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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

Hola! me extrañaron? -sé lo que piensan ¿cómo tiene la osadía de preguntar eso cuando desapareció por más de 2 meses? (?) xD De veras lo siento, es que no tuve mucho tiempo de escribir y como que la inspiración se me esfumó terriblemente el mes pasado. Pero sepan que jamás abandonaré el fic y lo terminaré! ^^

Este capítulo es bastante larguito y confío en que les gustará así que les dejo disfrutar de la lectura. 

Kyungsoo abrió los ojos y parpadeó varias veces tratando de acostumbrarse a la luz de la habitación. Se sentía muy somnoliento pero de buen humor, como cuando uno se despierta luego de haber dormido muy bien. Giró hacia un costado de la cama y buscó su celular, que estaba en el piso. Lo levantó y se fijó la hora, ¡eran las siete de la tarde! Como un rayo se incorporó de sopetón y descubrió que estaba completamente desnudo. Instintivamente se cubrió rápido con las sábanas y miró en todas direcciones avergonzado pero no había nadie alrededor. Recordó que todos se habían ido de paseo ya que tenían el día libre y que los únicos que se habían quedado en casa eran Kai y él.


¡Kai! Al recordar ese nombre en su mente, todo su cuerpo se estremeció culpa de un escalofrío. Escenas de lo que había sucedido unas horas atrás se le pasaron por la mente haciendo que se ruborizara violentamente. No se atrevía a mirar a un costado de la cama. Se tapó aún más con las sábanas al tiempo que se levantó de la cama. Le dolía todo el cuerpo y estaba algo cansado, se sentía pesado, sin ganas de moverse –y Kai tenía la culpa de eso –Se dio vuelta refunfuñando para reprender a la persona que estaba a su lado, pero cuando miró, la cama estaba completamente vacía.


¿Dónde estaba ese mocoso?


Recorrió con la mirada la habitación buscándolo pero estaba solo. Se dio cuenta que al menos no había tanto lío en ella a excepción de varias prendas de ropa, suyas y de Kai que yacían esparcidas a ambos lado de la cama. Se levantó ahogando varias quejas de dolor y miró arriba de su cama, pero el menor tampoco estaba durmiendo en la parte de arriba de la cucheta.


¡¿Eso significaba que se había imaginado aquel episodio con él?!


No, eso no podía ser, porque la fatiga que tenía en el cuerpo era real. Buscó su ropa y se vistió de nuevo pero sin ponerse nada en la parte de arriba; entonces escuchó el ruido de la ducha en el baño. Salió de la pieza y doblando a la derecha por el pasillo entró al baño. Efectivamente había alguien duchándose.


-¿Kai? ¿Eres tú? –llamó Kyungsoo por lo bajo.


La cortina se descorrió al instante que terminó de preguntar.


-¡Ah! ¡Ya despertaste! Yo me levanté hace bastante y no quise molestarte. ¿Por qué esa cara? –preguntó el moreno riendo al ver la cara de estupefacción del mayor. Tenía la boca entreabierta y los ojos como platos, con la vista clavada en...algo. En un segundo sus mejillas se tiñeron de rojo.


-¡¿Para qué corriste la cortina?! –gritó girándose hacia un costado tratando de no mirarlo. El chico soltó una sonora carcajada.


-¿No crees que es absurdo preguntar eso después de lo que hicimos?


-Sí, pero...no puedes...yo... ¡cierra esa cortina!


Kai volvió a reír.


-Tengo una mejor idea. ¿Por qué no te bañas conmigo? –Kyungsoo clavó sus ojos de nuevo en el otro y descubrió que éste lo miraba fijamente mientras esbozaba una media sonrisa, lo estaba desafiando. Tragó con dificultad, de nuevo estaba entrando en su juego.


-No...gracias. Tengo que hacer la cena antes que llegue el resto.


-De acuerdo, como quieras. Pero yo que tú me preocuparía de ponerme algo de ropa arriba, me estás provocando –comentó con una sonrisa mientras se mordía el labio inferior.


Kyungsoo puso los ojos en blanco ante la lasciva mirada del moreno.


-¡Eres una molestia! ¿Lo sabías? –dijo secamente. El más alto volvió a reír.


-¡Y tú adorable!


Bufando sonoramente y quejándose por lo bajo Kyungsoo dio un paso adelante y, tomando la cortina, la corrió rápidamente tapando toda...visión; frunció el entrecejo al escuchar que Kai se reía de su acción. Cuando estaba por salir pasó por delante del espejo y al ver su reflejo en el mismo se quedó helado: tenía varias marcas en el pecho y el cuello, eran como pequeños moretones pero de un color rosado pálido. Se giró de espaldas al espejo y descubrió que también tenía algunos por toda la espalda. Sus mejillas empezaron a arder de rabia. ¿Cómo era posible que lo hubiera marcado de esa manera? ¡Y encima en el cuello! Peor aún, ¿qué le diría al resto cuando llegaran y lo vieran? Tendría que buscar alguna polera de cuello alto para tapar aquellas marcas...


-Diablos ¡Kai! ¡Me las pagarás! –gritó bastante enojado.


-¿Por qué? –se escuchó la voz detrás de la cortina.


-¡Olvídalo! ¡Aish, que coraje! –refunfuñó por lo bajo.


