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Premonition (KaiSoo) por DebyMil

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Notas del capitulo:

¡He vuelto al fin! ¿Me extrañaron? Yo sí, y mucho <3 Perdón que me hubiera demorado tanto, estuve de vacaciones jeje


Quise actualizar el 13 ya que ya saben qué día era, y lo olvidé, ¡mil perdones! Pero ya estoy aquí, y sin más les dejo disfrutar de un nuevo capítulo de esta historia.

-De acuerdo, empecemos de nuevo –suspiró Kyungsoo, por enésima vez -¿Dónde fue que nos vimos por primera vez?

-En la sala de ensayo de la compañía –respondió Kai.

-Correcto. ¿Y quiénes estábamos presentes esa vez?

-Todos.

-Muy bien –el menor sonrió complacido. Habían estado repasando el pasado toda la mañana y, hasta el momento, iban bien. Para sorpresa del más bajo, el chico recordaba más de lo que había pensado -¿Cómo reaccioné cuando nos vimos esa vez?

El más alto frunció el seño, pensando.

-Creo que no bien. Recuerdo vagamente ese día, pero no lo siento como algo feliz. Estaba preocupado.

-¿Preocupado? ¿Por qué?

-No lo sé. Sólo tuve esa impresión, no recuerdo con claridad. Sé que nos fuimos a casa y...las cosas no resultaron bien ahí.

-Estás en lo cierto...-exhaló, bajando la mirada. El bailarín lo miró con una expresión consternada.

-¿Peleamos?

-Sí. Por eso te fuiste, más bien yo te eché.

-¿Por qué hiciste eso? –le preguntó confundido.

-Porque no confiaba en ti.

-¿Por qué?

-Porque...sólo me cuesta confiar en la gente –contestó vagamente.

Kai no quiso seguir el tema, notaba que Kyungsoo se estaba poniendo incómodo y no quería forzarlo.

-¿Qué más recuerdas de ese día?

-No mucho.

-¿Y si lo piensas? –insistió. El más joven cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió.

-Lo siento. Nada.

-Está bien. Si nos trasladamos a la compañía ¿hay algo que recuerdes en particular?

-¿Bailar?

-Aparte de eso –bufó poniendo los ojos en blanco. Estaba perdiendo la paciencia.

-No recuerdo otra cosa.

-Dios...¿qué me dices de los pasillos de la compañía? En especial las escaleras –continuó.

-¿Pasó algo importante en esos lugares? –preguntó el moreno, inocentemente. El otro lo miró incrédulo por unos segundos, y luego se echó hacia atrás en la silla, tapándose la cara con ambas manos.

-Esto no está funcionando –se quejó.

-Perdón –se disculpó el más joven, arrepentido –Creo que mi cerebro se sobrecalentó –trató de bromear para alivianar el ambiente –Demasiados recuerdos que guardar por hoy.

-Sólo han pasado dos horas, Kai –murmuró Kyungsoo, a través de sus manos, que aún cubrían su rostro.

-Bueno, tomemos un descanso.

-Está bien, si es lo que quieres...

Mirando al mayor con atención por unos segundos, el más alto notó una cicatriz en su mano.

-¿Te molesta si te pregunto qué te pasó en la mano?

El chico se descubrió la cara y miró la mano que se había lastimado apenas conoció al bailarín.

-Esta fue la razón de que peleáramos el primer día que nos conocimos –le explicó.

-¿Yo te hice eso?

-No, fue un accidente. Pero en mi furia contra ti, te culpé y por eso te eché de la casa.

Kai asintió levemente unos segundos, y clavó los ojos en las mantas de su cama. Recordó entonces a Kyungsoo saltando continuamente para tomar una caja encima de un estante muy alto, y sonrió. No supo por qué, pero sonrió. Al instante miró al otro sorprendido aunque sin decirle lo que había recordado, es que le resultaba tan inverosímil que el pequeño hubiera tenido una reacción tan tierna, lo creía imposible.

-¿Te parece si vamos al jardín y continuamos? –sugirió el pequeño, interrumpiendo los pensamientos ajenos –Es un lindo día para estar encerrados.

-No creo que pueda salir –objetó el menor tristemente, mirando por la ventana de su habitación –Pero me encantaría.

-Pues el médico dijo que lo que fuera que pudiera ayudarte a recordar, debía intentarse. Tal vez el estar afuera despeje tu mente.

-Buena idea –se alegró.

-Traeré una silla de ruedas –resolvió Kyungsoo, parándose del sillón en el que había estado sentado toda la mañana, cerca de la cama.

-No te molestes. Puedo caminar.

-¿Seguro?

-Bueno, tal vez con un poco de ayuda –murmuró tímidamente. El mayor sonrió divertido, pero se acercó hasta el muchacho para ayudarle. Como si se tratara de un deja vú, Kai se le quedó viendo. La escena le resultaba muy familiar ¿acaso Kyungsoo le había ayudado de esta manera en otras oportunidades?

Como seguía helado, observando, el más bajo se dio vuelta y lo miró confundido.

-¿Pasa algo?

-No...lo siento, sólo pensaba...no importa.

Cortó por lo sano aceptando la ayuda. Se apoyó en los hombros del chico, y juntos caminaron hasta la puerta. Apenas salieron, notaron a Suho, Baekhyun, Chen y Chanyeol, sentados al fondo del pasillo. Todos estaban ensimismados en actividades distintas como leer una revista, mirar el teléfono o charlar, pero para el par que salía de la habitación, aquella actitud era muy evidente: los estaban vigilando.

