Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre caníbales por PalomaNegra

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo II

Eran las diez de la noche, del día miércoles, cuando Kaneki despertaba un poco cansado sobre una enorme cama de dos plazas. La habitación era enorme y muy bien cuidada. Gruesas cortinas rojas cubrían los ventanales que daban a una terraza. Una enorme alfombra persa se ubicaba al centro de la habitación. Todos los muebles de madera eran estilo rococó. Estos y otros detalles daba una clara sospecha de que el dueño tenía un gusto muy refinado y delicado en decoración.

Algo que había llamado mucho más su atención era la botella de vino abierta y una copa vacía que se encontraba sobre una mesita.

Al no recordar muy bien cómo había llegado ahí, se sentó en la cama para pensar con claridad. Al hacer eso descubrió que solo llevaba puesta una bata blanca. Se la amarró fuertemente para caminar con seguridad y buscar alguna posible salida. Al dar unos cuantos pasos sintió que alguien abría la puerta de la habitación. Se detuvo a esperar y para su sorpresa se trataba de Shuu Tsukiyama. Todo cobró sentido. Sin embargo, aún no sabía por qué había despertado vistiendo esas ropas, y lo peor, es que no sabía por qué Tsukiyama también andaba con una bata blanca similar a la suya.

— ¿Dónde estoy?

—Estás en mi apartamento, Kaneki. Recuerda que tuvimos una larga revancha de squach, y no nos percatamos de que las duchas las habían cerrado. Por lo que ofrecí mi casa para que te dieras un baño antes de volver a Anteiku…

—"¿Cómo demonios acepté eso?" – se preguntó avergonzado antes de seguir escuchando el relato de Tsukiyama.

—Te estabas terminando de sacar la ropa en el baño cuando de pronto te vino un mareo y quedaste tendido en el suelo. Después te traje hasta mi habitación. Lo más probable es que hayas tenido una baja de presión. Te estás esforzando mucho y puede que no estés comiendo nada saludable. Recuerda que tus habilidades dependen de tu salud.

—Señor Tsukiyama…

—No me digas señor. Solo tengo tres años más que tú, Kaneki.

—Eh, gracias, Tsukiyama. – volvió a decir un poco nervioso.

Merci. – respondió dirigiéndose a otra habitación y haciendo un ademán para que el joven lo siguiera. —Ahora vamos a darnos un baño, el agua está lista.

—Cl-claro…- respondió desviando la mirada dando a entender su incomodidad.

Cuando entraron al baño, Kaneki soltó un suspiro y luego imitó todas las acciones de Shuu; Se quitó la bata, la dejó colgada en una especie de gancho, y se metió dentro de un gran jacuzzi. Kaneki no dudó en sumergirse hasta la altura de sus labios. Casi como si quisiera desaparecer en el agua.

— "Es un alivio que esta bañera sea tan grande…" – pensó el joven cerrando sus ojos.

Shuu solo estaba sumergido hasta la altura del pecho y mantenía sus brazos extendido, apoyando sus codos sobre el borde del jacuzzi. Se veía cautivado mirando la naturaleza tímida de Kaneki.

— ¿Por qué sonríes tanto?—preguntó el joven con desagrado al darse cuenta que estaba siendo observado fijamente.

— ¿Acaso no puedo estar feliz solo por compartir el baño contigo?

—Si intentas algo estúpido, acabaré contigo sin pensarlo- le respondió seriamente.

— ¡Kaneki! ¡No sabes cuánto me duele tu trato tan cruel! - exclamó tocándose el pecho con una expresión de sufrimiento. — Admito que desde un principio tenía la intención de comerte, pero ahora no pienso en ti como comida, sino como en un amigo. Y como tal, he llegado a pensar que lo justo sería que cada uno ponga de su parte para alimentar cada vez más esta relación de amistad. En otras palabras, debemos modificar el juego donde solo el cazador capture su presa, e incluir la parte donde la presa una vez cazada se convierta en cazador. — concluyó con una sádica sonrisa. Kaneki no pudo ocultar su desagrado con las palabras que acababa de escuchar e hizo un sonido con sus dientes.

