Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Premonition (KaiSoo) por DebyMil

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenas y santas! Sé lo que piensan, que tuve el descaro de borrarme durante más de 1 año y vuelvo como si nada...De verdad lamento mucho haberlo hecho. Pero paso a contar qué pasó (quizás algunos puedan saberlo de mis respuestas en wattpad, donde a pesar de no actualizar Premonition, seguí respondiendo mensajes)

Resulta que el año pasado estaba teniendo unos problemitas de inspiración, mucho trabajo en la universidad y vivía cansada. Cuando me recuperé un poco, comencé a adelantar el fic pero un familiar mío falleció de repente. Eso me afectó mucho, al punto que no quise seguir ninguno de mis proyectos. Mi familia sugirió que me estaba portando demasiado extraño pasado un tiempo y nos fuimos de viaje con la esperanza que yo mejorara, cosa que pasó, pero luego de muchos meses.

Ahora he vuelto en tiempo de pandemia, suceso que también me afectó debido a la extensa cuarentena que inició en marzo en mi país, y que aún tenemos.

Así que me forcé a terminar de una vez por todas Premonition. Lo que leerán a continuación, es prácticamente el final. No es el último capítulo, habrá uno más que será (si la inspiración me acompaña) uno muy cortito que cierre la historia y deje abierta la idea de una secuela. No lo he decidido.

En fin, mis disculpas de nuevo y como siempre dije: disfruten su lectura ^^

Kyungsoo apenas abrió los ojos y pudo ver una tenue luz a través de las persianas cerradas de la habitación. Estaba acostado sobre su lado izquierdo, volvió a cerrar los ojos y estiró las piernas desperezándose. En eso, alguien atrás de él se movió, murmurando en sueños. El mayor abrió los ojos de golpe y se giró un poco en la cama.


Kai estaba tras él aún dormido, estaba tan cerca que el chico casi le da un cabezazo al darse vuelta. La mano derecha del moreno descansaba sobre la cintura del pequeño, abrazándolo suavemente. A medida que se fue despertando, el más bajo se dio cuenta que desde la noche anterior se había quedado dormido en la cama con el bailarín y sí: ambos seguían desnudos. Se sonrojó un poco pero se rio al recordar el episodio del día anterior. Llevó su mano derecha hasta donde descansaba la otra y entrelazó sus dedos con los contrarios.


Estaba tan ensimismado en su tranquilo y bonito momento, que no reparó en que alguien entró en la habitación, las persianas se levantaron a tope dejando entrar la potente luz del sol.


-¡Buenos días, Jongin! –saludó Baekhyun animadamente.


-¡Santo Dios! –exclamó Kyungsoo sobresaltado y se fue al suelo con manta y frazada incluidos. Desde el suelo, logró incorporarse unos segundos después, rebuznando por el dolor en su trasero y se tapó hasta el cuello con las mantas. Miró con odio y terror a su amigo y acto seguido a Kai que le devolvió la misma mirada desde la cama, y es que también se había despertado con el susto.


Por su parte, el otro chico se había quedado en blanco, sin saber qué hacer o qué decir.


-Oh, vaya…esto es incómodo…-murmuró.


-Oh ¡¿tú crees?! –ironizó el más bajo, furioso; y Baekhyun comenzó a reír a carcajadas.


-¡Lo sabía! Les dije que querían analizar las fibras de las sábanas y se ve que lo hicieron par de picarones –comentó. El más alto esbozó una expresión de vergüenza mezclada con derrota y escondió su cara entre las almohadas, mientras que el otro se enojó aún más.


 -Bravo, Einstein –bufó desde el suelo –Ya probaste tu intelecto, ahora a menos que quieras ayudarme a levantarme del suelo, hazme el favor de salir de la habitación.


-Claro, sí. ¿Quieren que yo…? Pues, puedo esperar afuera, hasta que ustedes…


-¡Largo de aquí! ¡Ahora!


-Ok, ya –respondió nervioso, y corrió hasta la puerta, temeroso de que su mejor amigo pudiera tirarle algo por la cabeza en cualquier momento.


En cuanto la puerta se cerró, los dos se miraron y el moreno estalló de la risa.


-¿Qué es tan divertido? –preguntó Kyungsoo molesto.


-Tú –respondió risueño.


-¿Qué cosa?


-Pues, no lo niegues. La situación fue demasiado graciosa. Muy vergonzosa, pero divertida.


-Claro, ríete. No fuiste el que cayó sobre su desnudo trasero al suelo delante de tu amigo.


