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Perversión de un profesor por Fullbuster

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Deidara Namikaze POV

 

 

 

Sentía el cuerpo cálido de Itachi sobre el mío tumbándose con lentitud. Sus fuertes brazos uno a cada lado de mi cabeza sosteniendo su peso sin cargarlo sobre mí, esa sonrisa brillante y orgullosa tan propia de él, esos ojos intensamente oscuros que hoy tenían un brillo especial.

 

La luz de la luna entraba por la ventana dando a toda la habitación esa tonalidad azulada y miré preocupado a la cama de al lado intentando descubrir si Naruto estaba allí.

 

Se ha ido a dormir con mi hermano – Escuché la voz de Itachi y miré sus labios curvados en esa sonrisa antes de que atrapase con suavidad los míos en un dulce beso – estamos solos Dei.

 

Volvió a besarme con suavidad y sé que debía de estar sonrojado por las atenciones que recibía de mi profesor, era un profesor… y yo estaba aquí dejándome besar y tocar ¿Cómo era posible? No lo entendía. La mano derecha de Itachi subió por mi brazo con una suave caricia que me hizo temblar del placer y el cosquilleo hasta que llego a mi nuca colocando su pulgar en mi mejilla y presionando aún más sus labios contra los míos pidiéndome con su lengua entrar a profundizar el beso. Abrí un poco la boca y él entró con fuerza y desesperación, como si le fuera la vida en ello, como si no pudiera aguantar más las ganas de profundizar ese tierno beso. Desabrochó con sensualidad mi chaqueta del pijama y la abrió dejando mi torso al descubierto para él y a mí… más sonrojado aún.

 

Sus manos pasaron por mi cintura cogiéndome y obligándome a arquearme un poco hacia su cuerpo, incrementando nuestro contacto mientras bajaba muy lentamente rozando la punta de su nariz y dejando suaves besos por mi abdomen hasta llegar al pantalón, el cual cogió con los dientes y ayudándose un poco con una de sus manos empezó a bajarlo hasta que lo quitó por completo volviendo a subir por mi piernas con sus besos y sus delicadas caricias que me estremecían por completo.

 

Desde aquel maldito hospital había estado enamorado de él y ahora no podía creerme que estaba aquí, siendo un hombre, queriéndome, peleando por mí, porque había venido sólo por mí. ¿Cómo podía quererme tanto? Sólo éramos unos niños cuando estuvimos en aquel hospital, pero él ya venía todos los días a verme, no quería dejarme solo. Hizo más que mis propios padres que siempre estaban ocupados, él lo había sido todo para mí en el peor de mis momentos y ahora por fin estábamos aquí… juntos después de tantos años.

 

Cerré los ojos dejándome llevar por el placer hasta que la boca de Itachi rozó mis huevos lamiéndolos seductoramente y cogiendo mi miembro con una mano acercándola a su boca succionándolo con lentitud. Gemí al sentir su húmeda cavidad jugar con mi intimidad. Él sonreía con mis sonidos, con mis gestos por tratar de aguantar los gritos y gemidos por la vergüenza que tenía de dejarlos salir.

 

Itachi lamió desde la base hasta mi punta llevándose con su lengua el líquido preseminal que empezaba a salir y me avergoncé el doble incorporándome para ver su cara de satisfacción al degustarlo.

 

Salado – me dijo con una sonrisa – quiero más Dei – me dijo.

 

Seguramente estaría rojo como un tomate ahora mismo pero sonreí al sentir que no le había dolido ni humillado estar haciendo lo que hacía sino todo lo contrario… le gustaba estar intentando que disfrutase con él. Creo… que me estaba enamorando de Itachi Uchiha o puede… que lo estuviera ya desde niño y ahora estuviera descubriendo mis verdaderos sentimientos. Aquello que creí era una gran amistad en realidad era amor.

