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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

Hola! aquí vengo con la actualización como prometí!

Feliz día de San Valentín!!

Cuando la puerta del departamento se cerró tras el grupo, los dos chicos se quedaron en sus lugares en silencio por unos cuantos minutos. Kai fue el primero en romper el silencio.


-¡Bien! ¿Qué quieres hacer? Tenemos todo un día para nosotros –dijo sonriendo de lado.


Kyungsoo no contestó, sólo se limitó a suspirar, ese mocoso otra vez estaba empezando con sus jueguitos. Tenía que buscar una manera de mantenerlo ocupado antes de que se le ocurriera hacer cualquier estupidez.


Sonrió en cuanto una brillante idea cruzó por su mente. Esta vez sería él mismo quien le jugaría un juego al menor, pero tenía que actuar lo más convincente posible para lograr que le hiciera caso.


-Quiero que me ayudes con algo –le pidió mirándolo fijamente y sonriendo al mismo tiempo. Aquello tomó a Kai por sorpresa. ¿Desde cuándo Kyungsoo le pedía ayuda? Sin embargo la penetrante mirada con que lo observaba hizo que pasara por alto sus dudas.


-De acuerdo, ¿qué quieres que haga? –preguntó levantándose del sofá.


-¿De verdad prometes ayudarme con lo que sea que te pida? –cuestionó Kyungsoo.


-Haré lo que pueda –suspiró el menor encogiéndose de hombros al tiempo que se acercaba peligrosamente al mayor. Esperaba que éste lo empujara o se alejara pero no sucedió, en lugar de eso sus enormes ojos estaban clavados en los suyos, mirándolo con atención; incluso pudo distinguir el asomo de una pequeña sonrisa en los labios del otro. Sin pensarlo siguió acercándose, si el chico no lo apartaba entonces tenía que aprovechar ¿no?


Cuando su cara estuvo lo suficientemente cerca de la de Kyungsoo, de la nada sintió que un pedazo de tela se le estampó en el rostro. Cuando se lo quitó se dio cuenta de que era un trapo de color amarillo.


-¡¿Se puede saber qué significa esto?! –se quejó algo molesto.


-Lo que necesitas para ayudarme, dijiste que lo harías. Ten esto también –contestó Kyungsoo entregándole una escoba y un balde.


-Y... ¿para qué?


-¿Para qué crees? Ya que todos se fueron aprovecharemos para limpiar la casa –explicó el mayor tratando de contener la risa ante la cara de incredulidad y enojo de Kai.


-¡¿Es en serio?!


-¡Aja!


-Pero, yo creí que...tú... ¡Me engañaste! –explotó el menor.


-¡No! ¡¿Cómo crees eso?! ¡Jamás lo haría! –rió el más bajo sarcásticamente, su carcajada se empezó a salir de control cuando vio la furia plasmada en la cara del otro.


-¡Kyungsoo! No es gracioso, ¡deja de reírte! –estaba comenzando a perder la paciencia frente a las risotadas del otro. ¡¿Cómo había sido tan tonto de caer en su trampa?! –De verdad te mataré por esto...-amenazó.


-Oh vamos, Kai. No es para tanto. Prometiste que me ayudarías. Además, no se lo pedí a los demás porque quiero que seas sólo tú quien me ayude –aquello último lo dijo murmurando, atrapando la atención del moreno nuevamente.


-¿Cómo dices?


-Bueno, es que como estamos los dos solos...la oportunidad es perfecta ¿no te parece? Además no creo que hacer las tareas de la casa representen algún esfuerzo para ti porque, ya sabes, eres un excelente bailarín, el mejor que he visto en mi vida, tienes un estado físico sorprendente –al escuchar eso, el más alto puso los ojos en blanco, ya sabía hacia dónde quería ir Kyungsoo con todo ese discurso –De verdad, nunca había visto a nadie bailar tan perfecto como tú. No me digas que te cuesta creer que te admire por ser el dios del baile.


Al escuchar eso el moreno rió.


-Sólo me estás adulando para que te ayude...


-¿Por qué lo dices? ¿Acaso está funcionando? –inquirió Kyungsoo levantando una ceja al tiempo que imitaba la torcida sonrisa característica de Kai, quien sonrió al notar el atractivo gesto. Si él lograba poner nervioso al más bajo con esa expresión, entonces Kyungsoo también le hacía perder la cordura al hacer lo mismo.


-¿Te soy sincero? No, no funciona. Pero puedes seguir con los halagos, eso me encanta –murmuró.


–Muy gracioso –suspiró el más bajo –Ahora deja de holgazanear y ayúdame, así terminaremos más rápido.


Dicho aquello pegó media vuelta para dirigirse hacia la cocina y lavar todo lo que habían utilizado esa mañana para desayunar. Aquella última acotación había hecho que Kai cambiara la cara de repente esbozando una maliciosa sonrisa.


