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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

No creían que me iba a desaparecer demasiado tiempo verdad? Estaba considerando alargar un poco más la actualización pero les confieso que no aguanté y tuve que publicar jaja

Espero no me maten por lo que pasará ahora <3

Sin más que decir, les dejo disfrutar la lectura ^^

-Kai, despierta. Oye ¡reacciona! –insistía Suho, pero en vano –No lo entiendo, ¿cómo puede estar tan profundamente dormido?

El líder se mostraba notablemente preocupado por la condición del chico, y es que era aún más preocupante que no parara de repetir el nombre de Kyungsoo en sueños.

-Chen, ve a traer un poco de agua –sugirió Baekhyun. Pero el nombrado seguía helado en su lugar, observando al muchacho –¿Me oyes? ¡Hazme caso!

-¿Eh? Sí…

Cerró la boca, y salió de la habitación. Sacó su teléfono del bolsillo y llamó a Kyungsoo, pero la llamada se cortó al instante desviándose a la casilla de mensajes, eso significaba que el teléfono estaba apagado.

-Maldición, Kyung. ¿Qué has hecho? –murmuró. Recordó el mensaje que el chico le había enviado horas atrás, aquel que decía que había tomado una decisión. Eso significaba que…-Oh, no…

Actuando como si su cuerpo estuviera en piloto automático, fue hacia la cocina y llenó un gran bowl con agua helada, acto seguido fue por una toalla y luego volvió a entrar a la habitación. Suho remojó la tela y la puso en la frente del más alto, cambiándola cada tanto. No pasó mucho tiempo, hasta que el joven logró abrir un poco los ojos.

-Al fin. ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? –preguntó el líder. Pero el moreno no respondió. Estaba algo mareado y completamente aturdido. Por unos segundos no supo dónde estaba, pero entonces se incorporó rápidamente –Hey, ¡despacio!

-Kyungsoo, ¿en dónde está Kyungsoo? –cuestionó frenéticamente, mirando para todos lados.

-¿Por qué preguntas por él? –inquirió Baekhyun.

-Tengo que hablar con él, necesito decirle que…

-Él no está Kai. Fue a comprarte medicina para tu tobillo. Salió hace un rato, tranquilo, ya volverá –explicó Suho.

-Kyungsoo compró los analgésicos esta mañana cuando desapareció. Esa fue la razón de que se fuera hoy y luego lo encontré en el parque, cuando te envié el mensaje –dijo el menor, dirigiéndose a Baekhyun a lo último.

-Pero él dijo recién que… ¿A dónde habrá ido a estas horas tan tarde, entonces? Son casi las diez la noche.

-¿Qué has dicho? ¿Las diez? –repite Kai como ido. Súbitamente mira por la ventana, está lloviendo. Cuando lo comprende, su expresión se transfigura por el terror –No…

Como un rayo, se levanta, sale de la habitación y se dirige hacia la puerta de entrada, ignorando las miradas atónitas de todos. Sólo alcanza a ponerse unas zapatillas blancas y deja su abrigo en el perchero junto con el paraguas. No hay tiempo para eso.

-¡Kai! ¿A dónde vas? ¡Kai! –llama Baekhyun, pero cuando logra alcanzar la puerta, ésta se cierra de un portazo.

-¿Qué sucede, Baek? –pregunta Chanyeol -¿Qué pasó con Kai?

-Es lo que quisiera saber. No lo entiendo ¿Por qué se fue así?

-Fue a buscar a Kyungsoo –murmuró Chen.

-Pero ¿por qué no lo esperó aquí? Sólo fue a hacer un mandado –objetó Luhan.

-Es que…-el muchacho no podía ocultar la tensión. Mordiéndose el labio, suspiró –Les contaré…

 

 

***

 

 

La columna de piedras y ladrillos se levantaba alta e imponente delante de él. Tantas veces había visto esa torre en sueños e incluso la había visto desde lejos en la terraza del edificio de la compañía, pero el tenerla frente a sus ojos ahora, le provocaba una extraña sensación.

Ya estaba en el lugar, había hecho todo el camino hasta ahí. Debía acabar con esto de una vez, pensó cerrando los ojos.

Las campanadas que marcaban las diez de la noche sonaban cual trueno. El muchacho giró sobre sus talones caminando hacia la calle mientras su mano izquierda estaba apoyada en su pecho, fuertemente apresada por su otra mano, cubriendo cierta pulsera que se encontraba amarrada en su muñeca.

