Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Premonition (KaiSoo) por DebyMil

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y un buen día Premonition tuvo actualización (?) Jaja perdón por mi ausencia pero ya llegué con nueva actualización y además para agregar que ya estamos al final. Apenas 1 o 2 capítulos más, y esta historia tendrá final.

Pero les adelanto una cosa: puede que haya una secuela ;) Ya estoy trabajando en ello. Sin quitarles más tiempo, les dejo leer esta nueva parte.

Un par de labios habían logrado en pocos minutos que perdiera la cordura, unos leves toques lo estaban mandando a las puertas del limbo, y una mano rozando la sensible zona de su cuello, era todo lo que Kyungsoo necesitaba para perderse en el placer.


Sabiendo que la necesidad del momento lo dominaba, decidió devolver el favor que recibía, imitando a Kai en lo que hacía, y podía ver que el moreno lentamente comenzaba a ceder a sus más oscuros deseos. Sólo se detuvo cuando vio que el otro hizo lo mismo. Creyó que querría escapar de nuevo, pero en su lugar, el bailarín lo miró con amor, sonrió con anhelo –era la misma mirada que le regalaba en esos momentos tan íntimos, la misma que le dedicó cuando le dijo cuánto lo quería –parecía conocerlo, le miraba con familiaridad.


“Mi Kyungsoo” le dijo, no era la primera vez que se lo decía, aunque el más alto no tuviera idea de a quién tenía debajo de su cuerpo, lo había dicho con tal naturalidad que el mayor se vio obligado a sonreírle y cerró los ojos complacido cuando Kai volvió a besarlo. Entonces escuchó una palabra que le sorprendió:


-Soo…


Abrió los ojos de inmediato y miró incrédulo al joven. Ese apodo lo había inventado el menor y era el único que lo sabía. Ciertamente, Kyungsoo nunca le había recordado como solía llamarle, nunca se lo mencionó. Estudió la expresión del otro buscando una pizca de explicación, pero sólo se encontró con un par de oscuros irises ahogados por la necesidad del placer.


No era el momento indicado de preguntar “¿cómo acabas de llamarme?”


Así que intentó ignorar aquello en cuanto su boca se fundió con la contraria. Pero en su cabeza no dejaba de repasar el tema. ¿Acaso lo había dicho inconscientemente? ¿Lo había recordado? ¿Había jugado con él todo este tiempo? Muchas preguntas, y de nuevo ¡no es el momento para hacerlas!


<<Ya deja de pensar, Kyungsoo. Ese es tu problema, piensas demasiado todo. Ya no…Oh, Dios>>


No pudo evitar que un espasmo, acompañado de un gemido, se apoderaran de él cuando la rodilla de Kai rozó tímidamente su entrepierna. Sin contenerse abrió la boca, y la boca del más joven; que hasta hace unos segundos estaba ocupada en el cuello del mayor; se deslizó hasta los labios del pequeño y ahogó todo sonido que pudiera escapar de su garganta.


Casi en ese instante, el chico pudo ver como alguien abría la puerta de la habitación, y en menos de lo que canta un rayo, empujó al bailarín a un costado de la cama, haciéndolo volar al suelo, antes de hacer el intento de componerse y aparentar que nada estaba pasando.


-¿Kyungsoo? ¿Qué haces aquí? –preguntó Baekhyun, visiblemente anonadado.


-¿Qué? ¿Quién, yo? Si, estaba…pues…¿tú qué haces aquí? –inquirió tremendamente agitado. Estaba hasta sudando y se giró en la cama tratando de que las colchas ocultaran su…


-Vine a traer la comida que nos pediste esta mañana. Pasé por tu cuarto pero no estabas, supuse que estarías aquí; pero llego y ahora no encuentro a Kai. ¿Dónde está?


-Ah, él…él está…bueno, tú sabes…


-Aquí estoy –murmuró una voz a su izquierda desde el suelo. Aterrorizado, el chico se dio vuelta y vio una mano cayendo en el colchón que lo sobresaltó. El bailarín se incorporó, sosteniéndose de la cama con dificultad y miró al pequeño con frustración, haciéndolo sentir culpable por haberlo empujado tan fuerte. En cuanto logró pararse, se sentó en la cama resoplando.


El trío se quedó en completo silencio unos segundos. Baekhyun tratando de dilucidar qué estaba pasando, Kai que no encontraba posición en el colchón para sentarse –ya que el golpe de la caída le había dolido –y Kyungsoo que estaba siendo devorado por sus propios nervios.


-Siento que no debería preguntar esto, pero ¿qué hacías en el piso, Kai? –soltó Baekhyun perspicaz.


