¿Sabes? Yo… me estoy hundiendo. Cada vez que me hacen dormir, puedo pensar con claridad, no es que tenga mucho en que pensar pero me ayuda a sentirme tranquilo. Cuando me hacen dormir, puedo ver la silueta de esa persona especial, aquella que se fue de mi lado. No, aquella persona que me arrebataron.
No recuerdo hace cuanto tiempo, pero esos malditos nazis se lo llevaron, a mi persona especial y a mi ojo. De no ser por Crocodile, me habría hundido en la locura. Aunque muchas veces me dejo llevar por ella. Cuando me hacen dormir, puedo pensar en esos días. Los amigos y esa persona especial se han ido borrando, Crocodile dice que es a causa de la falta de mi ojo, si pudiera recuperarlo… si, si lo recupero seguramente recuperaré a esa persona y al fin la locura se detendrá…
Debo matar a esos nazis y recuperar mi ojo.
…
- Luffy, es hora de despertar –
La voz familiar de Crocodile resuena en mis oídos, si, es la voz del hombre que me rescató… y a quien le debo la vida.
- Luffy, otro grupo de nazis viene hacia aquí, encárgate de ellos –
Con solo oír sus palabras mi sonrisa aparece, casi mecánicamente mi mano se dirige a la venda donde está el lugar de mi ojo vacío. Puedo sentir la locura. En un movimiento rápido me levanto de la camilla, siento algo soltarse ¿me tenían atado? Eso no importa, la locura me está envolviendo y no parará hasta que lo mate, al tipo que tiene mi ojo color sangre. Arrebato la pistola de la mano de alguien y me dirijo al exterior, puedo sentir la suave brisa correr y la adrenalina corriendo por mis venas. Realmente solo puedo ver rojo y nada más que rojo.
- Luffy, deberías comer algo – la voz femenina a mis espaldas me desconcentra, no es enemigo pero tampoco es mi amigo – ven para que puedas comer –
- Voy Robin – la chica pelinegra solo me sonríe y me mira con sus ojos azules, por un momento creo recordarla pero inmediatamente se va la imagen – quiero carne –
En el gran comedor están todos reunidos, algunos voltean a mirarme, otros solo susurran entre sí. Mientras me siento en una de las mesas con vista a la ventana, Robin viene con mi plato de comida.
- ¿y tú? –
- No tengo hambre, lo mas importante es que tu estés con fuerzas y saludable –
- Claro… - mientras miro hacia la ventana veo una cabellera pelirroja entre los arbustos – hay alguien ahí –
- Debe ser Nami, ese bosque es lo único tranquilo en este lugar –
- Es peligroso, debería volver, porque hoy… ellos vendrán aquí – dije con una ancha sonrisa.
- ¿ellos? – su rostro pareció palidecer un momento y su mirada se clavó en la chica pelirroja, Nami, y después de unos momentos murmuró – en cuanto termines de almorzar iremos a ver a Law –
- Como tú digas – dije lleno de emoción saboreando la sangre que pronto derramaría.
Mientras en el bosque…
- Sanji-kun – dijo la pelirroja entre la espesura.
- Nami-swan, que alegría – dijo enamoradizo el rubio mientras caía de un árbol.
- ¿Qué hacías en el árbol? Más importante ¡¿Qué haces aquí?! –
- Cierto – dijo recobrando la compostura – debes haberte dado cuenta, se están preparando para atacar –
- ¿se han movido? Esto es extraño, no se nos ha dado orden de evacuar o tomar armas –
- Esta vez será diferente, enviaron a Ace –
- ¿a Ace? Eso quiere decir… ¡no! Es muy pronto todavía, se mataran el uno al otro –
- Lo sé, pero no hay como detenerlos, Doflamingo lo envió especialmente porque conoce nuestra ubicación, realmente no me sorprendería que me hubiera descubierto a estas alturas –
- No pienses así, si no Kaya y los demás… estoy segura que aun podemos hacer algo –
- Espero que el cabeza de alga esté haciendo bien su parte o estaremos perdidos –
- Aun no ha regresado desde que lo enviamos a recuperar los ojos, espero que no se haya perdido –
- No creo que haya sido la mejor idea enviarlo –
- Lo sé, pero era el más fuerte del grupo, y tu debías enlistarte para pasar desapercibidos –
- Ya han pasado diez años desde que ocurrió – dijo el rubio mirando hacia donde debía estar Luffy.
- Si ellos no hubiesen venido… aun seriamos un equipo – dijo Nami mirando en la misma dirección.
- Bueno, algún día volveremos a nuestro hogar, juntos otra vez –
- Ten – dice entregándole una bolsa – son cosas que mandan los chicos y unos regalos para Kaya, cuídense por favor –
- Lo hare – dijo mientras se marchaba
Mientras en el laboratorio.
Robin me dejó con Law en su laboratorio, mientras me sienta en la camilla, veo el tubo donde me encierran cuando me domina la locura. Me hacen acostarme en una camilla mientras Law me hace dormir otra vez, mientras me duermo lo veo hablando con Robin. No puedo sentir nada.
Cada vez que me duermo siento que recuerdo cosas de mi pasado, algún amigo, un familiar, una comida… pero al despertar no puedo enfocar los recuerdos, me… desespero. Quizás eso es mi locura. Es raro todo lo que puedo pensar mientras estoy dormido pero no se puede evitar, si despierto, también lo hace mi locura. Así de simple. Pero Crocodile me quiere como soy, me ha prometido que me cuidaría hasta encontrar mi ojo y mis recuerdos, lo quiero mucho. La anestesia empieza a desvanecerse.
- Bien Luffy, pareces en perfecto estado – dijo Law lavándose las manos
- Y pronto estaré mejor – dije sonriente al pensar en mi otro ojo.
- Ten cuidado hoy, Luffy – dijo Law misteriosamente pero no le presté atención.
Salí del cuarto usando la bata de enfermeria, no me preocupaba de la ropa, tenia cosas más importantes en que pensar. Las mangas me quedaban bastante grandes pero no molestaban para apuntar y disparar. El pecho me quedaba principalmente descubierto y me dejaba mover libremente las piernas sin estorbarme demasiado. La tarde paso lenta, pronto legarían y recuperaría aquello tan preciado para mí. Los despedazaré.
La noche llegó con su frío, pero mi sangre estaba caliente, nadie me detendría. Algo en mi interior me decía que todo terminaría hoy. Dejaré que la locura me guie hasta que mi cuerpo caiga.
Camino lentamente al templo detrás del campamento, la oscuridad de la noche solo es alejada por las antorchas que la adornan, me siento y trato de mantener la locura a raya pero me carcome lentamente, el arma en mi manga tiembla ligeramente mientras retengo el impulso de disparar, las horas pasan lentamente… pronto llega la medianoche y lo siento. Ellos están aquí.