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Memory of Colors por Shana A

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Notas del capitulo:

Notas Iniciales: Aqui yo con el capi de hoy C: adsadadsa se aproximan muchas cosas owó

Sachi se giró completamente, aun sostenía aquella espada blanca cubierta de sangre. No podía creer que ella también estuviera involucrada en esto, realmente no sabía nada de este mundo, nada.

En menos de un segundo vi cómo se desplazó hasta llegar frente a mí, me  invadió el miedo, no pude moverme.

– Nahema – escuche la voz de Sachi. Su espada pasó muy cerca de mi mejilla casi rozándola. Escuche un grito desgarrador provenir detrás de mí.

Al girar para ver de quien había gritado, vi a una mujer, la cual estaba tendida en el piso cubriendo su rostro, mientras seguía gritando.

– Ella está herida – me iba a acercar a ella para auxiliarla.

– No te acerques – Sachi me tomo del brazo para detenerme.

– Pero, ella está herida – repetí al ver como el suelo se cubría de sangre. Me logre zafar del agarre de Sachi para auxiliar a la mujer – Tranquilícese, la llevare a un hospital – le pedí.

La mujer dejo de moverse, una siniestra sonrisa se formó en su rostro, empezó a reír a carcajadas. Sus manos se deslizaron rápidamente a mi cuello. Solo poseía un ojo, el cual me miraba con sed de sangre, sus manos apretaron mi cuello cada vez más.

– Reacciona idiota – escuche ahora la voz de Marshall.

La cabeza de la mujer rodo lejos de esta, al levantar la mirada, vi a Marshall, quien tenía una hacha de mango largo de doble filo.

– Vaya que eres idiota – Marshall sonaba molesto.

– Al menos intenta reaccionar – Sachi se agacho para retirar las manos de la mujer de mi cuello.

– Joder, nos va a matar por esto – suspiro.

– Es lo más probable, es decir, no podemos matarlo para mantenerlo callado.

Escuchaba su conversación sin tener una reacción aun, todo esto me parecía mentira, pero era real, aun me dolía un poco el cuello por el agarre de la difunta mujer.

– ¿Quién dice que no podemos matarle? – Marshall sonrió de forma macabra.

– Y por eso eres estúpido vampiro – Sachi le pego con su zapato en el pecho – Si hacemos eso será mucho peor, mucho peor – estaba temblando mientras abrazaba su zapato.

– Gata idiota sé lo que pasara si lo mato, solo quería asustarle – sonaba burloncito.

– Pero no reacciono – Sachi me miro con curiosidad.

– No, creo que esto es algo normal – respondí por fin – Porque ya me paso esto antes – sonreí ligeramente.

Note la sorpresa en los ojos de ambos.

– ¿Antes?... Explícate por favor – pidió Sachi.

– Hazlo rápido, que tendremos que llevarte con él por esto – chasqueo la lengua molesto Marshall.

– Paso apenas ayer, me ataco un criatura de la cual ni se su nombre, solo sé que la mató y me protegió…. Esperen, ¿llevarme? ¿Con quién? – pregunte con curiosidad, quizás ahora obtendría respuestas.

– Con nuestro líder – sonrió alegre Sachi empezando a dar saltitos – Amo al líder.

Marshall rodo los ojos por la reacción de Sachi, como si ya le harta que dijera eso. Ambos hicieron desaparecer sus armas.

– Su… líder – debo admitir que estaba algo nervioso por conocer a alguien así, es decir, si es su líder debe ser alguien muy fuerte, realmente tenía curiosidad por saber cómo era una persona así, además que debía poder darme las respuesta que Aoi no me quiso dar.

– Lo más seguro es que te mate – escuche la voz burlona de Marshall. Esa era una posibilidad también, mantenerme callado al matarme, pero debía ser positivo, en el peor de los casos siempre existe la posibilidad de correr.

Caminamos hasta llegar al complejo de apartamentos donde ellos vivían. Hasta ahora no veo a nadie más aquí, quizás solo es una fachada el complejo de apartamentos, quizás aquí residan otras personas que sepan la verdad que busco saber.

– Llegamos – por fin hablo Sachi, ninguno de los dos menciono algo durante el camino. Vi la puerta frente a mí, color rojo vino, la placa color dorado tenía grabado en número “13”.

Sachi toco la puerta dos veces. Se escuchó el chirrido de la puerta abriéndose, apenas lo hizo lo suficiente como para que supiéramos que estaba abierta. Mi corazón empezaba a latir más rápido, sentía mis manos temblar ligeramente.