Salió como un rayo del baño y entró en la habitación para buscar una polera de cuello alto, por suerte encontró una de color negro en el fondo de su cajón. Cuando terminó de vestirse, hizo la cama y levantó la ropa del suelo y la dobló, dejándola arriba del colchón. Cuando acabó con todo aquello, fue al balcón y sacó la ropa del lavarropas y se dispuso a colgarla, ésta estaba muy arrugada debido al largo tiempo que había quedado dentro del artefacto, o sea que tendría que plancharla luego. Bufó molesto por eso, aún seguía enojado con Kai ¡y ahora ya quería matarlo! Pero de repente se dio cuenta de algo: cuando se durmió con él en la cama, no había tenido ningún tipo de sueño extraño, es más, ¡no había soñado nada! No había vuelto a ver esas imágenes tan horribles. Eso le cambió el humor por completo. Desde la mañana temprano no había sufrido ningún episodio desagradable con aquellos sueños extraños y ni siquiera los había tenido al dormir. Aquello sí que era un alivio. ¡Por fin se había acabado! Aunque no entendía cómo ni por qué. Bueno, para qué preguntarse el por qué, ya se habían acabado y estaba más que feliz por ello. Odiaba estar pensando en esto, pero tal vez Kai había ayudado...Avergonzado por su conclusión pero al mismo tiempo contento, sonrió.


Terminó de colgar la ropa y se fue a la cocina. Miró el reloj, eran las 7:30 p.m. Tenía que pensar en cocinar algo. Sabía que el resto del grupo tal vez se quedaría paseando hasta tarde ya que hacía bastante tiempo que no tenían un día libre y querrían divertirse lo más que pudieran, pero era obvio que volverían pronto y cuando llegaran tendrían hambre, por más que hubieran comido algo en el camino. El problema era que no se le ocurría qué cocinar.


Abrió las puertas de las alacenas pero sólo encontró unos paquetes de fideos, y la heladera estaba vacía a excepción de algunos tomates y cebollas.


-Ni modo. Tendremos que comer pasta de nuevo –comentó en voz alta.


Y sin decir más se puso a cocinar. No era que a Kyungsoo le molestara repetir el menú, pero es que los demás siempre querían variar. Puso el agua a calentar y cuando ésta hirvió volcó los fideos dentro. Mientras estos se cocían se dispuso a hacer la salsa, la cual terminó bastante rápido y la dejó en un bowl en la mesada. Aún faltaba bastante para que los fideos se cocinaran del todo así que se sentó en el sofá a mirar un poco de televisión. Aburrido como estaba, pasaba de un canal al otro, no había nada interesante que ver...Hasta que...


-Kyungsoo ¿Dónde está mi ropa? –se oyó una voz desde el umbral de la puerta del pasillo que daba a las habitaciones de todos, y el baño.


El mayor giró la cabeza para descubrir a Kai parado frente a él tapado sólo con una toalla a la cintura mientras se pasaba una mano por los cabellos húmedos tratando de sacárselos de la frente.


Kyungsoo se quedó helado, no sabía cómo reaccionar, tenía la vista clavada en el marcado abdomen del más alto y no podía quitarle los ojos de encima, de hecho no quería hacerlo. Pequeñas gotitas de agua se escurrían por el cuerpo del moreno en todas direcciones llegando hasta el borde de la toalla que lo cubría. ¡Oh, cielos! Podría pasarse todo el rato mirándolo sin cansarse. Se mordió el labio inferior inconscientemente al imaginarse lo que había tras la toalla.


-¿Soo? –volvió a llamar el menor, logrando que el chico reaccionara...más o menos...


-¿Eh? Oh, está en la...habitación...arriba de la cama...-consiguió decir.


-De acuerdo... ¿te pasa algo? –inquirió al ver el extraño comportamiento del otro.


-No... ¿por qué lo dices? Estoy bien, no es...no es nada –tartamudeó Kyungsoo.


Kai entrecerró los ojos con suspicacia observándolo pero luego torció los labios esbozando esa sonrisa tan característica suya mientras pegaba media vuelta y desaparecía tras la puerta del dormitorio, dejando a Kyungsoo mirando como hipnotizado hacia el lugar donde había estado parado unos segundos antes. Tras unos minutos, el mayor recuperó la compostura y se acordó de los fideos en la olla así que se levantó corriendo para revisar, se había olvidado cuánto tiempo había pasado desde que los había puesto a cocinar.


Por fortuna no se habían quemado y estaban bien así que vació el contenido de la olla para escurrir el agua y luego los puso en una fuente listos para servir, cuando la imagen de Kai atacó de nuevo su mente haciendo que se sonrojara.


-¡Kyungsoo, contrólate! Esto no es nada, es sólo que...son nervios...-suspiró.


¿Pero nervios por qué?


Respiró hondo tratando de alejar cualquier pensamiento de su mente cuando de repente unos brazos lo apresaron por detrás con fuerza y una mano se deslizó debajo de su polera pasando por todo su pecho y el abdomen, acariciando y recorriendo la desnuda piel.


-Así que nervios, ¿eh? No sabes cuánto lamento ser el causante de ellos –dijo una voz cerca de su oído, provocándole un escalofrío. Kyungsoo notó el sarcasmo al instante.


-Kai...tengo que...la cena...-dijo entrecortadamente. Aquellas manos lo rozaban sin ningún pudor por todos lados destruyendo su cordura rápidamente, se deslizaban con una lentitud excitante por su pecho, deteniéndose en los bordes de su pantalón. Lo estaba provocando y el más bajo estaba cediendo fácilmente. Un gemido escapó de su boca cuando los labios contrarios se posaron en la sensible piel de su cuello haciendo a un lado la prenda que cubría las recientes marcas rosadas en su piel. El bailarín comenzó a besar lentamente la zona al tiempo que sus manos se aventuraron un poco más abajo de la pretina del pantalón, rozando levemente. Kyungsoo se dejó hundir en el abismo del placer por unos segundos hasta que sintió que Kai le había desabrochado los botones del pantalón y ya tenía las manos puestas en el cierre del mismo y se lo estaba bajando.


<< ¡Dios! No...no puedo... ¿Y si los demás llegan?>> pensó alarmado; aunque esos pensamientos se escucharon muy lejanos en su mente.


-Kai...-jadeó –por favor, no...es que los demás pueden llegar en cualquier momento...


Pero su queja quedó ahogada en otro gemido, aún así hizo acopio de toda su voluntad para zafarse. El moreno rió ante su vaga insistencia.


