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El príncipe mestizo por CielTrancy

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Notas del capitulo:

Hola.

Espero que les guste el nuevo capítulo, dentro de poco voy a solucionar el problema con el número de los capítulos para que no haya confusiones.

Gracias por comentar, sus comentarios me animan un montón. Es más me presionan para actualizar con mayor rapidez.

Honestamente siento como si faltase algo, como si necesitase ser arreglado o completado. Espero poder hacer de nuevo este cap. algún día.

Respuestas a los comentarios anónimos:

La Rosa: Hola! Gracias por dejar tu comentario, me alegro que te guste el fic.

Alexis: Gracias por comentar. ¿Eres un chico? Lo digo porque algunas chicas colocan seudónimos que parecen para hombre, no te ofendas si no es el caso. En todo caso eres mi primer lector varón :D (¿se nota mi emoción?) 

Creo que he confundido a algunos, pero quiero aclararlo nunca hasta ahora ha pasado algo entre ellos, no ha habido ningún beso, me pregunto de dónde vino eso.

Draco no piensa de esa forma de Harry, él se siente de vez en cuando atraído hacia Harry, pero es inconsciente. Aún nada sexual, pero entre más avanzamos nos acercamos al comienzo de la vida amorosa de Harry. 

Lo que sucede es que no creo en hacer click como algunos dicen, si hubiese sido así ya habríamos terminado este fic hace mucho además hay que recordar las circunstancias en las que se encuentran. Sé que la mayoría puede ver a Harry como un derrotista en cuanto a Draco, pero lo cierto es que él es realista. Ya lo verás más adelante. Chau. 

Capítulo 11: Mi único amigo.

 

Gota a gota caían en una sucesión rápida de las nubes ahora negras, sobre las cabezas de los que se encontraban en la intemperie.

 

Su casa jugaba contra Ravenclaw, aún no empezaba el partido pero todos ya se encontraban sentados en las tribunas con carteles, los rostros pintados con los colores de su casa o a la que apoyaban.

 

Era normal ver a otras casas apoyar al equipo contrario, nunca a su equipo.

 

Estaba sentado en la parte media de la tribuna, un poco apartado de los demás. Traía un paraguas ahora abierto sostenido en su mano derecha mientras esperaba el inicio del partido.

 

A él no le gustaba mucho el quidditch.

 

Sacó de su bolsillo una pequeña caja negra de forma rectangular, era delgada.

 

La abrió y sacó un chocolate de su interior para luego introducirlo en su boca, el sabor bañó su paladar.

 

Aún tenía una gran colección en su habitación, quizás compró demasiados.

 

El chocolate ayudaría a su cuerpo a mantenerse caliente.

 

Miró hacia el centro de la cancha y no por primera vez se preguntó.

 

¿Qué hacía ahí?

 

La chalina verde y plata protegía su cuello del frío, vestía el uniforme del colegio.

 

No tenía ningún trabajo pendiente ya había terminado de escribir todos sus ensayos.

 

Los equipos salieron y se formaron en la cancha con madame Hooch en el centro como árbitro, diciéndoles quizás que no hagan trampa.

 

Siempre se le pedía lo mismo a cada equipo, pero era imposible evitarlo. Su equipo especialmente tenía una gran afinidad por las trampas. Supuso que era normal, era ingenuo pensar que los equipos jugarían limpiamente.

 

La voz del locutor se hacía escuchar a pesar de la tormenta que se cernía sobre sus cabezas y como siempre sus comentarios no eran nada disimulados. Cualquiera podría percatarse de su preferencia por Ravenclaw, en realidad cualquier otra casa que no fuese Slytherin y el gusto por los apodos tontos.

 

A penas podía ver el partido, sus lentes no ayudaban mucho, ciertamente nunca lo hacían.

 

Los buscadores empezaron a movilizarse quizás porque ya habían visto la snitch, por un momento parecían desconcertados, él retrocedió al ver a la bola dorada agitando sus alas en medio de su rostro a unos centímetros suyo.                           

 

Malfoy pareció percatarse porque empezó a volar hacia él con el buscador de Ravenclaw tras suyo.

 

Mierda, pensó. Él sabía que existían pocas cosas que detendrían a un buscador de alcanzar la snitch.

 

La snitch se elevó con rapidez hacia el cielo y  Malfoy hizo lo mismo con el otro buscador siguiéndole hasta alcanzarle.

 

Los ocupantes de las tribunas gritaron al verlos alzarse en medio de la tormenta.

 

¿Y si les caía un rayo?

 

Quizás sería lo mejor, así ese extraño sentimiento desaparecería.

 

— ¡Fin del partido! ¡Se acabó el partido! —gritó el locutor.

 

No tenía ni idea quien había ganado porque los truenos se encargaron de obstruir el sonido, pero supuso que era su equipo porque los vio gritando y saltando en sus lugares corriendo hacia el centro de la cancha.

 

Bajó las gradas con calma y se fue, el sabor de otro chocolate se propagaba en su boca.

 

No se arrepentía, él no era su padre y no tenía por qué ser un buscador, no tenía que jugar quidditch.

 

Su padre le había dicho que era tan bueno como él debido a que la primera vez que jugaron, la snitch después de volar y desaparecer de la vista volvió como una mascota bien entrenada al igual que hace unos momentos.

 

Aceleró el paso para ingresar al castillo.

 

 

 

 

Draco no podía oír casi nada debido a  los truenos y era difícil ver por la lluvia cayendo con fuerza sobre ellos.