 

Se metió mi pene ahora ya erecto en su boca lamiéndolo con maestría. Tuve que recostarme de nuevo sin poder evitar gemir aunque lo intenté mordiendo la almohada mientras él se metía y sacaba una y otra vez mi miembro de su boca. Agarré la almohada poniéndola sobre mi rostro intentando esconder de Itachi esas mejillas sonrojadas, tratando de silenciar mis sonidos mordiéndola y mis manos se agarraron con fuerza a la almohada. Me corrí en un momento y quité la almohada levantándome para comprobar que Itachi estaba bien ¡Se me había escapado!

 

 

 

Al incorporarme me di cuenta de que estaba yo sólo, nadie estaba conmigo en la cama y separé las mantas comprobando que me había corrido yo sólo con ese maldito sueño. ¡Maldita fuese mi suerte! Me levanté para ir al baño y tiré el pijama a lavar cogiendo uno limpio del armario.

 

Ya no pude volver a dormirme y agradecí que no hubiera estado Naruto allí, él siempre solía escaparse para irse a la habitación de su novio, novio… que encima era el hermano pequeño de Itachi, ese profesor con el que acababa de correrme en un sueño ¿Cómo era posible? Me sentía avergonzado y traté de dormir aunque no hubo forma.

 

A las siete de la mañana la puerta de mi habitación se abrió levemente y vi a Naruto entrando por el cuarto con cautela. Siempre entrabas despacio para evitar despertarme pero yo le comenté que estaba despierto y sonrió rascándose la cabeza como solía hacer cuando le pillaba en alguna de las suyas.

 

Yo sonreí y me levanté para irme a la ducha. Creo que de los dos… al menos mi hermano sí había disfrutado de una sesión de sexo y no de un patético sueño morboso. Que desastre… ni siquiera había sido real y yo me había corrido solo, me sentía idiota. Me cambié y bajé a desayunar con Naruto al comedor cuando un profesor me avisó de que tenía una llamada en conserjería, así que dejé el desayuno a la mitad y me fui a ver quién me llamaba. Pasé frente a la mesa de Itachi observando como me miraba sin quitarme el ojo de encima y agaché la cabeza avergonzado por el sueño que había tenido.

 

Llegué al hall y cogí el teléfono. Eran mis padres y sonreí al escucharles aunque la sonrisa duró poco cuando empezaron la frase con “no podremos ir este fin de semana, díselo a tu hermano”. Como siempre me dejaban a mí la tarea difícil… desilusionar a Naruto que esperaba verlos con entusiasmo, supongo que yo ya me estaba acostumbrando a la soledad. Apoyé la espalda contra la pared y me entristecí agachando la cabeza ligeramente aún con el teléfono en la oreja.

 

- ¿Es por trabajo? – pregunté aguantando las ganas de llorar

 

- Lo siento, otro día iremos ¿Vale? Dale recuerdos a Naruto.

 

- Podríais dárselos vosotros mismos, aún puedo llamarle para que venga a hablar con vosotros un rato.

 

- Lo siento Dei, mi vuelo sale en cinco minutos, tengo que colgar ya.

 

- Papá – le comenté – te quiero.

 

- Nos vemos en unos días, id pensando dónde iremos de vacaciones – me dijo sin siquiera contestar a lo que yo le había dicho, pero colgó tras decir aquello.

 

Fui a colgar y pensé un segundo si hacerlo o no, volví a colocarlo en mi oreja un segundo para comprobar que de verdad había colgado y entonces colgué definitivamente. Supongo que tenía la esperanza de que no hubiera colgado, pero no era así, mi padre siempre iba con prisa, su empresa era lo primero y a veces me preguntaba por qué nos tuvieron a Naruto y a mí si nunca estaban con nosotros. Yo echaba de menos a mis padres y Naruto aún más. Sé que era mi culpa por lo que venían tan poco a vernos, cuando se enteraron de mi enfermedad fue un duro golpe para la familia, no lo asimilaron bien y aunque al principio siempre venían a verme, cuando empecé la quimioterapia, el dolor, los vomitos y la caída del cabello… dejaron de venir, creo que les resultaba muy duro y aún les resultaba difícil asimilarlo, ahora puede que se sintieran culpables de no haber estado a la altura en aquel duro momento y por eso me evitaban, pero yo no les culpaba, era una reacción, la gente reacciona de formas diferentes ante cada suceso, sé que intentaron estar a mi lado pero les superó la situación.