-Bueno, los accidentes pasan. Ven aquí –palmeó el colchón, invitando a que se acercara. El muchacho se levantó del piso y se acostó a su lado. Estaba serio -¿En qué piensas? ¿Por qué esa cara?


-¿Qué le diremos a todos ahora? Ya sabes que Baekhyun no puede mantener la boca cerrada.


-¿Eso te preocupa?


-Un poco –contestó, encogiéndose de hombros.


-¿Qué se enteren de lo nuestro te preocupa?


-Sí, bueno, no…no lo sé –confesó.


-No creo que les moleste –sonrió –Tarde o temprano lo descubrirían.


-Pero no quería que se enteraran así. Es decir, todo este tiempo lo ocultamos bien…


-¿Lo ocultamos? ¿Qué quieres decir? –preguntó el menor confundido.


-Es que no era como si gritáramos a los cuatro vientos que tú y yo tenemos algo desde hace tiempo ¿comprendes? Y la verdad hubiera preferido que el secreto se quedara así, como un secreto.


Kai pasó de la confusión, a la decepción y el enojo en un segundo; se alejó del pequeño algo serio.


-¿Por qué querrías mantenerlo como un secreto? Suena a que tus propios sentimientos por mí te asustan.


-No es eso. Estoy seguro de lo que siento por ti, sólo no estoy de acuerdo con que los demás lo sepan.


-¿Por qué no? ¿Por lo que puedan decir?


-Quizás…


-Eso significa que te importa más lo que ellos puedan pensar de ti, o nosotros, que lo que según tú, tenemos.


El tono con el que dijo las últimas palabras fue de sorna, casi con odio. Kyungsoo entendió lo que pasaba rápidamente y trató de enmendarse.


-Te equivocas, Kai, en realidad lo que quise decir es que…


-Antes dime una cosa –interrumpió -¿Qué hay entre nosotros en realidad? ¿Qué somos?


-¿Por qué preguntas eso?


-Porque necesito saberlo antes de…


-¿Antes de qué?


Alto, no podía decirle.


<<Necesito que me digas si tenemos algo serio o no, antes de irme y abandonarte. De tu respuesta dependen mis acciones>> ¡No podía decirle eso!


-Kai, contesta. ¿Antes de qué? ¿Qué sucede?


-Perdona, olvida lo que dije –esquivó levantándose para ponerse el pijama y la bata de hospital. El mayor lo miró expectante.


-¿Está todo bien?


-Perfecto –contestó sin mirarlo.


-Estás molesto –asumió.


-No –acotó secamente.


-Sí, lo estás.


-¡Dije que no!


-Comunícaselo a tu cara y al tono de tu voz, entonces –ironizó. El moreno suspiró. Se dio vuelta y escrutó al más bajo. Éste seguía en la cama y lo miraba algo triste. El más alto inspiró y volvió a exhalar lentamente. Se sentó en el borde de la cama, pensó un momento y luego tomó la mano contraria, acariciándola cariñosamente.


-Lo siento –se disculpó.


-¿Qué te preocupa? Puedes decirme, te escucharé.


-No es nada importante.


-Todo lo que te haga fruncir el ceño, es importante para mí. Dime.


El bailarín bajó la mirada y la clavó en sus pies, decidiendo si decirle o no lo que planeaba. No debería importarle, pero por alguna razón no quería lastimar al ser que tenía a su lado. Había decidido que ya que no podría aportar el cien por ciento de su cuerpo en el grupo, debía renunciar a su sueño y marcharse. Pactó que el día de hoy lo haría. Pero llegado el momento, no podía hacerlo. Un pequeño e insignificante detalle le pinchaba el corazón y una vocecita en su cabeza le susurraba que no hiciera tal cosa. Una condición le impedía llevar a cabo su idea.


Esa condición era Kyungsoo.


Y el que lo mirara expectante con esos enormes y hermosos ojos, sólo lograba empeorar más todo, truncando su decisión, haciéndolo flaquear. Este chico era su debilidad.


Volvió a mirarlo y le sonrió, ocultando lo mejor que podía lo que le preocupaba.


-¿Qué te parece si damos un paseo por el parque? –le preguntó cambiando de tema, tomando al otro por sorpresa.


-¿Ahora?


-¿Por qué no? El día está bonito.


-Bueno, si quieres…Me vestiré.


-Excelente, iré a buscar a Baekhyun.


-Espera ¿qué? ¿Para qué? –saltó temeroso.


-Para decirle que nos deje en paz el resto de la mañana y que si llega a abrir la boca sobre lo que vio hace un rato, lo mataré. Que esté lastimado por el accidente, no me impedirá que le dé un par de patadas en el trasero si desobedece –argumentó, guiñando un ojo y sonriendo de lado.