Algunas palabras resonaron en su cabeza, recordando aquel día en la terraza estando con Kai, cuando le hizo ese regalo “Siempre estaremos juntos. No importa donde estemos” le había dicho. Pero el mayor sonrió con amargura, ya que eso era una mentira, el bailarín no estaba con él en esos momentos, no lo sentía junto a él y no volverían a estar juntos.

Se detuvo justo al borde de la calle y miró a ambos lados de la misma, ningún vehículo se veía a la distancia; sin embargo, cuando vio hacia el frente, descubrió la fantasmal figura del Kai de sus sueños. Con sus ropas sucias, lo observaba desde el otro lado de la calle con una sonrisa maliciosa. En un momento, giró su cabeza hacia su derecha y Kyungsoo miró en la misma dirección: un auto se veía a lo lejos.

La aparición volvió a fijar su malévola mirada en el más bajo.

<<Vamos, hazlo>> lo instó <<Ya llegaste hasta aquí, termina tu trabajo>>

-Pero…

<<Es la única opción que tienes. Sólo así podrás salvarme>>

-¿Salvarte? –repitió –Que te salve significa que terminemos separados, para siempre. Significa que no volveré a verte. Ni a Baekhyun, ni a los chicos…Me quedaré solo…

Al comprender esa conclusión, un vacío enorme ocupó todo su ser. ¿Quedarse solo? Él no quería quedarse solo, quería estar con sus amigos, estar con Kai…pero…

Extrañamente, de improviso, sus sentimientos se esfumaron casi por completo. Nada quedaba en su mente, como si en un chasquido, todo hubiera desaparecido, todo excepto una cosa, un nombre, una persona.

<<Siempre estuviste solo. Todos te dieron la espalda cuando más los necesitaste ¿recuerdas? <<siguió el fantasma, atrapando la atención del otro>> Además, aún así estabas decidido. ¿Qué pasó, Kyungsoo? ¿Acaso ahora te acobardas? >> se burló <<¿Ya no te importo?

Esa última frase devolvió al más bajo a la realidad. ¿No importarle Kai? ¡Mentira! Todo lo que había hecho había sido por él, porque lo amaba.

-Sí, me importas. Más que nada en este mundo –dijo con firmeza.

<<Entonces ¿qué esperas? ¡Hazlo!>>

El chico miraba el auto y a la borrosa figura que empezaba a desaparecer simultáneamente. Tenía miedo, estaba aterrado, pero ya no había marcha atrás. Decidido, cruzó la calle y se paró en el medio de la misma. Miró por última vez al fantasma de sus visiones, que sonrió satisfecho. Qué patético era que lo último que vería de Kai sería una malvada creación de su mente, una casi transparente, con alguien parado atrás de la misma. No tenía idea de quién sería, pero Kyungsoo pensó que tal vez esa persona podría avisar a sus amigos cuando todo terminara.

Volvió a mirar al frente y cerró los ojos. Todos los sonidos de su alrededor se apagaron al verse envuelto por un silencio sepulcral, uno que a los pocos segundos se rompió por una fuerte voz, un grito.

-¡KYUNGSOO!

<<Esa voz…yo conozco esa voz>>

Abrió los ojos confundido y giró su cabeza hacia el lugar de dónde había venido el grito. Sus ojos no dieron crédito a lo que veía, no podía ser… ¿Acaso su mente le estaba jugando una mala pasada? ¿Se estaba burlando de él? Era imposible…En el lugar donde unos momentos había estado parado el fantasma, había una persona, y esa persona era…

-Kai –exhaló en un susurro, sonriendo. No era una aparición, no era aquella figura malévola que siempre lo perseguía. Quien tenía frente a él era al verdadero Kai –Estás aquí…de verdad eres tú…

-Te dije que siempre estaría contigo ¿verdad? Te lo prometí –le dijo, acercándose unos pasos.

Kyungsoo sonrió, pero su semblante se volvió serio en seguida.

-Tantas promesas me has hecho y yo nunca pude cumplirte ninguna. Sin embargo, hay una que sí cumpliré y es protegerte. Debo proteger lo más importante para mí.

-¡No, Soo! –gritó el moreno desesperado al ver que el pequeño volvía a alejarse de él -¡No tienes que sacrificarte por mí! Lo sé todo. Ya no tienes que ocultarlo más –insistió.

-¿Qué dices? –replicó confundido.

-Sé por lo que pasaste y por lo que estás pasando. No tienes que hacerlo –al ver que el muchacho seguía mirándolo desconcertado, decidió confesar –Un estúpido sueño no marca tu destino, nuestro destino es estar juntos. Por favor, no nos hagas esto.