-Buscando mi teléfono –contestó naturalmente, y ciertamente rápido.


<<Idiota, tu teléfono está en la mesa de…oh>>


El más bajo se quedó en blanco al darse cuenta que en la caída, el moreno también se había dado cuenta que alguien les había cortado la velada, y alcanzó a tomar su celular. Por supuesto, no había nadie más hábil que Kai para ocultar sus intenciones.


-Tu teléfono…claro…-murmuró, entrecerrando los ojos –Entonces creo que tendrás alguna explicación para tu sudor y falta de aire, ¿verdad Kyungsoo?


<<¡Eres un maldito desgraciado!>> sabía que su amigo lo estaba probando, provocando para que cayera en la trampa.


-Claro que sí, la calefacción. Hace mucho calor aquí ¿no te parece Kai?


-Oh, sí. Por eso te dije que la bajaras un poco. ¿Nos harías el favor, hyung? Estás justo al lado del calefactor –sonrió el menor con inocencia.


Al verse atrapado en su propio juego, Baekhyun le llevó el apunte. Pero él no era de los que daban puntadas sin hilo, y pudo notar que el extremo nerviosismo del más bajo era igual al del otro.


-Saben, no es normal que entre mis amigos me sienta fuera de lugar, pero me siento así justo en este momento. Siento como si de repente hubiera interrumpido…algo.


<<No tienes idea…>>


-¿Interrumpir? No, para nada. Kyungsoo y yo sólo estábamos…


-Charlando sobre lo que pasó hoy –terminó la frase. Pero Baekhyun seguía sospechando.


-No me digan, pues algo me dice que querían analizar las fibras de esas sábanas; y no precisamente con la luz encendida –aventuró sonriendo pícaramente. Kai se puso rojo como  un tomate y miró al más bajo asustado, quien por su parte tomó una caja de pañuelos que estaba cerca de la cama, y se la arrojó a su amigo.


-¡No digas tonterías y déjanos tranquilos! –le dijo el más bajo molesto.


El chico alcanzó a esquivar la caja que voló directo a su cara y riendo dejó la bolsa de comida en la mesa del pequeño living de la habitación.


-Disfruten su cena y procuren no molestar al resto del hospital –rió.


-Si serás…¡te voy a matar! –amenazó Kyungsoo.


-Buenas noches –se despidió divertido su amigo, y cerró la puerta tras él.


-Juro que uno de estos días me sacará canas verdes –suspiró el mayor.


-Por poco y nos descubre.


-Arruinó el momento…justo en la mejor parte –bufó.


-¿Así que lo estabas disfrutando? –le susurró cerca del oído, haciendo que le dieran escalofríos.


-Yo…no, por supuesto que no.


-Sí, claro –rió el más alto -¿Y qué se supone que nos trajo para comer? –preguntó yendo hasta la mesa.


-Esta mañana para deshacerme de ellos les pedí que compraran unas hamburguesas y helado.


-¡Y acabo de encontrar un chocolate! –se emocionó el menor -¿Cómo supiste que es mi golosina favorita?


-Kai…


-Oh, sí. Perdón. Olvidé que ya me conoces.


Llevó la bolsa hasta la cama y repartió para cada uno. Comenzó a comer de inmediato ya que estaba hambriento, sin prestar la más mínima atención a su compañero, que lo miraba confundido. Hace unos momentos atrás habían estado a punto de hacer el amor, y de repente estaban comiendo como si nada, no era cierto…Pero a Kyungsoo le preocupaba más otra cosa.


-¿Kai?


-Sí, dime.


-¿Por qué me llamaste Soo? –le preguntó de prepo. El nombrado dejó de comer distraídamente y se quedó viendo al vacío, aturdido.


-¿Te dije así? –murmuró ensimismado. Frunciendo el entrecejo, como tratando de recordar -¿En qué momento?


-Hace unos minutos. Cuando estabas…encima mío…-explicó algo avergonzado. El otro lo miró más confundido.


-¿Encima de ti? ¿Qué…?


-Vamos, no te hagas el chistoso. Estuvimos a punto de pasar un buen rato hasta que Baekhyun apareció –le refrescó la memoria, algo que le resultó sumamente incómodo.


-No me acuerdo –le dijo mirándolo a los ojos.


-No bromees –bufó poniendo los ojos en blanco. ¿Así que ahora su memoria era selectiva? ¿O le estaba tomando el pelo?