Ese típico gesto que siempre derretía al pequeño, bastó para convencerlo y rió divertido.


-Hay un viejo roble detrás del hospital, a un costado del parque. Tiene un bonito banco. Te esperaré ahí –finalizó Kyungsoo.


Kai asintió y salió de la habitación, dejándolo solo. No tenía idea dónde podía estar el lugar que le acababan de indicar, pero eso no le interesaba, debía buscar al otro muchacho. No sabía dónde podría estar luego de haberse dado a la fuga. Para su fortuna, lo encontró –y solo –en la cafetería. Estaba sentado en una mesa, con un café en una mano, y el móvil en la otra.


¡Vaya suerte había tenido!


-¡Hyung! –saludó el menor. Acto seguido, se dirigió hasta la mesa para sentarse.


-¡Hola! Oye, perdona lo de esta mañana. Debí tocar la puerta antes de entrar. No sabía que ustedes…Kyung debe estar muy molesto –se lamentó el otro apenas el moreno se acercó.


-Él no me envió a hablar contigo, vine por mi cuenta –intervino.


-¿Ah, sí? –parecía extrañado, pero luego pareció asustarse –Entonces mis sinceras disculpas, de verdad no quise…te juro que no tuve intención.


-Hyung, no he venido por eso –se carcajeó.


-¿En serio? –inquirió aún más desorientado, pero luego la seriedad tiñó su semblante -¿Entonces qué pasa?


-Quiero pedirte consejo –pidió inseguro.


-¿A mí? Bueno, no sé cómo podría ayudarte. Chanyeol y yo no hemos pasado por eso aún…


-¡Alto! ¡¿Qué?! –interpeló el muchacho con los ojos grandes como dos platos.


-No me ibas a preguntar sobre eso, ¿cierto? –murmuró avergonzado, dándose cuenta que se le había escapado.


-No tengo idea de qué estás hablando.


-Exacto, no preguntabas eso, y yo lo ventilé. Excelente…Hoy me caí del lado izquierdo de la cama. Channie no escucha cuando le digo que dos personas en una cama de una plaza es incómodo.


-De acuerdo…no necesitaba saber eso…-se tentó Kai.


-No, por supuesto. Pero no sé cuándo diablos cerrar la boca, y…soy un idiota. ¿Qué querías decirme? –dijo atropelladamente, como intentando hacer de cuenta que no había dicho nada relevante, provocando que el moreno se riera.


-Entonces ¿Chanyeol y tú…? –lo molestó sin poder contener la risa.


-Algo así…Más o menos…Mejor pasemos a lo que te preocupa –apuró.


-Bueno, pues…-comenzó algo serio –Estoy planeando irme.


-Ex-plícate –solicitó, entrecerrando los ojos. La noticia le cayó como balde de agua fría.


-Ya no puedo seguir con ustedes, en el grupo. He cambiado de opinión y tengo otros sueños que quisiera cumplir, otras metas que realizar. Así que pensé en marcharme, pero todavía no me decido. ¿Qué debería hacer?


-Aja ¿Y tu punto es? –preguntó como si no hubiera escuchado nada de lo que el menor había dicho.


-Que no sé qué hacer.


-No te entiendo.


-Preferiría evitarte los detalles. Pero concretamente hablando…debo irme –explicó, pero eso no pareció cerrarle del todo a Baekhyun, porque su inquisitiva mirada no cambió.


-De acuerdo. Y “concretamente hablando” ¿Kyungsoo lo sabe? ¿Le has comentado? –a Kai no le gustó nada el tono seco de su amigo.


-No.


-Correcto, ¿y cómo pretendes que te ayude con un problema que no conozco y del cual no quieres decirme? –preguntó, cruzándose de brazos.


-Es complicado…-suspiró.


-¿Complicado? –el menor asiente tímidamente con la cabeza -¿Entonces sólo te vas y ya? ¿Sin explicaciones? ¿Sólo porque te place?


-¿Eso está mal?


-No, claro que no…-sonrió de forma extraña, para luego transfigurar su expresión consumida por el enojo -¿Qué demonios te sucede, niño? –explotó sobresaltándolo. Por suerte la cafetería estaba vacía –Te levantas un día ¿y decides que quieres irte? ¿Así de la nada? Mejor dame una razón, y que sea buena.


El moreno frunció el ceño y se mordió el labio inferior. Clavó sus ojos en sus manos que estaban firmemente cruzadas sobre sus rodillas, las observó un rato. No sabía si confesarle esto al mayor, era algo personal.


