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Última oportunidad. por Angel_Chan

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Notas del capitulo:

Resumen: Dado de baja en el ejército, John sabe que sus días están contados, si no consigue un Alfa, se lo conseguirán por medios legales. Aun no está listo para dejar que su vida se vaya de entre sus dedos.

Serie: Sherlock BBC

Pareja: John-Sherlock.

Clasificación: Romance-Amistad- Drama.

Advertencia: Omegaverso.

Capítulos: 01/10.

Palabras: 3,155. (Capítulo 01)

Notas:

Fecha: 24/02/2014.

Beta Reader:

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Arthur Conan Doyle.

Última oportunidad.

 

Capítulo 01.

 

Sherlock estaba aburrido. ¡Oh Dios! Sí que lo estaba. Y los casos tan simples y mundanos que Lestrade le venía proporcionando, no estaban ayudando a calamar su mal humor por ello.

—Que bien. —Murmuró entre dientes, cuando luego de que el auto negro estacionara, dos hombres bajaron hasta pararse detrás de la valla policiaca. —Es lo último que podía pedir para que mi día este completamente arruinado. —Gruñó a media voz.

También bufó y maldijo a media voz, mientras comenzaba a caminar hacia ambos hombres. Mycroft a veces parecía olvidar la discreción en ciertos asuntos. Esos dos parecían más matones que guardias de seguridad del gobierno Británico –o sea su hermano–, ni Anderson podría no haberlos notado allí parados. Por ello no se asombro cuando Lestrade lo alcanzo, apresurado y evidentemente preocupado.

—¿Sucede algo, Sherlock? Dime que no son proveedores de ningún tipo. ¿Le debes dinero a alguien?

Sherlock no tardo en rodar sus ojos, antes de voltear a ver al Inspector, maldito el día en que Lestrade se había enterado de sus problemas de adicción a las drogas.

—No. Son los hombres de mi hermano, Lestrade. Lo que significa que lo encontró.

—¿Encontró? ¿Qué fue lo que encontró?

—Un Omega. —Casi escupió la palabra, quitándose los guantes de látex, que ni siquiera llego a utilizar. Ya que ni tiempo había tenido para ver la escena del crimen, ni el cuerpo. —Ahora, si me disculpas. Tengo una tediosa cita de emparejamiento.

“¿Cita de emparejamiento?.” Pensó la escandalizada mente del Inspector.

—Sí, eso es lo que dije, sabes que odio repetirme. —Sherlock bufó, no tenía ningún deber en explicárselo a Lestrade, pero haría tiempo y molestaría a Mycroft de esa forma. —En mi familia los matrimonios arreglados son una tradición… aunque creo que en mi caso, es algo totalmente necesario.

—¿Tu? ¿Casado?

—¿Quién lo hubiera dicho, no? —Sherlock sonrió a la nada. Irónico, sí, pero según su madre, muy necesario para el bien familiar.

Subió al auto sin mostrar asombro alguno de que Mycroft lo estuviera esperando dentro.

—Pensé que costaría más hacerte entrar al auto.

—Sí, vi tu sutil sugerencia… ambas. Pero no debías de preocuparte, tengo experiencia suficiente en esto, como para saber cómo terminar rápido con el suplicio.

—Bien, eso es bueno, no harás perder mi tiempo de esa forma. —Mycroft sonrió elevando su barbilla, en una mueca creída y petulante. —Entonces, que hacías… que caso tan divertido te mantenía atareado un perfecto viernes por la tarde.

Sherlock bufó, ni atareado, ni divertido… su día había sido un completo desastre.

—Nada, Lestrade siempre cree que está en poder del mejor caso del mundo cuando no pasa de un simple cuatro… —Aun así, se había decidido a salir del departamento, tan solo a gritarle a los de Scotland Yard por su incompetencia en resolver un caso tan sencillo. —Por eso espero que tú tengas algo más interesante, que ofrecerme.

—A simple vista puede parecer menos de un cuatro, querido hermano… pero creo que te llevaras una buena impresión.

