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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

No creían que me iba a olvidar ¿verdad? jaja aquí está la actualización, espero les guste y la compartan. Tiene muchos saltos de escena así que ojalá no se pierdan sino que se mantengan al filo del suspenso 3:) -¡así sufren un rato! ok no jaja


Recuerden, de ustedes depende cuándo quieren el próximo capítulo que ya está terminado y listo para publicar ^^ Sólo compartan así este capítulo tiene muchas lecturas y más gente conoce la historia y se anima a leerla <3


Ahora sí, les dejo que lean con tranquilidad ;)

-Hacía tiempo que no te ayudaba en la cocina ¿verdad? –comentó Kai sonriendo.

-En realidad hacía mucho que no pasábamos tanto tiempo juntos –dijo Kyungsoo.

Ambos se encontraban tratando de preparar la cena para cuando llegara el resto del grupo, y la verdad lo intentaban puesto que a cada rato el moreno hacía alguna cosa que descolocaba al mayor y tenían que parar una y otra vez.

-Pasar tiempo juntos...pues la última vez fue cuando te ayudé a limpiar la casa ¿recuerdas?

-Sí, y también sé cómo terminó ese día –instigó con malicia.

-De la misma forma que hemos estado hoy –coincidió robándole un corto beso, provocándolo.

-No, Kai, basta –rió el más bajo.

-¿Por qué? –susurró en tono divertido contra el cuello contrario.

-Porque...la cena...

-Puede esperar.

-Si cocinaras a la velocidad del rayo te daría la razón, tonto. Pero picas las cebollas más lento que Sehun, y eso que él pone empeño –se burló. En ese momento, Kai cerró los ojos y se alejó.

-Ouch, eso dolió Do Kyungsoo –murmuró mirándolo de reojo al retomar su trabajo con la comida.

-Pues no esperes que me disculpe.

-Hay otras formas de hacerte pagar tu ofensa –aventuró lascivamente.

-Y con gusto te ayudaré –contraatacó.

-Oh, touché –se sorprendió el bailarín alzando una ceja –Estamos muy burlones el día de hoy, parece.

El mayor no contestó, pero rió.

-Pásame el bowl que está en la parte de más arriba de la alacena, por favor.

El muchacho obedeció, y abriendo las pequeñas puertas de madera, estiró el brazo para tomar el recipiente, sólo que ni él alcanzaba. Dio un pequeño salto y logró tomarlo, pero al volver a caer al piso se tambaleó. Arrugó el entrecejo adolorido y cerró los ojos unos segundos. Trató de ocultarlo y le pasó el bowl a Kyungsoo, pero cuando quiso volver a incorporarse, resbaló hacia atrás golpeando con la cintura la mesa moviéndola junto a las sillas.

-¡Maldita sea! –se quejó por lo bajo, el golpe le había dolido. Pero es que desde hacía horas el tobillo le palpitaba terriblemente y provocaba que sus movimientos se vieran entorpecidos.

-¡Kai! ¿Qué pasó? –preguntó el más bajo al darse cuenta, dejando de lado la comida.

-Nada. Estoy bien –lo cortó al instante.

-Ven, siéntate –invitó apartando una silla, el joven obedeció dejándose ayudar ya que le costaba moverse –Veamos ese tobillo.

-Ya te dije que estoy bien –protestó en cuanto el otro comenzó a sacarle el calzado –Soo, déjalo, sólo necesito sentarme un rato.

-No discutas –lo calló con autoridad. Al comprobar el mal estado del pie, Kyungsoo torció la boca -¿Tomaste los analgésicos que te compré?

-Aún no.

-Cabezota ¿por qué no?

-Lo olvidé.

-Tómate uno ya.

-No es para tanto.

-¡Ahora!

-Está bien, tranquilo. Lo haré –se rindió frente a la dura mirada que lo atravesó.

-Y de paso ve a acostarte. Te llamaré para la cena.

-Pero quiero ayudarte –se quejó haciendo halago de un tierno mohín.

-Yo puedo solo. Además, el analgésico te dejará algo mareado. Debes descansar. Cuando lleguen todos, te llamaré para cenar.

