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Destapando sentimientos por earendyll

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Capítulo 3

 

Las noches seguían siendo duras para él. Su mirada agotada estaba fija en el techo. Su respiración era lenta y acompasada, era como un eco suave que se extendía por toda la habitación. Su corazón palpitaba calmo.

El silencio le inquietaba. El silencio lo abrazaba. Temía tanto a ese silencio…

Su cuerpo estaba laxo sobre las sábanas. Estaba vestido. Con la mirada fija. La boca semiabierta. Su piel estaba cetrina. Sus ojos estaban cansados y sus párpados se negaban el dejarle ir hacia la inconsciencia del sueño.

Dolía respirar. Dolía imaginar. Dolía pensar…

Sus párpados le dieron un respiro a su mirada y se cerraron. Una imagen rápida paso a través de ellos. Y su cuerpo se tensó con la imagen.

Tatsumi…

Habían pasado exactamente 3 días desde que se encontró con el secretario. Ninguno de los dos habló del tema pero los ojos de Tatsumi se quedaban fijos en él, lo observaba profundamente desde la distancia, tan profundamente que un temblor a veces le invadía desde las entrañas. Temía a Tatsumi, temía volvérselo a encontrar a solas, escuchar su voz y que sus ojos se clavasen en los suyos.

 

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La mañana llegó fresca y despejada, con sol brillante y nubes claras. Su cuerpo estaba pesado, como casi siempre en estos días, suspiró fatigado, cansado de sumar un día más al calendario, un calendario en el que los días para él no servían de nada, en el que lo único interesante era cambiar un mes por el siguiente, en el que ningún acontecimiento le hacía vibrar el pecho, sonreir el alma o soñar los recuerdos.

Llegó otra vez a trabajar. Últimamente en su distrito la cosa estaba tranquila y podía relajarse en el trabajo. Tsuzuki se tomó demasiado en serio lo de relajarse porque era media mañana y no había aparecido aun.

Suspiró con cansancio, se levantó de su lugar de trabajo y fue hasta donde se encontraba el de su compañero. Recorrió con los dedos el filo de la mesa barnizada. Miró los papeles desordenados por todos lados con un poco de hastío y decidió recogerlos. Sabía que apenas llegara el shinigami no tardaría ni 3 minutos en desordenar todo el escritorio pero al menos durante un tiempo no le distraería la desordenada mesa.

Se sentó en la silla de Tsuzuki mientras arreglaba, amontonaba y limpiaba un poco aquello. Los papeles de los caramelos  y los dulces los tenía esturreados por todos lados… que desastre de hombre, que glotón. Y entre tanto desorden encontró un brillante caramelo rojo, de un rojo tan llamativo que hizo que Hisoka se lo metiera en la boca. Fresa… no era su favorito, pero estaba bastante bueno

-          Buenos días

De un respingón se puso de pie, con los ojos abiertos del susto. El caramelo desgraciadamente decidió pasar de su boca a su garganta casi atragantándolo

-          Tat-tatsumi-san, buenos días

El secretaria le saludo con un asentimiento de cabeza. Y aunque él se estaba atragantando allí mismo no se movio de su lugar. Cuando al fin dejó de toser levantó la mirada, tenía lagrimillas en los ojos (como para no tenerles después de casi ahogarse) y el inmutable secretario estaba mirando el lugar con ojo clínico.

-          ¿Dónde está Tsuzuki-san?

La pregunta le pilló descolocado y balbuceó un poco sin quererlo. Tatsumi a pesar de esono pareció haber escuchado su vergonzoso balbuceo o si lo escucho hizo caso omiso

-          A-aún no ha llegado

-          Ya veo

Y los ojos azules le atravesaron. Sin quererlo se quedó paralizado mientras el secretario se acercaba lentamente hacia él, con la mirada sobre la suya. Aguantó con la mayor naturalidad posible su escrutinio

-          Pareces estar mejor…

-          Si… - se apresuró a contestar. No le apetecía tener esta conversación con él, era mejor hacer como que no había pasado nada hace unos días. Era mejor dejarlo en el pasado…

-          Aunque aún te veo un poco pálido- Abrió los ojos de la sorpresa- e incluso tienes ojeras en los ojos- ¿Tanto se fijaba el secretario en él?

