Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Premonition (KaiSoo) por DebyMil

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda, aquí estoy ^^ Bien me disculpo nuevamente por demorarme tanto, otra vez.


Este capítulo se divide en dos partes y está contado en primera persona por Kai. Creí que sería buena idea darles un atisbo de los sentimientos de este personaje a lo largo de todo lo que ha pasado, siendo que siempre nos centramos en Kyungsoo, esta vez sólo se trata de Kai.


Espero disfruten y recuerden cada acontecimiento del fic con este capítulo ^^ me encantaría saber sus reacciones con esta reseña, qué sintieron o pensaron. De verdad sus comentarios son los que hacen posible la continuación de la historia. No olviden dejar alguno ^^


Ahora sí, disfruten!

Si hace un año atrás me hubieran dicho que terminaría formando parte de un grupo de idols a debutar bajo el nombre de Exo, juro que no lo había creído. Si me hubieran dicho que terminaría ganando tantos buenos amigos y compañeros de equipo, tampoco lo hubiera creído. Pero nada hubiera resultado más inverosímil, que saber que detrás de todo esto, acabaría por encontrar a la persona que amo.


Ahora viene a mi mente aquel primer día que te vi. Estaba nervioso. Me habían hecho esperar durante mucho tiempo en una sala vacía para conocer a mis nuevos compañeros de grupo. Recuerdo que esperé mucho tiempo pero nadie vino en un largo rato, así que encendí el reproductor de música y comencé a bailar.


Bailar para mí no fue sólo para pasar el rato, bailar es mi pasión, es lo que más me gusta hacer. Cuando bailo, me olvido de quién soy y de lo que me rodea. Por eso, no me di cuenta cuando once chicos entraron a la sala y me sorprendieron. Admito que fue un momento de lo más incómodo porque no conocía a nadie, veía sus caras pero sólo observaba incredulidad en todos los ojos que me miraban. Excepto en un par.


Un par de ojos, me miraban diferente de los demás y eso captó mi atención. Aquellos ojos no eran como los otros, estos eran más grandes y más profundos. Sentía que ese par de irises me atravesaban con la mirada y yo no podía dejar de verlos. Esa mirada denotaba curiosidad, pero también recelo. Hubiera mirado esos ojos todo el día de no ser porque el líder del grupo sugirió que todos nos presentáramos. Yo soy muy reservado, así que sólo dije mi nombre 'Kim Jongin', pero aventuré a que podían llamarme de forma informal como Kai.


Me agradó mucho la recibida que me dieron y estuve contento de ver que todos fueron tan amables conmigo. Sin embargo, tantas presentaciones y cumplidos sobre mi pequeño baile no me resultaron interesantes. Yo sólo quería conocer al chico de ojos enormes y labios con forma de corazón.


¿Pueden creer que una persona tenga los labios de esa forma? ¡Es demasiado adorable! Creí que su personalidad iría de la mano con su apariencia: tierna. Pero me equivoqué.


Atiné a tratar de estrechar la mano de ese muchacho y lo vi a los ojos, sin embargo mi alegre semblante no fue bien recibido por él.


'Soy Kyungsoo, es un placer Kim Jongin'


Dijiste esas palabras con frialdad y luego te fuiste. No lo entendí al principio. Era la primera vez que nos veíamos y unos pocos minutos atrás me mirabas con sorpresa e interés, pero de repente parecías incómodo, enojado.


No querías conocerme.


El chico más alto del grupo, Chanyeol, dijo que no debía pensar que algo malo pasaba, que eras buena persona, sólo que bastante tímido al principio, así que me alivié. Después de todo no eras tan diferente a mí.


Decidí que quería hacer bien las cosas así que cuando Suho sugirió que volviéramos a casa, me propuse aprovechar para entablar conversación contigo. No te imaginas los nervios que pasé esperando que llegaras. Cuando escuché que alguien digitaba el código de la puerta de entrada, corrí a darte la bienvenida, sabía que eras tú y quería dar una buena impresión, pero por accidente lo eché a perder cuando chocaste conmigo. No creí que fuera la gran cosa así que traté de disculparme, pero te veías tan enfadado por encontrar a un 'extraño' en casa, que no supe qué decir frente a tus negativas. Quería explicarte, pero los nervios controlaban mi habla y sólo logré expresar balbuceos –algo que me molestó, no entendía por qué estaba tan nervioso, y en especial contigo –aquello sólo logró ofuscarte más, así que pensé que debía desistir de mis intentos por amigarme contigo, al menos por el momento.


