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Sequía por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Graaacias a todos los que dejaron un review! Hacen que me den muchas sanas de escribir n0n Aquí el segundo cap nwn perdón si termina muy abrupto, lo escribí hace unos días y luego se me cortó la inspiración xD ¿les parecen muy cortos/largos o están bien? Me gustaría saberlo para adaptarme a sus gustos nwn

Estoy tratando que el fic siga lo más posible la mini "trama" que muestra este ending, cómo verán con lo que estuvo haciendo cada pj, ojalá me haya quedado bien x3U

Espero que lo disfruten~ Se van explicando algunas cosas, espero que no se haga lento n.n

-Es una lástima que Haru-chan no haya hallado una solución a la sequía más allá del pueblo- suspiró Rei apenado.

-Vamos, Rei-chan. Encontraremos la manera.- repuso sonriente Nagisa.

Rei  no pudo evitar sonreír también. Aún no podía explicarse de qué lugar recóndito de su ser el rubio sacaba energías positivas siempre, inclusive en ese momento, cuando comenzaban a hundirse en la desesperanza. Él también sabía lo que significaban las palabras de Haru, no era un idiota, pero no dejaba que el dolor o la preocupación lo atrapasen: siempre creía que las cosas iban a mejorar, y se encargaba de demostrarlo con su sonrisa para contagiar a todos. Era casi como un manantial en aquel desierto árido y seco, al menos para él. Pero era por eso mismo que lo angustiaba que siguieran en aquel problema. No quería que Nagisa sufriera de la sed que ahora mismo padecían. Quería que aquel rubio viviera libre de preocupaciones, o al menos, de manera saludable. Y sentía una gran impotencia por no poder darle siquiera eso.

-¿Ocurre algo, Rei-chan?-preguntó un tanto preocupado por el rostro angustiado de su amigo.

- No, no pasa nada. Ya llegamos.

Nagisa asintió y miró a Makoto, que los saludaba tranquilamente. A su lado Haru tenía su típica expresión inexpresiva. El rubio sonrió y se acercó a los dos. Luego de asegurarse de que todos estaban bien, se miraron seriamente. Ninguno sabía cómo seguir exactamente.

-Bueno, creo que deberemos pensar qué haremos a continuación, a raíz de lo que Haru nos ha dicho…-comenzó tratando de guiar un poco Makoto.

-Pero, ¿estás completamente segu—¿

- Completamente, Rei.-repuso suavemente Haru.- No hay agua allí afuera. Nada.

-Qué mal…

-¿Y ustedes? ¿Lograron hacer algo por aquí en este tiempo?

-No demasiado.

 El plan había sido hecho antes de que Haru marchara. No era complejo, pero era lo único que podían hacer. Primero decidieron en qué se enfocarían, y luego, quien jugaría cada papel, según sus personalidades.

 Haru se había ofrecido a viajar. Al principio todos se negaron, en especial Makoto, que se veía asustado. Y no era para poco: aquel pueblo era muy sedentario, y nadie solía irse. El exterior era considerado peligroso, debido a lo desconocido, al sol ardiente, a las bestias, a los ladrones, a todo. Pero Haru se había mostrado obstinado, sorprendiendo a todos. No quería que Nagisa fuese porque lo veía frágil; Rei era demasiado intranquilo, y Makoto demasiado tranquilo. Consideraba que él era el que más probabilidades de sobrevivir tenía. Y no se equivocaba. Aunque él tenía sus propias razones para querer alejarse de aquel lugar, motivo que ahora lo atormentaba: había parecido un mártir al ofrecerse a viajar a buscar una solución a la sequía, pero lo que a él más le importa era otra cosa. Quizás si hubiera viajado otro, hubiese encontrado la respuesta que él no había podido hallar…

-¿Tú qué dices, Rei?