Dando un paso hacia atrás para que no los vieran, Kyungsoo resopló.

-Parece que no importa dónde estemos, nos seguirán.

-Sí...-coincidió el moreno molesto -¿Por qué no nos dejan solos? Ojalá pudiéramos escaparnos sin que nos vean. Entiendo que se preocupen, pero esto ya es acoso.

El más bajo lo pensó unos segundos, y luego sonrió.

-¡Tengo una idea! –dijo emocionado. El otro lo miró sorprendido, ¿qué planeaba?

 

***

 

-Kai y Kyungsoo se están llevando bastante bien, las cosas han estado funcionando ¿no creen? –comentó Suho, al tiempo que leía una revista.

-Llevan varias horas charlando a solas. O el trabajo de Kyungsoo es muy bueno, o está manteniendo a Kai muy interesado en otra cosa –bromeó Baekhyun guiñando un ojo hacia el grupo, que lo miraron desconcertado. Sólo Chanyeol captó la indirecta y rió con él. Al darse cuenta por dónde iba la conversación, el líder se lo reprochó dándole un coscorrón en la cabeza al menor.

-¡No digas tonterías! Al menos me alegra que Kai esté bien. Kyungsoo no hubiera soportado quedarse solo.

-Sí, pero de todas formas no está muy contento que digamos –suspiró Chen.

-¿Por qué? –interrogó el mayor.

-¿Cómo te sentirías si después de casi perder a tu mejor amigo por algo de lo que te sientes culpable, este despierta y no te reconoce? Kyungsoo no se lo perdona; eso lo tiene a mal traer.

-Pero el doctor dijo que podía solucionarse.

-Dijo tal vez. ¿Y si no se puede?

Todos se quedaron pensando en esa posibilidad y ninguno se atrevió a contestar.

-Ambos están bien, y supongo eso es lo más importante por ahora. Ya veremos en qué resulta todo esto. Por el momento, no hay que preocuparse de nada más –finiquitó Suho.

El trío asintió en señal de aprobación, sin embargo era evidente que todos contemplaban el peor de los escenarios. Era imposible ignorarlo. De hecho, este inconveniente los tenía tan ensimismados, que ninguno se percató de que Kyungsoo se acercó a ellos.

-Hola, creí que estarían en casa –saludó.

-Queríamos quedarnos por si necesitabas algo, pero el resto se fue hace un par de horas. ¿Cómo está todo entre tú y Kai? –inquirió Chen.

-Bien, por el momento. Hemos hablado mucho y parece que su memoria se está restaurando. Aunque queda mucho trabajo por hacer –suspiró.

-¿Ya se ha acordado de ti? –insistió Baekhyun. Tanto Chen como Suho, que estaban a ambos lados del chico, lo codearon para que callara y el más bajo lo notó. Era la tercera vez que Baekhyun preguntaba aquello y a Kyungsoo le molestaba, y mucho; porque siempre la respuesta era la misma:

-Aún no –exhaló –Estamos trabajando en ello.

-¿Hay algo en lo que podamos ayudar? –murmuró Chanyeol.

-No...Bueno de hecho, sí –sonrió pícaramente –Kai y yo tenemos algo de hambre ¿podrían traernos algo?

-Seguro. ¿Hay algo en especial que quieran de la cafetería?

-La cafetería no. Queremos unas hamburguesas con papas fritas –dijo por lo bajo, fingiendo un tono avergonzado.

-Bueno, creo que Baekhyun y yo podemos traerte...

-Y nos gustaría un par de gaseosas también.

-Está bien, creo que no hay problema.

-¿Y puede ser un helado como postre? –persistió.

-Pero estamos en pleno invierno, Kyungsoo –le recordó Chen.

-Lo sé, pero es que se me antojó a último momento. Y Kai quería un chocolate también.

-¿Ustedes dos pretenden salir rodando del hospital? –bromeó Suho.

-Son muchas cosas que comprar, no traje tanto dinero conmigo –se quejó Chanyeol, revisando su billetera.

-Yo puedo pagar –ofreció el líder.

-Tendremos que ir todos, si queremos traer el restaurante hasta el par de comelones. ¿No hay otra cosa que se les antoje? –cuestionó Chen, en señal de broma.

-No, sólo eso –sonrió el menor, cual niño malcriado al que le acaban de cumplir todos sus caprichos.

-Bien, iremos ahora. Si pasa algo, no dudes en llamarnos ¿de acuerdo? –dijo Baekhyun, y su amigo asintió.

-Volveré con Kai. No se demoren.

-¡Y encima nos apura! Nos debes una –advirtió Chanyeol. Todos rieron y, doblando al final del pasillo, salieron del complejo. Kyungsoo esperó unos segundos a que se fueran, y volvió hasta la puerta de la habitación del moreno. Cuando estaba a punto de abrirla, está se abrió por sí sola, con el bailarín asomando la cabeza tímidamente.

-¿Se han ido? –preguntó con cautela.

-Sí. Ven conmigo –apuró el mayor tomando la mano contraria, sin siquiera pedir permiso, para llevarse al chico por el pasillo en sentido contrario a dónde se había dirigido el cuarteto.