Me encerré en el cuarto a pensar y comprendí que tal vez habías tenido razón al enojarte por el susto que te provoqué, pero no me esperaba que tu enojo fuera tan grande. Por accidente, te oí decir que yo no te agradaba y que preferías que no me hubiera unido al grupo, no me querías en el. Eso me hizo sentir muy mal, tan mal que azoté la puerta de la habitación delatando que había escuchado toda la conversación. Estaba muy desilusionado, sin embargo no quería darme por vencido contigo, algo me decía que no lo hiciera. ¿Qué era ese algo? Pues...en ese momento no tenía idea, pero con el tiempo después lo comprendí.


Recostado en la cama, con la mirada fija en la pared, confieso que sólo pensaba en ti. Añoraba que entraras a la habitación y pudiéramos charlar, es que quería conocerte de verdad, y, como si mi deseo se hubiera cumplido, entraste; sólo que no por la razón que esperaba. Aunque no me quejo, si no te hubieras cortado el dedo, no hubiera disfrutado del corto momento de ternura que me provocaste cuando saltabas una y otra vez para alcanzar el botiquín de primeros auxilios.


¿Por qué recuerdo esta parte? Pues, porque fue en ese momento que algo dentro de mí se encendió. No lo comprendía todavía, pero sólo sabía que desde ese momento ya no volvería a pensar en otra persona que no fueras tú, ni volvería a mirar otros ojos que no fueran los tuyos. Como si mi mente hubiera hecho un click, y a partir de entonces algo en mí cambió.


Algo me impulsó a reintentar entablar relaciones, pero ¿qué pasó? Así es...lo arruiné otra vez. No fue mi culpa que el estante del armario se descalzara y una enorme caja cayera sobre tu mano lastimándola, yo no tuve nada que ver, pero me sentí culpable de todas formas al verte herido.


Quise ayudarte, pero tú no quisiste, no me dejaste. En cambio me acusaste de haber provocado el accidente. Los gritos atrajeron al resto del grupo y cuando quise explicarles lo que en realidad había pasado, dijiste lo que jamás me hubiera imaginado.


'Las cosas han ido de mal en peor desde que apareciste. ¡¿Por qué no nos haces un favor a todos y te largas de nuestras vidas?! –fueron tus palabras.


Yo...no entendía tu enojo. ¿Tan sólo por un accidente reaccionabas así? Estaba a punto de pedirte explicaciones, pero tu envenenada y enfurecida mirada me asustó. Suena increíble pero, a partir de ese momento, comencé a tenerte miedo y lo único que quería era alejarme de ti. Así que me fui, te di el gusto, me fui. ¿A dónde? Al único lugar donde podía ser yo mismo y descargarme sin ser molestado. Sí, exactamente, fui a la compañía.


Era muy tarde en la noche y me había mojado con la lluvia. Creí que el edificio estaría cerrado, pero por suerte logré entrar. Enojado tomé el ascensor hasta el último piso y busqué una sala de ensayo que estuviera abierta. Durante varias horas me dediqué a descargar mi frustración bailando, sin embargo estaba tan enojado que no lograba sacar un solo paso de baile sin errar, lo que provocó que me cayera y me doblara el tobillo. Aquello sólo acrecentó mi furia, mentiría si dijera que en esos momentos no estaba enfadado contigo Kyungsoo, de verdad te estaba odiando. Pero más me odiaba a mi mismo por no lograr acercarme a ti. Cuanto más lo pensaba, más me enojaba, pero entonces recordé la primera mirada que me diste esa mañana, cuando recién nos conocimos. Esos ojos...no me habían mirado con odio al principio, sino con interés. Quería volver a ver esa mirada curiosa, ese era el primer paso para arreglar las cosas, así lo decidí.


Después de sentirme mejor conmigo mismo, logré bailar bien otra vez, lo cual me alegró. Al ver la hora me di cuenta que era demasiado tarde, debía volver, así que tomé mi chaqueta y me dispuse a salir, pero la tormenta que azotaba la noche cortó la luz del edificio, así que tuve que bajar las escaleras a oscuras porque tampoco tenía batería en mi celular como para iluminar por dónde pisaba, además de que inexplicablemente me sentía muy mal, tenía mucho frío y me sentía cansado además de que sudaba mucho, como si tuviera un fuerte resfriado. Para colmo como si todos los astros se hubieran alineado en mi contra, tropecé y rodé escaleras abajo.


Me debo haber golpeado la cabeza muy fuerte en plena caída porque cuando abrí los ojos, me di cuenta que estaba en el descanso de la escalera y, ¡vaya sorpresa! tú estabas a mi lado, pero...estabas llorando.


¿Kyungsoo llorando? El hyung malo que siempre se veía molesto ¿estaba llorando y repetía mi nombre? ¡Qué loco!


