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¡Atrapado! por Fullbuster

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Roronoa Zoro POV

 

 

 

Tuve que ayudar a Ace a levantarse y es que entre la energía que había gastado para mantenerme a mí caliente en aquella cueva y que casi se ahoga tratando de huir, creo que ya había tenido suficiente por hoy. Le acompañé hasta su barco más que nada porque se sentiría más a gusto con los suyos que con la tripulación de Luffy a la que apenas conocía. Él me indicó donde estaba su camarote y le llevé hasta allí dejándole tumbado en la cama, pero cuando quise irme, me agarró de la muñeca y me lanzó a la cama con él agarrándome con fuerza y durmiéndose casi al momento. Sonreí al verle tan cansado y es que ni estando así de cansado… quería soltarme, no quería que me marchase de su lado y seguramente porque él también tenía miedo de perderme.

 

Me quedé allí con él un buen rato, viendo como dormía y es que el pobre estaba muy cansado de haber estado la noche en vela. Al final… yo también acabé durmiéndome entre sus brazos. Se estaba muy calentito y muy a gusto. Me acurruqué entre sus brazos todo lo que pude y es que no quería tener que moverme de aquí, estaba muy bien en este momento y si el tiempo se hubiera detenido, habría sido la persona más feliz del mundo.

 

Escuché ruido por la cubierta y me desperté, parecía que todos habían vuelto de la batalla y es que no podía ser con ellos, se apuntaban a un bombardeo. Iban riéndose y  gritando, creo que les había ido bien y me levanté de la cama enseguida apartando el brazo de Ace que seguía apresando mi cintura. Tenía un problema ahora mismo y era que no me fiaba después de lo que me había hecho Luffy, de que Ace quisiera contarle a su tripulación que estaba conmigo, aún tenía mis dudas de si me utilizaba o no y eso… que hasta hace un momento tenía las cosas muy claras. Supongo que al escuchar a su tripulación me entró el miedo de que Ace pudiera echarse atrás en su decisión.

 

Salí fuera y la tripulación de Ace se quedó con la boca abierta en cuanto salí, pero enseguida volvieron a sonreír y me trajeron una botella y algo de comida para que celebrase con ellos la paliza que les habían dado a los de esa isla. Observé que Luffy y toda su tripulación también estaba a bordo y me acerqué hacia ellos, pero Luffy en cuanto me vio, caminó hacia mí y cogiéndome del brazo me hizo acompañarle a otro lugar donde hubiera menos ajetreo.

 

Bajamos hacia la bodega y eso me traía recuerdos… todo había empezado en una bodega estando con Luffy a solas, pero ahora todo parecía haber cambiado por completo. Ni siquiera estaba ya con mi capitán, ahora estaba con el capitán de la segunda división de barba blanca, con el hermano de Luffy.

 

- Zoro, yo lo lamento – me dijo extrañamente serio – no sé qué me ocurrió en esa isla, ni siquiera sé si me dieron algo o no, pero… no era yo mismo y lamento el daño que te causé, tanto a ti como a mi hermano – me aclaró y yo estaba alucinando.

 

Jamás había visto a Luffy disculparse y menos conmigo, él y yo siempre nos habíamos llevado muy bien desde que nos conocimos, hasta llegué a pensar que me había enamorado de él por nuestra cercanía, pero ahora veía que no, lo nuestro sólo era una amistad y no iba a romperla sólo porque unas personas a las que no conocía le habían dado a saber qué para que se comportase de esa forma tan imbécil.

 

- No te preocupes Luffy, ya está todo olvidado.

 

- No está olvidado, sé que te hice daño, no debí haberte escondido lo mío con Sanji, ni debí haberte utilizado y mucho menos debí haberte dejado en ridículo y humillado frente al resto de la tripulación, además… también fue mi culpa que peleases con Ace, yo fui quien contrató a aquella chica, él no hizo nada con ella, sólo te quiere a ti, me lo confesó, te ama de verdad y creo que no debo interponerme en esa relación – me comentó – si eres más feliz en su tripulación, puedes irte con él, estaremos bien sin ti, tranquilo – me dijo sonriendo – no quiere decir que no te echaremos de menos, pero… sabremos que estarás más feliz en este barco que en el mío.