-Hyung, no sé si…


-Si no me explicas, me voy –amenazó.


-¡Bien! –cedió -¿Recuerdas que el día de ayer Kyungsoo te pidió a ti y a los demás que fueras a comprarnos comida? –comenzó.


-Sí.


-Lo hizo para que pudiéramos tener un tiempo a solas.


Baekhyun chasqueó la lengua.


-Nos lo imaginamos.


-Bueno, pues…fuimos al patio del hospital. Charlamos en la glorieta. Más bien discutimos –se corrigió –Hice enojar a Soo, y no sé por qué.


Sus manos se tensaron y empezaron a temblar.


-Él se veía muy afligido por mi culpa, por algo que no logré recordar. Quise que él me lo dijera, le pregunté si era importante, pero no me dijo. En lugar de eso le pregunté qué fue lo último que le dije antes de...tú sabes. Dijo que le prometí que siempre estaría a su lado. Yo no recuerdo haber dicho eso, recuerdo muy pocas cosas de nosotros dos. Aunque me ha ayudado a intentar recuperar los recuerdos, ciertamente no hemos logrado mucho, y es algo que nos frustra a ambos.


-¿Y por eso quieres irte? –replicó confundido.


-No, no es eso. Es que…no puedo cumplir la promesa que dice que le hice. No puedo quedarme con ustedes, no puedo quedarme…con él, a su lado…yo no lo merezco. No merezco nada –murmuró. Eso atrapó la atención del otro.


-¿Qué quieres decir? –el muchacho no contestó, bajó la cabeza, su barbilla casi rozando su pecho. Gruesas lágrimas se derramaron: eso desconcertó aún más al chico -¿Qué sucede?


-No necesitan a alguien como yo. Sólo seré una carga para ustedes.


-¿Cómo que una carga? Me estás mareando.


-El doctor dijo que producto del accidente tengo una lesión en la cintura y necesitan operarme. Si lo hacen no podré volver a bailar…nunca más. ¿Entiendes lo que significa? –le preguntó mirándolo fijo.


Dicho esto, volvió a sumirse en su miseria. Baekhyun no sabía qué decir, las palabras quedaban atoradas en su garganta.


-Ya veo…¿Alguien más sabe esto? –el menor negó con la cabeza -¿Ni siquiera Kyungsoo?


-Sólo sabe la mitad.


-¿Y por qué no le has dicho todavía?


-No planeaba hacerlo. Había pensado en irme hoy; en silencio. Pero siento que si lo abandono, lo lastimaré. Y no quiero eso.


El mayor se recostó en su silla, pensativo por un buen rato.


-Si te vas sin decirle nada a nadie, en especial a Kyungsoo…nunca te lo perdonará.


-¿Crees que no sé eso? –sollozó –Simplemente no tengo más cartas que jugar, estoy perdido.


Mientras el bailarín se deshacía en lágrimas, el otro lo miraba compungido. Acabó por sentarse a su lado y palmeó su espalda tratando de consolarlo.


-Sólo dile la verdad –sugirió.


 -¿La verdad? –preguntó sin comprender.


-Si ya decidiste irte, hazle saber por qué.


-Imposible.


-Él entenderá, créeme –le aseguró el mayor.


-Pero lo voy a lastimar…


-No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy. Si no le dices lo que piensas, lo que sientes, y te vas; la culpa te perseguirá por siempre. Hazme caso, habla con él –le sonrió amenamente.


-¿No piensas evitar que me vaya?


-No soy nadie para decirte qué hacer. Como tu amigo te apoyo, y te extrañaré. Me gustaría que no te fueras, todos nos hemos encariñado contigo. Sobretodo después de lo que hemos pasado. Espero cambies de parecer, pero si no…te deseo lo mejor.


Palmeó suavemente sus hombros, y se levantó de su lugar para retirarse.


El bailarín se quedó pensando unos segundos, y luego se dio la vuelta unos segundos antes de que Baekhyun pasara el umbral de la puerta.


-Gracias, hyung…por todo –le dijo, esbozando una tímida media sonrisa.


-Cuando quieras. Oh, y…en serio espero que te quedes. No sería lo mismo sin ti –agregó guiñando un ojo y acto seguido, desapareció al doblar por la puerta.


Kai se quedó unos minutos debatiendo consigo mismo. No sabía si decirle o no a Kyungsoo la verdad. Pensó que tal vez podría hacer como si nada pasara por el resto del día y fugarse en la noche. Esa era una buena idea, para cuando el más bajo despertara en la mañana, ya no estaría y así podría llevarse los mejores recuerdos de sus últimos momentos juntos. No tendría que cargar con la culpa. Pero bien sabía que de todas formas eso no haría más suave el dilema.