Sin comprender nada, te pregunté qué hacías en la compañía y comenzaste a regañarme, a gritar como desquiciado y eso me cayó mal. ¿Sólo habías venido a buscarme para retarme por haberme ido en medio de la noche? Si era por eso, entonces no quería verte, quería irme y estar solo. Aunque para mi mala suerte, no podía caminar. Algo me había hecho en el pie, dolía tanto que no podía moverme. Tú te preocupaste al instante pero traté de disimularlo, no quería que lo supieras así que te dije que estaba bien. Quizás intuiste que te mentía o quizás no, pero lo cierto es que no insististe y fuiste a buscar a los demás. Me quedé esperando hasta que Kris, Suho, Tao, Lay, Sehun y tú subieron.


Obviamente pidieron explicaciones pero, desde ese momento, la verdad es que no recuerdo demasiado. Sólo que me sentía cada vez peor. Vagamente recuerdo que me llamabas y me mirabas con ojos llorosos, nada más. Sin embargo, algo me tranquilizó: el que hubieras ido a buscarme con los demás después de que me fuera, significaba que yo te importaba en algo. Tal vez...no eras tan malo como aparentabas.


Al día siguiente cuando desperté, en un principio creí que seguía soñando. Para empezar ambos estábamos solos, cosa que me incomodó, pero al ver que tu actitud conmigo había cambiado completamente, me desconcertó...la verdad pensé que estabas loco o el loco era yo. Es que no parecías enojado conmigo e incluso me preparaste el desayuno. Comencé a ponerme feliz, hasta que reparé en tu mano lastimada. De inmediato me sentí culpable, todo el lío generado la noche anterior había sido por mi culpa. Sin embargo, me dijiste que no me preocupara por eso, que todo estaba bien.


De verdad tu actitud era muy extraña, pero decidí 'aprovechar' que estabas de buen humor para intentar ser más amigable contigo. Lo que sí no me esperaba era que del enojo y rencor, pasaras a comportarte avergonzado conmigo, o tal vez no fue por mí sino porque casi me desnudo delante de ti. De acuerdo, me disculpo por eso, no lo pensé, aunque no creí que fuera gran cosa.


Ese día que caminamos juntos por primera vez hacia la compañía también es un recuerdo especial para mí. No porque las cosas entre nosotros se hubieran arreglado, sino porque te disculpaste y me confesaste la razón de tu escaso trato conmigo. Todo por una persona que te lastimó años atrás, una persona que creías amigo pero terminó traicionándote de la peor manera. Me sentí mal al escuchar tu historia; no sabía qué tanto habías sufrido para quedar marcado de esa manera y temer a la soledad de nuevo. Eso me hizo reflexionar. Yo sería diferente, yo no te traicionaría. Sería el mejor compañero, prometí que jamás te decepcionaría, siempre podrías contar conmigo. Y aún lo sostengo, ten por seguro que mientras yo esté contigo, nunca más tendrá que inquietarte la soledad. Yo seré el pilar que te sostenga siempre. Después de todo para eso son los amigos ¿no?


La práctica luego en la compañía resultó ser bastante normal de no ser por mi molesta lesión que dolió todo el tiempo. Me dijiste incontables veces que lo confesara, pero yo no quería preocupar a nadie más, era suficiente contigo. Me alegró que al menos al llegar a casa, te encargaras de mí y quisieras ayudarme. Aunque esa noche realmente me asusté cuando te descompensaste sin razón; después de traerme la cena te desmayaste delante de mí y no pude hacer nada. Me asusté mucho, además de que me molestó que no quisieras contarles a los demás luego lo que te había pasado, pero pensé que tal vez eras como yo, que no querías preocupar a nadie.


Lo que sí me puso feliz fue saber que dormiríamos en la misma habitación con Suho. Seguro debo haber sonreído ampliamente con esa noticia, pero la verdad es que mi sonrisa no expresaba totalmente la felicidad que sentía por dentro, todo iba viento en popa y las primeras peleas entre nosotros parecieron quedar atrás. No obstante, aún no te conocía por completo así que tuve que pedir algo de ayuda. Lo sé...hice un poquito de trampa, perdóname, pero es que en serio quería saber más de ti y no me animaba a preguntártelo directamente. Creía que aún no teníamos la suficiente confianza para hacer eso, así que le pregunté a Suho.


Entre otras cosas -que ya sabía porque me las habías dicho tú -me contó algo que captó mi atención: me dijo que tú sentías algo de incomodidad al estar conmigo, y ciertamente ya lo había notado, pero me pareció buena idea comprobarlo por mi mismo, así que comencé a idear planes para molestarte. Sólo pensé en cosas inofensivas por supuesto, como mirarte fijo por algunos minutos o sonreír de manera provocativa; pero lo cierto es que mi propio plan me traicionó, porque se me terminó haciendo costumbre no quitarte los ojos de encima, era como si me hipnotizaras a tal punto que a veces ni yo me daba cuenta que lo hacía. Siempre procuraba recordarme a mí mismo que era un juego, un juego del cual, sin darme cuenta, rompía constantemente las reglas que yo mismo había creado. Pero es que vamos ¿cómo no iba a romper las reglas cuando tú mismo me provocabas?