-Tranquilo, no te preocupes, aún es temprano para que vuelvan –replicó en un susurro cerca de su oído, erizándole los bellos de la nuca al tiempo que una mano rozó peligrosamente la entrepierna. Aquello devolvió al chico a la realidad de un tirón.


-¡No! –exclamó dándose vuelta y apartando al menor -¡No esta vez! ¡Me duele todo el cuerpo por tu culpa!


-Bueno, prometo ser más cuidadoso –susurró intentando alcanzar los labios del mayor pero éste puso un dedo entre ellos.


-No te creo...


-Vamos, confía en mi...-insistió Kai acercándose cada vez más.


-Pero...-volvió a decir Kyungsoo alejándose instintivamente.


-Lo prometo –aseguró el más alto contra la oreja del mayor besando el lóbulo de la misma delicadamente, haciendo que el chico ahogara un suspiro cerrando los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás, cosa que el moreno aprovechó para apoderarse del cuello contrario. Posó su mano en la cintura del más bajo, atrayéndolo, para presionar su cuerpo contra el de Kyungsoo, arrinconándolo contra la mesada y haciendo que ambas erecciones se rozaran.


Luego prosiguió a acercarse lo más que pudo a la cara del otro antes de atacar esos carnosos labios con voluntad, mientras subía las manos por el tronco del más bajo, por debajo de la polera, palpando con la yema de sus dedos la delicada piel suavemente, provocándole leves escalofríos al chico. Por su parte, Kyungsoo tenía ambas manos en el pecho de Kai e intentaba alejarlo constantemente pero luego de unos segundos desistió de sus vanos intentos y tomó su cara con sus temblorosas manos. Para su sorpresa fue él mismo quien besó al moreno primero en un intento de alejarlo de la piel de su cuello; por supuesto el bailarín correspondió complacido pero de nuevo, sin explicación alguna, el beso algo tímido e inmaduro se volvió rápidamente en uno desesperado y lleno de lujuria. Extrañamente algo dentro del mayor se había encendido y no parecía querer parar.


Kai se sorprendió por la manera de actuar del otro pero le pareció buena idea seguir con el juego así que le pagó con la misma moneda. Cuando se separaron brevemente para respirar apoyando una frente contra la otra, Kyungsoo reanudó su tarea dirigiendo sus labios hasta el cuello de Kai, dejando pequeños chupetones y algunos mordiscos en su piel, aunque sin marcarla. Paseó las manos en el cabello del otro, deslizando sus dedos por entre las húmedas hebras, acariciándolo, pero sin dejar de besar la delicada zona del cuello cerca de la oreja. El más alto entreabrió la boca tratando de no gemir pero se le estaba haciendo difícil, estaba extasiado y al mismo tiempo sorprendido, no podía creer lo que estaba experimentando, no entendía en qué momento había dejado que Kyungsoo tomara las riendas del juego pero definitivamente lo estaba haciendo muy bien, por lo que dejó caer su cabeza hacia atrás para darle total control; sin embargo, cuando Kyungsoo mordió con fuerza su piel, el muchacho gimió en voz alta y lo apartó rápidamente llevando una mano hacia la zona atacada.


-¡Ah! ¿Qué fue eso? –preguntó, levantando una ceja y esbozando una media sonrisa. ¿Acaso había intentado marcarlo?


-Mi turno de vengarme –respondió Kyungsoo con una mirada inocente pero con un brillo perverso en los ojos.


Incrédulo aunque divertido, Kai se rió antes de acercarse y morder los labios del mayor hasta arrancarle un gemido. Si el más bajo quería jugar entonces él también jugaría. Retomando sus rápidos pero certeros toques, el moreno buscaba excitar al otro, pero justo cuando amenazaba con despojar a Kyungsoo de su ropa, éste lo detuvo.


-No...Aún no –y tras esas únicas palabras, el chico se giró y empujó a Kai contra la mesa de la cocina que estaba tras él.


-¡Cielos! ¿Kyungsoo? –preguntó con sorpresa mientras veía que su camisa desaparecía en un santiamén en medio de un reguero de besos. El mayor se rió suavemente y sin perder tiempo dirigió su mano abajo, percibiendo la erección de Kai bajo su ropa. Sonriendo con malicia posó sus manos en los botones del pantalón y los desprendió. Sin previo aviso, volvió a empujar al menor hacia un costado, obligándolo a sentarse en una de las sillas.


Kyungsoo no sabía qué estaba pasándole pero hizo caso omiso a la mirada sorprendida del más joven y sin perder tiempo empezó a hacer movimientos circulares con su mano sobre la erección del moreno, acariciándolo, al tiempo que continuó atacando su boca de forma voraz. Kai respiraba con dificultad entre los besos que intercambiaba con el mayor. No entendía nada, ya había perdido el control de la situación pero extrañamente eso no le parecía tan mal, de hecho era excitante.


Pasados unos escasos minutos, el mayor prescindió de los pantalones del chico con rapidez para luego separarle las piernas gentilmente antes de llevar uno de sus dedos a la húmeda punta, rozándola suavemente. Kai estaba aún vestido con su ropa interior, pero la tela no era lo suficientemente gruesa como para no sentir el contacto de los dedos de Kyungsoo, quien lo miraba fijamente mientras masajeaba lentamente su miembro. Esto ya era un hecho: el mayor estaba intentando torturarlo y ¿quieren saber cuál es la peor parte? ¡Que lo estaba logrando!


De repente, y sin poder contenerse, el más alto echó la cabeza hacia atrás en un arranque de placer, sentía cómo su erección palpitaba dentro de su ropa interior y se moría de ganas por poner fin a aquel tormento. Frunció el entrecejo tratando de controlarse pero el placer estaba nublando su mente.