Rei había decido utilizar su destreza física y su facilidad para el estudio para alistarse en la Guardia Imperial. Ésta se encargaba de cuidar al Príncipe por lo tanto vivía en el Palacio. Como es lógico, eran muy pocos los que en verdad alcanzaban ese puesto, ya que requería muchas habilidades y confianza. Rei aún estaba en etapa de evaluación, por lo que no era un guardia imperial propiamente dicho, sino un aspirante. Le parecía una buena posibilidad de estar cerca de la zona de poder a ver si la gente de ese ambiente tenía una solución en mente para la gran sequía que asediaba el pueblo.

-Ah…..-suspiró pesadamente.-Me encantaría decir que tengo buenas noticias. Debería saber dado que estoy casi en la Guardia Imperial.

-¿Estás cerca de lograr algún puesto?

-No es tan fácil ahora. Con la sequía, muchos están aspirando a algún puesto que les permita una mínima subsistencia, asíque en este último tiempo que no estuviste Haruka-Sempai se ha incrementado considerablemente el número de aspirantes. Aunque considerando los números que…

-No nos interesan los números, Rei-chan.-exclamó Nagisa con aburrimiento.

-Tsk, pero es lo único de lo que puedo hablar.-repuso Rei molesto. Luego pareció más bien resignado.- Parece que entre los aspirantes es más interesante hablar de las aventuras carnales del Príncipe que de la sequía. No entiendo cómo prefieren ser chismosos a ser útiles.-terminó poniendo los ojos en blancos.

Los ojos azules se movieron, inquietos. ¿Aventuras carnales….? Haru quedó duro, sin emitir palabra. En realidad estaba como siempre, pero quien lo conociera podía ver que en sus ojos normalmente calmados como el océano se libraba una batalla. El problema era que justamente Makoto y Nagisa lo conocían demasiado, así que enseguida notaron esto. Makoto parecía preocupado, odiaba ver a Haru en ese estado, y más si era por culpa de esa persona. Bueno, siempre era culpa de esa persona que Haru se inquietase. Lo detestaba. Aunque siempre lo escondía bajo su usual sonrisa tranquila.

-¿Y tú, Makoto? ¿Sabes algo?-preguntó presuroso Nagisa, tratando de disimular su intento por distender el ambiente.

 Makoto lo miró inquisitivo, sabiendo lo que trataba de hacer el rubio. Pero no podía hacer nada para evitarlo, de cualquier manera, preferia hablar con Haru a solas.

-Lo siento, chicos.-dijo tranquilamente.

 Makoto había decidido convertirse en un mercader. Tenía un negocio cerca del límite del pueblo, por eso Haru había ido allí sin dudar. Le pareció que era una buena idea dado su carácter tranquilo y su habilidad para sacarle información a la gente de manera agradable y sin que se diera cuenta. La verdad era que no le importaba tanto la sequía como que Haru se marchase. Pero como su almacén estaba colocado estratégicamente en los límites, cada viajero que llegase pasaría por allí casi indefectiblemente. De esa manera sería el primero en enterarse cuando Haru llegase. Y quizás podía saber cómo era el mundo más allá de la villa, para imaginar lo que Haru estaba viviendo en aquellos momentos.

-No ha venido mucha gente al pueblo últimamente, ni han salido muchos. Los únicos que vienen aquí son los de Aribo. Pero ninguno supo decirme porqué está empezando a haber más relación con ese reino. Algunos creen que inclusive el Príncipe de allí vendrá en algún momento…

Aribo era el reino más cercano al suyo. Sin embargo no mantenían casi relaciones. Con el problema del agua, por ejemplo, el Príncipe había decidido no pedirles ayuda. Tampoco estaban en guerra. Eran, simplemente, dos reinos independientes. Por eso llamó la atención del ojiverde que de pronto eran varios los viajeros de aquella villa.

-Eso no nos concierne.-sentenció Haru, cortando a Makoto. Era evidente que por ahora sólo le preocupaba el agua (y ni siquiera eso).

- ¿Qué tal tú, Nagisa-kun? A fin de cuentas eres nuestro informante…-dijo Rei alegremente, tratando de ser como su amigo y no perder la esperanza.