Oh, ¿de qué hablo te preguntas? Pues, ¿qué te parece si empezamos por despertar a la mañana con tu cara a escasos centímetros de la mía? ¿Tienes idea de cómo tuve que controlarme por no saltar al otro extremo de la cama? Es que...eso se sintió tan raro...tanto que no pude volver a dormirme. Algo dentro de mí se estaba despertando y no tenía idea de qué era, era frustrante no saberlo. Lo único que tenía claro, es que esa sensación extraña se disipaba cuando estaba contigo, por eso te buscaba todo el tiempo. Pero si quería estar contigo, me di cuenta que debía borrar de mi comportamiento mi actitud asustadiza, después de todo ya no había ningún problema entre nosotros. Sin embargo, hay un problema conmigo: cuando tengo sueño de verdad no soy consciente de lo que pasa a mi alrededor, sólo me quedo dormido profundamente, por eso disculpa aquella mañana que caí encima de ti dormido, no era mi intención pero es como me habías despertado muy temprano, no logré pegar el ojo luego y terminé por levantarme, de verdad esa vez no estaba intentando jugarte una broma...sólo esa vez...


No obstante a pesar de estar adormilado, me pareció oportuno volver a molestarte. No mentí cuando te susurré al oído que tu cuello era muy cómodo para quedarme dormido con mi cabeza apoyada ahí. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no reír frente a tu enorme vergüenza, estabas completamente sonrojado y evitabas mirarme, me daba cuenta que lo que hacía te ponía nervioso, como dijiste, pero para mí era muy divertido verte así, mentiría si dijera que no lo disfrutaba.


Cuando los demás se levantaron para desayunar también, me contrarió un poco, es que quería más tiempo a solas contigo, pero como no fue posible, me fui a la habitación a cambiarme para salir luego, sólo que no esperaba estar tan cansado como para quedarme dormido otra vez sin darme cuenta. Suerte que tú me despertaste, sino hubiera seguido en la cama todo el día; y la verdad es que hubiera preferido eso ya que en la calle yendo para la compañía tenía que correr para seguirte el paso, algo que no me era tan fácil. Te hubiera dejado ir y yo me hubiera quedado atrás de no ser porque casi cruzas la calle sin mirar justo cuando venía un auto.


Dios...en ese momento, sentí como si mi corazón se hubiera salido de mi pecho. Me diste un susto tremendo. Apenas logré sacarte del camino pero entonces no me respondías, estabas como ido, te comportabas igual que la noche anterior cuando te desmayaste y eso me asustó, tanto que perdí el control de mí mismo. No lo entendía, apenas nos conocíamos pero yo me había apegado de tal forma y tan rápido que no podía evitar estar pendiente de ti todo el tiempo. No recuerdo el camino hacia la compañía aunque agradezco que me ayudaras a guardar la calma, recuerdo que cuando te miré me observabas con miedo, y esa no era exactamente la mirada que quería recibir de tu parte. Y lo peor aún, era que sabía que yo era el causante de ese semblante. Ahí fue cuando me di cuenta de que el temor a perderte había hecho que perdiera la cordura, comprendí que, extrañamente, te necesitaba a mi lado. Ya no quería un tú y yo, quería un nosotros.


Esa tarde transcurrió normal. ¿Te acuerdas que volví a molestarte? Pues, ya sabes...no lo podía evitar, es que de verdad es divertido; y por un rato todo estuvo bien, hasta que de improviso comenzaste a ponerte distante. Pensé que era porque mis bromas se habían pasado de la raya, que tal vez te habías molestado, pero cuando te seguí al baño en cuanto te escapaste de mí, descubrí que no era eso. Me echaste apenas me viste y te portabas raro pero, menos mal que no te obedecí, o te hubieras dado la cara de lleno contra el piso en cuanto perdiste el conocimiento. Era la segunda vez que te pasaba ese curioso episodio, pero esta vez parecía haberte afectado más que la anterior, y yo...entré en pánico.


No tenía idea de qué hacer o decir cuando me pediste que te ayudara. ¿Qué te ayudara a qué? No entendía nada, tú llorabas y estabas asustado pero yo lo único que podía hacer era intentar calmarte, pero ¿cómo iba hacer eso cuando yo también estaba asustado? Necesitaba avisarle a los demás, pero ahora no querías que te dejara solo, persistías en mantener en secreto lo que pasaba.


Fue muy extraño, la verdad...al menos la situación no duró mucho y en cuanto ambos nos calmamos, nos fuimos a casa. Pero yo quería saber si estabas bien y qué te había sucedido. Por eso mi pequeña excusa de ayudarte a cocinar fue perfecta para intentar hablar contigo sin que los demás molestaran. Aunque no me sirvió de mucho, no quisiste decirme nada; ni en ese momento, ni cuando nos fuimos a dormir.


