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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV

 

 

 

Había quedado con Deidara muy temprano y lo encontré en la cafetería de siempre tomando su café americano típico. Me senté a su lado pero casi ni se dio cuenta de que estaba allí y es que cuando se ponía a leer… no había forma de sacarlo de su concentración y miré a todos los lados antes de empezar a reírme, lo que le llamó la atención y sonrió apartando su vista del periódico que tenía entre manos.

 

- ¿De qué te ríes? – le pregunté.

 

- Esos chicos llevan un rato mirándote y sonriendo, pero ni te has fijado en ellos – le dije.

 

- Oh no tengo tiempo para novios ni juegos de seducción – me dijo.

 

- ¿Juegos de seducción? ¿Así llamas ahora a ligar? Venga Dei… creo que trabajas demasiado, necesitas relajarte y… bueno ya sabes lo que necesitas… un buen revolcón y aquellos no están tan mal.

 

- Tú no entiendes de chicos – me dijo sonriendo.

 

- Que sea heterosexual no quiere decir que tenga mal gusto. Ve y preséntate – le dije sonriendo.

 

- No – me dijo muy serio volviendo al periódico.

 

- ¿No te atreves? – le pregunté y él me miró sorprendido.

 

Vi como se acercaba hacia mí y me miraba directamente intentando susurrarme algo y tuve que acercarme para escucharle.

 

- No sé ligar como tú lo llamas – me confesó y me empecé a reír aún más.

 

- ¿Vas enserio? – le pregunté - ¿Nunca has ligado con nadie? Pero si te he visto con algún chico.

 

- Sí… me entraban ellos a hablar, no tenía que hacer nada.

 

- Así salieron de idiotas – le dije y él me miró casi ofendido – no te ofendas Dei… pero eliges fatal a los chicos, siempre te quedas con los más sosos, tú necesitas a alguien que se lance por ti, que te haga cometer locuras y que tenga narices para llegar y plantarte un beso sin que te lo esperes, necesitas un hombre que se arriesgue por ti y te haga vivir, no alguien como los que has tenido que si por ellos fuera… no saldríais ni de casa, aún recuerdo aquel que se desinfectaba las manos y limpiaba todo antes de tocar por miedo a los microbios.

 

- Era algo fóbico, lo reconozco y el sexo con él era… - creí que me diría gratificante o algo así pero cuando vi como pensaba la palabra empecé a pensar que era todo lo contrario y me reí – vale era un rollo, por eso lo dejé – me confesó - ¿Y qué quieres que haga? Me persiguen los raros – me dijo.

 

- Deja de buscar Dei… el chico perfecto para ti aparecerá cualquier día.

 

- Pues mientras aparece… ¿Qué tal si nos damos prisa? Porque la cita es en media hora y aún hay que llegar a su casa.

 

- De verdad que no sé como haces para encontrar a todo el mundo y solucionar problemas.

 

- No lo sé, supongo que me gusta mi trabajo y no me distraigo en relaciones sentimentales – me dijo sacándome la lengua y sonreí.

 

- Deberías distraerte un poco en relaciones sentimentales – le dije yo levantándome para marcharnos.

 

- Créeme… no hay ningún chico para mí que me pueda interesar y menos con tu descripción de lo que necesito.

 

Sonreí pero nos marchamos hacia mi coche, supuse que como Deidara vivía en un pequeño apartamento del centro de la ciudad ni se habría preocupado de traerlo, así que fui yo quien condujo guiado por sus explicaciones. Aparqué el coche en la calle y caminamos apenas cinco minutos hasta que Dei se detuvo en la puerta número doce y miró el papel de nuevo donde tenía apuntada la dirección.

 

- Es aquí – me comentó.

 

- ¿Estás seguro? – le pregunté mirando a través de la verja de la puerta.

 

Un enorme jardín se extendía en todo lo que abarcaba mi vista. Era un jardín precioso, con árboles y césped perfectamente cuidado. Al fondo veía la casa, tampoco es que fuera enorme, pero la verdad… creo que mi casa o más bien la de mis padres… cabía allí dentro. Desde luego tuvo que ser una gran indemnización para permitirse algo así en la zona residencial donde nos encontrábamos.

 

Contestaron al telefonillo y tras varios segundos de espera entramos. Creo que no se aclaraba muy bien con los botones que debía de apretar, pero habiendo pasado veintidós años en prisión… era de esperar que muchas cosas no las entendiese y mucho menos la tecnología que cambiaba de la noche a la mañana.

 

Recorrimos el extenso jardín por el camino hasta llegar a la entrada donde ya nos esperaba un hombre de unos cuarenta años y cabello rubio. Creo que ese era Minato porque se parecía mucho a Naruto, quizá con el pelo algo más largo pero los rasgos eran idénticos. Desde luego tenía que ser su padre. Nos recibió con una cálida sonrisa y estrechó primero mi mano presentándose, por lo que yo hice lo mismo y luego apretó la mano de Deidara quedándose absorto mirándole, algo que para mí no pasó desapercibido.

