Capítulo 5: Un vistazo.
Pociones nuevamente.
Le gustaba pociones, el conocer el nombre de cada ingrediente, medir correctamente las cantidades a agregar y saber el momento exacto para añadirlo en el caldero.
Un mínimo error podría echar a perder la fórmula.
Había pociones que podían durar semanas, meses e incluso años para culminar su elaboración y una falla minúscula tiraría por la borda el tiempo invertido.
Extrañaba a su abuela.
Copió los ingredientes escritos en la pizarra, una poción simple había comentado el profesor, una que ni siquiera Longbottom echaría a perder con su idiotez.
El profesor Snape tenía preferencias por Draco, era fácil darse cuenta o quizás se debía a lo mucho que él lo observaba.
— ¿Cómo te llamas?
El profesor los había juntado en grupos de dos para elaborar la poción.
Era la primera vez y esperaba que fuese la última.
—Harry Potter ¿y tú? —susurró.
La muchacha tenía un rostro serio, era un rostro que abandonaba la pubertad para acercarse a la adolescencia, pero aún las mejillas y el tono de voz la evidenciaban como una niña.
El cabello indomable que él no creía apropiado y los colores rojo y dorado de Gryffindor en sus ropas.
—Hermione Granger.
Sus ojos se agrandaron un poco por la sorpresa para luego prestarle su atención, ella parecía complacida por esto.
Su compañero de mesa era de Slytherin y al escuchar el nombre de la casa la idea le había desagradado completamente.
Ella no conocía mucho de las costumbres de los magos, pero de acuerdo a los libros que había leído y a sus compañeros de casa.
Los de Slytherin eran unos puristas y temió ser insultada constantemente echando a perder su trabajo.
Ella necesitaba probarles que estaban mal, que la sociedad de magos estaba equivocada.
Que ser nacida de muggles no la volvía inferior a los sangre pura, que la sangre no decidía tu potencial.
Su compañero de mesa ni siquiera la había mirado, sólo se sentó a su lado y comenzó a tomar notas del pizarrón como si ella no existiese.
Podría haber sido peor.
Quizás sólo era tímido, quizás y sólo quizás en Slytherin no todos eran malos.
—Espero que hagamos un buen trabajo—extendió su mano.
Harry le observó como si fuese la cosa más extraña del mundo y mientras observaba su mano miles de razones por las cuáles no debía tomarla aparecieron en su mente.
Él se estaba librando poco a poco de los insultos y quizás lo estuviesen observando.
Además a él no le gustaba esta niña, pero nunca se podía estar seguro, lo más probable era terminar contrayendo nupcias con alguien de su círculo y no quería tener ni siquiera un enamoramiento corto con ella.
Él conocía la maravillosa historia de amor de su padre y no tenía deseos de repetirla.
La tomó del hombro mientras ella bajaba su mano al sentir el contacto.
—Sería mejor si evitamos distracciones—le respondió.
Nott escuchó a Malfoy y Weasley lanzarse impropios sin parar y se preguntó cuánto tardaría en explotar su caldero en frente de todos.
¿Saldría una cola?, ¿cambiarían de color?, ¿tendrían quemaduras, ampollas, acné?
A su poción sólo le faltaba hervir media hora y él podía darse el lujo de ver a Malfoy hacer el ridículo.
Su padre le había dicho que mirase a Malfoy y él había decidido darle un vistazo a Potter también.
Potter.
Seamus miró a Nott y no pudo evitar pensar que era raro, de vez en cuando hacía sonidos extraños, reía sin motivo.
Por qué a él le tocaban los raros de compañeros, primero Longbottom y ahora Nott.
—Pareces ser muy bueno en esto—comentó—tu padre estaba en Gryffindor ¿no es así?
A la poción sólo le faltaba hervir un poco más.
—Sí. ¿Cómo lo sabes? —le preguntó.
Había mirado siempre al frente o escribiendo en su pergamino, respondiendo en susurros a su compañera sin darle un solo vistazo.
—Miré su nombre en la sala de trofeos, al parecer era un buen jugador de quidditch.
Ella parecía encantada de poder mostrar sus conocimientos.
—Quizás heredes su habilidad para el juego.
—También vas a…
El ruido de la explosión del caldero llamó la atención de todos, el líquido verde estaba sobre Malfoy y Weasley, el caldero terminó en el piso rociando su contenido.
El ruido evitó que Harry terminase de hablar.
“También vas a decirme mi tipo de sangre”, para un muggle sería fácil confundir la pregunta.
Nott sonrió levemente, haciendo uso de todo su autocontrol para no estallar en carcajadas.
— ¡Todo es tu culpa Weasley!—se quejó.
La voz llamó la atención de Harry, vio a Draco con las ropas manchadas a causa del líquido verde, el rostro rojo por la ira.
Deslizó la mano por su cabello platinado para encontrarlo mojado y pegajoso.
Sus ojos grises se abrieron tanto que creyó que se saldrían de sus cuencas.
Parecía a punto de estallar, la ira reemplazó el asco.
—Mírame Weasley, esta me las pagarás.
Todos seguían riéndose, había estado tan concentrado en Draco que no se había percatado de las carcajadas de sus compañeros.
—Señor Malfoy, Weasley—dijo Snape.
Snape tomó a los dos de los brazos con fuerza, alzándolos del piso a la vez.
— ¡Silencio!—sentenció—espero encontrar listas sus pociones. Retírense, tengo que encargarme de sus compañeros.
Otro estruendo perturbó el silencio que parecía haberse instalado en el salón, mas esta vez nadie hizo ruido alguno al ver el rostro del profesor.
—Lo siento señor—se disculpó.