 

Me fui a clase tras colgar y saqué el cuaderno poniéndome a dibujar algo, no quería levantar la vista para encontrarme con mi profesor. Itachi dio su lección y como la vez anterior, pasó por mi lado y me cerró el cuaderno al ver que no le prestaba atención. Me sonrojé al verle y él disimuladamente me guiñó un ojo mientras seguía leyendo de su libro. Agaché la cabeza y quise que la tierra se me tragase allí mismo ¡Me había corrido en un sueño por él! Era un profesor, esto no podía ser.

 

Cuando sonó el timbre de salida al descanso recogí mis cosas con rapidez y me apresuré a salir de la clase antes de que Itachi pudiera decirme algo, pero se metió entre los alumnos y agarró mi brazo comentándome que me quedase unos minutos. Cuando todos salieron cerró la puerta de la clase y me miró, pero yo agaché la cabeza sin atreverme a mirarle.

 

- ¿Qué te ocurre hoy Dei? – me preguntó sorprendido levantando mi barbilla con dos dedos pero yo desvié la mirada al suelo aunque tenía la cabeza levantada.

 

- Nada – le dije.

 

- ¿Es por lo de tus padres?

 

- ¿Me has espiado?

 

- Pasaba por allí y lo escuché.

 

- No tenías derecho a escuchar mis conversaciones, son privadas – le dije apartando su mano de mi rostro y caminando con rapidez hacia la puerta.

 

- No es tu culpa – me dijo de golpe y me detuve con la mano en el pomo sin abrirla – creo que se sienten culpables porque no estuvieron a tu altura, tú fuiste fuerte, afrontaste la enfermedad pero ellos no supieron reaccionar, pero te quieren Dei, estoy seguro de ello.

 

- No es cierto – le dije llorando – nunca vienen a verme, sólo… trabajan – le dije llorando y él se acercó a mí girándome y abrazándome.

 

- Yo estoy y estaré siempre contigo Dei, como lo estuve en aquel hospital, siempre te amaré, tú eres la razón de que esté aquí, tú eres la razón de que mi corazón siga latiendo, te he encontrado y no voy a dejarte marchar de nuevo, quiero estar contigo.

 

- No puedes… eres profesor y yo tú alumno.

 

- Me da igual Dei – me dijo – sólo te necesito a ti para ser feliz.

 

- ¿Por qué me haces esto Itachi? – le pregunté con lágrimas en mis ojos, lágrimas que él limpió con una agradable sonrisa.

 

- Porque te amo, porque no puedo vivir sin ti, porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida, por tu fortaleza, tus sonrisas sinceras, tu valentía, tus ojos y porque podría pegarme toda una vida en este aula enumerándote las cualidades por las que me enamoré de ti.

 

Me lancé sin previo aviso a besarle y sé que no se lo esperaba pero ahora mismo hasta dentro de media hora nadie vendría por aquí, todos estaban en el descanso y lo que menos querían era volver al aula. Itachi colocó sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él besándome con más pasión, metiendo su lengua en mi boca explorándola por completo.

 

Itachi me levantó del suelo subiéndome encima de la mesa del profesor sin soltar mis labios de los suyos. Le deseaba tanto como él me deseaba a mí, no podía evitarlo y agarré su cabello enredando mis dedos en él. Tenía un cabello tan suave, tan fino. Creo que no estaba pensando con claridad, de hecho… pensaba hacerlo en esta misma mesa y me daba exactamente igual, sólo quería que el sueño que había tenido anoche con él se hiciera realidad.