Entramos a la habitación, la cual solo tenía oscuridad adentro, ni Sachi ni Marshall prendieron la luz, así que pensé que no debía hacerlo, los seguí como pude intentando no tropezar ni caer, aunque sentía que era un apartamento normal, estar a oscuras lo hacía ver misterioso.

– ¿Líder?... ¿Líder?... un, dos, tres por el líder~ sal ya líder~ – canturreaba alegre Sachi. Empezaba ahora a tener mis dudas sobre este supuesto líder.

– Gata idiota, no saldrá así – bufo Marshall.

– Pues estúpido vampiro ilústrame en cómo debo hacer que salga – se cruzó de brazos.

– Podríamos incendiar el lugar – propuso con tono malicioso.

– Esa idea me gusta nyajajaja – el tono de Sachi era de broma. Aunque no sabía si podía tomarlo como una broma viniendo de ellos dos.

Las luces se prendieron, mostrándome el departamento, el cual si parecía ser normal.

– Son demasiado ruidosos – suspiro. La persona que acaba de aparecer era Aoi – ¿Qué hace eso aquí? – señalo hacia donde estaba, sin poder evitarlo baje la mirada.

– ¿Quieres que lo bote a la basura? – pregunto Marshall con cierta satisfacción.

¿Votar a la basura? ¿Acaso estaban hablando de mí?, no, no, no, hasta para ser Aoi hacer eso sería demasiado, además debo suponer que él es el líder.

– Sí vótalo – fue la respuesta de Aoi. Marshall se acercó a mí, sin poder evitarlo retrocedí, pero mire con sorpresa como Marshall tomaba un libro que estaba en la mesa.

– ¡NOOOO! – Sachi se abalanzo contra Marshall.

– ¡Condenada Gata! – grito Marshall molesto, Sachi lo había dejado tirado en el suelo, inevitablemente el  libro voló por el aire, así que decidí atraparlo.

“Ambos cuerpos  se estremecían del placer, moviéndose en un vaivén excitante, XXX gemía hasta el punto en que pudiera quedarse afónico, el placer que le causaba YYY con sus salvajes, fuertes y profundas embestidas era demasiado, pronto llegaría al clímax…”

Cerré el libro para tirarlo al bote de basura, había quedado lo suficientemente traumado con esa parte como para no dormir por una semana.

– ¡NOOO! – Sachi tomo mi brazo – ¿Por qué lo hiciste?

– Igual yo también lo iba a tirar así que fue el mismo resultado – se burló Marshall.

Sachi soltó mi brazo para dirigirse hacia Marshall, poniéndose frente a él.

– ¡Toma! Insensible – le dio una patada en las partes bajas, causando que él caiga al suelo adolorido.

– Hay mis hijos – soltó como lamento, su tono sonaba a que le había dolido mucho.

– Que hijo, ni que nada, tu ere pasivo – le señalo

– ¿Para qué fue que vine? – susurre, ya estaba confundido, traumado y sentía pena por Marshall.

– Creo que es suficiente por hoy – escuche que dijo Aoi, por fin involucrándose en este asunto.

– No, vine hasta aquí para saber lo que pasaba – le dije decidido.

– Seria mejor si vienes otro día, debes estar confundido, traumado y hasta yo siento pena por Marshall.

Siempre hace lo mismo, siempre, él es el único que puede leerme como si fuera un libro abierto, pero yo no sé lo que está pensando, lo que siente, no sé nada.

– No… no quiero… siempre haces lo mismo… incluso cuando éramos niños… siempre me estas ocultando cosas, cosas que te hacen daño…

– Lo hago por tu bien.

– Mentiroso… no lo haces por mí, lo haces por tu bien, siempre ha sido lo mismo, siempre que te ocurre algo que te hace daño mientes diciendo que no es nada, incluso me mentiste a mí, por eso nos distanciamos…

Claro ahora lo recuerdo bien, el motivo de que ya no fuéramos amigos como lo fuimos cuando éramos niños, fue ese motivo, él se alejó, nunca me contó el motivo para su cambio,  si la memoria no me falla, todo esto pasó, empezó desde la muerta de la madre de Aoi.

– Kaito, realmente no necesitas saber nada.

– Lo entiendo – intente sonar tranquilo – Lo entiendo – me dirigí a la puerta, ya no quería saber nada, pero nada de él, iba a conseguir una respuesta por mi cuenta.

Salí del complejo de apartamentos para ir a mi casa. Apenas llegue y abrí puerta, fui tacleado por alguien, quedando en el suelo.

– ¡Hermano! – la persona que estaba sobre mí es Alicia, una joven delgada, de tez blanca, cabello largo marrón oscuro, de ojos rosas al igual que los míos.