-¿De qué estás hablando? No comprendo.

El bailarín suspiró, aunque su miedo aumentaba con cada segundo que pasaba. Si no convencía a Kyungsoo pronto de que abandonara sus planes…

-Por qué estabas siempre tan angustiado, por qué estabas enfermo, la razón de que te alejaras de mí –con cada palabra, se iba acercando un paso más, con cautela –Querías protegerme. Por eso actuaste de esta forma por tanto tiempo. Lamento no haber confiado en ti, lamento no haberme dado cuenta antes. Pero ahora lo sé.

-¿Sabes qué?

-Tu sueño, tu premonición…

El más bajo abrió los ojos grandes como platos al escucharlo. ¿Cómo era que Kai sabía aquello? No podía ser…Sin embargo, no importaba cómo se había enterado, si estaba allí significaba que su sueño aún podía cumplirse, y él no lo iba a permitir.

-Si ya lo sabes, entonces entenderás que tengo que hacer esto –dijo caminando hacia atrás, posicionándose exactamente en el medio de la calle.

-Pero, Soo…–suplicó. De repente, una cegadora luz blanca iluminó todo a su alrededor. Una camioneta negra se aproximaba a toda velocidad hacia ellos –Dios, ¡sal de ahí!

-Perdóname.

-¡Maldición! ¡NO! –rugió lanzándose hacia el más bajo.

El gritó quebró la noche, seguido de un chirrido de cubiertas friccionando el asfalto que culminó con un duro y seco golpe. Después de eso, dolor…mucho dolor…hasta que la oscuridad disipó cualquier sensación.

 

 

Kyungsoo despertó con un terrible dolor de cabeza. Intentó abrir los ojos y le extrañó que, al hacerlo, todo se veía raro: veía muy borroso y se sentía mareado. Con dificultad se incorporó y sus ojos revolotearon por todo el lugar.

Recorrió la escena con la mirada y reparó en un vehículo de color negro estacionado a varios metros de él, sin embargo estaba tan aturdido que prácticamente no recordaba qué le había pasado ni qué estaba sucediendo. ¿Acaso esa camioneta había estado a punto de arrollarlo? Eso era imposible, no tenía ningún raspón ni magulladura, al menos no que él viera. La cabeza le dolía muchísimo, sí, pero aparte de eso, estaba bien. Sin embargo, el frente de la camioneta estaba destrozado.

Frunció el ceño tratando de recordar mientras observaba la zona en busca de pistas, hasta que sus ojos divisaron a alguien tirado cerca del vehículo. Todavía atontado, se levantó como pudo para revisar, y es que aún no entendía qué había pasado. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca como para ver de quién se trataba, sintió que el alma se le iba a los pies y prácticamente dejó de respirar.

Quien estaba en el suelo y, aparentemente inconsciente, era Kai.

Los recuerdos se precipitaron como una cascada enfurecida en su mente y de inmediato comprendió todo. Kyungsoo comenzó a temblar histéricamente, todo su cuerpo se estremecía. Sus pensamientos estaban en blanco y su vista no enfocaba otra cosa que no fuera al moreno.

<<No es él…Esto no está pasando…la premonición…yo, yo lo iba a salvar, él no estaba cerca de mí cuando la camioneta me atropelló, estaba al otro lado de la calle, él… ¡Esto no es verdad!>>

Se dejó caer al lado del muchacho y apenas tocó su rostro temblorosamente. Notó una profunda herida abierta en el costado de su frente, de la que manaba un viscoso líquido carmesí igual al que se encontraba alrededor de su cabeza en el asfalto.

Esto era como de una película, toda la escena se veía teñida de rojo, como si la cinta tuviera un filtro de aquel color, lo que Kyungsoo veía no podía ser verdad, él no lo creía, no quería creerlo; sin embargo no importaba cuánto quisiera convencer a su mente de aquello, lo que veían sus ojos era la realidad.

<<Yo estaba en el medio de la calle, lejos de él, muy lejos. No tenía tiempo de…yo debía salvarlo, yo no…yo no pude salvarlo…>>

-¿K-Kai? –llamó con la voz entrecortada, sin darse cuenta apoyando su mano pesadamente sobre las costillas del nombrado. Al instante, un leve quejido respondió a su llamado y el chico abrió lentamente los ojos.

-¿Kyungsoo? Mi Kyungsoo –sonrió alzando su mano para acariciar la mejilla contraria. Su voz apenas era audible, pero bastó para que el mayor regresara al ahora y comprendiera la gravedad de la situación.

