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El príncipe mestizo por CielTrancy

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Notas del capitulo:

CAPÍTULO EDITADO

Agregué ciertas cosas que serán importantes en el futuro y espero que también resulte más comprensible.

Sé que puede resultar algo confuso los saltos en el tiempo, pero les prometo que conforme vaya avanzando el fic sus dudas se irán resolviendo.

Cada vez nos acercamos más a la parte central del fic, cuando estemos cerca del final pienso hacer un fic Draco/Harry, pero será más corto.

Si me dejan 2 o 3 comentarios prometo que haré todo lo posible para subir el capítulo la semana que viene.

 

 

Capítulo 16: Esperanzas vacías.

 

 

La serpiente negra se incineró ante sus ojos y de alguna extraña manera se sintió decepcionado como si esta hubiese sido un hermoso regalo con el que empezaba a jugar y se lo arrebatasen antes de tocarlo.

 

 

—Demoraste, pociones no es complicado para ti—le reclamó.

 

 

No tenía ganas de hablar ni mucho menos dar explicaciones, sólo quería dormir.

 

 

Draco era como un catalizador de sus emociones, años y años de letargo y tranquilidad destruidos en menos de un segundo.  Sentía tanto, no entendía cómo otros podían lidiar con ello  y la mayoría de ellos no eran buenos.

 

 

Había estado a un paso de acompañar a Nott y si eso hubiese pasado su abuela se habría preocupado. Ella tenía suficientes preocupaciones con su padre para abrumarla con las suyas también.

 

 

—No vas a contestarme.

 

 

Se tendió en la cama mirando hacia la cabecera donde había ubicado el cuadro temporalmente.

 

 

Necesitaba vaciar su mente, necesitas vaciar tu mente, de alguna manera era como un susurro, quizás algo que alguien le había dicho.

 

 

Pensaba en la suavidad de la colcha, lo bellos que eran los hilos de plata que adornaban la tela.

 

 

Pensaba en todo y en nada.

 

 

— ¡Harry, no vas a contestarme!—le reclamó.

 

 

Sus mejillas estaban rojas, sus manos convertidas en puños, el ceño fruncido.

 

 

La verde mirada se posó en él tanto cómo había deseado, pero el arrepentimiento le llegó pronto al ver su expresión.

 

 

Él no era real…

 

 

Él sólo era…una imitación de Draco Malfoy, sólo era una imagen en un cuadro, un poco de pintura y la rara incidencia de una explosión de magia accidental provocada por un adolescente.

 

 

Sin percatarse las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos y una horrible sensación nació en su pecho.

 

 

No.

 

 

Un Malfoy nunca lloraba y menos por un sucio mesti…

 

 

—Lo siento, Draco.

 

 

La calidez que sólo era reservada para él se mostró en esos ojos e inmediatamente aquel dolor en su pecho desapareció.

 

 

—No sé si perdonarte, Harry.

 

 

La tensión abandonó su cuerpo y la sonrisa ladeada sólo confirmó la falsa amenaza.

 

 

—Lo lamento Draco, perdóname por favor—le rogó juntando sus manos con un tono juguetón.

 

 

Quizás algún día Harry le daría compañía en esa fría y eterna noche, quizás algún día se armaría de valor y se lo pediría.

 

 

Si él fuera real…

 

 

Si él fuera real daría su vida por Harry.

 

 

Si él fuera real podría tocarlo.

 

 

¿Qué se sentiría rozar su mano, sentir el calor de su cuerpo, dormir abrazados?

 

 

Él sólo deseaba estar a su lado.

 

 

—Tendrás que darme algo.

 

 

—Claro—respondió con una sonrisa.

 

 

 

 

 

 

Habían pasado dos semanas desde que no veía a Harry, dos semanas que no la buscaba, dos semanas en las cuales no hablaban.

 

 

Sus amigas habían preguntado por la ausencia de Harry, pero ella le había restado importancia.

 

 

Todo estaba bien.

 

 

Ellos nunca habían discutido.

 

 

Pero si todo estaba bien. ¿Por qué no se iba ese extraño presentimiento?

 

 

No había razones, él siempre se había mostrado contento, no es como si sonriese mucho, pero él no se había quejado y siempre había sido amable con ella.

 

 

Tenía un ensayo de pociones para mañana y aunque tenía el material de ayuda para obtener una calificación alta, no podía parar de mirar las notas que Harry le había entregado.

 

 

El pergamino estaba en su escritorio recibiendo el mismo trato e importancia que un fiel le daría a su Dios.

 

 

Las anotaciones sobre ingredientes incluso correcciones sobre las instrucciones que el libro de texto contenía.

 

 

A la primera corrección que Harry le mostró en la biblioteca ella le refutó mostrando su libro de pociones, Harry había sonreído y le dijo que él cumplía con ayudarla, tomar o no la ayuda era decisión suya.

 

 

Ella era regular en pociones, a quién engañaba. Era terrible.

 

 

Horas antes de que la clase diese inicio su estómago le retorcía, sus manos sudaban  y no ayudaba mucho la estancia donde se ubicaba.