Kai se sintió extraño dejándose llevar por una persona a quien conocía escasamente, pero por muy inusual que pareciera, aquella acción le resultaba natural; por eso no protestó a pesar de la impresión que le provocó ese acto. Sólo se limitó a observar a quien iba delante de él, y pudo ver con sorpresa que el chico sonreía, como entusiasmado.

Insólitamente, el más alto sonrió también. No le quitó los ojos de encima en ningún momento. Para él, todo a su alrededor fluía lentamente, sólo podía ver la sonrisa y los ojos de Kyungsoo; y sin querer, sin pensar, apretó la mano del otro con firmeza. Era raro, pero aquello lo hacía sentir a gusto; como si fuera algo natural.

Ambos se dirigieron hasta el jardín, y abriendo unas enormes puertas de vidrio, salieron al gran patio. Kai se encandiló con la intensa luz del sol y se tapó la cara con las manos, pero en cuanto, pudo ver con claridad se quedó pasmado. El lugar era muy bonito. Incluso tenía una fuente y una glorieta con unos asientos de madera en el medio del jardín. Decorado con muchas flores multicolores y grandes árboles, parecía más un parque que el propio jardín del complejo.

Kai aún estaba sorprendido, admirando el lugar, hasta que Kyungsoo tiró de su mano y juntos fueron a ese pequeño y semi privado espacio que se alzaba en el centro del patio, detrás de unos arbustos grandes, que tapaban toda visión de cualquier intruso. Ambos se sentaron en un elaborado banco de madera.

-¿Qué opinas? –preguntó el mayor –A que no se ve así de bonito desde adentro de tu cuarto.

-Honestamente nunca reparé en el jardín, –dijo maravillado –de haber sabido lo hermoso que era, habría venido antes.

-Sí. ¿Y no te recuerda a algo? –le preguntó impaciente.

-¿Esto? –interrogó alzando ambas cejas, el otro asintió –No lo creo...¿Por qué lo preguntas?

Kyungsoo lo miró unos segundos expectante, y luego exhaló sonoramente, como si se hubiera desinflado, y clavó la mirada en el suelo, desilusionado, desparramándose en el asiento.

-Perdón –se disculpó el más joven al ver esa reacción -¿Se trataba de algo importante?

-No, es sólo que...yo creí que si te traía aquí...no importa –resolvió tratando de recomponerse, pero honestamente tenía los ánimos por el piso otra vez. El menor torció la boca disgustado, odiaba ver esa expresión triste.

-¿Ayudaría si me dieras una pista? -preguntó amablemente.

-No, olvídalo.

-Pero...si es para hacerte sentir mejor, haré mi mejor esfuerzo.

-¿Hacerme sentir mejor? –repitió confundido, mirándolo fijamente.

-Estás triste –se explicó Kai, ante la atónita mirada del otro –Porque no recuerdo algo que se supone debería saber. Y no quiero verte triste.

-¿Qué? No, no estoy triste. Es sólo que me decepciona un poco. Pero lo entiendo. Tenía la esperanza, pero supongo que no funcionó.

-Podemos intentarlo, sólo dame una pista –pidió alegremente.

El pequeño lo pensó unos segundos, pero descartó la idea rápidamente.

-Olvídalo, de todas formas no es un recuerdo importante –terminó mintiendo. El moreno lo miraba expectante, así que Kyungsoo acabó por desviar la mirada hacia el cielo. No quería tener esos ojos escrutándolo, sin embargo, el menor no lo imitó; de hecho siguió viéndolo fijamente varios minutos. Estudiaba esos rasgos tan peculiares: ojos como dos almendras grandes, cejas pobladas, contextura delgada, piel de porcelana blanca como la nieve...y esos labios rosados con forma de corazón.

<<Esos labios>>

Sin pensarlo, el muchacho estiró un dedo y tímidamente rozó los labios contrarios. Kyungsoo se sorprendió del repentino toque y se alejó un poco, tapándose la boca con la mano. Al darse cuenta de su imprudencia, Kai también se alejó.

-Perdón, yo...no quería...me llamó la atención, lo siento –balbuceó avergonzado, escondiendo sus manos entre las largas mangas de su bata. Miró hacia el suelo molesto consigo mismo, haciendo halago de una expresión sumamente incómoda.

<<¡Eres un tonto! ¿Cómo se te ocurre tocar así a una persona a la que apenas conoces? ¡Qué vergüenza!>>

El más bajo estaba pasmado, pero pasados unos segundos, rió divertido.

-No te disculpes, no me molesta.

-Aún así lo siento. No volverá a pasar –insistió, sin mirarlo. Buscando cambiar de tema agregó: -Oye ¿No tienes frío? No tienes puesta la bata de abrigo.

El más bajo reparó en eso. En el apuro, había olvidado su campera dentro de la habitación. Una fina polera blanca, más la bata del hospital con los pantalones y pantuflas haciendo juego, alejaban a duras penas el crudo frío del invierno.

-Ahora que lo mencionas, sí. Mis manos están congeladas –murmuró mirándolas. El más alto hizo lo mismo y notó que las mismas estaban algo enrojecidas, así que las tomó entre sus manos. El chico volvió a sorprenderse de esa acción, pero esta vez porque se había dado cuenta de una cosa: a pesar de que Kai no recordaba mucho de ellos, su subconsciente si recordaba ciertos detalles, como el hecho de que le hubiera tocado los labios suavemente o sujetarle las manos para calentarlas. Las frotaba con delicadeza y soplaba un poco ante la atenta mirada del otro. Era la misma escena, la misma que aquella vez en el parque...