-          Estoy perfectamente Tatsumi-san – dijo endureciendo el rostro y agravando la voz.

Esto ya no le estaba gustando. No quería a nadie encima de él, no quería que le preguntasen por algo que prefería olvidar. Quería olvidar la situación que vivió hace algunos días, y quería olvidar lo que le gritó al secretario. ¿Cómo pudo confesarle lo que sentía por Tsuzuki a él?

-          Estas mejor, pero no perfectamente

-          Tat… - pero antes de hablar el secretario alzó la mano pidiéndole silencio

-          Nunca has sido un hombre mentiroso Hisoka-san y prefiero que no lo seas ni conmigo ni contigo mismo. Se lo que veo, igual que tú también lo sabes. Solo quiero decirte algo… Estoy aquí si necesitas ayuda

Sin esperar más se giró sobre sus caros zapatos y se marchó de allí con andar seguro y sereno, elegante… Dejando a Hisoka con el corazón agitado

“Estoy aquí si necesitas ayuda”

Nunca esperó escuchar eso del serio secretario. Quizás de cualquier otro, incluso de Terazuma no le sorprendería tanto… Siempre le inquietó Tatsumi, siempre… y ahora casi lo inquietaba más. Su corazón vibraba en alarma. Era una persona peligrosa. Parecía que tenían una relación mas estrecha de lo que él mismo se imaginaba… y eso lo turbó ¿Cuántas cosas se le habían escapado últimamente?

 

El ruido escandaloso de la puerta lo tomó por sorpresa, girándose rápidamente, aunque su mirada era como siempre, impasible y neutra

-          Hisoka! Gracias a Dios que estas aquí – Y se acercó feliz, como era siempre Tsuzuki. Con su sonrisa de bobalicón

-          A Buenas horas… - se apartó en el preciso momento en el que Tsuzuki venía a estrujarlo entre sus brazos

-          Jo… que malo – dijo en la forma chibi, refiriéndose al desplante de hisoka al apartarse

-          Ha venido Tatsumi-san – Los ojos del chibi se aguaron- Y ha visto que no estabas por aquí…

-          ¿H-ha d-dicho algo de mí?

-          Creo que deberías ir a verlo… -dijo con una sonrisa socarrona

Y es que Tsuzuki  hacia que se olvidara de todo. El simple hecho de verlo debería bastarle… ¿Por qué sin embargo aún buscaba de él algo más?

Mientras Tsuzuki arrastraba los pies y se iba al despacho del secretario, se quedó con la mirada perdida justo en la puerta donde lo había visto irse. La presencia de Tsuzuki lo tranquilizaba, y sabía que la suya propia a Tsuzuki también. Ambos encajaban bien…demasiado bien…

Un suspiró se escapó de sus labios

Quería a Tsuzuki ya de vuelta, tenía ganas de ver su brillante sonrisa, su mirada alegre, su actitud de crío. Tenía ganas de estar más tiempo a su lado. Tenía hambre de Tsuzuki.

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Tsuzuki estaba preocupado. Como para no estarlo si iba camino al despacho del secretario sabiendo que quizás había llegado más tarde de lo habitual… aunque tampoco era para tanto… O eso pensaba él, claro estaba.

Entró al despacho sin tocar la puerta. Puso su mejor cara de perro abandonado y la abrió con lentitud. Los ojos azules de Tatsumi estaban fijos en él apenas escuchó la puerta abrirse. Y su mirada cambió a una más seria apenas descubrió que era él. Bien, parecía que sus ojos de cachorro no estaban funcionando demasiado, lo cual ya lo estaba poniendo en alerta

-          H-hola Tatsumi

-          Buenos días… veo que al fin has decidido aparecer

-          Tatsumi…- dijo con pena

-          Esto repercutirá en tu sueldo –El secretario no se mostró indulgente, daba igual cuantos ojitos llorosos pusiera Tsuzuki

-          Lo sé – dijo con cansancio.

Se giró sobre sus pies, la conversación ya había acabado. No entendía como podía ser tan torpe y nunca podía mantener su sueldo integro

-          Tsuzuki…

-          Dime – dijo girándose

Los ojos de Tatsumi lo miraron serio. Algo que le hizo ponerse en alerta. ¿Qué pasaba?