Kyungsoo deslizó sus manos hasta el elástico de la ropa interior de Kai y empezó a tirar de ella lentamente. El moreno se obligó a mirar al chico fijamente y se levantó unos centímetros de la silla para dejar que le retirase por completo los bóxers, dejando al descubierto su palpitante erección. Al verla, el más bajo le sonrió complacido; una malévola mirada estaba plasmada en su rostro.


-Estás colorado...-comentó, tomando el miembro de Kai con una de sus manos, palpando delicadamente la sensible zona.


-N-no, no lo estoy... –gimió el chico, sintiendo un calor nada familiar en las mejillas.


¿Qué demonios le estaba pasando? ¡Él no era así!


Kyungsoo soltó una risita antes de presionar sus labios contra la longitud y darle pequeños besos. A diferencia de la vez anterior, esta vez el mayor no sentía ninguna vergüenza, su accionar estaba completamente concentrado en cobrar su venganza.


Sin perder tiempo pasó la lengua por toda la erección de Kai para lubricarlo y, cuando envolvió su miembro con la boca, escuchó un gemido bastante prolongado acompañado de incontrolables temblores. Alentado por eso continuó durante un buen rato con aquellos movimientos lentos de vaivén, creyendo que estaba cobrando venganza, haciendo que el moreno echara la cabeza hacia atrás y soltara repetidos gemidos de placer. Pero Kyungsoo no estaba preparado para lo que vendría a continuación.


De repente Kai se incorporó y bajó los pantalones del mayor junto con su ropa interior para luego pasear su mano por toda la erección del más bajo sin ceremonias, aplicando la misma tortura que había experimentado él unos momentos antes.


-Kai... ¿qué haces? No...-se alarmó Kyungsoo mientras intentaba sacárselo de encima.


<<Se suponía que él era quien tenía que vengarse, no Kai>>


-No, por favor...-suplicó, sentía como sus músculos de a poco se iban contrayendo, al ser dolorosamente estimulados. Se iba a correr, lo sentía.


-Ni creas que te escaparás de esta, la pagarás –dijo el moreno con una malévola sonrisa. En respuesta sólo recibió un sonoro suspiro, pero entonces sintió que la mano del más bajo comenzó a deslizarse de nuevo por su miembro marcando el mismo ritmo que él llevaba con Kyungsoo, llevándolo al límite, provocando que finos hilos de pre semen se deslizaran fuera de la punta lubricándola.


Sin poder aguantar más, alzó al más bajo y se sentó en la silla, depositándolo sobre su regazo, haciendo que sus cuerpos quedaran unidos, sin embargo le pareció buena idea continuar torturando al mayor con algunos mordiscones más en ese blanco cuello. Le gustaba hacerlo desear, hacerle entender quién estaba al mando aunque él mismo estuviera a punto de explotar debido a la mano que subía y bajaba por toda su extensión frenéticamente. Sin embargo, sin previo aviso y en un rápido movimiento Kyungsoo colocó el miembro de Kai en su entrada y dejó caer todo su cuerpo pesadamente haciendo que el pene entrara en una sola embestida.


-¡Dios! Kyungsoo ¿qué...? -logró articular entrecortadamente en medio del gemido pero sus palabras se vieron interrumpidas por los labios del muchacho que trataban de abrirse paso en su boca; por supuesto a Kai no le quedó más remedio que corresponder.


Cuando el más bajo se separó de él, contempló la cara de sorpresa que tenía acompañada de una mirada llena de confusión y expectación.


-Creo que serás tú quien la pague –amenazó Kyungsoo sonriendo maliciosamente, empezando a mover sus caderas lentamente, provocándolo, para luego pasar a una velocidad casi imposible; ya que sabía que tanto él como Kai no podían esperar más. El más alto sonrió y en respuesta alcanzó el miembro del mayor, comenzando a masturbarlo al mismo ritmo en que el chico subía y bajaba por su extensión.


No pasó mucho tiempo para que el más bajo sintiera como todo su cuerpo se estremecía llegando irremediablemente al orgasmo, sólo que éste fue tan intenso que colapsó en el hombro del moreno respirando entrecortadamente.


Kai tampoco duró mucho más, clavó sus uñas en la espalda de Kyungsoo al verse al borde del límite y, al notar todos sus músculos tensándose, soltó un largo gemido liberándose al fin.


Sintiendo la respiración acelerada del menor en su oído, Kyungsoo lo abrazó tratando de calmarlo, y poco a poco la respiración de ambos se normalizó. Cuando se recuperaron del todo, Kyungsoo salió lentamente de arriba de Kai. En cuanto bajó al piso se tambaleó un poco, pero logró sostenerse de la mesa. ¡Diablos! Aquello lo había agotado. Miró de soslayo al moreno y notó que estaba en las mismas condiciones que él. Sonrió complacido, había cobrado su venganza por fin...bueno más o menos.


Se agachó a un costado y levantó su ropa del piso, pero cuando estaba a punto de pegar media vuelta para ir al baño:


-¿Kyungsoo? –llamó el moreno aún sin aliento.


-¿Qué sucede?


-¿Qué diablos te pasó? –preguntó sorprendido.


-¿Por qué? –se extrañó. Kai resopló.


-Pues que no creía que te comportaras así. Lo que hiciste fue...Dios...-soltó pasando la mano por su sudorosa frente.


-Te dije que me vengaría –le recordó el mayor riendo.


Kai lo miró durante unos segundos y luego se levantó, plantando un largo beso en los labios del mayor.


-Pues si todas tus venganzas son así, deberías hacerlo más seguido –sugirió esbozando su típica sonrisa mientras levantaba una ceja.


-Sigue soñando –replicó Kyungsoo poniendo los ojos en blanco –ve a ducharte que el resto no tardará en llegar, yo terminaré de preparar la cena mientras tanto.


-¿Por qué mejor no vas tú primero? Yo me encargaré –ofreció.


Kyungsoo pestañeó varias veces sorprendido. ¿Desde cuándo Kai era tan servicial?