—Bien, debo irme. – dijo al pararse sobre el fondo de la bañera.

En cuanto hizo esto le vino una debilidad en su cuerpo. Shuu se levantó casi al mismo tiempo para sostenerlo desde al frente. Ambos estaban desnudos y el agua se deslizaba por su piel en pequeñas gotas.

—Kaneki, solo estaba siendo sincero contigo. No te vayas tan pronto, al menos termina tu baño tranquilamente para que después...

—Ya terminé de bañarme y prefiero volver a Anteiku ahora mismo. – interrumpió con un tono más alto de lo normal. — Puedo caminar solo.- agregó mirándolo desafiante para dar a entender que no era necesario que Shuu lo siguiera sujetando.

Kaneki salió del jacuzzi para dirigirse a la habitación de Tsukiyama y buscar su bolso con ropa de cambio. Tras secarse se vistió con una playera blanca y largos pantalones negros. En tanto Shuu había aparecido en la habitación cuando se encontraba buscando sus calcetines. El hombre, que solo llevaba puesta una toalla amarrada a la cadera, caminó descalzo hasta sentarse en un gran sillón de color burdeo. Kaneki lo ignoró por completo y siguió buscando su ropa sintiendo una ligera sensación de fatiga. De pronto, cuando se agachó a recoger una pelota de squash que había caído debajo de la cama, un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo. Situación que no pasó inadvertido para Shuu.

—Cuando nos reunimos esta tarde, me confesaste que llevabas mucho tiempo sin comer. Al menos para que puedas reponer tus fuerzas, deberías aceptar la cena que te tengo preparada. Hay suficiente carne fresca.- dijo cruzando sus piernas y apoyando su codo en el brazo del sillón.

Kaneki fijó su mirada a una mini nevera que había cerca de Shuu, comprendiendo rápidamente que la comida se encontraba almacenada en ese lugar.

—No estoy interesado en cadáveres.- respondió el joven negándose nuevamente a la invitación. Shuu comenzó a reír aun sentado en el sillón.

—Creo que me expliqué mal… Yo, estoy dispuesto a ser la carne, Kaneki.

— ¿Qué?

—Lo que escuchaste. Yo soy la cena, Kaneki. ¡Puedes probar cualquier parte de mi cuerpo si te apetece! – decía luciendo su escultural figura al muchacho. —No quiero sonar arrogante, pero mi sabor es bastante bueno. Más ahora que estoy limpio y…

—No, gracias.

— ¡Oh Kaneki! ¡Sigues rechazándome sin compasión!- dijo sonando melodramático y moviendo su cabeza hacia un lado. —Todo lo hago por ti, para que puedas estar bien. ¡Vamos, pruébame!- exclamó poniéndose de pie y abrazándose a sí mismo.

—Es suficiente. No quiero nada de ti.

—No seas tímido, Kaneki. – dijo utilizando un tono de voz más grave de lo normal y caminado hasta el velador para sacar un pequeño cuchillo que tenía dentro del cajón. Se lo acercó a su propio brazo y cortó un pedazo de músculo para ofrecérselo a Kaneki. — ¿Conoces el dicho: "El que recibe a sus amigos y no presta ningún cuidado personal a la comida que ha sido preparada, no merece tener amigos"? Me he cuidado bastante bien para ser un buen plato. Al menos hazlo por conservar nuestra amistad.

Kaneki continuó ignorándolo, lo cual produjo que Tsukiyama perdiera la paciencia y se aproximara a él con el único fin de meter en su boca el pedazo de carne que se había sacado. Kaneki, molesto por la actitud insistente de Shuu, comenzó a forcejear.

—Te he dicho que es suficiente. No me contendré si insistes…

— ¡No soporto tu indiferencia, Kaneki! ¡Al menos pruébame! ¡Es todo lo que soy! – gritaba desesperado sacudiendo el tejido de su brazo cerca de la nariz del más joven.