-Está bien. Avísame si necesitas algo –ofreció dándole un corto beso en los labios. Kyungsoo asintió.

Tomando la bolsa de la farmacia, sacó una de las cajas y fue al baño a servirse algo de agua. Una vez que tomó la pastilla, apoyó las manos en el lavatorio y, cerrando los ojos, suspiró. El tobillo le dolía como los mil demonios.

Pasados unos pocos minutos, el dolor fue disminuyendo gradualmente hasta que casi no sintió nada. Sin embargo, cuando abrió los ojos de repente se sentía muy cansado y algo mareado. El más bajo tenía razón, el analgésico le estaba provocando los efectos que le había dicho, sin embargo, al menos había dado en el clavo con el calmante: no le dolía el tobillo.

Tambaleándose, fue hasta su habitación y se dejó caer en la cama de Kyungsoo. El estupor era tan fuerte que se quedó dormido al momento que su cabeza tocó la almohada.

Un tiempo después, un fuerte ruido en la habitación lo despertó. Sumamente cansado, abrió un ojo y pudo identificar la borrosa figura de Kyungsoo. Estaba a pocos centímetros de la cama. Amacándose de un lado a otro, se agarraba la cabeza con ambas manos mientras murmuraba cosas inentendibles. Kai llegó a escuchar que sollozaba, eso lo despertó lo suficiente aunque debido al mareo no podía levantarse. En su lugar quiso tocar la mano del mayor, pero éste se alejó de la cama llorando.

-Lo lamento, Kai, por favor, perdóname –oyó que le decía.

-¿Por qué? ¿Qué sucede? –inquirió el moreno, estirando su mano para tocarlo, sin embargo no lo alcanzaba.

-Lo lamento...

-¿Por qué te disculpas?

-Es lo que debo hacer, lo siento.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando? –preguntó confundido intentando incorporarse, pero volvió a caer en la cama agotado y cerró los ojos –Dios, que mareo.

Cuando los volvió a abrir, Kyungsoo no estaba en la habitación y esta se encontraba a oscuras. La puerta del dormitorio estaba abierta pero ninguna luz venía de afuera y se escuchaba como una copiosa lluvia azotaba la ventana. Aturdido, el chico buscó su teléfono, eran las nueve treinta de la noche y nada se oía en la casa. No podía ser que el grupo no hubiera llegado todavía, o tal vez ya habían venido y habían vuelto a salir.

Con dificultad, se levantó de la cama y fue hasta el living. Nadie estaba allí.

Confundido, regresó a las habitaciones y las revisó una por una, pero no había rastro de sus amigos, estaba solo. Decidió enviarle un mensaje a Kyungsoo para preguntarle dónde estaba, pero la contestación nunca llegó. Ya algo enojado frente a la incompresible situación, llamó al celular de Suho, pero la llamada no conectó.

-¿Qué demonios está pasando aquí? ¿En dónde están todos? –dijo ofuscado, reparando en el perchero de la puerta de entrada. Le llamó la atención que las únicas prendas que faltaban eran la bufanda de Kyungsoo y sus zapatos, su paraguas tampoco estaba. Sin pensarlo dos veces y con una inexplicable inquietud que lo carcomía, el menor se calzó unas zapatillas blancas y se puso una campera de color negro. Salió de casa y bajó por el ascensor.

Una vez que llegó a la planta baja, salió a la galería del edificio, no llovía muy fuerte pero el clima seguía horrible. Poniéndose su capucha en la cabeza para no mojarse tanto, salió a la vereda y miró en ambas direcciones, pero nadie rondaba la calle a esa hora. Sin querer, volvió a fijar su vista hacia su derecha en dirección al parque y distinguió una pequeña figura caminando tambaleante en la noche. Esa forma de moverse... ¡era Kyungsoo!

-¿Soo? –llamó el bailarín. La silueta se detuvo unos segundos y se giró enfrentándolo, estaba muy lejos por lo que Kai no pudo ver su rostro, pero inmediatamente, el más bajo echó a correr –Oye ¡espera! ¿A dónde vas?