Le daba pena admitirlo, pero a Kyungsoo aquello le dolía. Le afligía ser el único que podía recordar esos gestos, y que Kai lo hubiera hecho de nuevo, inconscientemente, lo lastimaba aún más. Quería llorar, expresarlo, sacarlo de adentro...pero no podía, era absurdo, el menor no lo iba a entender.

-Están muy frías –mencionó el bailarín, arrancando el muchacho de sus pensamientos –Creo que deberíamos entrar.

-Prefiero quedarme aquí. Es mejor que estar encerrado entre cuatro paredes.

El menor lo miró y se dio cuenta que el pequeño tenía la vista clavada en el horizonte. Su mirada lucía perdida, vacía. ¿En qué estaría pensando? No tenía idea, pero lo entendía, después de tantas cosas malas que habían pasado dentro de ese hospital, era lógico que no quisiera volver.

-¿Puedo preguntarte algo, Kyungsoo? -el chico lo observó con interés por unos segundos y luego asintió -¿Cuáles fueron mis últimas palabras antes de que cayera en coma?

-¿Por qué quieres saber eso? –inquirió confundido.

-Sólo quiero saber –dijo decidido.

Una pausa algo larga reinó entre ambos, hasta que el mayor habló.

-Me hiciste una promesa.

-¿En verdad? -el muchacho asintió -¿Y cuál fue?

-Que siempre estarías a mi lado.

Dijo esas palabras con tristeza, hasta casi con añoranza se podría decir.

-Estar a tu lado...-repitió mirando hacia el frente, al jardín...al parque ¿Un parque? –Oye, no te enojes si te pregunto pero ya estuvimos en un lugar parecido a este ¿no? ¿En un parque? –preguntó de repente, atrapando la atención del más bajo.

-S-sí...-balbuceó.

-No era como este. Había nieve...hacía bolas de nieve, probablemente para empezar una pelea con ellas. También recuerdo un banco debajo de un árbol. ¿Tú estabas conmigo? –Kyungsoo estaba boquiabierto, no le contestó. Era muy extraño ¿cómo era que recordaba eso? –Es ahí donde recuerdo haber dicho las palabras de siempre estar a tu lado ¿sabes? –le dijo mirándolo a los ojos sonriente.

-Tú...¿Recuerdas ese día? ¿Recuerdas todo? –preguntó nervioso.

-No –respondió, y los ánimos y la emoción que se habían desarrollado en el chico por unos segundos, se desvanecieron –Sólo recuerdo lo que acabo de decirte. No sé por qué, pero el pensamiento apareció en mi mente de la nada y quise decírtelo. Qué raro...no esperaba que...¿Por qué lloras, Kyungsoo?

Las manos que aún estaban cubiertas por las de Kai, se alejaron de las suyas y el chico las guardó en sus bolsillos, mientras trataba de controlar su llanto, pero no lo estaba logrando.

-Lo siento–murmuró. Kai lo miró preocupado y se levantó de su asiento para arrodillarse frente al pequeño.

-Hey, ¿qué sucede? –preguntó consternado -¿Dije algo malo?

-No, es que no esperaba que dijeras eso de repente y...lo siento –repitió aún más afligido.

-¿No debí hacerlo? Es que vino a mi mente y lo dije pensando que, tal vez, te alegraría que yo...recordara algo...-dijo hablando cada vez más despacio, al ver que el muchacho lloraba cada vez más -¿Qué anda mal? Dime.

Posó su mano en el brazo contrario, intentando consolarlo, pero recibió la reacción contraria cuando el joven la quitó en seguida, negando el contacto.

-Perdóname, Kai, pero...no quiero hablar ahora. Necesito...calmarme.

-Pero quiero que me digas qué dije de mal –insistió.

-¡Nada! No dijiste nada malo.

-¿Entonces por qué estás así?

-Porque...ya te dije que es duro para mí.

-¿Qué cosa? –persistió el bailarín.

-¡Todo esto! Todo lo que está pasando –el chico no entendía, así que se explicó –Me refiero al hecho de que recuerdes por partes.

-Si es tan difícil para ti, no diré nada más –dijo algo confundido.

-No se trata de eso. No me malinterpretes, me alegra que recuerdes algunas cosas, pero quisiera que no me lo dijeras, no si son sólo fragmentos. Es que es feo ver que las cosas no están resultando como pensé. No creí que te tomara tanto tiempo, yo trato de ayudar, pero...es horrible ver que ante ti, aún soy sólo un desconocido ¿sabes? Me gustaría que recordaras más y que volvieras a ser el mismo de antes...

Dijo eso último tapándose la cara con ambas manos. Kai pudo notar lo tremendamente frágil que Kyungsoo podía volverse de repente. Podía ser una persona muy alegre y servicial, pero en un abrir y cerrar de ojos, toda esa seguridad y felicidad se habían evaporado.

-No digas eso. A mí también me gustaría solucionar este problema lo más rápido posible. Pero algo bueno resultó de todo esto para mí –agregó jovialemente –Haces que cada vez que estamos juntos, quiera saber más de ti. Es divertido ¿no te parece? Es como si todo fuera por primera vez, y déjame decirte que me avergüenza un poco ser tan inexperto en esto de tratar contigo. Como tú ya me conoces, es un poco incómodo que yo no te conozca a ti...supuestamente, claro –bromeó intentando suavizar la tristeza del otro, pero no funcionó porque el pequeño no se lo tomó a bien.