Kaneki se resistía a probarlo, y para acabar con este lío de la forma más efectiva posible, no halló nada mejor que activar su kagune. De esta forma logró detener los movimientos de Shuu y aprovechó de arrebatarle el pedazo de carne para lanzarlo lejos de ahí. Tsukiyama lanzó un grito agudo en señal de ofensa. Para él esa acción no era más que una muestra de desprecio a su carne. Sin embargo no perdió la esperanza de que Kaneki probara aunque sea una gota de su sabor.

Empezando inmediatamente con su plan, se apretó el brazo para que le saliera sangre a chorros. Luego tapó la herida con una de sus manos empapándola del líquido rojo y finalmente la acercó a la boca del joven.

Kaneki reaccionó rápidamente golpeando la muñeca de Shuu, este a su vez, sonrió victorioso al notar que las pequeñas gotas de su sangre habían llegado hasta el rostro del joven. Parte del líquido se había deslizado por su labio superior entrando directamente a su boca. Su ansiedad, había llegado a su límite, y sin poder resistir más, relamió sus labios. Al probar la sangre, sus venas en el ojo izquierdo comenzaron a sobresalir y sus deseos de comer se habían vuelto casi bestiales.

Se acercó a Shuu con fiereza, y tomándolo del brazo herido, lo dobló hasta dejarlo detrás de su espalda. Casi como si fuera un policía arrestando a un delincuente. Luego lo obligó a caminar hasta la pared y lo azotó contra esta. Una vez reducido, Kaneki se apegó a él para hablarle de cerca.

— ¿Sabes por qué no quise probarte antes? - preguntó apretándolo el brazo. —Porque con lo débil que me siento soy capaz de devorarte de la peor forma.

Tras escuchar las frías y sádicas palabras de Kaneki, Shuu cerró sus ojos e intentó controlar su respiración. Hasta ese momento no se había dado cuenta que le agradaba ser sometido por ese muchacho.

Kaneki comenzó a olfatear el corte que el mismo Shuu se había originado. Luego, acercó su boca, y rozó sus dientes cerca de la herida. Una vez acomodado su cabeza en el mejor ángulo para alimentarse, separó con gran amplitud su mandíbula y dio una mordida rápida a la carne. Shuu que se encontraba contra la pared gritó de dolor al sentir que sus músculos se destrozaban en un segundo y eran separados de su cuerpo. Su capacidad de regeneración comenzó a activarse inmediatamente después de lo sucedido.

—Oh, Kaneki.- dijo con dificultad y mirando hacia el techo y respirando profundamente. Ese horrible dolor comenzó a sentirse placentero al escuchar el sonido que hacía Kaneki al masticar su carne entre sus dientes. Cuando escuchó que se tragaba el alimento, sonrió satisfecho y volteó su cuerpo para mirarlo. — ¿Qué te pareció?

Kaneki se estaba limpiando la boca cuando escuchó la pregunta y lo miró de reojo desafiante.

—No fue suficiente. - respondió observando el torso desnudo de Shuu buscando otra parte de su cuerpo que pudiera ser devorada.

—Eso es música para mis oídos… Anda, come de mí, come de mi carne, Kaneki. – le dijo enderezando su espalda y estirando ambos brazos hacia los lados.

Kaneki ignoró por completo las palabras de Shuu, y siguiendo su instinto de Ghoul, se aceró nuevamente a buscar otra zona para comer. La cálida respiración del joven chocaba contra el pecho desnudo de su presa, y luego cambió de lugar hasta detenerse cerca del cuello. Una vez que decidió quedarse ahí, apoyó sus labios y luego tocó la piel con sus dientes. Shuu sintió que su respiración se estaba acelerando. Podría haber jurado que se había tomado su tiempo en humedecer la zona con su lengua. —"Deprisa" – pensaba Shuu esperando sentir el exquisito dolor al que estaba siendo sometido. Kaneki mordió con más suavidad que la vez anterior y pegó varios mordiscos en la misma zona. Shuu esta vez puso sus ojos en blanco a causa del dolor, acompañado de gemidos desgarradores. Su piel estaba erizada por completo. Disfrutaba ser devorado y sentir su sangre recorrer su cuerpo hasta meterse por debajo de la toalla que seguía amarrada a su cadera.