Estaba entre la espada y la pared. No podía quedarse, pero tampoco quería irse. ¿Qué debía hacer?


Decidió que dejaría que las cosas siguieran su curso. No planearía nada y decidiría sobre la marcha. Que el destino hiciera el trabajo sucio. Era lo mejor.


Se levantó de su lugar y salió de la cafetería rumbo al parque. Atravesó el pasillo hasta las puertas exteriores. Se movía mecánicamente, como sin conciencia de adónde iba. Su mente estaba atormentada y él intentaba recomponerse. Recordó que tenía que ir al viejo roble detrás del hospital, así que dobló una esquina y se metió en un amplio pasillo que había entre dos bloques enormes del complejo. Al fondo se podía ver un pequeño jardín, un bonito claro con un enorme árbol en su centro. Probablemente era un patio más privado, para el personal quizás.


Vio al mayor sentado en un banco alejado del árbol, su mirada estaba perdida, miraba con calma el cielo. De repente, los malos pensamientos del más alto se disiparon. Aquella visión le hizo olvidar todo. Caminó hacia él, y cuando estaba lo bastante cerca, el chico reparó en él. Le sonrió. Esos labios rosados y carnosos dibujaron la sonrisa más bonita del mundo. Sus ojos se iluminaron al verlo.


-Te tardaste –le dijo suavemente.


La sonrisa que se había apoderado del semblante del más alto por unos segundos, se borró por completo. Frunció el ceño, pero al ver que la feliz expresión del otro comenzaba a borrarse, se obligó a fingir.


-Baekhyun nunca sabe cuándo dejar de hablar –explicó sentándose.


-Oh, no. ¿No te habrá dicho…? Esta mañana, nosotros…


-Tranquilo, no fue nada de eso –rió –Al menos en un principio.


Kyungsoo se agarró la cabeza y gimió dramáticamente.


-Estamos acabados –se lamentó, provocando que el moreno riera fuertemente.


-No te preocupes. Prometió guardar el secreto.


-Tratándose de él, ya te lo dije, no puede mantener la boca cerrada.


-No lo sé, presiento que no nos decepcionará –aventuró.


-Ojalá tengas razón…¿Te costó mucho convencerlo? –inquirió.


-Para nada. Es bastante fácil de disuadir, si sabes cómo hacerlo –aventuró Kai.


-Deberías enseñarme tu secreto, algún día –pidió el pequeño.


-Algún día…-repitió pensativo.


El mayor notó la expresión triste del otro y se preocupó.


-¿Pasa algo?


-No. Claro que no.


-Te conozco, Jongin. Una mirada así de afligida no es algo que se vea todos los días.


El moreno cerró los ojos con fuerza al darse cuenta de que el chico se había referido a él con su verdadero nombre, eso quería decir que le hablaba con seriedad y ninguna actitud burlona lo salvaría en estos momentos.


-Si te dijera que tu penetrante mirada me avergüenza un poco y que no sé cómo reaccionar contigo cuando crees que algo me pasa ¿me creerías?


-No –respondió, luego de pensarlo unos momentos.


-Diablos…-murmuró frustrado.


-Ya te dije, te conozco bien –se jactó.


-No es así.


-¿Cómo que no? En estos momentos, y dadas las circunstancias, te conozco más de lo que tú podrías.


El bailarín apretó la mandíbula enojado y miró hacia otro lado. Sabía que tenía razón, y eso le molestó.


-¿Te gusta alardear de tus mentiras, Kyungsoo? O tal vez para ti no son mentiras porque no puedes ver la verdad, aunque esta te golpee en la cara ¿no?


El muchacho lo miró confundido. El repentino cambio de carácter lo tomó por sorpresa.


-¿De qué hablas?


-Maldita sea. El que demores en captar las cosas hace esto más difícil…


-No soy adivino, no puedo leer tu mente, aunque me gustaría. Por eso te pregunté qué te pasa. Si no quieres decirme, sólo acláralo. No es necesario que te enfades –le dijo el pequeño algo ofendido.


Kai suspiró frustrado, no se atrevía a mirar a su compañero a los ojos. La desesperación lo golpeó y comenzó a llorar de rabia. Quiso ocultarlo, pero no lo logró ya que el más bajo se arrodilló frente a él y lo miró preocupado.


-Oye ¿Qué te pasa? No llores. Sabes que puedes decirme lo que sea –le sonrió, pero como el muchacho no contestaba…-¿No quieres decirme? ¿Acaso algo te incomoda? ¿Hice algo que…?