-Está bien. Los platos están en la alacena –le indicó –Cuando termines de preparar la mesa, derecho al baño ¿de acuerdo?


-¿Quieres que me bañe contigo? –preguntó sonriendo mientras le guiñaba un ojo.


-¡Muy gracioso! –se burló el mayor golpeando la frente del menor con el dedo.


-Soñar no cuesta nada –rió Kai encogiéndose de hombros.


Kyungsoo soltó una leve risita y pegando media vuelta se fue hacia la habitación. Abrió el armario y sacó ropa interior limpia de un cajón, un buzo negro junto con unos pantalones también negros.


Entró al baño y cerró la puerta tras él. Terminó de sacarse la polera que aún tenía puesta y sin más abrió el grifo de la ducha y se metió adentro. Sentir como el agua tibia de la ducha golpeaba su espalda era muy relajante, si se quedaba quieto era capaz de dormirse ahí mismo del cansancio que tenía por lo que procuró bañarse lo más rápido que pudo ya que tenía que dejar el baño libre para Kai antes de que el resto de la comitiva llegara. Cuando terminó, salió y se secó el cuerpo. Al pasar la toalla por su espalda notó una leve punzada de dolor. Confundido se miró en el espejo y descubrió que tenía algunas marcas con forma de medialuna en la piel que llegaban hasta su cintura.


-¡Maldición! Espero que no demoren en desaparecer –suspiró -Kai... ¡me las pagarás!


-¿Me llamaste?


Kyungsoo dio un salto hacia atrás. La cabeza del moreno asomaba por la puerta. ¿En qué momento la había abierto?


-¡Demonios! ¡Me asustaste!


-Lo siento –rió el menor -¿Ya terminaste? Suho acaba de mandar un mensaje, dice que no tardan en llegar.


-¿Todos juntos? –preguntó Kyungsoo.


-Así parece. ¿Puedo usar el baño ya?


-Sí, pasa –accedió mientras buscaba su ropa interior y se la ponía. Frente a Kai.


-Parece que alguien por fin perdió la vergüenza –comentó esbozando una media sonrisa sin quitarle los ojos de encima al más bajo.


El mayor se quedó en blanco unos segundos digiriendo aquella acotación hasta que se percató.


-¿No te parece absurdo decir eso después de lo que hemos hecho? –preguntó.


-Vaya ¿En dónde habré escuchado esa frase antes? –inquirió el menor sarcásticamente, arrancando una sonrisa a Kyungsoo.


-¡Ya! Date prisa, no tardarán en llegar –apremió. Salió del baño mientras Kai se metía en la ducha pero entonces se dio cuenta de que éste no había llevado nada de ropa para cambiarse, así que fue a la habitación y le buscó unas prendas.


<< ¿Cómo es posible que sea tan despistado?>> rió para sus adentros.


En silencio, dejó la ropa de Kai en un rincón del baño y volvió a la habitación a terminar de vestirse. Fue al comedor y descubrió que la mesa ya estaba dispuesta, sólo faltaba servir la comida. Así que como el grupo ya estaba por llegar puso a calentar la fuente de pastas mientras miraba un poco de televisión.


Pasaron algunos minutos en los que Kyungsoo se dedicó a 'no ver' el televisor –es que no había nada interesante –cuando la puerta del departamento se abrió. Todo el grupo entró hablando animadamente y riéndose. En cuanto vieron al más bajo lo saludaron.


-¡Hyung! ¡De la que te perdiste por no venir! ¡La película estuvo genial! –exclamó Tao corriendo hacia él y sentándose en el sofá.


-Ah, ¿sí? Parece que fue divertido.


-Sí, y luego fuimos a comer. Hacía tanto que no comía una hamburguesa, ¡de verdad estaba hambriento! –dijo Sehun.


-¡Y el helado estaba exquisito! No hay nada mejor que disfrutar de un helado en invierno –suspiró Baekhyun.


-En especial cuando hace tanto tiempo que no comemos uno desde el verano –agregó Chanyeol.


-Y no se olviden de las salchichas con salsa que compramos cuando íbamos caminando en el parque –recordó Kris.


-¡No podríamos! ¡Estaban exquisitas! –coincidió Tao.


Kyungsoo rió escuchando todo lo que habían comido los chicos esa tarde.


-Me alegra que la hayan pasado bien ¿Y ustedes que hicieron? –preguntó luego al otro grupo.


-Dimos vueltas por uno de los shoppings del centro –respondió Luhan.


-Fue muy divertido. Nunca había visitado ese shopping en particular, había muchas cosas que quería comprar, pero no me alcanzó el dinero –se lamentó Lay.


-¡De todas formas no hubieras podido comprar nada porque perdiste tu billetera! –lo reprendió Chen –Suerte que Suho la encontró.


-¿En serio la perdiste? ¿Pero cómo? –inquirió Kyungsoo alzando las cejas.


-No lo sé, sólo se cayó de mi bolsillo –explicó Lay encogiéndose de hombros.


-¡Mentiroso! La sacaste del bolsillo junto con tu teléfono cuando estábamos comiendo en la cafetería del shopping y la dejaste arriba de la mesa cuando nos fuimos –lo acusó Luhan riéndose.


Lay lo miró sorprendido.


-¿En serio? No me acuerdo de eso.


-Ay, Lay. Eres un casi perdido ¿En dónde estarías si no fuera por nosotros? –dijo Xiumin dándole un golpecito en el hombro provocando la risa de todos.


-Entonces, llegando a una conclusión... ¿se la pasaron comiendo durante todo el día? –preguntó el más bajo.


-Sí...Bueno es que teníamos hambre –confesó Tao.


-Ah, en ese caso supongo que no querrán cenar. Hice bien en no preparar nada –suspiró Kyungsoo.


-¡¿QUÉ?! –gritaron todos al unísono al tiempo que soltaban un sinfín de protestas mientras el chico permanecía callado y cruzado de brazos en el sofá con un serio semblante. Pero luego de unos minutos no aguantó más y comenzó a reírse a carcajadas frente a la mirada estupefacta de todos.


