas sonrojadas pero enseguida apartó su mirada de la mía como si intentase rehuirme y me di cuenta al momento, que ese chico escondía algo en su interior que no quería contar, algo le había pasado para rehuir a la gente como lo hacía y preferir la soledad. Yo estaba dispuesto a descubrir cuál era su gran secreto para no juntarse con nadie, porque aunque yo siempre era muy serio, lo de él me sorprendía, porque era demasiado solitario.


Al finalizar la clase, me acerqué a él con la intención de mantener una conversación y presentarme, de hacer una nueva amistad, pero tal y como supuse, sus ojos demostraban miedo, no cogió mi mano y se marchó rápido colocando una excusa barata. Desde luego a ese chico le había pasado algo en su vida o en su pasado, pero yo no me rendiría, ese chico me había llamado la atención.


Le vi en el patio sólo, sin hablar con nadie excepto su hermano, quien sonreía animadamente y entonces… sólo con su hermano, le vi sonreír por primera vez y tenía una sonrisa preciosa, encantadora, muy dulce y contagiosa. Lo único extraño, es que ambos iban solos siempre, como si no tuvieran amigos.


A mí tras verme atractivo los de clase, aunque era muy serio todos querían que me sentase con ellos, me habían invitado pero yo elegí un grupo que parecía normal, un tal Neji, Lee y Suigetsu. Ellos me explicaron lo que ocurría con esos dos chicos, a Deidara nadie se le quería acercar excepto a pedirle favores de estudio y a Naruto, aunque le intentaban hablar, sólo iba con su hermano, pero sí me dijeron que antes, años atrás, había sido como su hermano, muy sociable, hiperactivo, bromista y con muchos amigos, pero ahora era así, reservado, solitario y que sólo confiaba en su hermano. Además como nadie quería ir con Deidara para que no les tachasen de “empollones”, del típico preferido de los profesores, sólo Naruto estaba con él.


La verdad es que yo también tenía ventaja, aún no me conocían, porque yo era como Deidara, el estudiante modelo, quizá en algún momento, llegarían a tratarme como a él, con indiferencia y apartándome. Me daban algo de pena aquellos dos chicos, porque eran guapísimos, llamaban la atención enseguida con ese cabello rubio y sus ojos azules.


 


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