-Sí. Sí, hiciste –confesó el otro entre lágrimas. Kyungsoo se quedó helado.


-De acuerdo, entonces dime y lo discutiremos.


-No puedo decírtelo a ti.


-¿Por qué no?


-Porque te lastimaría, y odiaría lastimar a la persona de la cual me enamoré.


El mayor se quedó sin aliento. No entendía qué significaba esa confesión; no sabía si el joven se lo estaba diciendo porque quizás había recuperado la memoria o por otra razón, pero no tuvo mucho tiempo de pensarlo ya que rápidamente el chico se secó las lágrimas con las mangas de su camiseta, se levantó del asiento y se alejó unos metros, dejándolo aún en el suelo.


-No escuchaste mal, Kyungsoo. Sí me enamoré de ti, lo digo en serio. Claro, si puedo llamarle amor a lo que siento por un completo desconocido que conoce más de mi vida que yo mismo. Pero ¿sabes qué es lo malo? Que no puedo corresponderte, –se giró y lo enfrentó –no puedo hacerlo porque no hay nada que yo pueda brindarte. No tiene sentido empezar una relación en la que una de las partes no tiene recuerdos de lo que alguna vez fueron o compartieron.


-No…comprendo.


-No quiero herirte más. Me duele cada vez que lo hago, pero no puedo evitarlo. Aunque no lo creas, aunque no te des cuenta, sé lo mal que te sientes cuando hay cosas que no recuerdo y tú sí. Es como si estuviera en deuda constantemente, como si te lastimara cada vez que eso pasa y no me gusta verte así. Quisiera recordar, en verdad que sí, pero mi mente está en pedazos y ni siquiera sé quién soy…¡Y lo siento mucho!


Dijo eso último y comenzó a llorar de nuevo clavando la vista en el suelo. Por su lado, Kyungsoo sólo lo miró aprensivamente unos segundos, y luego se levantó del suelo.


-No tienes que sentirte mal por eso. Porque yo sí sé quién eres. Eres Kim Jongin, un chico que ama bailar más que otra cosa en el mundo. Alguien que parece tímido y frío en el exterior, pero que cuando llegan a conocerte, eres todo lo contrario. Eres divertido, cálido. Te gusta el chocolate pero odias las tormentas y la oscuridad –el más alto levantó la mirada sorprendido –Practicaste ballet en tu infancia, tienes una increíble facilidad para quedarte dormido en donde sea y en poco tiempo. Te gusta hacerme bromas y te surtes de tu odiosa doble personalidad para hacerme caer en tus juegos…


-Basta, Kyungsoo –murmuró dolido, al tiempo que veía que el otro avanzaba hacia él. No quería escucharlo.


-También amas los osos de peluche y cuando alguien de verdad te importa, mueves cielo y tierra para proteger a esa persona, incluso con tu vida…como lo hiciste.


-Dije que basta…-suplicó.


-Tienes el corazón más bondadoso que haya conocido. Eres una persona que tomas la iniciativa, al contrario mío, que siempre tuve miedo de los demás. No obstante, eso no te importó y decidiste ser mi amigo a como diera lugar. Me ayudaste a superar mis miedos e incluso encontré a la persona con la que decidí pasar mi vida –le dijo tomando el rostro contrario con ambas manos –Porque te amo. Sin ti no sería nada ¿entiendes?


-Detente…No hagas esto.


-No, Kai. Si lo hago, tendría que negar mis sentimientos. No me pidas que haga eso; no cuando sé que sientes lo mismo. Desde el primer momento te amé y jamás me harás pensar lo contrario –le dijo al tiempo que atraía su rostro al suyo para besarlo.


-Tienes razón. Tú me amas y yo te amo, lo admito –el más bajo sonrió –Es por eso que me iré.


Kyungsoo se frenó en seco.


-¿Qué?


-Es lo mejor que puedo hacer por ti, por ambos –murmuró con la voz quebrada.


-¿De qué hablas? –preguntó pasmado.


-Tú lo dijiste. Soy el que toma las iniciativas y que si alguien me importa, lo protegeré a toda costa. Eso es lo que haré.


-Sí, pero…lo que quise decir…


El moreno tomó las manos del otro entre las suyas y las alejó de su rostro, bajándolas, apartándose.