-Terminar rápido...De acuerdo. Así podré vengarme antes...


A Kyungsoo se le resbaló una taza que estaba limpiando y casi se le cae cuando lo oyó.


-¿Vengarte? ¿A qué te refieres con eso? –preguntó alarmado.


-Oh, ya lo verás –advirtió el menor, y dando media vuelta se fue a los dormitorios dejando al otro clavado en el lugar donde estaba parado.


-Espero que esté bromeando...-murmuró Kyungsoo para sí mismo viendo como Kai desaparecía tras la pared del pasillo al mismo tiempo que sentía un escalofrío. Claro que sabía que cuando al chico se le metía una idea en la cabeza, era difícil convencerlo de que no la llevara a cabo.


Decidió no pensar más en el tema y tarareando para tratar olvidarlo, se dispuso a limpiar la mesa de la cocina y todo lo que había arriba de ella. Tardó un buen rato con esa tarea; no es que los chicos ensuciaran demasiado, pero es que al ser doce personas las que vivían en aquel departamento, era mucho lo que había limpiar.


Una vez terminado con aquello, limpió la cocina y la mesada y luego siguió con el living. Aspiró la alfombra, desempolvó el sofá y los almohadones, limpió las mesitas y juntó la ropa que estaba tirada en el piso. De seguro el creador de ese desastre había sido Kris, siempre que llegaba de practicar se quitaba la ropa y la dejaba tirada en el piso.


-Ah...Me recuerda a alguien...-murmuró Kyungsoo a regañadientes volteando a mirar el pasillo donde estaban las habitaciones. Definitivamente en ese sentido Kai y Kris eran iguales, aunque el moreno era mucho más desordenado en el tema ropa, al menos no la dejaba tirada por toda la casa.


Sus pensamientos se interrumpieron cuando escuchó varios ruidos provenientes de una de las habitaciones. No se había dado cuenta pero se escuchaba bastante alboroto en ese lugar. Kyungsoo pensó que lo mejor era ir a ver qué estaba haciendo el menor antes que causara un accidente, y es que el chico no era de los que ayudaba con el aseo, más bien era el que desordenaba todo.


Apenas giró hacia la derecha para entrar en la habitación que compartía con Kai y Suho, se chocó contra un enorme cesto lleno de ropa. Retrocedió, ahogando unas cuantas palabras nada agradables, mientras se frotaba la nariz por el dolor. La cabeza de Kai asomó por encima de la pila de ropa.


-Ah ¡Soo! Lo siento, no te vi –se disculpó -¿Dónde está el lavarropas? Habría que lavar todo esto.


-Ay, como duele –se quejó en voz baja –Maldición, Kai ¡¿vives aquí hace tiempo y todavía no sabes en dónde está?!


-Bueno, lo siento, es que jamás me encargué de estas cosas. Siempre eras tú o Chen los que se ocupaban.


-¡Eres un caso perdido! –dijo el más bajo golpeando suavemente la cabeza del menor.


-Sí, lo que tú digas ¿En dónde está?


Kyungsoo suspiró.


-Afuera en el balcón.


-¡Gracias! –respondió Kai sonriéndole ampliamente haciendo que el más bajo enrojeciera al pasarle por al lado, de hecho aquella brillante sonrisa no lo dejó reaccionar hasta que se acordó de algo bastante importante con respecto a lo que el moreno estaba a punto de hacer.


-¿Si sabes cómo funciona un lavarropas no? –preguntó dándose vuelta.


-¡Claro que sí! ¿Por quién me tomas?


-Sólo decía...-murmuró.


Kai abrió la puerta balcón que estaba a un costado de la cocina y salió al gélido clima de afuera. Había mucho viento y unas pocas nubes deambulaban en el firmamento. Sin distraerse, sacó la ropa del cesto y la metió dentro del lavarropas. Una vez colocado el jabón, lo encendió y por unos minutos se quedó observando cómo las prendas daban vuelta dentro del electrodoméstico. Suspirando aburrido, desvió la mirada hacia el infinito. Nunca le había gustado ocuparse de los quehaceres del hogar pero desgraciadamente le había prometido al mayor ayudarlo.


Se preguntó qué estarían haciendo los demás, probablemente paseando por ahí mientras comían algo. Se arrepentía de no haber ido con ellos, pero de todas formas ya tenía una idea bastante aproximada de qué hacer para divertirse con Kyungsoo. Sonriendo ante aquel pensamiento, pegó media vuelta para volver a entrar a la casa cuando un punzante dolor lo obligó a doblarse hacia adelante; por suerte logró sostenerse de la baranda del balcón antes de caer al suelo.


-¡Dios! ¡No otra vez! –se quejó tratando de mantenerse erguido. Sentía como si el tobillo le latiera. Era lógico que hubiera comenzado a molestarle de nuevo: no había tomado ningún tipo de analgésico desde el día de ayer.