 

- Acepto tus disculpas y también acepto lo de marcharme de tu tripulación – le dije – no tenía intención de irme y lo sabes, siempre quise estar contigo en tu barco… pero…

 

- Te has enamorado – me dijo Luffy – esas cosas pasan, ve y sé feliz, te lo mereces. Os lo merecéis los dos. Nosotros nos marchamos ya, tenemos mucha ruta aún por delante.

 

- De acuerdo – le dije – ya nos veremos… Luffy – le dije y él sonrió despidiéndose.

 

Vi como mi antiguo capitán se marchaba a su barco junto a su tripulación y yo me quedaba aquí bajo la atenta mirada de los compañeros de Ace que aún no entendían por qué no me marchaba con los míos, pero no quise decir nada hasta poder ver la reacción de Ace. Estuve todo lo que quedó de tarde sentado en la cubierta viendo como desplegaban los demás el velamen y ponían nuevo rumbo.

 

Ace apareció por la cubierta cuando ya anochecía y sonreí. Estaba a su espalda justo frente al timón y él miraba al resto de su tripulación como si buscase algo o a alguien y sonreí aún más al verle tan preocupado. La verdad es que se había pegado una buena siesta, estaba realmente cansado.

 

- ¿Dónde está mi hermano? – preguntó Ace y me sorprendí de que preguntase por Luffy en vez de por mí.

 

- Ya se ha ido señor – le dijeron los suyos.

 

- Ni siquiera se han despedido de mí – les comentó y miró hacia el horizonte como si aún esperase encontrar el barco con la vista.

 

- ¿Busca a alguien capitán? – preguntó uno de sus compañeros.

 

- Supongo que sí – le dijo – sólo esperaba que alguien estuviera aquí – aclaró y sonreí.

 

- ¿Alguien como yo? – le pregunté con mi sonrisa y él se giró para verme mientras sonreía.

 

- Precisamente a ti te estaba buscando – me dijo - ¿No te has ido con mi hermano?

 

- No – le aclaré – me han dicho que tu tripulación es más divertida y que tienen un buen capitán

 

- Baja aquí – me dijo sonriendo – te presentaré a todos.

 

Bajé y fui directo hacia él para aclararle que yo ya conocía a todos, él era un dormilón y me había tenido que presentar yo solo mientras él se echaba su larga siesta. Ace me por la nuca y antes de que pudiera darme cuenta, me besó frente a todos metiendo su lengua dentro de mi boca divertido mientras el resto de sus compañeros le animaban. Me quedé paralizado en el sitio viendo su sonrisa y sin poder creérmelo.

 

- Chicos… mi pareja, mi pareja… los chicos – dijo sonriendo – tratadle bien a partir de mañana, ahora me lo llevo – dijo divertido mientras todos se reían y me empujaba a mí hacia dentro llevándome a su camarote.

 

- ¿Qué haces? – le pregunté divertido.

 

- Secuestrarte un rato – me dijo besándome – nadie nos molestará.

 

- De eso estoy seguro, lo has dejado muy claro lo que querías hacer.

 

- Bueno… prefiero que todos sepan… que tú eres mi chico – me dijo besándome mientras me lanzaba en la cama y se subía encima de mí.

 

Le besé colando mi mano por su nuca y acariciando su cabello. ¿Era la decisión correcta dejar a mi antigua tripulación por la de Ace? No lo sabía, pero lo iba a comprobar, ahora mismo… me daba la sensación de que hacía lo correcto, me estaba jugando por lo que sentía, estaba confiando en Ace y no me había defraudado aún, hasta había confesado frente a todos lo que sentía por mí y eso… nadie lo había hecho aún. Él no tenía ningún reparo en demostrar que me quería, en demostrarles a todos que me había elegido a mí y yo… yo iba a corresponderle.