-Todo lo que describiste, todo lo que dices…es la perfecta representación de una relación tóxica. ¿No te das cuenta? Tú eres el que recuerda, tú estás seguro de tus sentimientos, tú tratas de llevar adelante este intento de relación que teníamos. Tratas de reconstruir algo donde ya no hay nada y te desmoronas cada vez que no funciona como esperas –se explicó frente a la turbada expresión del contrario –No dejaré que sigas desmoronándote. Quizás es tiempo de que ambos comencemos de nuevo. Pero por nuestra cuenta.


-¿Qué? No…¡No! –soltó tratando de recomponerse.


-Kyungsoo…-suspiró, cerrando los ojos.


-No, tú escúchame a mí –lo cortó molesto –Lo podemos resolver, hay que intentarlo. Si yo no me rendí, fue por ti. No porque sea difícil vamos a tirar la toalla.


El chico negó con la cabeza, se negaba a seguir el tema. No quería escuchar más. Cada vez que el más bajo insistía, podía sentir cómo su corazón dolía más y más. Se lo estaba haciendo difícil; si continuaba, no tendría las fuerzas para marcharse.


-¿Es que no lo entiendes? Yo sí me rendí –le dijo, esperando que comprendiera de una vez. Pero un funcionó.


-El Kai que conozco jamás diría esas palabras –susurró con los ojos llenos de lágrimas. El bailarín sonrió amargamente.


-El Kai que conociste ya no existe. Lo siento –finalizó.


Ya no lo soportaba, necesitaba acabar de una vez por todas con todo esto. Soltó las manos del otro, llevó sus dedos a la mejilla del pequeño para limpiar una lágrima que resbalaba por la tersa piel y estudió su expresión, quería recordarlo. Los bonitos y grandes ojos almendrados llenos de vida una vez, ahora estaban apagados. El único brillo que tenían era por las decenas de lágrimas que resbalaban de ellos. Esos carnosos labios rosados estaban casi blancos de la fuerza con la que los mordía, los liberó por unos segundos para respirar, y estos temblaron con su agitada respiración.


Sus manos, a cada lado de ese pequeño cuerpo, temblaban al compás de su llanto. Se estremecía presa del llanto. Su boca se abría y se cerraba, tratando de decir algo, pero ningún sonido salía de ella. Su garganta se sentía quemada, su pecho dolía, como si miles de agujas estuvieran clavándose en su corazón. El aire no lograba llenar del todo sus pulmones; ni siquiera tenía fuerzas para otra cosa que no fuera llorar.


El más alto torció la boca disgustado, así no era como hubiera querido recordarlo; pero sabía que él le había provocado ese estado. De verdad lo lamentaba, le dolía verlo así, pero ¿acaso existía otra opción?


Se acercó al chico de nuevo, posó sus manos en los diminutos hombros, y aproximó sus labios a la frente del muchacho. Depositó un único y largo beso. Uno que expresara todo, y a la vez nada.


-No…no me…por favor…-oyó que el más bajo hipaba, llorando todavía más. Eso lo destruyó. Sus labios no se separaron de él hasta que una salada gotita proveniente de sus ojos escurrió hacia abajo. Cobró valor, cerró los ojos, dio media vuelta y se marchó, sin mirar atrás.


 


Kyungsoo sollozó aún más. Sus piernas perdieron toda su fuerza y se derrumbó en el pasto desconsolado. Se llevó ambas manos al pecho, quiso gritar pero no pudo. Intentó llamar a Kai, pero su voz resultó extremadamente ronca.


<<No te vayas…Por favor, regresa. >> quería decírselo, pero nada salía de él.


¿Cómo habían llegado a esto? ¿Acaso Kai había aceptado reunirse con él para decirle que se iría? ¿Por qué una lesión y posible imposibilidad de bailar importaba más que su relación? ¿O era por no poder recordar todo por lo que habían pasado? A él no le importaba si el moreno no recordaba, unas pocas memorias no definía lo que tenían. ¿Qué importaba si no había un pasado? Un presente era mejor, el ahora valía más para crear un futuro en el que ambos estuvieran. ¿Cómo podría haberse rendido ante eso? No tenía sentido.


No podía permitir que se fuera, no sin antes pedirle una última cosa. Reunió toda la fuerza que pudo y levantó la cabeza, miró la espalda de la única persona que le importaba y gritó:


-¡Quiero que lo digas! ¡Quiero escucharte!


El más alto frenó su huida, pero no se dio la vuelta.


El mayor al ver que había logrado pararlo, exhaló. Luchó por controlar su irregular respiración y con gran dificultad, se incorporó un poco más. Tomó aire llenando sus pulmones lo más que pudo.


-Antes que te vayas…quiero escucharte decir “Soo”, una vez más –su voz se cortó en el último segundo, superada por la angustia -¡DILO!