 

- ¿Eres tú el que dices que has encontrado a mi hijo? – le preguntó de golpe a Deidara y éste se quedó sorprendido.

 

- Bueno… no exactamente yo, tu hijo sale con su hermano – me dijo culpándome a mí y Minato empezó a reírse.

 

- Así que con tu hermano ¿Está bien? – me preguntó preocupado.

 

- Está bien – le dije – Te contaremos de él todo lo que sabemos.

 

- Sí por favor – dijo con entusiasmo – quiero saberlo todo, quiero que vuelva a casa, nunca debió haber estado en ese orfanato.

 

Miré a Deidara que me sonreía y entramos a tomarnos un café con Minato Namikaze. Creo que era un hombre interesante… aunque cuando vimos lo mal que se le daba eso de las nuevas tecnologías nos reímos. La cafetera que le habían comprado de último modelo no había forma de que la entendiera y es que él estaba acostumbrado a las antiguas, al final fue Deidara quien se ofreció a ayudarle explicándole como se preparaba y él agradecido nos sonreía atento a la explicación de mi amigo. Deidara fue quien preparó los cafés y es que no podíamos evitar pensar que le habían robado veintidós años de su vida a ese hombre que ahora se demostraba había sido siempre inocente.

 

- ¿Y su mujer? – preguntó Deidara de golpe una vez sentados tomando los cafés y Minato se entristeció.

 

- Lamentablemente falleció en el parto – nos dijo – sólo tengo a Naruto, él es mi única familia y necesito encontrarle, quizá me odie por haberle abandonado en ese orfanato, pero no tuve opción, no teníamos más familia y cuando me metieron preso los servicios sociales le apartaron de mi lado. Creí que estaría poco tiempo, que algún abogado demostraría mi inocencia, pero todos debían estar comprados por esa maldita familia porque me acusaron a mí, acabé veintidós años en prisión por un delito que no cometí y lo peor de todo… es que no he llegado a conocer a mi hijo, que él ha tenido que criarse solo porque yo no pude estar allí para él.

 

- Estarás con él – le dijo Deidara – además no te odia… yo hablé con él ayer y desea conocerte, no sabía nada de lo de la prisión. No voy a mentirte… estaba decepcionado, las monjas del lugar le dijeron que volverías a por él y al no hacerlo, creía que le mentían, creyó que le habías abandonado, pero cuando le conté lo de la prisión… me parece que está entusiasmado de verte, desea conocerte y estoy seguro de que entenderá que no tuviste opción, te apartaron de él, tú no querías abandonarle – le comentó dándole ánimos y yo me fijé en el rostro de sorpresa de Minato justo antes de sonreír a Deidara.

 

- Gracias – le dijo – supongo que ya no tendré que contratar a ningún detective. ¿Cuándo podré verle?

 

- Llamaré a Naruto y podemos ir ahora mismo, supongo.

 

- Por mi no hay problema, cuando él quiera, no tengo nada más importante que hacer. Él lo es todo para mí.

 

Yo sólo podía fijarme en cómo Minato miraba a Deidara, pagaría lo que fuera por poder meterme en su mente y es que Deidara era un genio arreglando problemas y encima… cuando hablaba enamoraba a la gente de sus palabras, les daba confianza y sé que Minato necesitaba ahora mismo a alguien que le animase. Por un momento… pensé que quizá Minato es lo que le hacía falta a Deidara en su vida, esa vitalidad por vivir, que le diera experiencias nuevas, daba igual la edad, sé que era el doble de mayor que él pero no importaba… aunque creo que Dei no se había percatado de la forma en que Minato le miraba pero yo no podía evitar sonreír, de verdad que Deidara era muy inocente a veces.

 

Escuchamos la cerradura de la puerta y en aquel momento entró por la puerta un hombre jovencito con el cabello atado en una coleta y con una cicatriz cruzando su nariz. Minato sonrió girándose hacia la puerta. Por un momento creí que mi plan fallaría, porque ahora me había propuesto unir a Minato y a Deidara, creo que harían una buena pareja, Deidara le daría estabilidad y ánimos a Minato después de lo que había vivido y desde luego Deidara necesitaba la vitalidad y la valentía de Minato, sé que Minato era esa clase de hombre que odiaba quedarse encerrado, con él viviría, saldrían de excursiones, de viajes, vería mundo, eso es lo que necesitaba mi amigo, un cambio de perspectiva, nuevas experiencias.

 

Sin embargo… cuando vi entrar a ese hombre y con su llegada la sonrisa de Minato, empecé a dudar de que mi fantástico plan de celestina funcionase, pero es que yo seguía pensando… que Minato y mi amigo harían buena pareja.

 

- Es mi abogado, Iruka – nos dijo Minato.