-¡Era sólo una broma! ¿Creen que sería tan malo de dejarlos hambrientos? –rió.


-Oye ¡No vuelvas a asustarnos así! –replicó Sehun.


-Sí, no fue divertido. En serio creí que hoy no comíamos –suspiró Baekhyun.


-Yo también, no lo hagas otra vez –agregó Luhan.


-De acuerdo, ¡lo siento! –rió el más bajo, aunque el leve disgusto de los otros se mantuvo.


-Por cierto ¿en dónde está Kai? –preguntó Chanyeol cambiando de tema –Desde que llegamos no lo he visto.


-Se está duchando, acaba de entrar al baño así que saldrá en un rato –respondió Kyungsoo.


-¡Bueno pues dile que se apure! Tengo hambre –se quejó Tao haciendo un mohín con la boca.


-La comida se está calentando ahora así que tendrás que esperar. Después iré a llamarlo para cenar –dijo el mayor.


Todos decidieron acomodarse en el living a contar lo que habían hecho durante el día mientras esperaban para cenar.


 


...


 


Mientras tanto en el baño...


-Esto no está bien...nada bien...-se lamentó Kai. Estaba sentado en el suelo sintiendo como el agua de la ducha golpeaba en su espalda. No podía pararse. El efecto analgésico del hielo que Kyungsoo le había puesto en el tobillo horas atrás había desaparecido y, al no haber tomado nada para el dolor había provocado que las insoportables puntadas lo molestaran otra vez. Tenía el tobillo hinchado de nuevo y el moretón que pintaba su piel se estaba haciendo cada vez más oscuro y notorio.


Durante un rato masajeó el pie para calmar el dolor pero fue inútil, cada vez le dolía más. Intentaba ahogar sus quejas para que nadie pudiera oírlo, ya que había escuchado el barullo de gente en el living, seguro habían llegado todos. Se preguntaba cómo iba hacer para fingir delante de los demás, esta vez le estaba doliendo más que las anteriores y no podía escabullirse hasta su pieza para buscar algún analgésico porque en cuanto pasara por el pasillo lo verían. Resopló molesto, si hubiera tenido más cuidado en la tarde esto no estaría pasando.


En eso la puerta del baño se abrió de sopetón, haciendo que el chico se sobresaltara.


-Kai, ¿ya terminaste? Ya vamos a cenar –escuchó que llamó Kyungsoo.


-Sí...salgo en un momento.


-De acuerdo, apresúrate. Tao tiene hambre –agregó en un tono burlón.


-Está bien –respondió desganado.


Esperó a que el mayor cerrara la puerta para levantarse, si llegaba a quejarse no quería que lo oyera. Le costó bastante no hacerlo, apenas podía moverse. Cerró el grifo de la ducha y salió. Se secó y luego se vistió colocando unas gruesas medias oscuras para tratar de tapar el moretón. Vio que Kyungsoo le había dejado unas pantuflas cerca de la puerta y sonrió con ternura: el chico sabía que estaba lastimado así que se las dejó para que no anduviera descalzo por la casa, por un lado para que él estuviera más cómodo; y por el otro porque al tenerlas puestas no se notaría que tenía el tobillo hinchado.


Una vez que salió fue hasta el comedor donde todos ya estaban sentados en la mesa. Lo saludaron animadamente y el chico fue hasta la mesa para sentarse al lado de Kyungsoo. Como siempre empezaron a comer, mientras contaban una y otra vez lo que habían hecho todos en el día, sin embargo Kai no dijo ni media palabra mientras comía y su semblante estaba demasiado serio. Al notar el evidente silencio del moreno, el mayor lo codeó por debajo de la mesa y lo miró desconcertado. El menor le devolvió la mirada y sólo negó con la cabeza torciendo la boca en una leve sonrisa.


No podía decirle, no delante de todos.


A Kyungsoo aquello lo confundió aún más pero cuando estaba a punto de decirle algo Baekhyun llamó su atención al notar el leve intercambio de miradas entre ellos.


-Bueno nosotros ya contamos qué hicimos en la tarde. Ahora les toca a ustedes –dijo mirando a los dos chicos.


-¡Es cierto! ¿Qué hicieron para matar el aburrimiento? Cuenten –animó Chen. Kai y Kyungsoo se miraron el uno al otro.


-Pues...Limpiamos la casa...-contestó el mayor luego de unos segundos en silencio.


Todos se quedaron mirando a ambos chicos estupefactos.


-¿Qué? ¿Sólo eso? –inquirió Chanyeol tratando de no reírse.


-Sí, Kai me ayudó.


-Espera ¿qué dijiste? ¿Qué Kai te ayudó? ¡¿En serio?! ¡No puedo creerlo! ¿Qué hiciste para convencerlo? –volvió a preguntar Chanyeol.


-¡Nada! Sólo...se lo pedí...


-Vamos, todos sabemos que Kai es quien más odia ocuparse de los quehaceres de la casa junto con Kris. Confiesa ¿cómo lo convenciste?


El más bajo enrojeció violentamente al ver que todos lo miraban y se puso peor en cuanto notó la pícara mirada de quien tenía al lado acompañada de una sonrisa traviesa.


-No tuve que hacer nada. Con pedir las cosas amablemente basta y sobra –se excusó. Efectivamente no era extraño que él limpiara, pero que Kai lo hubiera ayudado sí lo era, ya que él era el más desordenado de todos. Tragó duro esperando que los demás no sospecharan de su afirmación, rogando que a Kai no se le ocurriera reír o abrir la boca para delatarlo.


-Ah, está bien...Si tú lo dices ¿Y sólo eso hicieron? –insistió Baekhyun, esta vez mirando a Kai. Kyungsoo miró fijo a su amigo y luego a Kai con horror al ver que se estaba riendo. Estaba perdido, ¡lo iba a delatar!