El ghoul de un solo ojo tenía entre sus dientes un gran pedazo de carne que seguía conectado a la anatomía de su víctima. Comenzó a jalar lentamente para poder meterse todo el trozo dentro de la boca y masticar sin problemas. Esta acción produjo un fuerte desgarro en la piel, sin embargo, Kaneki había logrado apoderarse de su comida. Shuu, después de tanto sufrimiento, suspiró del alivio y sonrió satisfecho.

— "¿Cómo puede disfrutar algo como esto?"— pensó mirándolo detenidamente por unos segundos una vez que terminó de tragar su segundo pedazo.

—Vamos, Kaneki, no te detengas.

Shuu parecía encontrarse en buenas condiciones a pesar de haber perdido tanta sangre. Era tanto su entusiasmo por seguir, que él mismo decidió en escoger la siguiente parte de su cuerpo para ser devorada. Caminó hasta el sillón y se sentó con las piernas un poco abiertas. Luego estiró su abdomen e indicó con sus dedos la zona que tenía debajo de sus costillas.

Kaneki se acercó sin pensarlo y se sentó en el suelo para preparar su siguiente mordida. Al tocar con sus rodillas la alfombra, sintió un ligero mareo, no obstante, fue algo pasajero y siguió con la idea de alimentarse. Sin alargar la espera sacó un pequeño trozo de carne que al saborearlo lo sintió más agridulce que antes. En tanto, Shuu, había disfrutado plenamente el contacto de la boca de Kaneki cerca de su cintura. Cada mordida le dolía y lo llevaba al borde del placer.

Tómate el tiempo en desmenuzarme… - decía con dificultad entre cada gemido. Su espalda se encontraba arqueada, sus pies tensos y cada mano sujetaba con fuerza el sillón en el que se encontraba sentado.

Kaneki estaba demasiado concentrado comiendo como para darse cuenta de alguna reacción inapropiada de Shuu. Nunca llegó a imaginarse que revolver con su lengua los músculos expuestos y succionar un poco de la sangre directamente de la herida podría ser tan excitante para un ghoul. –Ka-neki. – cerró sus ojos y comenzó a respirar aceleradamente. Al rato los volvió a abrir, sintiendo un fuerte dolor en la parte baja de su abdomen. La culminación de su excitación había pasado inadvertida gracias a la toalla que cubría sus partes íntimas.

Kaneki se había detenido al escuchar su nombre tomándolo como una señal para terminar de comer, y ahora se encontraba limpiando su boca que estaba manchada con sangre. Cuando se puso de pie vio que todo se movió hacia adelante por unos instantes, y al cabo de unos segundos logró recobrar el sentido.

—Sigo débil… - pensó en voz alta sujetándose del mango del sillón y fijando su vista en el cuerpo mutilado de Shuu. Este tenía el rostro enrojecido y un poco cansado.

—No creo que sea eso, Kaneki. Debo confesar, que antes de darme un baño contigo, tomé un poco de alcohol.

—Ya veo, eso explica el extravagante sabor de tu carne. – dijo sintiendo un pequeño mareo que no lo dejaba pensar con juicio. — ¿Tienes café? - preguntó abriendo y cerrando sus ojos con fuerza para quitarse esa sensación de inestabilidad.

—No es una combinación muy apropiada. La carne está mejor acompañada de un buen vino. Aunque suene redundante... – dijo estirando su brazo y tomando la botella que tenía en la mesa contigua y vaciando parte de su contenido en una gran copa de vidrio. —Anda, bebe...