-No es gracioso, Kai. No me parece chistoso que juegues con esto. 

-Pero si no estoy jugando.

-¿Sí? Pues no tienes idea de lo angustioso que es ver que te han olvidado por completo. Para mi no es divertido ser un extraño para ti –le reprochó, mirandolo enojado.

-Bueno, disculpa. No lo quise decir así, sólo quería que...-intentó aclarar, pero sus palabras se vieron cortadas.

-Esclarezcamos esto de una vez –lo interrumpió -¿De verdad aún quieres que te ayude con tu memoria o esto es sólo un divertimento para ti?

<<¿Cómo? ¿De qué estás hablando, Kyungsoo?>>

-¿Divertimento? ¿Por qué piensas que...?

-Sólo responde –dijo impaciente.

-Pues, sí. Sí quiero que me ayudes. Por eso te lo pedí.

-Entonces, por favor, empieza a poner más empeño. Porque pareciera que no lo haces.

-Oye, espera un minuto. Lo estás planteando como si no fuera mi prioridad. Créeme que no recordar nada también es frustrante para mí, no es como si yo hubiera querido esto, Kyungsoo –le dijo un tanto ofendido de la reacción del otro.

-Pero, yo...nunca dije que fuera tu culpa.

-No te acusé de que dijeras eso –objetó el más alto.

-Eso no quita que tal vez lo pienses. Después de todo, de no ser por mí, tú no...

-Alto, no empieces –cortó el bailarín –No digas esas cosas.

-¡¿Entonces qué quieres que diga?! –exclamó el más bajo.

-¡Sólo tenme más paciencia! Por favor, ¿es tan difícil?

-Sí, lo es –dijo cruzándose de brazos.

-Bueno, para mí también.

-No es cierto.

-Claro que sí –insistió el moreno.

-Claro que no. ¿Y quieres que te diga por qué? –soltó de mala manera, ya había perdido la poca paciencia que le quedaba. Sentía que la ira y la impotencia lo dominaban –Porque para ti es fácil haber perdido la mitad de tu memoria, porque entonces puedes dormir tranquilo en las noches sin necesidad de recordar todo lo que pasó y por qué pasó.

El menor frunció el ceño disgustado y se levantó del suelo, sentándose de nuevo en el banco. Lo miró incrédulo, ¡no podía estar diciéndole esto!

-¿Acaso crees que es un alivio para mí? ¿Crees que me gusta estar así? ¿No saber nada de ti? ¿En serio piensas que no quisiera revertir esta situación? No puedo creer que opines eso.

-No lo sé, Kai. Ya no sé ni qué pensar...Ya hemos tratado de todo y no ha habido resultados.

-El doctor dijo que llevaría tiempo. Al menos acabo de recordar esa pelea de bolas de nieve que tuvimos en el parque. Recuerdo algunas cosas, sólo necesito relacionarlas, necesito tiempo. No soy una computadora a la que puedes guardarle miles de archivos en el disco rígido.

-Ese recuerdo de la pelea de bolas de nieve no es relevante, Kai –suspiró.

-Lo es para mí, es un avance.

-¡Un avance muy pequeño, por todos los santos! ¡No es nada! ¿Por qué diablos no tratas más duro?

-¡¿Y cómo se supone que haga eso?! Lo intento, de verdad. Lo siento si no puedo hacerlo rápido.

-Ay, por Dios...-bufó el mayor, revolviéndose los cabellos –No creo que lo intentes con tanto esmero, para serte sincero.

Kai lo miró súbitamente molesto.

-¿Qué demonios significa eso? –su voz estaba cargada de furia y el más bajo se arrepintió al instante de haber dicho esas palabras.

-Es que parece como si no te interesara –contestó inseguro. Se dio cuenta de que acababa de empeorar la situación aún más, cuando los ojos del bailarín centellearon con odio.

-Ah, ¿esa es tu apreciación? Pues, ¿no se te ocurrió pensar que tal vez sea que alguien no está ayudando lo suficiente?

-¿Disculpa? –el tono del bailarín le había caído muy mal –No es nada sencillo tener que estar recordándote la mitad de tu vida para que encima resulte completamente inútil ¿sabes? Y para colmo me culpas de ello, no puedo creerlo...-bufó eso último levantándose y alejándose. Se estaba enojando demasiado y debía calmarse, tenía que irse, pero Kai no se lo permitió.

-¿A dónde vas? –le llamó, tomándolo del brazo.

-A tomar aire –contestó secamente, soltándose del agarre y huyendo del lugar.

-Estamos en el patio, Kyungsoo –le recordó, levantándose también del asiento.

-¡Ya sé! –le contestó sobre el hombro.

-Entonces ¿por qué...?

-¡Quiero estar solo! ¡¿Bien?! ¡Déjame en paz! –le gritó con todas sus fuerzas.

Repentinamente el más joven se encogió de hombros frente al grito del otro, como si aquello lo hubiera asustado y de inmediato se sintió culpable por haberle hecho enojar. No tardó ni dos segundos en su remordimiento, que fue tras él.

-Kyungsoo, espera. Lo siento –le dijo, pero el más bajo no aminoró su marcha –Por favor, no quise hacerte enfadar, perdóname. ¡Aguarda!

-Ahora no, Kai –le dijo sin voltearse a mirarlo.