Gruñó enfadado, no podía tomar uno ahora ya que Kyungsoo estaba en la casa y podía descubrirlo, tendría que aguantársela hasta encontrar un momento en el que pudiera deshacerse de él.


Se enderezó lentamente respirando hondo y, caminando con cuidado, entró a la casa cerrando la puerta tras él. Pudo ver por el rabillo del ojo que el mayor justo lo miró así que cambió su expresión al instante.


-Esperemos que no hayas descompuesto el artefacto –se burló el más bajo al verlo entrar, Kai se rió encogiéndose de hombros.


-No te preocupes. Todo está en orden con el lavarropas ¿Ahora qué quieres que haga? –preguntó.


–Veamos...limpia la habitación de Luhan, Tao y Sehun que yo estaré en la de Baek, Chanyeol y Kris –indicó –Xiumin seguramente ha dejado la suya en orden así que sólo nos faltaría la nuestra. En cuanto termines ayúdame con esa ¿quieres? Terminaremos más rápido si lo hacemos entre los dos.


<< ¿Limpiar la habitación juntos? Perfecto, así podría continuar con el jueguito de la noche anterior. Ésta vez no había nadie que pudiera interrumpir y Kyungsoo no se negaría a nada, después de todo estaban solos. ¡Era una oportunidad única!>>


-¿Kai? Oye ¿me estás escuchando?


El nombrado levantó la mirada algo confundido, se había perdido en sus pensamientos sin darse cuenta.


-Lo siento ¿qué dijiste?


-Que vayas a nuestra habitación en cuanto termines con las demás así me ayudas.


-Ah, seguro, hyung...-murmuró por lo bajo, mirándolo fijo. Kyungsoo se asustó súbitamente ante el brillo escalofriante de su mirada.


-¿Por qué me miras así?


-¿Cómo quieres que te mire? –inquirió el más alto esbozando una maliciosa sonrisa.


-¡Definitivamente no de esa forma! ¡Asusta! ¿Por qué cambiaste la cara de repente?


-Ah, por nada en especial, sólo me puse contento que me pidieras que te ayudara a limpiar la habitación –dijo guiñando un ojo.


Entonces Kyungsoo lo entendió, en cuanto vio esa bendita sonrisa de nuevo lo comprendió.


-¡Ni creas que vamos hacer otra cosa! –replicó poniendo los ojos en blanco –Tenemos que terminar de limpiar antes que llegue el resto. ¿Hasta cuándo dejaras esa actitud? ¿A esto te referías cuando dijiste que te vengarías?


Al escucharlo el moreno rompió a reír a carcajadas frente a la sorpresa del mayor.


-¡Era sólo una broma! Que fácil eres de engañar, Soo.


El chico se puso rojo como un tomate de la furia.


-¡Aish! ¡Si no tuviera algo mejor que hacer te mataría! ¡En serio! ¡Ya ponte a limpiar! –exclamó enojado.


-Lo que digas –accedió el menor aún riéndose. Le encantaba hacerlo enfadar, sobretodo porque lograrlo era tan sencillo. Dio media vuelta y se alejó riéndose a carcajadas dejando a Kyungsoo bufando de furia: con todo el trabajo que tenían que hacer y él seguía con sus bromitas.


Se dirigió a la primera habitación del pasillo, la de Baekhyun, Chanyeol y Kris y rápido como un rayo comenzó a ordenar y limpiar todo, tratando de despejar su mente a ver si así lograba calmarse. No supo si de la furia o qué, terminó de limpiar rápidamente el lugar a pesar del desastre que habían dejado. Como ya sólo quedaba una pieza por limpiar, fue a donde estaba Kai.


Al entrar a la habitación se sorprendió de ver que la pieza había quedado muy limpia y ordenada. Si bien era cierto que Kai detestaba ayudar con los labores de la casa, al menos ponía más empeño que los demás en lograr que todo quedara más ordenado.


-¿Ya terminaste? –le preguntó.


-Sí, ya está todo más que limpio.


-Bien, ven ayúdame.


Ambos se dirigieron al cuarto que compartían. Había un gran desorden en él, por supuesto la mayor parte hecha por Kai y Suho, así que les llevaría un buen rato limpiarla. Primero Kyungsoo hizo las camas mientras el menor limpiaba los muebles. Una vez terminado con aquello, se puso a guardar toda la ropa que estaba por todas partes, que la mayoría era de él, mientras el más bajo limpiaba el piso. Corría de un lado a otro tratando de terminar rápido ya que ya estaba algo cansado de limpiar pero con cuidado de esquivar el suelo mojado.


Divisó una última prenda suya colgada de la piecera de la cama de Suho. Cruzó la habitación con prisa para no marcar con sus pies el piso que Kyungsoo acababa de limpiar, pero con tan mala suerte que, al estar aún resbaloso, trastabilló y se cayó doblándose el tobillo lesionado.