-No…no te muevas. Necesitas ayuda, iré a buscar a alguien por aquí cerca y regresaré en un momento, yo regresaré –soltó atolondradamente. Estaba demasiado nervioso y no paraba de temblar.

La expresión del bailarín se ensombreció al escucharlo.

-No vayas.

-¡¿Cómo que no vaya?! ¿No entiendes lo que te digo? Estás herido.

-Estoy bien.

-¡Claro que no! Te acaba de atropellar un auto ¿y me dices que estás bien? –gritó alterado, pero se calló en cuanto Kai tomó su mano.

-Quiero que…te quedes a mi lado –susurró. Más que pidiendo, se lo estaba suplicando.

-Pero…

-Por favor.

¿Qué diantres pasaba con Kai? ¿Por qué no lo dejaba ir en busca de ayuda? Su mente le decía que se negara a su petición, pero su corazón le indicaba lo contrario.

-De acuerdo, no me iré –resolvió –pero no puedes quedarte aquí, necesitas ir a un hospital.

-Tú… ¿estás bien? –interrumpió ignorándolo.

-¿De qué hablas? Claro que estoy bien.

Kai sonrió débilmente frente a la afirmación.

-Qué alivio… ¡Ay, demonios! –gritó sin poder contenerse. El costado le ardía terriblemente.

-¿Qué sucede? –preguntó Kyungsoo asustado, sin embargo Kai no contestó. Desesperado, lo revisó, buscando alguna herida o golpe cuando, sin querer, rozó las costillas del muchacho y este se desgarró la garganta en un grito, dándole un indicio de qué tenía.

Rápidamente, hizo a un lado las ropas del muchacho y notó que todo el costado de su cuerpo estaba de color morado a la altura de las costillas. Seguramente estaban rotas y, por los moretones que tenía, significaba que podría haber sangrado interno. ¡Si no recibía ayuda pronto, moriría! Buscó su teléfono para llamar a una ambulancia, pero recordó que no lo tenía encima.

-Duele…Soo, duele mucho –exhaló trabajosamente, arrugando el entrecejo.

-Está bien, respira lento ¿sí? Escúchame, tengo que buscar ayuda, volveré lo más rápido que pueda.

-No…

-No estás en condiciones de decirme qué hacer –lo regañó –te prometo que volveré en un santiamén y estarás bien.

-No tiene caso.

-Puedes tener una hemorragia interna por culpa de un hueso roto, ¡necesitas un médico ya! –se exasperó.

-Kyungsoo…

-Estarás bien –intentó tranquilizarlo, podía ver el miedo en la mirada de Kai y notaba que con cada segundo que pasaba, empeoraba cada vez más. Sin perder tiempo, revolvió los bolsillos del buzo del más alto buscando su teléfono, ignorando sus quejas. Lo encontró y vio que estaba roto, rogó que al menos funcionara y por suerte todavía podía usarlo. Sólo atinó a activar el GPS y marcó el número de emergencias para que pudieran encontrarlos.  

-Estoy cansado… -oyó que Kai susurraba.

-Lo sé, pero trata de mantente despierto, por favor. Tenemos que esperar a la ambulancia, sólo hay que esperar unos minutos –repetía una y otra vez sin quitarle los ojos de encima. Le frustraba que su voz sonara a punto de quebrarse y sus manos temblaran tanto, debía mantenerse sereno pero no lo estaba logrando.

El menor asintió. Podía intentarlo, pero honestamente no tenía esperanzas; sentía demasiado sueño, estaba agotado y el dolor era muy agudo. En silencio, súbitamente comenzó a llorar, no lo soportaba, de verdad que no podía.

Al ver al menor en ese estado, Kyungsoo se posicionó más cerca de él y apoyó la cabeza del chico en sus piernas, tan sólo acurrucándolo un poco en su regazo, al tiempo que tomaba una de sus manos y la entrelazaba con la suya.

-Estoy aquí…tranquilo, estoy contigo –le susurró al borde del llanto. Kai no dijo nada, pero asintió.