 

Itachi bajó la bragueta del pantalón de mi uniforme y metió su mano tocando mi miembro. El contacto de su piel era incluso más suave de lo que yo había soñado esa noche, me excitaba, era igual de dulce y atento que en mi sueño, era igual de cálido y cuando miré sus ojos… le vi tan idéntico a mi sueño que supe que él jamás me haría daño, me quería y yo a él.

 

Gemí ahogando el sonido en su boca mientras él sonreía y seguía acariciando mi miembro a la vez que desabrochaba mi pantalón para bajarlo. Itachi metió sus dedos en su boca para llevarlos a mi entrada dilatándome. Le besé aún con más intensidad pero él se deshizo de mis labios agachándose hasta mi entrepierna y metiendo mi pene en su boca. Me agarré a la mesa cerrando los ojos y gimiendo mientras Itachi seguía con su faena de darme placer.

 

Su mano derecha abrió los botones de mi camisa tocando mi torso y excitándome cuando pellizcaba mis pezones con suavidad. Me corrí en su boca sin poder evitarlo pero él no se apartó aún viéndome lo sonrojado que estaba por el suceso, es más, me miró con una sonrisa y se relamió levantándose de golpe y besándome con pasión sin dejar de introducir sus dedos en mí.

 

- No hay que dejar pruebas ¿No crees? – me preguntó por lo de tragarse mi semen.

 

- No – le dije sin saber muy bien qué decir por la vergüenza del momento.

 

- Eres delicioso Dei.

 

- Me corrí contigo anoche – le dije de golpe por los nervios y me tapé la boca en cuanto lo solté, él sonrió.

 

- Saber que tienes esos sueños morbosos conmigo aún me excita más – me dijo besando mi torso y volviendo a subir para atrapar mis labios con los suyos – ahora no será un sueño Dei – me dijo susurrando mientras sentía como la punta de su miembro entraba en mí.

 

Me agarré a sus hombros y mordí su cuello tratando de no gritar del dolor, pero él no se detuvo hasta que estuvo completamente dentro. Después de todo lo que había pasado por mi enfermedad… esto no suponía nada para mí, sabía que quería estar con él y aguantaría lo que fuera.

 

- ¿Estás bien? – me preguntó y traté de sonreír.

 

- Sí – le dije besándole con ternura.

 

Empezó a moverse dentro de mí. Dolía al principio y luego llegó esa mezcla entre dolor y placer, era excitante pero doloroso, no sabía muy bien qué sentir, me gustaba y dolía… pero al final… acabó desapareciendo el dolor, mis paredes se adaptaban a su miembro que cada vez se agrandaba y ensanchaba por la excitación. Fue la primera vez que le escuché jadear y con un elevado grito apretando sus brazos en mis hombros, se corrió en mí.

 

Estaba disfrutando del momento cuando la puerta se abrió de golpe dejando ver al director y a mis padres en la puerta que me estaban buscando y me quedé con cara de asombro al verlos allí, aún estaba Itachi dentro de mí y creo que ellos se sorprendieron el doble. Yo me puse rojo como un tomate y me moví con rapidez sacando a Itachi de mí y vistiéndome saliendo tras mis padres que se marchaban de allí con rapidez. El director pidió hablar con Itachi y sé que nos iba a caer el pelo por esto.

 

- Papá – le llamé – por favor espera.

 

- Ve al coche, ahora te alcanzo – le dijo a mi madre y ella obedeció.

 

Cuando llegué hasta él me cruzó la cara de un bofetón y me quedé un segundo intentando asociar que me había pegado, supongo que me lo merecía, me había acostado con mi profesor en el aula.

 

- Vine aquí para darte una sorpresa, pero creo que la sorpresa me la he llevado yo ¿Cómo has podido acostarte con tú profesor? Es tu profesor Deidara – casi me gritó y me cogió del brazo con fuerza arrastrándome fuera de la visión de otros alumnos – ¿Que narices te crees que estabas haciendo? ¿Qué pasa por tu cabeza para acostarte con un profesor?

 

- Le amo – le dije – él es…

 

- Me da igual quien sea, tú no debías acostarte con él.