El dolor prácticamente le impidió gritar, pero no pudo contener las lágrimas que comenzaron a resbalar por sus mejillas. Intentó levantarse pero no pudo, no podía hacer ningún tipo de movimiento.


Kyungsoo se acercó de inmediato a él. No lo había visto caer pero había escuchado el ruido del golpe.


-Kai ¿Estás bien? ¿Por qué pasaste justo por la parte mojada? es obvio que te resbales si corres sobre el piso mojado.


Pero el menor no contestó. Inconscientemente se agarró con fuerza el tobillo y lo apretó suavemente, mientras se quejaba entre gemidos. Simplemente no podía aguantar las dolorosas puntadas, haciendo que siguiera llorando sin parar aunque completamente en silencio. Cuando Kyungsoo logró darse cuenta de la situación, palideció al instante.


-¡Ese pie es el que...! ¡Oh no! ¡¿Estás bien?!


Kai no estaba mirándolo pero notó la preocupación en el tono de su voz; así que haciendo acopio de toda su voluntad, dejó de quejarse al instante.


-No es nada.... Fue sólo un golpe –su voz se escuchó lastimosa y eso le molestó. No podía controlarse.


-¡No es cierto! ¡No te creo! No después de saber que es el tobillo que te lastimaste.


-Kyungsoo, no pasa nada, estoy bien –trató de convencerlo pretendiendo levantarse, pero en cuanto apoyó el pie perdió el equilibrio y cayó. No llegó a tocar el suelo gracias a que el mayor alcanzó a sostenerlo.


-¡Ah! ¡Demonios, duele! –se quejó haciendo una mueca.


-¡No apoyes el pie! –lo reprendió –Recuéstate en la cama, iré por un poco de hielo.


-Pero tenemos que terminar de...


-¡Olvídalo! Acuéstate y quédate quieto.


Sin decir nada, dejó que el mayor lo ayudara a llegar a la cama y se acostó mientras Kyungsoo iba a la cocina. Kai sabía que eso no ayudaría mucho, nunca se había curado de la lesión y ahora se había vuelto a lastimar el mismo pie, definitivamente había empezado el día muy mal. Por supuesto Kyungsoo no sabía de su situación, pero con lo que acababa de pasar seguramente ya lo sospechaba.


Molesto, cerró los ojos tratando de no pensar en las puntadas constantes que sentía con cada latido de su corazón. ¿Cómo había podido ser tan torpe? Ahora tal vez tendría que reposar por unos días y ya no podría acompañar a los demás a los ensayos. Ese pensamiento invadió su mente como reguero de pólvora haciendo que su disgusto se acrecentara.


-¡Maldita sea! –exclamó enojado por lo bajo, golpeando con el puño el colchón justo cuando Kyungsoo entraba de nuevo a la habitación con una bolsa de hielo en la mano.


Ajeno a los pensamientos del otro, el más bajo creyó que esa reacción había sido por el dolor. Se acercó a la cama y se sentó en el suelo al lado del chico.


-Tranquilo, esto te aliviará un poco –dijo poniendo la fría bolsita con hielo en el tobillo, luego de haber arremangado un poco el pantalón del muchacho.


Kai apretó los ojos con fuerza, el simple contacto del helado plástico con el tobillo hizo que le provocara otra puntada de dolor bastante fuerte, pero por suerte notó que la intensidad de las mismas fue disminuyendo de a poco gracias al frío, hasta que ya casi no sintió más nada. Ninguno de los dos emitió palabra alguna en ningún momento. Kai miraba fijo el techo, todavía lamentándose por lo que había sucedido; sin embargo el mayor no le quitaba la vista de encima. Estaba preocupado, no le gustaba verlo sufrir...otra vez.


Luego de un rato en silencio Kyungsoo volvió hablar:


-¿Ya te sientes mejor?


El menor asintió lentamente con la cabeza. Tenía doblado su brazo izquierdo sobre la frente tratando de taparse los ojos con él. Había estado un largo rato en esa pose.


-¿Seguro? ¿Ya no te duele? –volvió a preguntar.


-No...


-Qué bueno –exhaló retirando la bolsita de hielo del tobillo, que ya estaba casi derretida. Examinó el pie y notó los oscuros moretones pintados por toda la piel, además del enrojecimiento propio de haber tenido el hielo encima por tanto tiempo. Suspirando, se levantó de la cama y se disponía a llevar la bolsa de vuelta al refrigerador cuando Kai tomó fuertemente su muñeca haciendo que se diera vuelta.


-Soo... ¿puedo pedirte un favor? –preguntó.


-Seguro.


-¿Puedes frotarme un poco el tobillo? es que me cuesta moverlo de lo frío que está y estoy muy cansado.


El mayor exhaló sonoramente.


