2 Pacto
Joseph no sabía que hacían ahí con ese frío y la tormenta tornándose cada vez peor pero la cara de sus padres lo asustaban más porque ellos mismos estaban entrados en pánico pero no precisamente por ella. Abrazaba muy fuerte a Serenity y de pronto al ver que sus padres se tensaban miró al cielo viendo lo que ellos veían.
¡Debía ser una broma!
¿Era eso una nave espacial?
Sintió miedo mientras la cosa de un negro muy oscuro bajaba hasta quedar a milímetros de la tierra pero sin apoyarse, una puerta se abrió y tanto él como su hermana miraron muy tensos el interior pero su padre no les dio tiempo a nada empujándolos hacia dentro.
Antes de que pudieran asimilar lo que pasaba se vieron rodeados de luz y una persona les miraba, usaba algo así como un uniforme y los miró respetuosamente para luego asentir, se alejó mientras las puertas terminaban de cerrarse.
¿Papá, que está…?—preguntó el azorado rubio.
Siéntense, tenemos mucho que contarles—dijo el otro sentándose él también en una butaca.
¡No voy a permitirlo!—le gritó el joven a su padre—No entregarán a Serenity a ese tipo por muy emperador que sea. Ella no es una cosa, es una persona—adujo.
Pero entiende Joseph, sé que es muy difícil para ti pero es algo que ya fue arreglado hace años—le dijo el mayor.
¡Me importa un verdadero pepino! Sere es mi hermana y no se la entregaré a ese tipo—dijo el chico molesto.
Sé que es duro entender todo esto de pronto—le dijo el adulto.
¿De veras?—se burló el menor mientras las mujeres los miraban.
Pero es necesario de que te des cuenta en la posición en la que están. Sus padres arreglaron esto con la única esperanza de que nuestra raza sobreviviera. Ellos solo querían lo mejor para ustedes por eso nos los confiaron y los hemos cuidado como nuestros tesoros pero debes entender que tienes responsabilidades que van más allá de lo que te gustaría o no hacer y esto es irrebatible. Fuimos casi extintos por la misma raza que ahora amenaza a los LANDSON, nosotros sobrevivimos gracias a nuestro ingenio y destreza en el combate pero no pudimos sostener una guerra tan larga, los LANDSON por otro lado tienen los recursos pero nuestras habilidades en la guerra. Siendo un planeta tan pequeño es una destreza que duráramos tanto y que sobreviviéramos a un imperio tan agobiante como el del enemigo, los LANDSON quieren utilizar nuestras habilidades para conseguir la victoria y para nosotros es la única posibilidad de acabarlos antes de que algo peor ocurra—le explicó Wheeler padre.
Si, pero no para eso…--dijo el joven entendiendo un poco de lo que hablaba pero no iba a ceder tan fácil en cuanto a lo de su hermana.
Las cosas no pueden ser siempre como quieres Joey, aquí hablamos de un pacto y para que ellos confíen en nosotros es necesario dar algo a cambio—dijo el padre.
Y tú quieres darle a mi hermana—le retrucó el rubio.
Sé que no te parece bien pero es algo que tu padre ya arregló antes de su deceso y estoy aquí para ver cumplida su voluntad porque es lo necesario para que sobrevivamos todos, y cuando digo todos también me refiero a los humanos porque si no paramos al enemigo un día ellos también llegarán a la tierra—adujo el otro.
Disculpa Sere por no poder…—dijo a su hermana Joey sintiéndose impotente.
No te culpes Joey—le contestó ella mientras él la abrazaba.
Llegaron a ese fastuoso lugar. Los LANDSON eran una especie comerciante, su imperio vivía en la opulencia y así lo demostraba la morada de su líder máximo, el emperador Gideon.
Este era irritable pero un hombre lleno de astucia, acostumbrado siempre a tener lo que quería, de una manera u otra. La gente ante él que había llegado recientemente de la tierra no le llamaba mucho la atención. Su prometida le pareció una mujer insulsa y falta de la elegancia propia de la esposa de un emperador.
¡Ya la conocí! ¡Arreglen todo para el casamiento!—demandó con voz aburrida, deseando sacárselos de encima. Su secretario se inclinó en respuesta.
¿Cómo has dicho? ¿Para ti esto es un mero trámite, verdad?—preguntó lleno de furia el ojos mieles al ver que el otro ni siquiera se había molestado en hablarle, llamando así la atención del hombre de tal vez 35 años, pelo negro y ojos del mismo color.
¡Pues si!—respondió el otro sin más—Esto solo es algo para confirmar nuestra mutua alianza. Nada más. Tu hermana solo es la forma de asegurarnos que se mantendrán restringidos a nuestras normas, solo eso significa ella para mí, es la que me dará herederos que hereden un poder legítimo sobre ambas razas y me dará verdadero poder de decisión sobre la tuya además de evitar que quieran traicionarnos. Eso es todo—aludió interesado de pronto en cómo reaccionaría el otro al ver una chispa fúrica en sus ojos. Hay que comprender que al haber sido siempre un miembro de la familia imperial no estaba acostumbrado a que la gente le discutiera. En ese momento descubrió que no le desagradaba que lo hicieran. Los ojos del muchacho eran sin embargo los de un verdadero emperador en su opinión y aunque en la verdad no tenía imperio si tenía el linaje y era de hecho el emperador de su raza por nacimiento, los hijos de su hermana serían legítimos contendientes al cargo pero los de su hermano lo serían de hecho. Este hecho tomo forma en ese momento en la cabeza de Gideon.
¡No permitiré que mi hermana sea tratada así! Ella no es una mercancía, es mi hermana y…--dijo el rubio para horror de sus padres, de ella y del secretario que estaba mudo de espanto.
¿Y qué harás para impedirlo? ¿Acaso piensas ponerte en su lugar?—preguntó el pelinegro sorprendiendo a Joey que articuló un “¿Ah?” no entendía cómo podía ser eso.
¿De qué…?—trató de preguntar el rubio pero su padre poniéndose frente a él lo contuvo.
¡Majestad!—dijo al emperador pero ya era tarde.
¿Acaso no es lo que los ACASIANS quieren? Una fructífera alianza entre ellos y nosotros. Les parecía suficiente entregar a su princesa pero en este momento lo he meditado y es preferible una unión entre emperadores—dijo Gideon con la mirada de quien decide. No importaba lo que quisieran los demás, solo lo que él quería.