Rápidamente, el chico empezó a correr para seguirlo. A pesar de que el más bajo le llevaba la delantera, el menor logró alcanzarlo un poco, le gritaba una y otra vez que parara pero era inútil, no le hacía caso. Le resultó extraño que Kyungsoo se estuviera dirigiendo hacia la compañía, sin embargo, a último momento, cortó camino una cuadra antes de llegar al edificio por una estrecha calle.

Al no fijarse por dónde iba ya que tenía los ojos clavados en el muchacho, el bailarín pisaba cada charco de barro que había en la vereda, empapándose los jeans y ensuciando sus ropas y zapatillas. Al final de la calle, salieron a una plaza, era uno de los lados del parque donde siempre estaban, sólo que nunca habían recorrido esa parte. El lugar tenía una bonita fuente y a un lado, en la esquina, una alta torre con un reloj campana cerca de la punta; las agujas marcaban casi las diez de la noche. El mayor se detuvo ahí, mirando fijo el reloj y Kai frenó su corrida a unos pocos metros, observándolo extrañado. Esta vez estaba lo suficientemente cerca para verle la cara: tenía los ojos bañados en lágrimas y ambas manos en el pecho, pudo ver que tenía agarrada con fuerza la muñeca en donde tenía atada la pulsera que le había regalado.

-K-Kyungsoo... ¿qué estamos haciendo aquí? ¿Qué está pasando? –preguntó asustado, pero no recibió respuesta. Pasaron unos angustiosos segundos que al más joven le parecieron más largos de lo normal y luego, en silencio, vio como Kyungsoo dejaba caer su paraguas al suelo y caminaba hacia la calle, parándose en el medio de la misma, como esperando algo, mirando fijamente al frente. ¿Qué estaba haciendo?

A los pocos segundos, del otro lado de la calle, divisó una camioneta negra que se aproximaba a gran velocidad, iba en dirección hacia el más bajo, pero éste no se movía del lugar, se había quedado helado con la mirada clavada en el vehículo, si seguía ahí...

-¡Kyungsoo! –gritó a todo pulmón y, para su sorpresa, ésta vez el nombrado lo miró -¿Qué diablos haces? ¡Sal de ahí!

-No...no puedo...

El semáforo de la calle marcó luz roja, pero el vehículo no disminuyó la velocidad.

-¡¿Estás loco?! ¡Quítate del medio! –vociferó, pero el chico negó rotundamente. Con el corazón en la garganta y, a pesar de estar un poco lejos, Kai se lanzó hacia el joven, tenía que sacarlo de ahí, la camioneta estaba casi encima de él -¡Maldita sea, muévete Kyungsoo!

No llegaba...estaba demasiado lejos...no llegaría.

El mayor le sonrió una vez y, volviendo su cabeza al frente, cerró los ojos esperando el golpe.

-¡No! ¡Soo, no! ¡KYUNGSOO!

 

***

 

-Ah, muero de hambre. Espero que los chicos nos estén esperando con una rica cena –suspiró Sehun.

-Ojalá hayan hecho pasta –aventuró Chanyeol.

-Pero ya comimos eso la vez pasada –se quejó Xiumin.

-Sí, pero Kyungsoo la hace muy bien.

-En eso tienes razón.

Todos discutían sobre qué platillo comerían esa noche muy entusiasmados. Pero Chen y Baekhyun no participaban de la charla. Chen estaba hipnotizado con su teléfono, mandando constantes mensajes y trataba de comunicarse con alguien; pero, por lo que Baekhyun pudo ver, no tenía éxito.

-¿A quién llamas con tanta insistencia? –preguntó el mayor por fin, sobresaltando al otro.

-A Kyungsoo.

-¿Por qué? ¿Pasa algo?

-No...no es nada. Sólo quería avisarle que estamos en camino, pero parece que está muy ocupado. No contesta el teléfono desde hace un par de horas.

-Tal vez lo puso en silencio.

-Puede ser.

-De todas formas, no es imprescindible que sepa que estamos en camino ¿no crees?

-Sí, pero...sólo quería hablar con él. Me preocupa –suspiró, desviando la mirada hacia el frente.

-Tú también estás preocupado...-murmuró Baekhyun, tomándolo por sorpresa –Creí que era el único que pensaba que algo andaba mal con él.