-Está bien.


Dejó la bolsa de hielo en el balde vacío que estaba al lado de la cama y se sentó en la cama al lado de Kai. Con suavidad posó sus manos en el tobillo enrojecido para darle un poco de calor. Durante un buen rato sólo se limitó a masajear lentamente la zona afectada cuidando de no aplicar demasiada presión con sus manos. Cuando el silencio comenzó a sofocarlo nuevamente volvió a hablar:


-Kai...Dime la verdad. Nunca te curaste de la lesión, ¿verdad?


El chico tenía los ojos cerrados pero al escuchar aquella pregunta los abrió de sopetón y descubrió que el más bajo lo miraba fijamente. Sinceramente no quería decirle pero decidió que ya no tenía caso seguir ocultándolo.


-No –contestó en un susurro.


-Lo sabía...Todas las veces que te vi adolorido, cuando hacías esas muecas...Creí que había sido mi imaginación pero no me equivoqué. Nos hiciste creer que estabas bien cuando no era así. Eso no estuvo bien –lo regañó.


-Lo sé...


-Te dije que descansaras, que no te esforzaras demasiado, y no me hiciste caso.


-Lo siento...


-¡¿Y ahora te disculpas?! ¡No soy yo el que está tirado en la cama con el pie lastimado otra vez por ser tan descuidado! –acusó golpeándole la rodilla.


-¡Ah! ¡Kyungsoo! ¡No! –se quejó el moreno al sentir el golpe, sobándose el lugar golpeado con un evidente mohín en su rostro. Aquella reacción le hizo gracia al otro.


-Vamos, no es para tanto, no te pegué tan fuerte –rió. Pero su sonrisa se borró al ver que Kai seguía quejándose. Extrañado arremangó los pantalones del muchacho por encima de la rodilla y descubrió que tenía un moretón, seguramente se lo había hecho con la caída de hace un rato.


-Oh...Perdón, no sabía –se disculpó pero todo lo que recibió fue una furiosa mirada de reproche –Lo siento, de haber sabido que tenías un moretón justo ahí no te habría golpeado.


Kai soltó un sonoro suspiro como respuesta.


-¡Eres el colmo! Me dolió ¿sabes? –acusó enojado.


-¡Bueno! ¡Bueno! Lo siento, no lo volveré hacer –aseguró mientras pasaba las manos una y otra vez sobre la rodilla tratando de calmar el dolor. Aunque el moreno se cruzó de brazos y desvió la mirada hacia un costado, mordiéndose el labio molesto.


Durante el resto de la hora Kyungsoo se la pasó masajeando el tobillo y la rodilla del menor a modo de disculpa hasta que se dio cuenta de que el chico se había quedado completamente dormido.


Él también estaba cansado, así que después de colocar el pantalón del muchacho de vuelta en su lugar, se tumbó para dormir un poco. Se acomodó en el pequeño espacio libre que quedaba de su cama al lado del moreno procurando no despertarlo. Pero no terminó de cerrar los ojos que el menor le dio un codazo despabilándolo.


-¿Por qué paraste? –preguntó –Aún me duele.


Kyungsoo se dio vuelta para encararlo con una evidente expresión de fastidio.


-Es que como te dormiste...-empezó.


-Pero me duele. Por favor, sigue –pidió haciendo un tierno mohín con la boca. Kyungsoo pensó que era mejor no discutir así que se dispuso a volver a arremangar el pantalón cuando Kai lo detuvo.


-Espera. Será más cómodo si me lo quito –dijo al mismo tiempo que se deshacía de la prenda. Kyungsoo abrió los ojos grandes como platos y tragó con dificultad.


-¡¿Por qué hiciste eso?!


-Ay Soo, no empieces –replicó Kai poniendo los ojos en blanco.


-Aish...es que... ¿Por qué...? No hacía falta...Mira, si no fuera porque te duele...-se quejó, aunque no tuvo más remedio que hacerlo de esa forma. Ofuscado decidió desviar la mirada hacia otro lado cuando escuchó que Kai rió por lo bajo -¡No te rías o te mato!


-¡Perdón! –se disculpó el moreno tratando de ahogar sus carcajadas.


De la furia, Kyungsoo apretaba con fuerza el tobillo y la rodilla del chico –sin querer por supuesto –pero al ver que éste arrugaba el entrecejo disminuyó un poco la intensidad. Siguió así durante otro rato más y cuando levantó la mirada para mirar por fin la cara de Kai descubrió que este tenía otra vez los ojos cerrados.


-Oye, ¿estás dormido? –preguntó.


-No...


-¿Aún te duele?


-Sí... ¿Puedo pedirte que masajees más arriba?


La verdad era que estaba mintiendo, ciertamente ya no le dolía pero los toques de aquellas suaves y tímidas manos estaban logrando que su mente comenzara a divagar, y no eran pensamientos puros los que estaba empezando a desarrollar; además de que estaba sintiendo una sensación de lo más agradable de la cual no quería deshacerse.