Arrepentido, el moreno suspiró y empezó a correr tras él, llamándolo sin parar, pero el mayor nunca frenó, así que apuró el paso, a pesar de que apenas sí podía caminar.

-¡Kyungsoo! Oye, no te enojes, discúlpame. Por favor, lo lamento. ¡En serio lo siento! ¡Kyung...!-su voz se quebró y quedó completamente ahogada en cuanto un dolor que nunca antes había sentido, lo dejó sin aliento. Sin poder evitarlo, se fue de bruces al suelo y quedó inmóvil en el lugar. El dolor era tal que ni siquiera podía gritar, mucho menos moverse.

Totalmente impotente, dirigió su mirada hacia el chico que se alejaba. Rogando que volviera, que lo viera. Quería llamarlo, pero ningún sonido escapaba a sus labios. Cerró los ojos y gritó en su mente.

<<¡KYUNGSOO!>>

El más bajo no se había percatado de esto, pues seguía metido en su propio mundo, pero cuando estaba por abrir las puertas de vidrio para entrar al establecimiento, divisó a Kai en el suelo, en el reflejo del cristal. Entre el tiempo que trató de entender lo que pasaba y lo que veía, y el tiempo que comprendió, pasó apenas un segundo y se dio la vuelta horrorizado. No lo pensó ni un siquiera, que corrió hasta él.

-¡Kai! ¿Qué pasó? ¿Qué tienes? –le preguntó, pero no le contestó, en su lugar el chico se retorcía adolorido y lo miró con los ojos enrojecidos -¡¿Qué te sucede?! ¡Háblame!

Como no obtuvo respuesta, llamó a una enfermera que justo caminaba por la zona y esta llamó a otros enfermeros. En cuestión de minutos, cuatro hombres llegaron con una camilla y se lo llevaron. El mayor los siguió de cerca y tomó la mano del bailarín.

-Todo está bien ¿sí? Estarás bien, estoy contigo –le dijo para calmarlo, pero podía ver el chico estaba sufriendo. No le contestaba, estaba hecho un ovillo sobre la camilla y gruesas lágrimas bañaban su rostro. Apretó la mano del pequeño con tanta fuerza que el otro esbozó una leve mueca, pero no intentó zafarse.

Cuando llegaron a la habitación, el médico apareció y obligó al mayor que se retirara. Aún transcurría la escena en casi silencio, hasta que Kai logró gritar. El alarido fue tal, que Kyungsoo creyó que tal vez en la caída se había roto un hueso y se asustó. El médico no perdió tiempo y ordenó que le pasaran calmantes de inmediato. Le preguntó qué le había pasado, y el menor sólo logró susurrarlo entre medio de jadeos. El más bajo no pudo escucharlo, y antes de que pudiera preguntar, cerraron la puerta en su cara. No sin antes ver que el médico levantaba las ropas del muchacho y revisaba su espalda.

Por una hora, esperó afuera, nervioso y temblando, temeroso de acercarse, hasta que vio a Suho, Chanyeol, Chen y Baekhyun, que corrieron hasta él. Venían con las bolsas de comida, las cuales dejaron a un lado en seguida.

-¿Qué pasó? ¿Kai está bien? –preguntó el líder al ver el estado en que el más bajo se encontraba.

-No lo sé –contestó vagamente, mordiéndose las uñas.

-¿Cómo que no sabes? ¿No estabas con él? –insistió Baekhyun.

-No tengo idea, cuando lo vi, estaba en el suelo.

-¿En el suelo? ¿Cómo? ¿Qué sucedió? –instó el líder.

-¡No sé! Estábamos en el jardín, peleamos, yo...fue una tontería. Quise entrar al edificio, lo dejé solo. Cuando acordé...¿Qué es lo que tiene? –murmuró para sí.

-Tal vez sólo se resbaló –aventuró su amigo, tratando de alivianar los nervios que se acrecentaban en el pequeño con cada segundo que pasaba.

-No...vi su rostro, su mirada. Algo no está bien –murmuró preocupado, mirando hacia la habitación a través de la pequeña ventanilla. Adentro, tanto el médico como las enfermeras inyectaban una y otra vez algo en el suero.

-¿A qué te refieres con que algo no está bien? –interrumpió el líder -¿Quieres decir que le pasó algo parecido a cuando estaba lesionado del tobillo?

-No...esto es diferente.

Dijo eso y acto seguido volvió a pararse frente a la puerta para intentar ver adentro. Pasaron cerca de dos horas, en las cuales tanto el más bajo como sus amigos, acabaron por sentarse fuera de la habitación, esperando impacientemente; hasta que en un momento una de las enfermeras salió. Todos se pararon expectantes, y ésta les dirigió una sonrisa.

-Ya se encuentra mejor –todos suspiraron aliviados –Pregunta por ti, cielo –agregó mirando al menor.

El chico no estaba seguro de entrar solo, sabía que sus amigos estaban tan preocupados como él y seguro querrían verlo también, así que miró a Suho consternado; pero él sólo le devolvió la mirada sonriendo y asintió con la cabeza dándole a entender que fuera.

Con paso lento, se acercó a la puerta y la atravesó. Adentro, otra enfermera estaba guardando algunos frasquitos y una jeringa en una cajita metálica, mientras que el doctor controlaba los signos vitales del paciente. En cuanto reparó en el recién llegado, hizo un leve gesto de saludo, para pasar por al lado de Kyungsoo en silencio y cerrar la puerta tras de sí en cuanto la otra enfermera también salió.