-Todos lo pensamos, Baek. De la forma en que lo hemos visto estas últimas semanas es lógico.

-Sí, pero sé que tú sabes algo sobre eso.

-¿Yo? –inquirió, frenándose en seco -¿Por qué piensas eso? Yo no sé nada.

-Conozco a Kyungsoo mejor que nadie. Sé que si tiene un problema difícil de manejar, acaba por buscar ayuda aunque no la quiera. No vino a mí, por lo tanto las otras personas en las que podría confiar aparte de mí o Kai, son tú y Suho –explicó –Kai nunca supo nada y Suho al parecer tampoco. Sólo quedas tú. A ti te dijo algo ¿no es cierto?

El chico se quedó en blanco ante semejante perspicacia. Baekhyun había acertado, sin embargo había prometido guardar el secreto, no podía traicionar a Kyungsoo.

-Así es. Kyungsoo me dio su confianza –confirmó.

-Entonces ¿qué...?

-Pero no voy a faltar a ella –interrumpió –Él me pidió que no dijera nada y cumpliré.

-Sí, pero...

-Podrás preguntarle ahora que lleguemos a casa. Estoy seguro de que te contará.

El muchacho suspiró derrotado, pero su impaciencia se calmó al ver que ya estaban cerca, a tan sólo unos metros. Como siempre todo el grupo ingresó al hall y se dividieron para subir a los ascensores. Mientras que todos seguían hablando animadamente, Baekhyun pensaba en cómo podía hacer que su mejor amigo confesara qué clase de cadenas venía arrastrando desde hacía tanto tiempo hasta que llegaron al piso correspondiente. De improviso se puso nervioso, obviamente temía echar a perder a todo y no conseguir las respuestas que buscaba. Debía ser estricto pero tranquilo, amable, interesado pero al mismo tiempo no tanto. En resumen, no podía permitir que el menor supiera que estaba tratando de averiguar qué sucedía, ni que Chen le había dado una pista.

Cuando el líder estaba por digitar el código de la puerta para entrar, ésta se abrió de improviso. Quien apareció tras la abertura fue Kyungsoo. Estaba algo agitado y se asustó al ver a todos en el pasillo afuera.

-Oh, Kyungsoo –saludó Suho –Qué bueno que estás en casa.

-¿Qué hacen aquí? –preguntó con la voz temblorosa. Baekhyun notó algo raro al instante. El muchacho se veía tremendamente pálido y con los ojos desorbitados y enrojecidos. Temblaba ligeramente y parecía estar a punto de llorar.

-¿Qué clase de pregunta es esa? Terminamos la práctica. Kai dijo que se quedarían y nos esperarían con la cena ¿no es cierto?

En cuanto Kyungsoo escuchó el nombre de Kai, se estremeció y cerró los ojos con expresión consternada.

-La cena...sí...-respondió distraídamente –Está en la mesa.

-¡Qué bien! Morimos de hambre durante todo el trayecto –se alegró Sehun entrando a la casa. Todos lo imitaron y pasaron al lado de Kyungsoo, sólo que éste se quedó inmóvil y varios tropezaron con él sin querer. El muchacho se tambaleó, pero se quedó en su lugar con expresión ausente.

-Entremos entonces –invitó Suho a Chen y Baekhyun adentrándose al departamento.

-Yo...debo salir –dijo Kyungsoo.

-¿A ésta hora? –preguntó Baekhyun -¿A dónde?

-Necesito comprar medicina para Kai.

-¿Él se encuentra bien? –cuestionó Chen.

-Está en la habitación dormido. Le dolía el tobillo así que lo mandé a descansar. Iré a comprar algún calmante para que tome cuando despierte.

-De acuerdo. No demores. Llévate mi paraguas, está lloviendo –dijo Suho, tendiéndole el paraguas, sólo que el muchacho no lo aceptó y se despidió. Un par de lágrimas resbalaron de sus ojos justo cuando se dio vuelta, situación que Chen alcanzó a ver pero que no comprendió. ¿Qué estaba pasando?

-¿Vas a entrar o no? –lo apremió Suho.

