Pensó que jamás podría realizar semejante declaración en voz alta: “El hombre al que deseo es mi hermano menor”, pero estaba ahí diciéndolo porque necesitaba que le dijesen que podía tratarse o tomar algún medicamento que lo volviese “normal” y no el maldito enfermo que sabía (pensaba) era, necesitaba decirlo, necesitaba tener la esperanza de cambiar, pero de cierto modo ahora se sentía algo arrepentido pues el hombre frente a él, el mismo que hace segundos le había dicho haber escuchado cosas “difíciles de digerir para el común” había esbozado un gesto de evidente sorpresa aún en su intento de contenerlo, tragaba saliva desde el fondo de la garganta y lo miraba de un modo que Sehun no sabía si lo invitaba a seguir hablando o callarse en espera de lo que tenía el profesional por decir, ante la duda optó por lo segundo.
-Bueno Sehun –habló el hombre rompiendo el silencio- me has impresionado, más bien por tu sinceridad no es que nunca haya oído algo así, es solo que en general se obtiene lentamente a medida que la terapia avanza… y dime ¿Cuándo fue la primera vez que lo percibiste? ¿Ha sucedido algo entre ustedes? Relátame lo más que puedas, con detalles ojalá, la situación que estás viviendo.
-La primera vez que sentí algo fuera de lugar fue a los 10 años –dijo en tono calmo y haciendo uso de los recuerdos- en ese entonces mi hermanito tenía 5, esa es la diferencia de nuestras edades –señaló para dejar en claro aquello- ese día en la mañana una enfermera había ido a nuestro colegio para realizarnos una revisión de pre adolescencia o algo por el estilo no recuerdo el nombre exacto, se suponía que a esa edad la mayoría de los chicos que estábamos entre los 10-11 años debíamos estar viviendo o comenzando con la espermarquia, pero yo ni siquiera sabía que era eso, ella me explico que se trataba de una parte normal del desarrollo que marcaba una cierta madurez, la primera eyaculación, me dijo que debía haber despertado húmedo en mis genitales alguno de esos días o que lo haría más adelante, solo logré avergonzarme al respecto, me sentía confundido pero lo dejé pasar, quizás solo era más lento que los demás o por la misma tierna inocencia en que había crecido aún no sucedían ese tipo de cosas conmigo… Pero esa tarde jugando con mi hermanito mi inocencia comenzó a esfumarse, él se subió sobre mí mientras yo estaba en el suelo, sin quererlo se sentó en mi pelvis, comenzó a rozar adelante-atrás cada vez más fuerte, mientras reía y decía frases divertidas como: “eres un caballo, Sehun eres mi caballo” para él era un simple juego pero yo comencé a sentir cosas extrañas en mi cuerpo, demasiado profundas y atrayentes, me asusté lo empujé lejos para huir y no volví a acercármele en lo quedaba de ese día, si solo hubiese terminado ahí quizás no hubiera comenzado a cambiar todo, pero aquella noche yo soñé con lo sucedido, desperté en la mañana con un sensación desconocida y humedad invadiendo mi interior, ¿es horrible verdad? mi primera eyaculación de la vida vino porque soñé con mi hermanito restregándose sobre mi… –Hizo una pausa- pasaron días en que me mantuve alejado evitando los acostumbrados abrazos y besos rápidos en los labios, todos en mi familia hacíamos eso, pero desde ese día yo no pude hacerlo más, el tiempo pasó volviéndolo todo más difícil, entonces un día cuando yo tenía 15 y mi hermano 10, él me encontró masturbándome, yo no noté su presencia sino hasta que sentí unas manos frías tocar mi miembro, era un toque suave y venido desde la simple curiosidad infantil, pero me paralicé, él estaba incauto de lo que hacía y del porque estaba así, yo… -tragó saliva en medio de su relato- yo lo dejé tocarme solo un poco más fingiendo inocencia, nada muy profundo –confesó con vergüenza- pero reaccioné a lo que hacía, me pesó la conciencia le dije que estaba mal, lo aparté de mi… Me encerré en mí mismo volviéndome un ser muy distante con mi hermano, lo evitaba al máximo, así a los 17 años dejé mi casa con la excusa de la universidad aunque honestamente no era necesario, pero fue mi pretexto para escapar, solo iba en contadas ocasiones a casa y por más que él me buscara para estar conmigo yo le hacía el quite como a la peste ¿La razón?, en todos esos años mis impulsos no cambiaron, por el contrario crecían cada vez más y sé que está mal, que soy una especie de monstruo pero no puedo evitarlo más que estando lejos de él, el problema es que mis padres han fallecido inesperadamente, los primeros cuatro meses fueron de una tristeza tan profunda que no pude poner mucha atención en mi hermano, por supuesto tuve que volver a casa ahora solo nos tenemos el uno al otro, pero hace casi dos meses noté que su estado era deplorable había perdido mucho peso, casi no hablaba y lloraba todos los días, tuve que fijar mi atención en él, comenzar a preocuparme, ayudarlo en todo y estar a su lado, él siempre ha sido algo aniñado pero debido a lo sucedido este rasgo empeoró, no quiere pasar mucho tiempo solo y hace tres semanas me ha pedido dormir juntos, de otro modo simplemente no duerme, yo… de verdad estoy poniendo todo de mi por contenerme, no quiero hacer nada malo, ni aprovecharme de la situación, pero mi cuerpo parece tener vida propia, estoy en mi limite, cada día tengo constantes erecciones y pensamientos sucios, ya no sé qué hacer, necesito de verdad ayuda profesional inmediata y lo más terrible es que ni siquiera tengo idea de si puedo ser ayudado en verdad.