-No, en serio, Kyungsoo. No lo recuerdo. Si hice eso, lo siento mucho. Yo…Oh, Dios mío ¿cómo pude hacer tal cosa y no recordarlo? –el mayor notó que no fingía, estaba asustado.


-Espera un minuto ¿cómo que no recuerdas? No me digas que tienes falta de memoria de corto plazo –preguntó atónito.


-Ni siquiera tengo idea de por qué estabas en mi cama. No sé qué hice –replicó desencajado.


-Pero me dijiste “Soo”. Aparte de mí, eres el único que conoce ese diminutivo –insistió.


-¡No tengo idea! Te juro no…-enmudeció en cuanto un recuerdo atravesó su mente.


Se encontraba en una cama, Kyungsoo estaba a su lado y lo miraba algo enfadado.


 


*Flashback*


<<Me llamaste Soo, así no es mi nombre>> le dijo.


<<Me pareció buena idea decirte así. No sabía si te agradaría pero en ese momento no lo pensé y sólo lo dije. Ya que somos amigos y tú me dices Kai, pensé en llamarte Soo>>


 


Era su voz, él le había dicho eso. Varios recuerdos más atacaron su mente, en todos llamaba al pequeño de la misma manera. Estaba desorientado, las imágenes se mezclaban, pasaban tan rápido que no alcanzaba a procesarlas, algunas hasta giraban al desaparecer. En todas veía el rostro del chico con diferentes expresiones: feliz, riendo, disgustado, sorprendido, llorando, asustado, dormido…


-¿Kai?


Levantó la mirada y esos lapsus de recuerdos se mezclaban con el presente, como si se fundieran. Parpadeó varias veces intentando ajustar su visión, se le tornaba borrosa. La bebida que sostenía en su mano, se fue al suelo al resbalar de su mano.


-Oye, ¿estás bien?


No, claro que no está bien. Se siente mareado y tantas imágenes hacen que le duela la cabeza. Está aterrado porque no entiende qué pasa, porque le está costando respirar, quiere que pare, dejar de ver. En cuanto siente que la cabeza se le parte, todo cesa repentinamente y abre los ojos viendo la mesa de luz algo inclinada ¿por qué está inclinada? Antes de que lo pueda pensar siquiera, unas manos lo toman con fuerza y lo arrojan a la cama.


-Por todos los demonios ¡contesta! –grita Kyungsoo, y el menor lo mira.


-¿Soo?


-¿Qué diablos te pasa? Casi te caes al suelo, me asustas maldición.


-Kyungsoo…


-Voy a llamar a una enfermera –resuelve.


-No, espera. Acabo de recordar…


-Estás sudando, puedes tener fiebre –le dice preocupado, al tocarle la cara, y se levanta dirigiéndose a la puerta –Voy a buscar a alguien.


-¡Te digo que esperes! –persiste el bailarín, tomándolo de la muñeca para que no se vaya –Lo recordé.


-¿Qué cosa?


-Por qué te dije “Soo”. Ya lo recordé –le sonríe. Pero el otro no sonríe, no entiende.


-¿Y eso qué tiene que ver…? Dios santo, ¡estás delirando!


-No seas tonto. Te acabo de decir que tuve otro recuerdo –repite incorporándose.


-Pues qué bien, pero casi te desvaneces delante de mí; así que iré a buscar a…-no logró terminar la frase, que el más alto tiró de su mano fuertemente y lo arrojó a su lado en la cama, para segundos después acercar su rostro al contrario, tanto que sus narices se rozaron.


-¿Vas a dejar de hablar de una vez? –le dijo en un tono bajo, y el pequeño asintió en silencio –Bien. Primero que nada, sé lo que estás pensando y sí, estoy bien. No, no me golpeé la cabeza esta tarde ni estoy delirando por eso ahora. ¿Fiebre? No lo sé, pero no tiene nada que ver con lo que pasó. Segundo, me sacas de quicio cuando hablas tonterías sin parar y te preocupas tanto por nada. Y tercero…sí, empecé a llamarte Soo porque tú me llamas Kai, ya lo recordé.


El moreno terminó de hablar y se quedó a la espera de que el más bajo dijera algo, pero sólo se le quedó viendo boquiabierto por unos cuantos minutos, hasta que por fin salió de su sorpresa.


-Vaya…tú, dime una cosa, ¿el leer la mente y responder todas las preguntas que daban vueltas en mi cabeza es un efecto secundario del calmante que te dieron?


El más alto se echó a reír y miró a Kyungsoo de manera tierna. El pequeño podría jurar que era la misma mirada que él conocía y que había visto tantas veces. Pero era extraño, porque el Kai que él conocía sólo aparecía por momentos, como lapsus. Y luego desaparecía…Recordarlo hizo que se pusiera serio.