– Hola Alicia, no sabía que volverías – le confesé, esperaba quedarme solo hasta que nuestros padres regresaran de su viaje.

– Solo me quedare por dos días – explico alegre mostrando con su mano dos dedos.

– Ya entiendo, que bueno – sonreí alegre, realmente era algo bueno, al menos así me distraería del tema anterior.

– Sip, sip, muy bueno, ven vamos, te prepare algo – se levantó para dirigirse a la cocina rápido. Me levante también y le seguí.

El resto del día paso muy tranquilo, quizás demasiado, me preguntaba si aún esas cosas seguían afuera.

– ¿Alicia? – pregunte al verla abrir la puerta de mi habitación.

– Iré a la tienda, ¿quieres que te traiga algo? – pregunto con tono curioso. Vi la hora en el reloj, era ya tarde.

– No, está bien, pero mejor yo voy a la tienda, ¿qué querías comprar?

Vi como Alicia desvió la mirada, jugaba con la parte final de su blusa rosa con estampado de corazones.

– Es mejor si yo voy a la tienda… hermano son cosas femeninas – confeso con un poco de rubor en la mejillas.

Me quede en silencio por unos segundos, esto era algo incómodo.

– En… en ese caso… mejor te acompaño… ya sabes… es tarde – reí algo nervioso.

– Sí… sí… mejor – sonrió ella algo nerviosa también.

Sí algo sucedía camino a la tienda protegería a mi hermana, pasara lo que pasara, aunque lo más probable es que muera, al menos me gustaría que ella lograra escapar.

El camino a la tienda fue tranquilo, vimos a varias personas de ida y de regreso, no pasó nada como me paso a mí. Sin poder evitarlo solté un suspiro de alivio por la noche tranquila, levante mi vista al cielo, la luna llena resplandecía, pero no era la única que iluminaba la calle, los farolas ayudaban a que el camino no se viera tan tétrico y sombrío.

Alicia ya estaba en su cuarto, lo más probable es que estuviera durmiendo, sin embargo yo no podía lograrlo, seguía dando vueltas en mi cama, intentando cansarme para al menos así obligarme a dormir, pero no lograba nada más que marearme. Finalmente decidí cerrar los ojos, quizás así finalmente terminaría dormido.

 

El paisaje parecía pintando por un niño de cinco años, estaba en medio de un cielo nocturno, lleno de estrellas grandes y amarillas, las cuales parecían ser estrellas fugaces.

– ¿Dónde estoy? – fue la primera pregunta que se me vino a la mente, recordé vagamente mis intentos por dormir, así que deduje que este era un sueño.

Frente a mí aparecieron dos puertas color blanco, en medio de estas apareció una persona con un traje elegante blanco, un sombrero de copa color blanco, no podía ver su rostro porque usaba una máscara, era aquella mascara que se usaba en el teatro, una color blanco en la cual solamente tenía pintado una sonrisa alegre y dos ojos.

La persona señalo primero a la puerta de su derecha y luego a la de su izquierda, se encogió de hombros como si indicara que no sabía cuál elegir.

– ¿Quién eres tú? – pregunte directo. Nuevamente se encogió de hombros, como si no lo supiera. Volvió a señalar las puertas.

– ¿Quieres que elija una? – mire ahora con curiosidad las puertas. La persona asintió.

Mire con curiosidad e intriga cada puerta, me preguntaba que habría al otro lado de estas, ambas eran completamente iguales, pero no creía que detrás de ambas hubiera lo mismo. Por algún motivo sentía la puerta que estaba a mi izquierda llamándome, como si hubiera algo allí supiera que estoy aquí, se agitara por mi presencia, me buscaba con insistencia, me llama con fuerza, era una atracción que no podía ignorar.

Me dirigí hacia aquella puerta, estire mi brazo para tomar el pomo, pero cuando estaba a punto de tocarlo, la mano del sujeto toma mi muñeca, me guía hasta la otra puerta, haciéndome tomar el pomo de esa.

– Pensé que no sabías que había detrás de aquellas puertas – me mostré serio.

El sujeto hablo luego de unos segundos – A… amigos… fa… familia – sonaba su voz entrecortada, al parecer tenía dificultad para hablar, aunque el sonido de su voz se me hizo conocido.

– ¿Amigos? ¿Familia? – pregunte sin entender. El sujeto soltó mi muñeca, así que aparte mi mano del pomo de la puerta, él tomo el pomo, lo giro y abrió la puerta. Me sorprendí al ver que había allí dentro.

Dentro de la puerta estaba la ciudad, pero allí era de día, vi como muchos de mis conocidos y amigos estaban paseando allí.