¿Mycroft había utilizado su sistema para medir casos, para aplicarlo a un simple Omega? ¡Sherlock no podía creer eso!

Sin embargo su hermano sonrió, una de esas sonrisas presuntuosas que tanto disgustaban a Sherlock; porque sabía que ambos sonreían de la misma manera cuando tenían algo sumamente interesante entre manos, y no podía dejar de odiarse a sí mismo, al sentirse ansioso de saber que era lo eso tan interesante.

Definitivamente no podía ser un Omega.

El primer encuentro entre él y el elegido de su hermano seria en casa de sus padres. ¡Bravo Mycroft! Solo esperaba que su hermano no haya traído a sus padres a la presentación.

Caminó por los pasillos de la vieja casona, detrás de la espalda de Mycroft, dos jóvenes los seguían en silencio llevando consigo un juego de té para dos en una bandeja de plata, y otra más con aperitivos que obviamente Sherlock no tocaría. Mycroft solo les hizo una señal para que ambas jóvenes entraran a la habitación y prepararan todo.

—De más está decirte, querido hermano, que si espantas a este Omega como a los otros, despertaras unido al siguiente sin posibilidad de elegir a tu futuro acompañante.

La amenaza sonaba suave en los modales refinados y voz modulada de Mycroft. Pero Sherlock sabía que no estaba jugando, aun así no pudo evitar desafiarlo con la mirada.

—Quisiera ver que lo intentaras, Mycroft. —Gruñó de mal humor, sus dientes fuertemente apretados, mientras su mano ya se dirigía a la perilla de la puerta.

Las jóvenes salieron apenas él entro, no sin antes dejar todo listo. Sherlock se preparo para otra aburrida y banal charla con una Omega exclusivamente criada para engendrar descendencia, su descendencia. Ya había pasado por lo mismo tres veces, y le verdad que el hecho que le hablaran de niños y pañales, lactancia y escolaridad, había sido más que suficiente para que decidiera espantar a las tres posibles candidatas a esposa que su madre había encontrado para él.

Solo que su gran idea había convertido en un manojo de nervios a su madre, dejándole la tarea de encontrarle una compañera a su hermano, mientras su padre le daba unas merecidas vacaciones a su madre.

—Oh, lo siento, señor Holmes. No lo oí llegar.

Sherlock pudo ver al hombre rubio ponerse de pie en la pequeña sala, frente a la mesa del té, su mano dejó el teléfono a un lado de las tazas vacías, sin darle una segunda mirada. Un bastón de aluminio cambio de mano, cuando una de ellas se estiraba hacia el recién llegado con cortesía.

—Sherlock, por favor…

—John. Doctor, John Watson.

Sherlock asintió, tratando de reprimir el impulso que intentaba curvar las comisuras de sus labios en una mueca de sonrisa. Vaya que había sido diferente la elección de su hermano, en comparación con las anteriores de su madres, casi quería salir de allí y abrazar a Mycroft. Cosa que no haría en verdad.

—¿Afganistán o Iraq? —Preguntó seguro, mientras buscaba asiento frente al hombre, y lo instaba a sentarse nuevamente.

—¿Perdón?

—Mi hermano debió tener un muy buen informante si llego a usted tan rápido. Hace cuanto que volvió a casa… ¿Dos semanas, tres?

—Un poco más de tres semanas. —John contestó aturdido, aunque se repuso rápidamente, sonriéndole de lado a Sherlock. —Veo que su hermano le ha hablado de mí.

El joven detective sonrió antes de negar.

—No, Mycroft se ha mantenido muy enigmático desde que fue por mí. No es que no lo sea diariamente, pero puedo ver que en este caso era necesario cierto nivel de misterio.

—Oh, bueno. Entonces… ¿Cómo lo supo?

Sherlock ensanchó una sonrisa que extrañamente no había perdido desde que entro a la sala, y comenzó a servir el té, muy consciente de la mirada fija del hombre sobre si.