-Sehun –Se permitió realizar una fuerte exhalación y comenzó a hablar el psicólogo en un tono neutro- seré extremadamente honesto contigo, porque puedo ver que tu nivel intelectual es el suficiente, quiero que comprendas que no busco agredirte pero usaré las palabras que deba usar ¿entendido?.
-Sí, quiero que diga las cosas sin sinuosidades.
-Hay varios factores en tu relato –Pensó unos minutos como organizando una lista mentalmente- quizás algunos rasgos obsesivos, un desorden de los afectos, deseos incestuosos, pedofilia y…
-¿Pedofilia? –Exaltado-
-Sí, me dijiste que tienen una diferencia de 5 años, él tiene 15 años en este momento por lo que es un menor de edad y tú tienes 20 años por lo cual eres un adulto, tu deseo sexual dirigido hacía una figura infantil hace que hayan al menos rasgos de pedofilia… El incesto concretado se entiende como un modo de abuso sexual y de violencia intrafamiliar, situaciones como la tuya están generalmente dadas por abandono o pérdida de los padres así como por falta de suministro emocional mínimo por parte de los progenitores... Es difícil de tratar pero no imposible, debido a que en tu caso nada se ha concretado podemos decir que ese es un punto a favor, tenemos que trabajar el aspecto de los impulsos, deseos y emociones, será una terapia larga, yo o más bien en realidad nadie puede cambiarte es un proceso que debe surgir desde ti apoyado en la terapia, debemos descubrir que hace que fijes tu impulso sexual en tu hermano, o que ha hecho que confundas tus sentimientos por eso… -Fue interrumpido-
-En resumen usted me dice, que no hay nada que me cambie, que debo gastar mucho dinero en una terapia eternamente larga que no me asegura nada ¿y que estoy confundido? Lamento decirle que no estoy confundo, sé claramente lo que me sucede y esa es la peor parte, no lo hago apropósito, mi deseo, mi cuerpo mi corazón ellos son así, tengo erecciones involuntarias pensando en él y no me sucede con otros hombres o mujeres o nadie, es él, siempre lo ha sido, mis padres fueron excelentes y usted se atreve insinuar que han sido carentes ¡por favor! Al menos debería admitir que no tiene lo suficiente para enfrentar un caso como el mío y no hablar 150 mierdas esperando que me las crea y que siga gastando mi dinero en alguien como usted –bufó molesto- he perdido mi tiempo, gracias de todos modos, podría decirse que ha sido algo liberador el poder decir todo esto en voz alta…-Se levantó y comenzó a caminar.
Se marchó sin escuchar los argumentos que aquel hombre espetaba dirigiéndolo a quedarse, no giró pues no quería mirar atrás, estaba perdido, esto comprobaba su soledad eterna, la incapacidad del mundo para comprender su mente, no había solución, la tristeza hizo casa en su pecho mientras entraba apresurado al auto y lo ponía en marcha con la misma premura, lágrimas cientos de ellas escapaban de sus ojos, ese agudo dolor de cabeza volvía a surgir, aumentaba la velocidad al punto de pensar en ello como un intento de suicidio pero no llegó a tal, siempre en su vida era así, sobre pensaba cada pequeña cosa, su mente no se callaba jamás pero al momento de los actos nada pasaba, pensó en matarse más no lo hizo, pensó poder olvidar lo que sentía pero no pudo, pensó, pensó… finalmente llegó a las mismas calles de cemento, con el ante jardín simple, estacionó donde siempre, volvió a su infierno personal que algunos llaman hogar, no, rectificó, porque la verdad es que su infierno personal estaba en medio de sus pensamientos.
El crujir de la puerta abriéndose para entrar le recordó que debía fingir normalidad, avanzó algunos pasos hasta la sala donde estaba la raíz de sus sentires, delgado con solo ropa interior como vestimenta enrollado sobre sí mismo abrazando un cojín, ojos fijos en la pantalla del televisor y una media sonrisa dibujada como respuesta a las caricaturas en las cuales estaba inmerso, sigue siendo un niño, Tao era infantil más allá de su edad y Sehun era maduro más allá de su edad, tan distintos que se podría creer que no eran fruto de la misma unión o que fueron educados de forma distinta, pero no, ambos tenían exactamente los mismos padres, fueron educados de la misma forma, la sangre que corría por sus venas era idéntica, aquel maldito malestar en el pecho producto de sus dolorosos sentimientos lo atacaba nuevamente, no pudo percatarse cómo pero estaba sentado a su lado, mientras sus ojos enrojecidos se aguaban otra vez, el menor reparó en su presencia y lo observó con profunda preocupación, cogió el rostro de su hermano mayor entre sus manos y casi como leyendo los pensamientos ajenos dejó escapar sus palabras como susurros.
-No estás solo, nunca lo estarás porque yo siempre voy a estar a tu lado –dijo Tao en un tono de profundo amor.
Sehun simplemente lo observó sin poder exhalar palabra, el corazón le latía a ritmo irregular, los pulgares de su pequeño se posaron con dulzura sobre sus mejillas limpiando de ese modo las huellas que las lágrimas habían tejido, el mayor cerró los ojos por el estremecimiento en la base de la columna que aquel pequeño roce le generó, cuando los abrió fue consciente de la corta distancia a la que se encontraban, sus narices al filo de tocarse, quería decir algo cuerdo, quiso hacer uso de su cordura o poder escuchar a su mente que siempre hablaba sin parar pero no pudo, no pudo porque todo se apagó al punto de dejarlo como un cuerpo sin alma, de pronto una tibieza infinita lo despertó de su trance…Tao eliminó la pequeña distancia entre ambos posando sus labios sobre los de su hermano y esta vez no era uno de los tantos sueños de Sehun, esta vez era demasiado real, tanto que dolía.