Pero el rubio le respondió con una mirada molesta y triste. Rei quiso pedirle disculpas, pero sabía que sólo empeoraría las cosas. Ahora todos dirigían la mirada al más pequeño, que se mostraba inquieto. Era raro en él, quien siempre estaba relajado. Era evidente que algo lo molestaba.

-Es cierto, Nagisa. Seguro averiguaste algo.- dijo sonriente Makoto.

-Yo…no averigüé nada, jaja. Mala mía, quizás soy más inútil de lo que pensé.- dijo sacando la lengua y sobándose la cabeza, desentendiéndose del asunto.

Pero sintió que una mirada helada se le clavaba en el rostro. Al voltear descubrió a Haru mirándole sin piedad.

-Dí lo que sabes, Nagisa.- le instó con buen tono, pero con una expresión que aterraba.

Nagisa tragó duro. Tenían derecho a saberlo. A fin de cuentas, todos sabían en qué se metían cuando decidieron luchar contra aquella sequía. Que no se imaginen el verdadero enemigo, era otro problema.

 El rubio había decidido que él sería una suerte de espía. Iba cambiando de trabajo constantemente, según el que le ofreciera más posibilidades de extraer información; había sido comerciante ambulante, ayuda de artesano, ayuda de sastre. Últimamente se estaba dedicando a recitar en las plazas poesías que llegaban a sus oídos por otros viajeros, actuando y recibiendo el aplauso de la gente. Esto le permitía que muchos se acerquen a él y accedieran a hablar. Hacía un constante uso de su simpatía, mostrándose sonriente ante cualquier idiotez. Pero también había aprendido a usar otro tipo de sonrisa, más sensual y llamativa a ciertas personas de poder. Era así como accedía a la información más preciada. Era un trabajo sucio, pero lo valía. Lo valía por sus amigos. Lo valía por él.

-Son rumores, nada más.

-¿Pero…?

-Ah…-Nagisa suspiró.- Lo escuché de varias personas. Sobre todo gente poderosa.

-¿Qué te han dicho?

-En realidad no sé como solucionar la sequía. Pero se está extendiendo un rumor acerca del prqué el príncipe no se preocupa de solucionarla tampoco.- tomó un poco de aire y continuó.- Al parecer el príncipe ha hallado un manantial escondido detrás del palacio. Nadie lo ha visto. Pero en el palacio beben de esa agua inagotable. Es por ello que no les preocupa que los del pueblo nos enfermemos o sequemos.

Todos se quedaron secos. Es cierto que jamás habían comprendido porqué el gobierno se empeñaba en afirmar que todo estaba bien, que nadie moría ni sufría la falta de agua. Creyern que era para no asustar a los pueblerinos hasta hallar una solución verdadera que se hacía esperar. Pero saber que en realidad al palacio prácticamente no le importa que muriesen de sed….

-Bueno, pero debe ser sólo un rumor, ¿verdad?-dijo Rei preocupado, buscando apoyo en el rubio. Este ladeó un poco la cabeza.

-No digo que haya comprobado que no sea un rumor. Pero es cierto que uno de los que me contó me convidó agua, y no es fácil conseguirla así como así…

-¿Y la bebiste?-preguntó intrigado, ya que el agua era muy preciada como para dársela a un extraño cualquiera.

 

-Sí, quería comprobar que fuese agua de verdad.-respondió ligeramente, desentendiéndose de lo curioso del suceso.

-¿Y lo era?-preguntó arqueando una ceja, con mucha molestia.

- Sí. Estaba muy fresca…así que no me sorprendería que realmente la hayan extraído de un manantial cercano.- suspiró.- N sé qué pensar…

-Rin…-murmuró Haru, con la mirada perdida.

 

 

 

Notas finales:

En fiiiin, espero que les haya gustado nwn Y que me dejen algún review, por fa

Nos leemos~!


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