 

 

Odiaba las mazmorras.

 

 

Su mano siempre temblaba cuando tenía que mezclar la poción, olvidaba la cantidad de revoluciones y la mirada penetrante del profesor Snape sólo lograba confundirla más, su mano temblaba.

 

 

Aquel día el profesor les había ordenado realizar una poción indicando la página del libro, su compañera había traído los ingredientes y mientras realizaban el procedimiento recordó a Harry hace una semana cuando estudiaban en la biblioteca.

 

 

El libro indicaba 20 revoluciones en sentido horario, pero justo antes de finalizar su mano cobró vida propia mientras en su mente resonaba la voz de Harry “las dos últimas son en sentido antihorario.”

 

 

—Se acabó el tiempo.

 

 

La voz del profesor Snape desvió la concentración de la adolescente de rubia cabellera con la insignia de Hufflepuff.

 

 

Retiró el cucharón temblando como una hoja al sentir al profesor aproximarse a su mesa.

 

 

¿Por qué se sentó en la primera fila?

 

 

No se atrevió a levantar la vista del caldero.

 

 

—Tal parece que hoy fue su día de suerte señorita Rossdale, su poción está correctamente elaborada.

 

 

Por Merlín, había necesitado tanto estas calificaciones.

 

 

¡Gracias, Harry!

 

 

Estaba tan feliz que incluso sintió deseos de abrazar al profesor Snape, pero al alzar la vista desechó la idea rápidamente.

 

 

—Es la primera vez que nos dice que está bien.

 

 

Salió de la clase con la firme intención de buscar a Harry, quería darle las gracias.

 

 

El maletín golpeaba su muslo constantemente debido a la velocidad de su andar.

 

 

Empezaría a buscarlo en las mazmorras ya que no tenía idea alguna sobre su paradero, resultaba curiosa la facilidad con la que él la ubicaba.

 

 

Quizás ella tendría un poco de suerte.

 

 

Deambuló por los intrincados corredores, teniendo en mente las instrucciones de una de sus compañeras que salía con uno de quinto de Slytherin.

 

 

El muro de piedra se hallaba frente a ella, esperó unos minutos y con el transcurrir del tiempo empezó a creer que se había equivocado de ruta.

 

 

Vio con asombro como la pared de piedra se abría hasta formarse una entrada en forma de túnel.

 

 

Alguien estaba saliendo.

 

 

Quizás podía pedirle que llamase a Harry.

 

 

—Una Ravenclaw—escuchó.

 

 

La voz estaba cargada de burla y al ver a su portador sus frágiles esperanzas murieron en unos segundos fugaces.

 

 

Draco Malfoy.

 

 

— ¿Qué haces aquí? —le preguntó arqueando una ceja.

 

 

Elizabeth hablaba siempre de lo guapo y perfecto que Draco Malfoy era, pero ella por extraño que pareciese nunca lo había visto y al hacerlo creyó que las descripciones no le hacían justicia.

 

 

—Vengo  a buscar a Harry Potter, está en tu mismo año—le respondió con voz firme.

 

 

Una mueca arruinó la perfección de su rostro.

 

 

Marie a pesar de pertenecer a Ravenclaw poseía la imprudencia, coraje y valentía de un gryffindor, quizás esos factores no la hicieron retroceder.

 

 

El gris de sus ojos se convirtió en acero.

 

 

—No...Dije ¿qué hacías aquí? —le volvió a preguntar—¿qué hace una Ravenclaw tan lejos de su nido de libros? —se acercó.

 

 

Marie no bajó la cabeza.

 

 

—Todos los de Slytherin tenemos expresamente prohibido mostrar la ubicación de nuestra sala común a otros estudiantes. ¿Qué eres  de Harry?

 

 

Sintió que la pregunta estaba de más.

 

 

¿Por qué estaba tan molesto Malfoy?

 

 

Él se había mostrado burlón y pedante al inicio, pero al escuchar el nombre de Harry su expresión había cambiado, su tono se había vuelto más venenoso.

 

 

Miró asustada a la varita alzada.

 

 

—Me escuchaste, será mejor que me respondas—amenazó.

 

 

—Eso no te importa.

 

 

La rabia y la ira recorrían su cuerpo, quería hechizarla, golpearla, incluso matarla.

 

 

¿Cómo se atrevía?

 

 

Clavó la punta de la varita en su cuello, presionando así la blanca piel.

 

 

—Podría matarte ahora mismo—susurró.

 

 

Él nunca había sido tan cruel con una mujer, su madre lo había criado mejor.

 

 

—Obliviate.

 

 

Una luz blanca impactó en su cabeza dejándola inconsciente en el frío piso y sólo el ruido le hizo consciente de la gravedad de sus actos.

 

 

 

 

 

 

—Hola Harry—saludó con una sonrisa.

 

 

Harry alzó la vista encontrándose con el rostro de Draco Malfoy.

 

 

—Tengo que hablar contigo a solas después del almuerzo.

 

 

Asintió.

 

 

Notas finales:

Eso es todo, espero que les haya gustado.

 


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