-¿Eh? Sí...-respondió aturdido.

En cuanto entró a la casa, se sacó los zapatos y su abrigo. En ese momento se dio cuenta de que Kyungsoo había salido sin una campera, sólo tenía puesto un buzo y hacía mucho frío para ir desabrigado por la calle.

Todo el grupo se acomodó en la mesa y en el living esperando por la cena que Suho puso a calentar con la ayuda de Luhan y Xiumin. Un poco inquieto, Chen se dirigió hasta la habitación de Kyungsoo y Kai. La puerta no estaba cerrada pero la luz estaba apagada. Cuando se acercó pudo oír gemidos que venían de adentro. Asustado, se precipitó adentro y prendió la luz. Pudo ver que el moreno yacía en la cama del más bajo dormido, completamente bañado en sudor y se revolvía de un lado a otro. Jadeaba pesadamente y parecía estar teniendo una pesadilla. El mayor se acercó a la cama y se arrodilló tocando su hombro.

-¿Kai? Oye, despierta ¡Kai! –llamó un par de veces, pero el bailarín no despertó. Insistió por unos minutos, pero no hubo cambio alguno. Preocupado, fue hasta el pasillo y pidió ayuda -¡Suho, ven aquí! ¡De prisa!

-Soo...Muévete, quítate de en medio...-oyó que el más joven decía –Salte del medio de la calle, ¡Kyungsoo!

Al escuchar esas palabras, el mayor se quedó en blanco. ¿La calle? ¿Salir del medio? Horrorizado, se dio vuelta y clavó sus ojos en Kai, quien aún no despertaba justo cuando Suho y Baekhyun se precipitaron a la habitación.

 

***

 

Las puertas del ascensor se abrieron en el hall de abajo del edificio pero Kyungsoo no salió. Se quedó parado, inmóvil en su lugar con la mirada clavada en el vacío. Apenas parpadeaba, los ojos le ardían pero sabía que si los cerraba, esas imágenes del accidente invadirían su mente otra vez y no sería capaz de llevar a cabo su plan. Obligándose a continuar, salió del elevador y se dirigió hacia la puerta de entrada del edificio, la abrió y el gélido viento lo atravesó. Sintió mucho frío puesto que no llevaba un abrigo. Se cubrió con la capucha de su buzo y guardó sus manos en los bolsillos. Justo cuando se disponía a continuar su camino, su teléfono sonó; miró la pantalla y pudo ver que era Chen. Al instante cortó la llamada y dejó caer el teléfono al suelo que se astilló en una esquina producto del golpe. Acto seguido, dobló hacia un costado del edificio y se alejó en la lluviosa noche. Empezó a caminar sin rumbo, ni siquiera pensaba ni se percataba por dónde iba hasta que reconoció una tienda de tortas, había tomado el mismo camino que hacían todos los días para ir hacia la compañía. Bien, daba lo mismo por dónde iba, a fin de cuentas el destino era el mismo.

Continuó el recto camino hasta que cortó por una estrecha calle oscura. La misma estaba algo sucia y estaba llena de charcos de agua. Una vez que llegó al final de la misma, ésta desembocó en una bonita plaza. Estaba iluminada por las luces de las bellas farolas de hierro y algunas luces de colores en verdes, azules y amarillos que iluminaban los árboles y arbustos. Era un bonito lugar, se preguntó cómo no lo había visto antes. Recorrió lentamente con la mirada la zona hasta que a lo lejos reparó en un curioso banco de madera que estaba debajo de un árbol.

-Ese banco...-murmuró. Era el mismo en el que él y Kai se habían sentado aquel día en que habían tenido la pelea con las bolas de nieve. Sin querer, su mente le mostró unas pocas imágenes de ese recuerdo, pero lejos de angustiarse, Kyungsoo sonrió. Era lindo tener un último recuerdo bonito, en especial uno anterior a los demás recuerdos más hermosos que atesoraba.

Cuando se volvió a girar, dando la espalda a ese sitio, reparó en una gran fuente que se erigía frente a él. La misma estaba encendida y el agua que escurría por sus talladas piedras y estatuas lo calmó. Cerró los ojos respirando hondo y levantó la cara, permitiendo que la lluvia lo empapara. Aquello se sentía bien, al menos lo serenaba.