-Está bien –accedió Kyungsoo pasando sus manos arriba de la rodilla -¿Aquí está bien? –preguntó.


-Más arriba –instó el moreno. El más bajo pensó que tal vez podía tener un dolor reflejo así que sin cuestionar nada le hizo caso.


-¿Por aquí? –volvió a preguntar.


-Más arriba –repitió. El mayor observó la cara de Kai por unos segundos y notó que a un costado de su frente se deslizan algunas gotas de sudor.


-Oye, ¿estás bien? Estás sudando, ¿qué tienes? –cuestionó preocupado. Pero el moreno sólo soltó una carcajada como respuesta.


-Estoy bien, Soo. Perfectamente –contestó -¿Podrías...masajear más arriba?


El chico lo miró sin comprender por un momento, pero luego se dio cuenta. Inevitablemente bajó un poco la mirada y se quedó sin aliento de la sorpresa. Se alejó instantáneamente pero el más alto tomó una de sus manos ágilmente.


-Kai... ¡¿qué estás haciendo?! ¡Basta!


El nombrado había dirigido la mano de Kyungsoo hacia su entrepierna haciendo que la pasara por toda su extensión íntima. A pesar de que la fina tela del bóxer era un obstáculo en el camino, el leve tacto se sentía bastante bien, pero no era suficiente así que, con un rápido movimiento se quitó la ropa interior y luego la camiseta.


Kai estaba ahora completamente desnudo, frente a un Kyungsoo muy, muy colorado, quien trató de desviar la mirada avergonzado pero una mano tomó una de sus mejillas y lo obligó a girar la cara. Al ver que el más bajo insistía en no mirarlo, el moreno sonrió ligeramente.


-Si quieres cambiamos de lugar...-propuso con una sonrisa malévola.


-¿Qué? ¿A qué te refie...? -pero Kyungsoo no pudo terminar la frase. Kai se incorporó y arrojó al mayor de espaldas contra el colchón.


Ahora era Kai quien estaba arriba.


Kyungsoo intentó protestar pero sus labios se vieron interrumpidos por los del otro que los presionaron fuertemente en un beso cargado de lujuria. El más bajo trató de zafarse y abrió por accidente la boca, situación que el moreno aprovechó para introducir su lengua en la cavidad bucal contraria; sin embargo no por mucho tiempo ya que el chico giró la cabeza hacia un costado de improviso cortando el contacto. Kai se detuvo por unos segundos y lo observó, a pesar de que el chico parecía negarse al juego, su cuerpo actuaba a la inversa: su respiración estaba muy agitada y su piel normalmente pálida ahora era de un rosa bastante subido de tono. Sus labios estaban algo hinchados y el inferior estaba apresado entre sus dientes. Sus ojos revoloteaban de un lado a otro, nerviosos, evitando los de Kai a toda costa.


Éste lo miró divertido, la misma situación de la noche anterior se estaba desarrollando ahora, con la diferencia de que no había nadie que los interrumpiera esta vez. Animado por ese pensamiento, reanudó su juego y comenzó a pasear su lengua a lo largo del blanco y suave cuello de Kyungsoo para continuar luego sobre su pecho, procurando hacerlo lenta y pausadamente, arrancando varios e inesperados suspiros por parte del otro.


<< ¡Vaya! Miren quién está perdiendo el control ahora>> pensó Kai, sonriendo para sí.


Ineludiblemente, el mayor gemía y jadeaba cada vez más fuerte y seguido. ¿Cómo era posible que el menor lograra sacarlo de sus cabales sólo con su...lengua? Estaba completamente avergonzado pero también extasiado. ¡Demonios que Kai sabía lo que hacía! El más bajo podía sentir su miembro cada vez más duro presionar contra su ropa, y se odiaba a sí mismo por esto. ¿Por qué estaba cediendo así de fácil? El no era así, ¿qué estaba pasándole?


Una vez que el bailarín terminó con lo que estaba haciendo, tomó las muñecas de Kyungsoo y se las presionó contra el colchón por encima de su cabeza con una mano, tal como había hecho la noche anterior. Con la mano que le quedó libre prosiguió a palpar la evidente erección del otro.


-Parece que estás algo restringido ¿no crees? –comentó sonriendo lascivamente. Kyungsoo no contestó, sólo cerró los ojos con fuerza y giró la cabeza hacia un costado.


Kai se rió y sin perder tiempo le bajó los pantalones junto con la ropa interior, posó su mano libre en el miembro del más bajo y comenzó a tocarlo lentamente, explorando. Por unos pocos minutos Kyungsoo logró mantener su cordura, pero cuando unos de los dedos del moreno rozaron la mojada punta de su longitud la perdió por completo. Intentó alejarse, jadeando, sintiendo su miembro palpitar furiosamente dentro del puño cerrado de Kai, pero fue en vano.