 

Seguramente sin los protectores en los ojos estaría ahora frotándolos constantemente.

 

Miraba en todas las direcciones intentando encontrar la snitch y por un instante la vio, volando tras el buscador de Ravenclaw, pero luego nuevamente desapareció frente a sus ojos.

 

El cabello mojado se pegaba a su frente, volteó y pudo ver al buscador de Ravenclaw en las mismas condiciones que él.

 

Escuchó el grito de desaliento de la tribuna que pertenecía a su casa cuando Ravenclaw anotó, miró hacia la tribuna y pudo ver en la mitad de esta a Harry con un paraguas, comiendo al parecer.

 

Y justo en ese instante vio la snitch volando frente a Harry.

 

 

 

 

 

Hoy no iría al comedor por lo que restaba del día.

 

Movió sus dedos y los sintió desnudos.

 

Avanzó en medio de pasillos para empezar a descender a las mazmorras, con cada paso que daba la temperatura descendía un poco más hasta adquirir el frío normal de los calabozos.

 

Gryffindor en la torre y ellos en las mazmorras.

 

Que mejor comparación para los buenos magos, ellos en el cielo y los Slytherin en el infierno.

 

Ellos podían mirar a la luna cada noche a diferencia de él en su estadía en Hogwarts, la ventana en su habitación tenía vista hacia el lago, las primeras noches tuvo pesadillas con ella, imaginó que cedían ante la presión del agua y él se ahogaba eternamente.

 

La ventana era de un tamaño regular, el color verdoso se reflejaba del lago, había investigado y no todas las habitaciones tenían ventanas incluso el tamaño de estas variaba, su casa tenía secretos, algunos decían que ciertas camas o habitaciones estaban malditas, pupitres incluso aun cuando nadie sabía cuál era.

 

Había escuchado a los de primer año decir que vieron al pulpo asomarse, él nunca lo había visto.

 

Abrió su cuaderno de notas y leyó un nombre, Marie Rondsale.

 

Marie era de su mismo año y pertenecía a la casa de Ravenclaw, su cabello era lacio de color negro, sus ojos eran de color miel de tamaño regular, su nariz respingada, sus labios delgados y su piel blanca.

 

A pesar de ser de Ravenclaw era muy sociable casi nunca andaba con un libro en la mano, casi nunca estaba en la biblioteca.

 

Ella era bonita, lo suficiente para ser del gusto de su padre.

 

Él la había investigado, fue tedioso: Padre, hermanos, edad, cumpleaños, gustos, lugares a los que frecuentaba, cursos en los que resaltaba, materias en las que tenía problemas, amigas, amigos.

 

Todo lo tenía anotado en su cuaderno que estaba casi lleno.

 

Había sido una pequeña tarea de investigación, una muy sencilla y aburrida.

 

Las cortinas de su casa estaban cerradas, sentado con las piernas entrelazadas con el cuaderno de notas en sus manos y la caja negra sobre la cama con tres chocolates en su interior.

 

Hojeó su libro personal y vio páginas vacías en algunos sectores, páginas escritas en algunos lugares. Ya se estaba acabando, cada vez más páginas estaban llenas y al igual que los otros iba a terminar en el fuego cuando terminase.

 

En unos años no recordaría el nombre de Marie.

 

Sus dedos pasaron hoja tras hoja con calma hasta llegar al centro y en una de las páginas encontró un dibujo.

 

Sintió sus mejillas arder al ver la hoja, allí se encontraba un dibujo de Draco hecho con sus manos.

 

Hace algunos días lo había terminado, retoque tras retoque, lo que daría para que se moviese, para que esos impresionante ojos grises lo observasen.

 

Él lo había dibujado en la clase sin que se percatase, llevaba el usual uniforme con una chalina verde y plata rodeando su cuello, parecía aburrido, mirando hacia la nada.

 

Él podía mantener a la grulla de papel “viva” en su casa, pero no podía dar vida al dibujo de Draco.

 

No sabía cómo.

 

El rostro de Draco había cambiado, sus mejillas redondas habían desaparecido, el rostro que representaba la inocencia infantil se había ido para siempre.

 

La mirada había cambiado, sus ojos se habían vuelto más fríos, su máscara había mejorado y estaba seguro de que  si no viviese al lado de una persona que había recibido la misma educación de Draco y no fuese tan observador, esos ligeros lapsos pasarían inadvertidos.

 

Con el tiempo el peso del apellido de su familia le había traído a la realidad.

 

Cogió una hoja que sobresalía del libro y sintió como una sensación extraña lo poseía, algo tan raro. Era un sentimiento que le traía alegría, no…sentía que podía hacer cualquier cosa.

 

Que el mundo estaba en sus manos.

 

Era vagamente consciente de su mano empezando a crear trazos en el pergamino  que lentamente tomaban la forma de Draco Malfoy, de pie en la puerta del castillo con los copos de nieve cayendo sobre él a la edad de 11 años.

 

Él aún no sabía que era lo que sentía tampoco era como si le importase.

 

Sonrió al ver la mirada petulante dirigiéndose hacia él, los copos caían constantemente y los ojos del niño parpadeaban con regularidad.

 

Por unos instantes los ojos lo observaron con curiosidad.

 

— ¿Quién eres? —le preguntó.

 

La ceja derecha se elevó y Harry contuvo el aliento.

 

Notas finales:

Dejenme un comentario, crítica, duda, voy a estar gustosa de contestar cada uno de sus comentarios.

Comenten.


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