-¿Qué sucede? –preguntó el otro.


-Nada. Me alegra hayas recordado otra cosa más.


-Sí, pero lamentablemente es lo único que pude recordar. Al menos por ahora.


-No te preocupes –suspiró –Pero por ahora quisiera me aclararas otra duda que tengo y que aún no has respondido.


-¿Cuál? –preguntó interesado.


-¿Ahora si me dirías cuál es la condición del médico para que te cures de tu lesión en la cintura?


El rostro del muchacho se ensombreció y puso una expresión de pocos amigos.


-Ya te dije que no –murmuró dándole la espalda.


-Pero quiero saber. No entiendo por qué no quieres decirme –insistió malcriadamente.


-No quiero que sepas. Tal vez debería irme a dormir –se excusó quitando la comida de la cama y dejándola sobre la mesa del pequeño living.


-¿No tienes apetito? –preguntó el pequeño al ver eso.


-No –le contestó secamente.


-Kai –le llamó, pero no obtuvo respuesta –Por favor, ¿por qué no puedo saber? –insistió inútilmente –Deja de ignorarme y dime.


-Dije que no –exhaló.


-¿Por qué? –repitió tomando su mano en cuanto se acercó a la cama.


-¡Porque no! –replicó soltándose bruscamente. El movimiento fue tan repentino que sin querer lastimó a Kyungsoo, que se llevó la mano al pecho y lo miró ofendido. Unos minutos de silencio cortaron el espacio mientras el moreno intentaba controlar su enojo y el otro se incorporó lentamente de la cama. Si bien no era la primera vez que el chico reaccionaba así al perder los estribos, y el mayor sabía lo que eso podía significar, podía ver que a pesar de eso el muchacho trataba de controlarse. Sin embargo, decidió que lo mejor era dejarlo solo.


-Creo que mejor me iré –dijo avergonzado. El menor parecía aún ofuscado, pero su actitud se borró en cuanto vio que se había propasado.


-Perdóname –susurró.


-No te preocupes –acotó intentando restarle importancia al asunto –A veces no sé cuándo cerrar la boca y…


El bailarín hizo una mueca arrepentido y, tomando la mano contraria, atrajo al joven hasta sí mismo y lo abrazó fuertemente, tanto que Kyungsoo pensó que en cualquier momento dejaría de respirar. Estaba aturdido. Primero se enojaba con él ¿y ahora lo abrazaba y se disculpaba? Pues, sí…ya había vivido algo parecido antes.


-Lo lamento –volvió a decirle, esta vez al oído –No debí reaccionar así. Lo siento mucho.


El mayor estaba todavía algo sorprendido, pero acarició la espalda suavemente del muchacho.


-Está bien, Kai. Yo entiendo. No tienes que decirme si no quieres.


El más alto se separó y lo miró a los ojos.


-¿Lo entiendes?


¿Qué quería decir?


-Sí, yo…cuando estés listo te escucharé. Es que soy muy impaciente, y sí, me preocupé mucho. Pero es porque me importas. Tal vez sea defecto mío el estar siempre tan pendiente de ti, pero después de lo que ha pasado no puedo evitarlo, y yo…


-Kyung…


-…me siento muy culpable con todo esto y trato de solucionarlo todo. Sé que puedo ser insistente y hasta caprichoso contigo, aunque tú también lo has sido conmigo…


-Sí, puede ser, pero…


-…Y es por eso que cuando estamos en situaciones así –continuó ignorándolo, y el menor reboleó los ojos –no puedo parar de hablar y de decir tonterías, y…


-No volveré a bailar, Kyungsoo –soltó el más joven, de improviso. El otro lo escuchó y se quedó repentinamente en silencio, boquiabierto.


-¿Qué? –inquirió sin comprender. El más alto se soltó, alejándose unos pasos, y lo miró a los ojos.


-La condición para recuperarme…Es no volver a bailar –explicó, mirando al suelo. Cerró los ojos y apretó los puños fuertemente. Le daba vergüenza confesarlo, pero ya lo había hecho.


Aquella confesión le cayó como balde de agua fría al mayor. Mientras que él lo miró aturdido, sus ojos incrédulos trataban de buscar algún atisbo de lo que había oído, había sido producto de su imaginación, una equivocación; pero en cambio sólo vio otro par de irises cargado de lágrimas.


-No…


<<No lo estás diciendo en serio…>> algo en su interior comenzó a doler, como si se partiera.