El más alto hacía movimientos lentos y pausados de vaivén por toda la extensión del mayor, y éste se vio obligado a morderse sus propios labios para tratar de contener sus gemidos, aunque no funcionó mucho cuando el moreno reanudó su lluvia de besos, iniciando en los labios contrarios de nuevo para luego sondear el pecho y después detenerse en el abdomen, dejando un camino de pequeñas marcas rosadas hasta llegar al miembro completamente erecto del más bajo. Sólo se detuvo uno segundos para clavar sus ojos en el otro, como avisándole lo que estaba a punto de hacer. Kyungsoo atinó a devolverle una mirada nublada de deseo y excitación aunque con un dejo de incredulidad.


Sonriendo de lado una última vez, Kai permitió que un hilo de saliva corriese por encima de la hinchada y rosácea extremidad antes de envolverla por completo entre sus labios. El mayor cerró las manos con fuerza clavándose las uñas mientras arqueaba la espalda ligeramente al sentir el contacto de los labios contrarios en su sensible zona.


La sensación que lo embargó fue demasiado placentera y Kai no tardó en cambiar los labios por su mano pasados algunos minutos, masajeando de nuevo el miembro de Kyungsoo al tiempo que besaba alrededor del ombligo y más abajo, peligrosamente cerca de donde tenía su mano, arrancándole más gemidos. Si el más bajo permitía que el menor continuara de esa manera terminaría por correrse pronto, y eso atentaba contra su orgullo. No podía dejar que lo dominara así de fácil. ¡Debía frenarlo!


-Kai... ¡Ah! –gimió súbitamente sin querer.


-¿Sí? –inquirió, despegando sus labios de la piel del más bajo pero sin dejar de mover su mano.


-Creo...que ya es...suficiente –dijo respirando con dificultad. ¡No podía hilvanar dos palabras seguidas sin olvidarse qué quería decir!


-¿En serio? –preguntó sarcásticamente, esbozando una maliciosa sonrisa –pues no te creo.


Y dicho eso volvió a atacar la boca del mayor con malicia mientras frotaba frenéticamente su erección. Extasiado, el chico logró por fin liberar sus manos de Kai para rodearlo con sus brazos en el cuello. Pues bien, ¡al diablo con su orgullo! ¡Quería hacerlo ya!


El moreno rió complacido dentro del beso. Había querido excitar al otro hasta que ya no aguantara más y se rindiera ante él sin protestar, y por lo visto lo había logrado: el más bajo parecía estar cegado por el placer y ya no se alejaba ni intentaba contenerse.


Cuando se separó de Kyungsoo, recibió un gemido de desaprobación. Riendo por lo bajo, dirigió sus dedos a la entrada del mayor acariciando suavemente su anillo rosado y el perineo simultáneamente. Aquello era una tortura para el muchacho quien ya no controlaba su cuerpo y gemía cada vez más fuerte. Levantó la cabeza para encarar al moreno y decirle que parara, que dejara de martirizarlo así pero éste le devolvió la mirada con una sonrisa torcida.


Kai prosiguió a separarle las piernas con delicadeza, pasando sus dedos por toda la entrada, y luego volviendo a su miembro, repitiendo la acción varias veces, haciendo que el mayor perdiera lo poco que le quedaba de cordura. No contento con eso, decidió que ya era hora de pasar de nivel e introdujo su dedo índice en el rosado orificio provocando que el chico soltara un gemido de desaprobación y se quedara repentinamente quieto, tenso. Maldición ¡aquello le dolió como el infierno! Su entrecejo se arrugó adolorido. Al notarlo, Kai no movió su dedo y lo dejó dentro del cuerpo del más bajo hasta que éste se acostumbró. Rápidamente posó su mano en la erección contraria para masturbarlo nuevamente.


Pasados unos minutos fue Kyungsoo quien poco a poco empezó a mover sus caderas, para que el dedo de Kai entrase y saliese de su interior varias veces. El moreno soltó una débil risa por lo bajo antes de introducir el segundo dedo. Kyungsoo dejó de moverse otra vez molesto y esta vez fue Kai quien comenzó a penetrar, más profundo; al principio con ritmo lento, pero luego aumentando la velocidad con cada embestida, rozando la próstata en el camino haciendo que el chico cambiara su cara de sabida molestia a una de placer. Aquello impacientó al menor quien, frente a los gemidos de Kyungsoo, ya no aguantaba más.


Su corazón latía demasiado rápido. Estaba ansioso y los gemidos contrarios no ayudaban a calmarlo en nada.


-¡Dios! ¡Kai! –gimió el más bajo de repente.


De acuerdo eso había sido suficiente. Aquel llamado había terminado de encender al moreno por completo.