 

- Y tú no debías haberme abandonado en este internado – le grité enfadado – hace meses que no venías a verme, ni siquiera te acuerdas de llamar, sólo me llamas cuando tengo que darle las malas noticias a Naruto de que nos vas a dejar plantados de nuevo – mi padre levantó la mano para golpearme y yo cerré los ojos colocando las manos delante intentando protegerme pero el golpe no llegó, le vi bajar la mano.

 

- No me eches a mí la culpa de esto Deidara… mis errores no son los que te han conducido a ese profesor.

 

- Siempre estoy solo y él es el único amigo que he tenido, lo conozco desde el hospital, le amo papá – intenté explicarle.

 

- No volverás a verle, a partir de ahora de clase a tu habitación y hablaré seriamente con el internado para que no te pierdan ojo de encima, no quiero que otro profesor pueda seguir abusando de ti.

 

- No ha abusado de mí – le grité – ya te he dicho que le amo, lo hice porque quise.

 

No seas ingenuo Deidara… eres un crío aún para saber sobre el amor. Regresa a tu habitación, esta discusión ha terminado, no volverás a verlo.

 

- Papá por favor… - le dije llorando – no me separes de él, haré lo que quieras pero no me apartes de Itachi.

 

- Haberlo pensado antes de acostarte con él – dijo marchándose y dejándome allí solo.

 

Después de aquello… las semanas pasaron y volví a quedarme solo en este internado, Naruto a veces me intentaba animar pero yo pasaba el día tumbado en la cama llorando y triste, ni siquiera me molestaba en asistir a clases y era mi hermano quien siempre me subía las bandejas de comida… comida que apenas tocaba. Me habían arrebatado lo único que le daba sentido a mi vida, porque Itachi había sido despedido, no volvería a dar clases en esta institución.

 

Mi padre no quería hablar conmigo, pero yo tampoco quería hablar con él y hasta rehusé hablar con mi madre, no quería saber nada de ellos, me daba igual todo. Un día saliendo de la ducha escuché a Naruto hablar con su novio, Sasuke le comentaba que mi hermano estaba también dolido por cómo habían resultado las cosas.

 

- ¿Crees que se le pasará? – preguntó Naruto a Sasuke sobre mí.

 

- Dale tiempo – le dijo Sasuke – de todas formas… Mi hermano siempre consigue lo que quiere, sé que no se rendirá, ama a tu hermano. Itachi está loco por él, ha puesto sus ojos en tu hermano y te aseguro… que acabará con él sea como sea.

 

Salí de detrás de la puerta desde donde les había escuchado y me tumbé con albornoz y todo en mi cama. No quise ni taparme total… todo me daba igual. Sé que Naruto y Sasuke me miraban entristecidos de verme con este bajo ánimo, pero es que en la vida no solía pasarme nada bueno y para una vez que por fin… pasaba algo de lo que estaba feliz, me lo arrebataban.

 

La puerta de la habitación se abrió de golpe y me sorprendí al escuchar la voz de mi padre. No sé qué hacía aquí, pero yo no me giré aunque Naruto trató de hablar. Mi padre le dijo a Naruto que luego hablarían haciéndole callar y le comentó que saliera de la habitación, quería hablar conmigo en privado.

 

- Dei – me llamó sentándose en la cama a mi lado – vamos Dei – comentó tocando mi largo y mojado cabello con suavidad – habla conmigo.

 

- ¿Por qué debería? – le pregunté – nunca estás cuando quiero verte y ahora que no quiero ya has venido dos veces.

 

- Quiero explicarte muchas cosas Dei.

 

- ¿De qué?

 

- De tú hospitalización, del cáncer que tuviste, del transplante que sufriste… de todo – me dijo y me incorporé un poco apoyando mi espalda contra el cabecero de la cama mientras Minato me tocaba la pierna con cariño. Fue entonces cuando vi su sonrisa triste.

 

- ¿Qué le pasa a mi hospitalización?