—No lo supe… lo vi. —Sherlock exhala ante la leve aceptación del Omega. —Tu corte de pelo, tu postura, todo dice que has sido militar. Pero te presentaste como ‘doctor Watson’. Así que eres un médico militar, obvio. Tu cara esta bronceada… pero no las muñecas. Has estado en el extranjero pero no tomando el sol. Tu cojera es bastante mala, pero permaneces de pie sin ningún problema si tienes que cambiar el apoyo del bastón. Así que al menos es parcialmente sicosomática. Eso significa que las circunstancias de la lesión fueron traumáticas. Herido en acción, entonces. Herido en acción y bronceado: Afganistán o Iraq.

—Eso…

—Oh, claro. No han dejado que vea a nadie desde que está en ‘casa’. Por ello quizás no sepas lo de tu cojera. Pero no hay necesidad de un terapeuta… así que no tienes de que preocuparte. Si te han permitido ver a tu hermano, al cual tienes muy preocupado debido a esto, pero con el cual te llevas mal, al parecer.

John apenas tuvo tiempo de levantar una de sus cejas antes de que la catarata de palabras sobreviniera en él. Los ojos de Sherlock estaban clavados en el pequeño aparato a un lado del brazo del rubio, sobre el mantel blanco de la mesa de té.

—Tu teléfono. Es caro, con email, mp3… pero has sido puesto en una de las tantas casa para Omegas de Londres, la mejor si no Mycroft no hubiera llegado a ti. Así que no tuviste posibilidad de comprarlo por tus propios medios, te lo dieron. Arañazos. No uno sino muchos. Ha estado en un bolsillo con llaves y monedas. Tú no tratarías tu único lujo de esa manera, así que ha tenido un dueño anterior. Lo siguiente es fácil.

John lo tomo entre sus manos, incrédulo de que pudiera saber tanto de solo mirarlo, y sin haber tenido la posibilidad de tocarlo. Lo dio vueltas entre sus dedos antes de ofrecérselo al joven frente a él para que siguiera.

—¿El grabado?

—Harry Watson. Claramente un miembro de la familia que te ha dado su viejo teléfono. No es tu padre. Este es el aparato de un hombre joven. Podría ser un primo, pero eres un héroe de guerra confinado a una casa de Omegas, es improbable que hubieran dejado entrar a alguien que no fuera un familiar directo a ti. Así que es tu hermano. —Sherlock sonrió, le gustaba la atención que John parecía estar poniendo en lo que decía. Él también hizo girar el aparato entre sus dedos, estudiando de cerca lo que había visto de lejos. —Ahora, ¿Quién es Clara? Los tres besos indican que hay una conexión romántica. El costo del teléfono indica esposa, no novia. Debe habérselo dado recientemente, solo tienes seis meses. Así que, es un matrimonio en problema. En seis meses él la abandona. Si ella lo hubiera dejado a él, se lo habría quedado. Sentimientos. No, él quería deshacerse de él. Él la dejo a ella. Te dio su teléfono, así que quiere que estés en contacto. Obviamente está preocupado por ti. Pero no pareces estar interesado a que interceda por ti para sacarte de la situación en la que estas. Eso indica que tienes problemas con él. Quizás te gustaba su mujer, o no te gusta que beba.

—¿Cómo puedes saber lo de la bebida?

—Suposición, aunque  una buena. La conexión para cargarlo. Hay diminutas raspaduras alrededor. Cada noche lo conecta y sus manos están temblando. Nunca se ven esas marcas en el teléfono de un hombre sobrio.

Sherlock le sonrió de lado, podía ver cada uno de los pensamientos de John pasar por su rostro, totalmente abierto en esos momentos. Y por unos simples instantes solo esperó por la reacción del hombre frente a él. Mycroft tenía razón, de seguro había más de lo que a simple vista se podía apreciar del doctor, pero tampoco guardaba muchas esperanzas respecto a que fuera un diez en su ranking. Quizás y con todo lo que le faltaba ver, John no pasaba de un siete.

Ahora solo faltaba ver que es lo que John hacia con toda la información que acababa de brindarle. Las veces anteriores no había sido tan detallista, y las mujeres que su madre había encontrado para él, había salido huyendo del monstro que podía saber toda su vida con una sola mirada.