 

Mis emociones en un pozo, yo que quería juntar a Deidara con este hombre ahora me aparecía el abogado de él… quizá contra eso no podía combatir y es que él le había devuelto su libertad, eso era mucho, puede que Minato se hubiera enamorado de Iruka, pero la forma en que había estado mirando a Deidara todo el rato me confundía, quizá sólo era amable con nosotros y no sentía atracción por ninguno. Mi conclusión era que los sentimientos humanos eran todo un mundo por descubrir. Supongo que tendría que seguir buscándole candidatos a Deidara ahora que creía haber encontrado al idóneo para él.

 

- Buenos días – comentó Iruka – siento el retraso Minato pero aún no he podido llamar al detective. ¿Cómo fue la reunión con Fugaku Uchiha? – preguntó y me sorprendí.

 

- ¿Con mi padre? – pregunté y Minato se giró a mirarme extrañado.

 

- ¿Eres el hijo de Fugaku? – preguntó sorprendido.

 

- Sí, su primogénito.

 

- ¿Y mi hijo sale con tu hermano? ¿Es decir que somos familia?

 

- Eso parece – le comenté.

 

- Entonces aún me alegro más de haber contratado a tu padre – me sonrió – me dijeron que necesitaba ayuda, que los Haruno le habían estado haciendo una propaganda contraproducente, pero si es bueno en su trabajo tal y como me han contado, estoy más que contento de tenerle a bordo y de dejar mis finanzas en sus manos.

 

Minato le comentó a Iruka que íbamos de salida porque ya habíamos encontrado a su hijo, de hecho Deidara había salido fuera para llamar por teléfono a Naruto y quedar. Cuando entró nos comentó que habíamos quedado en el parque y fuimos todos para allí. Durante el camino, yo no podía dejar de mirar a Minato que estaba de copiloto conmigo cómo miraba por los espejos retrovisores hacia Deidara que permanecía en el asiento de atrás.

 

- ¿A qué te dedicas? – le preguntó de golpe a Dei y éste se extrañó.

 

- Soy periodista – le dijo – trabajo en un pequeño periódico, la verdad es que no tiene mucha tirada.

 

- De pequeño tiene poco – le dije sonriendo – es uno de los más importantes, pero Deidara siempre es así de modesto.

 

- No es tan importante – me dijo mi amigo y Minato sonrió.

 

- Es muy bueno en su trabajo, la verdad es que fue él quien descubrió que podrías ser el padre de Naruto. De pequeños iba a hacer obras sociales y pasaba mucho tiempo por el orfanato, él le enseñó a jugar a baloncesto a tu hijo y además creo que ha sido su confidente durante algún tiempo.

 

- Déjalo ya Itachi – me dijo Dei intentando parar al ver como trataba de venderle, había pillado mi plan para unirlos – no aburras a Minato con esas viejas historias.

 

- No me aburren – dijo Minato de golpe – te agradezco que hayas cuidado siempre de mi hijo.

 

- No siempre, hace unos años que desapareció del mapa, de hecho tiene un hijo, se llama Asahi. Apenas tiene unos cuatro años, ya casi cumple los cinco pero aún no he tenido el privilegio de verle. Quizá pueda hacerlo ahora que ya lo he encontrado de nuevo.

 

- Seguro que sí, podrías enseñar a jugar a baloncesto a mi nieto como hiciste con mi hijo – dijo Minato sonriendo y yo sentía que mi plan de unirlos… iba en camino.

 

Entre conversaciones llegamos al parque y aparqué el coche no muy lejos de allí. Cuando bajamos y caminamos hacia el lugar donde habíamos quedado con Naruto, yo seguí a observando a Minato que no dejaba de mirar a Deidara aunque este tampoco es que le hiciera mucho caso. Cuando se separó Minato un poco, Deidara me cogió a parte.

 

- ¿Qué crees que haces? – me preguntó susurrando para que no me escuchase.

 

- Decir todo lo que has conseguido en la vida tú solo – le dije.

 

- Intentas impresionarle y no sé muy bien por qué.

 

- Vamos… mírale, es guapísimo, un hombre interesante y simpático, es tu tipo – le dije sonriendo.

 

- Para esto ya, ya te he dicho que no quiero que me busques a nadie.

 

- Pues él parece interesado en ti.

 

- No está interesado Itachi – dijo enfadado – está agradecido porque va a encontrarse con su hijo, son dos cosas muy diferentes. Por favor… me saca casi veinte años.

 

- Tendrá más experiencia y tú con su hijo te llevas genial, sois la pareja perfecta. Dale una oportunidad.

 

- No tengo que darle nada porque él no está interesado en mí – me dijo marchándose y yo sonreí.

 

De verdad que Deidara no sabía ligar ni parecía interesarle, pero yo conseguiría que Minato Namikaze se lanzase a la piscina y tratase de seducir a mi amigo, estaba seguro que los gestos y sonrisas que veía a Minato lanzarle a Dei significaban algo.

 

 


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