Pero entonces el chico se puso circunspecto de repente.


-Sí, sólo eso –respondió el moreno mirándolo con seriedad. Kyungsoo respiró aliviado.


-¡Vaya! Qué aburrido, hubieran venido con nosotros –comentó Luhan.


-Se hubieran divertido más –agregó Tao. El menor se encogió de hombros sonriendo, restándole importancia. Gracias a eso, los demás cambiaron de tema en seguida.


Sin embargo a Kyungsoo le extrañó la reacción de Kai; no porque no hubiera dicho lo que en realidad hicieron sino por la actitud que estaba teniendo: estaba demasiado serio y calmo, como ido. Disimuladamente, lo codeó por debajo de la mesa tratando de llamar su atención.


-¿Qué sucede? –preguntó al sentir que el mayor lo codeaba.


Kyungsoo se quedó en blanco... ¿cómo podía preguntarle sin que estallara de vergüenza delante de todos?


-Oye, quiero saber por qué no les dijiste nada de...tú sabes... –preguntó Kyungsoo en un susurro. Kai entendió de inmediato a qué se refería.


-¿Por qué? ¿Quieres que lo haga? –preguntó esbozando una media sonrisa y levantando una ceja.


-¡Por supuesto que no! –se alarmó.


-Bien, entonces ¿cuál es el problema?


-Bueno, es que en realidad no preguntaba por eso en específico. Es porque, la forma en que esquivaste el tema...tu actitud... ¿desde cuándo eres tan serio?


<<Oh, no ¿acaso se dio cuenta de que me está molestando el tobillo?>> pensó Kai.


-Desde siempre –respondió encogiéndose de hombros.


-No inventes –murmuró Kyungsoo severamente –Tú no eres así.


-Sí lo soy.


-No.


-¡Que sí lo soy! ¡Ah! –se quejó de repente por lo bajo: una fuerte puntada el tobillo lo había pillado con la guardia baja. Cerró un ojo con fuerza y trató de no hacer ninguna mueca para no alertar a los demás, no podía dejar que lo vieran. Pero desgraciadamente Kyungsoo lo escuchó.


-¿Qué te pasa? ¿Estás bien? –preguntó alarmado.


-Sí...no es nada...


No podía decirle, no esta vez.


-¿Seguro?


-Sí, no te preocupes.


-No me mientas, Kai...-lo regañó.


-No te miento. En serio estoy bien.


-Bien...-se rindió Kyungsoo, pero no muy convencido –Si te pasa algo, me lo dices ¿de acuerdo?


-Está bien, pero de verdad no tengo nada –se rió -¿Por qué de repente te preocupas tanto por mí?


-¡Siempre me preocupo por ti! –se ofendió el mayor. Aquella revelación dejó sorprendido al menor.


-Gracias...


-Ya, olvídalo...-resopló Kyungsoo poniendo los ojos en blanco, aunque era consciente de la tierna mirada del moreno; se sobresaltó cuando, sin previo aviso, Kai tomó su mano por debajo de la mesa y se la apretó cariñosamente guiñándole el ojo. El chico enrojeció ligeramente pero trató de disimular y continuar con su cena, lo que provocó una leve risita por parte del otro.


Cuando terminaron de cenar, la mayoría se fue a dormir, ya que el paseo del día los había dejado agotados a todos. Sólo Chen, Kyungsoo y Kai se quedaron levantados un rato más. Mientras que el menor estaba sentado en el sofá con el televisor encendido, los otros dos charlaban mientras terminaban de lavar la bajilla de la cena. En eso, Suho apareció en la sala y los mandó a la cama a los tres, ya que al día siguiente había que levantarse temprano. Chen se despidió de Kyungsoo y fue tras Suho a la habitación que compartía con Kris y Xiumin, quienes ya estaban profundamente dormidos, mientras que el líder volvió a entrar a la suya. Kyungsoo terminó de guardar unas últimas cosas en la alacena y luego fue a llamar al moreno que seguía en el sofá. Para su sorpresa estaba dormido. Se acercó a él y le extrañó ver que, a pesar de que estuviera dormido mantenía una dura expresión: tenía los ojos fuertemente cerrados y fruncía el ceño.


¿Estaba teniendo un mal sueño? O tal vez... ¿era otra cosa?


-¿Kai? Hey, despierta –llamó el mayor por lo bajo moviendo levemente el hombro del chico, quien abrió los ojos enseguida y su expresión se serenó al instante.


-¿Qué sucede? ¿Es tan tarde ya? –preguntó un poco soñoliento.


-Sí, ya es hora de ir a dormir.


-Está bien...


Ambos fueron al dormitorio, se cambiaron de ropa a oscuras para no despertar a Suho y luego cada uno se acostó. Ya luego en la cama, después de unos cuantos minutos, Kyungsoo luchaba por dormirse y cuando lo estaba logrando, una voz lo despertó:


-¿Kyungsoo? –sintió que una mano le tocaba el hombro -¿Ya estás dormido?


-No... ¿qué pasa? –estaba cansado y Kai venía a despertarlo ¡justo cuando estaba a punto de dormirse!


-¿Puedo dormir contigo? –preguntó. El mayor abrió los ojos de sopetón y luego suspiró. ¡Demonios! No podía ser que quisiera hacerlo de nuevo... ¡Ya lo habían hecho dos veces en el día, por todos los cielos! ¿Es que acaso nunca tenía suficiente?


-Kai no empieces, estoy cansado...-exhaló cerrando los ojos.


-Por fa-vor...-insistió el menor.


A Kyungsoo le resultó extraño que la voz del muchacho temblara de esa manera. Se giró en la cama dándose vuelta y cuando lo vio se dio cuenta que el chico estaba parado frente a él mientras apretaba su almohada contra su pecho. Todo su cuerpo se estremecía mientras unas cuantas lágrimas resbalaban por sus mejillas.