Una vez que todo estuvo en calma, por fin se animó a mirar a Kai. Estaba semi acostado boca arriba, tapado hasta el pecho con las mantas y con los ojos cerrados. Su ceño estaba fuertemente fruncido y su boca torcida en una leve mueca; el sudor cubría su rostro. Con cautela, el mayor se acercó hasta la cama y se sentó en ella, al sentir un peso cerca de sí mismo, el moreno abrió los ojos y le sonrió levemente; borrando toda señal de molestia en su expresión.

-Hola –le dijo muy por lo bajo. Lucía muy cansado.

-¿Cómo estás? –le preguntó de inmediato.

-He estado mejor –bromeó.

-Kai...-reprendió.

-Estoy bien, Kyungsoo –le aseguró.

-¿Qué te pasó afuera?

-Me caí.

-¿Te caíste? –el chico asintió -¿Sólo así? ¿Te caíste?

-Creo que todavía no logro dominar bien mis movimientos –rió. Pero Kyungsoo no se lo creyó.

-Algo no me estás diciendo.

-Kyung...

-No, escúchame –lo interrumpió –No quiero que me mientas. Ya bastante mal hicimos las cosas antes, cuando nos guiábamos por mentiras. Dime qué te pasó.

-¿Nos mentíamos todo el tiempo? –preguntó el menor confundido -¿Por qué?

-No me cambies de tema, quiero saber qué te pasó.

-Pero si fuiste tú quien lo mencionó –rió.

-Sí, bueno...olvida eso. Quiero que me digas la verdad. ¿Por qué te caíste?

El más alto lo miró por unos segundos, y luego suspiró acomodándose en la cama y cerró los ojos.

-No te lo diré –exhaló.

-¡¿Por qué?!

-Porque no es necesario. 

<<¿No es necesario? Me acabas de dar un susto de muerte ¿y me dices que no es necesario que sepa por qué?>>

-¿Por qué no quieres decirme? –el chico no le contestó y eso hizo que una terrible idea se desarrollara en su mente –Es mi culpa ¿no es cierto?

El bailarín clavó sus ojos en los contrarios. Kyungsoo estaba llorando.

<<Oh, no>> 

-Kyung...

-¿Yo te hice esto? Es mi culpa...

-No. No, no, Kyungsoo; no es tu culpa –intentó calmarlo tomando su mano, pero el chico rechazó el contacto, y eso al otro le consternó.

-Si no lo fuera, me lo hubieras dicho. Maldición no debí gritarte, no debí irme. Es mi culpa, si me hubiera quedado, no me habrías seguido y no te hubieras caído...–murmuró apenado.

-No te digo porque no quiero preocuparte. No llores, sólo fue una torpeza, estoy bien.

-No es cierto. 

-Sí, lo es.

-¡No mientas! Vi la cara del médico. Te revisó la espalda y su expresión era como si...–sus palabras se atropellaban, no podía articular por los nervios –Sólo dime qué es lo que tienes.

Kai lo miró derrotado y suspiró. Era inútil ocultarle nada, debía decirle de todas formas. Prefería que se enterara por él y no por el doctor.

-El doctor dijo que tengo una lesión –le dijo por lo bajo.   

-¿De qué hablas?

-Producto del accidente me lesioné.

-No entiendo. 

-Cuando la camioneta me arrolló, golpeó mis piernas. No las quebró, pero en su lugar fue mi espalda baja la que recibió el impacto, la cintura más propiamente dicho. Esa es la conclusión a la que el especialista llegó. Por eso me caí cuando corrí tras de ti para alcanzarte. Sentí un dolor muy fuerte que me impidió seguirte.

Kyungsoo parpadeó aturdido. Kai había dicho todo eso tan rápido, que apenas pudo procesarlo.

-De acuerdo, comprendo...¿Y ahora?

-¿Ahora qué?

-¿Hay alguna forma de solucionarlo?

-Sí –dijo desanimado –Pueden operarme. Pero hay una condición para que pueda sanar del todo.

-Y...¿cuál es? –preguntó con miedo.

-No pienso decirte.

-¡Kai! –protestó, pero el bailarín lo miró con una sombría expresión.

-No te lo diré –repitió seriamente.

-¿Por qué no?

El silencio atravesó el espacio que había entre ambos, y el bailarín se acomodó en el colchón lentamente.

-Necesito descansar –murmuró.

-Pero...

-La charla acabó, Kyungsoo. Me dijeron que duerma –le cortó autoritariamente, cerrando los ojos.  Al mayor le molestó que lo dejara picando con la duda, pero pensó que tal vez, por ahora, debía esperar.

-Descansa –le dijo, levantándose de la cama y dándole la espalda. Pero una mano tomó firmemente la suya, impidiéndole que se fuera. El chico se giró, y encaró al menor.

-Quédate conmigo –le pidió el más alto.

-Dijiste que querías dormir.

-No dije que quisiera hacerlo solo. ¿Podrías hacerme compañía? Sólo hasta que me duerma.

El más bajo, lo miró unos segundos. El muchacho no jugaba, no era una de sus características bromitas, estaba siendo sincero.

-Está bien, buscaré una silla...-resolvió.

-No...ven aquí –susurró tirando de la mano contraria, haciendo que el chico cayera a su lado en la cama, justo frente a él. No estaban tan cómodos puesto que el colchón no era para dos, pero el mayor no podía irse cuando un par de brazos se lo estaban impidiendo.