-El médico dijo que era la única opción –explicó Kai, sin mirarlo. Murmuraba tan por lo bajo, que Kyungsoo apenas sí podía escucharlo –Si me operan, no podré volver a bailar. No como siempre lo he hecho. ¿Entiendes lo que significa?


<<No…no lo entiendo>>


-Tendría que renunciar a todo por lo que he luchado este tiempo. La verdad es que no quiero. Pero si no lo hago, empeoraré; y…no sé qué hacer –desembuchó afligido.


Kyungsoo no le contestó. No sabía qué decir. Él se sentía culpable, y podía ver que su mejor amigo, estaba igual o más desesperado que él: había perdido lo que más amaba. Si no podía bailar, entonces no le quedaba nada. Ahora lo entendía perfectamente.


Por eso había estado tan irascible, tan distante. Por eso no había querido decirle, y al verlo ahora lo comprendía, el silencioso llanto era una prueba de lo mucho que le afectaba. Que ya no pudiera bailar era como si perdiera su esencia, su alma. Se sentiría vacío, devastado.


Como sabía que las palabras no podían significar nada para Kai en estos momentos, optó por abrazarlo. Al principio el chico se quedó inmóvil, consumido por la desolación, pero después acabó por abrazar al otro fuertemente y lloró aún más.


-¿Qué se supone que haga, Kyungsoo? –sollozó –Me siento inútil ahora, si no puedo bailar, entonces no vale la pena seguir en el grupo. Pero si me voy me quedaré solo, y no quiero…


El mayor acarició la nuca del otro con gentileza y se separó luego, tomando el rostro contrario con ambas manos. Lo miró directo a los ojos, pero el chico no le devolvió la mirada, en su lugar seguía llorando.


-Mírame, Kai –el nombrado al principio no le llevó el apunte, pero acabó por fijar sus ojos en él luego de unos segundos –No pienses en qué hacer ahora. Sólo preocúpate por recuperarte.


El chico asintió, aunque agregó:


-Pero tarde o temprano tendré que tomar una decisión.


-Cuando llegue el momento, se verá. Siempre mantén la frente en alto.


-No creo poder hacerlo, no soy tan fuerte.


-El Kai que yo conozco, lo es.


-Esa persona ya no existe, Kyungsoo. Desapareció el día del accidente. Sólo soy una sombra de lo que conociste. Ni siquiera yo me reconozco…-por mucho que aquellas palabras calaran profundo en el mayor, sabía que era verdad -¿Te das cuenta de que si no soy de utilidad para el grupo, tendré que irme? Eso significa alejarme de ti. Y no quiero perderte…otra vez.


El pequeño lo miró atónito. Si le había dicho “otra vez” significaba que seguramente también recordaba que ya se habían separado anteriormente. Bueno, pues Kai no tenía nada que temer. Esta vez cuidaría de que eso no sucediera.


-Te prometí una vez que nunca me perderías. Y voy a cumplir esa promesa. Porque tú me necesitas…y yo a ti. Somos uno. Y nada podrá cambiar eso jamás.


-No estoy tan seguro.


-Yo sí –afirmó, y acto seguido, poniéndose en puntas de pie, acercó su rostro al más alto y lo besó sin ceremonias.


Si bien el otro no estaba preparado para aquello, no tardó en responder. Y como si sintiera otra vez que algo lo controlaba, su mente se despejó quedando completamente en blanco; respondiendo sólo a los estímulos de sus instintos.


Torpemente arrancó las ropas del más bajo y se deshizo de las suyas, mientras se dirigían a la cama. Kyungsoo se giró rápidamente y empujó al bailarín hacia el colchón que cayó suavemente de espaldas. Se ubicó a horcajadas sobre él y siguió besándolo. Besó cada centímetro de su cuello y rostro. Llegó a la frente y el grueso vendaje lo frenó, así que suavemente lo quitó, cuidando de no lastimar al muchacho.


Pudo ver una profunda cicatriz en el costado que se perdía entre el cabello. La rozó suavemente, ensimismado, como acariciándola con sus dedos. Sus ojos repararon en cada uno de los raspones y cortes ocasionados por el accidente. Sus manos palparon delicadamente las ásperas imperfecciones del hermoso rostro que tenía frente a él.


Otra vez se sentía culpable, otra vez su vista se volvió turbia, pero Kai no dejó que eso arruinara el suceso. Alzó su mano y la cerró en torno a la otra, que descansaba sobre un lado de su mejilla. Al principio recibió una reacción confusa por parte del otro, pero luego un gruesos labios chocaron contra los propios débilmente –se daba cuenta que la finalidad de ese beso era una disculpa –sin embargo, decidió hacerle saber que ya no tenía por qué disculparse más.