Pero el rubio no pareció mostrar ningún signo de enojo. Más sí uno totalmente de asombro y curiosidad. Sus labios se curvaron en una semi sonrisa por cuestión de segundos antes de negar suavemente con su cabeza.

—Eso… ha sido sorprendente.

—¿Eso crees?

—Claro, ha sido extraordinario.

Sherlock esquivó la mirada azul por una sola fracción de segundo, algo confundido con reacción del rubio. Esperaba que no dijera algo terriblemente aburrido como todas las demás personas que se cruzaban con él por primera vez, casi lo deseaba, pero… ¿eso?

—Eso no es lo que la gente normal dice.

—¿Qué dice la gente normal?

—¡Vete a la mierda!

John no pudo contener la risa, aunque había intentado no hacerla muy evidente tampoco. Apenas le devolvió la mirada, con la taza suavemente apoyada contra sus brazos mientas asentía divertido.

—Bien… ¿Entonces? —John se permitió relajarse una vez más antes de encontrarse con los vividos ojos claros. —No voy a decir que no me sorprende todo esto… no es como creí que sería una cita de emparejamiento.

—¿Por qué, no te agrada? —Sherlock sonrió de lado, al parecer, muy divertido por el momento que estaban viviendo.

—Es menos aburrida de lo que pensé que sería… es más, creí que sería mi muerte.

Esta vez, Sherlock rio junto con él. Sabia de sobra que era verdad… su madre había estado presente en sus anteriores citas, y habían sido mortalmente aburridas.

—Voy a decirte algo, John. —El detective se inclino sobre la mesa, clavando sus ojos en los del rubio con determinación. —Me agradas, por raro que suene que yo lo diga… Me caes muy bien.

John se sintió abrumado, pero se las arreglo para asentir a tales palabras. Pero no se sentía para nada halagado, por mucho que el Alfa que tenía frente a él no fuera como tantos otros. Tal vez, esa oportunidad que estaba teniendo no se volvería a repetir en lo que le quedaba de vida.

—Claro que eso no significa que quiera unirme contigo.

Sherlock se apresuró a declarar, aclarando que  la idea que él tenía en mente no era la misma que la del rubio.

—Oh, genial. Eso es aun mejor. —Sonrió de manera irónica. —Entonces, ¿Por qué estamos perdiendo nuestro tiempo aquí? De seguro usted tiene muchas cosas más importantes que hacer.

John estuvo a punto de ponerse de pie, pero Sherlock se adelanto a su intención y detuvo cualquier movimiento sosteniendo su mano sobre la mesa.

—Por favor, John, si me dejas hablar creo que tengo un trato para hacer contigo. Y estoy más que seguro que será de interés para ti.

—¿Otro trato?

Sherlock alzo una de sus cejas antes de entender.

—Sí, y olvida todo lo que pudo haberte dicho mi hermano. Tu trato conmigo será infinitamente distinto. E increíblemente más satisfactorio.

John se quito la mano de Sherlock sin quedar demasiado brusco, mientras lo veía de lado. Tendría que ser mejor que su hermano para que él lo aceptara, porque la verdad, es que si bien el trato original no terminaba de ser lo que el más quería, era muy bueno para que quisiera rechazarlo. Y sería un completo loco, si lo hiciera.

—Te escucho, entonces.

—No aquí, Mycroft tiene micrófonos hasta en los baños. Saldremos por un tiempo, tengo un departamento en el centro de Londres. Podremos hablar allí.

El rubio lo observo bien, no era lo que sabía se debía hacer, pero esa reunión no podía ser más atípica, así que simplemente asintió tomando su bastón para seguir a Sherlock por la casa.

Apenas estuvieron fuera de lo que para John era una de las mas suntuosas casas que jamás había visto, o estado en su vida, uno de los hombre se acerco hacia ellos, abriéndoles la puerta de la limusina que Mycroft había previsto para ellos. No que su hermano supiera de sus planes, pero de seguro esperaba que no se quedara sentado cuando más ganas tenia de conocer de cerca el enigma de John Watson.