Mentiría si dijera que no me dejaste preocupado y sin poder dormir esa noche. Las dudas daban vuelta en mi cabeza y estaba demasiado inquieto, estuve así por varias horas. Me tenías muy intranquilo. Cuando por fin me estaba durmiendo, unos gemidos acompañados de un leve temblor en la cama de abajo me despabilaron. En cuanto vi que eras tú, no lo pensé dos veces y te desperté, tal vez no fue una buena idea considerando que casi enloqueciste en cuanto me viste y luego tuviste un ataque de histeria, pero pensé que era culpa de la pesadilla así que ignoré tus empujones y te abracé. No había planeado hacer eso, sólo lo hice, sentí que era la mejor solución para lograr que te calmaras y gracias al cielo funcionó, aunque tú seguías tan asustado que me pediste que me quedara contigo en la cama, y por supuesto cedí. De seguro la pesadilla debía haber sido horrible y me necesitabas, no podía negarme.


Probé mi suerte otra vez para que me explicaras qué había pasado, pero en cambio guardaste silencio y me llamaste la atención por algo que yo había dicho unos momentos atrás cuando intentaba calmarte. ¿Te acuerdas lo que dije? ¿Cómo te llamé?


Primero déjame aclarar, ni yo me di cuenta que en vez de decir tu nombre, había usado un diminutivo, pero, vamos ¿acaso 'Soo' no suena genial? Y más aún cuando sólo yo lo había dicho. Se sentía como si fuera nuestro secreto, como si llamarte de esa manera, me acercara más a ti, como si eso estrechara más nuestra relación. Tú dijiste que no te gustaba, pero yo estoy seguro de que mentiste, aunque no lo creas ya te conocía bastante para estar seguro de ello. Pero decidí no decir nada y disfrutar de mi ocurrente idea, y de la sonrisa que por unos segundos se dibujó en tu cara, la cual me alegró: eso significaba que estaba rompiendo el hielo contigo.


Y hablando de romper el hielo... ¿tengo que mencionar lo divertidos que fueron los juegos que los chicos me enseñaron al día siguiente? Admito que me dio vergüenza bailar ballet delante de todos, en especial de ti. Pero nada se compara a cómo mi corazón saltó de gozo cuando hicimos el reto de tocar nuestras narices y mirarnos fijamente. Jamás me había sentido tan nervioso en mi vida. Y cuando Baek te preguntó si yo te gustaba...diablos, en ese momento creo que dejé de respirar. No estoy seguro de si entendiste el doble sentido de la pregunta, pero lograste evadirla con éxito. Pues claro, al inteligente Kyungsoo nada se le escapa. Pero yo quería hacerte dudar, así que no se me ocurrió mejor idea que volver a molestarte con mi bromitas, pero esta vez llevándolas un poco más lejos. Lo que no me esperaba es que en vez de esquivarme, terminaras rindiéndote. 


Lo mismo pasó al día siguiente en la sala de prácticas. Te lo dije, se me hizo costumbre no quitarte los ojos de encima y provocarte cada vez que podía. Todo iba viento en popa para mí, hasta que de nuevo sufriste esos singulares ataques. Ésta vez de veras me asusté, si ya me había aterrado las dos veces anteriores, ahora de verdad me había espantado, y creo que el resto de los chicos también. Yo sólo estaba bailando, tratando de llamar tu atención cuando de repente perdiste el conocimiento y caíste al suelo. Todos quisimos ayudarte, pero te revolvías tanto que repartiste golpes a diestra y siniestra. Yo me salvé por los pelos de que me dieras uno en el ojo. Al menos lograste despertar, pero te veías terrible. Nunca habías estado tan mal y yo me preocupé mucho. Cuando todos se fueron, por supuesto me quedé contigo. Necesitaba estar a solas y hablarte. Quería que me dijeras qué te estaba pasando porque parecías saberlo, lo sospechaba pero no lo hiciste, no quisiste explicarme. Está bien...lo dejé pasar y no insistí porque te veías muy mal y apenas podías mantenerte despierto; pero el no saber qué te sucedía comenzó a volverme loco. Me prometí desde ese momento que te cuidaría, y te lo dije. A partir de ese entonces te convertiste en mi prioridad, es que sentí que debía hacerlo, después de ver lo mal que estabas no podía dejarte por tu cuenta.


Al menos rescato algo bueno de esa noche: que casi nos besamos. ¿Te acuerdas? Fue tan inusual, y muy incómodo debo admitir. Ahora que lo pienso, me río de mi mismo, sobretodo porque por poco continuamos en casa y cuando intentamos aclarar lo que había pasado...no sé tú, pero yo terminé más confundido de lo que ya estaba. Es decir, no me arrepentía de lo que estuve a punto de hacer, pero apenas te conocía, no podía reaccionar así, sin embargo tú jamás me apartaste, eso me daba a pensar que no te molestaba. También parecías tan incómodo y nervioso como yo ¿acaso te sentías igual? ¿Acaso yo te atraía de alguna manera?