Cerró sus brazos en torno a la pequeña figura que tenía encima, atrayéndolo a su pecho, donde Kyungsoo se deshizo en caricias y besos, y él hizo lo mismo. Parecía que el momento no sufriría pausas, hasta que el mayor apoyó pesadamente una de sus manos en las costillas del menor para cambiar de posición, y este siseó de dolor.


-¡Perdón! –soltó apenado –No me fijé…


-Está bien. Creo que yo debería estar arriba. Será más fácil –sugirió.


Las orejas del pequeño se pusieron rojas de vergüenza, pero por obvios motivos, accedió sin chistar.


El más joven imitó la misma posición, sólo que él decidió directamente acostarse encima, y continuar el juego de besos y caricias. A medida que los minutos pasaban, ambos pares de piernas se enredaron entre sí, sus manos se entrelazaron, los jadeos comenzaron a llenar el silencio que trataban –aunque con poco éxito –en mantener.


Cuando la lujuriosa locura acabó por dominarlos, fue que el bailarín decidió que ya era hora de dar el siguiente paso. Los delicados besos se transformaron en necesitados roces. Podía sentir el cuerpo debajo del suyo revolviéndose, chocando contra él, provocando fricción. El calor quemando abrasadoramente en su pelvis. En un rápido movimiento, se quitó la ropa interior y Kyungsoo hizo lo mismo, aunque sin separar su boca de la contraria, exquisita, jadeante. En cuanto volvió a acostarse sobre el mayor, notó una dureza restregando contra su erección. Se movió sólo un poco, y un leve gemido llegó a sus oídos; repitió la acción y sintió una débil oleada de placer…


-Kai –llamó entre beso y beso –Por favor.


Sin demora, se puso en posición y a punto de introducirse, pero se frenó a último momento. ¿Qué estaba haciendo? No podía tener sexo con alguien a quien apenas conocía…bueno, lo conocía pero no lo recordaba. No tenía confianza. Levantó la mirada y miró al joven delante de él, el mismo inspeccionó aturdido, frunció el seño confundido.


-No puedo.


-¿Qué?


-Lo siento, Soo –murmuró sentándose en la cama, apartándose.


-¿Qué sucede? –preguntó incorporándose.


-Nada. Yo…olvídalo…


-Si crees que me vas a dejar en la nada justo antes de empezar, sin darme una explicación y piensas que lo voy a dejar pasar, no me conoces. ¿Qué pasa? –insistió sentándose frente a él.


-Ese es el problema. Acabas de decirlo –le dijo mirándolo a los ojos, el otro lo miró perdido –Dices que no te conozco. Bueno, ahí tienes tu explicación. No sé cómo me permití llegar tan lejos contigo. No puedo hacer esto, apenas sí te conozco.


Kyungsoo puso los ojos en blanco.


-Ay, no puede ser –exhaló –Es la excusa más idiota que has puesto en tu vida, y yo era el de las excusas…


-¿A qué te refieres?


-Es inaudito que sigas acongojándote. Te lo dije, este no eres tú.


-¿Y según tú cómo debería ser?


-Bueno, en un momento como este, hubiéramos tenido sexo bastante…duro…


El más alto lo miró boquiabierto.


-¿Disculpa?


-¡Perdón! No. Lo que quiero decir…a lo que voy es que eres una persona que lleva la delantera en todo, siempre tomas las riendas, lo estabas haciendo hasta que paraste.


<<¿Por qué diablos dije lo de tener sexo duro? ¿Qué demonios te pasa, Kyungsoo?>>


-No entiendes, Soo. La verdad es que soy así, doy el primer paso. Pero contigo no puedo.


-¿Por qué rayos no?


-No lo sé, en serio no.


-Me estás tomando el pelo…


-¡No estoy mintiendo!


El mayor suspiró. Se acomodó al lado de Kai y tomó su mano, apoyó su mentón en el hombro contrario.


-¿Te asustan? Tus sentimientos quiero decir.


El chico asintió. Que el más bajo hiciera suposiciones acertadas sobre él, ya no le sorprendía.


-Siento que cuando estoy contigo mi mente queda en blanco y no puedo pensar con claridad. No tengo control sobre mí. Es como si mis sentimientos me dominaran –explicó.


-Entonces deja que te dominen –murmuró, encogiéndose de hombros.


-No quiero.


-¿Por qué?


-Tengo miedo de lo que pueda hacerte –confesó mirándolo a los ojos.


-¿Y qué podrías hacerme? –replicó sorprendido.