El joven aceptó la copa sin vacilar. Se tomó el contenido completo de un sorbo. Al pasar el líquido por su garganta, no pudo guardar la compostura y comenzó a hacer muecas de desagrado, dejando en evidencia su poca tolerancia al alcohol. El sabor había sido más fuerte de lo que esperaba y estaba seguro que eso no era una buena señal de lo que estaba por venir. Tras dejar la copa al lado de la botella, notó que Shuu no dejaba de mirarlo sorprendido. Se sintió un poco avergonzado por la reacción que había tenido después de beber la copa y prefirió mirar hacia otra parte. Al hacer esto, fijó su vista en las heridas que le había hecho en el cuerpo.

—Has sangrado demasiado.- dijo Kaneki tomando asiento en el suelo al sentirse más mareado que antes.

—No te preocupes por eso, las heridas ya están casi cerradas. – respondió sonriéndole gentilmente.

Kaneki de un momento a otro le agradó la sonrisa que le habían dedicado y comenzó a reír.

Shuu estaba concentrado en recuperarse lo antes posible, pero la tierna risa juvenil de Kaneki lo había dejado perplejo.

—Me pregunto, cuándo habrá sido la última vez que reíste así.– dijo Shuu utilizando un tono sereno en su voz.

—Señor Tsukiuyama, yo...- decía entre risas. El joven no sabía por qué se reía de la nada, y eso le causaba mucha más gracia.

—Te he dicho que no me digas señor.

—Está bien. Quise decir Tsukiyama.

—Solo dime Shuu. Estamos en confianza.

—Shuu...

El hombre que seguía herido y con una toalla envolviendo la parte inferior de su cuerpo, aprovechó la situación y se acercó al menor que estaba en el suelo.

— Dilo otra vez.- dijo apretándole las mejillas con una de sus manos.

—Shuu...- dijo inquieto. Ya no le importaba en la situación que estaba metido, todo le causaba gracia y simpatía. Comenzó a repetir esa palabra varias veces sin cansarse.

—Oh, lo siento, Kaneki... – dijo Tsukiyama en voz baja y acercándose lentamente hacia él para robarle un beso.

El joven se asustó un poco y se puso más inquieto que antes. Miró hacia ambos lados para cerciorarse de que estaban solos. Al rato comenzó a reír nuevamente.

—Kaneki, a veces no solo me provoca devorar tu carne. - dijo mirándolo detenidamente el rostro. — Eres un plato muy atractivo…

Shuu lo acercó hacia él y volvió a darle un beso en los labios. Esta vez Kaneki puso resistencia para que el beso no se prolongara por tanto tiempo. Sin embargo, Shuu había logrado clavarle los dientes en su labio inferior. Ejerció un poco de presión en su mordida para encontrarse con el exquisito sabor de Kaneki que tanto anhelaba probar otra vez. La sangre que succionaba con desesperación inundaba su paladar y le provocaba cientos de emociones en su interior.

—Esto es… ¡Maravilloso! – gritó echándose hacia atrás en un completo estado de euforia. La sangre de Kaneki era increíblemente excitante para todos sus sentidos. — ¡Tú sabor sigue siendo tan armonioso desde que te probé por primera vez! ¡Incluso podría decir que te has vuelto más apetitoso que antes! - exclamó con las manos en la cabeza. Su respiración comenzó nuevamente a agitarse. Y tras recobrar su postura, se abalanzó contra el menor y lo miró mordiéndose los labios. Con una de sus manos, agarró la cintura del joven y con la otra sostuvo el mentón para darle otro beso que pretendía volverlo más profundo. —Tan dolce. – susurró cerrando sus ojos y acercando sus labios.

Kaneki comprendió lo que estaba a punto de pasar y entendía perfectamente que si se dejaba llevar, Shuu lo volvería a besar y a sacar sangre. Su ojo comenzó a tiritar de solo imaginar esa situación. Sin pensarlo más, le dio una fuerte patada en la mandíbula para liberarse del obsesivo ghoul.