Quise averiguarlo, quise despejar mis dudas y estoy seguro que tú también, pero otra vez ese enemigo invisible, oportunamente, invadió tus sentidos y te alejó de mí. En ese momento noté una cosa, cuantos más ataques sufrías, más parecías necesitarme, te sentías solo y asustado, tan débil de conciencia que te aferrabas a mí. Quizás en ese momento de debilidad tuya no debí besarte. Tal vez violé tu espacio personal al intentar calmarte haciendo eso, no estabas en tus cabales. Pero no me alejaste, no sólo no lo hiciste sino que me correspondiste, eso me sorprendió.  


Y como estaba tan desorientado por todo lo que había pasado, decidí dejarte solo e irme a la cama. El problema es que después de lo que había hecho, no podía conciliar el sueño. Quería más. Más de ti, más de esa boca. Tenía que poseerte. Pensamientos impuros me dominaron y dejé que me controlaran, me dejé llevar por mis instintos. Estaba tan desbocado e impaciente que cuando entraste a la pieza, actué el mejor plan que se me ocurrió para someterte, y funcionó. Mi mente era un torbellino de emociones, como si me hubiera subido a una montaña rusa de la que no quería bajar. Y el paseo hubiera sido divertido de no ser porque no pudiste mantenerte quieto y en silencio. De acuerdo, fue gracioso ver que te rendiste y cómo reaccionaste. Pero nos jugó una mala pasada en cuanto despertamos a Suho, lisa y llanamente, se nos acabó el jueguito. Estaba algo molesto contigo, pero sabía que en algún momento podía repetirlo. Además, a pesar de lo que habíamos hecho, percibí que tú no me habías rechazado, no del todo. Esa era buena señal; al menos para mí.


Y que mejor momento para confirmarlo que al día siguiente, que oportunamente teníamos el día libre. Para mi suerte, todos se fueron a disfrutar el día y nosotros nos quedamos solos en casa. Pensé que era la oportunidad perfecta para reanudar mis juegos, pero no me esperaba que tus planes fueran completamente diferentes. Es que vamos, ¿que te ayudara con los quehaceres de la casa? ¿Es en serio, Kyungsoo? Tuviste suerte de que mi paciencia fuera a prueba de balas o te hubiera matado en el momento que me lanzaste un trapo a la cara y pedirme que te ayudara a limpiar. Me engañaste vilmente. Pero lo soporté, ya que me vengaría luego.


Un buen estratega sabe ser paciente y por mi cabeza ya tenía unas cuantas ideas de cómo hacerte pagar tu bromita. Aunque mis planes cambiaron un poco su curso cuando me resbalé en el piso mojado lastimándome el pie. Me frustré como no tienes idea, sobretodo porque no podía ocultar cuánto me dolía. Gracias al cielo estabas tú para ayudarme, y otra vez terminaste ocupándote de mí. Eso me dio una idea; pues lo que empezó como un casual masaje en el tobillo para aliviar el dolor, se transformó en mi esperada venganza.


Siendo sincero, no tenía idea de lo que hacía. Sólo me dejé llevar por la imaginación y supongo que la lujuria me consumió. Lo admito, soy culpable; pero tú también caíste. No entraré en detalles sobre todo lo que pasó pero, la verdad, fue...muy bueno. Con aquello que hicimos, confirmé mis sospechas de que efectivamente algo me pasaba contigo. Me estaba obsesionando con tu ser, necesitaba más, quería poseerte de todas las formas que te puedas imaginar; por eso no pude negarme a una segunda oportunidad que se me presentó de someterte otra vez. Sin embargo, esta vez el dominado resulté yo. Realmente no creí que tú tomaras las riendas del asunto, pero no me quejo...aquella vez se sintió casi tan bien como la primera. Por un momento sentí que iba a cabeza perder la cabeza por tu culpa. Menos mal que los chicos llegaron luego de un rato o juro que te hubiera puesto en cuatro sobre la mesa y...Lo siento, no debería estar pensando en esto ahora. ¡Diablos! ¿Te das cuenta cuando digo que perdí la razón por ti?


Bien, al menos logré controlarme durante la cena y mantuvimos en secreto nuestra divertida tarde a solas. Sin embargo, algo de nuevo andaba mal: mi condenada lesión. Me costó ocultarlo frente a la vista de todos y por supuesto no lo notaste, pero antes de que me armaras un escándalo por lo que me pasaba, al terminar la cena, me aparté de tu atención e intenté distraerme con el televisor, lo cual no sirvió de nada pero en un momento me dormí. Creí que así se me pasaría un poco el dolor, pero cuando me despertaste para ir a la cama, estaba peor que nunca. Intenté soportarlo hasta el día siguiente, pero las puntadas se hicieron tan dolorosas que sin darme cuenta, lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas.