-No tengo idea, por eso tengo miedo.


-Pero yo no tengo miedo –le susurró al oído –No de ti.


Acarició el rostro del más alto lentamente, delineó sus labios con los dedos.


-Kyungsoo…


-Confía en mí. Así como yo en ti.


-Pero…–intentó zafar, inseguro.


-Sólo relájate –le dijo antes de besarlo. Otro recuerdo apareció en su mente. Él mismo diciendo esas palabras antes de…


La mano que sostenía la suya, viajó rápidamente a su entrepierna y sintió unos dedos pellizcando suavemente cerca de su zona íntima. Estaba muy ocupado en el beso cuando sintió caricias en toda su longitud. Abrió la boca extasiado y eso dio pase libre a que el beso resultara más fogoso. Cuanto más sentían, más demostraban. Pasados unos minutos, la mano de Kyungsoo resbalaba fácilmente entre toque y toque, y sabía que estaba llevando al límite a su compañero cuando este en vez de besarlo, le mordió el labio.


El moreno se giró y empujó al pequeño a la misma posición en la que estaban antes de parar. Repartió un par de besos en el cuello, se detuvo especialmente en el pecho, para luego acomodarse y penetrarlo. Lo miró unos segundos, dudoso.


-Está bien, Kai –gimió –Hazlo. Por favor.


Asintió sólo una vez, y empezó a introducirse en su interior muy lentamente. Toda su atención estaba puesta en cuidar de no forzar nada, de controlarse, de no lastimarlo. Aunque el más bajo no parecía sentirse incómodo, fruncía el ceño pero su expresión no mostraba molestia alguna. Una vez que se sumergió por completo, esperó unos segundos a que el joven se acostumbrara, pero claramente éste no tenía intenciones de esperar puesto que empezó a moverse. Tanto le había hecho esperar, que estaba demasiado excitado como para detenerse en más preparaciones.


Sus caderas giraban lentamente de un lado a otro, variando de ritmo y dirección. El más alto se dio cuenta que lo estaba retando, pero aún no se atrevía a moverse, así que optó por acostarse sobre el cuerpo que tenía debajo, e intercambiar besos; intentando ser calmado y amoroso.


Sin embargo, sintió de repente la boca de su amante rozar su pezón derecho y jadeó asombrado. Las manos contrarias se posaron sobre su trasero y lo empujaron con fuerza, como ordenando que lo penetrara con más fuerza. Así que le dio el gusto, estableciendo un ritmo ni muy lento ni muy acelerado.


La presión en su miembro se hacía cada vez más insoportable, la única manera de aliviarlo era empujar duramente, pero ¿y si eso lastimaba a al otro? Se alejó lo suficiente para verlo a la cara y vio que el muchacho estaba sumido en el placer: su boca entreabierta, sus labios teñidos de rojo carmesí, ojos cerrados coronados por un copioso sudor en su frente.


Pues bien, al diablo con todo, ya no aguantaba. Si el mayor estaba gozando, él también lo haría.


Su boca buscó la contraria, y sin permiso introdujo su lengua, no fue rechazado, al contrario; ambos intercambiaron un contacto bastante húmedo. Sin perder tiempo, el bailarín movió su mano hacia abajo y acarició el pene del otro. Se sirvió del mojado glande para esparcir la humedad por todo el largo, y explorar a su gusto. Detectando gracias a los gemidos dónde y cómo complacer. Por su parte, Kyungsoo apretó la cintura de Kai, y lo atrajo más a sí, obligándole a que lo penetrara todavía más profundo.


El más joven ya podía sentir leves contracciones en su interior, así que se acostó a un lado del mayor y lo giró para acomodarlo a horcajadas encima suyo. Captando el mensaje, el pequeño entrelazó sus manos con las contrarias y empezó a cabalgarlo, moviéndose rápidamente: a veces de adelante hacia atrás, girando, o subía y bajaba. La rapidez con la que lo hacía, iba de la mano con la que Kai le brindaba al masturbarlo al mismo tiempo.


Sintiendo su orgasmo acercarse, Kyungsoo se acostó en el pecho del menor, comprimiéndose, tratando de retrasar su éxtasis. Ya sentía a su miembro palpitar encerrado entre los dedos del moreno, quien, al sentir cómo las paredes interiores lo oprimían,  empujó con fuerza y rapidez, igualando el ritmo de sus embestidas con su mano, estimulando a ambos.