-          Cuida al chico

¿Qué cuidara al chico? ¿A Hisoka? Miró a Tatsumi más firmemente pero este se acomodó las gafas y se sentó en su asiento mientras volvía la mirada a sus papeles.

-          Adiós Tsuzuki-san

Y como no, lo estaba echando de allí. Pero lo que había dicho le había dejado extrañado. Quizás debía de prestarle más atención a su compañero a partir de ahora. Es cierto que estaba decaído, pero había algo que Tatsumi sabía y él no. Se suponía que él era el que más conocía a Hisoka…

 

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La mañana pasó sin preámbulos para nadie, aunque por la tarde fueron llamados a la sala de reuniones. Watari estaba ya allí riéndose como un loco mientras el jefe lo miraba con mala cara y Tatsumi se tapaba la cara con la mano, haciendo como que se acomodaba las gafas, en un gesto muy de él.

Apenas los vieron aparecer a ambos, a Tsuzuki y a Hisoka, los saludaron respetuosamente, el jefe y Tatsumi, porque Watari corrió hacia ellos, atrapando entre sus brazos a un incómodo Hisoka que se deshizo como pudo de los brazos del científico.

-          Os he llamado por un caso en otro distrito

Todos estaban en silencio, lo cual agradeció Hisoka, y el jefe continuó con su monólogo. Por lo visto estaba habiendo desapariciones que la policía decía que eran aisladas porque no mantenían el mismo modus operandi, pero para los shinigamis había relación. No era el sexo, desaparecían hombres y mujeres, no era la edad porque había niños y adultos, pero había algo que se le escapaba a la policía, y era el extraño residuo de energía espiritual que quedaba en la escena del crimen.

-          Además hay que añadirle –Continuo hablando esta vez el secretario- que las víctimas no aparecen en nuestra lista, por lo que seguramente los mantengan con vida por algún propósito

-          ¿Están vivos? – Preguntó extrañado Tsuzuki

-          Si, más que desapariciones parecen secuestros. Si los encontramos haremos una limpieza en las memorias de las víctimas, a la policía se les dará cualquier explicación más o menos creíble

-          Pero… no entiendo. No es dentro de nuestro distrito ¿No? ¿Para qué vamos a ir nosotros? – Hisoka preguntó extrañado. ¿Para que los querían a ellos allí precisamente?

-          Hemos creído conveniente que vayáis ambos – el secretario volvió a acomodarse las gafas mientras estas resplandecían tapándole la mirada- Tienes mucho poder espiritual tanto tu como Tsuzuki-san. Las víctimas parecían también poseer algo de poder espiritual, parece que le interesan las personas con poderes especiales, quiere capturarlos. Podéis servir de cebo. Además como deja rastro en la escena del crimen quizás con los poderes que posee Hisoka-kun puedas rastrear a las victimas

-          Asi que… yo seré la carnada – Hisoka no lo preguntó, lo afirmó. Entre líneas parecía que era eso lo que le intentaban decir el secretario y el jefe.

-          Pero eso es peligroso –dijo Tsuzuki

-          Evidentemente –dijo Tatsumi- por eso mismo Watari y yo iremos con vosotros a esta misión.

-          ¿Creéis que esto lo esté haciendo un humano?- preguntó Hisoka desconcertado

-          No estamos seguros, porque sería un humano con muchísimo poder espiritual…

-          Ya veo…

Poco se sabía realmente del caso. Sabían mucho de las víctimas pero poco del culpable. Básicamente no sabían nada de él, lo cual les dificultaba bastante el problema.

-          El caso – dijo Konoe atrayendo la atención de todos- Es que Hisoka se va a hacer pasar por un adolescente con poderes especiales que últimamente está cogiendo fama, así será más fácil llegar al culpable y quizás el venga a buscarnos antes de que nosotros mismos demos con él.

-          Pero Hisoka puede rastrearlo, quizás no nos haga falta hacer… que él sea el cebo- ¿De verdad querían que su compañero fuese la carnada?