 

- Sé que piensas que no estuvimos contigo en aquel tiempo, que no te queríamos o que no aguantábamos verte así, pero no es cierto Dei, todo eso te lo imaginaste, es normal, eras sólo un niño y estabas aterrado. Siento no haber estado más tiempo contigo en el hospital, pero teníamos que pagar tu tratamiento, no era nada barato y tu madre y yo trabajamos mucho para poder costearlo, eso nos alejó del hospital y lo siento, pero sólo pensaba en salvar tu vida en aquel momento.

 

- ¿Por qué nunca me lo dijiste?

 

- No creí que llegases a pensar que no te queríamos – me dijo – Te adoro igual que adoro a Naruto, sois los niños de nuestros ojos y queríamos que tuvierais lo mejor en la vida. El trabajo sólo es trabajo Dei, lo hacemos para pagaros vuestros estudios, los mejores para que tengáis el mejor futuro posible, para pagaros los tratamientos si caéis enfermos o lo que sea que necesitéis. Te quiero muchísimo Dei y lamento no haber visto antes que necesitabas escucharlo, ese es mi error.

 

- ¿Por qué me cuentas esto ahora? ¿Crees que es malo que salga con Itachi? – le pregunté.

 

- No es ético que salgas con un profesor – me dijo – y me pillaste por sorpresa aquel día. Lamento haberte pegado y que pensases que no te quería, tampoco querías cogerme el teléfono así que aquí estoy. Yo siempre estaré aquí para cuando me necesites.

 

- No entiendo por qué ahora me dices todo esto – le dije a punto de llorar – pero supongo que yo también lamento haber pensado esas cosas de ti, eres un gran padre – le dije – pero amo a Itachi.

 

- Lo sé y te cuento esto porque tienes un novio bastante convincente a la hora de hablar.

 

- ¿Novio? – pregunté dudando, yo no tenía novio.

 

La puerta se abrió de golpe y apareció Itachi allí sacándome una sonrisa al momento. Mi padre me miró antes de abrazarme y me acarició el cabello dándome un beso protector en la frente.

 

- Puedes estar con él. Ya te dije que era muy convincente. Vino a verme y me contó cómo te sentías, me contó lo que pensabas, la próxima vez, habla conmigo antes de pensar esas cosas ¿Vale? Ahora ve a disfrutar, yo me marcho.

 

- Gracias papá – le dije abrazándole antes de salir corriendo por encima de la cama y lanzarme hacia Itachi que me cogió al vuelo.

 

Mi padre se marchó de allí y yo no podía pensar en otra cosa que en abrazar a Itachi, no quería soltarle por miedo a que todo esto fuera una ilusión, un mal sueño del que despertaría y en el que me encontraría como hasta ahora. Lloré de la emoción de estar con Itachi de nuevo y él me dejó sobre la cama sentándose a mi lado.

 

- Vamos Dei, deja de llorar, estoy aquí, en tu habitación – me dijo sonriendo.

 

- Pero ya no eres profesor.

 

- No en este internado, pero estoy dando clases en otro colegio – me dijo – y te amo, que es lo más importante.

 

- ¿Fuiste a hablar con mi padre?

 

- Alguien debía ir. Es un padre comprensible, me escuchó atentamente todo ese tiempo y estuvo muy afligido cuando se enteró de lo que pensabas que había pasado. Ya te dije que tus padres te querían, yo los veía en el hospital cuando tú dormías, hablaban siempre con el médico y hacían cuentas, trabajaban para pagarte el tratamiento y eso les mantenía alejados de ti, pero estas vivo, tienes ese transplante y te adoran, ellos no habrían dejado que te pasase nada, te quieren con locura y creí que debías saberlo.

 

- Gracias – le dije abrazándole – gracias Itachi.

 

- Y… yo también te amo Dei – me dijo sonriendo apartándome un mechón mojado del rostro – te amo con locura y quiero que cuando acabes de estudiar, te vengas a vivir conmigo, ya he hablado con tu padre. Aunque… ya no podré ser tu profesor – dijo riéndose y yo sonreí también.