Sherlock simplemente siguió caminando, evitando el auto y apenas girándose para asegurarse que John estaba detrás de él.

Y si, allí estaba, a pesar de que aun sostenía su bastón firmemente, no parecía molesto por el ritmo de su andar, y llego detrás de él a la acera, cuando el detective alzo su mano para detener un taxi.

John pensó que Sherlock sostendría la puerta para él, pero contrario a su pensamiento, el joven Holmes, se metió primero en el taxi, dejándolo lidiar con su cojera y la puerta por sí mismo. Aun así, John tenía una sonrisa bailándole en los labios.

—221B, Baker Street. —Fue lo único que le comunicó al taxista antes de volver su atención a John. —Entonces… ¿En que falle?

El rubio tuvo una ceja en alto antes de darse cuenta de que era lo que Sherlock le hablaba.

—Oh, bueno… En lo que respecta a mí, es todo correcto, pero eso ya lo sabes. Harry y yo nunca nos llevamos bien. Clara y Harry se separaron hace tres meses… y ahora se están divorciando. Harry le da a la bebida.

—Bastante bien, entonces. No esperaba acertar en todo.

—Harry es el diminutivo de Harriet. —John sonrió cuando Sherlock presionó sus dientes con fuerza, a su lado.

—Harry es tu hermana. ¡Tú hermana! Siempre hay algo.

John tuvo deseos de romper a reír, ante el evidente niño ‘grande’ que estaba ahora sentado a su lado en el taxi, ya que no pensó que alguien como ese hombre podía hacer un berrinche de algo tan pequeño.

—Ok, si es mi hermana. Bien, gran cosa, acertaste en todo lo demás. Ahora… quieres decirme que es en lo que consiste el trato.

Sherlock carraspeo, tratando de volver a su máscara habitual.

—Es cierto. Sé que Mycroft te dijo que estoy interesado en encontrar un Omega y enlazarme y tener al menos veinte hijos, quita esa idea de tu cabeza… no hay nada más alejado de la realidad que lo que mi hermano ha dicho. No quiero, ni nunca quise unirme a ningún Omega, pero mi madre quiere que ambos estemos unidos antes de que ella muera. Lo cual no pasara hasta en muchos años, pues ella y mi padre aun son bastantes jóvenes y sanos… así que no le veo el sentido a que ya quiera que me una. —Sherlock giró apenas su rostro, para ver que John lo seguía, antes de seguir hablando. —Puedo estar seguro de que tú no tienes tampoco ninguna intención de unirte, ni a mí, ni a nadie… no eres de aquellos que les guste estar atado a un Alfa. Todas tus relaciones han sido Betas. Así que mi trato, creo que puedes saber más o menos de que se trata.

—Estás hablando de fingir… fingir nuestra relación.

—Un compromiso y ambos tratamos de seguir nuestras vidas con la libertad que queremos conservar. No estarás atado a mí, si quieres trabajar estarás libre de hacerlo. Obviamente no podrás salir con nadie con fines románticos pues nuestros planes se irían al infierno, pero creo que es más de lo que estabas esperando.

John abrió la boca, pero dos segundos después la volvió a cerrar. Vaya que sí era diferente a lo que él había estado esperando cuando Mycroft Holmes fue por él.

—¿Dónde firmo? —Preguntó luego de unos minutos en silencio, en los que pensó muy bien. No era algo que arreglaba las cosas para siempre, pero al menos le daría tiempo de habituarse a su hogar, a su vieja ciudad antes de tener que estar atado a un Alfa y comenzar a criar niños hasta que ya no fuera fértil.

La sonrisa de Sherlock se extendió por completo en su rostro, aunque un segundo después había vuelto a ser el mismo petulante de siempre.

 

Continuará.

Notas finales:

Notas Finales: Primer capítulo del fic… esto recién comienza, y espero que les guste.

La historia está sin Betear… y aunque la haya releído más de mil veces, siempre algo se me termina escapando. So ven ese ALGO, me avisan por favor.

¡Si les gusto también me avisan!!


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