Decidió no decir palabra alguna y seguirle la corriente, no quería hacerlo sentir mal. Así que se acurrucó en los brazos del moreno, y ambos se quedaron en silencio por un buen rato.

Por su parte, Kai estaba de costado y lo miraba con interés. Deslizó su mano hacia abajo, y tomó la contraria, entrelazando sus dedos, sintiendo la fría piel.

-¿Por qué tus manos siempre están frías? –le preguntó.

-Porque siempre te necesito para calentarlas –bromeó, arrancándole una sonrisa al menor y a su vez sonriendo él también.

-Sí, lo recuerdo. Ponerte uno de mis guantes el día que fuimos al parque, porque habías olvidado los tuyos, no fue de mucha ayuda, hasta que metí mi mano y la tuya en mi bolsillo.

-¿Así que recuerdas eso? –se alegró Kyungsoo.

-Sí. Y sé que dijiste que no querías que te dijera cuando recordara cosas.

-Lamento eso. De verdad no me molesta que me cuentes qué cosas recuerdas. Y lamento haberte acusado de que...no te importara esforzarte –añadió tristemente. Kai torció la boca disgustado de ver esa expresión agobiada de nuevo.

-También recuerdo otra cosa –comentó, tomando la barbilla del pequeño y levantándola levemente para obligarlo a que lo mirara a los ojos, buscando distraerlo. Y lo logró.

-¿Cuál?

-Pues...es un recuerdo extraño, uno que me gustaría rememorar pero, temo que te molestarías –se excusó desviando la mirada.

-No me molestaré –objetó sorprendido –Dime que es.

El muchacho se mordió el labio inferior y luego lo vio a los ojos.

-El recuerdo no es de ese día. Y es uno que me confunde. No lo entiendo.

-¿Por qué? ¿Qué hacías en ese momento? –inquirió cada vez más interesado.

El chico lo miró unos segundos, y luego acercó su rostro lentamente. Con su nariz casi rozando la otra, pudiendo sentir el aliento de ambos que los separaban. Posando la mano en la mejilla del pequeño, la acarició con el pulgar.

-Hice esto –susurró, antes de chocar esos carnosos labios con los propios, con suavidad.

Kai cerró los ojos, pero Kyungsoo no lo hizo. Estaba pasmado, apenas si podía reaccionar. Sin embargo, no le llevó mucho tiempo rendirse. Justo cuando creyó que estaba disfrutándolo, el moreno se separó un tanto agitado.

-Perdona –le dijo –Yo...lo siento...-pero no terminó la disculpa que el más bajo le devolvió el beso, esta vez con necesidad, ávidamente. El bailarín correspondió con el mismo deseo y pasados un par de segundos, sentía que el aire comenzaba a faltarle, pero no en el mal sentido. De hecho le agradaba esa sensación de sentirse al borde del abismo, y no creía que fuera la primera vez que experimentaba algo así. Sin embargo, volvió a separarse.

-No creo que esté bien –exhaló contra la boca del otro.

-A mí no me importa.

-Sí, pero...

-Ya, deja de hablar –interrumpió el más bajo, antes de volver juntar su boca a la otra, esta vez con más necesidad, y Kai no tardó en imitarlo, empezando a experimentar un sinfín de sensaciones por todo su cuerpo.

Era extraño porque entre momentos, se veía a sí mismo poseyendo a aquel ser tan inmaculado que tenía bajo sus brazos. Deslizando sus manos por esa delicada piel, gozando del dulce sabor de esos labios, escuchando su nombre entre susurros. Viendo ese par de ojos enormes mirarlo con anhelo, y luego coronados por una sonrisa. Manos entrelazadas...jadeos lujuriosos...frenesí de ambos cuerpos danzando uno con el otro en una coreografía creada y compartida sólo por ellos...

No, definitivamente esta no era la primera que experimentaba todo eso.

-Creo que alguien podría entrar y vernos –exhaló el mayor divertido, sintiendo como un par de labios comenzaban a succionar levemente su cuello.

-Es lo más probable –contestó el más joven.

-Entonces deberíamos parar.

-No creo que pueda –jadeó, atacando de nuevo la boca contraria y el pequeño no tuvo más remedio que entregarse de nuevo.

Lentamente, el más alto se posicionó encima del otro y suavemente llevó las manos de muchacho a ambos costados de su cabeza, impidiéndole sutilmente que se escapara. No tenía idea de qué estaba haciendo ni por qué lo hacía, se estaba dejando llevar por los impulsos, no pensaba con claridad...no quería hacerlo. Un calor excesivo se había apoderado de él y necesitaba extinguirlo cuanto antes.

-Kyungsoo...-susurró –Mi Kyungsoo...

Se detuvo unos segundos, mirando detenidamente a quien estaba debajo y sonrió.

-Soo...

El nombrado abrió los ojos grandes como dos platos al escucharlo, y en eso, la puerta de la habitación se abrió de improviso.

Notas finales:

Sí, sí, sé que me están odiando por cortarlo ahí pero, epa, epa, ¡¿que Kai lo llamó cómo?! ¿Qué está pasando aquí? Bueno, como soy mala el capítulo quedará ahí muajajajaja 3:) Estoy deseosa de saber qué piensan que puede haber pasado, ¿recordó al fin? ¿Está jugando? Ustedes dirán ;)


Nos leeremos en la próxima actualización ^^


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