-Kai ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? –preguntó alarmado.


-Déjame dormir contigo, por favor...


Kyungsoo se hizo a un lado de inmediato en la cama y el más joven se sentó en el borde. No dijo nada y sólo se acostó de espaldas a Kyungsoo, mientras las lágrimas seguían corriendo libremente por su cara.


-Kai, dime qué te pasa. ¿Qué tienes? –volvió a preguntar, pero el menor sólo seguía llorando en silencio -¡Maldición! Por favor, dime qué tienes.


El moreno se dio vuelta y encaró al mayor con los ojos llenos de lágrimas.


-Me duele, Kyungsoo. ¡Me duele mucho! –logró decir en medio del llanto.


El más bajo se quedó unos minutos petrificado en el lugar sin entender, pero luego pasó por al lado del más alto y se sentó en el borde de la cama. Le arremangó un poco el pantalón y le quitó la media que tenía puesta ignorando las quejas. Se horrorizó al ver que el tobillo estaba más hinchado de cómo lo tenía en la tarde y la piel estaba cubierta de moretones.


Kyungsoo se sentía de lo más culpable, pensó que la caída en el dormitorio no había sido la gran cosa, pero al parecer se había equivocado. Sin decir más nada, salió de la habitación y fue a la cocina por hielo de nuevo, volvió y se sentó en la cama apoyando la bolsita con cuidado en el pie lastimado, mientras Kai cerraba los ojos tratando de aguantar el dolor, aunque de a ratos no lograba controlar sus lastimeros gemidos.


-¿Hace cuánto que estás así? ¿Por esto te quejaste en la cena? –preguntó Kyungsoo, el bailarín asintió en silencio –Me dijiste que estabas bien, ¿por qué me mentiste?


-Lo lamento Soo, de verdad lo siento –sollozó –No quería preocuparte, perdóname...


-Qué haremos contigo...–suspiró el mayor poniendo los ojos en blanco –Mañana te quedarás en casa, ni sueñes con ir a practicar con nosotros.


Al escuchar eso, Kai lo miró con espanto.


-¡No puedo! Los demás no saben de esto, se enterarán si no voy.


-¡Pues debiste decirles! ¿Cuántas veces te dije que no mantuvieras esto en secreto? –lo regañó –Está decidido, mañana no vendrás con nosotros.


-Por favor, Kyungsoo. No me hagas esto...-suplicó el moreno.


-¿Quieres curarte o no? ¡No puedes seguir lastimándote de esta manera! Yo me quedaré contigo mañana e inventaré alguna excusa, ahora duérmete. No te preocupes, ya pasará el dolor.


El menor no volvió a decir más nada, y tampoco volvió a quejarse, aunque gruesas lágrimas seguían resbalando por su cara. El más bajo no estaba seguro si era por lo que él le había dicho, o porque aún sentía dolor, o las dos cosas; pero aquello le preocupaba. Odiaba ver a Kai así, odiaba verlo lastimado y por sobretodo le partía el alma verlo llorar porque sabía que desde un principio fue su culpa que el chico se lastimara. A pesar de que el moreno fuera tan testarudo de no descansar estando lesionado, siempre fue su culpa.


Luego de un rato, cuando el hielo estaba casi derretido y la hinchazón alrededor del pie había desaparecido, Kyungsoo desvió la mirada del tobillo y observó el rostro de Kai: de nuevo lucía tranquilo y tenía los ojos cerrados, seguramente ya estaba dormido. Sintió alivio al verlo así. Cuidando de no despertarlo, lo tapó con la frazada y se recostó a su lado apoyando su cara frente a la contraria: estaban tan cerca que sus narices casi se tocaban. Lo observó con detenimiento, al estar acostado de lado, los hombros del menor subían y bajaban al compás lento y continuo de su respiración mientras que unos mechones de su cabello cubrían sus ojos. El más bajo estiró su brazo para correrlos de lugar.


-Kyungsoo...-murmuró el muchacho justo cuando los dedos del mayor rozaron su frente.


<< ¿Acaso no estaba dormido?>>


-Dime.


-Gracias...


Kyungsoo no contestó, sólo sonrió complacido.


-¿Soo? –volvió a llamar el menor luego de un rato, justo cuando el más bajo se estaba por dormir de nuevo.


-¿Qué pasa? –respondió medio dormido con los ojos cerrados pero los abrió cuando sintió una mano en su mejilla.


-Te amo...-confesó en un susurro casi inaudible.


Kyungsoo se quedó helado mirando sorprendido a Kai, quien tenía los ojos cerrados. ¿Acaso estaba dormido cuando dijo eso? Sin poder evitarlo, el mayor sintió como su corazón se aceleraba de gozo y latía desenfrenado. Seguía mirando a Kai esperando que dijera algo más o abriera los ojos y lo mirara –incluso una pequeña parte de su ser pensaba que tal vez le había hecho otra broma –pero no hubo ninguna reacción.


El menor no dijo más nada por un buen rato y su mano luego se deslizó lentamente por la mejilla del otro cayendo al final sobre la almohada entre medio de ellos, separando ambos rostros. Cuando el más bajo logró salir de su asombro –desilucionadamente –llegó a la conclusión de que evidentemente el chico estaba dormido cuando le dijo eso. Sin embargo no le importó; sonriendo abiertamente ante aquella revelación, apoyó su mano sobre la de Kai, cubriéndola con la suya.


-Yo también...te amo, Kai –susurró por lo bajo.


 
Notas finales:

SADASDASDASD -fangirl mode on!!! Vieron lo que dijo Kai?! De verdad lo dijo en serio?! Ay que emoción!!!!

En otras noticias, es un poco temprano para leer lemon no creen? 3:) jaja pues lo siento! 

Si creen que esa parte no fue tan buena debo confesar que aún me cuesta escribir este tipo de cosas pero hice mi mayor esfuerzo! ^^


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