Ambos se quedaron en silencio unos minutos hasta que el bailarín escuchó a Kyungsoo cantar por lo bajo, no entendía muy bien lo que decía pero sí alcanzaba a distinguir una melodía, una que lo serenó un poco. Cuando se calmó, cerró los ojos y logró escuchar lo que el mayor decía: ‘Estoy tan agradecido de todos los días que estás aquí, eres un regalo de Dios. Cuando el día de hoy pase, todo se podría poner incómodo otra vez, pero ¿sabes lo mucho que significas para mí? Sólo escúchame que seguiré cantando para ti. Ese es mi sueño ¿recuerdas? Nuestro sueño, así que cantaré para tí’*

Una gota de agua cayó en la mejilla de Kai y éste abrió los ojos confundido, no eran las frías y grandes gotas de la lluvia que los envolvía la que había tocado su piel, ésta era tibia. Cuando enfocó su borrosa vista en el más bajo, se dio cuenta que había dejado de cantar. Lentamente estiró el brazo y posó su mano en la mejilla del mayor borrando con sus dedos el curso de otra lágrima que caía.

-¿Por qué estás llorando? No quiero…que llores, Soo.

El nombrado dejó escapar un sollozo bastante audible.

-¡Tonto! No estoy llorando, sólo me entró algo en el ojo –se excusó, aunque sabía lo estúpido que eso había sonado.

El más alto sonrió levemente.

-Discúlpame...

-¿Por qué? –inquirió, mirándolo a los ojos.

-Pues, parece que…al final, no podré cumplir la promesa de que volvamos al mirador.

Al escuchar eso, el pequeño sintió que algo se rompía dentro de él, un dolor agonizante se apoderó de su ser e incontables lágrimas resbalaron por sus mejillas.

-No digas tonterías. Sí vamos a volver. Iremos en cuanto te recuperes de esta. Mañana a esta hora estaremos allí, lo prometo.

Kai no dijo nada, pero lo miró con ternura, como si hubiera ignorado lo que el más bajo acababa de decir. De hecho, el moreno parecía estar sumido en otro mundo.

-¿Sabes que te amo, Soo? Te amo mucho…

-¡No! ¡Cállate! –explotó –¡No quiero escuchar esas palabras viniendo de ti ahora!

-No quiero que te pongas triste cuando me vaya…Siempre estaré a tu lado, lo prometo…-el susurro fue tan débil, que apenas fue audible.

-¡Basta! ¡No te atrevas a despedirte! No vas a morir, sólo aguanta, aguanta por favor.

Pero el más alto no contestó, ya no tenía fuerzas para hablar. Estaba demasiado cansado. Sus ojos se cerraron sólo un poco y el mayor entró en pánico.

-¡No! ¡Por favor no me hagas esto! –gritó con desesperación –No me puedes dejar... ¿Sabes lo solo que me sentía antes de conocerte? De verdad te necesito. Te lo suplico, no puedo vivir sin ti, no me dejes. Te amo ¡Dios! ¡Te amo tanto!

Pero ya no obtuvo respuesta. Llorando, acercó sus labios a los contrarios y los besó, sintió que el más joven correspondió levemente por un momento, pero luego…nada…

Se alejó de él y vio con horror que ya no respiraba. Volvió a agacharse besándolo repetidas veces pero no había reacción alguna. La mano que sostenía, dejó de apretar la suya y se deslizó a un costado, cayendo inerte al suelo.

-¡No, no, no, no! –gimió abrazándolo con fuerza, mientras le acariciaba la mejilla –No te vayas. Despierta, por favor. No me dejes solo, vuelve, Kai. Vuelve.

Temblando, lo levantó un poco para acunarlo entre sus brazos y hamacarlo mientras le suplicaba que abriera los ojos. Súbitamente miró a su alrededor y notó que tanto sus ropas como las del bailarín estaban manchadas de sangre, sólo entonces fue cuando se dio cuenta que la sangre en su ropa no era sólo del menor, provenía de él también. Lloró aún más fuerte, desgarrándose la garganta, eso ya no le importaba. En lo único en que pensaba era en que no pudo salvarlo, lo intentó pero no pudo.

Kai se había ido y era su culpa.

A lo lejos escuchó unas sirenas. Tal vez era la policía o una ambulancia pero ¿qué caso tenía que aparecieran ahora? Ya era demasiado tarde.

Kyungsoo no tenía fuerzas ni para gritar o para pedir ayuda. Cuando comenzó a sentirse mareado, pensó que al fin se estaba muriendo. Cuando todo se oscureció y cayó al suelo al lado de Kai, sonrió complacido. Al menos ambos estarían juntos en el otro lado. No quería vivir una vida sin él...No quería volver a la soledad.

Kyungsoo no quería quedarse solo otra vez.

 

 

*Parte de la letra pertenece al tema Sing for You de Exo, aunque las últimas palabras fueron un agregado mío.


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