El roce continuo en su próstata envió corrientes eléctricas por toda la espalda del pequeño y cedió apenas unos segundos después, derramándose sobre el pecho de su amado, convulsionando presa del placer. Las contracciones provocadas por el fuerte orgasmo, hicieron lo propio con el más joven, que logró calar un par de veces más, antes de correrse en el interior de Kyungsoo violentamente.


 


Una vez que ambos empezaron a bajar de su nube, se miraron. Aún temblaban y jadeaban,  estaban mojados por la transpiración pero ninguno hizo ademán de moverse, sólo se miraron. Pequeñas puntadas de placer seguían pinchando al hacer el más mínimo movimiento. El mayor no recordaba haber tenido antes un clímax así de fuerte, y a juzgar por el sopor de Kai, seguramente él tampoco.


Pasados unos minutos, el pequeño se deslizó a un costado, recostándose aún agitado, con los ojos cerrados; los abrió cuando sintió que la persona a su lado se giraba. El más alto estaba frente a él, lo observaba. Unos segundos de silencio los separaron hasta que el mayor empezó a reír de improviso, dejando atónito al otro.


-Oye, yo…-empezó Kyungsoo –Yo nunca…Wow…


-Sí…-rió el bailarín contagiando al otro –Perdona que pregunte esto pero ¿ya lo habíamos hecho así?


-No en un hospital –se carcajeó –Pero no recuerdo que fuera tan intenso las veces anteriores.


-¿O sea que estuve bien?


-¿Bien? Fue increíble –murmuró, besándolo suavemente.


-Creo que no hay manera de negarte eso. Fue como si…fuéramos…


-¿Como si fuéramos uno? –terminó la frase.


-Sí…-admitió –Gracias.


-¿Por qué? –preguntó el mayor.


-Por todo. Siento que todo este tiempo me has brindado más de lo que yo a ti. Un simple gracias no es suficiente, pero es lo que puedo ofrecerte por ahora.


-No tienes que agradecer. El sólo tenerte conmigo me basta –dijo acurrucándose bajo sus brazos –Eres mi milagro.


-Y tú el mío –le susurró –Eres mi sueño.


El pequeño rio ante esa acotación, sabía que Kai sonreía también. Reían porque ambos recordaban aquella charla en el mirador, la primera vez que fueron.


-Nunca te lo dije. Pero esa vez que te llevé al mirador y te pregunté por tu más grande deseo, mentí al decir que el mío era bailar. En realidad eras tú –le confesó –Nunca pensé enamorarme de ti, sólo sucedió. Y si me arrepiento de algo, es de no recordar cada minuto que tuve contigo.


-Bueno, para eso tendremos tiempo –objetó el más bajo, incorporándose un poco para mirarlo. Descubrió que la reacción de su compañero fue algo extraña. El moreno lo miró un poco triste, pero luego sonrió con calidez y lo abrazó contra su pecho.


-Quizás tengas razón, ojalá.


La sonrisa del más bajo se borró. Esa frase sonaba fuera de lugar, y si algo había aprendido Kyungsoo, era estar alerta siempre, sus sentidos se activaron. Quiso incorporarse para volver a estudiar la expresión del menor, pero no se lo permitió. Frunció el ceño confundido.


-¿Pasa algo? –preguntó sin miramientos.


-No. ¿Por qué preguntas? –el tono era genuinamente inocente. Eso lo descolocó más.


-Lo que acabas de decir…sonó muy inusual, incluso para ti. ¿Qué quisiste decir con que “ojalá tendremos tiempo”?


-Ah, perdona, Soo. No es por nada. Sólo estoy cansado y tú estás imaginando cosas –argumentó divertido, pellizcando la punta de la nariz del mayor.


-Para tu información soy muy intuitivo –soltó molesto de que esquivara las explicaciones.


-¡No me digas! ¿Y ya te dije que también eres muy tierno cuando te enojas?


El chico bufó derrotado.


-Eres imposible, eres una molestia, a veces…


-Lo sé –sonrió, dándole un beso en la frente.


-Pero me alegra tenerte conmigo –agregó acurrucándose para dormir. El más alto, lo abrazó y acarició los cabellos del muchacho hasta que este se quedó dormido. Sólo entonces se permitió mirarlo: estaba totalmente ausente en sus sueños, su expresión era muy tranquila. Se preguntó qué estaría soñando para tener tan pacífico semblante.


Con un dedo recorrió suavemente sus rasgos, rozando tímidamente. El pequeño reaccionó cerrando su mano sobre la que tenía libre Kai, quien lo miró con amor pero a la vez afligido. Volvió a mirarlo una vez más, grabándose en su mente la escena, porque así era como quería recordarlo antes de su partida.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).