— ¡No soy tu comida, maldito pervertido! – le gritó Kaneki que ya había dejado de lado su faceta alegre, y ahora pasaba a estar en un modo completamente agresivo. Las venas en su cara se volvieron a marcar con intensidad y su sed de pelea y sangre estaban mucho más activa que antes. Liberando su kagune, tomó del cuello a Shuu, elevándolo hasta el techo y con los tentáculos restantes, sujetó sus extremidades. Shuu no se vio en ningún momento con una actitud defensiva.

—Te has convertido en un Kaneki malvado. Eso realmente estimula mi apetito. – dijo sonriéndole perversamente.

El joven ghoul ejerció más presión en los brazos y piernas de su presa con la clara intención de desmembrarlo, no obstante, esa idea lo más probable es que hubiese sido la peor, ya que se había dado cuenta que ese hombre disfrutaba ser agredido.

— ¡Maldito! – le gritó lanzándolo a la cama con furia y enfocando su enojo en todos los objetos de la habitación.

Rompió las lámparas, lanzó la botella de vino a la pared, destrozó muebles, almohadas. Todo lo que encontraba lo azotaba con sus tentáculos. Estuvo gritando y rompiendo objetos por varios minutos hasta que se agotó físicamente y se dedicó a pensar cómo había llegado a ese estado.

— ¿Qué estoy haciendo? – se preguntó haciendo desaparecer su kagune y cubriendo su caras con sus manos. Pronto le había venido un ataque de ansiedad. — ¿Estos son los efectos del alcohol? – volvió a preguntarse mirando hacia todos lados.

—Kaneki, tranquilízate. – dijo Shuu que estaba sentado en la cama observando los repentinos cambios de ánimo del más joven.

— ¡Cállate! ¡Es todo culpa tuya!

—No te enojes conmigo, Kaneki. Sé que no estuvo bien incluir alcohol. Después de todo, sigues siendo un niño…

— ¡Te dije que te callaras! – volvió a gritar lanzándole un cojín.

—Está bien, está bien. Me haré responsable de mis actos. – dijo mientras enrollaba una mecha de su cabello con uno de sus dedos. —Desquítate comiendo de mi carne.- añadió recostándose de lado sobre la cama y dando unas palmadas sobre el colchón como si estuviera esperando que se acostara junto a él.

— ¡Eres desagradable! – exclamó Kaneki mirándolo detenidamente y acercándose hasta él. Gateó sobre la cama hasta quedar frente a la herida del abdomen que todavía no sanaba. —Esta vez no seré nada suave…- añadió sonriendo diabólicamente antes apoyar con fuerza sus dos manos en las caderas de Shuu. Después bajó su cabeza y comenzó a cortar los músculos con potentes mordidas. Esto produjo que la herida se volviera a abrir y de paso, tiñera las sábanas de rojo. Sus dientes comenzaron a escarbar hasta llegar a los intestinos, una vez llegado a ese punto, comenzó a saborear y jugar con la viscosa textura de sus órganos internos.

— ¡Kaneki! ¡Detente! ¡Esto es demasiado! – gritó Shuu al ver que parte de sus intestinos estaban expuestos sobre su vientre.

Al principio, pensó que no podría soportarlo, pero luego de llegar a un punto donde el dolor había alcanzado su máximo nivel, se vio sumergido en una estado de placidez que lo guío a experimentar e imaginar un sin fin de maravillosas sensaciones. Le deleitaba ser la presa y tener la suerte de ver cómo sus órganos se destrozaban, de escuchar el ruido que se producía por el desgarro de sus tripas, y por sobre todo, de presenciar la naturaleza fiera de Kaneki. Esto era una de las cosas que más adoraba. Sin embargo, esto lo agotaba físicamente al extremo. Llegó un momento en que sus emociones perdieron el control cuando sintió que sus intestinos se reventaban a causa de la última mordida que daba su cazador.

—"Solo somos bolsas de carne. El débil siempre está abajo y el fuerte lo devorará".- pensó antes de cerrar sus ojos y desmayarse por el estado de shock.