 

Sus manos siempre tan cálidas se colaron bajo mi camiseta apartándola con suavidad y tocando mis pezones a la vez que bajaba a lamerlos y morderlos. Me encantaba todo lo que hacía Ace, su tacto, su forma suave de hacer las cosas, sus besos pasionales, él era todo lo que quería en mi vida.

 

Me terminó de quitar la camiseta y me besó con una gran dulzura asegurándose de que estaba bien, pero con él siempre estaba bien, era atento y delicado, se preocupaba por mí, era sencillamente perfecto. El chico de mis sueños y sonreí besándole. Rocé su abdomen con mis dedos y es que él lo tenía mucho más definido que yo, me gustaba mucho tal y como era Ace, hasta su cabello revoltoso me encantaba y no pude evitar sonreír.

 

- ¿Te hago gracia? – me preguntó.

 

- Es que eres perfecto.

 

- Tú sí que eres perfecto.

 

- Y estás loco – le dije - ¿Cómo se te ocurrió ir tu solo a esa isla a por mí?

 

- Porque te quiero – me dijo muy serio – nadie me habría podido impedir sacarte de allí, eres mi chico Zoro, haría cualquier cosa por ti.

 

- Si vas a hacer cualquier cosa por mí… quiero que te quites esos pantalones, me estorban para todo lo que tengo planeado hacerte – le dije de forma juguetona y él sonriendo se desabrochó el pantalón para quitárselo.

 

Cogí su miembro entre mis manos y bajé a él pasando mi lengua con dulzura sacándole algún gemido por su parte. Me sorprendí cuando me cogió de la barbilla y me separó de él sonriendo para tumbarme. No creí que estuviera ya, apenas le había rozado pero me bajó el pantalón y seguidamente, fue él detrás para coger mi miembro entre sus manos y metérselo en la boca.

 

Me sonrojé muchísimo y es que no esperaba que Ace lo fuera a hacer, pero ahí estaba y me daba mucha vergüenza verle en esa posición, pero a él le daba igual, siguió haciéndolo aunque yo estuviera algo inquieto.

 

- Ace… - le llamé - ¿Qué haces?

 

- ¿No está claro? – me dijo sonriendo con mi miembro entre sus manos – disfrutar de ti, tú ya tuviste la oportunidad de disfrutar.

 

- Aquella vez no vale, estabas tras una pared y no sabías que era yo.

 

- Pero eras tú – me dijo sonriendo – además, en la cueva también lo hiciste, lo mejor que puedo hacer es devolverte el favor.

 

No hubo forma de impedírselo, siguió haciéndolo y lo único que pude hacer yo, es mirarle, disfrutar del placer que me daba y gemir de vez en cuando y es que creo… que era un experto en esto, porque jamás había tenido tanto placer como el que él me estaba dando, ni siquiera con su propio hermano y eso que se suponía que estaba enamorado de él.

 

Le vi masturbase él mismo mientras se metía mi miembro en la boca y una vez creyó que estaba listo, metió sus dedos en mí ayudándome a dilatar para que me doliera lo menos posible, aunque yo sabía que el principio… siempre dolía hiciera lo que hiciera, era algo que no podía evitar, aunque él preparaba bastante bien. Entró en mí con mucha delicadeza y no paró hasta el fondo. Cuando llegó, se detuvo unos segundos mirándome y preguntándome si estaba bien y al asentir, volvió de nuevo a moverse, esta vez de salida para volver a entrar. Iba tortuosamente lento para mi gusto, pero sé que lo hacía así hasta que me acostumbrase, porque una vez lo había hecho, cogía velocidad y era el momento en que más disfrutaba de él.

 

Dudó si correrse en mí o no, pero al verme asentirle, se corrió dentro sabiendo que le daba permiso y es que yo me sentía de él, era suyo como él era mío, quería estar sólo con él. Acabó reventado y se tumbó a mi lado acariciándome el abdomen con las yemas de sus dedos y al mirarle, le vi sonreír.

 

- ¿Y hacía dónde nos dirigimos? – le pregunté cambiando de tema.

 

- Me da igual, contigo al fin del mundo si quieres – me dijo besándome.

 

 


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