Repentinamente, el sonido de unas estridentes campanadas lo empujaron bruscamente a la realidad. En cuanto buscó el artefacto que hacía tan ruidoso sonido, se quedó en boquiabierto.

Era la torre del reloj.

 

***Flashback***

 

Apenas Kai se retiró, luego de tomar la bolsa con los analgésicos, Kyungsoo continuó preparando la cena. Escuchó que el moreno se encerró en el baño, pero la verdad era que estaba preocupado por otra cosa. Miró con impaciencia el reloj de la cocina que marcaba las nueve de la noche. Todos los días anteriores, siempre se había puesto nervioso en la noche pero hoy estaba especialmente inquieto. Tenía una desagradable y extraña sensación en el estómago de la cual no podía deshacerse.

Cuando se dio vuelta para dejar un par de platos en la mesa, vio que el menor salía del baño y entró a la habitación. El chico dejó lo que estaba haciendo y fue a la pieza también para preguntarle cómo estaba, pero no se esperaba que el chico se hubiera quedado dormido tan de repente en su cama. Sonriendo, se sentó en el suelo a su lado y lo observó dormir por varios minutos. Cerró los ojos por un momento al sentir algo de fatiga, envidiaba al bailarín que podía dormir tan plácidamente, sin embargo, su escaso momento de paz no duró cuando escuchó una risita a sus espaldas. Creyó que eran sus amigos, pero cuando se dio vuelta descubrió a Kai parado frente a él. Le resultó raro porque no había visto que se levantara, sin embargo le asustó la fría mirada que tenía en sus ojos oscuros, su semblante lucía extraño. Cuando lo miró con más detenimiento reparó en las sucias y manchadas ropas que traía puestas. Esa persona... ¡no era Kai!

-¿Qué es lo que quieres? –preguntó el más bajo con temor a la fantasmal figura. Ésta no le respondió y en su lugar sólo esbozó una malvada sonrisa para desaparecer al instante. Cuando Kyungsoo volvió a girarse, vio al verdadero Kai aún dormido frente a sus ojos y eso lo tranquilizó, pero cuando quiso acercarse a él, unas dolorosas puntadas nublaron su mente. Entre el torrente de imágenes mezcladas y voces que retumbaron en su cabeza, sólo pudo distinguir con claridad una frase 'Ya es hora'

Al comprenderlo, de inmediato miró al muchacho dormido y sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por qué hoy? No quería hacerlo, no quería irse, no quería abandonar a Kai, no ahora, pero...si no lo hacía...

Se revolvió los cabellos con fuerza, se sentía frustrado, dolido y triste ¿Por qué justo ahora que las cosas entre ellos estaban mejorando? Era el colmo ¿Por qué el destino se empecinaba en separarlos? ¡¿Por qué?!

Completamente abatido, pero decidido, se puso en pie.

-Lo lamento, Kai, por favor, perdóname –lloró besándolo en la frente. El chico se revolvió en sueños –Es lo que debo hacer, lo siento.

Y dicho eso salió de la pieza no sin antes revisar la hora en su teléfono: eran las nueve veinte de la noche.

 

***Fin del flashback***

 

Escuchando las últimas campanadas del reloj de la torre, Kyungsoo abrió los ojos y los fijó en la calle que tenía frente a él. Del otro lado, sobre la vereda opuesta pudo distinguir la borrosa y fantasmal figura que todo este tiempo lo había perturbado, la cual le devolvió una fría y vacía mirada acompañada de una malvada sonrisa.

Suspirando tristemente, el mayor caminó hacia aquella silueta y no se detuvo hasta que tan sólo unos pocos pasos lo separaron de aquella aparición creada por su mente. Al menos en esos momentos, extrañamente no se sentía tan solo. Cuando el sonido de un vehículo acercándose llegó hasta sus oídos, el chico se giró enfrentando a su ‘destino’. Sólo avistó la camioneta unos pocos segundos antes de que cerrara los ojos, aguardando…pero entonces…

-¡KYUNGSOO!

 

 

.:Continuará:.

 

 


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