—Creo que ya fue suficiente.- dijo Kaneki limpiándose la boca con una parte de su playera. Al sentir su ropa tan empapada en sudor y sangre, se la sacó y la dejó a un lado quedando solo en calzoncillos. Cuando notó que Shuu se había quedado callado, se acercó a observarlo. No tenía la intención de matarlo y se asustó al ver tanta sangre saliendo de su cuerpo. Posó su oído en el pecho para ver si aún respiraba y notó que las pulsaciones habían bajado. Preocupado por el estado en el que se encontraba, agarró su propia playera, la rompió y la amarró alrededor del abdomen para cortar el sangrado.

—Kane-ki. – dijo Shuu con dificultad. —Estaré bien…Solo han sido muchas emociones juntas…- añadió cerrando los ojos y sonriendo.

Kaneki llegó a suspirar del alivio al escuchar esas palabras.

—"Tal vez debería comer algo de mí para que se recupere más pronto." – pensó el joven mirando el cuerpo de Shuu con algo de tristeza.

Luego de unos minutos, prefirió quedarse sentado al pie de la cama. Juntó sus rodillas y las llevó a su pecho. Rodeó sus piernas con sus brazos y agachó la cabeza.

De pronto sintió unos finos y largos dedos deslizarse por su cabeza. Era Shuu el que estaba palpando su fino y sedoso cabello blanco.

—No te sientas confundido, el alcohol provoca esa sensación de malestar. – le dijo en voz baja para calmarlo y al mismo tiempo incorporándose para sentarse a su lado.

—No es eso, Tsuki, digo, Shuu. – se corrigió rápidamente sintiendo que sus mejillas se enrojecían al recordar que por haberlo llamado así hace un rato atrás le había robado un beso.

— ¿Qué es entonces? – preguntó sonriendo al notar que el joven parecía avergonzado.

— Me estaba preguntando cuánto tiempo llevará recuperarte.

Shuu quedó asombrado por la respuesta que había escuchado, ya que jamás se hubiese imaginado que Kaneki se sintiera afligido por su causa.

—Me tomará un tiempo. No es nada tan grave como la vez en que la señorita Kirishima y tú me dieron una paliza. – respondió con un tono irónico y entrelazando sus dedos para hacer una larga pausa. — ¿Sabes Kaneki? Mientras estaba descansado me puse a pensar que tal vez, podríamos sobrevivir comiéndonos mutuamente...

—Creo que el alcohol que bebiste comenzó a hacerte efecto. – le respondió sonando burlón.

Hubo un momento de silencio entre ambos ghouls. Si bien la idea era extraña, Kaneki comenzó a pensarlo con más calma.

— Me pregunto si habrá alguna forma en que un ghoul pueda alimentarse de otro sin herirlo.

Shuu comenzó a reírse juguetonamente al escuchar las palabras de Kaneki. Este se avergonzó y desvió su mirada. Era obvio que se estaban burlando de lo que había pensado en voz alta. De pronto, sintió que la mano de Shuu tocaba su muslo y se acercaba peligrosamente a su entrepierna.

— ¿Qué mierda haces? – preguntó Kaneki moviéndose hacia el lado contrario para alejarse de Shuu.

—Me alimentaré de ti sin provocarte ninguna herida. – respondió estirando su brazo y masajeando por encima de los calzoncillos. —Eso responderá tu duda anterior.

—Pero lo que estás haciendo es…asqueroso.- dijo avergonzándose aún más y evitando hacer contacto visual.

Shuu se había percatado que Kaneki seguía bajo los efectos del alcohol y estaba dispuesto a aprovechar ese momento para probar un poco más de la esencia de su presa favorita. Sin ningún pudor, le movió la ropa interior para observar cómo el trozo de carne se iba sellando y tomando color. Se relamió los labios y acercó su boca para saborear los jugos que iba soltando. En su interior, moría de ganas por destrozarlo con una mordida, sin embargo, sabía que eso le traería graves consecuencias, así que se limitó a saborear y a esperar con paciencia que la salsa estuviese lista para su consumo.