Dolía demasiado y ya no soportaba. Estaba asustado, nunca me había molestado tanto. En esos momentos comencé a plantearme si de verdad había sido buena idea mantener mi estado en secreto. Quería avisarte, pero no quería despertarte ya que sabía apenas dormías un par de horas, no podía molestarte. Pero en un momento no aguanté más y bajé de la cama. No estabas dormido, para mi suerte. Iba a pedirte que masajearas mi tobillo pero me dio tanta vergüenza estar así de vulnerable, que sólo atiné a suplicarte me dejaras dormir contigo. Sólo quería estar a tu lado; parecerá extraño pero sentía que con sólo eso estaría mejor.


Obviamente te percataste de lo que pasaba, y como de costumbre tuve que escuchar tus regaños hasta que me dormí. En un momento sentí que te recostabas a mi lado, sabía que me observabas; por eso te agradecí la ayuda. No contestaste, pero imagino habrás sonreído. Esperé unos minutos más, rogando te durmieras pronto, o casi, y luego volví a llamarte para decirte las palabras que creí nunca saldrían de mi boca.


Te dije 'te amo' ¿recuerdas? Intenté expresarlo de la forma más normal posible, hacerlo pasar como si en el momento de decirlo, estaba dormido, como si hubiera hablado en sueños. Lo hice de esa forma porque no sabía cómo reaccionarías, quería que pensaras que sólo fueron balbuceos de una persona dormida por si mi confesión te parecía inapropiada, pero lo cierto es que fue todo lo contrario. No sólo no te enfadaste, sino que me correspondiste. Tus palabras se quedaron grabadas en mi mente, también me amabas. Mi corazón latió con fuerza cuando tomaste mi mano, pero seguí con mi actuación de dormido, esperando que te durmieras. Cuando por fin lo hiciste, me atreví a abrir los ojos y mirarte. De verdad no lo podía creer...en ese momento estaba tan feliz. Hubiera querido detener el tiempo en ese momento para disfrutarlo por siempre, pero no soy el dios Crono para poder hacer eso. Sólo soy un simple mortal que está enamorado de la persona más especial del mundo, y con eso, creo que es más que suficiente. Sin embargo, sentí que por más especial que ese momento hubiera resultado, necesitaba confesarte mis sentimientos como correspondía. Sólo que no sabía cómo hacerlo. ¿Cómo rayos te iba a decir que me estaba enamorando de ti cuando hacía tan poco que nos habíamos conocido? 


Aún así, al día siguiente, mis deseos se vieron cumplidos cuando nos quedamos solos de nuevo, cuando les dijiste a los demás que yo estaba enfermo y te quedarías conmigo. Aprecié que no les hubieras dicho que la verdadera razón de mi malestar era mi lesión, en ese momento no era grave, pero como siempre te preocupabas tanto, no argumenté nada.


Tu plan ese día era quedarte en casa, pero yo tenía otra idea. Quería llevarte a un lugar especial, uno en el que tenía planeado decirte lo que sentía finalmente. Un sitio que había visitado en otras oportunidades sin que nadie lo supiera. Un espacio que encontré de casualidad un día en que había salido a trotar en la mañana temprano. Lo hacía con frecuencia para intentar fortalecer mis tobillos y músculos, a ver si así podía tener un mejor ritmo sin preocuparme constantemente de mi lesión. Aquel sector no estaba muy lejos de casa y había pasado cerca varias veces, sólo que nunca me detuve a explorarlo. Cuando lo vi me fascinó, era el punto perfecto para confesarte mis pensamientos de una vez.


Ese día fue muy divertido para mí: comimos, paseamos, tuvimos una pelea de bolas de nieve en la que terminé engañándote para robarte un beso, fuimos al cine. Fue el día ideal. 


Cuando al fin te llevé a 'nuestro lugar' tú quedaste maravillado con la vista que había desde ese mirador: era un sitio pequeño pero que ofrecía la mejor vista de la ciudad adornada de un bello atardecer de invierno. De verdad era una perspectiva hermosa, pero ante mis ojos sólo estabas tú, sólo te veía a ti. 


Y entonces te lo dije...sólo lo solté como si fuera una bomba. 