-          Quizás…

Tsuzuki seguía poco convencido, no le hacía mucha gracia exponer de esa manera a su compañero, para él era doloroso ver sufrir a Hisoka ¿Y si le ocurría algo? ¿Y si lo herían? Era cierto que el dolor no era un problema, que la recuperación de los shinigamis era rápida, pero eso no hacía que no se preocupara…

-          Tsuzuki tranquilízate

Habían salido ya del despacho y caminaban hacia la salida. Tsuzuki miró a su compañero. Los ojos verdes de Hisoka estaban prendidos en los suyos. La mirada fría de él lo miraba con decisión. Él ya había tomado la decisión, iba a hacer de cebo. Suspiró. No iba a hacerlo cambiar de opinión.

-          Si me atrapan puedo frenarlo, no soy como cualquier humano que ha secuestrado. Puedo sellarlo, enviaros un mensajero y esperar a que vengáis a ayudarme. No va a hacerme daño.

Era cierto que Hisoka se había vuelto extremadamente bueno haciendo sellos, y sobretodo haciendo barreras. Sus barreras eran potentes, tan potentes que en los casos que habían tenido los últimos años nadie pudo romper ninguna de sus barreras protectoras. Mientras que Hisoka protegía a las víctimas y con su barrera llegaba a protegerlo a él, él prefería invocar a las bestias sagradas para acabar con el culpable. Y para sorpresa de todos se habían convertido en un equipo competente y poderoso, quizás el más poderoso que había en todo el Enma, porque se complementaban especialmente bien. Porque a Tsuzuki no le hacía falta hablar con Hisoka, Hisoka sabía lo que su compañero necesitaba o quería. Tsuzuki hacía tiempo que sus barreras emocionales se habían relajado dejando que su compañero supiera más de él. Todo de él. Y Hisoka aceptó todo de él con entereza, incluso le sonrió con ligereza y con un “A mi nada de lo que pasó me importa” Lo rodeó con los brazos y le dio un cariñoso abrazo que le hizo llorar de alegría. Pocas veces podía ver a su compañero cariñoso, era una persona fría, pero en las situaciones realmente importantes, en las que necesitaba de contacto físico, Hisoka le había abierto los brazos sin problemas. Hisoka para él era demasiado importante, demasiado valioso. Su relación tubo muchos tumbos, muchos giros, y todas y cada una de las pruebas las pasaron con mayor o menor dificultad. Para Tsuzuki, Hisoka se había convertido en el epicentro de su vida.

-          Sé que te has vuelto muy fuerte Hisoka, pero eso no hace que deje de preocuparme

-          Tsuzuki… También estarás allí para ayudarme, confío en ti. Además esta vez nos ayudaran Watari y Tatsumi

-          Lo se…

-          Además –dijo Hisoka con algo de picardía- podremos ir a probar la comida típica de allí

Tsuzuki sonrió. Le revolvió el pelo al rubio. Lo miró a los ojos. Lo que la gente veía eran unos hermosos ojos fríos que daban escalofríos, pero Tsuzuki veía más allá y el ligero brillo que veía a través de ellos era lo que le hacía sonreír con alegría.

-          Es cierto, pienso comer un montón – dijo sonriéndole a Hisoka

-          Un montón no sé, porque Tatsumi-san viene con nosotros – Vaya, eso Tsuzuki no lo había pensado- Pero también es cierto que Tatsumi tiene debilidad por mimarte de vez en cuando.

-          Cuando se trata de dinero no hace excepciones…

-          Eso es cierto…

Con las expectativas de un nuevo caso se marcharon a casa, cada uno por caminos separados. Hisoka estaba un poco más animado porque sabía que su mente con un nuevo caso estaría más ocupada y dejaría de pensar… Sin embargo Tsuzuki aun recordaba las palabras de Tatsumi en su memoria “Cuida al chico”. Él siempre lo cuidaba, pero… ¿Qué quiso advertirle?

Notas finales:

Hacía tiempo que la inspiración se había ido bastante lejos, pero espero que siga viniendo a mi y me visite más a menudo.

Hay un nuevo caso que resolver. Tsuzuki tiene una incógnita que responder. Y Hisoka espera que su mente se mantenga más ocupada, que su corazon no doliese tanto como hasta ahora. Pero son demasiadas cosas que tienen que hacer y esperemos que todos sean capaces de encontrar lo que buscan.

 


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