Aoi y Sapphire estaban preparando el almuerzo en su casa, mientras ambos hablaban, Aoi mantenía aun su expresión tranquila estando junto a su hermana, mientras ella parecía alegre.

Sachi y Marshall estaban en una tienda de dulces, Sachi miraba todo con emoción, mientras Marshall tenía una expresión de “me va a doler la billetera”.

Luis estaba junto a Kazehaya en el cuarto del menor, ambos estaban sentados frente a un escritorio, Luis le estaba explicando un problema al otro con mucho detalle.

Rikkaru estaba en la biblioteca leyendo un libro, su mirada brillaba algunas veces mientras leía; sobre la mesa había muchos más libros.

Midori, Daniela y Yukiko, estaban en la casa de la última, jugando juegos de mesa en la sala, riendo y divirtiéndose.

Alicia estaba organizando su cuarto, pero se distraía muchas veces con las cosas que encontraba.

Koichi estaba sentado al pie de un árbol, el cual le daba sombra, al parecer él se había quedado dormido allí.

Alana estaba en su casa, sentada junto a la ventana de su cuarto mientras leía un libro pequeño, pero a veces su mirada se desviaba hacia afuera.

Stella estaba dando un paseo por el centro, entrando a las tiendas de ropa, obligando a su hermano mayor Koji a cargar las bolsas de sus compras

– A… amigos… fa… familia – volvió a repetir la persona – Te… te… están… es… esperando.

Asentí por lo que dijo, pero aun así aquella otra puerta me seguía llamando, me empezaba a sentir algo agitado de solo verla, mi cuerpo comenzaba a calentarse, mi pulso se aceleraba, tenía ganas de correr allí y abrirla.

– ¿Qué hay al otro lado de aquella puerta? – señale la otra, esperando respuesta.

La persona permaneció en silencio otros segundos antes de responder – Muerte – respondió claramente – Tristeza, engaño, traición, dolor, sufrimiento, todos los sentimientos negativos, si dices abrirlas veras el verdadero color de este mundo retorcido– explico con tono firme, ese voz, esa voz me resultaba demasiado conocida.

Mire la puerta una vez más, lo mire a él nuevamente, dándome cuenta de a quién le pertenecía aquella voz; le quite la máscara, él no se había opuesto a esto.

– Lo sabía… tú eres yo – dije al ver su rostro aun si él estaba con los ojos cerrados, mi tono era el mismo, como si lo hubiera sabido desde el principio, quizás lo supe todo el tiempo pero no quise darme cuenta. Él abrió los ojos, mostrando que esa era su diferencia conmigo, él tenía la esclerótica color negro, su iris color rojo, un rojo brillante e intenso, un rojo escarlata.

– Yo soy tú, pero al mismo tiempo no lo soy – explico con tono tranquilo.

– Lo sé… de alguna manera lo sé – me puse la máscara – Entrare, porque a pesar de lo que me dijiste, hay algo que me está llamando.

– Debes estar consiente… esa puerta… solo trae tristeza…

– Ya me lo has dicho, aun así, sabes que no puedo evitar entrar – sonreí, aun si la máscara cubría mi rostro.

– Sí, no sé puede evitar, es el destino, nuestro destino.

De alguna forma sentí que él ya no estaba aquí, es como si su presencia hubiera desaparecido. Me dirigí a la otra puerta, estaba decidido, aun sí sabía que mis amigos y familia estaban esperándome al otro lado de la puerta ya abierta, sentía que todo aquello era falso, sentía que si habría esta puerta, por fin podría ver la realidad, pero algo en mi interior sabía que esto solo me traería sufrimiento.

Tome el pomo de la puerta, lo gire lentamente para abrirla, atravesé la puerta notando que dentro estaba lleno de una luz blanca, esta era demasiado deslumbrante pues incluso usando la máscara puede darme cuenta de ella.

La luz desapareció, sentía la fría y seca tierra debajo de mis pies, la brisa acariciando mi piel, pude detectar en esta el aroma a sangre y pólvora, todo estaba lleno de silencio. Me quite la máscara para observar cómo era el lugar. Un paisaje destruido y muerto, lleno de escombros de los edificios, no se podía ver ninguna planta o señal de color cerca. Me di una vuelta, detrás de mí estaba una gran torre color blanco. Al darme cuenta de la torre busque con la mirada otras construcciones que siguieran en pie, había en total seis más, parecían estar alrededor de la torre, separadas de manera equidistante a esta y entre ellas.

– ¿Qué es este lugar? – susurre para mí mismo.

Notas finales:

Notas Finales: Shiiii así termina el capi C:< soy mala XD

Nos vemos el proximo viernes owo


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