El bailarín se encogió de hombros con ese grito, apretó los puños tan fuerte que se lastimó. Su corazón dolía, su pecho dolía, su cabeza dolía…¿Qué sentido tenía? ¿Para qué?


-Te estoy pidiendo algo insignificante. Me lo debes, Kai. Sólo llámame “Soo” una última vez –sollozó. Sabía que era estúpido, pero quizás escucharlo una vez más, haría la partida menos dolorosa.


El nombrado se mordió los labios y se dio la vuelta, aunque el otro no lo supiera, compartía el mismo pensamiento. Está bien, tal vez podía hacerlo para aliviarlo aunque sea un poco. La visión del muchacho aún en el suelo, gimoteando y temblando abatido, se vio empañada por más lágrimas. Pudo sentir que el dolor de cabeza iba en aumento…ya no sabía si lloraba por eso, o por la tortuosa situación que él mismo había creado. Sin embargo, pensó que debía acabar de una vez; Kyungsoo tenía razón: se lo debía. Inhaló lentamente, tratando de ignorar las puntadas que le partían la cabeza…


-S-oo ¡Ah! –no logró decirlo en voz alta, probablemente el más bajo ni siquiera pudo escucharlo. Se llevó una mano a la frente y se fue de rodillas hacia abajo. Un sinfín de imágenes se colaron en su mente, pasando delante de su conciencia a toda velocidad. Todas le mostraban un mismo rostro en distintos escenarios: la compañía, la sala de ensayo, el parque, la habitación, el mirador…en todas aparecía la misma persona.


Mareado, levantó la cabeza y se encontró con la misma cara de sus visiones. Conocía a esa persona, quizás su semblante estaba desencajado por el llanto, pero era el mismo.


 


Kyungsoo…


 


-Soo…-dijo con voz ronca. Carraspeó –Soo…¡Soo! –gritó eufórico, riendo.


Se irguió por completo y corrió hasta él…se tropezó pero no frenó. Bramó ese nombre todo el trayecto hasta que estuvo lo suficientemente cerca para dejarse caer y lo abrazó. Abrazó al dueño de ese nombre tan fuerte, como si no hubiera un mañana.


El pequeño lloró aún más fuerte, estaba todavía atontado pero se aferró al muchacho con fuerza.


-No te vayas…-repitió, ignorando completamente lo que pasaba. Su consciente estaba casi desactivado. Se afianzó aún más al bailarín, con la esperanza de que no lograra soltarse para irse –Por favor, no me dejes solo. No puedo seguir sin ti.


-No lo haré. No te dejaré. Jamás podría, Kyungsoo –le dijo con firmeza, pero escuchó que el chico seguía llorando -¿Me oyes? No me iré, Soo. Te lo juro. A menos que quieras acompañarme al mirador –le sonrió.


Al escuchar eso Kyungsoo se apartó de él, confundido, frunciendo el entrecejo. Su llanto cesó un poco y lo miró a los ojos.


-Tú…¿lo recuerdas?


Kai le devolvió la mirada y rió tiernamente.


-Con lujo de detalle –aseguró.


El pequeño no daba crédito a lo que acababa de oír. Lo miró atentamente buscando un ápice de mentira en su mirada, pero no la encontró. Esa mirada era la misma que conocía de antes. Empezó a reír levemente al tiempo que lloraba otra vez, pero lloraba de felicidad. El más alto lo acurrucó entre sus brazos y se derritió en su pecho, pegándose completamente.


-Lo recuerdas, me recuerdas –enfatizó lo último, más para sí mismo.


-Perdóname, amor lo lamento tanto. Ojalá hubiera pasado antes, yo…


-Dilo de nuevo –pidió –Quiero oírte otra vez.


El chico lanzó una sonora carcajada, se separó y lo miró fijamente.


-Soo –repitió, sonriendo –Lo diré todas las veces que quieras, jamás me cansaré.


-¿Incluso si te lo pido mil veces?


-Serán mil y un veces más.


-Me alegra tenerte de vuelta –exhaló.


-A mi también.


El menor lo abrazó fuertemente unos segundos más y luego lo besó. Consideró aquel beso como el primero, porque de todos los anteriores que habían compartido, ninguno había estado tan cargado de sentimientos como este.


Ninguno había tenido un trasfondo tan enorme. Ese beso simbolizaba que lo habían logrado; nada en su mente faltaba, ningún recuerdo permanecía escondido ya.


Sólo había necesitado de una palabra para recordarlo todo, y sin saberlo, esa palabra era el nombre del ser que más amaba. La solución siempre estuvo frente a sus ojos.


-Mi Soo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).