 

- Te amo Itachi – le dije besándole con pasión y me alegraba de que mi padre hubiera echado de la habitación a Naruto, supuse que para darme a mí la sorpresa del reencuentro y aprovechar para pasar un tiempo él con mi hermano.

 

Itachi se tumbó con lentitud sobre mí y recordé aquel sueño que tuve, por un momento pensé que eran idénticos ese Itachi imaginado por mí y éste, él siempre tan tierno y dulce. Acarició mi piel, mis brazos y hasta levantó un poco mi albornoz cuando sus manos delineaban mis piernas.

 

- Eres increíblemente seductor – me dijo sonriendo – me vuelves loco Dei.

 

Itachi metió su mano bajo el albornoz tocando mis huevos, cogiéndolos y masajeándolos como quiso mientras yo gemía de la excitación. Creo que le gustaba el albornoz, para él era muy accesible. Jadeé en su oído cuando se tumbó sobre mí besándome con pasión, colando su mano libre por la abertura del albornoz por mi pecho pellizcando mis pezones y yo enredé mis manos en su cabello jugando y acariciando su nuca.

 

Estaba encima de mí y vi como se quitaba la camiseta mostrándome ese cuerpo perfecto y atlético que tenía, creo que yo nunca llegaría a tener un cuerpo tan perfecto como el de él y mi cicatriz por el transplante aún me daba un poco de vergüenza mostrarla, pero él la descubrió abriendo el albornoz por completo dejándome desnudo frente a él y yo me apresuré a tapar la cicatriz con mi mano.

 

- Shh, aparta las manos Dei, sigue siendo preciosa.

 

- Es sólo una cicatriz, es horrible.

 

- Estás vivo y es gracias a esa cicatriz, a ese transplante – me dijo – déjame ver a la causante de que hoy pueda estar aquí contigo – me sonrió y aparté un poco mis manos pero él las cogió apartándolas más y besando mi cicatriz.

 

Sus dedos viajaron hasta mi boca y me pidió que los lubricara, ya sabía lo que deseaba de mí y yo lo deseaba también con locura, quería volver a tenerle dentro de mí, quería volver a ser suyo y esta vez… a ser posible sin problemas al finalizar. Aproveché en ponerme de rodillas frente a él tomando su miembro y metiéndolo en mi boca dándole placer mientras él introducía sus dedos en mí con suavidad. Esta vez por suerte… hasta se acordó de traer lubricante y eso lo agradecí mucho. Itachi gemía por la excitación que le estaba dando y sacó su miembro de mi boca colocándose tras de mí pero cuando fui a moverme me dijo que me agachase más dejándole el trasero a plena disposición.

 

- Me gusta así – me dijo con una gran sonrisa – hoy serás mi perrito Dei – me comentó burlón.

 

Entró en mí y el lubricante hizo su efecto, entró directo hasta el fondo y gemí al sentirlo tan hondo. Creo que esta postura iba a hacerme gritar como nunca, porque sentía que estaba más dentro que la última vez. Se movió en mí primero lentamente y luego más rápido hasta que los dos empezamos a gemir, a jadear y a gritar. Disfrutaba con él y él conmigo ¿Qué más podía pedir? Había sido mi profesor y ahora era mi amante… mi novio y esperaba… que mi futuro esposo en un lejano futuro, porque ya no podía ver mi vida sin él.

 

Su mano cogió mi miembro dándome aún más placer, creo que todo el internado iba a enterarse de lo que estábamos haciendo si no paraba de gritar, pero no podía, el placer era inmenso hasta que me corrí en su mano dejando caer mi cuerpo en la cama tumbado y era Itachi quien terminaba en mí tumbándose también a mi lado acariciando mi espalda.

 

- Te amo Dei, te amo con locura.

 

- Y yo a ti… mi pervertido profesor – le dije sonriendo y él sonrió también entendiendo perfectamente mis palabras… todo había empezado… porque mi profesor me dio un beso en la enfermería.

 

 


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