Kaneki había estado con los ojos cerrados durante todo el momento que duraba su preparación, hasta que no pudo aguantar más y quiso mirar el proceso. Al abrir sus ojos vio la cabeza de Shuu moverse constantemente. Fijó su vista en su cabello morado. Incluso después de todo lo ocurrido, seguía estando muy ordenado y bien peinado. Por un instante se le ocurrió meter sus dedos entre la cabellera y desordenarlo un poco, no obstante ni si se atrevió a mover un dedo, ya que hubiera sido extremadamente raro hacer ese tipo de cosas en un momento como ese.

De pronto, Kaneki abrió su boca para decir que estaba a punto de venirse, pero en vez de eso, gimió y volvió acerrar sus ojos.

Shuu sabía lo que estaba por ocurrir y se encontraba más que preparado. Finalmente, cuando sintió que la salsa comenzó a inundar su boca, comenzó a beber hasta la última gota. Una vez acabado, se limpió el labio inferior. Esa probada había sido un golpe de vitalidad para su cuerpo, sin embargo, no quiso demostrarlo frente al menor.

—Kaneki, si me disculpas, iré al baño a asearme…- dijo antes de retirarse y desaparecer de la habitación para encerrarse en el baño.

El joven de cabello blanco sonreía satisfecho y decidió ponerse de pie para apoyarse sobre la cama. No le había tomado el verdadero peso a la situación, y lejos de mostrarse preocupado, bostezó antes de meterse a la cama y mirar el lado vacío de la cama que de seguro ocuparía Shuu más tarde.

—"Es extraño… Cuando se estaba alimentado de mi sangre, no tenía activado su kakugan."- pensó antes de hundir su rostro en la almohada y quedarse dormido.

Ahora Kaneki, que se encontraba de pie en la habitación de Tsukiyama, volvía en sí tras recordar lo sucedido la noche anterior, y de paso, la alfombra que tenía bajo sus pies había terminado de absorber el amargo café.

—Necesito estar solo. – fue lo que se limitó a decir después de recordarlo todo. Buscó su bolso deportivo que estaba resguardado en una esquina de la habitación y se vistió rápidamente con lo primero que sacaba.

Kaneki no se atrevía a mirarlo a los ojos y mucho menos a dirigirle la palabra. Shuu, quien había comprendió en seguida los sentimientos de su amigo, no quiso molestarlo ni hacer ningún tipo de comentario. Tan solo lo acompañó hasta la entrada principal para indicarle la salida.

—Adiós, amore~. - susurró mirando la puerta que acababa de cerrar.

Se quedó frente a la puerta por unos segundos con la cabeza agachada, y luego se dirigió a la sala de estar para sentarse en un enorme sillón tapizado en damasco.

—Todo lo bueno tiene un final.- dijo cruzándose de piernas y bajando un poco el mentón. Tenía una expresión triste en su rostro. La soledad comenzaba a inquietarlo y para sentirse acompañado, estiró su brazo hasta el tocadisco y movió la aguja para escuchar un poco de música clásica. Se estuvo conteniendo durante varias canciones hasta que finalmente no aguantó más y sacó un pañuelo del bolsillo interno de su chaqueta. Lo tocó delicadamente en la parte donde tenía una mancha de sangre seca, y luego lo acercó a su nariz para olfatearlo. Gimió y suspiró con cada inhalación. Una y otra vez. Eso realmente lo relajaba.

—Has dejado un nuevo sabor en mi paladar, Kaneki Ken.

.

.

.

¿Fin?

Notas finales:

Ok, eso fue raro. Mis fanfics suelen tener giros argumentales extraños y una gran dosis de "fanservice". Espero que les haya gustado <3

 A todo esto, no quiero sonar muy fanática del doble sentido, pero la parte donde Shuu se estaba alimentando de Kaneki – si claro alimentando – lo escribí con la mayor sutileza posible para que sea más fácil de digerir. -Ba Dum Tss!- (Gracias, gracias, no se molesten)

*¿FIN?

Si piensan que tal vez ya saben... debería agregar un capítulo extra a esta historia, tendrán que decírmelo 1313


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).