Tomándolo de los brazos, levantó al mayor y lo giró poniéndolo en cuatro de espaldas frente a él. Retiró los dedos de adentro de Kyungsoo y colocó su hinchado miembro en la entrada. El más bajo temblaba de miedo y excitación a la vez puesto que sabía lo que vendría.


-Sólo...relájate...-fue todo lo que le dijo. Lo penetró lento pero duro, sin pausa; y el mayor arqueó la espalda al notar una punzada de dolor mientras incontables lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Kai se agachó para depositar algunos besos en la espalda contraria, intentando calmarlo. Kyungsoo sabía que la sensación de dolor era pasajera y que empezaría pronto a sentir placer pero mientras tanto era demasiado molesto: ¡aquello dolía como la mierda! Tenía unas cuantas palabras nada agradables en la mente para decirle al menor por lo que había hecho pero sólo atinó a morder las sábanas de la cama con furia tratando de soportarlo.


Pasados unos minutos Kai comenzó a moverse entrando y saliendo muy lentamente hasta que Kyungsoo se acostumbrara. Entretanto, decidió rozar aquel punto dulce con cada embestida para acelerar el proceso, y lo consiguió: al poco tiempo el chico comenzó a estremecerse y moverse contra su miembro, rogando más contacto. Pasados los minutos, los movimientos pasaron de ser lentos y prolongados a ser más rápidos y violentos. El mayor gemía en voz alta, víctima de una sensación de placer y dolor mezclados de una manera que nunca antes había sentido.


¿Qué estaba haciendo Kai con él? No tenía idea, pero esto era extraordinario.


Sin previo aviso el moreno salió del cuerpo de Kyungsoo, se sentó en la cama y giró al muchacho rápidamente para sentárselo encima, haciendo que de esa forma ambos cuerpos permaneciesen más cercanos, sintiendo las agitadas respiraciones que se mezclaban en el caluroso ambiente, apoyando su sudada frente en la del mayor, besándolo apasionadamente de nuevo, arremolinando su lengua con la contraria y sucumbiendo ante el ser maravilloso que tenía frente a él.


Volvió a introducir su miembro nuevamente en el apretado anillo del otro y lo penetró tan fuerte que rozó la próstata del mayor casi dolorosamente, arrancándole un grito de placer. Kyungsoo jadeaba y respiraba con dificultad, su mente ya no pensaba en otra cosa que no fuera la necesidad de correrse de una vez. Levantó los brazos –que ya los sentía pesados –para abrazarse al cuello del menor. Su cabeza se acomodó en aquel hueco y depositó varios besos en la zona. En respuesta, el moreno condujo una mano libre hacia el miembro de Kyungsoo para masturbarlo marcando con ella el mismo ritmo de sus embestidas.


El más bajo cerró los ojos con fuerza, entregándose por completo. Lo único que supo fue que disfrutó sólo unos minutos más de la mano de Kai hasta que sintió como un escalofrío recorría su espalda y los temblores se apoderaron de su cuerpo. Arqueó la espalda lo más que pudo mientras notaba como su interior se contraía y palpitaba intensamente. Segundos más tarde se corrió explosivamente con un grito ahogado alcanzando el orgasmo al mismo tiempo que Kai, que soltó un gemido ronco al liberarse dentro del mayor.


Ambos se permitieron disfrutar de los últimos y deliciosos espasmos por unos segundos más hasta que Kyungsoo puso los ojos en blanco y se dejó caer en el colchón pesadamente de espaldas tratando de controlar su agitada respiración. Estaba agotado y adolorido pero satisfecho. Jadeando, Kai se acostó a su lado boca arriba.


Luego de unos minutos, estando más calmado, el mayor abrió los ojos y giró la cabeza a la izquierda. Se dio cuenta de que el menor tenía los ojos cerrados y aún respiraba con dificultad, su frente estaba bañada en sudor al igual que todo su cuerpo. Sin decir ni una palabra, se giró un poco y rozó tiernamente su mano en la frente contraria para luego depositar un beso en ella. Kai abrió los ojos de inmediato, y lo miró sonriéndole ampliamente, volteó su cuerpo a un costado y le devolvió el beso en los labios para luego acurrucar a Kyungsoo bajo sus brazos.


El chico cerró los ojos, y se acomodó en el abrazo del otro completamente rendido, sintiendo cómo la respiración del moreno se acompasaba con la suya. Kai se quedó un buen rato acariciando la mejilla del más bajo hasta que ambos sucumbieron ante el cansancio y se durmieron, sin ninguna preocupación.

Notas finales:

Oh dios...de acuerdo...no se en dónde meterme por esto *////* les juro que no recuerdo haber escrito todo esto, estaba dormida en serio! jaja Creen que lo hice bien? Es que nunca escribí este tipo de cosas...xD

Dejenme algún review y cuéntenme qué les pareció! Nos leemos! 


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