No pienses que para mí fue fácil, de hecho tenía los nervios a flor de piel, pero tenía que hacerlo. Te dije que estaba enamorado de ti, desde el primer día que te vi, me atrapaste y nunca más pude escapar. Las palabras que te dije quedaron grabadas en mi, ese momento se congeló para guardarse en mi memoria por siempre. Te abrí mi corazón, nunca me sentí más vulnerable en toda mi vida, y a pesar de que tu semblante denotaba alivio, sorpresa y felicidad...no me respondiste. No me confirmaste si sentías lo mismo que yo, pero eso no me importó porque sabía que sí lo sentías, que me correspondías. Tu mirada fue la que te delató, y esa fue suficiente prueba para mí.


No obstante, a partir de ese día empezaste a actuar cada vez más extraño. Por momentos me esquivabas y te exaltabas con facilidad. Creí que estaba apurando demasiado las cosas, así que intenté menguar y ser un poco más...tradicional. Pensé que una vez que las parejas se declaran, es buena idea hacer un regalo, por eso compré algo para los dos: unas pulseras con nuestros iniciales. Me puse feliz al ver que te gustó e intenté aprovechar ese momento para que fuéramos a casa a...tú sabes qué.


Sólo que mi idea terminó de la peor manera...


No sé qué fue lo que pasó, pero ese día pasó de ser el mejor de mi vida, a convertirse en un infierno. Para empezar algo hizo que reaccionaras mal y actuaras de manera extraña. Sabía que era otro de tus incomprensibles ataques. Quise ayudarte, y en cambio quien resultó mal parado fui yo. Al principio logré calmarte, pero luego explotaste. Me empujaste, me doblé el tobillo y dolió como los mil demonios. No quisiste que te tocara siquiera. Era como si no me conocieras. Vi tu mirada, y los ojos que se fijaron en mí, no eran los tuyos. No eras tú en esos momentos. El Kyungsoo que yo conocía había desaparecido. Te desplomaste en el piso e intenté socorrerte, pero ni yo podía moverme. En cuanto volviste en ti, sorpresivamente eras el mismo de antes, sólo que ésta vez...algo en ti estaba roto, cambiaste. Sentí que algo no andaba bien, me di cuenta cuando dijiste que nadie podía ayudarte con lo que fuera que te pasaba...ni siquiera yo.


Te sentías culpable por el accidente que habías provocado, y eso hizo que te alejaras de mí. Creí que estabas lo suficientemente indefenso para poder sacarte a como diera lugar la verdad. Pero no me esperé que te convirtieras en maldad pura.


Todavía recuerdo esa noche. La misma en la que me pediste que me alejara de ti, que te dejara en paz, que no querías mi ayuda ni mi compañía. ¿Cuáles fueron tus palabras? Ah sí: 'nunca significaste nada para mí, ¿comprendes? NADA'


Creí que estabas bromeando, que mentías. Después de todo lo que habíamos pasado juntos, súbitamente ¿querías eliminarme de tu vida? Diciéndome que yo nunca te importé, que me odiabas. No podía ser cierto. ¿Qué sucedía contigo? Me estabas rechazando de la peor manera, me lastimaste. Me heriste.


 


'Te odio'


Las palabras que creí jamás saldrían de tus labios, se clavaron como una daga en mi corazón. No importó cuánto quise convencerme de que lo que estaba pasando era una broma de muy mal gusto, mi pecho dolía. Nunca había sentido un dolor igual. Me sentí usado, abandonado. No entendía qué había hecho para que te enojaras conmigo de esa manera. Siempre había sido sincero y me había preocupado por ti. Incluso te había confesado mis sentimientos. Pero ¿qué me dijiste? Que no estabas interesado en un sentimiento tan patético como el amor. O sea que yo era patético, una molestia, no te importaba, yo era...nada.


¿Y sabes qué fue lo peor? Que por un momento tuve la triste esperanza de que recapacitaras y corrieras a abrazarme y decirme que todo lo que habías dicho era mentira. Pero en su lugar terminé con una bofetada en la cara cuando les dijiste a los demás que todo este tiempo había ocultado mi lesión. Rompiste tu promesa y te atreviste a burlarte de mí como si todo lo que habías hecho hubiera sido poco, y luego te fuiste.


Me sentí como un idiota. Me habías destrozado por dentro. ¿Cuál era tu intención? ¿Darme esperanzas y luego partirme el corazón? ¿Éste era el verdadero Kyungsoo? ¿Una persona fría y sin sentimientos? En esos momentos no podía pensar, no podía moverme. Dolía, dolía demasiado. Me sentía igual que un pájaro enjaulado al que le cortaron sus alas para que nunca más pudiera volar. Sólo tenía fuerzas para llorar y compadecerme. Esa noche lloré hasta que me quedé sin lágrimas, y cuando no tuve más lágrimas que derramar, me dormí.


Mi corazón tenía un hueco tan enorme que no había forma de repararlo, estaba vacío. Pero no por mucho tiempo. Porque ese vacío y tristeza, rápidamente se transformaron en odio. Te haría pagar por lo que me habías hecho y de la peor forma posible. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).